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Ginastera y Piazzolla1
Omar García Brunelli2
Introducción
El primer alumno particular que tuvo Alberto Ginastera fue Astor Piazzolla. Sólo
cinco años mayor que Astor, Ginastera fue el principal responsable de la formación musical
académica del marplatense. Para Piazzolla, Ginastera era el compositor más importante de
Argentina, y Ginastera siempre siguió con admiración el derrotero artístico de Piazzolla. La
influencia del maestro se puede hallar en muchos aspectos de la obra del bandoneonista y en
su cabal comprensión del campo académico. Pero, curiosamente, vemos también a través de
la formación artística de Piazzolla, una impensada (y seguramente involuntaria) influencia de
Ginastera en la historia del tango. En esta presentación expongo algunos aspectos de la
relación maestro / alumno, e indago ciertas trazas ginasterianas que se pueden hallar en el
mundo musical de Piazzolla.
1
El Dr. Gerardo Guzmán me convocó para dictar una conferencia sobre Alberto Ginastera, en el marco de la
muestra “Alberto Ginastera. Malambo, truculencia y legado”, realizada en homenaje al compositor en
septiembre y octubre de 2016, en el Conservatorio Gilardo Gilardi de La Plata. Como mi conocimiento sobre el
gran compositor argentino es limitado, le ofrecí referirme a la relación del compositor con su discípulo Astor
Piazzolla, aspecto sobre el que he trabajado y reflexionado bastante. El profesor Guzmán aceptó generosamente
mi propuesta. Luego observé que en el catálogo diseñado por el Ministerio de Cultura para esta conmemoración,
se le había otorgado un espacio relevante a Piazzolla como alumno de Ginastera, por lo que comprobé que,
efectivamente, resultaba propicio explayarme un poco acerca de este vínculo. Finalmente la exposición resultó
una suerte de miscelánea que abarca, con idas y vueltas cronológicas, parte de la obra de Piazzolla y parte de la
de Ginastera. La intención ha sido, justamente, además de relatar una fructífera relación personal, explorar
algunos aspectos de las posibles vinculaciones de las obras de ambos compositores.
2
Licenciado en Música, especialidad Musicología, por la Universidad Católica Argentina. Doctorando en
Historia y Teoría de las Artes, Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
Pertenencia institucional: Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega”. Correo electrónico:
omar.garcia.brunelli@gmail.com.
en Nueva York (Azzi y Collier, 2002, pp. 46-49). La que voy a comentar ahora tuvo enormes
consecuencias en su vida. En la segunda mitad de 1940, el pianista Arthur Rubinstein estuvo
unas semanas en Buenos Aires, antes de radicarse en Estados Unidos. Piazzolla se presentó en
su departamento con una pieza para piano que había escrito y que mostró candorosamente
como un “concierto”. Esto podría haber quedado como un atrevimiento inocente, pero resulta
que el pianista le preguntó si quería estudiar seriamente y en ese mismo momento se
comunicó con Juan José Castro, quien, como no podía tomar alumnos, le recomendó a
Alberto Ginastera (Azzi y Collier, pp. 67-68). A la distancia, se ven como pasos trascendentes
y acelerados: Troilo – Rubinstein – Castro – Ginastera en unos pocos meses.
también se sentía identificado con George Gershwin y Heitor Villa-Lobos (Speratti, 1969, pp.
99-100). Con respecto a Gershwin, afirmaba:
Siempre sentí que había una cierta afinidad entre su obra y la mía.
Quizá porque su música representa a Nueva York y la mía a Buenos
Aires. Quizá porque los dos, a partir de cosas muy tradicionales, él
con el jazz y yo con el tango, buscamos jerarquizar lo que nos gustaba
y darle un vuelo especial (Gorín, 1990, p. 79).
Además de Stravinsky y Bartók, estudió obras de Alban Berg, Paul Hindemith,
Maurice Ravel y Aaron Copland, y, entre los clásicos fuera de la modernidad, a J. S. Bach y
Johannes Brahms. En cambio no le interesaba el dodecafonismo ni los compositores de la
segunda posguerra. Conocía y respetaba la música de Pierre Boulez, Karlheinz Stockhausen,
Luigi Nono y Iannis Xenakis, pero no le atraía su estética (Azzi y Collier, 2002, pp. 150-151).
