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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

ESCUELA DE POSGRADO

FACULTAD DE PSICOLOGIA

CRIANZA POSITIVA COMO BASE PARA EL DESARROLLO EMOCIONAL


DEL NIÑO DE 0 A 3 AÑOS.

TRABAJO FINAL DE BASES DE LA ESTIMULACION E INTERVENCION


TEMPRANA.

SEGUNDA ESPECIALIDAD INTERVENCION TEMPRANA EN NIÑOS CON Y


SIN NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES.

PROFESORA: MG. YANNET VALENCIA CHACÓN

ALUMNOS:

PAOLA GOMEZ
MIRIAN JARA
KERLY PACHAS
SONIA ZAMORA
ENRIQUETA CÓRDOVA

LIMA – PERÚ

2019
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Crianza Positiva Como Base para el Desarrollo Emocional del Niño de 0 a 3 Años.

Paola Gómez

Miriam Jara

Kerly Pachas

Sonia Zamora

Enriqueta Córdova

Resumen

La presente investigación considera diversos estudios previos sobre la crianza


positiva y su impacto en el desarrollo emocional del niño, como base que sustenta el
impacto de la crianza positiva sobre el desarrollo emocional del niño de 0 a 3 años.
Desde los diferentes aportes tomados en cuenta se pretende concebir y se sustenta que la
crianza positiva es la base del desarrollo emocional del niño, así pues la crianza positiva
surge como una herramienta para la familia y a través del presente documento de
investigaciones contemplamos los criterios, bases, características y ventajas de la
crianza positiva a favor del desarrollo emocional; además de tener en cuenta también el
crecimiento y desarrollo cerebral durante los 3 primeros años de vida. Concluimos que
los afectos de la práctica de la crianza positiva fomentan un desarrollo emocional
significativo para el niño.

Palabras claves: Crianza positiva, niño, desarrollo, emocional


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Introducción

La familia es el primer círculo social del niño, es decir, el primer entorno que
rodea al niño, las primeras experiencias en la vida del niño tienen lugar dentro del
hogar; a su vez la familia tiene la responsabilidad de saciar esas primeras experiencias
que resulten significativas para el desarrollo del niño. A partir de ello consideramos que
a lo largo de la vida el niño, futuro hombre, necesita una serie de habilidades para
desenvolverse con éxito en distintas circunstancias, habilidades como el buen
comportamiento, el respeto mutuo, el sentido de la colaboración, entre otras más, que
están directamente relacionados con el desarrollo emocional del niño. Frente a lo
expuesto nos preguntamos cómo la familia construye y fomenta la adquisición de dichas
habilidades, como parte del desarrollo emocional, para garantizar que el niño se
desenvuelva con éxitos, así también posea las habilidades sociales que a futuro le den la
oportunidad de continuar desarrollándose.

Por un lado, se encuentra la familia con la gran responsabilidad de educar al niño


y dotarle lo necesario para ser una persona de bien; por otro lado la necesidad del niño
de contar con un equilibrio emocional que le permita auto valerse en lo sucesivo de su
vida. Motivadas por la interrogante mencionada a través del presente trabajo
proponemos la “crianza positiva” como la respuesta, manera o modo que necesita la
familia para construir el desarrollo emocional del niño. Es así nuestra hipótesis queda
plasmada de la siguiente manera “la crianza positiva es la base para el desarrollo
emocional de niño”, situándonos en la primera infancia, el presente estudio se denomina
“crianza positiva como base para el desarrollo emocional del niño de 0 a 3 años”.

A través de la presente investigación sustentamos las diferentes características,


beneficios y más que conlleva la práctica de la crianza positiva en favor del desarrollo
emocional, para finalmente dotar al niño de una serie de habilidades que harán que se
desenvuelva con éxito.
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Desarrollo

La disciplina o crianza positiva es un concepto que empiezan a desarrollar Alfred


Adler y Rudolph Dreikurs; quienes pensaron en desarrollar una teoría, la cual permitiera
mejorar las relaciones interpersonales de cada individuo. Buscaron que todos los niños
sintieran que eran capaces de ser ganadores en sus vidas, por medio de la
responsabilidad y espíritu de cooperación, de esta forma se generaría destrezas para la
solución de problemas y autodisciplina (Fernández, 2007).

