Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
I. ANTECEDENTES
1. La demanda
El 5 de mayo de 20033 Antonio José García (padre de la víctima), María Sofía, Fabio,
María Rubilma, Jesús Alberto, Rosa Elcira, José Uriel, Julio Cesar, Rosalba, Bertha
Lucía, María Nory y Celmira García Cortés (hermanos de la víctima) por intermedio de
apoderado judicial4 y en ejercicio de la acción de reparación directa contenida en el
artículo 86 del C.C.A., solicitaron que se declare administrativa y patrimonialmente
responsable a la Nación – Ministerio de Defensa – Ejército Nacional por los perjuicios
sufridos con motivo de la muerte de Jairo Albeiro García Cortés.
1.2.1.- Por concepto de perjuicios morales el equivalente a 1000 SMLMV para cada uno
de los demandantes.
1
Fls.93 C.P
2
Fls.87-92 C.P
3
Fls.40-49 C.1
4
Fls.1, 4, 7, 10, 13, 16,19, 22, 25, 28, 31, 34 C.1
5
Fls.41 C.1
2
1.3. Como fundamento de sus pretensiones, la parte actora expuso los siguientes
hechos6:
Jairo Albeiro García Cortés, falleció a manos de miembros del Ejército Nacional, el 26 de
mayo de 2002 “hacia las 5:30 de la mañana en la K 49 – Calle 42 Barrio Mariano Ramos
de la ciudad de Cali” cuando se generó “una balacera”. “(…) La muerte inexplicable,
abrupta y bestial como los soldados al servicio del Estado acabaron con su existencia sin
razón alguna. Muerte causada por heridas propinadas injustificadamente (…), mediante
armas y munición de dotación oficial, es decir de la Administración en horas hábiles
del servicio activo, de los victimarios (soldados), quienes se hallaban patrullando y
uniformados.
2. El trámite procesal
2.3.- Una vez decretadas y practicadas las pruebas 10 se corrió traslado a la parte
demandante y a la Nación – Ministerio de Defensa – Ejército Nacional, para que
presentara sus alegatos de conclusión; así como al Ministerio Público para que rindiera el
concepto de rigor11. Las partes y el Ministerio Público guardaron silencio.
6
Fls.42-46 C.1
7
Fls.50-52 C.1
8
Fl. 56 C. 1
9
Fls.62-63 C.1
10
Fls.65-66 C.1
11
Fl.72 C.1
12
Fls.87-92 C.P
3
1.- Que se ordene oficiar a la Fiscalía 47 Seccional Delegada ante los Jueces del Circuito
de Cali, para que allegue como prueba trasladada el proceso penal adelantado por la
muerte de Albeiro García, prueba que aunque fue decretada en primera instancia no fue
practicada en dicha etapa procesal.
2.- Que se revoque la sentencia de primera instancia por los siguientes motivos:
Es bastante claro de que los del Ejército eran los únicos que portaban armas al
igual que no se señaló la zona, como lo ordenan las normas; así fue un hecho que
se pudo evitar; no obstante lo anterior una vez que se disparó, simplemente se
retiraron del lugar; sin importarles las consecuencias que traería el hecho de haber
disparado y si los ocupantes del carro continuaron su marcha, si quedaron heridos
como la señora que asaba las arepas y los disparos en las viviendas que dejaban
huecos que ameritaban una explicación en la vecindad; al frente del operativo
tenían (sic) que haber un oficial y por ende estaba entrenado para dar las
explicaciones y presentar un informe a sus superiores, lo cual no se hizo y a la
misma comunidad (sic).
En el caso presente, por tratarse de la muerte del civil Albeiro García en plena
ciudad, en un barrio populoso, mediante penetración de tiros de armas de fuego
de propiedad de la Administración y asignadas al Ejército Nacional – accionadas
13
Fl. 93 C.P
14
Fls.101-107 C.P
4
El 1 de febrero de 2008 esta Corporación admitió el recurso de alzada y por auto del 26
de marzo de 2008 la Sala decretó la práctica de la prueba solicitada en la apelación 16, la
cual fue allegada mediante oficio del 12 de mayo de 2010 de la Fiscalía General de la
Nación17.
Acto seguido, la Sala corrió traslado a las partes para que alegaran de conclusión 18 y al
Ministerio Público para que emitiera el concepto de rigor.
V. CONSIDERACIONES
pretensiones.
Por otra parte, la demanda fue dirigida contra la Nación – Ministerio de Defensa –
Ejército Nacional, entidad que se encuentra legitimada en la causa por pasiva toda vez
que la demanda afirma que Jairo Albeiro García Cortés falleció por la acción de los
miembros del Ejército Nacional, entidad adscrita al Ministerio de Defensa que cuenta con
autonomía administrativa y presupuestal.