Sin duda, la mayor influencia recibida por Piazzolla fue la de su maestro, quien por
los años durante los cuales tuvo como alumno a Piazzolla, transitaba por lo que él mismo
consideraba su etapa “objetiva”. Sin usar la palabra “nacionalismo” la denominación
empleada por Ginastera aludía, según Pola Suárez Urtubey,
estrenada en La Plata en 1948 por Antonio Tauriello (Azzi y Collier, 2002, p. 86). Ginastera
la consideró lo suficientemente buena como para incorporarla al programa de la carrera de
piano en el Conservatorio (Speratti, 1969, p.68).
Las clases finalizaron cuando Ginastera viajó a fines de 1945 a Estados Unidos para
hacer uso de la Beca Guggenheim que le había sido otorgada en 1942 (Schwartz-Kates, 2010,
xviii). La relación posterior de ambos músicos fue cálida y afectuosa. Mencionaré algunos
ejemplos al respecto.
En 1952 Ginastera le sugirió a Piazzolla que mostrara a Juan José Castro su obra
Buenos Aires (Op. 15), Tres movimientos sinfónicos, escrita en 1951 y estrenada al año
siguiente bajo la dirección de Igor Markevitch. A Castro le gustó, e instó a Piazzolla a
presentarla en el concurso Fabien Sevitzky (que otorgaba un premio de 250 dólares;
actualmente serían unos 2300 dólares) y Piazzolla lo ganó. Sevitzky, director de la orquesta
Sinfónica de Indianápolis y sobrino de Serge Koutssevitzky, viajó luego a Buenos Aires para
dirigir la obra ganadora (Azzi y Collier, 2002, p. 100).
Unos años después, cuando el bandoneonista estaba radicado en Italia, pasó unos
días con Ginastera en su casa de Ginebra. Azzi y Collier (2002, p. 284) relatan así ese
episodio:
Finalmente, cabe mencionar que en una entrevista realizada a Ginastera por Joaquín
Soler Serrano para la TVE, en su famoso programa “A fondo”, que se emitió entre 1976 y
1981, cuando el periodista le preguntó acerca de su actividad pedagógica, Ginastera le
mencionó dos aspectos: su trabajo en el Centro Latinoamericano de Altos Estudios Musicales
(CLAEM) y a su ya por entonces famoso alumno Astor Piazzolla.
Con estas menciones damos cuenta de que Piazzolla y Ginastera mantuvieron cierto
contacto y una buena relación a lo largo del tiempo.
Para concluir ahora con la reseña de la formación musical de Piazzolla, digamos que
estudió piano con Raúl Spivak desde 1942 (Speratti, 1969, p. 63), seguramente por sugerencia
de Ginastera que le había indicado que usara el piano para componer (Azzi y Collier, 2002, p.
255); en 1953 estudió dirección orquestal con Hermann Scherchen (Speratti, 1969, p. 76)4; y
finalmente tomó clases con Nadia Boulanger en París entre octubre de 1954 y febrero de 1955
(Speratti, 1969, p. 72)5.
Vale la pena detenernos un poco en este episodio con la notoria maestra francesa,
pues, con toda razón, nos podemos preguntar si el estilo neoclásico que cultivaba Piazzolla, en
su obra académica, era producto de la enseñanza de Ginastera o provenía de la Boulanger, que
fue una especie de sacerdotisa para los neoclásicos europeos. Los testimonios confirman que
la maestra francesa influyó mucho sobre Piazzolla, quien luego le profesó siempre una gran
admiración (Azzi y Collier, 2002, p. 102-106). Pero no está claro, sin embargo, qué es lo que
estudió con ella. Lo que se menciona en el volumen de Azzi y Collier es muy vago; en el de
Speratti se afirma que estudió contrapunto (Speratti, 1969, p. 73); y a su hija Diana Piazzolla
4
Hermann Scherchen (Berlín, 21/6/1989 ‒ Florencia, 12/6/1966) fue un director alemán especialista en
compositores del siglo XX, tales como Richard Strauss, Anton Webern, Alban Berg y Edgar Varèse.
