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I. INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………………………………………………………………..………….02
CENTROS RESIDENCIALES…………………..……………………………………………………………………………………………..….…….04
CENTRO RESIDENCIAL…………………………………………………….………………………………………………………………….………..50
XI. PROTOCOLO DE VISITAS A LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN LOS CENTROS RESIDENCIALES……......55
XII. DOCUMENTO TÉCNICO: DETECCIÓN DE CLIMAS BIEN TRATANTES O CLIMAS TÓXICOS EN LAS
RESIDENCIAS………………………………………………………………………………….………………….…………………………………………58
1
Introducción
Este set de Protocolos para Centros Residenciales, año 2016, surge en el marco del mejoramiento continuo de
las directrices que entrega Sename a los organismos colaboradores, y del perfeccionamiento de las
orientaciones técnicas relacionadas con distintos aspectos relativos al funcionamiento de los mismos, y los
nuevos énfasis institucionales en el último período. En este contexto, se observó la necesidad de actualizar los
lineamientos contenidos en el documento sobre Protocolos a aplicar en Centros Residenciales del año 2013,
de tal manera de fortalecer a los equipos de las residencias en sus esfuerzos de contribuir a mejorar la calidad
de vida y las condiciones de los niños/as y adolescentes en esta línea de acción.
La línea de acción programática Centros Residenciales, forma parte del compromiso de Estado de brindar
protección a niños, niñas y adolescentes privados de cuidados parentales y consiste en integrar
transitoriamente en un centro residencial aquellos niños, niñas y adolescentes, que producto de grave
vulneración de derechos deben ser separados de su grupo familiar de origen, de manera que se realicen las
acciones necesarias para restablecer su derecho a vivir en familia, o de preparación para la vida independiente
en casos excepcionales.
Para la pertinente atención de su sujeto de atención, los centros residenciales de protección se implementan
en variadas modalidades: centros residenciales para la primera infancia, centros residenciales para mayores,
centros residenciales especializados, centros residenciales para la discapacidad, centros residenciales para la
atención de madres adolescentes.
Para todas estas modalidades de atención el Departamento de Protección y Restitución de Derechos formula
protocolos que apoyen y faciliten las tareas de gestión interna, que se suman a documentos temáticos (2011)
ya socializados, a Guía de estándares para la atención residencial (2011), a documentos temáticos actualizados
el año 2012, a la actualización de la Guía de prevención del abuso sexual infantil (diciembre 2015), y los
Protocolos para ser aplicados en los Centros Residenciales de la Red de Colaboradores Sename (2013).
El propósito de estos Protocolos, es asegurar la realización de acciones esenciales en los distintos procesos
llevados a cabo por los establecimientos, tendiendo a la mejora continua en calidad de atención, así como
dar respuesta a las múltiples observaciones a los centros de parte de los Tribunales de Familia y Comisiones
Interinstitucionales de supervisión de centros de los años 2012 y 2013.
Por otra parte, se estima necesario que para la internalización a cabalidad de estas herramientas por parte de
los equipos de los Centros Residenciales, se hagan análisis de los mismos en reuniones técnicas de trabajo,
efectuando los ajustes y estableciendo procedimientos que faciliten y optimicen el trabajo con los niños/as y
adolescentes, de acuerdo a las realidades que se presenten, por ejemplo, las referidas a criterios etarios, de
género, de aspectos interculturales, de la condición de discapacidad, entre otros. En este mismo contexto, es
esencial incluir la opinión de los niños/as y adolescentes en la aplicación de estos instrumentos, de tal forma
de garantizar su participación. Esto no corresponde a una mera socialización de los protocolos sino de un
trabajo formativo y reflexivo de esto como parte de su proceso de adaptación contextual.
Asimismo, los/as profesionales de las Unidades de Protección y Restitución de Derechos, deberán asesorar y
supervisar el uso y aplicación de estos protocolos y el documento técnico elaborado para las distintas
dimensiones de la residencialidad de niños/as y adolescentes y el quehacer con sus adultos significativos.
El presente trabajo se enmarcan en los principios de la Convención sobre los Derechos del Niño (1990, en
Chile) y sus Protocolos Facultativos, las Observaciones Generales del Comité de los Derechos del Niño
(Naciones Unidas) 1, como también las Directrices de las Naciones Unidas sobre las modalidades alternativas
1
Observaciones Generales del Comité de los Derechos del Niño, Nº1 a Nº 18, año 2001 a 2014.
2
de cuidado de los niños (2010), y se establecen en concordancia con las respectivas Orientaciones Técnicas y
Bases de Licitación para estas modalidades.
A continuación, se presenta una tabla con los cambios efectuados entre los protocolos del año 2013 y los
actuales. Cabe señalar, que se estimó pertinente fusionar algunos de ellos, de acuerdo a la temática. Por otra
parte, se incorporó en esta versión el Protocolo de Visita, y se definió como un documento técnico el anterior
“Protocolo para la detección de climas tóxicos y bien tratantes”. Se incluye 1 anexo referido a “Formato de
Informe Diagnóstico Integrado”.
Protocolo sobre Evaluación y Desarrollo del Plan de Protocolo sobre Diseño y Ejecución del Plan de Intervención
Intervención Individual Individual
Protocolo para la presentación de Quejas y Reclamos de Protocolo para la Presentación de Reclamos, Sugerencias y/o
los niños, niñas y adolescentes felicitaciones por parte de niños/as, adolescentes y sus
familias en los centros residenciales
Protocolo de Actuación en situación de Conflictos o Protocolo de Actuación en Situación de Crisis y/o Conflictos
Crisis en Centros Residenciales de la Red de Protección
de Derechos
Protocolo Preparación para la Vida Independiente Protocolo Preparación para la Vida Independiente
Protocolo para Detectar Climas Bien Tratantes o Climas Documento Técnico: Detección de Climas Bien Tratantes o
Tóxicos en las Residencias Climas Tóxicos en las Residencias
3
PROTOCOLO DE INGRESO Y ACOGIDA DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES A CENTROS RESIDENCIALES
I. Objetivo
Crear un momento de especial acogida a cada niño, niña y adolescente que ingresa al centro, entregándole
información precisa que le otorgue claridad y permita reducir eventuales sentimientos angustia y/o
manifestaciones ansiosas ante el ingreso al centro residencial.
II. Antecedentes
INGRESO A LA
RESIDENCIA
PROTOCOLO
DE
ACOGIDA
DEL NNA
… SIGUIENTES
PROCESOS
4
Una manera de acoger adecuadamente, se dará en la medida que el equipo técnico entregue información
general al niño/a y adolescente respecto del objetivo de la residencia y la medida de protección adoptada por
el Juez, le acoja en sus inquietudes y sentimientos, otorgándole un contexto de seguridad en términos
afectivos, cognitivos y espaciales.
Que el/la niño/a o adolescente cuente con un referente adulto al interior de la residencia, el cual lo acoja y
se vincule favorablemente y le presente a los demás niños/as y adolescentes que allí viven y a los adultos
que allí trabajan. Lo familiarice con la rutina establecida, presentándole el espacio físico (dependencias) y las
actividades que se realizan, siendo un adulto al cual referir sus inquietudes iniciales, respondiendo
claramente a ellas.
Al mismo tiempo, será necesario consignar el estado de salud al momento del ingreso, por lo que se debe
requerir a la autoridad que hace el traslado del niño/a o adolescente, el Certificado de Constatación de
Lesiones emitido por entidad de salud correspondiente, y realizar la denuncia en caso de evidencia de
abuso sexual o maltrato grave constitutivo de delito.
En caso que la persona que realiza el ingreso señale que no se realizó la constatación de lesiones para
ingresar a la residencia; se deberá realizar esta gestión desde la propia residencia al momento del ingreso.
Esto tiene por objetivo constatar el estado de salud real y actual del niño/a y adolescente, existencia de
lesiones, cicatrices, u otros, a través de la certificación médica, con el objetivo primario de adoptar medidas
que permitan garantizar el bienestar físico del niño/a, y también para dar correcta atribución de lesiones (en
caso de existir). Este documento debe quedar en carpeta individual del niño/a o adolescente.
Funciones de la Acogida:
III. Metodología
Etapas Descripción
Debe contar con información previa respecto del dormitorio y cama que
se asignará al niño/a o adolescente que ingresa.
Preparación de habitación Previo al ingreso del niño/a o adolescente, se debe tener plena claridad
5
(cama, ropero y espacios de la habitación, cama y espacios disponibles que tendrá en la
disponibles para guardar sus residencia. La responsabilidad de esta acción recaerá en el educador/a a
pertenencias). cargo del niño/a o adolescente, quien mantendrá informado a los
profesionales que intervendrán y al resto del personal.
Recepción del niño/a y -Se debe solicitar al adulto que traslada al niño/a o adolescente, la Orden
adolescente a la residencia. de Ingreso del Tribunal de Familia, la cual instruye el ingreso del niño/a a
la residencia.
6
cautelares de prohibición de acercamiento ordenadas por el Tribunal de
Familia-). Lo anterior, considerando su edad y desarrollo emocional. En
algunas oportunidades el ingreso se da en compañía de la familia, a
quienes se les debe entregar la misma información. Se debe establecer
un criterio para que la desvinculación física dañe en menor medida la
vinculación emocional.
Presentación de equipo La persona encargada del ingreso, deberá realizar una presentación de
profesional, equipo técnico- todos los funcionarios/as que trabajan en la residencia, señalando la
administrativo y de servicio función que desempeñan.
de la residencia.
Presentación del niño/a o La persona que acoge deberá presentar al niño/a y adolescente al resto
adolescente con el resto de de los niños/as y adolescentes de la residencia.
los niños/as y adolescentes
Por otra parte, se espera que durante el primer día de ingreso, se realice
de la residencia.
un pequeño rito de bienvenida, como hecho que marque simbólica y
concretamente el ingreso a la residencia.
Cierre de acogida inicial. Al término del proceso anterior, se hace cierre de este espacio de
recepción y acogida inicial. Dependiendo de su disposición, clarificar
consultas o dudas que el niño/a o adolescente tenga respecto de su
ingreso a la residencia.
Traslado a casa/sala para ser -La persona que acoge deberá acompañar al niño/a y adolescentes a las
recibido/a por educador/a dependencias físicas que se han definido con anterioridad.
responsable.
-Es necesario que se dispongan de medidas extraordinarias en términos
7
de apoyo para el niño/a, dependiendo de su estado emocional ante este
nuevo contexto.
-Se deberá contar con artículos de aseo personal para el niño/a que es
acogido (tales como cepillo dental, pasta de dientes, peineta, toalla de
mano, loción y colonia, desodorante, entre otras). Asimismo, tener muda
de vestuario y calzado, ropa de cama y pijama. Lo anterior, sumado al
uniforme escolar que corresponda.
Consideraciones Finales
Se espera que el proceso de acogida sea un procedimiento flexible, considerando el estado emocional y
características del niño/a y adolescente, lo que implica que dicho proceso podría considerar más de un día
para realizarlo, o lo que se estime necesario.
Cada residencia deberá elaborar su propio diagrama o flujo de acogida, indicando explícitamente la o las
personas responsables de este proceso, el lugar en que se llevará a cabo y los materiales que utilizará,
considerando los elementos señalados en este Protocolo.
También es importante señalar que la residencia cuenta con la existencia de un libro de reclamos, sugerencias
y/o felicitaciones, en el cual los niños/as y sus familias pueden expresar su opinión respecto a estos temas, lo
cual debe ser presentado como una posibilidad y derecho, al momento de la acogida.
Finalmente señalar, que este procedimiento debe ser ajustado de acuerdo a la etapa evolutiva de los niños/as,
en cuanto a las metodologías, tiempos, materiales y espacios a utilizar.
8
PROTOCOLO DE DIAGNOSTICO (EVALUACIÓN PSICOSOCIAL INDIVIDUAL/FAMILIAR)
I. Objetivo
Contar con antecedentes, respecto de la vulneración de derechos que justifica la separación del medio familiar
de cada niño/a o adolescente ingresado/a, del impacto de la misma en el desarrollo infantil o adolescente, y
de los factores de riesgo y protectores de la familia y el medio comunitario para participar en la intervención
destinada a restituir el derecho a vivir en un medio familiar protector y estable.
Nota: Se requiere que este proceso sea interdisciplinario y permita contar con una comprensión sistémica de
la vida de un niño/a o adolescente en el marco del enfoque de derechos.
II. Antecedentes
De acuerdo a las Bases Técnicas vigentes de las distintas modalidades residenciales para realizar la primera
evaluación diagnóstica o diagnóstico preliminar, se dispone de 20 días hábiles (1 mes) a contar del ingreso del
niño/a o adolescente a la residencia.
Una vez definida la pertinencia de ingreso al sistema residencial, el equipo profesional deberá centrar su
gestión en profundizar el diagnóstico en las tres dimensiones de la intervención: individual, familiar y
comunitaria, a fin de determinar los objetivos de la misma y operacionalizarlos en el Plan de Intervención, el
cual debe incorporar un pronóstico en cuanto a la permanencia del niño/a o adolescente en la residencia.
9
III. Metodología
A continuación se presenta un cuadro síntesis del Proceso de Evaluación Diagnóstica basado en el Modelo de
Asesoría Técnica2 para los equipos de centros residenciales SENAME-MINJU, en las Orientaciones Técnicas de
SENAME3 actualizadas en 2015 y en el Sistema Integrado de Monitoreo de Primera Infancia (SIM)4:
Causal de Ingreso
Abordada desde:
-La perspectiva proteccional- judicial, contenida en los informes que argumentan la solicitud y/o medida
de protección, actas de audiencia, parte de Carabineros, causa de adopción.
-La narrativa de la familia y el niño/a o adolescente respecto de la causa de ingreso a la residencia.
Ámbitos y Contenidos del Diagnóstico
Individual Familiar Comunitario
Evaluación de alteraciones o Evaluación de Competencias Apreciación de los factores
trastornos en las diferentes parentales del adulto que estaba a ambientales que condicionan el
áreas del desarrollo infantil cargo del niño/a o adolescente ejercicio de la parentalidad y de
(físico, cognitivo y del lenguaje, antes del ingreso y de otros los recursos de la red de
emocional, social, conductual, adultos de la red familiar que políticas públicas que puedan
moral, sexual) según puedan asumir su cuidado. apoyar éste ejercicio.
instrumentos de evaluación
como screening, TADI/TEPSI,
etc., o presencia de cuadros
clínicos según CIE 10.
Acciones del Equipo Técnico
Al Ingreso Diagnostico Preliminar Diagnóstico en Profundidad
(Plazo 20 días hábiles según bases
técnicas vigentes)
Revisión Documental: Se Primera entrevista al niño/a o Cuando se confirma la
realiza antes de las entrevistas adolescente: en la primera necesidad de ingreso del
al niño/a o adolescente, o a los entrevista con el niño/a o niño/a o adolescente:
adultos de la familia. Incluye el adolescente se debe lograr lo
examen de los siguientes siguiente5: Búsqueda de redes familiares
antecedentes: - Crear un vínculo de y evaluación de competencias
confianza. parentales a quienes
- Revisión Informes - Conocer su percepción o muestran disposición a asumir
Diagnósticos previos creencias sobre la derivación el cuidado del niño/a o
- Revisión Histórico a residencia. adolescente (en casos de mal
Senainfo - Evaluar clínicamente su pronóstico respecto del adulto
- Revisión SITFA funcionamiento cognitivo y
- Contacto con evaluado o en despeje para
social.
consejeros/as iniciar proceso de
- Conocer fortalezas, recursos
técnicos/as susceptibilidad de adopción).
2
SENAME, Programa de Promoción de Derechos de la Niñez y Adolescencia del Ministerio de Justicia. “Modelo de Asesoría Técnica. Para equipos
profesionales de centros residenciales de protección a niños, niñas y adolescentes”, marzo 2015.
3
Orientaciones Técnicas FAE PRO y DAM, actualizaciones año 2015
4
Sistema Integrado de Monitoreo de Primera Infancia (SIM). DEPRODE, DEADOP y DEPLAE, SENAME, septiembre de 2015.