20
Obra registro civil de nacimiento de Jairo Albeiro García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García (Fls.3 C.1)
21
Obra registro civil de nacimiento de María Sofía García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.36 C.1)
22
Obra registro civil de nacimiento de Fabio Antonio García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.17 C.1)
23
Obra registro civil de nacimiento de María Rubilma García Cortés en el que consta que su padre
es Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.27 C.1)
24
Obra registro civil de nacimiento de Jesús Alberto García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.24 C.1)
25
Obra registro civil de nacimiento de Rosa Elcira García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.21 C.1)
26
Obra registro civil de nacimiento de José Uriel García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.30 C.1)
27
Obra registro civil de nacimiento de Julio Cesar García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.6 C.1)
28
Obra registro civil de nacimiento de Rosalba García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.15 C.1)
29
Obra registro civil de nacimiento de Berta Lucía García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.33 C.1)
30
Obra registro civil de nacimiento de María Nory García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.12 C.1)
31
Obra registro civil de nacimiento de Celmira García Cortés en el que consta que su padre es
Antonio José García, padre a su vez de la víctima directa. (Fls.9 C.1)
6
En el caso concreto, la Sala observa que Jairo Albeiro García Cortés falleció el 26 de
mayo de 2002 y la demanda de reparación directa tuvo lugar el 5 de mayo de 2003, esto
es, dentro del término de caducidad previsto en el numeral 8 del artículo 136 del C.C.A.
32
ARTICULO 21. SUSPENSION DE LA PRESCRIPCION O DE LA CADUCIDAD. La presentación
de la solicitud de conciliación extrajudicial en derecho ante el conciliador suspende el término de
prescripción o de caducidad, según el caso, hasta que se logre el acuerdo conciliatorio o hasta que
el acta de conciliación se haya registrado en los casos en que este trámite sea exigido por la ley o
hasta que se expidan las constancias a que se refiere el artículo 2o. de la presente ley o hasta que
se venza el término de tres (3) meses a que se refiere el artículo anterior, lo que ocurra primero.
Esta suspensión operará por una sola vez y será improrrogable”. (Subrayado fuera de texto)
33
Consejo de Estado, Auto de fecha 2 de marzo de 2001, Rad. 10909.
34
Consejo de Estado, Auto de fecha 26 de marzo de 2007, Rad. 33372.
35
Corte Constitucional, sentencia C-254 de 2003.
7
La imputación no es otra cosa que la atribución fáctica y jurídica que del daño
antijurídico se hace al Estado, de acuerdo con los criterios que se elaboren para ello,
como por ejemplo la falla del servicio, el desequilibrio de las cargas públicas, la
concreción de un riesgo excepcional, o cualquiera otro que permita hacer la atribución en
el caso concreto36.
La legislación internacional prohíbe el atentado directo contra la vida humana y por ello se
obliga al Estado a ejercer un control efectivo sobre las autoridades en general, y en
particular, sobre la fuerza pública, para evitar el uso excesivo o indiscriminado de la fuerza
y de las armas de fuego. En tal virtud, para hacer cumplir sus cometidos constitucionales
y legales el uso de la fuerza y de las armas de fuego es excepcional y debe realizarse
estrictamente bajo un doble prisma: necesidad y proporcionalidad de las medidas.
36
Frente a la existencia de diferentes criterios de imputación, la circunstancia de que los hechos
relatados en la demanda sean constitutivos de una falla del servicio o conlleven la aplicación de un
régimen objetivo (daño especial o riesgo excepcional), corresponde a la valoración teórica que
incumbe efectuar autónomamente al juzgador, como dispensador del derecho ante la realidad
histórica que las partes le demuestren, por cuanto, en aplicación del principio del iura novit curia se
analiza el caso adecuando los supuestos fácticos al título de imputación que se ajuste
debidamente, sin que esto implique una suerte de modificación o alteración de la causa petendi, ni
que responda a la formulación de una hipótesis que se aleje de la realidad material del caso, ni que
se establezca un curso causal hipotético arbitrario.
De manera que es posible analizar la responsabilidad patrimonial del Estado bajo un título de
imputación diferente a aquel invocado en la demanda, en aplicación al principio iura novit curia, que
implica que frente a los hechos alegados y probados por la parte demandante, corresponde al juez
definir la norma o el régimen aplicable al caso, potestad del juez que no debe confundirse con la
modificación de la causa petendi, esto es, de los hechos que se enuncian en la demanda como
fundamento de la pretensión.