5
Según Gabriela Mauriño, que analizó los papeles manuscritos de Nadia Boulanger, Piazzolla tomó lecciones
privadas semanalmente desde el 11 de octubre de 1954 hasta el 14 de febrero de 1955 (Mauriño, 2009, p. 60).
Seguramente la Boulanger lo debe haber convencido del potencial que podía tener la
música popular, o tal vez en cierta forma Piazzolla sintió que “le estaba dando permiso” para
hacer tango. Pero yo creo, en función de lo que produjo Piazzolla en música popular
inmediatamente después ‒es decir, los doce tangos que grabó en París con bandoneón solista
y orquesta de cuerdas, y la posterior formación del Octeto Buenos Aires en Argentina y su
repertorio‒ que Piazzolla consideró que podía hacer con el tango, lo mismo que los músicos
de jazz ‒asiduos visitantes de París‒ estaban realizando con ese género, modernizándolo.
Piazzolla fue testigo del ambiente intelectual de la capital francesa, en el que los intérpretes de
jazz eran bienvenidos y se los consideraba valiosos. Eso estaba en las antípodas de lo que
pasaba con el tango en Buenos Aires, en una escena musical de la que Piazzolla prácticamente
había huido. Es decir, el viaje, la estadía en París, la observación de la escena jazzística en
París y, además, su experiencia con Boulanger, son un conjunto de factores que operaron al
mismo tiempo.
Sugiero como ilustración de lo dicho escuchar uno de los tangos grabados por
Piazzolla en París en 1955. Fue uno de los pocos que no compuso especialmente para esa
ocasión. Se trata de Prepárense, escrito en 1951, que había sido grabado por Troilo ese
mismo año. En el arreglo de 1955 creo que Piazzolla aplica una idea nueva de “variación”
tanguística, al realizar un solo de bandoneón, pero con el concepto de un solo de jazz. No es
que suene a jazz, sino que está pensado desde la continuidad propia de un solo jazzístico6.
Como siempre ocurriría luego, los procedimientos de los que se apropiaba Piazzolla
resultaban “tanguificados”. Sugiero escuchar la construcción melódica con tendencia a las
líneas entrecortadas y el fraseo asimétrico en este solo de bandoneón del tango Prepárense.
Esta digresión fue sólo para mostrar en qué medida la experiencia con Boulanger, la
estadía en París y el contacto directo con el jazz moderno incidieron en la perspectiva estética
de Piazzolla, pero también para insistir en que su principal formación estuvo a cargo de
Ginastera.
6
En el artículo “Jazz” del Grove On line, apartado 7. “Traditional and modern jazz in the 1940s.”, los autores
explican que la construcción melódica del jazz posterior al estilo swing, es de fraseo asimétrico, estructurado en
frases irregulares (Tucker y Jackson, 2011).
7
Se puede escuchar en Youtube en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=q8AlXHATtcI. El solo
comienza en 1’25’’.
Piazzolla realizó una prolongada actividad como compositor de bandas sonoras, entre
1949 y 1987, lapso en el que musicalizó aproximadamente cincuenta y cuatro películas
(López González, 2006, pp. 29-44). También, al igual que Ginastera, llevó materiales de un
campo al otro, como por ejemplo en la película Historia de una carta de 1957, dirigida por
Julio Porter sobre un guión de Conrado Nalé Roxlo, con Ángel Magaña y Julia Sandoval
como principales protagonistas. En el film se destaca una escena en la que el personaje de
Magaña baila con una ocasional compañera, mientras en una ensoñación se imagina que en
realidad está con la mujer que ama. El vals del ensueño está compuesto sobre la segunda
sección del tango Lo que vendrá, de 1956, que había escrito inicialmente para el Octeto
Buenos Aires, pero ahora en ritmo ternario8.
3. Piazzolla y el CLAEM
Piazzolla no tuvo un vínculo directo con el CLAEM. Pero así como el Centro…
representaba la vanguardia en música académica, Piazzolla constituía una vanguardia en la
música popular, a partir de la creación de su Nuevo Tango. Tal vez por esa razón es que fue
convocado para participar como intérprete, junto con Amelita Baltar, Cacho Tirao en guitarra,
y Osvaldo Manzi en clave –estos últimos integrantes del quinteto de Piazzolla–, en una obra
del compositor Armando Krieger –becario del CLAEM–, presentada en el Cuarto Concierto
8
La película completa está en Youtube en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=F3_dLvc9dYQ,
y la escena que comentamos comienza en los 40’28’’.