5
Intervenciones con niños. Ana María Aron. Curso diagnóstico en salud mental infanto juvenil: epistemología y metodología. Ibid
10
- Contacto con programas naturales y resilientes del
co-interventores y/o niño/a o adolescente
derivantes. - Explorar alteraciones o
trastornos del desarrollo
Solicitud de certificado de infantil o la presencia de
redes familiares a Tribunal de cuadros clínicos según CIE 10.
Familia (5 días desde el
En las entrevistas siguientes con el
ingreso).
niño/a o adolescente
6
Intervenciones con niños. Ana María Aron. Curso Diagnóstico en salud mental infanto juvenil: epistemología y metodología. Curso Marcos de referencia para el
diagnóstico e intervención con niños y jóvenes del Programa Vida Nueva. Universidad Católica. 2012.
11
anteriores: qué han hecho
antes para solucionar el
problema, en la casa,
colegio y qué otros
profesionales han
intervenido en la vida del
niño y/o familia.
- Observar las
interacciones entre los
padres o a nivel familiar,
cómo se vinculan y como
se refieren y tratan entre
ellos.
- Aceptación o rechazo a la
derivación realizada y el
nivel de resistencia a la
medida.
En las siguientes entrevistas con el
adulto:
-
Conocer historia familiar
en base a la elaboración
del genograma o
diagrama familiar (2
generaciones)
- Aplicación de instrumento
de screening: índice de
estrés parental y de
riesgo potencial de
7
maltrato físico .
- Relación de apego con el
niño/a o adolescente.
Recopilación de otros antecedentes
para completar prueba validada de
evaluación de competencias
parentales, NCFAS u otra validada
en Chile:
- Entrevistas en visita
domiciliaria
- Entrevistas a redes
primarias de apoyo.
- Entrevista a profesionales
de la sala cuna, jardín
infantil, escuela o liceo,
consultorios, Chile Crece
u otros programas que
conozcan al niño/a o
adolescente y a la familia
- Observación de la
interacción adulto- niño/a
o adolescente en visitas
supervisadas en la
residencia.
7
Capacitación NCFAS R+G, Ideas para la Infancia, octubre 2015.
12
Completación de NCFAS u otra
escala de evaluación de
competencias parentales validada
en Chile.
Despejar si la situación de
vulneración de derechos advertida
justifica la separación del medio
familiar y el ingreso a cuidado
alternativo residencial.
Acciones para análisis de información y elaboración del informe
El ingreso de niños/as o adolescentes puede estar precedido de una evaluación pericial en un DAM, lo que
implicará un diagnóstico existente, que debe ser recogido y complementado por la residencia.
El diagnóstico elaborado, constituye la base para la construcción del Plan de Intervención Individual, en el
cual, es necesaria la colaboración de los familiares o adultos a cargo para su elaboración, por lo cual se debe
hacer devolución de forma asertiva a estos del diagnóstico hecho.
Una vez concluido al mes de evaluación, se debe informar inmediatamente al tribunal respetivo respecto de
los resultados, conclusiones, sugerencias y pronóstico de su permanencia y egreso de acuerdo al despeje
psicosociofamiliar realizado.
Actualización:
Considerando los tiempos de permanencia estipulados en las orientaciones técnicas para los modelos
residenciales de preescolares, discapacidad y residencias para mayores, se solicita que la actualización de la
evaluación psicosocial se asocie y mantenga coherencia con los tiempos de entrega de los informes a
Tribunales de Familia, es decir una frecuencia trimestral. La evaluación del proceso debe quedar especificada
13
en el informe de actualización para Tribunal de Familia, en el cual se explicite como un continuo desde el
anterior informe, puntualizando los elementos relevantes de mantención o modificaciones existentes en esta
evaluación psicosocial.
Se solicita además que en cada modificación de Plan de Intervención, se registre en el apartado de diagnóstico
las actualizaciones correspondientes a la situación psicosocial del NNA, su familia y contexto comunitario,
facilitando la entrega de información actual de manera de reconocer coherencia entre estos hechos y los
objetivos propuestos.
Las condiciones necesarias para el desarrollo de la evaluación diagnóstica son las siguientes:
14
PROTOCOLO SOBRE DISEÑO Y EJECUCIÓN DEL PLAN DE INTERVENCIÓN INDIVIDUAL
I. Objetivo
Contar con una herramienta que diseñe la intervención de acuerdo a las necesidades de cada caso y permita
evaluar resultados tanto de proceso, como finales.
II. Antecedentes
El Modelo de Asesoría Técnica (MAT)8 define el PII como un documento personalizado y diferenciado para
cada niño, niña o adolescente ingresado a la residencia, el cual establece los objetivos de su permanencia;
consiste en un plan de acción y gestión de la intervención psicosocial basado en el diagnóstico. Establece
metas alcanzables, co-construidas con todos los involucrados (NNA, madre, padre o adultos responsables y
profesionales) y modificadas según la evaluación de proceso y los hechos emergentes que puedan acontecer a
nivel personal, familiar, social y proteccional.
De acuerdo al Modelo de Asesoría Técnica (MAT) un Plan de Intervención Individual se caracteriza por:
III. Metodología
El Formato del Plan de Intervención Individual que propone ASCAR se basa en los protocolos de SENAME del
año 2013 y se estructura en los siguientes apartados:
a) Antecedentes Generales
Incluye los datos de identificación individual del niño/a, de los adultos de la familia, fecha de ingreso a
residencia, antecedentes judiciales, profesionales a cargo, además de datos de elaboración de PII.
Se establece como condición y exigencia que este apartado del plan debe estar completado en su totalidad,
teniendo presente que proporciona información básica que puede ser requerida por profesionales de la
residencia, por SENAME, Judicatura y otros actores intervinientes.
8
SENAME, Programa de Promoción de Derechos de la Niñez y Adolescencia del Ministerio de Justicia. “Modelo de Asesoría Técnica. Para equipos
profesionales de centros residenciales de protección a niños, niñas y adolescentes”, marzo 2015.
9
Capacitación NCFAS R+G, Ideas para la Infancia, octubre 2015.
15
b) Síntesis del Diagnóstico Psicosocial Individual/ Familiar
Este apartado da a conocer de manera sucinta y precisa los principales aspectos que destacan en el proceso de
evaluación diagnóstica, y que serán considerados para diseñar un Plan de Intervención determinado. Desde
esta síntesis se definen los objetivos a abordar a nivel Individual, familiar y comunitario, considerando las
fortalezas y debilidades detectadas.
Se espera que la síntesis diagnóstica sea actualizada según los nuevos aspectos o hallazgos que vayan
surgiendo dentro del proceso de intervención desarrollado desde la residencia y en otros proyectos o
programas que realizan intervención complementaria.
El formato del PII incluye objetivos específicos, actividades programadas, profesional responsable, resultados
esperados y el tiempo estimado de intervención.
Los contenidos del PII dan a conocer toda la propuesta de intervención psicosocial que se pretende trabajar
conjuntamente con el niño/a o adolescente, madre, padre u otro adulto significativo y los actores
comunitarios.
A continuación se presenta un cuadro resumen de los aspectos a completar para el diseño del PII:
Objetivos Específicos del PII Se definen los objetivos del trabajo a desarrollar en
los tres ámbitos de la intervención: Individual –
(En los componentes: Individual – Familiar y
Familiar y Comunitario.
Comunitario)
Los objetivos específicos deben:
16
2.2 Procedimientos en la elaboración, ejecución y evaluación del PII
a) Análisis del Diagnóstico en dupla psicosocial para definir los objetivos específicos del PII.
De acuerdo a las bases técnicas, el diagnóstico preliminar o con el adulto de referencia (quién vivía con el
niño/a o adolescente antes de ingresar a la residencia) debe estar elaborado en el primer mes desde el
ingreso10.
Con la información recopilada en el diagnóstico preliminar la dupla psicosocial realiza análisis para relevar los
aspectos centrales a trabajar para garantizar la protección, restituir el derecho del niño/a o adolescente a vivir
en un entorno familiar protector y estable11, y reparar el daño ocasionado por la vulneración de derechos,
definiendo objetivos específicos logrables en los ámbitos individual, familiar y comunitario, en un plazo de 3 a
6 meses.
Los objetivos específicos deben referirse a logros medibles, logrables en plazos acotados y con los recursos
disponibles para la intervención, asimismo deben considerar los factores de riesgo y también los factores
protectores que presentan el niño/a o adolescente, la familia y el contexto.
Al término de la definición de objetivos específicos, se debe realizar una sesión para la presentación de estos
al niño/a o adolescente y a los adultos de la familia en un lenguaje comprensible para ellos. En esta sesión,
además de mostrar los objetivos a trabajar desde la perspectiva del equipo, se debe recoger la opinión del
niño/a o adolescente y del adulto de la familia, sus motivaciones y aprehensiones para el desarrollo del
trabajo conjunto con los profesionales de la residencia e integrarlas al diseño del PII.
Es necesario que la sesión de devolución del PII, así como todas las intervenciones que se realicen con el
niño/a o adolescente y la familia, sea planificada antes de su realización.
Una vez acordados los objetivos específicos con el adulto de la familia y el niño/a o adolescente se explicitan
los roles, tanto de los profesionales como de los adultos de la familia, los tiempos contemplados para el
trabajo y las instancias de evaluación del PII.
Dentro de los compromisos a establecer con el adulto de la familia12 está la periodicidad de las visitas al niño/a
o adolescente en la residencia, debiendo quedar registrado en el PII. Posteriormente, si en la evaluación de
proceso se concluye que la intervención con familia ha logrado avances para garantizar la protección del
niño/a, las visitas pueden ser con menor supervisión del equipo residencial: salidas durante el día o de fin de
semana, vacaciones, hasta llegar a la reunificación familiar, lo que deberá estar registrado en las
actualizaciones del PII.
El diseño inicial de los objetivos del PII, junto a los resultados obtenidos en la sesión de devolución de estos al
niño/a o adolescente y al adulto de la familia y los compromisos establecidos se presentan al director/a del
equipo y/o en reuniones del equipo residencial en que participan otros profesionales del centro. Esta acción
busca recoger otras miradas respecto de las estrategias diseñadas para el cumplimiento de objetivos, e
incorporarlas en el PII, por otra parte, aporta al cuidado de equipo al compartir la toma de decisiones, a contar
con estándares técnicos homogéneos y a mejorar la intervención.
10
Sistema Integrado de Monitoreo (SIM), SENAME 2015.
11
En el caso de las residencias para lactantes y preescolares, tal como estipulan sus Orientaciones Técnicas, cuando el despeje diagnostico efectuado
asevera una situación evidente de abandono, el PII debe orientarse a la adopción, por lo que se deben establecer las coordinaciones respectivas con Unidad de
Adopción, para lo cual es necesario poner en conocimiento de estas situaciones a supervisor/a Técnico/a con el objetivo de generar los apoyos necesarios y
oportunos ante estas situaciones. Ver Instructivo de Trabajo conjunto DEPRODE-DEADOP-DEPLAE, 2015.
12
En aquellos casos que no existe prohibición legal para el contacto entre el adulto y el niño/a o adolescente.
17
c) Ejecución del PII de Intervención:
Cada intervención realizada debe ser planificada de acuerdo a los objetivos del PII y registrada, tanto en
Senainfo como en la carpeta individual del niño/a o adolescente.
Durante la ejecución del PII pueden darse situaciones de crisis familiar, las que deben ser abordadas en el
momento, sin perder el foco de la intervención ya definido13, por ello se recomienda que los profesionales
mantengan una revisión continua de los objetivos trazados.
A continuación se presenta Tabla Referencial basada en lo que propone el Modelo de Asesoría Técnica (MAT)
respecto al foco de la intervención en los distintos momentos del proceso de ejecución del PII:
Categorías
13
Capacitación NCFAS R+G, Ideas para la Infancia, octubre 2015.
18
apoyos en el
entorno
comunitario.
El PII presentado previamente es el que se da en la mayoría de los casos, no obstante puede darse que el PII se
oriente a la adopción o a la preparación para la vida independiente, cuando no se cuenta con adultos de la
familia con disposición a asumir el cuidado del niño/a y/o no hubo logros en la intervención con familia.
d) Evaluación de PII
La evaluación del Plan de Intervención Individual se realiza en forma trimestral, ya que corresponde al tiempo
establecido para informar al Tribunal que dictó la medida de protección sobre la evolución de la intervención,
lo que está establecido también en las orientaciones técnicas vigentes. La excepcionalidad se da sólo cuando
se establece un plazo distinto claramente expresado por el Tribunal competente.
Esta fase del trabajo es una instancia fundamental para la toma de decisiones oportunas y evitar la
institucionalización.
La evaluación debe realizarse en sesiones planificadas con este fin, con participación del niño/a y el adulto de
la familia, y en ellas se aborda la percepción que tienen estos de la intervención profesional, del cumplimiento
de compromisos y del avance para el logro de los objetivos propuestos, lo que se contrasta con la visión de los
profesionales sobre los mismos temas. Luego de lo cual puede proponerse la continuidad o cambios en los
objetivos y acciones del PII.
Al igual que en el momento de diseño del PII, se integra la visión de otros integrantes del equipo y de otros
equipos intervinientes, a través de la presentación de la evaluación del PII en reunión técnica y/o con el
director/a de la residencia y en reuniones de coordinación con otros equipos, integrando su visión.
La sesión de evaluación debe registrarse en la carpeta individual y en Senainfo e integrarse al PII, justificando
la continuidad o cambios del mismo.
Los resultados de la evaluación del PII deben informarse al Tribunal de Familia a través del “Informe de
Permanencia”.
Esta etapa debe obtener como producto, los acuerdos de los objetivos de trabajo a desarrollar en el siguiente
periodo de trabajo, el cual requiere ser acordado por todos los actores intervinientes.
Cuando se determina que el adulto logró las habilidades necesarias para garantizar el bienestar del niño/a en
el contexto familiar puede iniciarse el proceso de acercamiento familiar, con períodos de permanencia del
niño/a en este entorno, cada vez mayores, lo que marca el inicio de la fase de pre egreso.
El equipo debe monitorear los períodos de permanencia con la familia, a través de las acciones de
seguimiento, tanto en terreno como a través del reporte de las redes, en especial la escuela y el consultorio.
La fase de acercamiento familiar o de reunificación familiar considera una permanencia máxima de seis meses
según detallan las orientaciones técnicas.
De evaluarse necesidad de extender el seguimiento para garantizar la protección, luego del egreso de la
residencia, el equipo puede sugerir la derivación a un PIB o PPF.
En casos de adopción se deben ejecutar las acciones definidas por las unidades de adopción para el cierre de
la intervención residencial.
19
En caso de Preparación para la vida independiente en adolescentes, las metodologías y estrategias se ajustan
a este nuevo contexto de intervención, el cual conlleva énfasis en la realización de visitas domiciliarias y
gestiones intersectoriales.
Para la elaboración, ejecución y evaluación del Plan de Intervención Individual, debe contarse con un equipo
psicosocial capacitado para la intervención residencial y para desarrollar intervenciones destinadas a restituir
el derecho a vivir el familia, además de instancias de trabajo en equipo con la dirección del centro y otros
profesionales de este o de otros programas intervinientes.
20
Resumen de procedimiento en la gestión del PII
Co-construcción de PII de
intervención con el niño/a o
adolescente, él o los adultos de
la familia, otros profesionales
del equipo técnico y redes
complementarias
Ejecución de PII
21
Dinámica General del PII
CO-
CONSTRUCCIÓN
PII
El presente gráfico busca resaltar la dinámica participativa y de proceso que opera en el proceso de
intervención que deben desarrollar los equipos psicosociales de los sistemas residenciales.
22
PROTOCOLO DE SALUD Y ADMINISTRACIÓN DE MEDICAMENTOS
I. Objetivo:
Conocer oportunamente y atender las necesidades de salud de los niños, niñas y adolescentes que son
atendidos en la residencia, desde el momento del ingreso hasta el egreso de la residencia. Además, promover
la existencia de ambientes saludables, y la mantención de la buena salud, por medio de actividades
preventivas.
Director/a de la residencia deberá definir un responsable del área de salud, quién será el principal
encargado de las acciones del presente protocolo. Dicho funcionario puede ser un encargado de salud
(con formación en el área de salud), técnico paramédico o auxiliar de enfermería. En caso que la
modalidad no contemple este tipo de funcionarios, se debe capacitar al menos a 1 funcionario en
temáticas asociadas a la gestión de salud.