37
El uso de tales títulos por parte del juez debe hallarse en consonancia con la realidad probatoria q
ue se le ponga depresente en cada evento, de manera que la solución obtenida consulte realmente
los principios constitucionales que rigen la materia de laresponsabilidad extracontractual del Estado
”. Sección Tercera, sentencias de 19 de abril de 2012, expediente 21515. Pon. Hernán AndradeRin
cón; de 23 de agosto de 2012, expediente 24392. Pon. Hernán Andrade Rincón.
38
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Subsección C.
Sentencia de 19 de agosto de 2011. Exp.:20.193
8
39
Adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General 217 A (iii) del 10 de diciembre
de 1948, disponible en http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm
40
Ley 16 de 1972.
41
De acuerdo con este Código, se entienden por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley,
todos los agentes de la ley, ya sean nombrados o elegidos, que ejercen funciones de policía,
especialmente las facultades de arresto o detención.
9
limites42. En este mismo artículo se instituye el uso de armas de fuego como una
medida extrema,
42
Mediante Resolución N° 03514 de 5 de noviembre de 2009, “Por la cual se expide el Manual
para el Servicio de Policía en la Atención, Manejo y Control de Multitudes” se acogieron
normativamente, los principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de las armas de fuego por
los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, adoptados en el VIII Congreso de las Naciones
Unidas sobre prevención del delito y tratamiento del delincuente, celebrado en 1990. El quinto
principio pone de relieve el carácter excepcional del uso de la fuerza y subraya que cuando el
recurso a las armas de fuego sea inevitable, dichos funcionarios deberán ejercer moderación y
actuar en proporción a la gravedad del delito y al objetivo legítimo perseguido, debiéndose en
consecuencia reducir al mínimo los daños y lesiones y respetando y protegiendo la vida humana. A
su turno, el principio noveno establece que los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley no
emplearán armas de fuego contra las personas salvo en defensa propia o de otras personas, en
caso de peligro inminente de muerte o lesiones graves, o con el propósito de evitar la comisión de
un delito particularmente grave que entrañe una amenaza seria para la vida, o con el objeto de
detener a una persona que represente ese peligro y oponga resistencia a la autoridad, o para
impedir su fuga, y sólo en caso de que resulten insuficientes medidas menos extremas para lograr
dichos objetivos, por lo que en cualquier caso sólo se podrá hacer uso intencional de armas letales
cuando sea estrictamente inevitable para proteger una vida (se subraya).
43
Revisión de constitucionalidad Sentencia C 144 de 1997.
44
La disposición precedente no autoriza la suspensión de los derechos determinados en los
siguientes artículos: (…) 4 Derecho a la Vida (…), ni de las garantías judiciales indispensables para
la protección de tales derechos.
45
Cfr. CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencias C 013 de 1997, MP Hernández Galindo y C 239 de
1997, MP Gaviria. El derecho a la vida tienen una dimensión bifronte de derecho fundamental y
principio superior.
10
Empero, la fuerza pública debe desplegarse dentro de los precisos linderos del marco
jurídico (preámbulo constitucional) y sobre la base que el Estado reconoce, sin
discriminación alguna, la primacía de los derechos inalienables de la persona (art. 5 C.P.),
pues los miembros de la fuerza pública, en el marco del respeto de la dignidad humana
(artículo 1 C.P.)46 y de los derechos fundamentales, en especial la vida, sólo pueden utilizar
la fuerza cuando ello sea estrictamente necesario y están facultadas para hacerlo con el
objeto de asegurar la captura para que el presunto infractor del orden jurídico sea
conducido ante las autoridades judiciales competentes. La fuerza pública debe escoger
dentro de los medios eficaces aquellos que causen menor daño a la integridad de las
personas y de sus bienes, de manera que el uso de las armas de fuego debe ser la última
opción.
