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Penélope de Marcos

Me llamo Marcos, hace una semana encontré un cuaderno en el asiento trasero


del taxi que me traía a casa, lo tomé como impulsado por una fuerza mayor, quizás la
curiosidad que desde niño tengo y que aún no puedo curar. Me encerré en mi cuarto,
llovía terriblemente, hacía frío, me saqué el sobretodo negro y puse agua a calentar para
tomar un té de hiervas que me trajo mi madre, hace dos años que vivo solo y ella no se
acostumbra a tenerme lejos, sin embargo yo estoy cómodo, casi felicidad plena, casi
porque hay días en que siento me falta terminar algo.
Mientras tomaba el té me puse a ojear el cuaderno, estaba mal tratado y parecía
muy viejo, en la primera hoja tenía dos nombres “Penélope and Atenas” el nombre me
decía muchas cosas, pero era eso solo un nombre, debajo de eso estaba escrito
Universidad de La Rioja 2do año de arquitectura; sin sorprender demasiado di vuelta la
página, arriba decía “mes uno” jaja me reí letras rosadas muy femenino para mi gusto;
estaba cansado pero la curiosidad pudo más y continué leyendo:
“A veces soy como Penélope porque te espero y te espero sentada buscando
pretextos para quedarme aquí sin hacer nada más que esperarte, y ella lloraba seguro
mientras tejía su tela porque su amor Ulises no aparecía, yo no lloro, claro porque estoy
llena de orgullo como para llorar tu ausencia, pero sin embargo deseo verte aparecer por
ahí. Me tengo que ir se hizo tarde y otra vez no apareciste ¿qué ocurre? Trato de
contenerme, de no correr como una loca hacia ti, de no buscarte, por eso espero que
aparezcas solo por aquí, pero me muero mientras espero y me quedo sin aire, sin
esperanzas casi. Pero no voy a dejar de esperar bonito, porque ¿si me voy y llegas, si
vienes detrás de mí? No me perdonaría el haberte perdido de nuevo. Es tarde mi cielo
muy tarde y no puedo hablarte tengo que quedarme pasiva suspirando despacio para no
enloquecer de pronto, me imagino contigo de nuevo los dos solos en la noche dulce,
pero dulce porque estás vos porque no hay nadie que nos vea amarnos o desearnos con
frenesí, pero hace cuanto de eso mi vida y yo te extraño y están el recuerdo de tus besos
de las locuras que pensé contigo de la oscuridad de todo, todo terminó fue un sueño o
una pesadilla ya pasó me digo a mi misma tengo que superarlo no seré PENÉLOPE la
que sufre en la casa sola mientras Ulises disfruta de aventuras, me iré también en algún
barco que salga esta noche me iré a otras tierras a caminar por la arena. Buenas noches
me digo a mi misma mañana será un nuevo día sin Ulises que obstruyan la vida.
¿Qué hago mi vida? me muero de ganas de saber de ti estoy luchando por no
dejarme ir, porque no puedo dejar de pensarte, luchar por no soñarte, no se qué pasa por
mí, si se que eres como fruto prohibido, como miel que no se puede probar pero es que
dejaste en mis labios sabor a peligro y ¿será eso o tu dulce silencio vida lo que me dejó
así? te deseo mi niño, te deseo aunque no debo y me muerdo para no besarte para no
entregarme, para no caer a tus pies.
No puedo dejarme vencer tengo que tratar de alejarme de ti, se que lo lograré,
hoy te olvidaré buscaré un sueño mejor más puro y blanco más lleno de sol; no más
dolores a causa de tu partida de la soledad que instalaste en mí, cariño, diré adiós hoy y
para siempre si no funcionó por algo fue, te ame aunque no lo quise, pero si no funcionó
por algo fue.”
Luego de leer esto me di cuenta de que la mujer dueña del escrito no se llamaba
Penélope sino que ese era una especie de seudónimo con el que se sentía identificada,
algo raro me pasó, tenía sueño y el cansancio me hacía su presa, pero sentía que había
desvestido a una mujer con mis manos, me sentía como relajado y felizmente raro… así
como estaba, complacido de la vida, me fui a dormir.
Al día siguiente caminaba por la vida pero con una mirada diferente, buscaba
entre las muchas caras femeninas una en particular, buscaba a mi Penélope; me la
imaginé toda jovial con mirada melancólica cabellos negros largos; como me gustaría
ser su Ulises, me dije a mi mismo risueño, dejé la lectura del cuaderno para la noche
como quien deja lo mejor para el final.
Llegó la hora esperada regresé del trabajo más cansado que la noche anterior y
rápidamente preparé el café para leer unos minutos antes de dormir; tomé con
parsimonia aquel diario íntimo y comencé a leer nuevamente:

