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INTERPRETACIÓN DE LA NORMAS JURÍDICAS

- Concepto:
Es una actividad que consiste en establecer el significado o alcance de las normas
jurídicas y de los demás estándares que es posible encontrar en todo ordenamiento
jurídico y que no son normas, como por ejemplo, los principios. En consecuencia, hablar
de interpretación del derecho es igual a referirse a una actividad que comprende a
todas las normas jurídicas, y no únicamente a las normas legales que produce el órgano
legislativo. De ahí que la interpretación de la ley sea una especie de interpretación
jurídica.
Interpretación es la acción de interpretar. Etimológicamente hablando, el verbo
"Interpretar" proviene de la voz latina interpretare o interpretari. El Diccionario de
la Lengua española, en el sentido que nos interesa recalcar, define la voz "interpretar"
como: explicar o declarar el sentido de algo, y principalmente el de textos poco claros.
Explicar, acertadamente o no, acciones, palabras o sucesos que pueden ser entendidos
de varias formas.

- Clases de interpretación:

a) "Interpretación Doctrinal" o “Interpretación Cientifica”

Es, como su nombre claramente lo indica, la interpretación practicada por los


doctrinarios, por los teóricos, por los juristas o jurisconsultos, por los tratadistas, por los
estudiosos del derecho, y en general por quienes se dedican a la ciencia del derecho; de
ahí que también se le conozca a esta Interpretación como "científica".
La Interpretación doctrinal si bien se caracteriza por no ser obligatoria, sin embargo, por
su carácter científico y por la autoridad de quienes la practican, es la que termina siendo
predilecta.
Ludwig Enneccerus, refiriéndose a la Interpretación doctrinal o científica, afirma que ésta
con frecuencia se divide en gramatical y lógica, "según que derive sus argumentos del
lenguaje (es decir, de las leyes de la gramática y del uso del lenguaje) o de su relación con
otras leyes, del mayor valor de uno u otro resultado." (sic).

b) "Interpretación Judicial” o “Interpretación jurisprudencial”

Es la practicada por los jueces y tribunales para emitir sus decisiones (sentencias y demás
resoluciones motivadas jurídicamente) en las cuales esta interpretación queda plasmada.
En la medida que provenga de instancias más elevadas la interpretación judicial, sentada
en los precedentes, tenderá a influenciar con mayor autoridad y frecuencia.
En los países en los que existe el Recurso de Casación la interpretación judicial resulta
obligatoria para los órganos jurisdiccionales de instancias inferiores si se emite en los
términos y condiciones legalmente exigidos. Así, en nuestro país, es el Art. 384° del C.P.C.
el que designa a la correcta interpretación del derecho como uno de los fines esenciales
del Recurso de Casación y es el Art. 400° el que prevé cuáles son los requisitos y condiciones
para que el precedente allí sentado sea considerado como doctrina jurisprudencial que
vincule a los demás órganos jurisdiccionales del Estado.

c) "Interpretación Auténtica" o “Interpretación egislativa.”.–

Es la realizada por el propio autor de la norma; se dice también que es la efectuada por el
legislador o, mejor dicho, por el poder legislativo, en el entendimiento de que éste es el
autor de la norma y de allí que a esta interpretación se le denomine también
"interpretación legislativa". Pero lo importante para saber que estamos ante una
interpretación auténtica es comprender que tal interpretación ha sido hecha por el propio
autor de la norma, tanto así que incluso se ha denominado Interpretación auténtica a la
interpretación realizada por el propio juez o tribunal con el propósito de dar luces sobre el
significado verdadero de sus propias sentencias o resoluciones; igualmente se ha
considerado interpretación auténtica a la que realizan las partes contratantes respecto
del contrato que celebraron, a la efectuada por el funcionario público respecto del acto
administrativo o norma que emitió, etc..

CONSTITUCION Y REGULACION LEGAL PROCESAL


PENAL

Las Garantías Procesales se encuentran divididas en genéricas y específicas.