5. Caso concreto
46
La Sala ha señalado que “El artículo primero de la Constitución, al definir al Estado Colombiano
como Social de Derecho, dispuso que nuestro régimen político está fundado en ‘el respeto de la
dignidad humana’; ello significa -y así lo ha entendido la jurisprudencia constitucional- que la
dignidad del hombre irradia toda la Carta, al constituirse en ‘el valor supremo en toda constitución
democrática’, puesto que se trata a la vez del fundamento del poder político y de un concepto
límite al ejercicio del mismo (art. 5 C.P.), al tiempo que legitima todo el catálogo de derechos
fundamentales, como valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico y razón de ser del
mismo. A este respecto PECES-BARBA resalta que ‘la raíz de los derechos fundamentales está en
la dignidad humana, que se puede explicar racionalmente como la expresión de las condiciones
antropológicas y culturales del hombre que le diferencian de los demás seres’, en otras palabras,
ser digno significa ‘que la persona humana por el hecho de tener ontológicamente una
superioridad, un rango, una excelencia, tiene cosas suyas que, respecto de otros, son cosas que le
son debidas’. El principio de la dignidad humana como base indispensable de toda estructura
jurídica constitucional y principio orientador de toda interpretación jurídica está íntimamente
vinculado con el derecho a la integridad personal.” : CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, SECCIÓN TERCERA, Sentencia de 17 de junio de 2004,
Radicación: 50422-23-31-000-940345-01 Actor: Fabián Alberto Madrid Carmona y otros,
Demandado: Nación-Ministerio de Defensa, Ejército Nacional Referencia: 15.208, C.P. María Elena
Giraldo Gómez.
47
Fl.37 C. 1
11
Así las cosas, y teniendo acreditado el daño antijurídico consistente en la lesión del
derecho a la vida de Jairo Albeiro García Cortés, la Sala entrará a analizar la
configuración del segundo elemento de la responsabilidad patrimonial del Estado, es
decir, la imputación fáctica y jurídica de dicho daño a la Nación – Ministerio de Defensa
– Ejército Nacional de conformidad con los siguientes hechos probados.
El soldado Jhon Edward Lucumi Collazos 55 sostuvo que “iba la patrulla normalmente dos
escuadras, yo vi un vehículo de color rojo a alta velocidad y con sobrecupo yo iba en la
parte de adelante de puntero entonces el compañero de la otra escuadra le hace el pare
al vehículo y éste siguió derecho”; y el soldado Jesús Felipe Álzate56 manifestó que lo que
alertó a la patrulla fue precisamente la alta velocidad del automotor.
Adicionalmente, Jhon Ramírez Serrano57, Diego Alberto López58 y Luis Alberto Giraldo59,
en su orden pasajeros y conductor del vehículo, aceptaron que en el momento de los
hechos se encontraban bajo los efectos del alcohol, situación que también resulta
corroborada con el protocolo de necropsia No. 2002 – 01529 elaborado el 27 de mayo de
2002 por el Instituto de Medicina Legal, donde consta que una vez realizados los
exámenes de alcoholemia al occiso Jairo Albeiro García, estos arrojaron “157 mg%
positivo”60.
52
Fls.3 – 7, 150 – 151 y 5-7 C.3
53
Fls.43-49 C.3 y 44-49 C.5
54
Fls.106-110 C.3 y 108 – 112 C.5
55
Fls.167 C.3
56
Fls.168 C.3
57
Fls.3 – 7, 150 – 151 C.3 y 5 – 7 C.5
58
Fls.106-110 C.3 y 108- 112 C.5
59
Fls.111- 114 C.3 y 113- 116 C.5
60
Fls.9- 13 C.2, 79 – 81 y 118 – 122 C.3
61
Fls.17-19 C.3. En el mismo sentido, obra informe de hechos del 26 de mayo de 2002 suscrito
por el Sargento Moisés Castro Varela en el que se reiteró lo dicho en el medio probatorio aquí
citado. (Fls.41 C.3)
13
Asimismo, las anotaciones63 realizadas el 26 de mayo de 2002 por los miembros del
Ejército Nacional registran que “según versión de los señores Diego Alberto López
Martínez [pasajero] y Alberto Giraldo Betancourth [conductor] una patrulla del Ejército les
ordenó parar ya que ellos se movilizaban en un vehículo Chevrolet nova rojo de placas
RFJ – 693 pero a ellos les dio temor y no acataron esta orden”.
Igualmente, José Uriel García64, hermano de la víctima directa manifestó que “de acuerdo
a las versiones recogidas por algunos compañeros65” el día de los hechos, Albeiro se
transportaba en un vehículo que “desconoció la señal de pare de un retén militar”.
Por otra parte, el material probatorio afirma que los ocupantes del automotor, además de
omitir la orden de detener el vehículo, dispararon en contra de la patrulla militar. Al
respecto, el mismo informe No. BR3 – BAPO M 3 – CDO – 375 66 sostiene que una vez
los integrantes del vehículo, entre ellos la víctima directa, desacataron la señal de pare
realizada por los miembros del Ejército, procedieron a embestir la patrulla, disparando en
su contra y tratando de huir.