Revisión de la documentación de salud del NNA con la que llega al ingreso para evaluar la urgencia de
la atención de salud en consultorio o servicio hospitalario, uno de estos documentos es el certificado
de constatación de lesiones emitido por Servicio de Salud (esta diligencia está contemplada en el
protocolo de ingreso de los NNA al centro residencial).
En caso de que no exista este documento de constatación de lesiones, debe acudirse con el niño/a al
servicio de salud local (CESFAM, Hospital, u otra entidad calificada para estos efectos).
Evaluación del estado físico general: realización de un examen físico que considera un chequeo de la
condición general, control peso/talla, presión arterial14 y condiciones de salud al momento del ingreso.
Incluir evaluación dental y atención dental.
Realizada la evaluación general se deberá registrar en carpeta individual la información e iniciar
acciones orientadas a intervenir frente a la detección de alguna sintomatología, enfermedad y/o
necesidades de cuidados especiales.
Recabar antecedentes mórbidos personales o familiares que sean importantes de señalar para la
pesquisa de problemas de salud. A partir de la evaluación sobre la condición de salud del niño, niña o
adolescente, el encargado de salud de la residencia deberá informar a la Dirección la pertinencia de
realizar el ingreso a una determinada casa/sala/dependencia de la residencia.
En el caso de los reingresos se debe repetir la evaluación de salud.
Inscripción en Centro de Salud Familiar (CESFAM) local que debe acompañarse certificado de
nacimiento/orden de ingreso a la residencia. Debe realizarse la solicitud de hora para iniciar controles
regulares de salud.
Gestionar interconsultas de especialidad en salud mental, tales como: psiquiatría, psicología,
neurología u otros, respondiendo a las necesidades particulares de los NNA y garantizar la continuidad
del tratamiento en aquellos que al momento del ingreso ya están siendo atendidos.
Registrar en carpeta individual la información de atenciones en salud mental, e iniciar acciones
orientadas a su tratamiento.
En el caso de la incorporación de los padres o referentes significativos en materias de salud, se debe
consignar en el Plan de Intervención Individual (PII).
La carpeta individual del niño/a o adolescente contiene antecedentes de salud que incorporan lo siguiente:
14
Se debe considerar que el control de signos vítales varía según la edad.
23
Evaluación del estado físico general (ingreso)
Antecedentes de la historia médica y Diagnóstico médico
Necesidades médicas específicas (físicas, auditivas, ópticas, dentales, otras)
Medidas de salud preventivas
Alergias o reacciones adversas a medicamentos
Registro de vacunas
Registros de controles de salud e interconsultas
Tratamientos específicos en relación a necesidades de salud mental (psicología – psiquiatría -
neurología), y entrega de medicamentos según prescripción médica (en el caso de psiquiatría)
Registros de enfermedades, accidentes y heridas ocurridas a los niños/as y adolescente durante la
permanencia en el centro residencial.
El Ministerio de Salud (MINSAL) ha elaborado claros procedimientos de promoción de la salud de los niños/as
y adolescente, los cuales se deben considerar al momento promover y prevenir en las siguientes temáticas:
Vacunas
Dieta y nutrición
Ejercicio y descanso
Higiene personal
Salud sexual y reproductiva
Los efectos del alcohol, drogas, cigarrillos y otras substancias
Sida e infecciones de transmisión sexual
Otras enfermedades hereditarias
Cada niño/a y adolescente debe ser apoyado y guiado por todos quienes trabajan en la residencia,
considerando su edad, cultura, intereses, necesidades especiales, respecto al cuidado de su salud, incluyendo
la prevención del consumo de alcohol, drogas, cigarrillos y solventes, y realizando acciones orientadas hacia
una educación sexual sana (sida, infecciones de transmisión sexual, hepatitis C) durante toda la permanencia
del niño/a y adolescente en la residencia.
La residencia debe incorporar actividades y espacios dentro de la rutina del centro para abordar los temas
relacionados con la promoción de la buena salud y prevención de los factores de riesgo para la salud, asociado
al cuidado de sí mismo/a.
ADMINISTRACIÓN DE MEDICAMENTOS
Debe existir indicación médica expresa para todo medicamento que sea administrado en la residencia.
El/La Director/a de la residencia debe definir un responsable de la administración de medicamentos de
acuerdo a prescripciones del médico tratante, pudiendo ser éste el encargado de salud, técnico
paramédico o auxiliar de enfermería u otro con formación en la temática. El responsable de la
administración de medicamentos, deberá contar con un reemplazo en caso de ausencia.
El/La Director/a de la residencia debe realizar gestiones para que el recurso humano reciba
capacitación y entrenamiento práctico en primeros auxilios y técnicas de resucitación.
Se deberá implementar un libro o cuaderno foliado para el registro de la administración de
medicamentos de cada niño/a y adolescente. Este registro deberá señalar: Nombre del NNA, nombre y
dosis del medicamento administrado, fecha y hora de administración, nombre y firma de la persona
responsable de su administración, y por último, observaciones.
Todos los medicamentos que estén en la residencia deberán ser almacenados y guardados en forma
segura, bajo llave y en condiciones adecuadas en cuanto a temperatura y luminosidad del ambiente; y
se deberán crear procedimientos escritos para el almacenaje, mantención, administración, y desecho
24
de los mismos antes de la fecha de caducidad. Esta acción estará a cargo del responsable de la
administración de medicamentos.
El centro residencial debe contar con formatos y procedimientos específicos en relación a: entrega de
medicamentos, personal responsable, registros de la administración de medicamentos, entrega de
información entre los turnos, y mantener informado a directivo/s del establecimiento, sobre las
situaciones médicas de cada niño/a y adolescente y su evolución.
De realizarse la derivación de un niño a otra residencia, centro de administración directa, familia de
acogida, o egreso de los niños/as con sus familias, deben entregar los medicamentos, previo al egreso
de la actual residencia al lugar donde residirá el NNA, en forma segura, rotulados y especificando las
dosis y frecuencia de suministro, así como también las horas de las últimas dosis administradas. Ello en
adición a cualquier documentación de salud que de cuenta del diagnóstico, profesional/es de salud
tratantes, prescripciones.
25
PROTOCOLO PARA LA PRESENTACION DE RECLAMOS, SUGERENCIAS Y/O FELICITACIONES POR PARTE DE LOS
NIÑOS/AS, ADOLESCENTES Y SUS FAMILIAS EN LOS CENTROS RESIDENCIALES
I. Objetivos
Objetivo General:
Garantizar el ejercicio del derecho a ser escuchado al contar con un mecanismo de participación de niños/as,
adolescentes y sus familias o adultos responsables que permita acoger los reclamos, sugerencias y/o
felicitaciones, otorgando una solución y respuesta oportuna.
Objetivos Específicos:
- Identificar temáticas recurrentes en los reclamos recibidos, con el fin de realizar acciones remediales
y/o preventivas en la residencia.
- Acoger las sugerencias de cambio recepcionadas, y realizar acciones que permitan una mejora en la
calidad de la atención otorgada en la residencia.
- Identificar aquellas prácticas que sean reconocidas por niños/as, adolescentes y sus familias como
positivas, con el fin de replicarlas.
II. Metodología
Conceptos básicos
Se entenderá por reclamo, el acto de protestar contra aquella situación que represente malestar al niño/a en
su vida cotidiana, a las familias o adultos responsables, y que se relaciona con la estadía del niño/a y
adolescente en la residencia.
Se entenderá por sugerencia el acto de proponer o insinuar una acción, que de ser incorporada, mejoraría la
situación actual de una cosa, relación, persona o situación.
Por su parte, se entenderá por felicitación toda manifestación de satisfacción que se experimenta con motivo
de algún suceso favorable para una persona, lo cual puede ser lo que denominamos buenas prácticas
residenciales o el conjunto de acciones que son reconocidas como positivas por niños/as, adolescentes y/o sus
familias. Éstas pueden ser planificadas o generadas de manera espontánea y son realizadas por el personal de
la residencia (dirección, profesionales educadores/as) o por los mismos niños/as y adolescentes, orientándose
a mejorar las condiciones de atención residencial.
Para llevar a cabo lo señalado anteriormente, cada residencia deberá disponer de un Libro de Reclamos,
Sugerencias y/o Felicitaciones, el cual deberá estar foliado, con el objetivo que toda persona que requiere
presentar alguna queja, sugerencia de mejora y/o desee reforzar una buena práctica, cuente con los
mecanismos para ello.
Es fundamental que una vez que el niño/a o adolescente ingrese a la residencia, se le informe respecto a la
existencia de este libro, donde podrá expresar su opinión con la certeza que será escuchado.
Normas y Lineamientos
26
Todos los usuarios de la residencia (niños/as y sus familias) deberán ser informados de la existencia
del libro de reclamos, sugerencias y/o felicitaciones, sobre su importancia y especialmente del carácter
reservado que tiene.
La expresión formal de reclamos, sugerencias y/o felicitaciones, deberá ser realizada a través de dicho
libro.
El/la directora/a señalará al personal que se desempeña en la residencia la importancia y necesidad de
mantener absoluta discreción con la información contenida en el libro de reclamos, sugerencias y/o
felicitaciones.
Todo reclamo o denuncia debe ser formalizada mediante comunicación escrita. Si ingresa un reclamo
verbalmente, la dirección del centro deberá redactar lo que se denuncia o reclama y solicitar la firma
de quien lo emite.
Cada reclamo deberá ser abordado por la dirección o por quién éste/a designe.
Frente a la recepción de denuncias sobre maltrato/agresiones sexuales, ingesta de alcohol y/o drogas,
abandono de funciones, entre otras, deberá ser abordado de acuerdo a los procedimientos
institucionales definidos, a saber, Circular N°2308, adoptando todas las medidas técnicas y
administrativas que correspondan.
Para dar respuesta, se deberán considerar todos los antecedentes con los que disponga la residencia, y
el Director/a deberá convocar al personal (profesionales y técnicos) que intervengan con el/los
niños/as o adolescente/s involucrados, que considere pertinente.
En la carta de respuesta ante los reclamos y sugerencias efectuadas, se deberán exponer las acciones
remediales adoptadas, e indicar las posibilidades efectivas de cumplir con lo solicitado. Si ello no es
posible en lo inmediato, se debe indicar el tiempo estimado para su cumplimiento. En el caso de la
recepción de felicitaciones, se espera que se retroalimente al niño/a o adolescente y/o las familias,
evaluando la posibilidad de repetirla o sistematizarla.
Se deberá socializar con el personal de la residencia las medidas adoptadas, a partir del reclamo,
sugerencia y/o felicitaciones.
Acciones requeridas
Lugar: La residencia debe disponer el Libro de Reclamos, Sugerencias y/o Felicitaciones en un espacio visible
tanto para los niños/as y adolescente, como también sus familias y adultos que lo visitan. El lugar debe ser de
fácil acceso y conocido por todos/as.
Material: El material será un Libro foliado, el cual debe llevar el título en portada “Libro de Reclamos,
sugerencias y/o Felicitaciones”, de tal forma que sea fácilmente reconocible.
Responsable: El/la Director/a de la residencia (o quien éste designe) es la persona responsable de revisar el
libro y dar la respuesta correspondiente en el plazo oportuno.
Tiempo de revisión del Libro: El/la Director/a de la residencia tendrá un plazo máximo de 48 horas para tomar
conocimiento de los reclamos, sugerencias y/o felicitaciones expuestos en el Libro, lo que implica una revisión
permanente.
Tiempo de respuesta: La residencia tendrá un plazo de 10 días corridos para dar respuesta, a contar de la
fecha del reclamo. Dicha respuesta debe incorporar las acciones adoptadas por la residencia para dar
respuesta a la situación expuesta en el Libro. Cuando se trate de un niño/a o adolescente de la residencia, la
respuesta se realizará por escrito mediante el mecanismo que la residencia determine. No obstante, si el
reclamo, sugerencia o felicitación fue expuesto por un miembro de la familia o un adulto responsable, la
respuesta deberá emitirse a través de carta certificada. Ambas respuestas deberán realizarse con copia al/la
Supervisor/a Técnico/a de la Dirección Regional de Sename.
27
acciones individuales o grupales, tales como talleres (con los niños/as, adolescentes, adultos responsables,
profesionales, personal de trato directo). Ambas con el fin de implementar acciones remediales o preventivas,
que permitan responder a las demandas de los niños/as, adolescentes y sus familias.
Finalmente, es importante señalar que no podrán existir bajo ningún punto de vista, acciones que permitan o
amparen represalias en contra los niños/as y adolescentes que denuncien, o acciones que mermen el derecho
a opinar.
28
PROTOCOLO DE ACTUACIÓN EN SITUACIONES DE CRISIS Y/O CONFLICTOS15
Entregar herramientas a los equipos residenciales para afrontar conflictos y crisis posibles de emerger en la
convivencia cotidiana, garantizando la protección de niños/as y adolescentes y de los funcionarios/as a cargo.
II. Antecedentes
Los conflictos y tensiones implícitas o explícitas son parte natural de las relaciones de una comunidad de vida.
Por tanto, se reconoce a las personas implicadas, tanto niños, como adultos, como agentes activos en los
procesos de construcción, afrontamiento de conflictos y crisis, en la apertura de posibilidades de cambio y en
la modificación de la realidad en que viven.
Una forma de abordar los conflictos de la vida diaria es la acción psico-educativa. Ésta explora el potencial de
aprendizaje y adaptación del niño/a, identificando los recursos individuales y de socialización a través de las
experiencias, en términos de ofrecerles un proceso de educación constante.
El pilar de la intervención psico-educativa lo constituye lo vivido-compartido entre las personas que conviven
en el espacio residencial y por tanto las interacciones son vistas como oportunidades para instalar procesos de
aprendizaje.
Desde esta perspectiva es relevante contar con una planificación para enfrentar situaciones de conflicto o
crisis reconociéndolas como fuente de desarrollo y crecimiento de cada uno de los/as niños/as y adolescentes
residentes. Esto es consistente con una política de buen trato, o de respeto mutuo en la relación, y reconoce
la necesidad de contar con recursos humanos con competencias para el manejo conductual y psico-
emocional en los espacios de la vida diaria.
Lo antes señalado requiere que los/as profesionales y los educadores de trato directo reflexionen juntos y
sistemáticamente sobre las pautas relacionales que se dan en el centro, dentro de ellas las conductas
inapropiadas o disruptivas, y analicen los resultados de las estrategias para enfrentarlas de forma que se
vayan creando y re-creando ambientes sanos de convivencia, que no evitan el conflicto, y tienen
procedimientos claros para enfrentarlos.
Lo anterior significa que el equipo de la residencia debe consensuar con los niños/as y adolescentes las
normas de convivencia, ello a través de la elaboración participativa del “Manual de Convivencia” para que
ellos/as estén al tanto de las medidas disciplinarias que se aplicarán en casos de conflictos relacionales que
transgredan las normas de convivencia. Las normas y medidas disciplinarias deben tomar en cuenta la etapa
de desarrollo la comprensión situacional y las necesidades individuales.
Es del caso señalar que en un colectivo numeroso de niños que se encuentran se encuentran separados de su
medio familiar por causas de maltrato, estos pueden presentar problemas conductuales que expresan su
malestar. El maltrato produce problemas en el ajuste emocional, social y conductual de los niños, lo que
podría manifestarse en algún momento, mediante conductas disruptivas.
Dentro de las situaciones que atentan contra el bienestar de niños/as y adolescentes, pueden presentarse
hechos de agresión, ya sea por parte de los adultos o de otros niños/as o adolescentes, que revisten carácter
de gravedad ante los cuales debe aplicarse la normativa existente en el Servicio, en específico la circular Nº
2308.
15
Basado en el Protocolo de Intervención en Crisis de los CREAD de SENAME.
29
III. Metodología
A continuación se presentan los conceptos básicos, procedimientos y acciones específicas para afrontar
conflictos y crisis en el entorno residencial.
“El conflicto se define como una situación en que dos o más individuos con intereses contrapuestos entran en
confrontación, oposición o emprenden acciones mutuamente antagonistas, con el objetivo de neutralizar,
dañar o eliminar a la parte rival.
