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¿Y QUÉ VOY A HACER CON

TANTOS SEGUIDORES EN
OTRO MUNDO?
VOLUMEN I
ARTEGAL HEST

ILUSTRACIONES POR NYO YAZUE

SEPTIEMBRE, 2018
Todos los derechos reservados.

Los sucesos y personajes retratados en esta novela son completamente ficticios. Cualquier parecido

con personas reales, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia. De igual manera,

cualquier acción retratada que represente algún tema que pueda herir sensibilidades, o que

presente alguna acción amoral o ilegal, solamente es usada con fines artísticos. El autor deplora la

idea de cualquiera de estos temas llevados a la vida real.


Índice

Prólogo ................................................................................................................................................ 4

Capítulo 1. ¿Y a dónde demonios hemos llegado? ............................................................................. 6

Capítulo 2. Incorporando nuevos aliados ......................................................................................... 49

Capítulo 3. Conflicto de nobles ......................................................................................................... 86

Capítulo 4. Cyclocia, la ciudad de la libertad................................................................................... 157

Capítulo 5. Esto no es una guerra ................................................................................................... 178

Epílogo ............................................................................................................................................. 216

Crónicas de Babel ― I. El día en que nos conocimos ...................................................................... 218

Crónicas de Babel ― II. El rescate a la Iglesia de la Salvación......................................................... 222

Crónicas de Babel ― Anexo I. FAQ de Argatnél Online .................................................................. 225

Crónicas de Babel ― Anexo II. La Armería de Unna ....................................................................... 229

Crónicas de Babel ― Anexo III. Cercanías del Valle Prohibido........................................................ 234

Palabras del Autor ........................................................................................................................... 235


¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Prólogo

Argatnél Online es un MMORPG con la premisa: «Construye tus sueños de fantasía». Su nivel de

personalización es increíble y el mundo se va expandiendo a cada momento, tanto por los eventos

lanzados por los desarrolladores, como por las acciones de los usuarios que van modificando el

mundo. Han establecido gremios de variable tamaño y algunos hasta han formado países y alianzas.

Yo no soy un jugador competitivo, aunque algunos podrían opinar lo contrario. Mi interés se

enfoca en sólo una cosa: la posibilidad de crear tu propia base donde habitan los NPCs bajo tu

servicio, mi propio gremio. Los costos de crear algo de esa magnitud son enormes. Se tiene que

jugar por años para lograr construir algo decente. Las texturas y diseños, a pesar de ser muy

numerosos, son limitados, aunque eso no es un obstáculo para mí: desde joven he sido un modder,

así que en este ámbito es donde puedo explotar mis talentos. Ofreciendo mis diseños personales a

modo de comisiones fui obteniendo suficiente dinero para ir creando y personalizando al máximo

mi base, además de que me ha permitido configurar con más facilidad a mis NPCs, que de otra forma

hubieran tardado años en llevar a su límite. Sí, free to play, pay to win.

De esa manera logré crear mi base deseada: la Fortaleza Flotante de Babel, la primera en su

tipo, la primera capaz de mantenerse en los aires, aunque su mantenimiento costase una pequeña

fortuna.

Una cantidad creciente de NPCs se fue incorporando a mí, teniendo un número en mente:

ciento diez. Objetivo que todavía no logro conseguir. Algunos personajes han sido creados por mí,

otros más capturados durante eventos aleatorios o masivos. Es así como el nombre de Babel se fue

haciendo reconocido, no como uno de los gremios más poderosos, pero sí como uno de los más

deseados por derrotar.

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En este momento debería seguir trabajando en los pedidos que tengo pendientes, pero, por

esta noche, ha sido suficiente.

Hora de dormir.

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Capítulo 1. ¿Y a dónde demonios hemos llegado?

Mi sueño se esfuma, pero no abro los ojos. La cama sobre la que estoy acostado es mucho más

inmensa de lo que puedo recordar, es más cómoda. Me niego a levantarme. Doy la vuelta

sintiéndome más a gusto. Extiendo mi mano y cae sobre algo suave. ¿Qué es esto?

―Mi maestro, ¿desea otra ronda apenas despertar? ―escucho una tierna voz.

¿Qué haces en mi casa?

Abro los ojos deseando no hacer y frente a mí se encuentra una hermosa mujer, nos estamos

viendo frente a frente, mi mano está extendida sobre su pecho desnudo. Su cabellera plateada se

ve hermosa, a pesar de estar desarreglada porque acaba de despertar. Sus ojos son del mismo color,

estando en perfecta sintonía. Su piel de un color blanco se siente delicada al tacto. En conjunto,

todo eso me hace pensar que difícilmente existe otra mujer de belleza igual. Es más, que no debería

de existir una mujer tan perfecta en la vida real.

Eso es porque en realidad no existe alguien así.

―¿Sophia? ―pregunto aturdido.

―¿Desea algo, mi maestro?

¿Esto es un sueño? ¡Debe de ser un sueño! Mientras dure hay que aprovechar. Sin decir nada

más sigo masajeando su pecho, ella suelta un ligero gemido. Me acerco un poco más a ella y cuando

nuestros labios se van a tocar, escucho que se abre la puerta de manera intempestiva.

―Lamento interrumpirles, mis señores, pero hay una emergencia.

¡¿Qué tipo de emergencia puede ser más grande que la que ya tengo en mi entrepierna?!

La mujer que entró a dar ese anuncio es la cabeza de las sirvientas, Ronidia. Ella va vestida con

un uniforme de sirvienta tipo victoriano para evitar que las conexiones de sus extremidades dejen

ver que es una muñeca viviente, una marioneta que ya no se ve más controlada por los hilos de su
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dueño. Por su rostro no se perciben estos detalles, parece humano, ya que es completamente capaz

de mostrar expresiones. Su cabellera negra perfectamente ordenada me hace ver lo metódica que

es con su trabajo. Los bultos en su pecho son, evidentemente, falsos.

―¿Qué sucede? ―pregunto algo resignado, ni en sueños me quitan el tener trabajar.

―No sabemos donde nos encontramos, la fortaleza llegó aquí esta mañana y desconocemos la

razón. Nadie ha podido acceder a su mapa ni a su ventada de estado desde que nos percatamos de

esto.

Intentémoslo.

Extiendo mi mano, tratando de abrir el menú, pero nada se muestra.

―Odín, Luci y Yumenome están reunidos desde el amanecer discutiendo sobre el tema, pero,

al no saber cómo actuar, me solicitaron que viniera por ustedes.

Me levanto de la cama, mostrando mi cuerpo desnudo, me estoy tapando con una de las

sábanas. Abro el guardarropa y saco una muda de ropa sencilla, me enlisto sin la ayuda de Ronidia.

Todo lo hago como si fuera parte de mi rutina diaria, algo extraño, Argatnél no tenía este nivel de

inmersión. Me doy cuenta de que Sophia hace lo mismo, aunque ella se vuelve a poner la ropa con

la que, supongo, llegó el día anterior.

―¿No podría ser que el mundo se haya expandido con una nueva zona y llegamos aquí sin

percatarnos? ―pregunta Sophia.

¿Una expansión? No habían anunciado ninguna.

―En ese tipo de sucesos no te pueden transportar con todo y tu base ―le explico.

Caminamos por los pasillos y nos topamos con algunas de las sirvientas que hacen una

reverencia. Mis aposentos están en el cuarto piso del edificio norte, la sala del consejo está en el

primer piso del edificio oeste, pero hay puertas que transportan entre lugares importantes, abro

una de esas y salgo justo en el pasillo deseado.

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Frente a la sala del consejo, se encuentran otros de los habitantes de Babel, todos me observan

y luego hacen una reverencia, yo devuelvo el saludo. Primero tengo que ver qué sucede para luego

lidiar con ellos.

Antes de entrar me detengo y volteo a ver a Ronidia que viene detrás de nosotros.

―Ronidia, reúne al resto en la sala de conferencias. Al Pentágono, a la Orden, y a los líderes de

división y de cuadrilla, por favor.

―Entendido, mi señor.

Luego de hacer una reverencia se da la media vuelta, como varios de los agrupados aquí afuera

son parte de los comentados, les transmite mi orden. Ya no escucho el resto porque entro por la

puerta junto con Sophia. La habitación no es muy grande, sólo tiene espacio para que un máximo

de quince personas estemos reunidas. En el centro de la habitación se encuentra una gran mesa con

un mapa de todo Argatnél. Los tres consejeros me voltean a ver: Odín, basado en el dios del mismo

nombre, un anciano maduro, pero imponente, lleva un parche en uno de sus ojos y su inmensa

armadura nórdica sólo hace que su cuerpo se vea más grande; Luci, basado en el mismo Lucifer, un

individuo que parecería un presidente de una compañía famosa, un traje formal de color negro y su

mirada seria lo harían ver como el sueño de toda mujer; finalmente, mi preferida de los tres,

Yumenome, una dodomeki, que lleva un kimono claro con estampados sencillos de flores, que tiene

el escote ligeramente bajo y con mangas extremadamente largas que ocultan por completo sus

brazos.

―¿Qué han descubierto?

―No sabemos lo que pasó ―responde Yumenome―. Justo habíamos detenido a Babel a las

afueras del Castillo de los Demonios Antiguos para preparar una incursión hoy, como se había

acordado. Omega dice que no ha movido Babel ni un centímetro desde que se dio la orden.

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Omega es el núcleo de esta fortaleza, un espíritu ancestral de los pocos que había en Argatnél,

una existencia completamente diferente a la nuestra y con un nivel que ni siquiera se puede medir.

Es el encargado de administrar la energía para cumplir con su mantenimiento básico y darle a esta

base la posibilidad de volar.

―¿Ya han usado su habilidad? ―pregunto.

Tanto Yume como Odín tienen habilidades que les permiten ver grandes rastros de la realidad.

Ambas se complementan una a la otra. Mientras Habilidad Final [Ojo Divino del Cielo] de Yumenome

es como la de un satélite, pero que no permite acercarse mucho a los objetivos, Habilidad Final

[Panorama desde Hlidskjalf] de Odín permite ver puntos más cercanos, pero es más tardado de

enfocarse. Yumenome busca puntos de interés y luego se los transmite a Odín para que los observe

con detenimiento. Son habilidades con sus límites, así que no se pueden usar con excesos, pero en

este tipo de situaciones son útiles.

―Joven maestro ―responde Odín―, no nos encontramos más en Argatnél, es a la única

conclusión a la que hemos llegado.

Oh, espera. Si están diciendo eso, puede que esto no sea un sueño… puede que en realidad

haya pasado un evento misterioso cliché en mi vida y ahora me encuentro aquí encerrado con Babel

en medio de un mundo desconocido…

¡No! ¡Es imposible!

Vamos, ¿qué es eso? ¿La historia de esa calavera gigante o de ese tipo de pelo negro que se

folla a todas sus subordinadas? Oh, creo que esto último sería lo más cercano.

―¡¿No es maravilloso?! Si este es un nuevo mundo, podemos tomarlo para nosotros.

Por eso no me agrada Luci, suele tener las ideas más bizarras. Vamos, es parte de su arquetipo,

pero en situaciones cercanas a la realidad se podría volver bastante problemático.

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―Sí, es cierto ―exclama Sophia, al menos lo intenta, para la princesa de hielo no mostrar

muchas emociones es su marca personal―. Debemos de tomar este mundo y entregarlo a nuestro

señor ―concluye.

―No le sigas el juego ―murmuro.

―Ya que se ha aclarado esto, me retiro ―el que dice eso es Odín mientras se acerca a la puerta.

―¿A dónde vas? ―pregunto intrigado.

―A conocer el mundo por mi cuenta.

―¿Hablas en serio? ¿Estás abandonando Babel? ―pregunta Sophia intentando mostrarse

desconcertada.

Nuestros rostros se tornan oscuros, es algo de lo que ambos nos percatamos. Odín no lo vivió,

pero el resto de aquí recuerda al único NPC que ha abandonado Babel. Uno de los primeros en estar

con nosotros y que, aun así, decidió partir. Tampoco fue de una manera muy agradable, así que

hemos decidido no mencionar más su nombre aquí. En Babel no era extraño que un NPC abandonara

a su señor. Sucedía poco, pero sucedía. Por lo general era una situación de acuerdo, habiendo pocas

veces que se complicaba. Nuestra historia fue una de esas pocas veces. Aun así, aunque había

métodos para atar a los NPCs, yo preferí nunca hacerlo. Ellos son mis creaciones, debo de confiar.

―No ―le responde, para luego dirigirme la mirada―. Joven maestro, usted mismo nos ha

dicho que tenemos libertad de acción, que, si no queremos permanecer aquí, no lo hagamos.