(25/9/1969) del Octavo Festival de Música Contemporánea organizado por ese Centro. La
obra, De muertes y resurrecciones II, estaba realizada sobre el mismo texto de Sábato
utilizado por Piazzolla en Introducción a Héroes y Tumbas en 1963, y otros de Ray Bradbury
(Castiñeira de Dios, 2011, p. 138). En el programa de mano de este concierto, se dice acerca
de esta obra9:
Como es sabido, Ginastera tuvo una relación conflictiva con el gobierno de Perón,
que lo llevó a perder su cargo en el Conservatorio de La Plata en 1952 (Suárez Urtubey, 1972,
p. 100).
Por su parte, Piazzolla tampoco simpatizaba con el peronismo, aunque hay algunos
episodios en su carrera que parecerían contradecir esta afirmación. En los años cuarenta había
recibido una fuerte presión para ejecutar y grabar material convenientemente patriótico y para
que la orquesta actuara gratuitamente en las funciones auspiciadas por el gobierno (Azzy y
Collier, 2002, p. 88). Evidentemente cedió ante las presiones pues
9
Archivos Di Tella, sección CLAEM, Universidad Torcuato Di Tella. Agradezco a Hernán Vázquez el acceso al
archivo.
10
Fanny Navarro era amante de Juan Duarte, el influyente hermano de Eva Duarte de Perón.
10
Por su parte, ese “Himno a Perón” que mencionan Azzi y Collier, era en realidad la
obra Epopeya Argentina, movimiento sinfónico para narrador, coro y orquesta, que no llegó a
estrenarse. Supuestamente Piazzolla la había destruido, pero hace unos años apareció en la
Biblioteca Nacional un ejemplar de la reducción para piano editada por Saraceno y realizada
por el mismo Piazzolla. El autor del libreto de la obra era Mario Núñez Díaz y el texto una
suerte de homenaje a Perón y Evita; la música, en lenguaje neoclásico, es de una factura
interesante. Todo el episodio es verdaderamente una rareza, porque, aunque en cuestiones
políticas Piazzolla nunca fue muy consistente, como afirman Azzi y Collier, sí fue
“congruente con su antipatía al peronismo” y “despreciaba a los músicos que habían transado
con el gobierno de Perón” (Azzi y Collier, 2002, p. 241).
No han quedado más testimonios que los que he mencionado, por lo que no es
posible afirmar con certeza qué fue lo que impulsó a Piazzolla, reluctante con el peronismo, a
asociarse con un poeta adscripto al régimen, relacionado con las esferas gubernamentales
(Azzi y Collier, 2002, p. 89). Una hipótesis posible es que lo hizo porque resultaba muy
peligroso negarse a realizar algún tipo de colaboración. Podía implicar caer en desgracia y ser
censurado por el estricto control del gobierno (Mercado, 2013, pp. 142-175 y 2015, pp. 251-
264). Otra motivación podría ser económica, pero la iniciativa no habría surgido de ninguna
convocatoria oficial, no implicaba premio alguno ni compromiso de ejecución. Con Mario
Núñez Díaz, de quien no se tiene mucha información, compuso además tres tangos. De dos de
ellos se conserva la partitura de editorial11. Las letras son bastante curiosas y prácticamente
inviables, si las consideramos en el contexto del género, ya que guardan poca relación con las
características propias del tango (García Brunelli, 2014). La música, no obstante, está bien
realizada, con interés armónico y melódico.
11
Los tangos son Hasta morir, Canción del hombre y En la distancia.
11
Veamos por ejemplo su empleo de la fuga. En su música para concierto aparece por
primera vez en Epopeya Argentina, de 1952. Curiosamente, pese a la fuerte adscripción al
neoclasicismo que se observa en las primeras obras académicas de Piazzolla, no había
empleado la fuga anteriormente. Luego se convertiría en un recurso habitual del compositor,
sobre todo con las “fugas” o fugatti “tanguificados” de su Nuevo Tango, que alcanzaron
virtualmente el carácter de estilemas en su tango de vanguardia.