2.1.2 Procedimientos
Las pautas de actuación del adulto frente a diferentes episodios de desregulación emocional, producto de
conflictos, se traducen en la aplicación de medidas concretas y atingentes. Es aquí donde ciertas estrategias de
manejo conductual pueden ser de gran utilidad, en tanto, son soluciones inmediatas y eficaces para el control
del comportamiento de niños(as) y adolescentes.
Mantener la calma
Regular apropiadamente el tono de la voz, si hay gritos-bajar el tono.
Usar lenguaje claro y breve. La comunicación eficaz conlleva frases cortas y con sentido aplacador del
conflicto. Debe hacerse de forma concreta, comprensible para la edad del niño, sin contradicciones.
Regular refuerzos con la técnica de la economía de fichas o premios (para fortalecer conductas
apropiadas).
Retomar y analizar la situación conflictiva a posteriori con los implicados y/o con el grupo, extrayendo
aprendizajes que puedan aplicar en situaciones similares a futuro.
Aplicar los refuerzos positivos o negativos (restar privilegios) de forma consistente, en el entendido
que las reglas disciplinarias han sido conocidas antes por todos los niños/as y adolescentes; implica
asumir las responsabilidades de los actos de forma justa y oportuna.
En ningún caso se justifica el castigo físico o psicológico como técnica de control de conductas
disruptivas.
30
2.2 Acerca de las Crisis
Las situaciones de crisis se caracterizan por la existencia de un evento que supera la posibilidad habitual de
enfrentamiento del sujeto, surgiendo un estado de desorganización que puede comprometer su salud mental
y amenazar su integridad, haciendo difícil su manejo y contención con los recursos habituales con los que
cuenta el equipo de la residencia. Más complejo aun ya que se trata de niños/as y adolescentes víctimas de
graves y diversas vulneraciones de derechos.
Se debe tener presente que las situaciones de crisis, si bien desestabilizan la vida cotidiana del programa y
pueden presentar riesgos, también implican oportunidad de crecimiento y desarrollo.
La crisis puede ser una situación imprevista o bien ser el resultado de procesos de los cuales se puede
anticipar una consecuencia probable (Ejemplo: luego de la noticia de la muerte de algún familiar querido,
etc.).
Dichas situaciones tensionan y demandan a las diferentes instancias de la residencia, requiriendo a menudo
de la ayuda del equipo psicosocial, para luego evaluar la necesidad de recurrir a un profesional especializado
en salud mental, y/o de un médico psiquiatra infanto-juvenil o de un proyecto especializado, dependiendo del
tipo de crisis experimentada.
La intervención en crisis se define como un proceso de ayuda dirigida a auxiliar a una persona, familia o grupo
para soportar un suceso traumático de modo que la probabilidad de debilitar sus efectos (estigmas
emocionales, daño físico) se aminore y la probabilidad de crecimiento (nuevas habilidades, perspectivas en la
vida, más opciones vitales) se incremente. (Slaikeu, Karl, 2000).
Este proceso abarca dos fases:
Intervención de primer orden, o primera ayuda psicológica. Puede durar de minutos a horas y puede
ser proporcionada por educadores o profesionales capaces de entregar contención.
Intervención de segundo orden, que es el principio primordial de la terapia en crisis. puede durar
semanas o meses, y es proporcionada por terapeutas y consejeros con conocimiento de técnicas de
evaluación y tratamiento, busca resignificar el evento traumático.
Son intervenciones que se ejecutan durante la ocurrencia del evento crítico, con el objetivo de contener al
niño/a, adolescente o al adulto, de modo que su tránsito por la crisis ocurra con el menor daño posible.
Contactarse afectivamente con el niño/a, adolescente o adulto: hacerle sentir que es escuchado,
comprendido, aceptado y apoyado. Comunicar interés, simpatía, invitar a dialogar, resumir y reflejar
hechos y sentimientos.
Examinar las dimensiones del problema: centrarse en el pasado, presente y futuro inmediatos a la
crisis. En el pasado ver el suceso precipitante, en el presente, los recursos personales y externos o
sociales y en el futuro inmediato considerar las decisiones inminentes que se tomarán.
Analizar las soluciones posibles para restituir el equilibrio: el objetivo es identificar una o más
soluciones o necesidades inmediatas y posteriores. Los medios son preguntar al niño/a, adolescente o
31
al adulto lo que ha intentado hasta ahora; explorar lo que puede o pudo hacer ahora; proponer otras
alternativas: nueva conducta, redefinición del problema, ayuda externa, cambio ambiental.
Ejecutar la acción concreta posible: el objetivo es implementar soluciones inmediatas. Si el riesgo es
bajo y el niño/a, adolescente o adulto es capaz de actuar en su propio beneficio, entonces aquí se lo
estimulará a actuar, se lo instará a dialogar y se lo aconsejará. En una palabra se toma una actitud
facilitadora. En cambio se toma una actitud directiva para controlar la situación cuando hay alto riesgo
y el niño/a o adolescente o el adulto no es capaz de actuar en su propio beneficio (un intento de
suicidio, por ejemplo).
Acompañamiento protector hasta que el evento crítico se haya disipado: hay que asegurarse que el
niño/a o adolescente seguirá con el apoyo recibido, que el riesgo se mantendrá bajo, y puede seguir
aplicando las soluciones pensadas y ensayadas previamente.
Pedir apoyo al Director/a del proyecto o quién lo reemplace, solicitando su presencia en el lugar e
informándole lo que está ocurriendo.
El equipo de la residencia debe consensuar un conjunto de códigos (claves) que distingan los tipos de
crisis.
El centro residencial debe contar con un espacio para situaciones que requieren alejamiento de la zona
donde se produce la crisis.
Mientras el adulto que enfrenta el problema se encuentre sin apoyo, deberá mantener la calma e
intentar utilizar la comunicación como medio eficaz de resolver la crisis manteniendo la prudencia en
todas las acciones que emprenda.
Al llegar el Director/a o quién lo remplace, éste/a debe evaluar la pertinencia de convocar a otras
instancias para abordar la situación crítica.
El Director/a debe asumir el control en la toma de decisiones, instruyendo que los niños/as,
adolescentes o adultos que protagonizan la situación de crisis sean momentáneamente llevados a un
espacio separado para otorgar privacidad al proceso de contención e intervención de primera
instancia.
Se recomienda acudir con el niño/a o adolescente a algún espacio físico que no tenga elementos
peligrosos con los que el protagonista del episodio crítico pueda dañarse o dañar a otros.
Si existe algún profesional del equipo que ha generado vinculación con el niño/a o los adultos
involucrados en la situación de crisis, éste debe ser convocado para participar de la intervención
inmediata.
En caso de que la situación de conflicto o crisis involucre a un integrante del equipo, éste no deberá
formar parte del equipo a cargo de la contención e intervención con el niño/a o adolescente.
Asimismo, se deberá excluir de la intervención a cualquier miembro del equipo que se muestre muy
sobresaltado o que presente indicios de descontrol emocional.
Durante la intervención, sólo debe estar presente el personal que debe intervenir por lo que debe
evitarse que existan otras personas observando esta acción.
Se buscará minimizar los tiempos de gestión de la crisis producida, de modo de reducir los daños hacia
los niños/as, adolescentes o adulto y evitar el desgaste de los integrantes del equipo que intervienen
en ella.
Cabe señalar que la contención física que es posible realizar con un niño/a o adolescente, sólo puede
incorporar sujeción de extremidades (brazos y piernas), así como la cabeza, con el fin de evitar
agresiones físicas hacia sí mismo o hacia los demás, por lo que debe ser realizada por dos o más
funcionarios. Si es necesario efectuar maniobras que impliquen procedimientos más complejos, éstos
deben ser realizados por funcionarios de salud.
En caso de lesiones generadas en otros o en sí mismo, es necesario efectuar el traslado del niño, niña o
de quién resulte herido a atención de urgencia, de acuerdo a la gravedad de la lesión; lo que debe
quedar consignado en el libro de novedades.
32
En caso que el equipo considere necesaria la intervención de Carabineros sólo se solicitará por
indicación expresa del Director(a) de la residencia y bajo las instrucciones de la OCA y el conocimiento
del Coordinador de la Unidad de Protección de Derechos Regional.
Una vez ocurrido el episodio de crisis, se deberá velar por el cierre adecuado de la situación, tanto con
los niños/as y adolescentes como con los adultos involucrados, minimizando los daños asociados tanto
a las personas como a las relaciones al interior de la residencia.
El equipo de profesionales, liderados por el Director/a del centro, debe reunirse luego de una situación
de crisis para evaluar el abordaje de la problemática, de manera de perfeccionar paulatinamente los
criterios de actuación y el trabajo en equipo frente a este tipo de situaciones.
Además de ello, se recomienda abordar la situación de crisis en la intervención con los adultos de la
familia o significativos, a fin integrar la experiencia crítica en el proceso de intervención.
Se debe elaborar un informe de la situación acontecida, y entregarlo al supervisor/a técnico/a de
SENAME, y cuando se trate de un evento que ocasione conmoción pública, a las autoridades del
Servicio, de acuerdo al procedimiento establecido para estos efectos.
El Equipo debe informar al Tribunal de Familia de la situación crítica y su abordaje, así como las
intervenciones que se desplegarán, con el niño/a o adolescente y el adulto significativo, para prevenir
nuevos episodios críticos.
Los procedimientos antes señalados deben formar parte de los Planes de Inducción del Equipo que
ingresa a la residencia.
El/la director/a del programa debe asegurar y evaluar que todos y cada uno de los profesionales y
educadores conozcan estos procedimientos desde el ingreso al equipo de la residencia.
Las instituciones colaboradoras serán responsables de capacitar a sus equipos en primera atención en
crisis, incluyendo los elementos de contención física, como la sujeción de extremidades anteriormente
descrita.
33
Si lo anterior no es posible, se solicitará la presencia del director/a y/o el
profesional que haya logrado dialogar con el adulto previamente, quienes tomarán
contacto con éste, invitándolo a conversar en privado en una oficina.
Resulta relevante el que quienes intervienen puedan ponerse en el lugar de la
familia, comprendiendo su frustración y sentimientos, pero explicitando que esta
vía de expresión resulta inadecuada, tanto para ellos como para el niño/a. Es
necesario que los adultos visualicen las repercusiones de su conducta en el estado
emocional del niño/a, así como en el proceso que se lleva en Tribunales de Familia.
A partir de esto, se intentará llegar a un acuerdo para que esta situación no ocurra
nuevamente en el futuro, pudiendo utilizarse un contrato con la familia como
técnica de intervención.
Si no se llega a acuerdo, la Dirección evaluará la pertinencia de llamar a
Carabineros, en caso de que esto resulte necesario para evitar daños a los niños
y/o a los trabajadores de la residencia.
Si existe una amenaza contra algún integrante del equipo, esta situación deberá ser
denunciada ante Carabineros, quienes la informarán al Fiscal, el que a su vez
evaluará la pertinencia de implementar alguna medida de protección.
En todo caso, los propios miembros del equipo podrán implementar alguna
estrategia de autoprotección, tal como acompañar al compañero cuándo éste se
retire del programa, mientras persista la situación de riesgo.
En caso de agresión grave, estos hechos siempre deberán ser informados a la
Dirección Regional de SENAME, según lo estipulado en la Circular 2308, dentro de
un plazo máximo de 24 horas.
Del mismo modo, se pondrá en conocimiento del Tribunal de Familia en el que
radica la causa.
Estos hechos serán consignados en la carpeta del niño.
Dada la importancia de las visitas para el desarrollo integral del niño, se
incorporará el evento crítico en el trabajo con la familia de egreso que realiza la
dupla psicosocial, quienes intervendrán con el objetivo de apoyar a los adultos
para evitar estas situaciones en el futuro y resguardar la relación con el niño(a).
2. Retiro Forzado de los niños(as)
En ocasiones, los familiares pueden decidir retirar al niño/a del centro sin que medie una
autorización judicial para ello.
El retiro forzado se define como aquellas situaciones en que una persona externa al programa
intenta, a través del uso de la fuerza o no, llevarse a un niño/a de las oficinas, o solicita su
entrega inmediata.
Acciones En el momento que cualquier miembro del equipo se percate de la intención de un
adulto de retirar a un niño o niña del centro residencial, se debe activar la clave
definida por el equipo para estos casos informando inmediatamente al Director/a
o quién lo reemplace.
El funcionario que detecte la intención del adulto le hará compañía, indagando las
razones que motivan su deseo de llevarse al niño, con la finalidad de averiguar si
hay algún argumento que pueda generar un cambio de actitud y de este modo
lograr que desista de esta conducta.
El Director/a del establecimiento llamará a Carabineros para impedir la situación
de retiro forzado.
De no ser posible evitar el retiro forzado, el Director/a del establecimiento dará
cuenta al Tribunal de Familia, realizando una comunicación inmediata con el Juez
de Familia de turno a fin de regularizar la situación, a más tardar el día hábil
siguiente.
Se debe además, interponer inmediatamente la denuncia ante Fiscalía, PDI y/o
Carabineros.
Esto tiene el sentido de activar mecanismos de protección que puedan revertir el
riesgo en el cual se puede encontrar el niño y activar estrategias para potenciar el
retorno.
34
Una vez que el niño sea localizado, se deberá informar al Tribunal de Familia y
acudir a un establecimiento de salud para descartar la existencia de lesiones.
A su regreso, deben considerarse las medidas de protección decretadas por el
Tribunal y/o Fiscalía, para determinar con qué adultos es posible trabajar y quiénes
visitarán o no al niño/a, lo que también será parte de la intervención terapéutica
con el niño/a.
Se registrará en la carpeta del niño/a la situación ocurrida.
En la reunión técnica más cercana al evento, se evaluará la situación ocurrida con
el equipo, de manera de revisar los procedimientos empleados y generar
propuestas para perfeccionar los lineamientos de actuación en el futuro.
Esta situación deberá ser contemplada en el Plan de Intervención con el niño/a y su
familia.
3. Separación post visita
Se presenta un desborde emocional, tanto del niño/a, como del adulto al momento del término
de la visita supervisada.
El niño/a no quiere separarse del adulto, manifestándolo mediante un llanto persistente,
verbalmente, así como con desregulación emocional.
Acciones Un miembro del equipo que haya establecido vinculación con el niño/a deberá
concurrir inmediatamente al lugar, retirar al niño/a de la situación desviando su
atención hacia otra actividad que sea gratificante para él.
Otro profesional del equipo debe abordar la situación con el adulto a cargo,
analizar en conjunto lo ocurrido y establecer estrategias diferentes tendientes a
evitar la reacción emocional del niño/a ante la separación.
Los profesionales responsables de la atención del niño/a y su familia, d eberán
solicitar información a la educadora respecto de la situación del niño/a, luego de la
visita supervisada y establecerán estrategias preventivas a futuro, quedando
registradas en carpeta.
El/la director/a de la residencia debe evaluar el proceso al término del evento
crítico, con todos los actores intervinientes, analizando las estrategias para una
futura visita.
4. Situaciones de Riesgo Vital
Cualquier hecho que ponga en riesgo la integridad física de personas presentes en el programa
(niños/as, equipo, familias), tales como heridas, caídas desde alturas, asfixias, convulsiones u
otras.
Para su atención debe haber coordinación previa con el SAMU e idealmente un miembro del
equipo con formación para brindar primeros auxilios.
Acciones Una vez producido el incidente, se debe informar al Director/a o quién lo
reemplace, utilizando la clave designada.
Se debe entregar atención de primeros auxilios a la espera de la asistencia pública.
Realizar curaciones si se requiere.
Inmovilizar si se requiere trasladando a un espacio seguro al lesionado.
Si es necesario solicitar apoyo a SAMU.
Los profesionales no involucrados en el evento atenderán a otras personas que se
encuentren en la residencia.
El Director/a de la residencia deberá informar inmediatamente de la situación
enfrentada a autoridades de la Dirección Regional de SENAME respectivas y a la
familia del niño o niña.
5. Ingreso de adultos a visitas con consumo de alcohol / drogas.
Cualquier familiar y/o adulto significativo, que se presenta en el centro ya sea bajo los efectos
del alcohol, drogas u otra alteración que afecta el funcionamiento normal del centro.
Acciones El integrante del equipo que observe y/o detecte alguno de los indicadores
mencionados, deberá informar inmediatamente al encargado designado por el
equipo para actuar en situaciones como las descritas y al Director/a de la
residencia.
