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LA DEMANDA DE NULIDAD
I. INTRODUCCIÓN
Nos ha correspondido desarrollar el tema de las demandas de nulidad, como medio típico
de impugnación en el proceso contencioso administrativo, el cual expusimos también en las
Jornadas de Derecho Contencioso Administrativo, celebradas en el año 2006, en Homenaje
al Profesor Luis Henrique Farías Mata, en la ciudad de Barquisimeto. Hoy, este tema lo
analizamos, a la luz de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, de
junio de 2010 (“LOJCA”). Cabe destacar que en aquella ocasión, el aspecto procesal de este
medio de impugnación se encontraba regulado en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia del 2004[2], la cual fue derogada por la vigente Ley en octubre de 2010.
Por lo que se refiere a sus orígenes, es menester reiterar que la demanda de nulidad
encuentra sus antecedentes inmediatos en el recurso por exceso de poder del contencioso
administrativo francés, un recurso esencialmente objetivo, a lo cual se contrapone el recurso
de nulidad en Venezuela, en el que siempre se destacaron aspectos subjetivos, hasta
convertirse en un verdadero contencioso de partes, lo cual ha llevado a esta nueva
denominación legal en la que este medio de impugnación se define como una demanda de
nulidad.
2. Se ejerce contra los actos administrativos unilaterales, bien sean de efectos generales o
particulares.
3. Sólo puede intentarse por motivos jurídicos, es decir, que el fundamento de impugnación
ha de ser la inconstitucionalidad o ilegalidad del acto.
5. Es de orden público, lo cual tiene dos significados: (i) Procede contra todo tipo de actos
administrativos, por ende, no es necesario que un texto especial consagre la posibilidad de
ejercer la demanda de nulidad para una determinada categoría de actos. (ii) Nadie puede
renunciar por anticipado al derecho de incoar esta demanda.
7. Las sentencias dictadas con ocasión del ejercicio de estas demandas tienen, al menos en lo
que respecta a las decisiones de anulación, efectos erga omnes. (v. Sentencia de la Sala
Político-Administrativa del 19 de septiembre de 2001, Caso: Jaime Manzo Manzo y otros vs
Decreto N° 1.011).
El ámbito material de las demandas de nulidad ha sido estudiado atendiendo a dos nociones
fundamentales producto de nuestro sistema contencioso administrativo, a saber: (i) el acto
administrativo expreso (actos administrativos definitivos, de trámite, de efectos particulares
o generales, unilaterales o vinculados a una relación contractual y los actos de autoridad), (ii)
el silencio administrativo (el acto presunto), (iii) acto administrativo tácito y, (iv) los
reglamentos, que algunos incluyen en la categoría de los actos generales, pero que otra
doctrina los considera como categoría especial debido a su carácter normativo y creador de
derecho.
Por lo que se refiere al acto expreso, se acepta la posibilidad de incoar demandas de nulidad
frente a decisiones expresas de la Administración enmarcadas dentro del concepto legal de
acto administrativo previsto en el artículo 7 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos, o el jurisprudencial conceptuado en forma pacífica y reiterada como aquella
manifestación de voluntad unilateral de carácter sub-legal que tiende a producir efectos
jurídicos determinados traducidos en la creación, modificación o extinción de una situación
jurídica individual o general o la aplicación a un sujeto de derecho de una situación general
(Cfr. Sentencia de la Sala Político-Administrativa del 9 de noviembre de 1993. Caso: Varios
vs Consejo Municipal del Municipio Autónomo Sotillo del Estado Anzoátegui).
Esta noción de acto administrativo debe ser entendida en un grado tal de amplitud, conforme
a la interpretación que impone el principio de la universalidad de control del contencioso
administrativo. Razón tenía el maestro FARÍAS MATA cuando en las XVIII Jornadas “J.M.