“No siento nada es como que mi corazón de pronto se transformó en hielo, no


siente afecto, no palpita parece muerto ¿tendrá que ver el hecho de que terminamos
nuestra historia? El hecho de saber que no soy tuya ni vos mío. ¿Miedo? Puede ser, pero
es tarde de noche y muy tarde no se puede pensar mucho. No hay respuestas para mí,
sólo sé que quiero descansar y si cometí un error mañana lo sabré o tal vez lo sepa
dentro de un mes o dentro de un año o nunca lo sepa. Me asfixiaba esta relación, me
agotaba, quería ser libre mirar el campo y respirar sola yo en la nada y sola así estoy.
Solo Dios y solo él sabe si fue un error o acierto y me lo dirá cuando lo crea
conveniente. Ahora que mi corazón se está calentando, ahora que de mis ojos quieren
dejar de caer lagrimas de dolor por haber dañado sin querer, por haberme dañado sin
querer. No quedan más palabras solo silencio, silencio que hace ruido, ruido que
espanta mi triste corazón.

Días después de la tormenta de sentimientos que invadía mi alma llegó la calma,


como cuando después del temporal sale el sol, todo regresó a su lugar y volví a saber de
él, quien como gotas de agua me deja descubrirle nuevamente, ya no tan intensamente
es el sentir sino que el tiempo ha dejado que el corazón se cubra con pequeña tela de
seda para protegerse de posibles dolores.”

Era verdad, la desnudaba cada vez que leía algo sobre ella, mi interior me decía
que me estaba enseñando lo más fino de su alma; no pude más, la mujer me atraía no
importaba su físico, me atraía por su manera de expresar, por esa locura de pasión no
explotada que tenía en su cuerpecillo.
Paré un momento, sabía que si continuaba leyendo podría enloquecer, no estaba
leyendo una novela más, confieso que leí varias, sino que estaba espiando en el corazón
de una muchacha de carne y hueso, una muchacha que podría ser mía me dije; una
tristeza azulada me llenó el rostro, decidí dormir.

Un nuevo día, mucho trabajo en la oficina, el jefe de mal humor empeoraba la


jornada; mi Penélope volando sobre la cabeza no ayudaba mucho, es más, me
dificultaba la concentración; por este motivo mi compañero me llamó la atención ya que
le mandé dos notas con fecha del mes anterior, nunca me había pasado.
Llegué a casa con sed de ella, de tenerla en mi cama de leerla de nuevo,
sentirme a su lado y consolarla con mi pensamiento según lo que leía sufría de amor,
ella, mi chiquita, la que yo abrazaría hasta calentarle el alma; esta vez yogur con
cereales me acompañaron mientras leía:

“El monstruo que vive en mí tiene nombre es mi nombre y destruye a cuanto ser se le
suele acercar y no he visto yo ser más extraño que este que suele morder y besar y a la
vez llorar noches enteras, vaya monstruo indeciso, ¿para qué pausar la agonía? y
detener la maldad que sale de mí. ¿Cómo puedo con mis manos, las mismas con las que
acaricio romper, trizar, quemar, destruir? El monstruo que soy yo busca sangre de la
buena, pareciera alimentarse de sueños de amores, de blancas ilusiones a las que devora
con total presteza, sin dudar el monstruo toma el corazón de su victima y lo sofoca hasta
no oírle latir, pero dicha criatura amorfa, larga lastimeros quejidos cuando llega la
noche; la luna con su luz le alumbra a la fierecilla dejándole al descubierto la soledad
que le abruma a causa de la crueldad de su alma”

Se me hacía que escuchaba su voz diciendo “El monstruo que vive en mí…” y
eso me asustaba ¿qué le pasaba a mi chiquita que se sentía tan mal? y yo tan lejos de
ella, sin poder decirle no temas cariño estoy contigo; ella no es mala me decía por
dentro, sólo actúa de ese modo para defender su fragilidad, es tan noble su corazón que
no soporta ver a otros sufrir pensé; y en medio de estas reflexiones sobre mi Penélope
me quedé sumido en un profundo sueño.