Se los he dicho y a pesar de tenerles confianza sus comentarios me llena de incertidumbre.

―No se preocupe, joven maestro, no es algo personal, no ha hecho nada mal. Si en cualquier

momento necesita de mis servicios, sólo use la runa de invocación.

Ante el anuncio, suspiro. No me agrada, pero lo debo de aceptar. Esto no es una traición.

―Ten un buen viaje, pero tomas las precauciones adecuadas. Sé que eres una de las entidades

más fuertes de Babel, pero no me gustaría perderte por ser descuidado.

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―No lo seré, joven maestro.

―Si necesitas algo para el viaje, pídeselo a Ronidia antes de partir.

―Muchas gracias.

Y sin más, se retira.

―Al parecer sólo quedamos nosotros cuatro ―digo suspirando.

―Que sean tres ―el que dice eso es Luci, mostrando una sonrisa en su rostro.

―¿Tú también te vas?

―No, para nada, me retiraré a mis dominios. Llámeme cuando necesite mis servicios para

dominar a una nación o algo así.

―Es de esperarse de ti.

¡Por eso mi preferida es Yume! ¡Tú no me abandonarás, ¿no es así?!

La volteo a ver algo desesperado y sólo puedo ver una sonrisa condescendiente hacia mí. Esa

es una clara respuesta, no lo hará, pero… ¡¿por qué no me siento mejor?!

―Mi maestro, creo que es tiempo de tener la conferencia con los demás.

―Entendido ―le respondo a Sophia―. Yume, ven con nosotros.

Ella suelta una sonrisa y se acerca con un paso veloz, pero tierno y elegante. Ella es así,

Yumenome, la estratega de Babel, la dieciseisava de nuestras filas, lleva mucho tiempo conmigo y

me entiende bien. Con esa actitud similar a la de una hermana mayor: tierna y amigable, pero que

cuando se le hace molestar puede llenar de terror hasta a la persona más valiente.

La sala de conferencias sería lo equivalente a la habitación del trono si este fuese un castillo,

pero no lo es, aquí no hay una monarquía, yo soy el líder, pero no el rey. Aunque, por lo que he visto

hoy, eso no se quedó muy grabado en su memoria. Espero que cuando entre a la habitación, ellos

no se inclinen ante mí.

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Debido a que la sala de conferencias se encuentra en la misma ala de la fortaleza, no tomamos

ahora ninguna puerta de teletransporte. Mientras vamos caminando puedo notar algunos

miembros de Babel desplazándose. Además, algunas integrantes del equipo de sirvientas también

lo están haciendo, aunque ellas de manera más agitada.

Llegamos a la puerta lateral de nuestro destino, pero, justo antes de entrar lateral, Sophia me

detiene y encabeza la marcha, dejándome esperar afuera.

―¡El señor de Babel está a punto de entrar, rindan su respeto! ―exclama.

¡No hagas algo así!

Sin más alternativa, entro a la habitación para ver a todos mis subordinados arrodillarse frente

a mí y soltar una reverencia digna de cualquier película de caballería.

¡No dije expresamente lo contrario! ¿Qué? ¿Este sueño trata de burlarse de mí?

Resignado llego hasta mi asiento que ni siquiera está más elevado que las otras sillas que

rodean la gran mesa ovalada que está en el centro de la habitación, sólo es ligeramente más alto

para denotar la diferencia de rangos. La mesa es grande, tiene treinta asientos, aunque rara vez

reúno tantos NPCs aquí. Al tomar asiento, el resto hacen lo mismo.

A mi derecha están los cinco miembros del pentágono, que se podría decir que son mi círculo

interno. No son necesariamente los individuos más fuertes de Babel, pero son en los que más

confianza tengo. En frente de ellos, a mi lado izquierdo, se encuentran los miembros de la Orden,

grupo al que Sophia pertenece. Esta unidad es la más poderosa, sólo usada en conjunto en misiones

muy peligrosas. Los seis poseen una profesión de rango mítico de la serie de Grandes Héroes,

complementando sus talentos, además los seis tienen un objeto entregado por Omega que

amplifica aún más sus atributos. En seguida de ellos se encuentran los líderes de división, que son

aquellos que se encargan de labores específicas dentro de Babel, ya sea para cuidados internos o

para situaciones externas. Finalmente, frente a estos últimos, están los líderes de las cuadrillas de

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incursión, se podría decir que son los guerreros de vanguardia, que van a cumplir misiones al

exterior en equipos de seis, que es el máximo permitido en Argatnél para un grupo.

―Miembros de Babel, estamos en una situación sin precedente. ¡Hemos sido transportados a

un mundo ajeno a Argatnél! ―exclamo y todos muestran su desconcierto―. Al ser un mundo

desconocido, no sabemos lo que podamos encontrar, así que deberemos llevar esto con el mayor

cuidado posible.

―¡Vamos, jefecito, si ese es el caso, nosotros nos encargaremos!

La líder de la división de exploración se levanta de su asiento. Ella no es una humana, es una

subespecie de harpía llamada ave del trueno. De estatura pequeña, no parece más que una

adolescente. Sus características alas azules son propias de su subespecie. Su velocidad de vuelo es

increíble, pero además sus habilidades han sido asignadas para potenciar su sigilo y su capacidad de

exploración, por lo que es la mejor para hacer una revisión desde las alturas.

―Eolyphe, toma asiento ―ordena Sophia y esta obedece de mala gana, parece que la líder de

reserva es más temida que yo.

―Eoly, no te preocupes, te tengo considerada, pero esto deberá ser una exploración conjunta

―respondo―. Lo primero es saber cómo es el terreno. Yume, ¿puedes hacer algo al respecto?

―Ya lo tenía considerado, con la ayuda de Odín dibujamos unos mapas básicos.

Al decir esto, de debajo de su manga saca una serie de pergaminos. No sé como los pudo ocultar

ahí sin que me diese cuenta antes.

―¿Cuántos tienes?

―Diez, lo lamento por no poder hacer más, mi señor, pero el tiempo fue limitado.

―No, está bien, ya prepararás más luego. Dame uno, distribuye uno a cada líder de cuadrilla,

dale uno a Eoly, quédate con uno y dale otro a Sophia.

―En seguida.

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En ese momento se levanta y comienza a distribuir los mapas como ordené. Mientras lo hace,

observo el mío con detenimiento, puedo notar que Babel se encuentra en una pradera rodeada de

una cadena montañosa que no permite el paso directo. Se encuentra rodeada de bosques a

excepción del área del oeste que es una pradera, aunque no se ve ningún asentamiento cercano.

Puedo ver una aldea al noreste de la cadena montañosa, dentro del bosque y una ciudad más lejana

al este de la misma.

―Ah, una aldea y una ciudad cerca, interesante ―murmuro―. ¿Qué tanta probabilidad hay de

que sean humanos?

―Odín detectó una presencia en su mayoría de humanos, así que creemos que es así, aunque

puede ser que sea una raza específica de este mundo o que estén gobernados por otra raza.

―Entendido.

La aldea debe de ser mediana para que Yume la haya podido ver y pedirle más detalles a Odín,

dentro de la espesura del bosque, sería difícil detectar aldeas pequeñas, son muchos obstáculos

visuales para ella.

Cuando veo que todos tienen sus mapas comienzo a idear el plan de exploración.

―Para empezar, de manera temporal, Ener queda al mando de la primera cuadrilla y se

dirigirán a la aldea que está al noroeste. Creo que no es necesario decirte que es necesario que seas

amable, tú sabes lidiar a la perfección con esas situaciones.

―Entendido, joven maestro ―me responde con tono formal.

A quien le encomiendo esa tarea es a Ener Emblem, el líder de la Orden, Confío en su criterio y

en su habilidad diplomática. El es un joven adulto de un poco más de treinta años que viste una

armadura de caballero completa. Sus habilidades son sobresalientes, así que no debería de tener

problema si se encuentra con alguna complejidad. Además, la primera división está compuesta

puramente de humanos. Desconozco si en este mundo hay racismo, pero es mejor prevenir.

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―¡¿Me vas a dejar estacionada aquí?!

Quien levanta la voz es Daantje Helderron, la paladín líder de la primera cuadrilla. Es una joven

hermosa, casi de la talla de la belleza de un alto elfo, su cabello rojo como el fuego amarrado en una

coleta llama la atención a primera vista. Su gesto duro, pero amable es otro de sus grandes atractivos.

Su pesada armadura oculta su atractivo cuerpo. Su diseño me encanta, pero yo no la creé, más bien

la incorporé a mis filas luego de un evento.

―No, tú serás de las personas que vendrán conmigo.

Veo su cara brillar y casi la veo pegar un brinco, pero se contiene y asiente ante la orden.

Nuestra relación es muy cercana, al ser la número diecisiete de Babel, lleva mucho tiempo con

nosotros, lo que me ha permitido entenderla mejor.

―Ener, cuida a mis chicos, por favor.

―No te preocupes, Daan, estarán a salvo.

Qué bonita camaradería. Recuerdo que, debido a su similitud de personajes, traté de activar

un evento en el que ellos oficialmente salieran. Al final lo logré hacer, pero un tiempo después

terminaron por su cuenta. Al parecer eso no causó ningún conflicto profundo entre ellos.

No obstante, el mismo panorama no se dibuja a lo lejos. Puedo ver que Titania, el hada

ancestral líder de la división de alimentos, se encuentra peleando por debajo de la mesa con Apep,

la lamia líder de la división de alquimia. Su actitud es muy infantil cuando están juntas, pero hay que

decir que ambas tienen un cuerpo maduro de mediados de su cuarta decena, lo que hace que se

vea más incongruente. Pese a las apariencias son una especie de amigas y tienen gustos muy…

particulares.

Más tarde lidiaré con ellas ya que otras voces de descontento se ciernen sobre mí,

principalmente del pentágono, solicitando viajar conmigo. Le dirijo una mirada a Sophia que parece

estar a punto de unirse a las quejas, pero al darse cuenta de mi orden se pone seria.

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―Guarden silencio, todos ―ordena y el resto calla.

A lo lejos veo a la pequeña joven de rubia de un tono claro, casi decolorado, que se encuentra

sentada modestamente en su silla mientras bebe una taza de té. ¿De dónde lo sacaste? ¡No he dado

la orden a las sirvientas para que sirvan! Una sombra aparece a su lado sirviéndole más té. Uno de

sus familiares. Por cierto, es muy posible que ese líquido rojo sea otra bebida, una de su propio

gusto.

Su apariencia vista de esa manera recuerda a la de una señorita de la nobleza. Su estilo de

vestimenta es gótico, pero, contrario a lo que habría de esperar, lleva colores claros. Otra

característica de su personaje, le gusta ver como sus vestidos se tornan rojos al absorber la sangre

de sus enemigos, una sádica total. Nada mas que esperar de la auto proclamada nueva reina de los

vampiros.

―Mehiven Blogarde, no te veo preocupada por la conferencia.

―Oh, mi honorable maestro, ¿desea usted también una taza?

Veo que su familiar aparece a mi lado al instante, pero lo rechazo.

―No ―respondo en seco―. Tú irás al suroeste, más allá de las montañas. No parece que haya

poblaciones cercanas, pero si en el remoto de los casos te encuentras con algún grupo humano, elfo

o lo que sea, tienes terminantemente prohibido acercarte.

―¿Quiere decir que no tendré diversión?

―Todo lo contrario, Yume lo ha señalado como un posible punto de interés ya que su

geográfica es similar a zonas donde aparecían monstruos de alto nivel. Tu cuadrilla es la que puede

examinar de manera discreta y tener suficiente poder como para acabar con ellas.

―Entendido, honorable maestro, acabar con monstruos, dejar a los demás en paz.

Necesitamos investigar las montañas en las cercanías para saber si tendremos un acceso

constante a recursos que son necesarios para el funcionamiento de Babel. De hecho, para que se

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levante en vuelo se necesitan ciertos minerales raros. Por lo que lo mejor será no ocupar nuestras

reservas hasta asegurar un suministro constante.

―Sharog y Talak ―llamo su atención―, necesito que vayan a las montañas. Sharog al oeste y

Talak al este, van a examinar principalmente qué recursos pueden encontrar y si existe algún mineral

valioso.

―Como ordene, su excelencia ―responde el pequeño enano de abundante y pelirroja

cabellera y barba llamado Talak Hacha Mitrilo, líder de la cuarta división de incursión.

Por otro lado, la inmensa alto orco se muestra con duda, su expresión es tierna, algo que no

termina de encajar con su gran altura de y su cuerpo musculoso. Ella suele ser así, con una actitud

que no encaja en su totalidad con su apariencia.

―¿Qué sucede, Sharog?