Siendo las primeras de ellas normas generales que guían el desarrollo del proceso, mientras
que las segundas están referidas a aspectos puntuales y concretos del procedimiento, a la
estructura y actuación de los órganos penales.

o El Debido Proceso
En el artículo 139° inciso 3 de la Constitución establece expresamente que esta es un
derecho a lo que nosotros conocemos como una garantía procesal, la misma que por ser
genérica comprende numerosas instituciones relacionadas con las partes y la jurisdicción.
Por su naturaleza se trata de un derecho complejamente estructurado, conformado por un
grupo de pequeños derechos - los cuales constituyen sus componentes o elementos
integrantes - y rodeado de garantías que se refieren ya sea a la estructura y características
del tribunal, al procedimiento que debe seguir y a sus principios orientados, o -en el caso
específico de acusaciones criminales- a las garantías con que debe contar la defensa en
materia penal.
Con este derecho, como lo llama el doctor Villavicencio, se busca garantizar que el proceso
sea equitativo y justo. A través del debido proceso se precipitan todas las garantías,
derechos fundamentales y libertades públicas de las que es titular la persona en el Estado
Social y Democrático de Derecho. Esta garantía procesal tiene relación con las garantías
que en forma específica no las recoge nuestra Constitución pero que en los Convenios
Internacionales las encontramos como es el caso de los siguientes:
a) El derecho a la no incriminación artículo 8°.2.'g' del CADH, que a la letra dice: “ Toda
persona inculpada de delito tiene derecho… a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni
a declararse culpable” .
b) El derecho a un juez imparcial, el artículo 8°.1 CAHD que señala: “Toda persona tiene
derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o
tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por ley, en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación
de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”, y
el artículo 10° DUDH que dice: “Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena
igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial,
para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier
acusación contra ella en materia penal”.
c) Toda persona inculpada de un delito tiene derecho que su defensa interrogue a los
testigos presentes en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, o
de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos: derecho a utilizar los medios
de prueba pertinentes para la defensa, artículo 8°.2.'f. CADH.
d) Durante el proceso toda persona acusada de un delito tendrá derecho a ser juzgado sin
dilaciones indebidas, artículo 14°.3.'c' PIDCP y artículo 25° DADDH, que en su tercer párrafo
dice: Todo individuo que haya sido privado de su libertad tiene derecho a que verifique sin
demora la legalidad de la medida y a ser juzgado sin dilación injustificada, o, de lo contrario,
a ser puesto en libertad…”
Esta garantía procesal protege a todo ciudadano de los abusos del poder estatal que
algunas veces empiezan desde la investigación preliminar, por ello de nada valdrían los
derechos estipulados en la Constitución sino se precisan garantías, como esta, que
permitan su reconocimiento cuando son vulnerados por el Estado o particulares. Del
debido proceso se busca también el derecho de obtener de los órganos judiciales una
respuesta razonada, motivada y congruente con las pretensiones oportunamente
deducidas por las partes en cualquier clase de proceso. La exigencia de que las decisiones
judiciales sean motivadas en proporción a los términos del inciso 5) del artículo 139° de la
Norma Fundamental, garantiza que los jueces, cualquiera sea la instancia a la que
pertenezcan, expresen el proceso mental que los ha llevado a decidir una controversia,
asegurando que el ejercicio de la potestad de administrar justicia se haga con sujeción a la
Constitución y a la ley; pero también con la finalidad de facilitar un adecuado ejercicio del
derecho de defensa de los justiciables.