Me desperté tarde, llegué con media hora de retraso a la oficina, por suerte el jefe no
estaba, mi amigo Gastón un gordito muy buena onda que estaba acostumbrado a
hacerme el aguante en todas notó mi desconcentración laboral por llamarle de alguna
manera a pasarme las horas pensando en ella.

_ Marcos ¿vos estás bien? Digo porque nunca sos de llegar tarde, ni de equivocarte en
las notas que haces, ¿qué te anda pasando?
_Mira te lo cuento porque no se lo dije a nadie y ya me está por estallar esto_Gastón
pone cara de preocupado y agudiza los oidos.
_ Creo que me estoy enamorando…
_Pero eso está muy bien amigo y ¿ de quién?.
_ Ese es el problema gordo ni sé de quien.
_ ¿Vos estás loco o qué tenés en la cabeza?; no podés enamorarte de alguien a quien no
conoces.
_ Mira, resulta que encontré el diario de una chica en un taxi y lo estoy leyendo y cada
vez que leo un poco más de lo que escribió, siento como que es para mí, que tiene eso
que buscaba.
_Uh flaco estás hasta las manos vos… ¿por qué no la buscas a la mina?
_ No dice la dirección ni el nombre de ella me fijé en las tapas y ni un número de cel
tiene. De todos modos yo me estoy leyendo todo el diario asi que espero encontrar algo
de ayuda para localizarla_ risa picara de Gastón que hace salir de sus preocupaciones a
Marcos.
_eh gordo no te vayas a querer enamorar porque no tenés idea de cómo me voy a reír.

Ingreso a casa más relajado que nunca, contarle las cosas al gordo siempre me
hizo bien, él se toma todo con más calma que yo y me ayuda a verlas un poco de esa
modo. Esta vez iba a pecar comiendo pizza fría que me había quedado del mediodía,
mamá me había traído como para un batallón, y comiendo con mucho cuidado para no
manchar el cuaderno leí:

“No puedo más ¿cómo se puede seguir de ese modo si no hay amor y sólo compasión?
¿cuándo se acabarán mis lágrimas? ¿Cuándo cesará mi llanto? sino quiero dañarte con
mi adiós dejarte ir por el mundo son mis labios, sin mis manos cubriendo tu cuerpo, sin
mi ojos que te abrigan ¿cómo dejarte a la deriva si te enseñé a quererme?; tu boca suelta
delante mió palabras lastimeras un “no me dejes” se inserta en mi pecho y no me
permite elegir mi camino, te ves tan pequeño cuando me miras de ese modo tan
terriblemente dolido que refrenas mis acciones y no veo más remedio que acunarte de
nuevo en mi pecho, pues por dentro tan solo eres una criatura, no sé por cuánto tiempo
más me quedaré así consolando tus días, sólo espero que pronto se aclare todo.”

Celos, esa es la palabra maldita que se apoderó de mi, ella quiere a alguien, le
entrega su cuerpo a un hombre que disfruta de su miel y el aroma que de ella surge,
desde mi corazón un… la odio, y me sentía como quien descubre que su mujer le
engaña; y luego de mucho mascullar bronca caigo en la siguiente idea …ella no lo amo
se compadece de él pero no lo ama… a pesar de ello caigo de nuevo en lo mismo si no
lo amara no lo compadecería porque la compasión es una especie de amor cubierto.
Dormí pensando en ella y soñé con ella, sabía que no era otra porque no había
ninguna mujer en mi vida aparte de Penélope, no recordaba su rostro pero en el sueño
mi amada tenía mi cabeza sobre la falda y me leía un libro, tal vez su diario, yo recuerdo
que sentí una sensación de paz cuando desperté.

_ No la he visto y ya sueño con ella, tiene razón el gordo estoy loco.