Luego emplea fugados en las siguientes obras populares: La muerte del ángel, Fuga
y misterio (de la operita María de Buenos Aires) en 1968; en la fuga de Preludio,
Divertimento y Fuga para el noneto en 1972; en Canto y fuga, de 1977; en Fugata, de 1989
con el quinteto; y en Preludio y fuga con el Nuevo Sexteto en 1989.
Otro procedimiento que con toda seguridad heredó de Ginastera es el uso de escalas
simétricas. Piazzolla las emplea en secciones que se contraponen a otras con escalas tonales
(mayor / menor). Esto ha sido develado inicialmente por Malena Kuss en su análisis de Tres
minutos con la realidad. La autora encuentra en la estructura de Tres minutos…
12
Fugue on bop themes Grabado en 1950 y editado en disco Fantasy Nº 511 (matriz 7047) se puede escuchar en
Youtube en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=jW0Q5CE4znw.
12
Otra cuestión que proviene de los estudios con Ginastera es la admiración por
Stravinsky, que puede rastrearse en la sonoridad de varias obras. Una de ellas es Tango Ballet.
Fue compuesta para el Octeto Buenos Aires, el conjunto que organizó en 1955
inmediatamente luego de volver de Francia. La gestación intelectual de este octeto ocurrió en
París a partir de la idea de expandir el sexteto típico clásico del tango, integrado por dos
violines, dos bandoneones, piano y contrabajo, agregándole un violoncelo y una guitarra
eléctrica (Azzi y Collier, 2002, pp. 113-124). El concepto que Piazzolla tenía en mente
cuando proyectó el conjunto era el de realizar música popular totalmente escrita con un
criterio de modernidad propio de la época, para el cual no había referentes en el tango. Su
modelo fue, según explícitamente declaró, el “octeto” de Gerry Mulligan, que habría
escuchado durante su estadía en París13.
13
por obras de actualidad, de la Guardia Vieja y nuevas creaciones; no ejecutar obras cantadas;
no actuar en bailes, sino sólo en radio, televisión y espectáculos o para grabaciones. Las obras
serían explicadas antes de ejecutarlas, a fin de facilitar su comprensión. Se proponía elevar la
calidad del tango; convencer a los que se habían alejado del género y a sus detractores de sus
valores incuestionables; atraer a los amantes de músicas foráneas y conquistar al gran público.
Del repertorio del Octeto me referiré solamente a Tango Ballet porque es la obra que
presenta mayor parentesco con la música académica en todo el repertorio del Octeto. Creo
que, junto con Tres minutos con la realidad, son las que mejor ilustran este aspecto bifronte
de la producción de Piazzolla, al yuxtaponer elementos técnicos de los campos popular y
académico. La obra fue compuesta como música para el corto cinematográfico del mismo
nombre, con coreografía de Paulina Osona y dirección de Enrique de Rosas, que se ha perdido
(Puga, 2005, pp. 10-11). Dura diez minutos y sigue un argumento (también perdido) que se
desarrollaba a lo largo de una introducción y cinco partes que deben interpretarse sin solución
de continuidad: Títulos; 1. La calle; 2. Encuentro. Olvido; 3. Cabaret; 4. Soledad; 5. Calle. En
Títulos, La Calle y Calle (final) Piazzolla, como en Tres minutos con la realidad, contrapone
segmentos en los que emplea escalas simétricas (octatónicas) y asimétricas (tonales), y ritmos
que connotan el estilo del Stravinsky de La consagración… El lenguaje y los recursos
empleados son tanguísticos, pero el resultado es una suite de cambiante carácter, subsidiaria
de un argumento, algo propio de la música académica para ballet, pero nuevo en el tango.
14
El disco incluía además el Cuarteto N° 1, Op. 20 de Ginastera. (Reeditado en CD Musidisc 8.31963.2, 1995).
15
En las notas de la contratapa del disco, escritas por Pola Suárez Urtubey, no se aclaraba el origen de la obra, ni
que era una transcripción, de modo tal que podía pasar fácilmente por una obra original para cuarteto de cuerdas.