o LA TUTELA JURISDICCIONAL
Toda persona como integrante de una sociedad tiene derecho a la tutela jurisdiccional, a
poder acceder a los órganos jurisdiccionales para el ejercicio o defensa de sus derechos. El
ciudadano al recurrir al órgano jurisdiccional busca que se le imparta justicia, existiendo
garantías mínimas para todos los sujetos que hagan uso o requieran de la intervención del
Estado para la solución de su conflicto de intereses o incertidumbre jurídica; utilizando para
ello el proceso como instrumento de tutela del derecho sustancial de los mismos. El
derecho a la tutela jurisdiccional “es el derecho de toda persona a que se le haga justicia: a
que cuando pretenda algo de otra, esta pretensión sea atendida por un órgano
jurisdiccional, a través de un proceso con garantías mínimas”.
El artículo 139° inciso 3 de la Constitución Política del Estado incorpora esta garantía como
protección del ciudadano, el mismo que por ser genérica abarca otros derechos. El artículo
14 punto 1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se refiere al derecho al
proceso como derecho de acceso a la justicia, al cual las personas tienen el derecho a ser
oídas por el órgano jurisdiccional. El acceso al órgano jurisdiccional se debe manifestar no
sólo en la posibilidad de formular peticiones, sino también en que se pueda instar la acción
de la justicia en defensa de los derechos e intereses legítimos de las personas. En nuestro
proceso penal el Ministerio Público como órgano autónomo de derecho constitucional
tiene la exclusividad para promover la acción penal (artículo 159° inciso 5 Const.); sin
embargo, ello no impide a que cualquier ciudadanos pueda, como es su derecho, de
formular denuncias y que si el Ministerio Público rechazase esta pueda instar el control
jerárquico del Superior, es decir puede acudir a una instancia superior para hacer valer su
derecho (artículo 124 de la Ley Orgánica del Ministerio Público). En el caso de que sea
promovida la acción penal, por el Fiscal, los agraviados están autorizados a constituirse en
parte civil, sin perjuicio que decidan acudir a la vía civil interponiendo una demanda de
indemnización por los daños y/o perjuicios que le hubiesen ocasionado. La víctima u
agraviado, no está legitimada para reclamar la imposición de una pena al presunto
delincuente, pero sí para acudir directamente al órgano judicial reclamando una
indemnización.
Monroy Gálvez nos habla de la tutela judicial antes del proceso y durante él. En el primer
caso se considera que aun cuando el ciudadano no tenga un conflicto concreto ni requiera
en lo inmediato de un órgano jurisdiccional, el Estado debe proveer a la sociedad de los
presupuestos materiales y jurídicos indispensables para que el proceso judicial opere y
funcione en condiciones satisfactorias. Por lo referido, el órgano jurisdiccional debe ser
imparcial, autónomo e independiente, donde las normas procesales conlleven a la solución
del conflicto; debe de contar con una infraestructura suficiente y adecuada para que se
preste óptimamente el servicio de justicia; deberá de existir el número necesario y
suficiente de funcionarios que presten este servicio. En el segundo caso, esto es durante el
proceso, debe verificarse en todo sus momentos el acceso al proceso, el debido proceso, a
una sentencia de fondo, al doble grado o instancia, y a la ejecución de sentencia.
III. LA PRESUNCION DE INOCENCIA
El artículo 2° inciso 24 apartado “e” de la Constitución refiere claramente que toda persona
tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales, en consecuencia “Toda persona es
considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente su
responsabilidad”; con dicha disposición nuestra Carta Fundamental consagra este derecho
como un principio rector en el proceso penal. La Declaración Universal de los Derechos
Humanos consagra también este principio en su artículo 11.1; y que inclusive la misma va
más haya porque busca que se reconozca que la persona sospechosa no puede ni tiene
porque perder sus libertades y derechos. De igual forma el citado derecho es enfocado en
el artículo 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 8.2 de la