―Mis habilidades para encontrar recursos son… carentes. Lo lamento mucho, líder.

Tiene razón, ella no se especializa en extracción de recursos y tampoco es una característica

racial como es el caso de Talak. Tengo que considerar mejor las capacidades de cada uno de mis

subordinados, la mayoría han sido creados por mí, así que debo de conocerlos bien. Volteo a ver a

la otra enana de la mesa. No tiene sangre pura, sus rasgos son mucho más finos que el resto de los

enanos, su cabellera rubia y sus ojos azules se ven delicados. Aun así, ella es la líder de la división de

herrería y una miembro del pentágono.

―Unna, irás con ella.

―¡¿Qué?! ¡Yo quería ir contigo!

―No sabemos qué tan peligroso es el exterior y tú no estás capacitada para luchar, estarás

mejor con Sharog ya que no viajarán muy lejos. Hazme ese favor, ¿sí?

―Está bien, cariño.

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No sé por qué me siento tan sucio sobre esto. Que una persona de apenas un metro y medio

te llame así puede prestarse a muchas malinterpretaciones. Creo que no importa mucho para eso

que su edad sea de 105 años.

Dejémoslo de lado. Creo que sería bueno explorar el valle como tal, el río es un parte

importante ya que puede haber recursos interesantes. Volteo a ver a lo únicos dos líderes de

cuadrilla que no tienen tareas asignadas.

―Muramasa y Liza, ustedes examinarán el valle sin alejarme mucho, quiero que busquen

animales, monstruos o recursos que se puedan encontrar. Especial énfasis en el río que pasa cerca

de aquí, nos puede ser útil, pero, por favor, Liza, no lo evapores.

―Entendido, mi amo ―responde de inmediato Muramasa.

Puedo ver con orgullo a mi subordinado de apariencia de ronin. A pesar de parecer alguien

mayor, cercano a los cincuenta años, su sola presencia resulta intimidante. Sin embargo, es un buen

tipo. Alguien digno de ocupar la posición como líder de la tercera cuadrilla. Su habilidad con la

espada es algo de temer, a pesar de la maldición que lleva con él.

Por otro lado, Lizandra trata de contener sus quejas, se ve en su rostro. La joven salamandra

de cabello vino, con brazos y piernas de lagarto mueve su cola mostrando su descontento. La

temperamental líder de la quinta división está a punto de explotar.

―¡¿Por quién me tomas?! ¡No soy tan irresponsable!

―¿Tengo que recordarte lo que pasó la última vez que entraste a mis aposentos?

Veo su cara apenada y sólo se vuelve a sentar con la mirada agachada. Espera, ¿ese

pensamiento de dónde vino?, no recuerdo ningún evento así en el juego, pero, de cierta manera, es

como si siempre hubiera estado ahí.

No tengo tiempo para pensar en ello.

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―Por cierto, Eoly, tu función más bien será sobrevolar todo el territorio, si encuentras algo

extraño, repórtalo al grupo de incursión más cercano, por ningún motivo vayas personalmente.

Puede ser peligroso.

―¡Vamos, jefecito, yo lo haré!

―Lo harás, lo harás.

Tratar con ella es como tratar con una hermana menor, soy muy joven para decir que sería

como tratar con una hija.

Regreso mi vista al par de mujeres maduras que actúan de manera infantil aún en mi presencia.

―Titania, Apep, ¿pueden dejar de estar jugando ahora?

Escucho que sueltan un chillido y ambas se levantan, eso sí lo que hace una lamia puede

considerarse como levantarse.

―Titania, esto es importante, porque no sabemos si necesitaremos más alimento, haz un

reporte de cuánto tiempo esperas que puedan durar los alimentos que tenemos en almacén.

Cuando los equipos de incursión regresen, quiero que examines si hay una posible fuente de

alimentos en sus hallazgos.

―¡Sí, soberano de Babel!

¿No puedes llamarme por algo más corto?

―Finalmente, además de Daan, quienes irán conmigo serán Thea, Sisi, Gezthat y Naevys ―doy

la orden en espera de lo peor―. Sé que Adendi, Nereia y Yuuki no tendrán problema con mi decisión,

pero seguramente Sophia y Dagrún sí, así que déjenme explicarles.

La principal diferencia entre el Pentágono y la Orden se deja ver aquí. Los primeros suelen ser

más honestos con sus deseos, además son más cercanos a mí. Es por esa razón que la sabueso

infernal Theadoni y la aracne demoniaca Sisidox se muestran alegres de acompañarme. Entre estos,

la humana con vestimenta miko llamada Yuuki Chiyo puede ser una excepción. Aunque es miembro

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del Pentágono no le gustaría acompañarme ya que es muy tímida y reservada con la gente; la

molesta y la pone nerviosa.

Por otro lado, la Orden tiene una actitud más moderada, a pesar de que sus miembros tienen

deseos personales, son una unidad de élite que le da prioridad a lo que resulta más importante para

el gran escenario. El dragón blanco ancestral Gezthat y la alto elfo Naevys Jogerios a pesar de estar

complacidos con ser escogidos no lo muestran de manera tan efusiva. Por la misma razón, la elfo

oscura especializada en infiltración Adendi Nedru y la kraken psicópata llamada Nereia no muestran

ninguna reacción con no serlo.

La situación más complicada se presenta de hecho con la alta dracónida Dagrún, un miembro

del pentágono también. Ella no sólo quiere ir conmigo por su posición como alguien de mis más

cercanos subordinados, sino que su rivalidad con el dragón antiguo Gezthat es otra de las razones.

Entre los dos compiten mucho, Dagrún se considera capaz de superar a la raza que les dio la vida y

por eso se esfuerza. Si hablamos en cuestión de poder, ambos se encuentran muy parejos. Sus roles

son diferentes, ella es vanguardia y él es tanque, pero nunca se ha definido un ganador entre ambos.

La principal razón de haber escogido a Gezthat es la actitud temperamental de Dagrún que puede

resultar contraproducente para la misión.

―Dagrún, me gustaría llevarte conmigo, en realidad, no obstante, tanto tú como yo conocemos

lo temperamental que puedes ser y no deseo que resultes lastimada al desconocer el mundo

exterior.

―¿Estás diciendo que soy una molestia?

Noto su mirada ligeramente deprimida.

―No, reconozco que, a pesar de ser temperamental, estás capacitada para labores que pocos

de aquí pueden hacer. Te quedarás apoyando a Sophia en la misión que le encomendaré.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Está bien, lo aceptaré ―me dice de mala gana―. Sólo pido que cuando tengamos más

información del mundo, permitas acompañarte a alguna misión.

―Lo prometo.

Mi idea no es dejar a ninguno encerrado aquí, pero debemos de saber con qué estamos lidiando

poco a poco, por eso esta misión de reconocimiento a gran escala.

―Sophia, yo te necesito aquí. Eres en la que más confío para dejarle a cargo el fuerte en una

situación como esta, espero lo puedas comprender. Por favor, trabaja junto con Yume y Dagrún para

lograr esto. Sinteticen la información encontrada y establezcan prioridades. Si no me encuentro

presente ustedes tomarán cualquier decisión de importancia, confío en sus habilidades.

A pesar de que Sophia se muestra resistente a aceptar tal solicitud, al mismo tiempo se muestra

orgullosa de que se la haya encomendado, por algo es la líder en reserva de Babel y la segunda al

mando. Dagrún no es tan eficaz como ella en ese tipo de funciones, pero aun así será una buena

ayudante. Yume, las ayudará a lograr todo ello, no por algo es una de las representantes del órgano

máximo de toma de decisiones de este gremio.

―Con esto se han establecido las funciones de cada uno. Los líderes de división a los que no se

les ha asignado una labor en particular, seguirán con sus actividades regulares a menos que se les

requiera para ayudar en alguna de las otras áreas asignadas. Yume mantendrá un vínculo de

telepatía a gran escala para la comunicación de emergencia y para reportes diarios, no usarla a

menos que una situación lo amerite, ¿entendido?

Ante esta orden todos responden un gesto de haber entendido, la mayoría con una actitud

similar a si fuese un ejército; algunos tienen sus peculiaridades, pero nada que se desvíe mucho de

ese tipo de disciplina esperada. De esta manera, cada uno se retira para cumplir sus órdenes,

dejándome en la habitación sólo con el grupo que escogí, con Sophia y con Yume.

―Gracias por comprender, Sophia.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Tú eres el líder de Babel, respetamos tus órdenes y tu manera de tomar las decisiones que

consideramos son lo mejor para todos.

―Aun así, gracias.

Ante tal respuesta, solo la veo sonreír mientras agacha la cabeza. De las pocas veces que ella

puede demostrar emociones.

―Yume, cuento contigo para que me mantengas informado de cualquier situación

extraordinaria que pueda suceder.

―Cuente conmigo, mi señor, no le fallaré.

De esta manera me retiro de la habitación, justo seguido por los miembros escogidos para

conformar mi equipo personal.

Es hora de investigar este mundo.

II

¿No estoy rompiendo un poco los estándares de este tipo de historias? Digo, lo normal es viajar

rumbo a las aldeas primero, encontrar un problema, ayudarlos sólo por quedar bien, siendo esa

aldea la que se convertirá en un centro de control. Si Yume encontró la ciudad, ¿por qué no ir

primero ahí?

Cruzar las montañas no es complicado para nosotros, todos nos podemos desplazar con

moderada rapidez, aun así, implicaría tiempo. Mi Habilidad Final [Puerta de la Gran Memoria] no

funciona con lugares a los que no he ido nunca. La solución es simple, Gezthat es un dragón antiguo,

a pesar de que su forma de dragón no es tan grande, sólo ocho metros de cabeza a cola y doce de

ala a ala, es lo suficiente para llevar al grupo. Aun así, podría destacar mucho, por lo que Nae emplea

un par de hechizos que ocultan la presencia ante seres de poca percepción.

Al llegar al suelo, Gezthat vuelve a su forma humana. Mostrando a un humano de cerca de

veinte años, elegante y frágil, con una piel pálida, ojos grises y cabello blanco. Gracias a su túnica

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

podría hacerse pasar por un monje, pero en realidad no sigue ningún tipo de fe, simplemente le

gusta vestir de esa manera.

Como sucede con Gezthat, la forma real de Sisidox y de Theadoni no es humana. La de Sisidox

es la de una aracne y la de Theadoni la de un sabueso infernal. La de Thea es la más imponente,

alcanzando casi los dos metros y medio de altura. Sin embargo, los dos se muestran con una forma

cercana a la humana, ya que esa será nuestra fachada del día de hoy.

Sisidox tiene la apariencia de una humana. El tono moreno de su piel, sumado a su larga

cabellera desarreglada de color negro no le da una imagen muy femenina, aun así, lleva un vestido

sencillo de color gris oscuro, sin mangas y que apenas llega a la mitad de su muslo. No lo lleva por

tratar de parecer tierna, sino porque es más fácil quitárselo cuando se convierte a su forma real. Sin

embargo, su rostro se encuentra cubierto por una especie de máscara humana, que da cierto

sentimiento de artificialidad.

Theadoni de manera natural puede convertirse abiertamente entre dos formas: la bestial y la

que llamamos hibrida. Sin embargo, su forma actual es una que se logra a través de mimetismo de

la Profesión Avanzada [Cambia Formas]. Es una apariencia similar a un beastkin de piel morena y

cabello negro, mostrando como únicas características animales sus orejas y cola parecidas a la de

un lobo. Lleva una armadura metálica ligera sobre un vestido corto, se podría decir que es la que se

parece más al estereotipo de un caballero, aunque su especialidad es en realidad la infiltración.

La última del grupo escogido es Naevys Jogerios, una alto elfo de gran belleza. Tiene una lacia

cabellera rubia que le llega a mitad de la espalda y lleva sólo un gran vestido de color verde con

estilo y adornos al puro estilo élfico. Es una adición relativamente reciente a Babel, aunque no tanto

como Gezthat, aun así, su sentido de admiración muchas veces puede superar al del otros más

veteranos dentro de Babel.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Los seis poseemos un nivel superior al 90, una profesión mítica y al menos una habilidad final,

lo que nos hace un grupo de élite, de aquellos que completan calabozos de alto nivel. Nuestros roles

también son complementarios. Daan y Gezt son tanques, aunque de diferente naturaleza, Sisi es

vanguardia, Thea es exploradora, Nae es soporte y yo soy el que los coordina.

―Desconocemos si encontraremos bestias en el bosque y el poder que estás tendrán, así que

mientras verificamos eso, seguiremos la estrategia que usamos cuando exploramos una nueva zona

en Argatnél. Thea, si percibes algo, no dudes en informar.

―Como órdenes, amo ―responde la aludida.