La crianza positiva busca incitar a los niños a generar un comportamiento seguro


y socialmente responsable, que les permita desarrollar aptitudes positivas por ellos
mismos, como por ejemplo el respeto por los sentimientos y la propiedad de los demás
(Children´s home society of California, 2007).

Es una herramienta que permite al padre y/o cuidador entender la actitud del niño
en un momento de mal comportamiento, favoreciendo así la comunicación a través del
diálogo para explicar y enseñar con un lenguaje claro y sencillo (acorde para su edad)
que su actuar está siendo equívoco y de esta manera lograr que el niño comprenda lo
que es correcto (Save the children, 2016). La Disciplina Positiva se basa en la
comunicación, el amor, el entendimiento y la empatía para disfrutar de las relaciones
familiares y da herramientas a los padres y/o cuidadores para entender el
comportamiento de sus hijos (incluso cuando no es adecuado) y reconducirlo con
respeto, sin luchas de poder y siempre positiva (Disciplina Positiva España, 2015).

La crianza Positiva no incluye el control excesivo ni la permisividad. Se basa en


el respeto mutuo y la colaboración, todo con la intención de enseñar al niño
competencias básicas para la vida. Este método les enseña y permite a los padres y/o
cuidadores a entender la conducta incorrecta de los niños; y así, brindarles a los niños
actitudes positivas y enseñarles a tener buena conducta, responsabilidad y habilidades
interpersonales (Disciplina Positiva España, 2015).

Clara Torres Méndez, “En el contexto suramericano, la crianza se ve como un


proceso en el que los padres (parte activa) “moldean” al niño (parte pasiva) de acuerdo
con sus criterios y expectativas. Esta concepción enfatiza la idea de que el niño es un ser
indefenso y asocial y que la tarea del adulto es enseñar habilidades para su
socialización” (Duque-Páramo, enero - junio 2008).
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La crianza positiva hace referencia al aprendizaje y las relaciones que se forman


entre padres e hijos. Ayudándoles a desarrollarse de forma adecuada y a relacionarse de
forma constructiva y no violenta con los demás. Además, aumenta los logros
académicos y las expectativas sobre el futuro, les inculca autoestima y confianza en sí
mismos y reduce los problemas de conducta. La crianza positiva fomenta la relación
entre padres e hijos basada en el respeto mutuo, ayudar a que los pequeños se
desarrollen de forma adecuada, y que además los hijos se críen para que sepan
relacionarse con los demás de forma no violenta y constructiva. Es importante elogiar el
buen comportamiento, estableciendo normas claras, escuchar a los hijos realmente,
trabajar en equipo y por supuesto usar la disciplina positiva en lugar del castigo
psicológico o físico. Por tanto, la crianza positiva es la crianza que reconoce a los niños
como individuos con derechos que se deben respetar (Disciplina positiva España, 2015).

Durante los primeros años de vida, considerados por muchos como un período
único del desarrollo humano, los padres asumen una importancia especial. Mientras que
los padres guían a sus hijos desde una dependencia total hasta las primeras etapas de
autonomía, sus estilos de crianza pueden tener efectos tanto inmediatos como duraderos
en el funcionamiento social de los niños en áreas que van desde el desarrollo moral,
emocional, juegos entre pares, hasta el desempeño académico. (Disciplina positiva
España, 2015).

Garantizar los mejores resultados posibles en el desarrollo de los niños requiere


que los padres enfrenten el desafío de equilibrar por un lado sus demandas de madurez y
de disciplina, que hacen con el fin de facilitar la integración de los niños a la familia y al
sistema social, con el mantener una atmósfera de afecto, receptividad y protección.
Cuando las actitudes y prácticas parentales durante los años de preescolar no reflejan un
balance apropiado de estos factores, los niños pueden vivir una serie de dificultades de
adaptación. (Disciplina positiva España, 2015).