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Al presentarse una persona bajo los efectos del alcohol, drogas y/o estupefacie ntes
se debe cautelar que no establezca contacto con el niño/a.
El/la Director/a o quien éste designe deberá informarle al familiar que no será
posible realizar la visita en esas condiciones.
El/la Director/a además notificará por escrito al familiar y/o adulto significativo,
que deberá asistir a una entrevista con dupla psicosocial en una fecha posterior.
El/la directora/a entregará información por escrito de lo sucedido a los
profesionales asignados al caso.
Los profesionales deberán informar al Tribunal correspondiente de la situación, e
integrar estos antecedentes al Registro de Intervención Individual en la carpeta del
niño/a.
Los profesionales a cargo del caso conversarán esta situación con el adulto/a qu e
presentó la conducta, integrándola en la intervención destinada a generar
competencias para la protección del niño/a.
2.3 Situaciones de Crisis que pueden darse en el Contexto de Atención Niños/as mayores y adolescentes.
1. Conductas Autolesivas
Violencia auto dirigida comprende el comportamiento suicida, éste incluye pensamientos
suicidas, intentos de suicidio —también llamados “parasuicidio” o “intento deliberado de
matarse” — y suicidio consumado.
Asimismo la autoagresión incluye las autolesiones incluye actos como la automutilación
(OMS, 2003).
Pueden darse de manera repetitiva, producto de una marcada inestabilidad en el
comportamiento y en el estado anímico.
Acciones El miembro del equipo que se percata de la situación crítica deberá contener,
acoger y segurizar al niño, niña o adolescente, estableciendo un contacto
cercano, de empatía.
El educador que se percata de la situación actúa frente a la crisis, mientras otro /a
educador queda a cargo del grupo de niños/as.
El otro educador/a busca apoyo en otros miembros del equipo que hayan logrado
vinculación con el niño/a o adolescente, activa clave para apoyo.
El educador hace la intervención en forma afectiva, le habla para tranquilizarlo y
contenerlo.
Lo ocurrido se informa al/la Director/a de la residencia.
El/la Directora/a de la residencia deberá informar al supervisor/a técnico y éste(a)
a la Dirección Regional del Servicio.
Se mantiene supervisión permanente, hasta que el niño/a o adolescente reciba la
evaluación médica correspondiente.
El niño/a o adolescente deberá ser enviado de inmediato a un servicio de
urgencia, el cual idealmente deberá contar con urgencia psiquiátrica.
En caso de automutilaciones, si las heridas auto inflingidas son de gravedad,
también el niño/a o adolescente deberá ser enviado inmediatamente a un
servicio de urgencia. Si las heridas provocadas son menores, se podrán realizar
curaciones en el propio establecimiento, a cargo del personal técnico con
formación en salud o del educador con formación en primeros auxilios.
Si es necesaria la contención, sujeción, se saca al niño/a o adolescente del espacio
en que ocurrieron los hechos a un lugar tranquilo, donde la intervención sea
personalizada. En caso de no ser ello posible, deben ser retirados del lugar los
otros niños/as.
Las dependencias físicas utilizadas para la atención no pueden tener objetos que
pudieran constituir peligro, por ejemplo: cordones, utensilios con filo o puntas;
medicamentos, artículos de aseo, entre otros.
Adoptar medidas de protección con el resto de los niños/as o adolescentes.
36
El/la psicólogo/a realizará una evaluación psicodiagnóstica del niño/a o
adolescente, valorando las variables vinculadas a la conducta autolesivas y
aplicará criterios del CIE 10 a fin de derivar pertinentemente a la red de Salud.
Solicitar evaluación de salud mental en el Servicio de Salud respectivo y el
psicólogo deberá realizar seguimiento del diagnóstico y tratamiento, así como de
monitorear la administración de fármacos, si fueran recetados.
El trabajador social aportará los antecedentes familiares y sociales relevantes
para este caso en particular (existencia de conductas autolesivas en la familia,
apoyos posibles de brindar al niño/a o adolescente).
Ambos profesionales deben integrar las conductas autolesivas en el plan de
intervención, acompañar y orientar al equipo respecto de la intervención.
Se deberán potenciar las redes de apoyo cercanas al niño/a o adolescente,
incluyendo a los educadores a cargo, que como se señaló deben estar informados
del plan de intervención y de lo que se espera de su acción.
Se recomienda que el equipo de educadores y la dupla psicosocial, generen un
espacio de trabajo grupal con los pares del niño/a o adolescente, de modo de “no
patologizar” la situación y fomentar la cohesión grupal, el autocuidado del grupo
y la prevención de estos episodios.
Se establecerá un compromiso de apoyo y solidaridad con el niño/a y
adolescente.
La situación ocurrida, así como las medidas adoptadas, serán registradas en la
carpeta de cada niño/a, se informará además al Tribunal de Familia, y la Dirección
Regional de SENAME.
2. Conductas agresivas hacia pares.
El Manual de Convivencia interna estipula las características de respeto y buen trato en
las relaciones interpersonales al interior de la residencia (adultos-niños, entre pares, y de
los niños/as hacia los adultos), así como las sanciones educativas que implica el no
cumplimiento de las normas.
De acuerdo a la OMS, violencia es el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de
hecho o como amenaza, contra otra u otras personas, que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o
privaciones.
La definición usada por la Organización Mundial de la Salud (2003) vincula la intención
con la comisión del acto mismo, independientemente de las consecuencias que se
producen. Se excluyen de la definición los incidentes no intencionales.
Estas agresiones pueden ser de carácter físico, psicológico y/o sexual, dirigidas hacia un
niño/a o adolescente.
Acciones Los miembros del equipo que tomen conocimiento de una agresión contra un
niño, niña o adolescente, debe informar inmediatamente a la autoridad de la
residencia.
El equipo debe desplegar sus recursos para interrumpir la agresión, privilegiando
mecanismos de comunicación y persuasión, dejando la sujeción física sólo para
los casos en que sea estrictamente necesario para resguardar la integridad del
afectado.
Una vez interrumpida la agresión, el o los afectados deberán recibir atención de
primeros auxilios para valorar las secuelas físicas que se pueden haber producido
a consecuencia de la agresión. En caso de que las lesiones detectadas sean de
relevancia, el afectado deberá ser derivado a un establecimiento de salud de
urgencia.
En caso de agresiones físicas constitutivas de delito, los afectados deberán ser
derivados de inmediato al Servicio de Urgencia para la constatación de lesiones e
intervención médica pertinente, implementando las acciones que se señalan en la
Circular Nº 2308.
El equipo de intervención debe procurar brindar apoyo al agredido y, en forma
separada de él, a otros pares involucrados en la agresión.
37
La dupla psicosocial evaluará las consecuencias psicológicas y sociales del
episodio de agresión, tanto en el afectado, como en el agresor y en el grupo. Esto
permitirá intervenir adecuadamente en sus consecuencias, minimizando sus
secuelas para todos los actores.
Eventualmente derivarlo a un PRM, si corresponde.
La dupla psicosocial abordará el episodio con el grupo de referencia del niño/a y
adolescente y los educadores de trato directo para generar aprendizajes de la
situación y acuerdos para implementar estrategias que permitan prevenir la
escalada de la violencia al interior de la residencia producto de la revancha por la
agresión sufrida.
Se debe integrar en el plan de intervención estos eventos con el niño/a y
adolescente que realice la agresión de modo que éste logre enjuiciar críticament e
su propia conducta y potenciar su empatía para lograr la elaboración de este
episodio.
Asimismo se integrará en el PII el episodio de agresión recibida por el niño/a o
adolescente víctima, a fin de que integre y resignifique la experiencia.
Se informarán los hechos al/la directora/a de la residencia.
Además de ello, deberá ser informada la familia del afectado y del niño/a que
ejerció la agresión, y el Tribunal de Familia.
3. Conductas agresivas hacia adultos
El Manual de Convivencia interna estipula las características de respeto y buen trato en
las relaciones interpersonales al interior de la residencia (adultos-niños(as) y
adolescentes, entre pares, y de los niños(as) o adolescentes hacia los adultos), así como
las sanciones educativas que implica el no cumplimiento de las normas.
Estas agresiones pueden ser de carácter físico, psicológico y/o sexual.
Dichas manifestaciones de agresión se dirigen desde un niño, niña o adolescente hacia un
adulto a cargo de ciertas funciones en el Centro.
Acciones Cuando un miembro del equipo esté siendo agredido por algún niño/a o
adolescente deberá activar la clave definida por la residencia para solicitar apoyo
a sus pares para detener la agresión, donde éstos intervendrán a través del
diálogo y la persuasión.
Sólo en caso de que esto no funcione, será posible utilizar la técnica de sujeción,
exclusivamente para detener la agresión.
Luego de esto, el funcionario afectado deberá alejarse del foco del conflicto, para
que sean otros miembros del equipo quienes manejen la situación.
El o los afectados recibirán atención de primeros auxilios del personal técnico del
área de la salud o del educador con formación en el tema. En caso de que las
lesiones detectadas sean de relevancia, el afectado deberá ser derivado a un
establecimiento de salud de urgencia o a la mutual o sistema contratado por la
institución para accidentes laborales.
En caso de haber utilizado la sujeción los niños/as o adolescentes involucrados
deberán recibir atención de primeros auxilios destinada a descartar lesiones
físicas. En caso de existir los niños/as o adolescentes deberán ser derivados a un
recinto hospitalario de urgencia y el/la Director/a deberá instruir una
investigación sobre los procedimientos utilizados.
La dupla psicosocial, en conjunto con los educadores evaluarán las variables
asociadas a la agresión y el estado psicológico de los niños/as o adolescentes.
Desde la perspectiva psico educativa, esto permitirá abordar adecuadamente el
cierre del episodio de agresión con los niños, niñas y adolescentes involucrados,
así como con el grupo de pares y desarrollar aprendizajes.
El o los educadores informarán al Director/a de la residencia sobre la agresión,
quien a su vez informará al/la supervisor/a técnico/a y ésta a las autoridades del
Servicio, de estimarse pertinente.
Además de ello, deberá ser informada la familia del afectado y del niño/a o
adolescente que ejerció la agresión, y el Tribunal de Familia.
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4. Ingreso de niños, niñas y adolescentes con consumo de alcohol y/o drogas.
Situaciones donde un niño, niña o adolescente ingresa o reingresa a la residencia bajo los
efectos del alcohol, o las drogas.
Acciones El equipo determinará un espacio protegido y supervisado en que pueda
pernoctar el niño/a o adolescente que llega con consumo de alcohol o drogas. El
espacio debe estar separado de las dependencias donde se encuentran los otros
niños/as o adolescentes.
El educador que recibe al niño/a o adolescente conversa con éste sobre lo que se
propone hacer y evalúa si requiere sólo dormir o se encuentra alterado/a.
El educador informa el hecho al director/a de la residencia.
Un educador permanecerá a cargo del niño/a o adolescente en el espacio
habilitado con este fin y otro mantendrá la supervisión de los otros/as niños/as o
adolescentes.
5. Conductas dirigidas a destruir las dependencias al interior de la residencia
El cuidado de las dependencias debe estar consignado en el Manual de Convivencia de la
residencia, definiendo las conductas apropiadas y aquellas que atentan con tra el bienestar de
todos/as, así como las sanciones educativas que implica el no cumplimiento de las normas
Se incluyen actos como romper objetos, dañar el edificio, provocar fuego, subir a los techos, etc.
Acciones El personal que se percata de alteraciones en la convivencia o funcionamiento
cotidiano de la residencia evalúa el potencial de riesgo y/o peligro.
Los educadores deben actuar para interrumpir conductas agresivas utilizando la
calma y bajo ninguna circunstancia utilizar lenguaje soez, amenazante o
castigador.
Informar al Director/a de la situación de riesgo mediante claves u otros medios
que la residencia defina.
La dirección del centro informa al equipo psicosocial para disuadir a los niños/as o
adolescentes de su conducta.
Aquel integrante del equipo que cuente con la validación de los niños/as y
adolescentes debe participar directamente en la situación, de modo de lograr la
calma.
Se deberá reunir a los niños/as y adolescentes que no participan en el evento
crítico, trasladándolos a otras dependencias con el objetivo de que no se vean
afectados por esta situación.
En caso de que alguien resultara herido producto de esta situación, deberá recibir
primeros auxilios con el objeto de que sea evaluado y se realicen las curaciones
pertinentes. Si las lesiones generadas fueran de mayor gravedad, el niño/a,
adolescente o funcionario deberá ser trasladado a un servicio de urgencia para
recibir la atención médica que corresponde y dejar constancia de lesiones.
En caso de que se requiera la sujeción física para limitar los daños a las personas,
resulta indispensable la autorización del director/a, quien deberá velar porque no
se abuse de la fuerza física por parte de los adultos ni se vulneren los derechos de
los niños/as y adolescentes.
Sólo se recurrirá a Carabineros en caso de que se vea amenazada la integridad
física de los niños/as o adolescentes y/o los funcionarios. Frente a dicha situación,
se deberá solicitar la autorización expresa del director del centro.
Una vez superada la situación de crisis, los funcionarios deberán trabajar con los
niños involucrados respecto a la situación generada y los riesgos involucrados
para ellos mismos y para los demás, buscando extraer aprendizajes de la
experiencia y prevenir su ocurrencia en el futuro.
El equipo psicosocial, integrará el episodio en el PII del niño/a o adolescente y en
la intervención con el adulto a cargo, para realizar seguimiento.
La situación ocurrida, así como las medidas adoptadas, serán registradas en las
carpetas correspondientes.
39
6. Abandono del sistema residencial
40
contexto residencial definiendo las consecuencias que puede implicar, para sí mismo y los otros,
realizar actos contrarios a las leyes. Ello con los niños/as y adolescentes y con los adultos a cargo
del cuidado de éstos.
Cabe señalar que es necesario actuar cuando se tienen antecedentes de situaciones que
pudieran revestir carácter de delito, como llegar con artículos de procedencia desconocida,
ingresar droga, agresiones físicas y sexuales a otros niños/as y adolescentes, entre otros.
Particularmente relevantes resultan las situaciones constitutivas de delito que presuntamente
habrían sido cometidas por funcionarios de la residencia, pues a éstos les cabe por ley la
obligación de proteger a los niños/as a su cuidado.
Acciones Al momento de pesquisar algún tipo de las situaciones enunciadas se debe
comunicar ello inmediatamente a dirección de la residencia.
Si se identifica a un niño/a o adolescente, o miembro del equipo, incurriendo en
una conducta contraria a las leyes se debe separar a la persona del grupo o su
tarea.
La dirección de la residencia deberá generar un espacio de conversación privada
con el niño/a o adolescente con el propósito de indagar la situación acontecida.
Si existe denuncia a un miembro del equipo se deben denunciar los hechos a la
justicia.
Solicitar presencia de Carabineros de Chile o denunciar los hechos a esta
instancia.
En caso de encontrarse objetos de procedencia desconocida la dirección del
centro hará entrega a la autoridad pertinente de los artículos retenidos.
Realizar la denuncia correspondiente ante Fiscalía.
Comunicar la situación al Tribunal de Familia y familiares del niño/a o adolescente
involucrado.
8. Urgencia Psiquiátrica
Se refiere a cualquier perturbación del pensamiento, sentimiento o accionar para la que se
necesita una intervención terapéutica especializada e inmediata por parte de un profesional
psiquiatra (Quijada, 2009).
Dentro de los cuadros se encuentran la esquizofrenia, trastorno depresivo mayor con ideación
suicida, intoxicación por drogas, cuadro de agitación producto del alcohol, crisis de pánico, entre
otros.
Acciones Observar el lugar en el que se encuentra el niño o niña, para evaluar situaciones
de riesgo y solicitar apoyo al equipo.
Intentar establecer un contacto sea visual, físico o verbal, con el niño/a o
adolescente.
Contener los temores y angustias presentes en el niño, ofreciéndose como agente
protector y canalizador de sus necesidades y demandas.
Reducir agentes estresantes y/o amenazantes para el niño ubicándolo en un
espacio físico resguardado.
Mantener al niño acompañado e integrar a un adulto que sea significativo para él
en un rol contenedor.