Nación, en la que consta que “el despacho se entrevistó con el Coronel del
Ejército Usmed Ramiro Castillo Quintero, quien manifestó que la Unidad comprometida en
los hechos de la madrugada de hoy la conforman dos sargentos junto a 18 soldados y su
función correspondía a sólo patrullaje “plan democracia”, quienes le relataron que cuando
se encontraban en el sector donde ocurrieron los hechos desde las 4:00 de la mañana, a
eso de las 5:00 en toda la esquina frente a la residencia No. 48 A 70 y cuando estaban
patrullando un vehículo (…), sin luces y con varias personas comenzaron a disparar”.
(Subrayado fuera de texto)
En este sentido, el Sargento Moisés Antonio Castro Barela 68, manifestó que una vez los
miembros de la patrulla “hicieron la señal de pare”, los ocupantes del vehículo
“comenzaron a disparar”; y el soldado Eulises Salvador Mosquera Córdoba69, sostuvo
“eran aproximadamente las 5:30 AM, nosotros andábamos con una sección sobre el
barrio mariano ramos entre carrera 42 algo así eso si fue lo que alcancé a ver en la
nomenclatura cuando de repente venía un carro de color rojo a alta velocidad, pues
nosotros al ver esto sin luces le hicimos señas de que bajara la velocidad el individuo le
tiro el carro encima al soldado que le solicitó hacer el pare, el segundo pare se le hizo el
sargento Jesús Astaiza William que también le tiró el carro, el tercer soldado hizo lo
mismo y ahí es donde el sujeto del carro rojo empezó a abrir fuego”. (Subrayado fuera de
texto)
Igualmente, el soldado Jhon Edward Lucumi Collazos 70, sostuvo que una vez hecha la
señal de pare al vehículo en el que se transportaban Jairo Albeiro García y los demás
ocupantes del carro “éste siguió derecho y mi sargento Jesús que venía atrás también
hace el pare y le tiran el carro hacía él y sigue el vehículo y los soldados de la tropa (sic)
hace el pare y éste no atiende el pare, en la parte de atrás del vehículo abre fuego contra
la tropa”.
Y los soldados Jesús Felipe Alzate71, José Humberto Posso Torres72 y Carlos Alberto
Cortés Morrillo73 manifestaron que los ocupantes del vehículo desatendieron la señal de
pare y empezaron a disparar en su contra.
Ahora, adicionalmente al dicho de los miembros del puesto de control militar, el Sargento
Viceprimero Rodrigo Hoyos Escobar74, de la Estación de Policía del Barrio Mariano
Ramos, manifestó que el carro en el que se movilizaba Jairo Albeiro García Cortés tenía
“impactos de bala tanto desde afuera hacia adentro y desde adentro hacia afuera,
68
Fls.43-49 C.3 y 44 - 49 C.5
69
Fls.165 – 166 C.3
70
Fls.167 C.3
71
Fls.168 C.3
72
Fls.685 – 687 C.5
73
Fls.691 – 692 C.5
74
Fls.131 reversa C.3
15
indicativo que los ocupantes del vehículo también abrieron fuego contra los
soldados del Ejército”; así como Javier Ramírez Arenas75 - Teniente Jefe de Operaciones
de la Seccional de Inteligencia de la Policía, informó que por información de la ciudadanía
se pudo establecer que Jairo Albeiro García Cortés se trasladaba en un auto Ford rojo
junto con otros sujetos “los cuales huyeron de un puesto de control del Ejército, sacando
armas de fuego y efectuando varios disparos hacía el aire, allí hubo un intercambio de
disparos donde resultó muerto este sujeto”.
En el mismo sentido, obra la declaración de Ligia Acevedo 76, testigo presencial de los
hechos quien manifestó: “Yo estaba en mi casa a eso de las 5:30 AM, entonces vi el carro
de color rojo a alta velocidad y volteó y ellos venían disparando, alcanzaron a disparar a
dos personas porque se escuchaba que era pa pa (sic) de mano derecha y mano
izquierda, venían dos personas disparando y luego siguió disparando uno y luego
prosiguió el otro, cuando los señores del caro rojo disparaban los soldados decían paren
el carro, pare el carro y los del carro rojo no pararon en ningún momento”.
Y finalmente, en este respecto el testigo Jhon Ramírez Serrano 77, quien se movilizaba en
el vehículo junto con la víctima y otros 4 ocupantes, sostuvo que “esos manes no pararon,
cuando los soldados les hicieron el pare el man aceleró, la pelada le decía que parara y el
man aceleró y empieza a disparar” en contra de los miembros del Ejército Nacional.