Criterios para una crianza positiva,

La autora Jane Nelsen (2007) en su libro “Cómo educar con firmeza y cariño”
propuso los siguientes criterios:

 Es amable y firme al mismo tiempo (respetuosa y motivadora)


 Ayuda a los niños a sentirse importantes (Conexión)
 Es eficaz a largo plazo.
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 Enseña valiosas habilidades para la vida (Respeto, habilidad para resolver


problemas, participación, colaboración, responsabilidad…)
 Ayuda a que los niños desarrollen sus capacidades y sean conscientes de ellas
(Nelsen, 2007).

Bases para la crianza positiva.

 Comprender el pensamiento y los sentimientos del niño.


 Una relación cálida y de confianza.
 Identificar las metas a largo plazo (Durant, 2008).

Características principales de la crianza positiva

Las principales características que rigen la crianza positiva son:

 Comunicación.
 Amor.
 Empatía para disfrutar de las relaciones familiares.
 Respeto mutuo.
 Colaboración

Todo con la intención de enseñar al niño competencias básicas para la vida (Disciplina
positiva España, 2015).

Ventajas de la disciplina positiva

Según Durant, 2008 estos son algunas de las ventajas:

 No es violenta
 Está enfocada a obtener soluciones.
 Es respetuosa y de acuerdo con principios de desarrollo infantil.
 Encuentra soluciones a largo plazo que desarrollan la autodisciplina de los Niños
y niñas.
 Comunica a los niños con claridad a sus expectativas, reglas y límites.
 Construye una relación mutuamente respetuosa entre los niños y/o cuidadores
 Enseña a los niños habilidades que les serán útiles para toda la vida.
 Aumenta la capacidad y la auto-confianza de los niños para manejar desafíos
vitales.
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 Permite gestionar las emociones de tal manera que el niño se siente motivado
para mejorar y cambiar de comportamiento desde el control interior.

Crecimiento del cerebro y desarrollo emocional en los 3 primeros años de vida.

El crecimiento del cerebro después del nacimiento tiene una conexión cercana con
cambios en la vida emocional, en él bebe el procesamiento sensorial se vuelve menos
reflejo conforme empieza a funcionar la corteza. Este es un proceso bidireccional: las
experiencias emocionales no solo son afectadas por el desarrollo del cerebro, sino que
pueden tener efectos duraderos sobre la estructura de esta. (Floresmila, 2013)

Al parecer existen cuatro cambios importantes en la organización cerebral que


corresponden aproximadamente con cambios en el procesamiento emocional.
(Floresmila, 2013)

Durante los tres primeros meses de vida la diferenciación de las emociones


básicas comienza a medida que la corteza cerebral se hace funcional. (Floresmila, 2013)

El segundo cambio ocurre alrededor de los 9 a 10 meses, cuando los lóbulos


frontales comienzan a interactuar con el sistema límbico, asientos de las reacciones
emocionales. Las conexiones entre la corteza frontal, el hipotálamo y el sistema
límbico, los cuales procesan la información sensorial, pueden facilitar la relación entre
las esferas cognoscitivas y emocionales. A medida que todas esas conexiones se tornan
más densas y elaborada, él bebe puede experimentar e interpretar emociones al mismo
tiempo. (Floresmila, 2013)

El tercer cambio tiene lugar durante el segundo año, cuando los infantes
desarrollan conciencia de sí, emociones autoconscientes y una mayor capacidad para
regular sus propias emociones y actividades. Esos cambios, pueden estar relacionados
con la mielinización de los lóbulos frontales. (Floresmila, 2013)

El cuarto cambio ocurre alrededor de los tres años, cuando los cambios
hormonales en el sistema nervioso autónomo coinciden con el surgimiento de las
emociones evolutivas. (Floresmila, 2013)

Influencia de los vínculos afectivos o emocionales en el desarrollo cerebral

El desarrollo del cerebro del infante depende en parte de las experiencias vividas.
El vínculo temprano tiene un impacto directo en la organización cerebral. Existen
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períodos específicos, llamados períodos ventana, en los que se requieren determinados


estímulos para el óptimo desarrollo de algunas áreas cerebrales. Esta estimulación
adecuada depende del establecimiento de un vínculo temprano satisfactorio. (Armus,
Duhalde, Oliver, & Woscoboinik, 2012)