El bosque no se percibe como peligroso, no parece haber ningún enemigo cercano, el ambiente

es similar a un calabozo de rango medio, pero nunca es bueno bajar la guardia. A un paso regular,

estaríamos acercándonos a la salida en poco más de una hora, pero es mucho tiempo que perder,

si nos trasladamos con las habilidades amplificadas que poseemos, el viaje no durará más de diez

minutos, por lo que doy esa orden.

―¡Amo, hay signos de batalla al noroeste, a menos de trescientos metros! ―me indica Thea.

Aunque podría ser peligroso, si eso nos permite entender mejor el tipo de criaturas de este

mundo, sería de utilidad. Si en dado caso rescatamos a alguien, podríamos establecer relaciones

que nos favorecerán.

―Vamos ―ordeno y desviamos nuestro camino.

En no más de un par de minutos llegamos a nuestro objetivo. Al llegar vigilamos la escena desde

unos arbustos, es una caravana comercial que está siendo atacada por bandidos. Al parecer sí es

una región humana, la mayoría de los presentes son de esta raza, aunque puedo ver algunos

beastkin con los bandidos. Los guardias de la caravana, que parecen ser aventureros, están en

problemas. Como supuse, una buena situación para establecer contactos.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Daan y Nae vendrán conmigo. Sisi establece un perímetro en la zona para asegurarte que

nadie pueda escapar. Thea revisa en el perímetro y limpia cualquier bandido que puede estar

escondido. Gezt, espera aquí, si la situación se complica, apoya.

El problema con los bandidos es que sus niveles pueden varias mucho, quizá se presente uno

de rango superior. Durante el tiempo de Argatnél era sencillo analizar usando el menú, pero ahora

parece que es imposible, las habilidades de análisis no sirven ya. Deberemos medir su fuerza por

nuestra propia cuenta, a través de nuestros conocimientos. Irónicamente, para mí, dentro del

cuerpo de Tegnadiel, esos conocimientos me fluyen con naturalidad. Como si siempre hubiese

peleado de esta manera.

―No sabemos qué tan fuertes sean, así que hay que tener cuidado. Daan, confío en ti para

analizar su potencial de ataque.

Al dar la orden cada uno comienza a cumplir sus objetivos. En compañía de Daan y Nae, salgo

de los arbustos y camino hacia los bandidos que están combatiendo. Algunos se percatan de nuestra

presencia, pero otros no. Me percato que uno de los bandidos está a punto de ejecutar a uno de los

guardias, pero, al dar la orden, Daan se desplaza a una velocidad increíble y bloquea el golpe con su

escudo que lleva en su brazo derecho. No es cualquier escudo, es el número IX de las obras maestras

de nuestra herrera, Unna, el escudo ▉▇▅▉▇▋. Creado como una réplica del escudo del Dios Antiguo

Eigneas, de Argatnél.

El ver la gracilidad con la que se desplaza es digno del mejor espectáculo. El cómo puede cargar

con esa pesada armadura es de sorpresa, pero sus movimientos complementan el panorama. La

estela que deja su coleta roja es la cereza sobre el pastel.

―Buen día, caballeros, no permitiré que sigan con sus fechorías, si se rinden, todo saldrá bien

para ustedes ―aviso de manera amable.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Analizo el entorno, al parecer el dueño de la caravana es un comerciante de cerca de unos

cuarenta años que viene acompañado de una chica de unos dieciocho, posiblemente su discípula o

su hija. Fueron expulsados de la carreta y sólo algunos guardias los rodean para protegerlos. Los

bandidos son un grupo de cerca de veinte personas, un grupo muy grande para atacar una caravana

de este tamaño, posiblemente estos comerciantes tengan algo valioso entre manos.

―Veo que son un grupo de aventureros ―interviene uno de los bandidos, posiblemente su

líder―, si se quieren ver envueltos en esta situación no saldrán tan bien parados. Alguien como tú

no parece un buen luchador y no creo que una sola mujer, por muy bien armada que esté, pueda

contra todos nosotros. Aunque pensándolo mejor, no te dejaré ir, esta mujer y la elfo que está

detrás de ti se pueden vender por un buen precio.

A mi espalda está Nae. Es una alto elfo, no sólo una elfo, si supieran esto su cara se llenaría de

más avaricia de lo que está actualmente. Efectivamente, es hermosa, sus ojos dorados hacen

perfecta combinación con su rubia cabellera. Su delgada figura se complementa con unos atributos

moderados, pero bien formados.

Volteo para ver a Daan, me dirige una mirada que sólo se puede traducir como «no hay ningún

problema».

―Daan, sólo déjame al líder.

―¿Puedo matarlos?

―No, aunque si algunos de ellos son lo suficientemente débiles para morir de un golpe, no creo

que se pueda hacer nada.

Ante tal orden, Daan sonríe de una manera tétrica. Ella no es una sádica como otros miembros

del gremio, pero no creo que su orgullo haya quedado intacto luego de las palabras del bandido, le

tengo que dar permiso de matar a unos cuantos para que esté calmada.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Yo me acerco al jefe, aunque en ese momento dos bandidos vienen en mi contra, sin embargo,

caen al suelo sin ni siquiera ser capaces de tocarme. Yo no hice nada, más bien fue Thea. Siendo más

rápida que lo que ellos pueden percibir apareció y desapareció llevándoselos de por medio. Al

parecer, si es que hay bandidos escondidos, ya se libró de todos.

El líder de ellos arremete contra mí, pero sus ataques son terriblemente lentos y los esquivo

sin ningún problema. Mientras lo hago, me doy cuenta como va la pelea de Daan. Ella ni siquiera

tiene la necesidad de sacar su espada, usando sólo su enorme escudo, se protege y ataca a los

bandidos, algunos de ellos ya se encuentran muertos sólo por el puro impacto, pero la mayoría

fueron golpeados sólo con la suficiente fuerza para dejarlos inconscientes.

―¡Deja de escapar y pelea! ―me grita el bandido frustrado.

Esto es aburrido.

―Todos tus subordinados están derrotados ―le digo―, date por vencido, esto es aburrido.

―¡¿Qué?!

Voltea a ver y se percata de lo que, en el calor de la batalla, había ignorado. Sus subordinados

se encuentran desmayados o muertos y Daan se encuentra juntándolos en el centro.

―¡Maldito!

―Sisi ―digo con una voz débil.

Ante la orden los movimientos del bandido se encuentran detenidos, al ser enredado desde la

rama de un árbol con su telaraña, alzándolo para luego dejarlo colgado de cabeza. En el instante

siguiente, Sisi baja de la copa del árbol justo frente a mí. Su intimidante presencia hace que el

bandido entre en pánico. Me pregunto cómo sería si la viera en su forma real.

―Sisi, enreda a los bandidos que derrotó Daan.

―Bien, Teg.

En ese momento volteo a ver al líder.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Qué decías, alimaña? ―le pregunto de manera burlona.

―¡No, por favor, perdóname!

Aunque me gustaría humillarlo más, no tengo tiempo que perder en alguien como él.

―Ahora regreso contigo.

Lo dejo colgado y me dirijo hacia la caravana, donde los guardias están pasmados, sorprendidos

ante la escena que acaban de percibir. Nadie parece muy herido, pero algunos, si no son tratados

con prontitud, pueden morir.

―Nae, cura a los heridos. Gezt, Thea, ya pueden aparecer. Por cierto, Sisi, cuando termines

cuelga a esa alimaña de otra manera, no quiero que pierda la conciencia por estar de cabeza.

Al dar la orden cada uno hace lo que indica, Nae se aproxima a los guardias e invoca magia de

curación menor para que se recuperen, aún en los más heridos, debería ser suficiente dada la

diferencia de niveles. Thea y Gezt aparecen y se aproximan a donde Daan y Sisi están.

―¿Están bien? ―les pregunto a los propietarios de la caravana.

Los dos permanecen unos segundos sin palabras, lo que me permite observarlos mejor. El

hombre es un adulto de cerca de cuarenta años, de complexión media y con un curioso bigote, de

complexión clara, pero un poco bronceada por el sol, y de cabello café. La chica, que no parece

mayor a veinte años, tiene algunas facciones que hacen creer que sí es su familiar, el contorno de

su cara es parecido, aunque más femenino, su cabello es muy similar, aunque, por supuesto, lleva

el cabello largo.

―¡Gracias por salvarnos! ―exclama finalmente la hija.

―No hay problema ―respondo.

―Honorables aventureros, muchas gracias por salvarnos ―interviene al fin el padre,

recuperando su porte―. Mi nombre es Erelm Courte, dueño de la Compañía Comercial Courte, y

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

ella es mi hija única Aniel Courte, no sé qué sería de nosotros si no hubiesen llegado a tiempo, ¿cómo

les podemos pagar? ―me pregunta el hombre.

Con lo dicho confirmo mi suposición, de que son padre e hija, pero también es su discípula, así

que no ambas suposiciones eran correctas al mismo tiempo. Si consideramos el contexto, para que

una mujer herede un negocio de esta índole quiere decir que el padre no tiene un heredero varón

y que confía plenamente en las habilidades de su hija para poder sobreponerse en un negocio como

este. Creo que debería de considerarla más a ella que a él como una posible aliada a largo plazo.

―No necesitamos ningún pago ―le respondo, rompiendo el silencio―, ¿por qué razón los

atacaban?

―Por nuestros productos, algunos se pueden vender muy bien ―me dice―. ¿A dónde se

dirigen? ¿Van rumbo a la ciudad? Los podemos llevar, si lo desean.

―¿Y qué pasará con los bandidos?

―Hay espacio para llevarlos, acabamos de llevar productos en unas aldeas cercanas y traemos

espacio. Los entregaremos a los guardias de la ciudad una vez estando ahí. No te preocupes, la

recompensa por su captura es para ustedes.

―No la necesitamos ―respondo―. En cambio, me gustaría que mientras viajemos nos

responda algunas preguntas, venimos de tierras lejanas y no conocemos mucho de este país.

―Oh, será todo un placer. Para nuestros salvadores, lo que pidan.

Ayudamos a acomodar a los bandidos en unas de las carretas, mientras en la que va el dueño

de la caravana, voy junto con mi equipo. Frente a mi va el comerciante y su hija, justo a mi lado va

Sisi, la cual sonríe con la artificialidad que deja ver su forma humana.

―¿De dónde vienen? ―me pregunta el comerciante.

―Espero que comprenda que no podemos dar tal información ―le respondo―, pero les

aseguro que no somos un grupo sospechoso.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Entendido, entendido, cada uno tiene sus circunstancias.

―Aunque en realidad somos un grupo de mercenarios que desea establecer su base de

operaciones en esta región, así que estamos investigando un poco. La mayoría de mi grupo no tiene

hogar al que regresar, así que queremos ganarnos la vida de manera honrada.

―Si ese es el caso, deberían de registrarse como aventureros. No es que ustedes parezcan

malas personas, pero muchos mercenarios se dedican a labores ilegales, así que pueden presentarse

malentendidos.

―Ya entiendo, gracias por la advertencia ―respondo con un gesto que indica que valoraré el

consejo―. ¿En dónde estamos? ¿Cuál es la situación del país?

―Qué raro que un grupo como ustedes ni siquiera sepa a dónde llegaron ―comenta con

suspicacia―. Estamos en el Reino de Egiond, uno de los más importantes entre los humanos,

aunque estamos muy cerca con la frontera de la Teocracia de Avand, que está al oeste, y con la del

Imperio Bestial de Edhenon, al sur. En tu equipo hay un beastkin, supongo que podría ser de ese

lugar originalmente, pero si hay muchos de su tipo con ustedes, no vayan por ningún motivo a Avand,

en ese lugar son exterminados.

Ante la advertencia volteo a ver a Thea, que me muestra una mirada de enojo, no dirigida a mí,

claro está, sino ante tal declaración. Aunque en Argatnél era común ver reinos donde una raza

sobresalía sobre la otra, no había tal cosa como eliminar a los de una sola raza, el mundo estaba

abierto para todos ya que así podían cumplir las misiones independientemente de la raza del

personaje. Si alguien establecía una ciudad donde pudiese presentarse algo similar a la

discriminación racial, los desarrolladores intervenían. La esclavitud existía en el otro mundo, pero

sólo para servir como motor de algunas misiones y como castigo para los tramposos, pero no tenía

un componente racial. Supongo que, si la esclavitud existe aquí, puede tener tal componente. Esto

no es un juego, donde sólo es una mecánica más, es algo real, tiene un fin social y económico.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Aunque la situación aquí en Egiond está siendo tensa, el último rey murió sin dejar un

heredero legítimo ―interviene ahora la hija del comerciante―. La primera princesa a pesar de ser

la más capaz para ser coronada, no puede serlo si no contrae matrimonio; algo que ella no desea.