Entonces, visto este material probatorio, es evidente para la Sala que los miembros de la
fuerza militar se vieron obligados a usar sus armas de dotación oficial para reducir a los
fugitivos, por quienes estaban siendo atacados, y en este sentido ha quedado desvirtuado
el dicho de Diego Alberto López78-79, Luis Alberto Giraldo80 y Diego de Jesús Agudelo
75
Fls.132 C.3
76
Fls.152 – 153 C.3
77
Fls.180-181 C.3
78
Fls.106 – 110 C.3, 108 – 112 C.5 y 188 – 189 C.3
79
En el mismo sentido, en las anotaciones realizadas el 26 de mayo de 2002 por los miembros del
Ejército Nacional que participaron en los hechos consta que Diego Alberto López y Luis Alberto
Giraldo Betancourt, ocupantes del vehículo, manifestaron que “se movilizaban en un vehículo
Chevrolet nova rojo placas RFJ – 693 pero a ellos les dio temor y no acataron esta orden,
entonces escucharon que les disparaban pero les dio más miedo y aceleraron su vehículo
percatándose de las heridas recibidas por el occiso”. (Fls.35 – 38 C.3)
80
Fls.111-114 C.3 y 113 – 116 C.5. En el mismo sentido, obra diligencia de indagatoria rendida por
Luis Alberto Giraldo. Fls.191-193 C.3. En cuanto a la valoración de la diligencia de indagatoria
rendida por el actor, esta Corporación ha sostenido: “la indagatoria puede ser concebida como
medio de defensa y a la vez medio de prueba de la cual pueden sustraerse no solo lo que al
investigado le beneficia, sino eventualmente lo que le compromete jurídicamente, lo cual no
contraría la protección del derecho a no auto incriminarse como lo ampara el artículo 33
constitucional, en la medida que no se obtenga una confesión forzada, por medios intimidatorios.
(…). En estos casos, la valoración integral de las pruebas obrantes en el proceso administrativo,
han permitido que las indagatorias no solo sean tomadas como medio de defensa judicial cuando
estas satisfacen los principios de contradicción, necesidad, pertinencia y conducencia, sino
también como medios de convicción válidos para el fallador judicial, de tal suerte que sí pueden ser
incorporadas a los procesos de responsabilidad estatal. En el presente caso, se hace necesaria la
valoración de la indagatoria para el análisis integral del caso, ya que la etapa instructiva de 1999
padece serios vicios de legalidad; adicionalmente, se cuenta con la sentencia penal y la resolución
16
Diego Alberto López81-82 - pasajero: “escuchamos como tres o cuatro tiros, entonces el
finado le dijo al compañero Alberto que arrancara que nos estaban disparando, asustados
arrancamos nuevamente en el carro”; y que “nosotros los que nos encontrábamos en el
carro en ningún momento disparamos, ninguno teníamos armas, no sé porque hacen ese
comentario, pero nosotros en ningún momento disparamos yo no supe que los del
Ejército nos habían disparado porque estaba oscuro”.
Luis Alberto Giraldo83 - conductor del vehículo: “nos dijeron alto pero como estaba
bastante oscuro yo me asusté y me abrí un poquito y pare aproximadamente a los cinco
metros, incluso donde yo hice el pare es un granero o una tienda grande y eso era del
hermano de Albeiro y Alberto García, entonces cuando yo hice el pare ahí para bajarme,
para entregarme o algo, inclusive todavía había una señora vendiendo arepas al lado del
pare, en el granero, cuando yo fui primero que me baje abrí la puerta para bajarme del
carro escuchamos más o menos una descarga de 8 o 10 tiros, parecía que era al aire que
nos estaban disparando, entonces yo me asusté tanto que yo (sic) me tocó que huir” y en
ningún momento los ocupantes del vehículo dispararon contra de la patrulla del Ejército.
sancionatoria de la DIAN, los cuales son medios de convicción que apuntan en un mismo sentido,
esto es, el conocimiento válido al momento de imponer la medida de aseguramiento (…)” - Consejo
de Estado, Sección Tercera, Subsección B, sentencia de 26 de noviembre de 2015, exp.36.170,
reiterada en sentencias del 13 de abril de 2016, exp. 40.111 y del 8 de noviembre de 2016.
Exp.44697, proferida de la Subsección A de la Sección Tercera de esta Corporación.