La neuro plasticidad (plasticidad cerebral) es un reciente descubrimiento de la


ciencia que muestra cómo el cerebro, a partir de sus propiedades, tiene la capacidad de
moldearse de acuerdo con la experiencia. Esta capacidad está particularmente
desarrollada en la niñez, al mismo tiempo que se va constituyendo el yo. (Armus et al.
2012)

Aprender, recordar, olvidar y recuperarse de situaciones (injurias) son algunas de


las acciones que se llevan adelante gracias a estas plasticidades. La neuro plasticidad
depende de factores genéticos, epigenéticos y ambientales. (Armus et al. 2012)

Las capacidades cognitivas, emocionales y sociales están inextricablemente


entrelazadas a lo largo de toda la vida. El cerebro es un órgano altamente
interrelacionado y sus múltiples funciones operan de un modo muy coordinado. El
bienestar emocional y la competencia social proveen una base sólida para que emerjan
las habilidades cognitivas y, en conjunto, son los ladrillos y la argamasa con que se
construyen los cimientos del desarrollo humano. La salud emocional y física, las
destrezas sociales y las capacidades cognitivo-lingüísticas que emergen en los primeros
años son prerrequisitos importantes para el éxito en la escuela y más tarde en el lugar de
trabajo y en la comunidad. (Nelson, 2000)

El bebé nace en un estado de indefensión tal que, para sobrevivir, y desarrollar su


potencialidad genética necesita de otras personas que le provean todo aquello que es
necesario, ya que no puede hacerlo por sí mismo. Los niños pequeños, al presentar una
estructura psíquica inmadura en formación, se encuentran en un estado de gran
fragilidad. Las experiencias afectivas con sus cuidadores primarios en los primeros años
de vida tienen una enorme influencia a favor del desarrollo cognitivo, social y
emocional, íntimamente relacionados. (Bowlby, J. 1989)

El sostén emocional es la respuesta adecuada al sentimiento universal de


desamparo con el que todo bebé llega al mundo. Este sostén permite que se construya
entre el bebé y las personas encargadas de su crianza un vínculo lo suficientemente
fuerte como para que se den las condiciones propicias para la satisfacción de todas sus
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necesidades. Este sostén emocional se da en el marco de un vínculo estable, un vínculo


de apego, con los cuidadores primarios. Este vínculo se establece desde el momento del
nacimiento y permite construir un lazo emocional íntimo con ellos. Por estable
entendemos un vínculo cotidiano y previsible, y en los primeros tiempos, con la
presencia central de una o más personas que se ocupen de la crianza del bebé. La
estabilidad y la previsibilidad en el vínculo con sus cuidadores le permiten al niño
construir una relación de apego seguro. (Bowlby, J. 1989)

Desarrollo emocional en los 3 primeros años.

A lo largo de la infancia, los niños y niñas toman conciencia de sus propias


emociones y de las causas de estas; es decir, establecen relaciones sobre el porqué de
diferentes emociones en ellos y en los demás. Comienzan a reconocer en la expresión
facial diferentes emociones y a establecer acciones en torno a lo que observan en la
expresión de los demás. La forma en que él o ella han de poner de manifiesto distintos
tipos de emociones, varía sustancialmente dependiendo del repertorio previo del niño o
niña y del tipo de situación a la que se vean abocados. Esto lleva a que se produzcan
logros importantes a nivel de la comprensión, regulación emocional y respuesta
empática. (López, Etxebarria, Fuentes & Ortiz, 1999).

En los niños y niñas pequeños se observa que, para entender una situación con
contenido emocional, no hacen uso de un análisis objetivo hacía la situación, sino que
establecen las explicaciones correspondientes a través de la emoción como tal; lo que
ellos y ellas sentirían, mas no lo que realmente podrían sentir haciendo relación de
diversos aspectos influyentes. El resultado para ellos o ellas, o es bueno o es malo
(posición dicotómica); no establecen gradaciones, divergencias, posibilidades, o sea, no
hay un manejo de diversas perspectivas (Camras, 1994).