“El amor es complejo mucho más de lo que yo quisiera, le hace a una cometer
locuras decir que no a cosas que le gustan y si a lo que nos fastidia, solo por complacer
a otro que nunca se sabrá si siente lo mismo; el amor es complejo tanto que por él
olvidamos que el tiempo es tirano y nos dejamos arrastrar sin reclamar siquiera; y
mucho más de lo que yo quisiera porque me hace prisionera de un mortal tan frágil
como yo, lleno de enredos que no sabré quizás nunca destejer”.

“Corazón de vidrio es el mío observa como se rompe siempre frágil de mañana.


Sin respuestas puro silencio, tengo ganas de dañarte, de verte llorar, de hacerte
desgastes porque vos no te fijas nunca en mis lagrimas que no cesan, verte con miedo
me haría bien, que te dieras cuenta de que no siempre se gana de que por haber dañado
se paga. A ¿quién dañé? me pregunto pues nunca fue esa mi intención, pero a pesar de
ello pago por un delito cometido sin consentimiento.
Tu lo dijiste un día yo te escuché pero no aprendí nada, porque me dejo llevar
por sueños que nunca se cumplirán, que idiota es el pingüino cuando cree q volará y se
esfuerza intentandolo todo el tiempo y en lugar de olvidar el sueño maldito se daña
mientras trata de conquistar a la gaviota que tanto admira, y no se da cuenta que
abandona su mundo solo por buscar una ilusión ¿cuánto tiempo tardará el pingüino en
darse cuenta del error? ¿O cuándo la gaviota se apiadará de él y le dirá que cese de
dañarse?
Pobre pingüino ayer le vi lloraba como lo hago yo a veces, lloraba con dolor,
me dijo entre sollozos que la gaviota bajó y le habló, el ave le dijo que nunca volaría,
que no era apto para ello, yo escuché a mi amigo y empatice con él y nos unimos en un
abrazo mezclando agua salada y dolor; le dije hagamos el duelo como corresponde
lloremos esta noche y mañana tal vez pero borremos para siempre este recuerdo y solo
dejemos la enseñanza, ¿cuándo aprenderás corazón a cegarte a no mirar a nadie a
quedarte solo y vivir así? Pobre no sabe parece que nunca adquiere conocimiento,
siempre caerá en el mismo sitio; ¿o le gustará el dolor? Suelo preguntarme.
Mi amigo siguió hablando “yo vivía por ella por la simple ilusión de un día
conquistarla, de que me desee como yo a ella” “yo vivía por ella, suspiraba por una
mirada suya” otra vez deliro sola en casa”

Me desperté muy activo, aquel día hacía calor y eso me ponía de buen humor
cociné ñoquis como nunca, era tanto el buen humor que invité a mis viejos a comer en
casa. Era una constante en mí despertarme con el deseo de toparme con Penélope, pero
más que nunca ese día pensaba que tenía que verla. Llegó fugaz la noche y esa vez me
dormí sin leer por primera vez desde que encontré el diario de aquella joven. La ilusión
que generé durante la luz al llegar la noche se murió, y me encontré girando locamente
sobre esa palabra “ilusión” aquello que resultó ser una daga que creé dentro de mi
pensamiento, una quimera, una fantasía más en mi vida, un espejismo barato que
traiciona, idea que me inspiró a soñarte cerca y despertar de aquella ilusión fue como
introducir esa daga en mi pecho y no tener valor para pedir ayuda.

Llegó la noche y me acosté a leer:

“Como una tela de seda cayó así de suave y lento sobre mí, una dulce
melancolía; es el sentir que me provoca el no saber si fue mi culpa que muera nuestro
amor o el creer que fue un camino que sabía acabaría como muerte anunciada; que
manía esta de tirarme hacia pozos sin salida, laberintos negros, suelo retar a duelo a la
muerte como diciéndole no te temo y luego ella, malvada mujer sin alma, quiere
llevarme esclava”.

Luego de leer tuve miedo, pavor me dio de que mi amada hablara de la muerte
¿qué le ocurría? el simple hecho de imaginarla vagando en esos pensamientos oscuros
me ensombrecía a mí también, quiero tenerla sacarla de ese bosque tenebroso donde se
ha perdido, curarle el corazón, mimarle el alma; con estos profundos anhelos de ser su
protector me dormí.

