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A principios del siglo VIII los árabes-musulmanes, que ya dominaban todo el norte de
África, iniciaron la conquista de la Península Ibérica, puente de entrada a Europa. La
debilidad de los visigodos les permitió apoderarse fácilmente del territorio peninsular, donde
crearon un estado que recibió el nombre de Al-Andalus y que se mantuvo durante ocho siglos,
desde el año 711 hasta 1492.
Posterior a la Conquista:
Tras la conquista, sus fronteras fueron progresivamente empujadas hacia el sur, hasta la toma
de Granada por los Reyes Católicos en 1492, que puso fin al poder islámico en la península
ibérica, aunque la mayor parte de la población musulmana quedó en la península, unos
convirtiéndose al catolicismo y otros, con creencias más arraigadas, marcharon a las cumbres
de Sierra Nevada hasta su definitiva expulsión. Más adelante, después de la unión dinástica
de las Coronas de Corona de Castilla y Aragón y las conquistas de Granada y la mayor parte
del Reino de Navarra, se empezó a llamar España a los territorios resultantes.
Arquitectura:
Cada monumento, ya sea palacios o fortalezas, muestra una importante influencia y marca
de la invasión árabe sobre España que, a día de hoy se siguen preservando como historia
dentro de la actualidad.
Cultural: como la alquimia, el álgebra, el ajedrez, el uso de las cifras arábigas en sustitución
de los números romanos, la idea del cero, o la filosofía aristotélica. / Musical: de
instrumentos y melodías que darían paso más tarde a la guitarra o al flamenco / Culinario:
Por no hablar de la cocina, el uso de las hierbas y especias y la importancia del garbanzo /
Literario: Las literaturas europeas adoptarán elementos aislados de la cultura oriental,
principalmente aquellos contenidos ya en el pensamiento occidental, aunque no
desarrollados todavía, por ejemplo, el romanticismo, y otros que, por su brillantez y
colorido atraían la imaginación popular.
Aporte Lingüístico:
La influencia árabe dentro de la lengua española fue realmente importante, sobre todo en el
léxico, por el gran número de presencia arabófona en la península ibérica entre los años 711
y 1609. Esta influencia fue más notoria en el sur y este del territorio controlado por los árabes.
El árabe era la lengua dominante en estos territorios y la lengua vecina para los reinos
cristianos septentrionales. El resultado en el español actual son muchos topónimos,
sustantivos y nombres propios.
Por un lado, hay la lucha contra los musulmanes en la propia Península Ibérica. Por otro,
siempre está presente el enfrentamiento con el islam en el Mediterráneo oriental.
Los términos para referirse al enemigo varían, pero casi siempre con un matiz religioso. A
veces se les designa, de una forma más bien incorrecta, como «paganos». En otras ocasiones
se les llama «infieles». Sin embargo, lo más habitual es que se los identifique claramente
como musulmanes o seguidores de la religión islámica. Al final de la Edad Media la guerra
santa en la Península se reduce prácticamente al reino musulmán de Granada.