Acompañar al niño(a) o adolescente el tiempo que sea necesario, hasta que logre
recuperar su estabilidad.
Determinar la necesidad de intervención externa y derivación a organismo de la
red, si resulta pertinente.
Integrar el evento en el plan de intervención individual.
Integrar los cuidados recomendados por personal de salud mental.
Informar a Tribunal de Familia y a supervisor/a técnico/a.
Informar al adulto de la familia, según evaluación de su capacidad de actuar
protectoramente y seguir indicaciones de profesionales de salud que han
evaluado y definido un tratamiento.
41
IV. Condiciones requeridas
42
PROTOCOLO SOBRE REGISTROS DEL CENTRO RESIDENCIAL
I. Objetivo
Contar con un sistema de registros e información relevante de los niños/as y adolescentes, sus familias y el
recurso humano que se desempeña en el centro residencial.
II. Antecedentes
Lo anteriormente expuesto, exige para los Centros Residenciales optimizar su sistema de registro, de modo
que éstos permitan dar cuenta del trabajo global que se está desarrollando con los niños/as, adolescentes y
sus familias, y por otra parte de los funcionarios que allí se desempeñan. Para esto, se ha hecho una
diferenciación de los registros sobre los distintos ámbitos que deben existir en la residencia, tales como:
En cuanto a la documentación relativa a los recursos humanos que laboran en la residencia; ésta debe estar
correctamente archivada en carpetas, considerando a cada funcionario/a de la residencia (técnicos,
profesionales, administrativos y de servicio). Esta información debe ser fácil acceso frente al requerimiento de
Sename o de otro organismo fiscalizador, como es el caso de la Contraloría General de la República (CGR), los
Tribunales de Familia, el Programa ASCAR.
Documento que formaliza el procedimiento de selección del personal establecido por la institución
administradora de la residencia.
Evaluación Psicolaboral (Informe o certificado de dicha evaluación), el cual indique expresamente que no se
observan contraindicaciones para realizar la función a desempeñar.
Curriculum Vitae.
Evaluaciones de Desempeño profesional, de acuerdo al sistema que la residencia haya dispuesto para ello.
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o Certificado de Antecedentes con una antigüedad no superior a 30 días desde que el funcionario/a
comience a prestar servicios en la actual institución. Este debe solicitarse cada seis meses y por
tanto debe estar disponible en la carpeta.
o Declaración Jurada Simple que exprese que el funcionario/a no se encuentra, bajo ninguna
circunstancia, procesado/a o formalizado/a por crimen o simple delito que, por su naturaleza,
ponga de manifiesto la inconveniencia de encomendarles la atención directa de niños/as y
adolescentes o de confiarles la administración de recursos económicos
o Certificado de Registro de Condenas, el cual indique que no cuenta con inhabilidades para ejercer
funciones en el ámbito educacional o con menores de edad (de acuerdo a lo solicitado en
Orientaciones Técnicas y Bases Administrativas de los procesos licitatorios).
El Centro residencial debe asegurar la existencia de registros para cada niño/a y adolescente atendido/a. Para
esto, se constituye en una exigencia de este Servicio, la existencia de una carpeta física individual (por niño/a y
adolescente que ingresa a la residencia) que contenga toda la documentación que dé cuenta de las atenciones
recibidas por el niño/a y adolescente en los distintos ámbitos sociales, familiares, educacionales, de salud y
judiciales (sean estos de Tribunales de Familia o Ministerio Público).
Dentro de los procesos de ordenamiento de la información, toma relevancia que la documentación existente
en las carpetas tenga un orden cronológico de dichas acciones, de tal manera que al momento de ser
revisadas se tenga acceso a las acciones recientes (la más actualizada) efectuadas en el caso.
La carpeta individual de cada niño/a y adolescente debe ubicarse en un espacio físico adecuado, de fácil
acceso para los profesionales y Director de la residencia. Se recomienda que la totalidad de las carpetas se
ubiquen en un mismo espacio, evitando tener distintas dependencias para su almacenamiento. Debe quedar
claramente establecido el/los responsable/s en el cuidado de las mismas, debiendo además contar con una
persona que reemplace si el titular no se encuentra presente al momento de ser requeridas. Es importante
señalar que esta es una disposición que se encuentra expresamente establecida en los convenios firmados
entre el Servicio y los Organismos Colaboradores.
En virtud del ordenamiento estándar de la totalidad de documentos existentes en las carpetas individuales, se
requiere contar, al menos, con una división de 5 ámbitos temáticos, a saber:
2. Intervención Psicosocial
Registro Histórico de Senainfo
Certificado de Redes y Familia Extensa emitido por Registro Civil
Informe de Evaluación Diagnóstica
Planes de Intervención Individual (PII)
Registros de Intervención (estas deben estar archivadas en orden cronológico).
3. Documentación de Salud
Certificado de Constatación de Lesiones realizado al momento del ingreso a la residencia.
Certificado de Inscripción en CESFAM
Nombre del CESFAM
Fecha y registro de los controles de salud
Certificados e informes médicos en salud física y mental
Documentación relativa a discapacidad, inscripción en el Registro Nacional de Discapacidad,
otros relevantes.
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4. Documentación de antecedentes educacionales
Certificado de alumno/a regular
Certificado de concentración de notas
Certificado de último curso aprobado.
5. Documentación judicial
Orden de ingreso de tribunales: (N° de RIT, RUC, Tribunal de origen)
Informes trimestrales enviados al Tribunal de Familia
Todas las actas de audiencia y resoluciones del Tribunal de Familia.
Oficios del/al Tribunal de Familia.
Debe existir una carpeta o archivador que contenga todos los documentos instruidos por el Servicio, a saber:
circulares, lineamientos técnicos, instructivos, minutas orientadoras y protocolos de procedimientos
emanados del Servicio, como también formulados por la propia institución. Como por ejemplo:
Oficio - Circular nº 10 que modifica la Circular 19 de 2005 SENAME, que fija normas e instrucciones
sobre rendiciones de cuentas de fondos transferidos en virtud de la Ley nº 20.035 de 2005.
Oficio Circular N°15 de Octubre de 2012, la cual imparte instrucciones sobre la obligación contenida en
los convenios que se suscriben con los organismos colaboradores de las funciones del Servicio Nacional
de Menores.
En este mismo sentido, los registros en la base de datos SENAINFO es de carácter obligatoria para todos los
proyectos licitados, por lo cual, se debe tener especial consideración a ingresar la totalidad de datos
requeridos y su actualización periódica.
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PROTOCOLO PREPARACIÓN PARA LA VIDA INDEPENDIENTE
I. Objetivo
Coordinar las acciones para el desarrollo de un trabajo en la línea de la preparación para la vida independiente
y fortalecimiento de la autonomía progresiva en los/as adolescentes que no cuentan con familia o adultos
significativos, una vez que se han realizado los despejes familiares correspondientes.
II. Antecedentes
La Convención Internacional de los Derechos del Niño (CIDN), señala la importancia de que la educación esté
orientada a desarrollar las capacidades del niño/a a fin de prepararlo para la vida adulta. El presente
protocolo, está orientado a abordar con los niños, niñas y adolescentes atendidos en residencias, los procesos
de autonomía progresiva, una vez que las estrategias de revinculación familiar no han tenido los logros
esperados, y se han despejado todas las alternativas de contar con un adulto responsable capaz de ejercer su
cuidado en el futuro. En particular, nos referiremos a niños en etapa de desarrollo adolescente, puesto que es
en este período vital, donde estarían dadas las condiciones para visualizar su proyecto de vida adulta en el
futuro y se establece la posibilidad de acompañarlos en sus definiciones vitales.
Para dar cumplimiento a lo anterior, la residencia debe realizar todos los esfuerzos para que los/as
adolescentes desarrollen su autonomía progresiva, se integren en procesos educacionales, elaboren un
proyecto de vida futura, el que deberá incluir el proyecto de vida laboral y acciones que les permitan adquirir
herramientas en este ámbito; todo lo anterior, adecuado a las necesidades y capacidades particulares de cada
uno/a.
Los niños, niñas y adolescentes atendidos en centros residenciales, han estado expuestos a situaciones de
maltrato y negligencia en sus familias, situaciones que han producido diversas consecuencias en sus procesos
de desarrollo normativo. La investigación reciente muestra que si el niño/a ha estado expuesto a estrés
prolongado y severo, particularmente durante su infancia temprana, incluyendo maltrato, negligencia y
abuso, esto afecta el desarrollo del cerebro resultando en impactos negativos en el crecimiento, en todas sus
esferas: física, cognitiva, emocional, social16. Además en algunos casos, podrían presentarse problemas de
salud mental, los cuales interfieren en sus procesos de autonomía, trastornos de conducta, déficit atencional,
trastornos del ánimo, y/o uso de alcohol y drogas.
No obstante lo expuesto, es posible observar que los niños/as y adolescentes también desarrollan a lo largo de
su vida recursos resilientes, los cuales le permiten enfrentar de mejor manera las condiciones adversas que les
toca vivir a diario, constituyéndose en un factor protector para sí mismo y potenciador de sus capacidades.
Por ello es importante, que los centros residenciales identifiquen al inicio del trabajo éstos recursos, con el fin
de potenciarlos.
Según los autores Stein, 2004 y Storø, 2012, cuando una persona joven que reside en un hogar de acogida o en
una institución de asistencia social infantil llega a los 18 años, se enfrenta a un gran desafío: debe prepararse
para atravesar la etapa de transición hacia una vida independiente. Al llegar a una determinada edad, se
espera que el joven pueda valerse por sí mismo, lo cual implica tener una vivienda propia, ir a la escuela o a la
universidad, trabajar y asumir la responsabilidad de ganarse la vida. Para ayudar a los/as adolescentes en esta
transición es necesario centrarse en el individuo. En realidad, la transición se entiende mejor como una serie
16
“Entendiendo los efectos del maltrato en el desarrollo cerebral”, Portal de información de Bienestar Infantil, año 2009
46
de transiciones, tales como pasar de la dependencia a la independencia, de ser alumno a ser estudiante o
trabajador, o quizás desempleado; de ser atendido a valerse por sí mismo… y así sucesivamente (Storø, 2012).
Por tanto, una de las tareas de los profesionales de la residencia es determinar si el/la adolescente está listo/a
para asumir su propia independencia. Esta evaluación tiene una vertiente psicológica y otra práctica. La
evaluación psicológica implica identificar cuán listo se siente el adolescente para este proceso. Si el joven lleva
consigo conflictos no resueltos de la infancia o la juventud, esto puede frustrar su capacidad de proyección a
futuro (Land, 1990; Levine, 1990). Por otra parte, la evaluación práctica se refiere al dominio de algunas
habilidades esenciales necesarias para la vida independiente. Propp et al. (2003:260) distinguen entre las
habilidades tangibles e intangibles. Las habilidades tangibles “son fáciles de medir; incluyen la educación, la
vocación, la capacidad de buscar empleo, de encontrar una vivienda y las habilidades relacionadas con el
consumo, tales como el manejo del dinero”; mientras que las habilidades intangibles “incluyen elementos
menos concretos y menos definidos tales como la toma de decisiones, la planificación, la comunicación, la
autoestima y las habilidades sociales”.
En concordancia con lo planteado anteriormente, es necesario que los centros residenciales desarrollen
estrategias que favorezcan espacios para la adquisición de destrezas de autonomía progresiva y un proyecto
de vida adulta, a lo largo de toda su estadía en la residencia.
III. Metodología
Se propone el enfoque socioeducativo como una alternativa de trabajo residencial en la preparación para la
vida independiente de los/as adolescentes. No obstante, se espera que cada residencia defina un modelo de
trabajo o enfoque para la vida independiente, pudiendo ser éste u otro, de acuerdo a las características de la
población atendida.
Dar la posibilidad de elegir entre opciones. Ello representa un gran desafío en entornos colectivos sin
embargo, es necesario, particularmente en estos espacios asegurar que los niños y niñas desde su temprana
edad, puedan ejercitar sus posibilidades de elegir, de modo que ello aporte en su sentimiento de tener
control sobre ellos mismos y por ende en sus vidas. Las dinámicas cotidianas del centro residencial debe
posibilitar la efectividad de este ejercicio: en relación a comidas por ejemplo (qué postre prefiere), en relación
a vestuario (colores, ropa específica, etc.), actividades, etc.
Dar la posibilidad de ejercitar procesos de autonomía progresiva: De la misma forma que en el marco de
actuación anterior, los procesos socioeducativos al interior del centro deben ser guiados posibilitando la
experiencia de autonomía dependiendo de la edad y de las características del niño, niña o adolescente en
procesos asistidos, y que siempre sean vividos de forma positiva e idealmente lúdica. Motivar a los niños/as
por mantener sus espacios ordenados, aprender a tener responsabilidad por mantener su vestuario en
condiciones adecuadas, aprender a hacer sus camas, a lavar su ropa, a realizar pequeñas compras asistidos en
un primer momento, etc.
Brindar espacios de reflexión acerca del modo como se toman decisiones: Esto representa otro gran desafío
de trabajo con los/as adolescentes, puesto que supone un trabajo de profundización en los propios valores,
metas deseos, sueños, gustos y preferencias, asumiendo las consecuencias lógicas de sus actos, es decir,
tanto de los beneficios como de los costos que implican las decisiones adoptadas.
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CONSIDERACIONES PARA DEFINIR EL TRABAJO DE PREPARACION PARA LA VIDA INDEPENDIENTE
Para establecer si los profesionales deben o no proyectar un trabajo de preparación para la vida
independiente con un/a determinado/a adolescente, será necesario haber realizado las siguientes acciones
previas:
- Evaluación de Competencias Parentales de los adultos familiares y/o significativos a cargo del
adolescente, previo a su ingreso a la residencia. Dicha evaluación, deberá señalar claramente que
el/los adulto/os está/n inhabilitado/s o no cuentan con competencias parentales suficientes para el
ejercicio del cuidado y protección.
- Participación de adultos responsables y/o significativos en al menos un proceso de intervención
familiar con resultado negativo, debidamente respaldado en los registros de intervención e informes al
Tribunal de Familia respectivo.
- Haber solicitado el Informe de Redes o Certificado de Familia Extensa al Registro Civil, a través del
Tribunal de Familia, y una vez obtenido éste, haber evaluado las condiciones, disponibilidad y
competencias de los familiares existentes para asumir el cuidado y protección del adolescente, no
contando éstos con las condiciones mínimas que resguarden a los adolescentes.
- Informes de Permanencia trimestral dirigido al Tribunal de Familia respectivo, dan cuenta de la no
existencia de adulto con quien trabajar en un proceso de intervención familiar, conducente a un futuro
egreso del adolescente.
- Toda la información hasta aquí señalada, debe estar ineludiblemente en la carpeta individual del
niño/a y adolescente, con sus respectivos verificadores.
ACCIONES A REALIZAR POR EL CENTRO RESIDENCIAL PARA LA PREPARACIÓN PARA LA VIDA INDEPENDIENTE
1. Inclusión en procesos educativos. Ello debe considerar los antecedentes escolares existentes, de modo de
asegurar la asistencia del niño/a al establecimiento educacional adecuado a sus necesidades. Cada niño/a o
adolescente que ingresa a centro residencial debe estar incorporado al sistema educacional formal (asistencia
regular o preparación de exámenes libres), a los 30 días máximo desde la fecha de ingreso. Los encargados de
la inserción escolar deben gestionar la incorporación de los niños/as o adolescentes en el sistema formal o
asistencia regular a escuelas, liceos técnico-profesionales, educación diferencial. Dentro de esto y por
realizarse el ingreso de los niños/as a los centros residenciales en cualquier momento del año, debe
considerarse la posibilidad de tomar exámenes libres o acceder a la regularización del año escolar.
48
3. Considerar la apertura de una cuenta de ahorro para la vivienda. Las Buenas prácticas de centros
residenciales muestran experiencias de gestiones con empresas comprendidas en acciones de responsabilidad
social empresarial, que pueden apoyar estas iniciativas de modo que los/las jóvenes puedan resolver la
situación de vivienda a su egreso definitivo del establecimiento.
4. Incluir el trabajo de vinculación o fortalecimiento de vínculos existentes, para que en el futuro, al menos,
cuente con referentes que les entreguen soporte afectivo.