La lucha de sucesión es encabezada por los otros hijos del rey, algunos de concubinas, y por otros

nobles poderosos con relación sanguínea con la familia real. Si no se logra arreglar en las Cortes,

posiblemente una guerra de sucesión estalle.

―No pensé que una joven de tu edad estuviese interesada en esos asuntos.

―Es quien llevará mi negocio cuando yo me retire, por supuesto que está bien informada sobre

las situaciones del mercado.

―Sorprendente ―le digo mientras le dirijo una sonrisa.

Siento que algo se clava en mi mano ante tal comentario. La culpable evidentemente es una de

las arañas que Sisi puede crear, pero decido ignorarla. Ese veneno puede ser mortal para alguien de

nivel bajo, pero ambos sabemos que mi cuerpo lo descarta sin ningún problema. Lo verdaderamente

terrorífico es la mirada que de seguro tiene debajo de su máscara.

Luego de unas cuantas horas de camino, podemos ver a los lejos la muralla de la ciudad de Aswold.

No es inmensa, no tiene la magnitud ni el flujo de una capital, pero es grande. Un buen lugar donde

empezar la investigación. Las extensas murallas son de piedra y concreto, sirven para proteger la

ciudad de bandidos y monstruos.

Luego de una larga conversación, cambié de parecer sobre no recoger la recompensa, ya que

nos enteramos de que las monedas que teníamos no tenían validez en este reino y que, si se fundían

para venderse como oro, podía ser sospechoso.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Al llegar a la puerta somos detenidos para una inspección. Al no tener ningún documento que

valide nuestra identidad, nos someten a un cuestionario, no obstante, Erelm aboga por nosotros y

gracias a su posición en la ciudad logramos pasar.

―Este registro es temporal, dura sólo una semana, para un registro de residente, deben de ir

a las oficinas de administración poblacional y solicitar el proceso ―nos indica el guardia.

Por un momento temo que la identidad de mis compañeros quede descubierta por una

habilidad de análisis, pero el registro es muy anticuado, todo el proceso se realiza de manera manual.

Así que Thea se registra como beastkin, mientras Sisi y Gezt se registran como humanos sin levantar

ningún tipo de sospecha.

El mismo guardia nos indica que el gobierno de la ciudad tenía una solicitud para acabar con el

grupo de bandidos que capturamos, por lo que se nos descontó la cuota de ingreso directamente

de la recompensa.

―Aunque deberían de ir también al gremio de aventureros, ellos también pusieron una

petición, podría cobra su recompensa, en unos momentos les entregaré un documento que valida

la captura de este grupo.

¡Oh, seremos aventureros! ¡Qué sorpresa! ¿Hora de aventuras? Vamos, vamos, chiste malo…

Luego de pasar por la revisión, estamos a punto de separarnos de nuestro benefactor, no sin

que antes nos proporcione unos consejos más, como la ubicación de una posada donde nos

podremos quedar. También nos indica el camino a las oficinas de su compañía comercial para

cualquier asunto que podamos requerir de ellos. Efectivamente, fueron un primer buen contacto.

―¿Qué vamos a hacer ahora, mi señor? ―me pregunta Daan una vez que estamos solos.

―Hay que registrarnos en una posada. Aunque no sea necesario permanecer ahí, necesitamos

dar la fachada de que sí estaremos en la ciudad.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Al llegar a nuestro destino, podemos ver que no es un lugar muy lujoso, sino una posada

convencional para aventureros. Por un momento pensé que el comerciante nos había recomendado

una de lujo, pero al parecer fue considerado con nosotros. Se encuentra en la zona de la segunda

calle paralela a la principal, cerca del área comercial. Enfrente hay un bar, así que es un buen lugar

para recolectar información. Tiene habitaciones construidas específicamente para grupos de

aventureros con un cupo de seis personas, algo ideal para nosotros en este momento.

―¿Nos quedaremos aquí? ―dice con desanimo Gezt.

Ciertamente, la calidad de este lugar no puede compararse ni a la peor habitación de Babel.

Además de que cuando nos hospedábamos en posadas dentro del juego, buscábamos las más

lujosas. Era las ventajas de ser uno de los gremios valuados en rango platino.

―Oh, sí es cierto, Gezthat y Naevys son de los más jóvenes en el gremio. Ustedes no vivieron

los momentos cuando debíamos ahorrar dinero durante la construcción de Babel ―interviene Daan.

De los aquí presentes, Thea es de las más antiguas del gremio. Luego llegó Daan a quien

rescatamos en un evento contra la Iglesia de la Salvación. Sisi llegó cuando ya teníamos una base en

la que asentarnos, aunque todavía no la pusiéramos en el aire, pero Gezt y Nae son muy nuevos a

comparación de los demás.

―Yo no viví esos momentos, pero aun así llegamos a quedarnos en posadas así cuando partía

en aventuras con Teg, por mí no hay ningún problema ―intervino Sisi.

―No te quejes, Gezt, no es a lo que estamos acostumbrados, pero no es algo malo tampoco

―dice Nae de manea prudente.

―¡Bien! ¡Bien! Ya no diré nada.

Gezt fue derrotado. Aunque suele comportarme de manera prudente con otras personas,

cuando estamos sólo miembros de Babel puede tener este tipo de actitudes que tienden a lo infantil.

Es divertido ver ese cambio tan drástico.

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III

El gremio de aventureros se encuentra en la calle principal, cerca de la entrada, en un lugar estelar.

Es un gran edificio que cubre casi la mitad de la cuadra, aunque desconozco la profundidad de la

misma. Ingresamos al lugar mientras suelto un suspiro. Al principio no quería cometer el acto cliché

de registrarme como aventurero, pero al parecer es muy conveniente dada nuestra situación,

además, es un buen lugar para recolectar información.

Los aventureros presentan murmuran sobre nuestro grupo, al parecer llama la atención,

aunque desconozco la verdadera razón de ello. Sin embargo, puedo notar que su atención cae

especialmente en Nae. Durante todo el tiempo que hemos recorrido la ciudad no hemos visto ni un

solo elfo, quizá esa es la razón por la que actúan así, aunque si no estuviera permitido que ingresaran

a la ciudad, el guardia nos hubiese dicho algo. Algunos aventureros sueltan comentarios vulgares

entre ellos mismos, principalmente dirigidos a Nae y a Daan, pero yo hago una seña para calmar a

mis subordinados. Mientras no recibamos un ataque directo, no es buena idea responder. Ese

pensamiento dura poco minuto ya que, justo antes de llegar al escritorio, un grupo de aventureros

nos cierran el paso.

―Son nuevos por aquí, ¿verdad? ―pregunta uno de ellos.

―No tengo ninguna obligación de responder ―le digo.

Ignorándome completamente, pasa a mi lado chocando conmigo con la intención de

derrumbarme.

―Bellas señoritas, ¿no prefieren estar con mi grupo en lugar de estar con este crío? ―les

pregunta el aventurero, aunque centrando su atención más en Nae, que está al final―. No teman,

mientras sean buenas conmigo, estarán bien prote…

No puede terminar de hablar porque en ese justo momento Daan reacciona y de un solo golpe

de su escudo, hace que el aventurero caiga al suelo. En respuesta sus compañeros desenfundan sus

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armas. Esto se convertirá en una masacre si no hago nada, pero tampoco es que desee evitarlo, ellos

fueron quienes nos provocaron.

―¡Nada de violencia en mi gremio! ―escucho una voz exclamar detrás de mí.

Contrario a lo que podría aparentar, no es la secretaría, sino alguien que estaba más al fondo.

Es una mujer de pelo blanco que parece cerca de los cuarenta años. Más que secretaría parece

aventurera, su vestimenta la delata, pero también su físico, no es robusta, pero su cuerpo se

encuentra torneado por el entrenamiento y las cicatrices que lleva en algunas partes de su cuerpo,

como en su brazo derecho que lleva descubierto.

―Si hacen algo, removeré sus membresías ―concluye.

¿Es la líder del gremio?

―Deténganse ―les ordeno a mis subordinados―. Discúlpeme, no quise causar problemas,

pero nosotros sólo nos defendimos ―le digo a la mujer.

Esta me ignora y en cambio se acerca a los otros aventureros.

―Salgan de aquí, sus actividades están suspendidas por una semana ―les dice con una forma

tan tétrica que no pueden evitar retirarse derrotados.

Luego de eso regresa con nosotros mostrándose ya más calmada.

―No te preocupes, vi todo, aunque quería saber como iban a responder ante tales

provocaciones.

Se detiene frente a Sisi y la examina detalladamente.

―¿No te gustaría pelear conmigo, parece que eres fuerte? ―le pregunta.

―No eres un adversario interesante, pero si Teg me lo ordena, lo haré.

¡No la provoques!

En respuesta, la maestra del gremio se ríe, pero no dice nada, más bien, regresa a mí.

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―Tú eres el líder, ¿verdad? ―me dice y yo asiento―. Nunca te había visto por aquí, mi nombre

es Amalia, ¿y el de ustedes?

Procedo a presentarme, continuando luego con mis compañeros. No explico demasiado sobre

nuestros orígenes, sólo resumo todo en el hecho de ser un grupo de viajeros que han llegado a este

reino más por casualidad que por un objetivo en concreto.

―¿Qué motivo los trae aquí?

―Detuvimos unos bandidos de camino a esta ciudad y el guardia nos dijo que deberíamos de

cobrar la recompensa de la petición colocada en el gremio.

Le entrego el reporte que me proporcionó el guardia que verifica que fueron atrapados con

éxito por nosotros.

―¿No se han registrado en ninguna oficina antes?

―No.

―El registro por cada uno costaría una moneda de plata, puedo cobrarlo de la recompensa, ¿te

parece bien?

―Sí.

La líder del gremio nos atiende personalmente, aunque asigna a la secretaría a hacer el trabajo

de rellenar los informes. El registro es similar al que hicimos entrando a la ciudad, al parecer no hay

recursos mágicos para llevar la identidad como podría esperar. Aunque al entregarnos la pequeña

placa que trae de un lado nuestro nombre, brilla un poco, lo que me sorprende ligeramente.

―La placa tiene una firma mágica para no ser falsificada o hurtada por otro aventurero.

Iniciarán en el rango de cobre, el incremento en su rango no se ve afectado sólo por cumplir

misiones, sino que también toma en cuenta su calidad como aventureros. Recuerden que este

gremio no se dedica a nada ilegal, así que tengan cuidado con sus acciones. El gremio los protege

de abusos de las autoridades, pero si se vuelven criminales, nosotros mismos los entregaremos.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Luego de explicarnos eso nos señala el tablón de misiones.

―Escojan una misión del tablón, debe de ser compatible con su rango.

―Entendido, gracias.

Antes de darme cuenta, Thea ya se encuentra frente al tablón, viendo las misiones. Cuando me

acerco a ella me doy cuenta de que, aunque el idioma y la escritura es distinta a la de Argatnél, no

tenemos problemas para entenderla. Recuerdo que se explicaba en el tutorial de una habilidad

pasiva que nos permitía comunicarnos con cualquier raza consciente, quizá es esa habilidad sigue

vigente en este mundo.

―¡Esta, amo! ―me dice.

Ante la expresión unos aventureros se me quedan viendo, la acción también llama la atención

de la maestra del gremio.

―Disculpa ―me llama Amalia―, no me había percatado, ¿ella es tu esclava? ¿Alguien más lo

es?

―No para nada, sólo son mis compañeros.

―Pero Teg, yo sí quiero ser tu esclava ―dice Sisi de manera seductiva.

¡No empieces con este tipo de rol justo ahora!

Volteo a ver la expresión de la líder del gremio, la cual, en lugar de mostrarse molesta, comienza

a reír.

―No es algo que se prohíba, en realidad. Lamentablemente, varios aventureros usan esclavos

como escudos de carne, quizá otros maestros toleren esas acciones, pero yo no.

―Ya veo, pero, como señalé, ellos son sólo mis compañeros.

―Señorita, lo que dice Tegnadiel es cierto ―interviene Gezt con su actitud prudente―. No

estamos obligados a permanecer con él de ninguna manera, pero le tenemos tanta lealtad que

pueden presentarse malentendidos como este.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Qué hermoso joven, hasta podrías parecer una mujer ―le dice como comentario, en lugar

de responder―. Bien, Tegnadiel, parece que tus compañeros te respetan mucho, así que no tengo

ningún problema contigo de momento.

―¡Qué hagamos esta, amo!

Cuando me percato, Thea ya está a mi lado con un papel en sus manos, es una misión, pero

una de rango plata. ¡No podemos hacerla!