Una vez más en la cama con su alma en mis dedos sudorosos inicie la lectura:

“Todos tenemos esas ganas de escapar a la luna alguna vez, nadie se salva del
deseo de querer matar alguna historia pasada o presente, todos cometemos errores y
buscamos solucionarlos, todos en algún momento nos olvidamos de aprender de
nuestros faltas, cuando queda el silencio en el aire y el alma puede pensar, allí es cuando
la reflexión sacude el cuerpo y nos muestra lo que menos queremos ver “la verdad”
entonces nos encontramos en un laberinto sin salida, nos sentimos enjaulados en
murallas invisibles e intentamos saltarlas y parecen aumentar su tamaño cada vez que
buscamos cruzarlas; y cuando ya no tenemos fuerzas para seguir vemos que hay una luz
del otro lado del muro, luego escuchamos una voz ,seguida de ruidos, de golpes y
vemos borrosamente una figura la cual nos toma entre los brazos y nos saca del
laberinto; al día siguiente la persona se irá nos dejará solos para enfrentar la vida como
debe ser..”

Hay momentos en que no entiendo a mi Penélope otros como este en que tengo
miedo de saber lo que le pasa, su dolor, esa fragilidad, la bruma que la cubre toda la
transforma de una mujer real en mi quimera y los deseos puros que suelo tener hacia
ella se perturban de ansias de poseerla toda, de ser una fiera y devorarla porque hay en
ella: esa fragilidad, la bruma que la cubre toda y la transforma de una mujer real en mi
quimera.
Dormir nuevamente sin ella, sin sentir su piel, reflejarme en sus ojos y percibir
su aroma; mujeres en la calle vestidas de gala, pronunciadas caderas, pestañas
arqueadas, su belleza era nada comparada a la de mi Penélope… dormir sin ella y saber
que mañana volveré a dormir así.

La noche, momento más esperado por esta mi vida gris, palpítate mi corazón
finge estar en presencia de ella parece estar loco me asusta, late más fuerte trato de
decirle que no la verá que sólo leeremos un poco más pero es un bruto, un ignorante, no
entiende que se está dañando y yo no sé enseñarle nunca lo supe y nunca sabré hacerlo.
Recostado en la cama inicio la lectura que se ha trasformado en un ritual, en un acto
pagano donde me adueño de ella y la hago mía o como sucede a veces me hago suyo, su
prisionero.

“La misma sensación invade el espíritu, el frio del cuerpo, el dolor por dentro parece ser
que la vida se afana por hacerme fuerte a los golpes, uno supera al otro cada vez la caída
es más alta, más potente; la vida te da sorpresas muchas de diversos colores las mías son
generalmente de un gris pálido, otras las menos de un amarillo claro, otras como la de
hoy de un negro muerte, donde preferirías cerrar los ojos para no verla pero aún
haciendo esto notas que sigue ahí que si te das vuelta no se ha ido, que no se irá jamás
hasta que aprendas a mirarla y aceptarla, hoy Penélope no quiere mirarla, hoy no; ella
prefiere fingir no verla, pero cuando está sola no hay motivos para fingir y deja su
cuerpo caer pesado sobre las sábanas e implora al sueño que la acorrale que la bese
apasionadamente que no la suelte que esa noche sobre todo haga el amor con ella pues
no desea despertar, pero sabe que lo hará, que despertará y verá esa realidad que no
desea afrontar. Pero sólo la cama parece ser la solución a este momento de malestar”.

“Atenas sos re despistada ¿cómo podes olvidar tu diario en mi depto? Para que no te
pase de nuevo te escribo acá, otra cosa loca mañana te espero en lo de Mateo calle
Chacabuco, casa 5, digo por si se te olvidas también donde vive”

Helado sudor cae desde mi frente, el corazón bombea más frenéticamente la


sangre por todo mi cuerpo, soñando con verla con saber algo de ella y ahora esto que
me deja estático, petrificado, un dato real, más concreto que puede acercarme a mi
amada Penélope, casi un mes soñándola despierto, casi un mes deseándola, casi un mes
amándola en secreto, mañana será un mes que encontré su diario que como víctima caí
en su telaraña. Mil cosas surgen por mi mente y pienso.
_tengo que buscarla, encontrar una excusa para conocerla… si le digo que leí su diario
se enojará conmigo… nunca se lo diré.
Planes diversos para llegar a la casa del tal Mateo ¿qué será para ella Mateo? La
noche llega distinta esta vez no trae consigo la acostumbrada nostalgia, la pena hiriente,
el llanto ahogado.