81
Fls.106 – 110 C.3, 108 – 112 C.5 y 188 – 189 C.3
82
En el mismo sentido, en las anotaciones realizadas el 26 de mayo de 2002 por los miembros del
Ejército Nacional que participaron en los hechos consta que Diego Alberto López y Luis Alberto
Giraldo Betancourt, ocupantes del vehículo, manifestaron que “se movilizaban en un vehículo
Chevrolet nova rojo placas RFJ – 693 pero a ellos les dio temor y no acataron esta orden,
entonces escucharon que les disparaban pero les dio más miedo y aceleraron su vehículo
percatándose de las heridas recibidas por el occiso”. (Fls.35 – 38 C.3)
83
Fls.111-114 C.3 y 113 – 116 C.5. En el mismo sentido, obra diligencia de indagatoria rendida por
Luis Alberto Giraldo. Fls.191-193 C.3. En cuanto a la valoración de la diligencia de indagatoria
rendida por el actor, esta Corporación ha sostenido: “la indagatoria puede ser concebida como
medio de defensa y a la vez medio de prueba de la cual pueden sustraerse no solo lo que al
investigado le beneficia, sino eventualmente lo que le compromete jurídicamente, lo cual no
contraría la protección del derecho a no auto incriminarse como lo ampara el artículo 33
constitucional, en la medida que no se obtenga una confesión forzada, por medios intimidatorios.
(…). En estos casos, la valoración integral de las pruebas obrantes en el proceso administrativo,
han permitido que las indagatorias no solo sean tomadas como medio de defensa judicial cuando
estas satisfacen los principios de contradicción, necesidad, pertinencia y conducencia, sino
también como medios de convicción válidos para el fallador judicial, de tal suerte que sí pueden ser
incorporadas a los procesos de responsabilidad estatal. En el presente caso, se hace necesaria la
valoración de la indagatoria para el análisis integral del caso, ya que la etapa instructiva de 1999
padece serios vicios de legalidad; adicionalmente, se cuenta con la sentencia penal y la resolución
sancionatoria de la DIAN, los cuales son medios de convicción que apuntan en un mismo sentido,
esto es, el conocimiento válido al momento de imponer la medida de aseguramiento (…)” - Consejo
de Estado, Sección Tercera, Subsección B, sentencia de 26 de noviembre de 2015, exp.36.170,
reiterada en sentencias del 13 de abril de 2016, exp. 40.111 y del 8 de noviembre de 2016.
Exp.44697, proferida de la Subsección A de la Sección Tercera de esta Corporación.
17
Entonces, aunque Diego Alberto López, Alberto Giraldo Betancourth y Diego de Jesús
Agudelo, afirman que nunca dispararon, lo cierto es que en el plenario ha quedado
probado que los ocupantes del vehículo, entre quienes se encontraba Jairo Albeiro García
Cortés, se movilizaban sin luces, a alta velocidad, en estado de alicoramiento, omitieron la
señal de pare realizada por los miembros del Ejército y dispararon contra estos, poniendo
en riesgo su propia integridad, así como la de los militares y demás miembros de la
comunidad.
En este sentido, la Sala encuentra probado que en el caso bajo estudio se realizó un
cruce de disparos entre quienes se transportaban en el vehículo “rojo” y los miembros del
Ejército Nacional, que dicen haber accionado sus armas de dotación oficial en respuesta
al ataque de los particulares.
Al respecto, los soldados Eulises Salvador Mosquera Córdoba 85, Jhon Edward Lucumi86 y
Jesús Felipe Álzate87 son unísonos en manifestar que una vez los ocupantes del vehículo
empezaron abrir fuego, estos junto con sus compañeros dispararon en contra del carro,
su reacción fue disparar con dirección a las llantas del vehículo con el fin de detener el
automotor.
Asimismo, Eulises Salvador Mosquera sostuvo que dispararon porque “es la reacción de
nosotros, porque ya teníamos verificado que nos estaban atacando y veíamos
correctamente de donde provenían los ataques, esto fue en defensa de nosotros,
buscando la cubierta y protección disparando hacía la parte baja del carro para detener la
marcha”.
En el mismo sentido Ligia Acevedo88, testigo presencial de los hechos manifestó que
luego de que los ocupantes del vehículo empezaran a disparar en contra de los soldados,
éstos últimos dispararon al aire y escuchó “entre cuatro y cinco disparos, eso fue lo que
alcancé a oír y luego me entré, el carro rojo en ningún momento paró y del carro rojo
seguían disparando, hasta ahí vi (…) yo sólo vi dos soldados, ellos disparaban hacía
arriba no al carro, se veía que disparaban hacía arriba”.