―Thea, esa misión no es para nuestro rango.

―Pero…

―Mi señor ―llama mi atención Daan―, ya encontré la misión más apta para nosotros de las

que podemos realizar.

La misión es de rango cobre, pero se puede complicar. Al parecer, un grupo de trasgos ha hecho

de su hogar en una cueva al noreste. Los trasgos no son peligrosos por sí mismos, pero sus números

pueden ser grandes. Además, de manera ocasional, tienen en sus filas algunas evoluciones

poderosas. Entrar a la guarida de los trasgos puede representar un peligro aleatorio.

―Tomaremos esta ―le digo a Amalia.

―Entendido, tengan mucho cuidado.

Salimos del edificio y nos dirigimos a la puerta de la ciudad.

―Mi señor, ¿está seguro de que es necesario que todos vayamos? Si lo desea puede investigar

dentro de la ciudad mientras yo me hago cargo de eso ―me pregunta Daan.

―No, todos iremos.

―Teg, yo también me puedo hacer cargo, si me recompensas como debe de ser en la noche

―me dice Sisi con un tono seductor, pero, al mismo tiempo, amenazante, parece que sigue molesta

por el hecho de haber halagado a la hija del comerciante hace rato.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―No creo que se pueda esta noche, lo siento ―le respondo, su máscara no muestra ninguna

respuesta, pero seguro su rostro muestra decepción.

Salimos de la ciudad y seguimos andando por el camino de manera natural, esperaré un poco

más para que vayamos al ritmo propio para nosotros.

―Aunque la cueva está cerca de la misión que Thea había solicitado, podríamos dejarle realizar

su caza ―comenta Daan.

¿Lo planearon desde el inicio o qué? Volteo para ver a Thea que me mira con ojos ilusionados.

―¡Por favor, por favor, amo!

No puedo negarme ante esas miradas. Ciertamente, si hablamos de personas que a simple vista

se ven tiernas, Thea ocuparía el cuarto lugar en Babel, sólo después de Unna, Eoly y Yuuki.

―Bien ―digo de manera resignada―, una vez que lleguemos a la cueva, nos dividiremos. Daan,

te llevarás a Sisi y a Nae y limpiarán esa cueva. Yo me llevaré a Gezt, que no es bueno con los

interiores angostos, y a Thea para cazar a esa quimera.

Los dragones, aún en su forma humana, odian las cuevas y los lugares bajo tierra. Bueno, es

cierto que algunos viven en cuevas inmensas resguardando su tesoro, pero ese no es el caso de Gezt.

Considerando, además, que dentro del lore del Argatnél, había pasado milenios encerrado en un

glaciar, podemos decir que tiene un poco de claustrofobia.

Estando lo suficientemente lejos de la ciudad, ya no teniendo ojos curiosos cerca de nosotros,

aceleramos el pasó con habilidades de desplazamiento rápido.

Mientras andamos, escucho a Nae soltar un largo sonido con su boca que hasta puede parecer

imperceptible, siempre hace eso cuando quiere decir algo.

―¿Qué pasó, Nae?

―¿Estarán bien sin tener alguien con magia de curación con ustedes? ―pregunta.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Llevo objetos conmigo, además no creo que sea una quimera de alto rango, pero si vemos

que se complica, nos retiraremos.

―Entendido ―responde aliviada.

―De igual manera, si ven que la situación se complica, retírense y usen el puente de

comunicación de Yume para avisarnos.

―¡Todo estará bien! ―exclama Daan―. ¡Nos haremos cargo de esto!

La paladín se encuentra emocionada, en momentos así su rostro parece el de una niña pequeña.

Bueno, creo que es un poco lógico. Pasó casi toda su niñez encerrada por la Iglesia, es lógico que le

emocione viajar y conocer nuevos lugares.

―Espero que la recompensa valga la pena ―escucho hablar a Sisi mientras se retira su máscara

humana, mostrando su rostro arácnido con sus múltiples ojos y esa boca insectoide que se abre

lateralmente, sobresaliendo uno colmillos a los extremos.

Llegando a la cueva de la misión, como es acordado, nos dividimos. Dejo al trío ir dentro de la

cueva y continuo junto con Thea y Gezt rumbo a la posición de la quimera, que, con nuestro paso,

no nos llevará más de diez minutos llegar.

―Thea, esta es tu caza. Ni yo ni Gezt intervendremos a menos que necesites ayude,

¿entendido?

―¡Sí, amo! Usaré mi forma híbrida.

―Adelante.

IV

He sido de los pocos escogidos para viajar con mi amo el día de hoy. El ser al que todos admiramos

como si fuera un dios me ha escogido de entre todos mis compañeros para estar con él. Sus firmes

palabras nos calmaron cuando la gran mayoría estábamos con la incertidumbre de lo qué había

sucedido, sin saber cómo responder. Siempre ha sido así, siempre le he sido leal por esas razones.

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Aún recuerdo cuando fui creado por él. Sus poderes fueron tan grandes que me dotó de una historia

real en el mundo de Argatnél; modificó la realidad para que fuese capaz de existir en ella y, aunque

para el mundo fue como si siempre hubiese existido, nadie podía cambiar el hecho de que fui creado

por él. Dotado de una identidad única, de mi apariencia que puede hacerme pasar como mujer.

Llevé ese origen con orgullo, como uno de sus más leales seguidores, y como alguien de su círculo

interno. Es cierto, yo no destaco en otras habilidades como algunos de mis compañeros: no tengo

la capacidad de mando de Sophia, carezco de la habilidad de análisis de Yumenome o de la capacidad

de brindarnos una fuente constante de alimento como Titania, pero si hay algo en lo que nadie me

puede igualar es en cazar.

Mientras nos desplazamos sobre el pantano, puedo notar presas débiles, ninguna es la que

espero. La más fuerte de las anunciadas debe de ser mía. Aquella presa que mi amo me encomendó

cazar por mis propias manos.

Luego de unos minutos de seguir, le percibo justo delante de nosotros.

―Lo huelo adelante ―les digo―, tomen un buen asiento.

Mi amo y Gezt se colocan en una rama gruesa de un árbol, desde ese lugar verán toda mi

actuación. Les daré un buen espectáculo.

La quimera está delante de mí, no es la gran presa que esperaba, sólo tiene dos cabezas, pero

eso no debe de ser motivo para subestimarle. Le dije a mi amo que lo haría con mi forma híbrida y

lo haré. Ya no soy un beastkin, superé esa naturaleza cuando ascendí a lo que soy ahora, cuando

evolucioné gracias a mi amo. Sin embargo, esta forma es la que más me gusta, es la que me permite

estar más cerca de él. Hay algo en medio entre mi forma bestial y esta forma. Libero la habilidad

que me permite estar en esta forma y mi transformación da inicio. Mi piel se torna más oscura, de

un color gris casi llegando a negro. Mis brazos, mis piernas y mi boca vuelven a mi forma bestial. Un

sabueso infernal, eso es lo que soy, pero he superado la propia existencia de los cancerberos, mi

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

naturaleza ahora está más cercana al mítico ser Fenrir, gracias a mi profesión de la serie de los mitos

nórdicos: Legado de Vánagandr. La energía que se desprende de mí gracias a mi Habilidad Final

[Materialización de los Poderes Bestiales] tiene la forma de llamas similares a un fuego infernal que

puede consumir todo, pero no las dejo escapar mucho, no quiero destruir el pantano, mi amo no

estaría alegre con eso.

¡Empecemos a jugar, presa!

―No desintegres el cuerpo, lo necesitamos ―me advierte mi amo y yo sólo le dirijo una sonrisa

alegre.

La quimera dispara ácido con su boca de serpiente, pero un ataque de ese nivel no traspasará

mis llamas; su ataque es evaporado. Un golpe en la cabeza del cabro será suficiente para medir su

resistencia. Me muevo antes de que pueda continuar su ataque y con mi velocidad aumentada doy

un fuerte puñetazo a esa cabeza. Es débil, lo puedo saber por su velocidad de reacción y por la forma

en que es aturdido. Busca contratacar inyectándome su veneno con su cabeza de serpiente, pero es

muy lento. Tomo su cabeza con mi brazo y extiendo mis garras en la otra mano. Al instante siguiente

una de sus cabezas cae al suelo. Es hora de terminar con esto, así que me coloco debajo de él, justo

frente a su pecho. Dejo escapar la energía que estoy conteniendo desde que me transformé.

―Habilidad [Explosión de Llamas Infernales].

Mi golpe se concentra en un solo espacio, pero esta habilidad traspasa su cuerpo con lentitud

y luego libera la energía en todo su recorrido. Las llamas negras que salen por su espalda sólo

demuestran mi victoria. El hueco permanece de tal manera que puedo ver a través de él.

Mi cacería ha terminado.

Cuando veo a mi amo y a Gezt acercarse a mí, no puedo evitar recibirlos emocionados.

―¡¿Qué tal lo hice?! ―pregunto.

Aunque quiero evitarlo, mis orejas y cola se mueven demostrando mi excitación.

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―Lo hiciste muy bien, felicidades ―responde mi amo mientras acaricia mi cabeza.

Eso me hace muy feliz. No puedo evitar aventarme sobre él y darle un fuerte abrazo, teniendo

cuidado de no tirarlo. Si caemos sobre el pantano, ambos quedaremos muy sucios. Mi muestra de

afecto no se queda en eso, mi rostro se acerca al suyo y nuestros labios se conectan.

Cuando mi amo me destinó a su círculo interno, estaba inseguro. A pesar de que él me había

creado de esta manera, no estaba seguro de que me aceptaría como algo más que su fiel sirviente,

pero pronto difuminó esas dudas. El hecho de que me acepte ahora sólo me hace sentir más feliz.

―Theadoni, ¿puedo solicitar que sólo hagan eso cuando estén solos?, me incomoda

―pregunta Gezt con tono tranquilo, pero intimidante.

Me separo rápidamente, a pesar de todo, no quiero incomodar a nadie.

―Lo siento, lo siento, me emocioné.

Mi amo igual no tiene palabras, en su lugar se acerca a la quimera para almacenar su cuerpo

en la bolsa de inventario, un objeto que sólo los entes poderosos como mi amo tienen.

―Volvamos que el resto debería de haber terminado ya.

La cacería de Thea fue mucho mejor de lo que pude pensar en un inicio. La bestia era increíblemente

débil, pero el ver a Thea sonreír con emoción mientras volvemos es suficiente razón para haber

realizado esta misión.

Regresamos a la entrada de la cueva a toda la velocidad y podemos ver al trío sentado a las

afueras; están todas a salvo, aunque su vestimenta está algo sucia, principalmente la armadura de

Daan. Sisi no se tiene que preocupar por algo así ya que su vestimenta forma parte de su disfraz, no

es algo externo, sino hecho con su propia seda. Si se mancha o se maltrata, simplemente desecha

esa sección y se fabrica una nueva al instante.

―¿Qué tal estuvo todo? ―pregunto.

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―Fue más divertido de lo que pensé ―responde Daan―. Había cinco trasgos campeones. No

son la gran cosa por separado, pero pelear contra todos al mismo tiempo resultó ser algo

interesante.

―¿Cinco? No creo que entonces sea una misión del rango más bajo.

Nae quiere decir algo, otra vez. ¿No puedes hablar directamente en lugar de hacer eso?

―¿Qué sucede, Nae?

―Posiblemente no sabían de la existencia de esa subespecie de trasgos. No parece que ese

tipo de enemigos sean el estándar de una misión de rango cobre.

―Ciertamente, la bestia que Thea cazó era de una misión de rango plata, pero no demostró

ser un gran peligro. Habrá que reportarlo, dime que no destruyeron los cadáveres.

―No, Nae los tiene.

Volteo a ver a Sisi que se ve algo inquieta o, más bien, molesta.

―¿Pasó algo, Sisi?

―¡Daan no me dejó ninguno de esos grandes! Espero que Sharog se encuentre en Babel cuando

volvamos, debo de desahogarme.

La pobre Sharog es de las pocas que pueden resistir un combate sin armas ni armaduras contra

Sisi. Sé que es una alto orco, pero a ella no le gusta mucho pelear sin sentido como a otros de su

tipo, aun así, frecuentemente se encuentra resistiendo todo el entrenamiento forzado de esta

aracne maniaca a las peleas.

―Tranquila, la próxima vez la caza será de tu parte ―le digo mientras acaricio su mejilla.

―¡Sí!

Su rostro arácnido me gusta más que su máscara humana, quizá puede parecer extraño, pero

es mucho más expresivo y natural. Lástima que no lo puede llevar mientras estemos en el exterior.

―Regresemos.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¡¿Qué demonios dices?! ―veo exclamar a la maestra del gremio de aventureros.