5. Establecer nexos con posibles fuentes de inserción laboral, apoyo e inducción desde la elaboración de un
currículum vitae hasta brindar orientación para presentarse a entrevistas y a un nuevo contexto laboral.
6. Incorporación del objetivo de trabajo de preparación para la vida independiente en el Plan de Intervención
Individual (PII) del adolecente, con las acciones específicas a desarrollar para su cumplimiento.
7. Evaluación, revisión y ajustes a lo largo de todo el proceso de intervención respecto de la situación del/la
adolescente, considerando que ésta podría variar, en función de la aparición de nuevos antecedentes al
proceso de intervención relacionados con adultos que pudieran ejercer eventualmente su cuidado, u otros.
49
PROTOCOLO PARA EL PROCESO DE PRE EGRESO Y EGRESO DE NIÑOS/AS Y ADOLESCENTES EN LOS CENTROS
RESIDENCIALES.
I. Objetivo
Generar las acciones técnicas, administrativas, jurídicas para el proceso de pre egreso y egreso del niño/a y
adolescente de la residencia, resguardando el derecho a ser protegido y a vivir en familia.
II. Antecedentes
Es fundamental consignar, según reseña de “Documentos Temáticos para Centros residenciales del año 2011”,
se denomina acercamiento familiar o reinserción familiar, a un cúmulo de acciones que se enmarcan en la
estructura general de la gestión de la residencia, teniendo como propósito el egreso del niño/a y adolescente
a un espacio de vida familiar (Documentos Temáticos para Centros residenciales, 2º versión actualizada,
DEPRODE, noviembre 2011).
Esta instancia de Acercamiento Familiar demanda una gradualidad en su desarrollo. Esto implica que los
equipos profesionales, precedentemente a la decisión de formalizar esta acción de acercamiento con familia
nuclear o extensa, deben contar con los respaldos que den cuenta de indicadores que cautelen la existencia de
factores protectores en contexto familiar tanto en lo relacional, como en aspectos de habitabilidad para los
niños/as y adolescentes. Por tanto, esta instancia de Pre-egreso debe estar precedida por una gestión que
acredite avances relativos al fortalecimiento de recursos protectores, o de indicadores certeros que
vislumbren mejoramientos en los cuidados y habilidades parentales de los adultos que mantendrán los
cuidados de los niños/as y adolescentes. Lo anterior debe estar ineludiblemente asociado a los fundamentos
que se tengan respecto de los objetivos alcanzados en los PII de cada caso.
Material necesario:
III. Metodología
Etapa de Pre-egreso
Cabe mencionar que para el inicio de este periodo, es necesario realizar previamente acciones consecuentes a
evaluar el proceso de intervención psicosocial desarrollado. Para esto, se debe evaluar el actual Plan de
Intervención Individual, el cual conlleva a triangular la información con los demás actores participantes de este
proceso; a saber, niños/as, adolescentes, madre, padre, familia extensa, terceros significativos, escuela, salud
50
y programas especializados. A partir de estas apreciaciones obtenidas en torno al cumplimiento de los
objetivos propuestos, equipo debe ponderar factibilidad del inicio de fase de Pre-egreso.
Para dar inicio a la etapa de pre-egreso, se debe realizar una evaluación del Plan de Intervención, y
dependiendo de los resultados en el cumplimiento de estos objetivos, especificando además observaciones
tendientes a las competencias de protección y cuidados de la familia o adultos responsables, se dará paso al
proceso definido como etapa de Pre-egreso.
Fases de Pre-egreso
- Evaluación participativa de PII con equipo profesional y NNA adolescente y adultos a cargos.
Bajo el tiempo estipulado para la ejecución del PII correspondiente a esta etapa de pre-egreso, se efectúa
nuevamente la instancia evaluativa participativa con niños/a, adolescentes y padres o adultos
responsables, debiendo igualmente ser plasmadas formalmente en el registro de intervención. En esta fase,
se establecerían conjuntamente las acciones siguientes en el caso; los cuales contemplan referir el egreso
definitivo o extensión del tiempo de pre egreso en función de apoyar aspectos puntuales que estime
necesario de trabajar. En este último punto, se puede disponer de otras instancias de análisis que conlleve
reuniones con equipo directivo y profesional y otros actores intervinientes en el caso.
51
- Informe a TF solicitando egreso o continuidad en residencia.
Se elaborará informe a Tribunal de Familia dando a conocer situación de pre-egreso, y de acuerdo a los
análisis y conclusiones alcanzadas se hará solicitud de egreso o señalar continuidad del caso.
Evaluación de PII y
competencias de protección y
cuidado de la familia de origen
o extensa.
PRE- EGRESO
Proceso de Acercamiento
Familiar.
52
Etapa de Egreso
Acciones relevantes:
- Los profesionales responsables de cada caso, junto a los profesionales que participaron en el proceso de
intervención especializada, deben realizar el análisis técnico necesario para adoptar la mejor decisión para
cada caso, evaluando el proceso diseñado (Informe Diagnóstico – PII) y el proceso ejecutado. La
53
coordinación entre profesionales de la residencia y programa especializado debe ser formalizada al quedar
suscrita en el PII en su apartado de actividades programadas.
- Conjuntamente el equipo técnico debe evaluar respuesta y apoyos desde la red local: educación, salud,
juntas de vecinos, red colaboradora de Sename, entre otros, y las posibilidades concretas de acceso
(matricula en establecimiento educacional, inscripción en consultorio o red de salud, apoyos externos
efectivos con los cuales dispone o cuenta la familia).
- El equipo técnico debe contar con los respaldos que den cuenta de la información periódica y oportuna
enviada a tribunales respecto del estado de avance y acciones efectuadas tanto con el niño/a o adolescente
y su familia en el proceso de intervención, así como de la solicitud de egreso realizada al Tribunal.
- El equipo técnico de la residencia debe garantizar la realización de un proceso de egreso asistido (si el
niño/a o adolescente es derivado a otro proyecto/residencia Sename).
- Si al momento de realizar el egreso de la residencia, se ha considerado pertinente el ingreso del niño/a o
adolescente a otro proyecto de la Red de Atención de Protección de Sename, el equipo técnico de la
residencia debe resguardar que el nuevo proyecto disponga de toda la documentación del caso a través de
la carpeta individual. Es importante que se garantice la incorporación de los antecedentes de educación y
salud conjuntamente con los de intervención psicosocial. En el caso que el niño/a adolescente se
encuentra en tratamiento médico, con prescripción de medicamentos, la residencia debe realizar a quien
reciba el caso, entrega de la receta médica en original y con las dosis respectivas de medicamentos para un
mes de administración.
En caso de egresar con apoyo de algún programa de la red Sename u otro de la red local, es necesario:
Contar con algún adulto/a que apoye el proceso, que permita responsabilizarse del niño/a o adolescente. Por
tanto, esta figura adulta, debe haber participado tanto en la fase de Evaluación para la elaboración del
Diagnóstico, mantener contacto con el niño/a en forma frecuente, por ejemplo espacios de visitas que se
realizan en el centro, participar del proceso de tratamiento que se desarrolló, sea éste espacio de orientación,
de intervención terapéutica u otra.
Previamente al egreso, es necesario revisar cuál es la información que se entregará a la institución que recibirá
el caso, planificar la estrategia de traspaso de información, siempre considerando las particularidades de cada
situación. Es importante señalar que toda información relacionada con la presencia de posible trastorno
conductual, del desarrollo de la personalidad, tipo de adicciones sea entregada de manera tal que favorezca la
intervención y no limite las alternativas de ingreso o de intervención. Es necesario que frente a detección de
problemáticas asociadas a salud mental, los diagnósticos sean elaborados con apoyo de psicometría, de
exámenes específicos y evaluaciones realizadas por especialidades.
Por ejemplo, frente a situaciones como trastornos en el desarrollo de la personalidad o capacidad intelectual,
éstas se sustenten con la psicometría definida; frente a trastornos conductuales severos e ingesta de
medicamentos asociados se acompañe diagnóstico médico de la especialidad, sea éste por médico neurólogo
o psiquiatra según corresponda.
54
PROTOCOLO DE VISITAS A LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN LOS CENTROS RESIDENCIALES
I. Objetivos
Objetivo General
Asegurar la vinculación directa y regular entre el niño/a y adolescente y su adulto responsable y/o figuras significativas,
a través de visitas sistemáticas establecidas, durante toda su permanencia en el centro residencial.
Objetivos Específicos
• Fortalecer la vinculación sana del niño/a y adolescente con sus redes familiares o figuras significativas,
según lo planificado en el plan de intervención individual de los niños/as o adolescentes realizado por
profesionales.
• Generar un espacio seguro de vinculación del niño/a y adolescente con su adulto responsable o
personas significativas.
• Apoyar el adecuado ejercicio de las habilidades parentales de los adultos con los que se trabaja el
egreso, según lo planificado en el plan de intervención individual de los niños/as y adolescentes.
• Mantener medidas de seguridad y privacidad de las visitas en un espacio nutrición y de confort para el
niño/a o adolescente y los adultos.
• Desarrollar observación y/o supervisión de las visitas cuando ello sea necesario.
II. Antecedentes:
Cabe destacar, que en el presente protocolo las visitas son entendidas como un derecho inherente de los
niños/as y adolescentes y determinantes para prestar un servicio residencial de calidad, de no ser así, se
estaría propiciando el abandono progresivo. Al mismo tiempo constituye un espacio de psico-socio-educación
que es parte del proceso de intervención con el NNA y de fortalecimiento de competencias parentales con los
adultos que lo visitan.
III. Metodología:
Sólo podrán ingresar los adultos responsables o personas significativas consignadas en el listado de
visitas, el cual estará disponible previamente en portería o recepción. La elaboración del listado será
responsabilidad de la dupla profesional a cargo.
Durante todo el proceso de intervención, los profesionales deben verificar la existencia de prohibición
y/o restricción de visitas decretadas por el Tribunal de Familia.
Toda persona que ingrese a la residencia debe ser registrada en Libro de Visita, dispuesto en portería o
recepción, indicando Número de Cédula de Identidad, fecha, horario de ingreso / salida y firma.
Los adultos responsables o personas significativas del niño/a o adolescente sólo podrán ingresar en los
horarios establecidos para la realización de visitas de la residencia. Sin embargo, se deben considerar
las situaciones particulares de cada niño/a y adolescente, ajustándose a las posibilidades reales de los
adultos para visitarlos.
La dupla profesional deberá evaluar la existencia de situaciones que amenacen y/o vulneren la
integridad física y psicológica o emocional de los niños/as y adolescentes, ya que en estos casos
excepcionales, se deberá suspender temporalmente la realización de las visitas, lo cual deberá ser
informado al Tribunal de Familia correspondiente.
• Se deberá designar un responsable del proceso de visitas en el centro residencial, que se encargue de
coordinar todo el desarrollo del proceso de visitas, con el fin de chequear que todo esté en orden,
fomentar y revisar las condiciones de seguridad, bienestar, confort, privacidad y continuidad en el
desarrollo de la visita, pero también, detectar situaciones vulneradoras, conflictivas y/o irrespetuosas
ejercida hacia los/as niños/as y adolescentes y/o a algún funcionario, e incluso situaciones de amenaza,
peligro o riesgo de agresión, amenaza o vulneración.
55
Es responsabilidad de los profesionales a cargo entregar a los educadores de trato directo las
indicaciones particulares a considerar en la visita, de cada niño/a y adolecente.
Es deber de los profesionales y educadores de trato directo, recibir y consultar el parecer y la opinión
del niño/a y adolescente respecto de sus visitas.
Los adultos responsables o personas significativas, NO podrán ingresar a los dormitorios como
tampoco a los baños junto al niño/a o adolescente, a excepción de que lo hagan en compañía de los
educadores de trato directo con fines de psicoeducación.
Debe registrarse toda la información del desarrollo de las visitas y dinámicas de éstas en el Libro de
Novedades de la casa y/o Libro de Registro de Visitas.
Profesionales /director/a del centro, deberá tomar conocimiento de lo informado en el libro de
novedades y/o libro de registro de visitas; y registrar su firma luego de cada visita.
En casos en que no existen adultos responsables disponibles para el contacto, el equipo residencial
debe buscar una figura adulta, preferentemente de la familia extensa, de modo de evitar que niños/as
o adolescentes no tengan visitas establecidas en frecuencia y horario.
Cada residencia puede incluir dentro de las visitas, actividades socio-educativas que aporten al
desarrollo de las habilidades parentales y reforzamiento de vínculos
Visitas supervisadas
Entendiendo que el niño(a) tiene derecho a la identidad y a mantener contacto con sus figuras significativas,
se establecen las visitas supervisadas por el equipo como una forma de mantener la vinculación y garantizar la
protección.
Corresponden a un espacio de intervención en que se realiza el encuentro entre el niño(a) y su madre y/o
padre u otros familiares. Ello puede darse en situaciones en que no hay prohibición de acercamiento, pero los
adultos no cuentan con las competencias parentales para garantizar la protección del niño(a) y se requiere
este tipo de espacios para promoverlas.
Por lo antes señalado, la visita debe realizarse en las oficinas del centro y en presencia de uno de los
profesionales del equipo psicosocial; quién debe cautelar el bienestar del niño (a), además de utilizar este
espacio para observar e intervenir en la relación del adulto con el niño(a), a través de modelaje o de
indicaciones destinadas a desarrollar competencias para la protección.
Las visitas supervisadas pueden incluir también al educador(a) a fin de generar colaboración entre ésta y la
familia biológica del niño(a), aportando por ejemplo a brindarle seguridad a través de establecer acuerdo en
las normas, compartir información del desarrollo del niño(a) reforzando sus logros, trabajar en el libro o
cuaderno de vida con el niño(a), entre otras acciones posibles.
Acciones a realizar:
Los niños/as o adolescentes y el personal a cargo deben conocer el horario y frecuencia de las visitas
de cada niño/a o adolescente establecidas por el centro residencial.
El/la profesional (psicólogo/a, trabajador/a social) informa semanalmente a los Educadores de cada
casa, sala o grupo, la nómina de niños/as y adolescentes que serán visitados.
La nómina de niños/as y adolescentes que serán visitados, deberá ser actualizada semanalmente por el
profesional (psicólogo, trabajador social), en función de los ingresos, egresos y otras situaciones
especiales).
El/la educador/a, cuenta con la información acerca del día y horario en el que se desarrollarán las
visitas de cada niño/a y adolescentes a su cargo.
Los niños/as y adolescentes son informados por el educador/a del día y horario de las visitas.
Portería, recepción o responsable de la puerta para ingreso de familiares es informado por el
profesional (psicólogo, trabajador social) de la identidad de las personas autorizadas para ingresar al
centro y toma registro de identidad de dichas personas.
56
Portería o recepcionista realiza chequeo de la identidad, cédula de identidad de las personas
autorizadas a ingresar al centro, y registra: nombre completo de quien visita y el niño/a o adolescente
visitado/a, número de Cédula de Identidad, fecha, horario de ingreso y salida y firma.
Responsable de visitas, debe facilitar el proceso de entrada al centro de las personas que ingresan por
visitas durante la semana o el fin de semana, además de ser responsable del traslado de las visitas al
sector asignado para estos efectos.
Durante todo el tiempo que dure la visita se deberá realizar observación y supervisión directa por
parte de la persona responsable de este proceso y/o a quien se designe para estos efectos, de tal
modo de detectar a tiempo eventuales situaciones de conflicto y/o que amenacen la integridad de los
niños/as y adolescentes o funcionarios/as.
Profesional, educador/a encargado del caso, y/o responsable del proceso de visita registra/n
acontecimientos relevantes de la visita en el libro de novedades, y/o libro de visitas y/o ficha del
niño/a o adolescente que está bajo su responsabilidad.
Frente a alguna dificultad, portería, recepción o responsable de la puerta deberá solicitar apoyo de
profesionales/dirección del centro residencial de inmediato haciendo uso de herramientas para ello
(radiotransmisor, alarma, teléfono, clave de emergencia, otro).
En el caso de ocurrir una situación de conflicto o crisis durante el desarrollo de la visita, el equipo
deberá activar el “Protocolo de actuación en situaciones de conflictos en la convivencia cotidiana y
afrontamiento de crisis”, y dependiendo del tipo de situación vulneradora, otras Circulares vigentes
(por ejemplo, Circular Nº2308) para interrumpir la situación y medidas a aplicar. Luego de ello, se
deberá informar lo ocurrido al Tribunal correspondiente, con el fin de redefinir las medidas a adoptar.