_Gastón tengo algo que contarte vení a casa no voy a trabajo hoy.
_Qué pasa Marcos ¿hacemos una fiestita? Jajaja.
_Gordo para, hablo en serio no voy y vos menos dale vení a casa tengo la forma de
encontrar a Penélope.
_Che bolo vos me asustas de verdad creo que te tenés que hacer ver, te estás volviendo
loco.
_ ¡Gordo pelotudo! de verdad escuchame tengo una dirección la encontré en el diario…
_Che bueno para, esta bien loco ya voy pero prométeme algo.
_¿Qué?
_ Si no la encontras ahora te dejás de joder con eso, de verdad te digo sino te interno
porque no es normal enamorarse de un libro.

Una media hora después veía entrar a casa a mi amigo el gordo a quien aprecio
cada día más; con el casco aún puesto lo que siempre me causaba gracia.

_Al grano cara de rata decime ¿dónde buscamos a la loca esa?


_En realidad tengo la dirección de un tipo que la conoce según lo que dice el diario.
_ A ver decime vamos yo te llevo pero ¡ya!
_ Calle Chacabuco, casa 5
_... Pero ¿el barrio?
_No se… no dice.
_ Viste vos no servis para nada deja que el gordo te soluciona todo.

Corrió la silla se sentó frente a la computadora tapando con su voluminocidad


todo el monitor, se quedó allí media hora mientras yo caminaba en círculos detrás suyo;
de repente el gordo pega un grito que me hace saltar.

_¡Lo encontré! vamos Marcos ya sé dónde es.

Llegamos a la casa de aquel sujeto de quien no sabía nada, y a todo esto yo


estaba tratando de contenerme para no delatar mi ansiedad, tomando fuerzas de donde
no existen llamo a la puerta en busca de una respuesta que podría cambiar el resto de mi
vida. Un joven con cara de intelectual salió a recibir a los extraños con una voz muy
gruesa que no quedaba demasiado con su aspecto físico.

_Si ¿a quién buscan?


_disculpe nos dijeron que eras amigo de una chica que estudia arquitectura en la
universidad, y yo estoy buscando una profesora para mi hermana que es paralítica y
quiere que le enseñe una chica, tiene miedo de reprobar el examen de ingreso; yo
tendría que estar en mi trabajo pero como me llamaron que estaba mal la gorda bueno
Salí con mi compañero a buscar alguna profe.
Por la cara del sujeto me di cuenta de que se había creído cada palabra que le
dije.
_Uh bueno mira yo conozco dos chicas que te pueden ayudar pero a esta hora sólo vas a
encontrar a una ¿cómo es tu nombre?
_ Marcos… Marcos Sarquis.
_Bueno Marcos mira yo te doy el número de ella.
Cerró de inmediato la puerta de la casa en nuestras narices, pero no demoró
demasiado y un segundo después lo vimos con un papel en el cual estaba garabateado
alumna de arquitectura y un número telefónico debajo.
Salimos a mil de aquel lugar el gordo parecía estar más intrigado que yo por
saber si aquél sería el número de Penélope.
Ya en casa con el teléfono en alta voz y el gordo pegado a mi lado marqué el
número.

_Hola discúlpame estaba necesitando alguien que me ayude porque tengo que rendir el
examen de ingreso de arquitectura.
_ Bueno mira yo soy la hermana de Atenas le digo el mensaje, pero ella llega en una
hora, llama a esa hora ¿puede ser?
_ Si claro muchas gracias.
_¡la encontré gordo es ella, Penélope ATENAS!_ dije con los ojos llovidos, como
comprendiendo mi sentir el gordo me pegó en el hombro y sonrió algo conmovido.

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