Convención Americana sobre Derechos Huamanos. También la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha afirmado que “…en el principio de presunción de inocencia subyace
el propósito de las garantías judiciales, al afirmar la idea de que una persona es inocente
hasta que su culpabilidad es demostrada.” La presunción de inocencia, calificada como un
estado jurídico por el doctor Arsenio Oré Guardia, al referir que esta puede ser invalidada
mediante condena firme, es una garantía procesal que brinda protección a todo imputado,
siendo el mismo un pilar del proceso penal acusatorio.
Esta garantía parte del supuesto de que toda persona es buena, por lo que para
considerarlo malo, es necesario que se le haya juzgado y encontrado responsable; ahora
bien, la única forma de considerar a una persona responsable o culpable es sólo cuando así
se le declare en una sentencia firme, mientras no exista un fallo o decisión judicial
ejecutoriada que declare la culpabilidad o responsabilidad penal de una persona, debe
considerársele inocente. La sentencia en la cual se encuentre culpable al procesado y por
el cual se le impone una sanción o pena, sólo podrá darse si de lo actuado en el proceso
penal se determina con certeza que el sujeto realizó los hechos que se le imputan y para
ello se exigirá que en el proceso se hayan actuado suficientes medios probatorios y que
estos hayan sido valorados por el Juez. San Martín Castro señala que para que pueda
aceptarse el principio de presunción de inocencia es necesario que de lo actuado en el
proceso se aprecie el vació o una notable insuficiencia probatoria, ello debido a la ausencia
de pruebas, o que las actuadas hayan sido obtenidas ilegítimamente o que el razonamiento
de inferencia sea ostensiblemente absurdo o arbitrario. Es necesario entonces que el
acusador pruebe los hechos contenidos en su acusación, siendo el responsable de
proporcionar las pruebas necesarias que demuestren la culpabilidad del imputado en un
proceso.
Finalmente podemos concluir que para que la presunción de inocencia se desvanezca es
necesario una mínima actividad probatoria, es decir que los cargos imputados por el
acusador hayan sido probados, que estas hayan sido producidas con garantías procesales
y de las cuales pueda deducirse la culpabilidad del procesado, por ello durante el proceso
el imputado no puede ser considerado culpable.
IV. DERECHO A LA DEFENSA Y A LA ASISTENCIA LETRADA
Uno de los principios y derechos de la Función Jurisdiccional recogido en el artículo 139
inciso 14 de nuestra Carta Magna, es el de no ser privado del derecho de defensa en ningún
estado del Proceso, consecuentemente, “...Toda persona será informada inmediatamente
y por escrito de la causa o las razones de su detención...”. El artículo 87 del código de
Procedimientos Penales, establece a su vez, que, “...El inculpado contra quien se ha dictado
orden de detención deberá ser notificado dentro de las veinticuatro horas de expedida dicha
orden. En caso contrario podrá quejarse ante el Tribunal por detención arbitraria...”. La
defensa y la asistencia letrada son pues derechos reconocidos, por nuestra Constitución
Política, y en virtud a tal derecho se garantiza que los justiciables no queden en estado de
indefensión. Este derecho no sólo esta referido al proceso penal, sino también a cualquier
procedimiento sea de naturaleza civil, mercantil, laboral, etc., por lo que es un requisito
esencial para que un proceso sea considerado valido.
En lo que respecta al proceso penal, debemos referir que toda persona que se le atribuye
la comisión de un delito tiene el derecho de ser asistido por un abogado defensor, con
quien conjuntamente podrán acceder a la documentación y pruebas que obren, con quien
podrá preparar su defensa en el tiempo necesario y con quien podrá hacer valer su derecho
mediante las acciones que la ley le faculte. El Tribunal Constitucional en el Exp. N° 1230-
2002-HC/TC, caso Cesar Humberto Tineo Cabrera, punto 16 de sus fundamentos se ha
pronunciado también respecto a ésta garantía de los justiciables, señalando también que
“El derecho de defensa constituye un derecho fundamental de naturaleza procesal que
conforma el ámbito del debido proceso”.
Según el texto constitucional, el derecho de defensa de toda persona nace desde que se le