―Que en la cueva había cinco trasgos campeones y que aprovechamos que estábamos por la

zona para cazar a la quimera.

Muestra su cara incrédula.

―¿Dónde dejaron los cuerpos? Puedo mandar un equipo para recogerlos.

―Eso no es necesario, los traemos con nosotros.

―¿Cómo seis de ustedes pudieron traerlos?

―Magia de inventario ―respondo mostrando desentendimiento.

¿En serio ese tipo de magia no existe aquí? No puedo terminar de creerlo. En el juego era de lo

más común, en cada equipo al menos alguno podía usarla. Sin contar, por supuesto, la bolsa de

inventario que todos los jugadores poseían.

―Si quieres los saco aquí, pero estorbarán mucho.

Amalia me jala de la ropa para pegarme a ella, lo que causa alerta entre mis compañeros.

―No digas ni una palabra más, seguiremos esto en privado.

Luego de eso nos conduce a la puerta trasera que lleva al jardín, entramos a un tipo almacén

enorme que huele a cadáveres. Un olor desagradable sino fuese porque ya estamos muy

acostumbrados a él. Dentro hay un hombre inmenso que está destajando un monstruo, al parecer

un oso.

―¡Líder, ¿qué te trae por aquí?! ―pregunta el hombre asustado.

―¿Hay alguien contigo? ―responde la maestra del gremio.

―No, en este momento estoy solo.

―Nada de lo que veas aquí saldrá de este lugar, ¿entendido?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Veo al hombre tragar saliva a asentir con la cabeza. Parece que esta mujer es verdaderamente

temida por todos aquí.

―Tegnadiel, ¿puedes mostrarnos los cuerpos?

Libero el cuerpo de la quimera en el gran espacio libre que está al centro de la habitación.

―Nae, saca a los trasgos.

Sin darme ninguna respuesta, obedece, sacando a los cinco cuerpos justo al lado de la quimera.

―Así que es cierto, pueden usar magia de inventario ―murmura.

―¿Es tan raro?

―¡¿Vienes de una cueva o qué?! ―exclama―. Es una magia que sólo algunos tienen. Tengo

entendido que la teocracia del poniente pasa la técnica de generación en generación para que la

aprenda la suma sacerdotisa, varios altos elfos de la nobleza en el reino élfico también pueden usarla,

pero ellos simplemente no salen de sus tierras. En general es bastante extraña, ¿quiénes son en

realidad?

Oh, no tuve que ser tan descuidado con esto. Sabía que este tipo de desarrollo podía suceder,

pero esperaba que no fuera así, no esperaba que esta situación fuese algo tan cliché. Ahora falta

que por esto llamemos la atención, que alguien piense que somos figuras de autoridad provenientes

de otro país o algo así.

―¿Será nuestro secreto? ―pregunto mostrando una sonrisa.

―Lo será, mientras tanto…

El hombre inmenso está al lado de los cadáveres, examinándolos y mostrándose emocionado.

―¿Los puedo trabajar, líder?

―¿Nos los venderás, joven Tegnadiel?

―Sí, lo que quieran. ¿Ya puedes registrar las misiones como terminadas?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Regresemos a las oficinas, haré el reporte ―dice―. No digas nada de lo que sucedió hoy y

vuelve mañana, tenemos que ver qué vamos a hacer con ustedes.

Más complejidades se presentarán, quizá lo mejor sea escapar. Bueno, esperaré a ver qué

sucede, si las cosas se complican… creo que no es necesario resaltar lo que tendré que hacer con

ellos.

―¡Amo, tengo hambre! ―exclama Thea.

―Mi caballero, yo también apoyo la idea de ir a comer ―interviene Gezt.

―Sólo terminamos con esto e iremos a comemos algo, esperen, por favor ―les indico―.

¿Podemos apurarnos, Amalia?

De esa manera, recibimos la recompensa, un total de 42 monedas de oro más otras de

denominación menor. Suficiente para comer bien, me imagino, aunque con el apetito voraz de

algunos de mis acompañantes, no puedo estar tan seguro. Salimos del gremio y buscamos un

restaurante o un lugar lo suficientemente apto para alimentarnos.

El día todavía no termina.

Estamos de vuelta a la posada. Al final, decidí que permaneciéramos en la ciudad al menos hasta

saber lo que sucederá mañana. Antes de dormir, le solicito a Yume un informe. Al parecer todos

están a salvo y seguirán con la investigación el día que viene. Mehiven es la única que no ha

regresado, pero afirma que está bien, que ya se contactó con ella, simplemente está muy divertida

con una caza. Espero no esté causando más problemas de los que pueda arreglar. Si extraños

rumores comienzan a extenderse, tendré que pensar en una forma de lidiar con ellos.

Ya estoy cayendo dormido en mi cama, pero, al sentir el peso de alguien a mi lado, despierto.

En esta cama individual, donde difícilmente caben dos personas, alguien ha decidido dormir

conmigo. Es Thea, que se pega a mí de manera cariñosa, aunque no lujuriosa. Lo permito y sin decir

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

nada, ambos quedamos dormidos. Por esta noche lo dejaremos hasta aquí, no quiero incomodar ni

a Gezt ni a Nae.

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Capítulo 2. Incorporando nuevos aliados

¿No es bueno estar haciendo esto? ¿O sí?

―¡¿Qué has dicho de su magnificencia, sabandija?!

¿Desde hace cuando que no he visto a Nae actuar así? Más bien, ¡nunca la he visto actuar así!

Nadie de nosotros desea intervenir, pero creo que ya es momento de hacerlo. Lleva casi diez

minutos torturando al mismo grupo que nos confrontó ayer en el gremio. Nos estuvieron siguiendo

desde que salimos de la posada y para evitar despertar sospechas los conducimos a un callejón

donde mi plan era intimidarlos lo suficiente para que dejaran de molestar, pero cuando sus ofensas

pasaron de ellas a mí, ya no lo pudieron soportar. Nae solicitó amablemente poder darles una

lección sin matarlos, como bien es prudente de ella.

¡Jamás pensé que estaría tanto tiempo hiriéndolos casi de muerte para luego volverlos a curar

con su magia de alto nivel! Usar un estoque de la manera que ella lo usa es terriblemente doloroso.

―Detente, por favor ―uno de los aventureros intervino.

―Es suficiente, Nae, creo que ya han aprendido la lección.

La alto elfo obedece y regresa su rostro a la mirada calmada de siempre.

―¿Nos dejarán en paz? ―pregunto.

―¡Sí, por favor, no sabíamos lo que hacíamos! ―exclamaron al unísono.

―Está bien, mientras no se diga nada de lo que sucedió aquí, no tendrá de que temer.

Veo a Sisi acercarse a mí mientras hace tronar sus puños. Aunque desconozcan su verdadera

fuerza, su aura intimidante es suficiente para llenarlos de terror.

―¿No estamos siendo muy blandos, Teg? ―pregunta.

―No, estoy seguro de que ya no harán nada, ¿verdad?

―¡Por supuesto que no! ¡Gracias por tener piedad!


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―Vámonos ―ordeno y nos retiramos del callejón.

El camino a las oficinas gremiales se da sin ningún otro problema. Una vez dentro, de inmediato

somos recibidos por la misma secretaría del día anterior, que, ignorando la fila, nos llama. El trato

preferencial es evidentemente mal recibido por el resto de los aventureros.

―Señor Tegnadiel, la maestra del gremio los espera arriba, suban al segundo piso y tercera

puerta a la derecha.

―Muchas gracias.

Seguimos el camino indicado, el segundo piso al parecer tiene habitaciones para reuniones

entre clientes y aventureros, aunque también se ocupan para tratar temas delicados entre los

propios aventureros que quieren compartir información.

Al abrir la puerta indicada encontramos una amplia habitación con tres grandes sofás que

rodean una mesa de centro. Amalia se encuentra sentada ahí, pero a su lado hay dos individuos más.

Uno de ellos es un enano, el primero que veo desde que llegamos a este mundo, al menos sé que

mis miembros enanos ya no tendrán problema para convivir aquí, por un momento temí que no

hubiera de su tipo. El otro es un humano igual que el resto, lleva una túnica con terminados

eclesiásticos, aunque da la apariencia de ser más bien un académico.

―Al fin llegaste, Tegnadiel. Tomen asiento.

A mi lado se sientan Daan y Thea sin que los otros tres puedan hacer mucho para competir.

―Disculpa, tuve un problemilla que solucionar de camino acá.

Sin saber por qué, puedo imaginar que ella entiende perfectamente lo que sucedió.

―¿Quiénes son ellos? ―pregunto.

―Él es Uldin Puño Acero, es el herrero principal del gremio ―dice señalando al enano de su

derecha―. Él es Laszlo Rudolf, es uno de los miembros del círculo interno de la Universidad mágica

de Aswold, bajo la jurisdicción de la Iglesia del Divino.

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No me habían dicho que hubiese una universidad aquí, tuve que haberla visitado ayer, hubiera

sido un buen punto para recolectar más información. Aun así, si es una universidad, va más del

ámbito eclesiástico por lo que da a entender. ¿Tendrá algo que ver la teocracia de la que me habló

Erelm? Si es así, ¿no estarán también en contra de los beastkin como me dieron a entender? En este

reino he visto varios beastkin viviendo pacíficamente así que no creo que haya en realidad

problemas, pero puede que apenas estén comenzando a expandir su influencia.

―Mucho gusto, nobles caballeros ―me presento haciendo una ligera reverencia―. ¿Para qué

me desean?

―Lo primero es acordar tu situación en el gremio. Tus logros de ayer son grandiosos, pero no

sabemos nada de ustedes, no podemos darles un acenso tan presuroso. Los rangos más altos no

sólo tienen las habilidades, sino la reputación necesaria para demostrar que son individuos de

confianza.

―Lo comprendemos, aunque necesitamos tener acceso a misiones más complicadas, no

podemos estar cazando trasgos toda la vida.

―¿Te parece si te ascendemos a bronce, pero te damos misiones de rango plata siempre y

cuando sean de exterminio? Las que involucren protección o trato directo con el cliente, no te serán

concedidas.

―Suena prudente ―respondo sin pensarlo mucho.

―¿Su grupo derrotó a los trasgos campeones y a la quimera? ―nos pregunta el enano.

―Sí, ¿no lo dijimos en nuestro reporte? ―pregunto irónicamente.

―Es que es algo difícil de creer.

―¿Acaso dudas de nuestras habilidades, enano? ―pregunta Daan retándolo.

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―Lo hago, y con justa razón, pero no tienen razón para mentirme ―responde―. Estoy

dispuesto a solicitar misiones de caza de hasta rango oro, si las comisiono personalmente hacia su

grupo, no tienen que cubrir los requerimientos, ¿les interesa?

―Mándalas con Amalia y las revisaremos ―le respondo.

El enano asiente mostrando un rostro complacido. Espero que las bestias que nos mande a

cazar sean una buena referencia para ver la peligrosidad del mundo.

―Ustedes son el grupo de una sacerdotisa durante su peregrinación, ¿no es así? ―pregunta el

académico de manera inquisidora―. No era consciente que la Teocracia estuviese entrenando una

nueva candidata para sacerdotisa, considerando que la última está a punto de pasar la última

prueba para su ascensión.

El último en intervenir es el académico que había guardado silencio hasta el momento.

―No ―respondo de manera seca.

―No estoy hablando contigo, estoy hablando con la sacerdotisa, ¿quién de ustedes es?

―pregunta―. La paladín debe de ser su guardia personal, las razas menores como los beastkin no

puede aspirar a algo así, y si descarto a la mujer inmensa que sólo parece tener músculos en el

cerebro… ―Sus palabras están molestando a mis compañeras, pero guardan silencio, tratando de

soportar tales ofensas, en eso voltea a ver a Nae―. Es extraño que una elfo salga de su reino por su

cuenta, así que seguramente pertenece a un templo de la Iglesia y emprendió el viaje para cumplir

su peregrinación. No es muy común que la Iglesia del Divino escoja a una elfo como candidata para

sacerdotisa, pero se han presentado algunos casos así.

¡Por supuesto que tienes razón, vamos, ¿de dónde sacaste esa sarta de tonterías?!

Sisi y Thea se muestran muy molestas por tal situación, más que nada por haber sido ofendidas

directamente. No obstante, la más molesta es Nae, seguramente por la alusión de aquel individuo

de que ella está por arriba de mí. Su lealtad llega a momentos muy extremos de vez en vez.

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―¿Cómo te atreves a hacer menos a su magnificencia? ―pregunta indignada.

―No es necesario seguir ocultándolo, respeto a tus protectores, honorable sacerdotisa, pero

varios de ellos no se muestran dignos de servirte. Si me lo solicitas, puedo organizar un equipo digno

de tu noble posición.

