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17 NEUROPSICOLOGÍA

DE LAS EMOCIONES
«Creación significa ante todo emoción. Es la que empuja a la inteligencia...
Es la que vivifica ... los elementos intelectuales con los que se confunde...»
Bergson

Los pensamientos y las acciones del ser humano son producto de la puesta en
marcha de las funciones cognoscitivas y de los procesos emocionales, cuyo
despliegue se interrelaciona: la lectura de una novela es a la vez un procedi-
miento cognoscitivo y emocional, y pueden multiplicarse ejemplos de ese tipo.
La manera de vivir, de expresar nuestras emociones y las selecciones existen-
ciales que conllevan están en la base de la personalidad. Etimológicamente, la
emoción es un movimiento: la efervescencia emocional, cuando recorre al in-
dividuo, despierta su atención, colorea positiva o negativamente sus sentimien-
tos, induce modificaciones autónomas (aceleración del pulso, sonrojo o palidez
de la cara, etc.), endocrinas, musculares (crispación de la cara, sonrisa, etc.),
comportamentales (agitación, evitación o acercamiento, etc.). Puede conside-
rarse que las emociones se estructuran alrededor de tres dimensiones esencia-
les: la valencia (con el paradigma positivo-agradable/negativo-desagradable),
la alerta (calma-tensión) y el control (posible o imposible, como durante un
miedo intenso).
Si la emoción es un movimiento, su punto de arranque se enraíza en la moti-
vación que da en cierta manera el potencial energético para la puesta en marcha
de los comportamientos. En el ser humano, como en el animal, algunos se fo-
mentan por pulsiones instintivas relacionadas con sus necesidades biológicas
fundamentales, es decir, en los que se basa su propia supervivencia y la de su
especie: comida, bebida, sexualidad y defensa. Dichas pulsiones se inscriben
así en una dinámica motivacional sustentada por la alternancia entre la «falta»,
que induce el comportamiento y la «satisfacción» o el «apaciguamiento», indu-
cidos por el comportamiento. Las funciones instintivas están en parte relacio-
nadas con la vida emocional (v. más adelante). Pero, de manera general, la re-
solución de una tensión, la búsqueda de una satisfacción expresan relaciones
que unen componentes motivacionales y emocionales de los comportamientos.
La energía motivacional no se limita a declinar necesidades biológicas funda-
mentales, sino que también estimula comportamientos más elaborados. La
cognición está relacionada con el sistema motivacional-emocional (Buck, en
Borod, 2000). Además, las anticipaciones (conscientes) y evaluaciones emo-
cionales (conscientes e inconscientes) intervienen en los eventos que se impo-
nen al ser humano como la toma de decisiones: es lo que ilustra el síndrome
de sociopatía adquirida descrita por Damasio (v. cap. 13, pág. 155), que mues-
tra cómo la emoción (por activación de los «marcadores somáticos») funciona
como palanca decisional y, al mismo tiempo, está directamente implicada en
los procesos cognitivos.
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