La supervisión contempla el apoyo directo del profesional a cargo en el sector de portería en los
momentos de ingreso y salida de las familias, a fin de agilizar el flujo de personas y abordar eventuales
situaciones de conflicto.
La residencia debe establecer medidas a adoptar cuando las visitas concurren con niños/as pequeños u
otros parientes, amigos, por mencionar algunos, debiendo ingresar al centro sólo personas autorizadas
previamente por los profesionales a cargo del caso.
La residencia debe elaborar un díptico o cartilla con las normas para las visitas que establezca el centro
residencial. Dicho díptico o cartilla, debe entregarse a las personas autorizadas para visitar a los
niños/as y adolescentes al momento de la primera visita. La experiencia ha mostrado que durante las
visitas, es frecuente que los adultos lleven comida al niños/as y adolescentes y ésta muchas veces es
poco saludable. Por esta razón, debiera quedar claramente establecido en la normativa interna cuáles
son los alimentos que se podrán ingresar a la residencia, todos los cuales deberán estar envasados de
acuerdo a la normativa sanitaria, tamaño de éstos y aquellos alimentos que estén prohibidos.
Asimismo, en las visitas se les lleva a los niños/as y adolescentes ropa, artículos de primera o segunda
necesidad, lo cual debiese pasar por un registro de pertenencias para saber que se ingresa.
Profesionales, educadores de trato directo o encargado de la visita deberá conducir y apoyar el retorno
de los niños/as y adolescentes a sus rutinas habituales.
Libro que contenga el Registro de Visita de la residencia y observaciones del desarrollo de ésta.
Registros en libro de vida, carpeta individual y libro de novedades.
Establecimiento de rutinas que incorporen horarios de visitas.
Espacios físicos adecuados, delimitados y acondicionados para el desarrollo de las visitas.
Los espacios dispuestos para las visitas serán aquellos espacios comunes al interior del centro
residencial que la residencia disponga.
Las dependencias habilitadas para ello deben permitir que las personas puedan compartir un
espacio seguro, agradable, visible y alejado de las puertas de entrada al centro.
La sala de visitas interior o exterior de la residencia debe contener elementos lúdicos o de juego,
con materiales didácticos o de otro orden que favorezcan el contacto interpersonal del niños/as y
adolescentes y sus visitas, considerando su etapa evolutiva.
Los/las personas adultas que realicen las visitas, deben contar con un baño de uso exclusivo, para
el espacio de tiempo que dure la visita.
57
DOCUMENTO DE TRABAJO: DETECCIÓN DE CLIMAS BIEN TRATANTES O CLIMAS TÓXICOS EN LOS CENTROS
RESIDENCIALES
I. Objetivo:
Aportar insumos teóricos y prácticos para promover climas bien tratantes para niños/as y adolescentes en los
centros residenciales.
II. Antecedentes
El documento que se presenta a continuación, se extrae de la “Guía de abordaje del abuso sexual”, elaborado
para los Centros Residenciales ejecutados por los organismos colaboradores de SENAME en el año 2013,
siendo actualizado para este nuevo período. En él se establecen conceptualizaciones sobre la materia, los
principios del buen trato, las distinciones entre climas nutritivos y climas tóxicos y propone una Pauta para
identificar “Climas nutritivos y tóxicos para el buen trato”, que se complementa con un cuadro para tener la
visión del trabajo a realizar para mejorar climas tóxicos.
Todos tenemos la capacidad de tratar bien y los aprendizajes básicos para hacerlo son la educación emocional,
la capacidad empática y las habilidades sociales para comunicarnos con otros y resolver los conflictos que son
propios de la relación entre personas diversas, por lo tanto, el buen trato no se instruye, el buen trato se vive,
por lo que de nada sirve enseñar a los niños conductas de buen trato en el marco de un contexto vincular
maltratante18.
El ejercicio de relaciones bien tratantes apunta a desarrollar una manera de ser y actuar, en conversaciones,
cercanía y cariño que promueven un sentimiento mutuo de respeto y valoración. El buen trato implica
reconocer a quien tenemos al frente como un ser legítimo, un semejante. Esta forma de relación genera
bienestar entre quienes interactúan, formando una base que favorece el crecimiento y desarrollo personal.
Debemos tener presente que esta conducta no requiere de actos heroicos, sino que se va construyendo en lo
cotidiano a través de miles de pequeños gestos de cuidado, consideración y atención hacia uno mismo y los
demás19.
El buen trato entre los adultos, padres, madres u otras personas responsables y funcionarios/as de las
residencias, se transforman desde esta perspectiva en un factor relevante del contexto bien tratante de niños,
niñas y adolescentes, dado que, las relaciones bien tratantes favorecen y contribuyen a la construcción de
relaciones sociales basadas en el respeto y la afectividad20.
En esos términos y, siguiendo a Ana María Arón y Neva Milicic, se entenderá por clima bien tratante como
aquellos climas nutritivos que promueven el bienestar de todos sus miembros y por climas tóxicos aquellos
que destacan las fallas, las faltas, las dificultades, los defectos.
El Buen trato en el sistema residencial, pasa por considerar siempre las necesidades de los niños, niñas y
adolescentes, los recursos/capacidades de madres, padres o adultos significativos, potenciándolos como
fuentes de resiliencia e involucrándolos en el proceso de intervención.
17
Resumen del texto Modelo de Trabajo con niños, niñas y adolescentes y familia. Curso U. C. virtual: Salud Mental. Francisca Wormald – Josefina
Martínez B.
18
Francisca Wormald – Josefina Martínez B. IBID.
19
Política de Buen Trato hacia Niños y Niñas. Junta Nacional de Jardines Infantiles.
20
IBID
58
Los buenos tratos se aseguran cuando hay una adecuada interacción entre los distintos sistemas que nutren,
protegen, socializan y educan a los niños/as y adolescentes, entre ellos cobran relevancia los recursos
comunitarios. Para ello se requiere que los funcionarios/as que atienden a los niños, niñas y adolescentes en la
residencia tengan vínculos afectivos con éstos, lo que se traduce en compromiso, paciencia, establecimiento
de límites claros y precisos, que deben considerar siempre los procesos propios de cada niño/a y adolescente,
su historia de vida, su etapa de vida, su género, entre otros.
El aspecto convivencial no se refiere sólo a los niños/as y adolescentes sino que también a los adultos, pues el
equipo de trabajo enseña con el ejemplo como relacionarse con otras personas.
El buen trato es establecer relaciones interpersonales basadas en la consideración por los demás…, implica
reconocer a quién tenemos al frente como un legítimo otro, como un semejante, para lograrlo debemos ser
capaces de ponernos en lugar de la otra persona y resonar con lo que le pasa, es decir debemos haber
desarrollado la capacidad de empatizar.
El no ocasionar daño a otro, o maltratarlo, es la dimensión más evidente del buen trato, pero existe otro
aspecto, que consiste en demostrarle al otro mediante nuestros gestos y actitudes, que lo reconocemos en
su existencia y respetamos su dignidad como ser humano.
El Buen trato designa una forma de vida y una postura activa de respeto y reconocimiento de los demás como
“legítimos otros”.
El Buen trato se construye en base a pequeños gestos cotidianos de reconocimiento de uno mismo y los
demás.
Los microclimas de buen trato nos protegen del efecto tóxico de la violencia.
El Buen trato no se instruye, el buen trato se vive y se enseña a través del ejemplo y del vínculo “bien
tratante”.
a) Identificar climas bien tratantes y tóxicos para el buen trato. Aplicar Pauta para identificar climas
nutritivos y tóxicos para el buen trato.
b) Diseño participativo de plan de convivencia interno que incluya estrategias y acciones para mantener
los aspectos que se hayan identificado como nutritivos y modificar aquellos aspectos identificados
como tóxicos, así como considerar la incorporación de actividades de promoción del buen trato.
c) Acompañamiento y apoyo técnico a los equipos. La residencia podría solicitar apoyo técnico a la
Unidad de Protección de Derechos de la Dirección Regional y/o coordinarse con los proyectos
especializados en maltrato (PRM) de la Red Sename.
21
Definición tomada de Francisca Wormald – Josefina Martínez B. IBID.
59
3.2.2. Desarrollo y fortalecimiento de entornos bien tratantes para niños y niñas.
a) Revisión y modificación de las prácticas de protección y cuidado de niños y niñas existentes desde el
enfoque de buen trato.
b) Fortalecimiento del vínculo entre padres, madres, adultos responsables y funcionarios/as del sistema
residencial.
c) Fortalecimiento del trabajo con redes y comunidad.
3.2.3. Formación continua para los funcionarios y funcionarias del sistema residencial.
3.3 Diferenciando climas nutritivos y climas tóxicos para promover el buen trato 22.
Continuando con las propuestas de Arón y Milicic, se consideran 5 ejes para delimitar los climas nutritivos de
los tóxicos, que pueden servir de soporte para la elaboración de planes de convivencia.
2.Cooperación 2.Competencia
Se rigen por la lógica del bien común y por Los climas competitivos enseñan a los
tanto promueven relaciones de niños/as y adolescentes a centrar su
colaboración entre los integrantes de un energía en “ser el primero”, en “ganarle a
grupo. En estos climas se enseña a trabajar los otros”, promueve la lógica individualista
unos con otros para lograr metas comunes, puesto que “para ganar yo deben perder los
entendiendo que hay empresas que demás”. Los niños aprenden a no alegrarse
necesitan el esfuerzo de todos. No hay por el triunfo de los compañeros o del
ganadores ni perdedores, todos se grupo, porque esto amenaza sus propios
benefician del trabajo realizado, desde allí objetivos. En este clima no se trabaja unos
surgen relaciones de confianza, se aprende con otros, sino “uno contra otros”,
la solidaridad y a compartir. Se favorece la surgiendo relaciones de desconfianza y
colaboración como una forma de rivalidad. Las familias y los equipos no
interacción cotidiana en las familias con las logran establecer relaciones de confianza,
que se trabaja y con los entornos sociales, obstaculizando las posibilidades de los
potenciando las conductas prosociales. niños y niñas de vivir en un clima emocional
positivo.
22
Francisca Wormald – Josefina Martínez B. IBID.
60
3.Pertenencia 3.Exclusión
Los adultos asumen que están al servicio Se abusa del poder que se tiene sobre los
del cuidado y la protección de los niños/as niños/as y adolescentes, se busca
y adolescentes. Por lo tanto, las normas “dominio” sobre estos, es decir, se
disciplinarias buscan promover el
caracterizan por ser autoritarios. Este
desarrollo de los niños.
Los límites y reglas imperantes se contexto se rige por el valor de la
establecen con el fin último de hacer obediencia, es decir que los límites y
posible la convivencia entre los miembros normas se orientan a mantener el
del grupo, regulando la interacción entre sometimiento sin cuestionamiento a la
ellos. autoridad y las jerarquías. Asimismo se usa
Se explicita lo que se espera de ellos y no reglamentos que privilegian el
solamente las conductas que serán
señalamiento de las conductas que no
sancionadas. Cuando se transgrede una
norma, se pone mucho cuidado en pueden realizarse, tipificando las sanciones
sancionar la conducta y nunca a la que corresponden a cada falta. Frente a las
persona. transgresiones se tiende a sancionar a la
persona y no sólo la conducta.
61
situación que priva a los niños del
aprendizaje y les induce a ocultar lo que
sienten para aparentar una solución al
conflicto.
Los sistemas residenciales tienen diversos estamentos encargados del cuidado de los niños/as y adolescentes:
la dirección, el equipo profesional, los educadores, el personal auxiliar; que además trabajan en sistemas de
turno. Las relaciones interpersonales entre los adultos son un factor que influye directamente en la vivencia
de los niños/as y adolescentes atendidos, por tanto, la presente pauta también es de utilidad para evaluar el
clima relacional entre los adultos y orienta planes de trabajo a implementar para mejorar climas tóxicos.
23
Clima Social Escolar: escala de clima social escolar (ECLIS). Arón, Milicic y Armijo. Univ. Psychol. Bogotá Colombia 2012.
62
son tratadas con justicia. tratadas injustamente.
El cuadro siguiente es una propuesta de formato de plan de convivencia participativo señalado en el punto (b)
sobre prácticas promotoras del buen trato.
63
ANEXO N°1
Nombre completo :
RUT :
Fecha de nacimiento :
Edad :
Nacionalidad :
Pueblo Originario (si corresponde) :
Escolaridad actual (Nivel al momento del ingreso) :
Establecimiento educacional :
Necesidades Educativas (Si/no) Cual? :
Nombre de adulto a cargo previo al ingreso :
Parentesco :
Domicilio de la Familia Biológica :
Fono de la Familia Biológica :
Tribunal de Familia :
RIT :
RUC :
Curador Ad Litem :
Fecha de ingreso a la Residencia (Día/Mes/Año) :
Hermano/a en sistema residencial (Si/NO) :
Nombre de residencia de Hermano/a :
Ingreso anterior a Red Sename (Cual programa) :
Evaluaciones anteriores (si/no) cual y fecha de esta :
Fecha de Evaluación :
Fecha de Informe :
2. Metodología de Evaluación
64
educación, criterios o pruebas aplicadas para evaluar brechas del desarrollo, sintomatología en el
ámbito de la salud mental, funcionamiento cognitivo y social y evaluación emocional.
Registrar nombre, cédula de identidad, fecha de nacimiento, edad, escolaridad, actividad laboral, ingresos,
situación de salud, para cada integrante del grupo familiar de origen.
Importante señalar además otras personas de la red familiar que pueden participar de la instancia de despeje
u otras figuras externas a la familia que pueden asumir el cuidado del niño/a o adolescente.
Señalar aceptación de la medida por parte del adulto y la responsabilidad que asume al respecto.
5. Resultados de la Evaluación
Indicar áreas evaluadas por el instrumento, destacando aquellas con mayor desarrollo o fortaleza y aquellas
debilitadas. Consignar los recursos para el cambio observados en los adultos.
Creencia de a familia o cuidadores respecto a motivo de ingreso del niño/a y adolescente a sistema
residencial
Expectativas egreso del niño/a y adolescente
Evaluación de competencias parentales
Red de apoyo familiar y social
b. Evaluación comunitaria
Creencias del niño/a y adolescente respecto del motivo que origina su ingreso
Aspecto relacionados a la salud
Cumplimiento de las tareas del desarrollo:
Establecer los ámbitos del desarrollo (motor, socio-afectivo, cognitivo, del lenguaje, desarrollo
moral y desarrollo sexual) que se encuentran acordes a la edad cronológica del niño/a y adolescente y
los que presentan retraso, y el nivel de desfase de los mismos. Presencia de trastornos del desarrollo.
Aspectos emocionales y comportamiento
Sintomatología:
Descripción de síntomas y/o cuadros clínicos aplicando criterios del CIE 1024, a fin de
determinar requerimientos de atención de salud mental.
Integración socio comunitaria previa al ingreso y actual:
Describir la integración socio comunitaria previa al ingreso al centro y la integración socio
comunitaria actual (salud, crece contigo, jardín infantil, u otros, relaciones significativas en el entorno
familiar y comunitario), indicar los cambios y la adaptación del niño/a y adolescente a estos.
24
Clasificación Internacional de Enfermedades: corresponde a los criterios que utiliza el Servicio de Salud y es de utilidad
para la correcta y oportuna derivación a salud mental.
65
Aspectos educacionales
Recursos resilientes del niño/a y adolescente:
Señalar las características temperamentales, afectivas, motivación de logros, sentido del humor,
u otras que se constituyen en un recurso para la intervención.
6. Conclusiones y Sugerencias
Señalar en forma sintética los temas a integrar en el plan de intervención con la familia biológica para
desarrollar sus capacidades de protección y con el niño/a y adolescente a fin de proporcionar condiciones para
superar brechas observadas en el desarrollo, trastornos y síntomas, y a fin de potenciar sus recursos para la
integración socio comunitaria y el ejercicio de derechos.
Se debe considerar además sugerencias de derivación a Red especializada o la red de protección Universal de
derechos.
________________________ _______________________
66