14
La relación de Ginastera con el tango parece haber surgido, como puntualiza Lisa Di
Cione (2012, pp. 44-45), por la estrecha relación que mantuvo Ginastera con Juan José
Castro, a partir del estreno de la suite de Panambí en 1937, que Castro dirigió. Además este
director había compuesto en 1934 su Sinfonía Argentina, cuyo primer movimiento “Arrabal”
estaba explícitamente asociado con el género (García Brunelli, 2011), y se dio a conocer el
mismo año que Panambí. Visto en perspectiva, parece natural que Ginastera escribiera su
Sinfonía Porteña en 1942, en la que el primer movimiento se titulaba “Por las calles del
suburbio” e incluía una melodía basada en el tango. Sin embargo, la obra fue retirada de
catálogo y el manuscrito está archivado en la Fundación Sacher, en Basilea, aunque
aparentemente no se ha conservado completa16 por lo que tal vez nunca la podamos escuchar
ni constatar estos aspectos en la partitura.
Este fue el primer y casi único intento de Ginastera de utilizar el tango. Como vimos,
solo en un breve preludio lo volvería a usar. Ginastera retiró la obra de catálogo y renunció a
utilizar nuevamente el género, tal vez, según afirma Esteban Buch, a causa de la durísima
descalificación de Juan Carlos Paz al movimiento de la Sinfonía Porteña donde se hacía
referencia al tango –Paz denostaba su “supuesto tango -verdadera canzonetta napolitana”–.
15
En todo caso, Buch concluye que, como causa para que Ginastera descatalogara la
obra, “sin duda, los factores musicales fueron menos importantes que [la] concepción de la
cultura argentina” (Buch, 2007, pp. 15-16).
La única cita de tango que quedó, entonces, en la obra de Ginastera, está en los Doce
preludios americanos op. 12, compuestos en 1944. El número 8, titulado “Homenaje a Juan
José Castro”, está indicado “tempo di tango”. Di Cione (2012, p. 51) lo describe de la
siguiente manera:
16
17
utilizar esporádicamente materiales populares. Hay sólo tres obras en las que recurre al
folklore: Tardecita Pampeana, donde además del tópico geográfico emplea la melodía de la
vidalita21, el cuarto número de la Suite N° 2 para piano, Danza criolla con reminiscencias de
malambo y carácter de toccata y la Suite Folklórica22 . Este es el único grupo de piezas en las
que Piazzolla emplea lo que Melanie Plesch denomina el sistema retórico conceptual del
nacionalismo musical argentino, recurriendo al imaginario rural y a tópicos nacionales con un
lenguaje musical europeo, neoclásico (Plesch, 2008, pp. 57-108).
6. Consideraciones finales
21
Me refiero a la melodía de las “Vidalitas de amor”, como la transcripta por Vega (1965).
22
Kuri (2008, p. 290) afirma que es de 1962, pero con toda seguridad pertenece a la primera etapa de la obra de
Piazzolla. En 1962 ya estaba muy alejado de sus intereses realizar música académica con material autóctono. La
edición de Lagos consigna un orgánico de flauta, oboe, clarinete, fagot, arpa, piano, xilofón, campanelli, violines
I y II, viola, violoncelo y contrabajo. Sus números son Bailecito, Cifra, Huayno y Gato. Ha sido recientemente
rescatada por el director Gabriel Castagna quien las interpretó con la Orquesta Sinfónica Nacional el 23 de julio
de 2016 en el CCK.
23
La transcribe luego como Tango en la para violín y piano y como uno de los números de Dos piezas breves
para viola y piano Esta obra es significativa pues representa la manera que encontró Piazzolla de incorporar el
tango en su lenguaje académico, no sólo por las sucesivas utilizaciones sino también por la reaparición de parte
de su material temático en Buenos Aires. Tres movimientos sinfónicos de 1951.
24
Se puede escuchar en Youtube en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=snfi329T67A.
25
Agradezco al Lic. Guillermo Dellmans haberme proporcionado estos detalles del encargo y premiación de la
obra.
18
Considero que no puede afirmarse que Piazzolla haya sido sobre todo un compositor
popular y solo subsidiariamente un compositor académico. En cambio, postulo que fue un
compositor cuya obra solo se comprende si se considera su doble actividad como compositor
popular y académico. Y creo que Piazzolla fue, cronológicamente, primero un compositor
académico y luego un compositor de tango. En esta configuración de la estética de Piazzolla,
la influencia y enseñanzas de Ginastera han sido cruciales.
19
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22