Domínguez Escovar”, al hacer referencia a este tema, señaló que la tendencia del sistema
contencioso administrativo estaba orientada a la revisión de todos los actos administrativos
dictados por cualquier Poder del Estado y a la desaparición paulatina del catálogo de los
llamados “actos excluidos”. Así como él lo predecía, puede afirmarse que en la actualidad,
nadie vacila en afirmar que todos los actos administrativos expresos están sujetos al control
de la jurisdicción contencioso administrativa; sólo en ciertas ocasiones pudo discutirse, como
ha ocurrido en materia laboral respecto de los actos dictados por la Inspectoría del Trabajo,
a quién correspondía la competencia, si al propio juez contencioso administrativo o al juez
de la materia laboral. Este problema que es de vieja data, y tuvo por años soluciones diversas,
ha sido últimamente zanjado mediante sentencia dictada por la Sala Constitucional, la cual
estableció que la competencia corresponde a los tribunales laborales.
De esta forma puede afirmarse que dentro del ámbito material de las demandas de nulidad
se incluye: 1. Acto administrativo expreso y sus distintas manifestaciones (actos
administrativos de efectos particulares, definitivos y de trámite, en ciertos supuestos; de
efectos generales, vinculados a una relación contractual y de autoridad).2. Acto
administrativo presunto (silencio administrativo). Por acto administrativo presunto se
entiende la ficción legal de pronunciamiento frente al silencio de la Administración.3. Acto
administrativo tácito, es decir, aquellas manifestaciones de voluntad de la Administración
que se deducen de actuaciones positivas y colaterales vinculadas al caso concreto y que son
desarrollados por ella misma.4. Reglamentos, definidos por el Profesor Ramón Parada como
“…toda norma escrita con rango inferior a la Ley dictada por una Administración
pública…”.
Estos Juzgados son competentes para conocer de las demandas de nulidad de los actos
administrativos de efectos generales o particulares dictados por autoridades nacionales,
distintas a las mencionadas en la competencia de la Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia (numeral 5 del artículo 23 de esta Ley), cuyo conocimiento no esté
atribuido a otro tribunal en razón de la materia. También, en materia de nulidad, conocerán,
por vía de apelación los juicios de nulidad que en primera instancia se tramiten por antes los
Juzgados Superiores Estadales (artículo 24 de la LOJCA).
Les corresponde, por ende, el control de los actos de autoridades medias y bajas de la
Administración central y de los entes descentralizados y actos de autoridad. No obstante,
cabe destacar que en el caso concreto de los actos administrativos dictados por las
Universidades en materia funcionarial, la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo,
modificando su criterio reiterado, estableció que la competencia para conocer de los mismos
corresponderá a los Juzgados Superiores Estadales Contencioso Administrativos.
Conforme al artículo 25 de la LOJCA estos Juzgados son competentes para conocer de las
demandas de nulidad contra los actos administrativos de efectos generales o particulares,
dictados por las autoridades estadales o municipales de su jurisdicción, con excepción de las
acciones de nulidad ejercidas contra las decisiones administrativas dictadas por la
Administración del trabajo en materia de inamovilidad, con ocasión de una relación laboral
regulada por la Ley Orgánica del Trabajo (Sentencia Nº 955 del 23 de septiembre de 2010);
también se les atribuye el conocimiento de las demandas de nulidad contra los actos
administrativos de efectos particulares concernientes a la función pública, conforme a lo
dispuesto en la ley y las apelaciones de las decisiones de los Juzgados de Municipio de la
Jurisdicción Contencioso-Administrativa, entre otros.
La LOJCA es el primer instrumento legal especial que regula las demandas de nulidad
ejercidas en el contencioso administrativo, remplazando la regulación establecida en la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia del año 2004.
b. El interés legítimo: Derivado de la especial situación de hecho del particular frente al acto
administrativo contrario a derecho; situación ésta que lo hace más sensible que el resto de los
administrados frente a un posible desconocimiento del interés general por parte de la
Administración al violar la Ley, grado que igualmente legitima al particular para recurrir
contra actos de efectos particulares.
e. Los intereses colectivos: Se refieren a los intereses de un grupo determinable como tal,
aunque no cuantificable o individualizable y respecto de los cuales puede existir un vínculo
jurídico común. (i.e. grupos gremiales, asociaciones vecinales, etc), grado que legitima al
particular para recurrir contra actos de efectos particulares, en representación de esos
intereses.
f. Los intereses difusos: Son los que se refieren a un bien o derecho que atañe a la
comunidad, asumido por un cúmulo de ciudadanos que no conforman un sector cuantificable
o particularizado y entre los cuáles no existe un vinculo jurídico común, de modo que la
afectación de todos ellos deriva de razones de hecho contingentes. Surge de una prestación
indeterminada cuya omisión afecta a todo el colectivo sin distinción. Se refieren a un bien
indivisible, en el sentido de que es insustituible de división de cuotas o fracciones
adjudicables a cada uno de los intereses. Este grado que también legitima al particular para
recurrir contra actos de efectos particulares, en representación de esos intereses.