84
Fls.4-5 C.2
85
Fls.165 – 166 C.3
86
Fls.167 C.3
87
Fls.168 C.3
88
Fls.152 – 153 C.3
18
Así las cosas, es un hecho probado que los miembros del Ejército Nacional dispararon
sus armas de dotación oficial, ya fuera al aire o a las llantas del vehículo, lo cierto es que
estos impactaron el automotor, y no debe olvidarse que el Sargento Viceprimero Rodrigo
Hoyos Escobar93, de la Estación de Policía del Barrio Mariano Ramos, hizo saber que el
vehículo presentaba impactos de bala de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro,
e igualmente, con relación a los disparos realizados por los miembros del Ejército
Nacional, obra el acta de inspección judicial efectuada al automotor y suscrita el día de los
hechos (26 de mayo de 2002) por la Fiscal 37 Delegada ante los Jueces Penales del
Circuito, en donde consta que el automóvil tuvo 7 orificios externos ocasionados con
proyectiles disparados con arma de fuego y una llanta totalmente destruida dentro de la
cajuela del carro94.
En este orden de ideas, ha quedado demostrado que entre los ocupantes del automotor y
los miembros del Ejército Nacional se suscitó un cruce de disparos, que tuvo lugar como
consecuencia del actuar de los particulares que dispararon contra los militares y en
respuesta generaron el accionar de sus armas de dotación oficial que impactaron el
vehículo en varias oportunidades, hechos dentro de los cuales resultó herido y falleció
89
Fls.3-4 C.2
90
Fls.4-5 C.2
91
Fls.131 reversa - 132 C.3
92
Fls.132 reversa C.3
93
Fls.131 reversa C.3
94
Fls.156 – 157 C.3
95
Fls.155 C.3
96
Fls.177 – 179 C.3
19
Jairo Albeiro García, quien según el acta de necropsia 97 recibió varios impactos
con arma de fuego, que le ocasionaron la muerte:
Una gran herida que mide 12 X 8 cm, ubicada en la región lateral izquierda del
cuello, región mandibular y región retro auricular con desgarro de 4 x 3 cm del
borde superior del hélix de la oreja izquierda, la porción más superior a la herida,
en la región retro auricular tiene forma circular con borde escoriado de 2 mm y un
diámetro aproximado 2 cm y en la porción inferior de la herida, los bordes son
desgarrados estrellados, hay escoriaciones puntiformes (equimosis puntuales)
periféricas en la región auricular y pre auricular inferior.
Sin embargo, aunque se tiene acreditado que Jairo Albeiro García resultó herido dentro
del fuego cruzado que tuvo lugar en la madrugada del 26 de mayo de 2002 entre los
97
Fls.9-13 C.2, 79 -81 Y 118 -122 C.3
20
En este orden de ideas, la Sala encuentra que los soldados actuaron en legítima defensa,
pues, se itera, el hecho que dio lugar a la reacción de las fuerzas armadas fue la
actuación de quienes se transportaban en el vehículo, dentro de los cuales se encontraba
Jairo Albeiro García.
En el mismo sentido, la Sala considera que la ocurrencia de los hechos resulta imputable
al actuar imprudente, precipitado y ofensivo de los particulares que desatendieron la
orden de los militares y arremetieron contra ellos, en absoluto desacato de las autoridades
y en atentando directo contra el orden público y la comunidad en general, particulares
dentro de los cuales se encontraba Jairo Albeiro García, lo que da lugar a afirmar que el
daño se produjo como consecuencia directa del actuar gravemente culposo de la víctima
y sus demás compañeros de desenfreno.
98
Fls.699 – 711 C.5
99
Con relación a la prueba trasladada que obra en el plenario, la Sala se sostiene en el
precedente según el cual cabe valorarla a instancias del proceso contencioso administrativo,
siempre que se cumpla lo exigido en el artículo 185 del C.P.C., esto es, que se les puede dotar de
valor probatorio y apreciar sin formalidad adicional en la medida en que el proceso del que se
trasladan se hubieren practicado a petición de la parte contra quien se aduce o, con su audiencia,
por cuanto se protege el derecho de contradicción y publicidad de la prueba, el cual solo se dará en
la medida en que las partes tengan conocimiento de ellas.
21
Así, dados estos hechos probados, la Sala concluye que el daño antijurídico – muerte de
Jairo Albeiro García, no resulta imputable a la entidad demandada ya que no está
demostrada la falla en el servicio en cabeza del Ministerio de Defensa – Ejército Nacional,
en razón a lo cual procederá a confirmar la negativa de las pretensiones realizada en
primera instancia.
RESUELVE
PRIMERO: CONFIRMAR la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo del Valle del
Cauca el 10 de agosto de 2007, mediante la cual se negaron las pretensiones de la
demanda por las razones aquí expuestas.