imputa un hecho delictivo o desde que es detenida por la autoridad, por lo que es
importante reconocer que el sujeto pasivo de la imputación tiene el derecho de acceder al
proceso o investigación preliminar, a ser oído por la autoridad en todas y cada una de las
instancias en la que la causa se desenvuelva. Alberto Binder,en su libro de Introducción al
Derecho Procesal penal señala: “la declaración del imputado es la oportunidad que se le
otorga (…) para presentar su versión de los hechos, ofrecer su descargo, proponer pruebas
y establecer un contacto directo con las personas que tienen a su cargo la preparación de
la acusación o, directamente, el juicio”. Este derecho también supone una serie de
derechos que se encuentran entre lazados como son: i) el derecho de designar a un
abogado de su libre elección, o en su defecto a ser asistido por un abogado de oficio; ii) el
de comunicarse previamente con su abogado; iii) conocer los cargos que se le imputan así
como las pruebas que existen en su contra; iiii) el de interponer los recursos que la ley le
faculta.
Concluyendo podemos decir claramente que el derecho de defensa puede ser ejercitado
tanto por el imputado como por el abogado defensor, teniendo como finalidad principal de
que el imputado haga valer su derecho a la libertad.
VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe: Derecho Penal - Parte General, Grijley, Lima, 2006,
p.123.
SAN MARTIN CASTRO, César: Derecho Procesal Penal Volumen I, Grijley, Segunda Edición,
Lima, 2003, p.86..
EXPEDIENTE. N° 1230-2002-HC/TC, caso Cesar Humberto Tineo Cabrera, punto 11 de
Fundamentos, http://www.tc.gob.pe.pe/jurisprudencia/2002/01230-2002-HC.html.
GONZALES PÉREZ, Jesús: El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva. España, Civitas,
segunda edición, 1985, p. 27.
El señor Fiscal Provincial, en su calidad de representante del Ministerio Público y como
titular de la acción penal a quien le asiste el rol persecutor del delito y la carga de la prueba
por definición contenida en el artículo 159 de la Carta Política, debe haberse premunido de
los elementos mínimos para efectuar una imputación contra una persona por determinado
delito. Eso quiere decir, a nuestro entender, que hoy en día, para que el Juez expida el auto
de apertura de instrucción, no basta con los requisitos indicados en el artículo 77 del Código
de Procedimientos Penales, que se refieren a que el hecho denunciado constituya delito,
que se haya individualizado a su presunto autor y, que la acción penal no haya prescrito,
sino además, es necesario que la denuncia contenga un mínimo de RAZONABILIDAD Y
ELEMENTOS DE JUICIO FUNDANTES DE LA IMPUTACIÓN. El insigne maestro García Rada, al
tratar de explicar el contenido de la imputación, expresa lo siguiente: “....imputar es
atribuir a una persona la comisión de un hecho que la ley penal califica de delito. La
imputación está contenida en la denuncia que presenta el Ministerio Público. La imputación
debe reunir dos requisitos: debe ser concreta y debe ser íntegra. Lo primero significa que
debe contener una denuncia cierta de un hecho que es delictuoso para la ley; deberá
precisarlo en sus contornos, no siendo necesario detalles íntimos que se darán en la
ratificación. Debe ser íntegra conteniendo todo aquello que constituye el delito denunciado,
sin recortes ni limitaciones y señalando quiénes lo cometieron sin omitir alguno de los
autores o cómplice.”. Domingo García Rada: Manual de derecho Procesal Penal. Sétima
Edició, Tipografía Sesator Lima - Perú 1982, p. 104.
MONROY GALVEZ, Juan: Introducción al proceso Civil, Temis S.A, 1996. T.I. p.245 y 246.
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Caso Suárez Rosero vs. Ecuador
Ecuador ( sentencia de 12 de noviembre de 1997), párr.77
ORE GUARDIA, Arsenio: Manual de Derecho Procesal Penal, Alternativas, 1996, p.37
SAN MARTIN CASTRO, César: Derecho Procesal Pernal , volumen I, Grijley, segunda edición,
Lima, 2003, p. 116.
EXPEDIENTE. N° 1003-98-AA/TC, caso Jorge Miguel Alarcón Menendez, punto 07 de
Fundamentos, http://www.tc.gob.pe.pe/jurisprudencia/2002/1003-1998-AA.html.
BINDER, Alberto: Introducción al Derecho Procesal Penal, Ad Hoc, Buenos Aires, 1993, p.
153.