Respecto a la legitimación pasiva, esto es, la cualidad para ser parte demandada, los
tribunales continúan manteniendo su criterio conforme al cual la Administración autora del
acto es siempre parte necesaria y natural, por cuanto es sobre su esfera que habrá de actuar
el efecto de la sentencia, y puede intervenir en cualquier etapa del proceso. El legitimado
pasivo será aquel que sea capaz (en el sentido que tenga la potestad y la competencia) de
satisfacer la pretensión del recurrente y de dar ejecución a la sentencia del juez. La LOJCA
prevé en la demanda de nulidad, en el artículo 78, la notificación de: (i) el representante del
órgano que haya dictado el acto; (ii) el Procurador y el Fiscal General de la República y (iii)
Cualquier otra persona, órgano o ente que deba ser llamado a la causa por exigencia legal o
a criterio del Tribunal.
6.6.2. CADUCIDAD
De conformidad con el artículo 32 de la LOJCA, las acciones de nulidad caducarán
conforme a las reglas siguientes:
2. Cuando el acto impugnado sea de efectos temporales, el lapso será de treinta días
continuos. Conviene señalar que la diferencia entre actos administrativos de efectos
particulares permanentes y los de efectos temporales deviene en que estos últimos ordenan
acciones de cumplimiento inmediato o breve.
3. Las acciones de nulidad contra los actos de efectos generales dictados por el Poder Público
podrán intentarse en cualquier tiempo.
4. Las leyes especiales podrán establecer otros lapsos de caducidad. Como ejemplos se
encuentran las siguientes leyes: (i) Código Orgánico Tributario: Veinticinco (25) días
hábiles;(ii) Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y
Servicios: Noventa (90) días continuos;(iii) Ley de Instituciones del Sector
Bancario: Cuarenta y cinco (45) días continuos;Ley para Promover y Proteger el
Ejercicio de la Libre Competencia: Cuarenta y cinco (45) días continuos.
En los juicios de nulidad de actos de efectos particulares no será obligatorio librar el cartel
de emplazamiento, salvo que razonadamente lo justifique el tribunal. El artículo 81 de la
LOJCA dispone que el cartel debe ser retirado por el demandante dentro de los tres días de
despacho siguientes a su emisión y que deberá publicarlo y consignar la publicación dentro
de los ocho días de despacho siguientes a su retiro. Anteriormente, conforme al artículo 21,11
de la derogada Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, el único lapso con el que
debía cumplir el recurrente era con el de consignar el cartel dentro de los tres (3) días
siguientes a su publicación y, en caso de que no se cumpliese con tal exigencia, el recurso se
entendería como desistido. Ahora el artículo 81 de la LOJCA precisa el incumplimiento de
cualquiera de las cargas previstas (retiro, publicación o consignación), dará lugar a que el
tribunal declare el desistimiento del recurso y ordene el archivo del expediente, salvo que
dentro del lapso indicado algún interesado se de por notificado y consigne su publicación.
6.8. PRUEBAS
El aparte 83 de la LOJCA establece que las partes podrán promover las pruebas que
consideren pertinentes durante la celebración de la audiencia de juicio. Los lapsos de la etapa
probatoria serán: tres (3) días de despacho para oposición; tres (3) días de despacho para
admisión y diez (10) días de despacho para evacuación. La prórroga será por una (1) sola
vez y de diez (10) días de despacho del lapso de evacuación.