En un nivel emocional, la confianza básica es un logro que se da como resultado


de numerosas interacciones satisfactorias entre el bebé y sus cuidadores primarios
(madre, padre, cuidador). El niño que ha construido su confianza básica puede luego
explorar el mundo, crecer, separarse e individuarse. La confianza se relaciona con la
seguridad que un niño tiene de saber que sus cuidadores son sensibles a sus necesidades
físicas y emocionales, y que van a estar disponibles si los necesita. Un niño que se
siente seguro respecto de los adultos que lo cuidan no ignora los riesgos de aventurarse
alejándose un tanto de ellos, pero avanza de todos modos sabiendo que tiene dónde
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respaldarse en caso de necesidad. Los vínculos emocionales estables y contenedores


reducen el malestar emocional y potencian los sentimientos positivos en el niño. La
expectativa que tiene el niño sobre lo que se puede esperar de los demás se crea a partir
de experiencias tempranas concretas de interacciones positivas y repetidas en el tiempo.
Se construyen así esquemas mentales acerca de cómo es estar con el otro. (Stern, D,
1985)

Investigaciones sobre crianza positiva.

Estudios comparados sobre crianza en diferentes países muestran que por ejemplo
en Japón los padres y madres enfatizan la estimulación de habilidades de autocontrol, la
obediencia a la autoridad adulta, la cortesía social en las relaciones de padres y madres
con hijos e hijas y el fomento de metas grupales. Por su parte, otros países como
Estados Unidos centran su crianza en la acción individual, la lucha por los propios
derechos, la asertividad, la autonomía y la competitividad. (Botero, Salazar y Torres)

Estos mismos autores destacan un estudio con familias inmigrantes de China en


las cuales existe una alta presencia de castigos físicos y gritos a los hijos e hijas, como
necesidad de mantener los lazos de su cultura de origen. Asimismo, señalan que el estilo
dominante de crianza caribeño (Jamaica, Perú y Colombia) es autoritario, así como
también lo es en el Líbano; pues en estas regiones, el estilo de crianza que predomina es
una formación severa en la disciplina impuesta por el padre y la sobreprotección de la
madre.

Newcomb, Mineka, Zinbarg & Grifth (2007) plantean que la sobreprotección y la


percepción negativa del cuidado y la crianza se relacionan con síntomas de desórdenes
emocionales en la infancia y la adolescencia como la depresión y la ansiedad.

Rutter & Sroufe (2000) realizaron investigaciones sobre las contribuciones de los
estilos de crianza y las prácticas de crianza de la familia en el desarrollo emocional
durante la infancia y en relación con problemas externalizantes de comportamiento.

Shapiro (1997) sostiene que los niños están afectados por la falta de atención
familiar y que su desarrollo emocional es mucho más vulnerable ante situaciones
estresantes y por la falta de modelos adecuados para el desarrollo emocional.
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Conclusiones.

 La crianza positiva consiste en un conjunto de procedimientos que conlleva a la


autodisciplina del niño y adolescente, por medio de acciones de parte de los
adultos encaminadas a tranquilizar al niño, dar apoyo y brindar afecto. Es
necesaria la comprensión de parte del adulto hacia el niño, para de esta forma
facilitar la comunicación basada en el respeto mutuo; lo cual fomentará la
autonomía y autoconfianza del niño.

 Las diferentes ventajas de la disciplina positiva aplican tanto en niños como


adultos; ya que permite una relación de confianza, respeto, dialogo y
comprensión entre ambas partes. Además, permite al niño obtener las
herramientas para la resolución de conflictos.

 Las experiencias emocionales no solo son afectadas por el desarrollo del


cerebro, sino, se debe a gran parte por las experiencias vividas.

 Existen cuatro cambios importantes en la organización cerebral que


corresponden aproximadamente con cambios en el procesamiento emocional. El
primero ocurre en los tres primeros meses, el segundo alrededor de los 9 a 10
meses, el tercero a los dos años y el cuarto a los tres años.

 Algunas investigaciones sobre crianza positiva encontraron; que si no existe una


buena crianza en edades tempranas los resultados pueden ser desfavorables en
edades adultas.
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