Son garantías genéricas aquellas normas generales que guían el desenvolvimiento de la


actividad procesal. En ocasiones sirven para reforzar el contenido de las garantías
específicas. Su valor se acrecienta, expresa MONTERO AROCA, cuando pueden ampararse
en ellas garantías concretas que, por la circunstancia que fuere, no quedaron incluidas de
modo expreso en la Constitución. Son las siguientes:
1. El debido proceso (art. l39°.3 Const.).
2. El derecho a la tutela jurisdiccional (art. 139°.3 Const.).

3. El derecho a la presunción de inocencia (art. 2°.24. e’ Const.)


4. El derecho de defensa (art. 139°.14 Const.).

Las garantías específicas, se refieren a aspectos puntuales y concretos del procedimiento


y a la estructura y actuación de los órganos penales. Son, entre otras, las siguientes:
1. Derecho de igualdad procesal (art. 2°. 2. Const.).
2. Intervención necesaria del fuero común para el conocimiento de los delitos cometidos
por medio del libro, la prensa y demás medios de comunicación social (art. 2°.4.
Const.).
3. Derecho al secreto bancario y la reserva tributaria, salvo su levantamiento ordenado
por el Juez, el Fiscal de la Nación o una comisión investigadora del Congreso (art. 2°.5.
Const.).
4. Derecho a la inviolabilidad del domicilio, salvo ingreso y registro por mandato judicial
o en flagrante delito o muy grave peligro de su perpetración (art. 2°.9. Const.).
5. Derecho al secreto v a la inviolabilidad de sus comunicaciones y documentos privados,
salvo incautación, interceptación o intervención por mandamiento motivado del juez
(art. 2°.10. Const.).
6. Derecho a la libertad de tránsito, salvo mandato judicial (art. 2°.11. Const.).
7. Derecho al secreto profesional (art. 2°.18. Const.).
8. Derecho a la libertad individual (art. 2°.24. f Consta)
9. Derecho a no ser incomunicado, salvo con fines penales. La autoridad debe indicar el
lugar de detención de la persona detenida (art. 2°.24. g’ Const.).
10. Derecho a no ser víctima de violencia, ni sometido a tortura o a tratos inhumanos o
humillantes. Carencia de valor de las declaraciones obtenidas por la violencia (art.
2°.24.h’ Const.).
11. Formulación de cargos ante el Poder judicial por el Fiscal de la Nación en los casos de
enriquecimiento ilícito de funcionarios y servidores públicos (art. 41° Const.).
12. Privilegio de los Congresistas de no ser procesados ni presos sin previa autorización
del Congreso o de la Comisión Permanente, desde que son elegidos hasta un mes
después de haber cesado en sus funciones, excepto en delito flagrante (art. 93°
Const.).

13. Privilegio del antejuicio. Corresponde a la Comisión Permanente acusar ante el


Congreso a determinados Altos Dignatarios por infracción de la Constitución y por
todo delito que cometan en el ejercicio de sus funciones v hasta cinco años después
de que hayan cesado en éstas (art. 99° Const.).
14. Derecho de defensa, en el procedimiento parlamentario de antejuicio, ante la
Comisión Permanente y ante el Pleno del Congreso. Si se expide resolución acusatoria,
la denuncia es formulada por el Fiscal de la Nación ante la Corte Suprema. La denuncia
y la resolución judicial admisoria de la misma no pueden exceder ni reducir los
términos de la acusación del Congreso (art. 100° Const.).
15. Unidad y exclusividad de la función jurisdiccional. Se permite la jurisdicción militar y la
arbitral (art. 139°.1 Const.).
16. Independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional (art. 139°.2 Const.).
17. Garantía del Juez Natural (art. 139°.3 Const.).

18. Garantía de la publicidad de los procesos (art. 139°.4 Const.).


19. Garantía de la motivación escrita de las resoluciones judiciales (art. 139°.5 Const.).

20. Principio de la pluralidad de la instancia (art. 139°.6 Const.).


21. Principio de la inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las normas que
restrinjan derechos (art. 139°. 9 Const.)

22. Principio de no ser condenado en ausencia (art. 139°.11 Const.).


23. Prohibición de revivir procesos fenecidos con resolución ejecutoriada (cosa juzgada)
(art. 139°.13 Const.).
24. Derecho de ser informado, inmediatamente y por escrito, de las causas o razones de
su detención (art. 139°.15 Const.).
25. Principio de la gratuidad de la administración de justicia y de la defensa gratuita para
las personas de escasos recursos; y, para todos, en los casos que la ley señala (art.
139°.16 Const.).
26. Derecho a la participación popular en el nombramiento y en la revocación de
magistrados, conforme a ley (art. 139°. 17 Const.).
27. Jurisdicción de la Corte Suprema limitada a fallar en casación, o en última instancia,
cuando la acción se inicia en una Corte Superior o ante la propia Corte Suprema.
Asimismo, en casación de las resoluciones del fuero militar en caso de imposición de
pena de muerte (art. 141° Const.).
28. Derecho de las autoridades de las Comunidades Campesinas y Nativas, con el apoyo
de las Rondas Campesinas, de ejercer funciones jurisdiccionales de conformidad con el
derecho consuetudinario (art. 149° Const.).
29. Función del Ministerio Público de conducción desde su inicio de la investigación del
delito, de dirección jurídico funcional de la Policía judicial y de promoción de la acción
penal, de oficio o a petición de parte (art. 159°. 4 y 5 Const.).
30. Privilegio de inmunidad jurisdiccional del Defensor del Pueblo, a semejanza de los
congresistas (art. 161° Const.).
31. Competencia del Fuero militar para conocer de los delitos de función cometidos por
los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, a quienes le es aplicable
el Código de Justicia Militar. También, si el legislador ordinario lo decide, para conocer
de los delitos de traición a la patria v de terrorismo cometidos por civiles (art. 173°
Const.).

32. Privilegio del miembro del Tribunal Constitucional a la inmunidad jurisdiccional al igual
que los congresistas (art. 201° Const.).

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