Respecto a los medios de prueba admisibles, la LOJCA no contiene previsiones, de allí que
por aplicación supletoria del artículo 395 del Código de Procedimiento Civil, serán medios
de prueba admisibles aquellos contemplados en el Código Civil, Código de Procedimiento
Civil y las demás leyes de la República, previendo la posibilidad que tienen las partes de
valerse de cualquier otro medio de prueba no prohibido expresamente por la ley, y que
consideren conducente a la demostración de sus pretensiones.
Cabe destacar que en esta materia una de las sentencias más importantes durante estos
últimos diez años ha sido la dictada por la Sala Político-Administrativa en la que se definió,
por vez primera en nuestro derecho, la noción de documento administrativo. Antes, existían
criterios disímiles en relación a su naturaleza y a la oportunidad en que debían ser evacuados.
Algunos, los asimilaban a los instrumentos públicos, caso en el cual podían ser presentados
hasta los informes. Otros, por el contrario, los equiparaban a los documentos privados, por
lo cual debían ser presentados dentro del lapso de promoción. La cuestión fue dilucidada por
la sentencia al disponer que los documentos administrativos constituyen una tercera categoría
de documentos, que por contener una declaración administrativa emanada de un funcionario
de la Administración Pública en el ejercicio de sus funciones, poseen una presunción de
veracidad, legitimidad y autenticidad que es consecuencia del principio de ejecutoriedad y
ejecutividad de los actos dictados por la Administración. Tal presunción de legitimidad y
autenticidad puede ser desvirtuada mediante prueba en contrario. De allí su diferencia con
los documentos públicos, que sólo pueden ser impugnados por la vía de la tacha de falsedad,
y con los documentos privados, que pueden ser desconocidos por la parte contra quien se
opongan. Por consiguiente, al no ser documentos públicos ni privados, constituyen una
categoría aparte respecto de la cual resultan aplicables las disposiciones generales del Código
de Procedimiento Civil en materia probatoria, esto es, que los mismos deben anunciarse en
la fase de promoción y producirse en la fase de evacuación.
6.9. INFORMES
De conformidad con el artículo 85 de la LOJCA dentro de los cinco (5) días de despacho
siguientes al vencimiento del lapso de evacuación de pruebas, si lo hubiere, o dentro de los
cinco días de despacho siguientes a la celebración de la audiencia de juicio, en los casos que
no se hayan promovido pruebas o se promovieran medios que no requieran evacuación, se
presentarán los informes por escrito o de manera oral si alguna de las partes lo solicita.
El Trámite (art. 105 LOJCA) esuna vez recibida la solicitud de medida cautelar, se
ordenará la apertura de un cuaderno separado y se dictará un pronunciamiento dentro de los
cinco días de despacho siguientes. Para la Oposición (art. 106 LOJCA) hay una remisión
expresa al Código de Procedimiento Civil, como ya lo había hecho la jurisprudencia en
ausencia de una norma expresa.
6.11. LA SENTENCIA
Por otra parte, la ejecución efectiva de los fallos deriva no sólo de la facultad
restablecedora del juez contencioso, sino de la autonomía e independencia que presupuesta
el Poder Judicial como verdadera rama del Poder Público y equilibrio frente a los otros
poderes que está llamada a controlar. De allí que la jurisprudencia (Sentencia de la Sala
Político-Administrativa del 18 de julio de 2000. Caso CANTV) haya señalado que el derecho
a la ejecución de sentencias se encuentra informado por una serie de principios cuya
inobservancia por el Estado acarrea su responsabilidad. Estos principios son:
En el caso de los Municipios se aplicarán las normas de la ley especial que rige el Poder
Público Municipal y supletoriamente el procedimiento previsto en la LOJCA. A estos efectos
la Ley Orgánica del Poder Público Municipal (artículos 157 y 158) contempla un
procedimiento muy similar, siendo que es éste el que inspiró el procedimiento de ejecución
de sentencias contra la República que luego se reguló en la Ley Orgánica de la Procuraduría
General de la República.
Para la ejecución de sentencias contra los particulares (ART. 111 LOJC) se aplicará lo
previsto en el Código de Procedimiento Civil (Art. 523 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil).
RESUMEN
En materia probatoria una de las sentencias más importantes los últimos diez años, ha
sido una dictada por la Sala Político-Administrativa en la que se definió, por vez primera en
nuestro derecho, la noción de documento administrativo.