Qué molesto está siendo esto…

―Amalia, ¿te molesto si tomo prestada otra de tus habitaciones?

―No, para nada la que está a mano izquierda debe de estar vacía.

―Gracias ―le respondo―. Nae, Sisi llévense a este buen hombre y háganle entrar un poco de

razón.

―En seguida, su magnificencia ―responde Nae con una sonrisa.

A continuación, veo saliendo por la puerta al trío. El investigador se ve feliz de, según él,

enterarse de la verdad. Viendo lo persuasiva que puede ser Nae, y sabiendo lo tétrica que puede ser

Sisi, sé que no saldrá muy bien parado de esa habitación. Espero eso evite que vuelva a soltar una

sarta de tonterías igual.

―¿Es cierto lo que ese hombre dice? ―pregunta Amalia―. Lo siento si les causó molestias, yo

lo traje para verificar si tu magia de inventario era real, pero no pensé que sucediera algo así.

―Por supuesto que no es verdad. Sólo somos miembros de un grupo de mercenarios más

grande que viaja por el mundo tratando de no causar muchos problemas.

―Ya veo, un grupo grande. De ser el caso, mientras no hagan nada ilegal y cumplan con sus

funciones dentro del gremio, no tendré problema con ustedes.

―No hay de qué preocuparse.

Con eso parece haberse cerrado el tema de nuestra situación dentro del gremio, espero no

tener que explicar más sobre ella.

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―¿Les puedo dar la primera solicitud en este momento? ―pregunta el enano, interrumpiendo

la charla, al parecer la propuesta de trabajo conjunto no iba sin una preparación previa.

―Adelante, tenemos algo de tiempo.

―Tenemos registros de que, al sur del Valle Prohibido, dentro del bosque, hay manadas de

gazaraks que constantemente son cazados por aventureros del gremio, hace poco regresó un grupo

que afirmó haber encontrado un gazarak antiguo. Son bestias muy elusivas y cuando los cazadores

lo encuentran prefieren no combatir con ellos por su potencial peligro.

Los gazarak son monstruos muy similares a los alces, pero de mayor tamaño y su cornamenta

se suele ocupar para crear equipo y para la alquimia. Los gazarak antiguos son bestias cazadas por

aventureros de nivel no superior al 50, cuando mucho, y ya a esas alturas les sacas poco provecho

a los recursos que te entrega. ¿Tienen problemas con algo así?

―Algunos miembros de nuestro grupo estaban explorando esa zona cuando vinimos a esta

región, si es que ya lo cazaron, ¿podrías tomarlo como una misión concluida?

―Mientras me traigan su cuerpo, estará bien ―me responde de manera directa―. ¿Su grupo

tiene otros guerreros de su calibre?

―Unos cuantos más ―responde descartando el tema rápidamente, si le explico que tengo un

pequeño ejército de nuestras habilidades, no sé lo qué sucederá―. Me comunicaré con ellos

―concluyo.

En ese momento establezco una conexión con Yume, afortunadamente ellos no tienen forma

de saber que me estoy comunicando con Babel.

―Yume, necesito tu ayuda.

―¿Qué sucede, mi señor? ―responde casi al instante.

―¿Mehiven ya ha regresado?

―Regresó por la mañana, ¿acaso está preocupado por ella?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

La pregunta es innecesaria, no podría preocuparme mucho por ella. Es alguien muy peligrosa

que no creo que sea derrotada con facilidad, además tiene como último recurso la espada que le

fue otorgada por Unna. Más bien, me preocuparía más que por su actitud sádica haya causado un

desastre.

―Un poco, pero ese no es el motivo por el que te hablo, ¿ya entrego su reporte? ¿Trajo algo

de su caza con ella?

―No lo ha entregado aún, pero si cazó algunas bestias.

―Necesito gazaraks, principalmente, antiguos.

―Al parecer trajo veinte normales y tres antiguos.

―¿Están en buen estado?

―Los antiguos sí, unos de los otros no. Ya estamos dirigiéndolos a Ughat para que los trate.

Ella no es alguien que suela ser especialmente delicada con lo que caza, su magia de sangre le

permite explotar individuos de nivel bajo desde adentro. Otras veces se limita a solidificar la sangre

de sus enemigos de manera lenta, algo doloroso. Cuando tiene prisa, simplemente la convierte en

púas que los matan desde dentro. Yo creo que en el mejor de los casos sólo es necesario hacerles

explotar el corazón, pero en lugar de esto, la forma más limpia que tiene de cazar es sacarle toda la

sangre a través de su boca o sus ojos. Claro, todos estos ataques sirven contra enemigos de bajo

nivel o de nivel intermedio que estén muy debilitados, no contra enemigos de nivel alto.

Aun así, si dice que su cacería estaba siendo interesante, no creo que se refiriera a unos simples

gazaraks antiguos. Espero no haya ido detrás de algún grupo de aventureros desafortunados que

estaban por la zona. ¡Tuve que cambiar su grupo por otro que la pudiera contener para esto! ¡¿Por

qué la cree a ella con esa horrible personalidad?!

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Que no lo haga. Mándalos con Dagrún, al este del bosque, al lado del camino. Un mercader

irá a recogerlos, mandaré a Daan con ellos. No sólo eso, dile a Iv que traiga a tres miembros de su

división, exceptuando a Kieran, para recopilar información.

Ivtiria es la súcubo líder de la división de investigación, aunque más bien, llamaría de espionaje.

El rol con el que la creé es el típico de obtener información de manera sutil, cosa no posible en

Argatnél, pero que aquí debe de funcionar. Su build va orientada específicamente a eso, con

poderosas habilidades de control mental.

―Entendido, mi señor.

Cuando corta el vínculo de comunicación veo que la líder del gremio y el enano me miran de

manera sospechosa. Creo que es lógico, luego de haberme quedado tanto tiempo en silencio frente

a ellos.

―Todo arreglado, puedo hacerte llegar las piezas por la noche.

―¿Qué fue eso?

―Magia de telepatía ―respondo descartando la pregunta rápidamente para evitar más

cuestiones sobre el tema―. Al parecer mi compañera obtuvo tres de gazaraks antiguos, de regalo

vendrán otros gazaraks normales, ¿te parece bien?

―¿Estás hablando en serio?

―Sí, no hay problema.

―Si es una misión completada por alguien más, no puedo darte la recompensa a ti ―me dice

Amalia.

―Entonces dejémoslo como un regalo de buena voluntad por el comienzo de nuestra relación,

¿les parece?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Ante mi pregunta, ambos me miran con duda, pero asienten. El enano acepta pagar por el valor

de los materiales recolectados, aunque el pago base de la misión no se otorgará. No tengo

problemas con ello, a fin de cuentas, servirá para establecer una relación a largo plazo.

De repente la puerta se abre y a través de ella veo a entrar a Nae, seguida de Sisi, pero el

individuo que se llevaron no regresa con ellas.

―¿Todo bien? ―pregunto.

―Por supuesto, sólo que se encuentra un poco indispuesto en este momento―responde Sisi.

―Espero no le hayan hecho nada que nos pueda causar problemas en un futuro.

―No, estará bien, agradece que Nereia no esté aquí ―Nae me responde.

Si estuviera aquí ya hubiese inundado toda la ciudad. Esa kraken es una sociópata en potencia,

además de Mehiven. Creo que esa actitud puede ser un poco interesante en un juego, pero ya que

esta es la vida real, deberé de tener mucho cuidado con sus acciones.

―La única razón por la que traje a ese hechicero no se pudo hacer ―dice algo deprimida la

líder del gremio.

―No te preocupes, ya será en otra ocasión ―la consuelo―, aun así, hemos demostrado

nuestra calidad como cazadores, ¿no? No veo que sea tan necesario lo otro.

Veo que la maestra del gremio agacha la cabeza resignada, pero luego la alza con un rostro

lleno de motivación.

―Por cierto, quiero comprobar tus habilidades personalmente, ¿podemos tener un duelo?

Debemos de tener cuidado con ella, no sólo porque sea la líder del gremio, sino porque su

cuerpo evidentemente se ve curtido para el combate. Hasta el momento nos hemos encontrado

sólo personas débiles y carentes de experiencia, ¿puede acaso ser ella diferente? Y en el remoto

caso de que no sea lo suficientemente fuerte, pero tenga talento, ¿podré sacarle un uso en el

futuro?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Puedes pelear contra una de mis compañeras en su lugar? Le prometí una buena pelea y no

la ha tenido.

―Preferiría que fuera contigo, pero lo aceptaré. Cuando la derrote, no aceptaré un no de tu

parte.

No creo que logres hacerlo.

―Tengo como condición que sea en un lugar donde nadie nos pueda ver, ¿tienes un lugar

preparado de esa índole?

―El segundo piso del sótano tiene una instalación de entrenamiento, fue reforzada con sellos

mágicos que amplifican su resistencia. No soportaría un combate entre dos aventureros de rango

platino, y dos de rango oro podrían ponerlo en peligro, pero me trataré de contener para que no

suceda nada.

Ya veo, ella tuvo que ser rango oro o platino durante sus tiempos de aventurera, una excelente

demostración de fuerza para poder comprobar cómo pelean de las personas más fuertes de este

reino. Además, parece creer que, aunque soy poderoso, no soy rival para sus capacidades. Nos está

subestimando.

―Daan ―llamo la atención de mi paladín―, ve a la dirección que nos dio el comerciante de

ayer y solicítale que necesitas transporte para ir al camino cerca del bosque, ahí encontrarás a Iv

con la carga. Dile al comerciante que la carga puede necesitar dos carretas, pero que además se

lleve uno extra para transportar personas.

―Entendido, mi liege.

―Thea, ve con ella, por cualquier emergencia.

―Como digas, amo.

Luego de entender las órdenes, ambas hacen una reverencia y se retiran de la habitación.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Dirás mucho que ellos son tus compañeros, pero por la forma que se expresan sobre ti, ellos

no te ven como un igual ―interviene Amalia.

―Por supuesto que no, él es nuestro señor al que siempre obedeceremos ―apunta Sisi de

manera efusiva.

―Guarda silencio, Sisidox ―interviene en mi rescate Gezt, su prudencia es buena para

equilibrar un poco la actitud de las otras.

―¿Podemos ir al sótano ya? ―pregunto sintiéndome algo aturdido por la escena actual.

II

Desde que me retiré que no me siento ten emocionada al encontrar un novato. Uno a uno, los

últimos que han aparecido en el gremio, han demostrado sólo lo débiles que son. No, no es sólo una

cuestión de falta de poder, sino una cuestión de falta de talento para superar esa debilidad. Ir a

hacer unas misiones pensando que todo saldrá bien, algunos mueren, los que no, regresan y siguen

intentando, suben de rango, su arrogancia se vuelve su peor arma y luego mueren contra algo que

los supera por mucho. Aquellos que puedo considerar mis rivales son personas que conocí cuando

todavía era aventurera, aquellos pocos de rango platino que me superaron, unos sin ser más

poderosos que yo.

Este encuentro es distinto, no sólo el misterioso joven llamado Tegnadiel parece ser poderoso,

sino que todos sus subordinados demuestran tener una fuerza similar. Más grave aún, parecen no

ser los únicos, ya que tienen compañeros de un talento similar de dónde provienen.

Mi duelo con él fue rechazado, en su lugar decidió mandar a uno de sus subordinados. Por esa

razón estamos aquí, en el sótano del gremio, en la habitación de entrenamiento. Yo estoy

terminando de preparar mi equipo, mis guanteletes y mi viejo sable que lleva una aleación de plata

y azurita con conducción mágica.

―Sisi, irás tú.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Por fin escucho quien será mi rival. Desde que la vi por primera vez, deseé pelear con ella, la

sola fuerza física era digna de observar, no obstante, en esta ocasión deseaba pelear con la paladín

de nombre Daantje. No importa, ella será una excelente rival. Su apariencia es imponente, es alta,

aunque sólo un poco más del promedio, aun así, da un aura de inmensidad casi comparable con la

de los orcos. Su ligero vestido contrasta con su apariencia intimidante. Con su piel morena y con su

rostro inexpresivo, casi artificial. La mujer que responde al nombre de Sisidox.

Mientras se acerca al centro de la arena no puedo evitar sentirme inquieta, algo transmite ella,

algo que no me agrada para nada. Por su complexión esperaría que llevara una maza o un arma

contundente, pero no lleva nada consigo, ¿planea luchar conmigo con las manos desnudas ya que

ni siquiera viste unos guanteletes?

―Tienes prohibido usar tu seda ―escucho que su líder le ordena.

¿Qué seda? Eso no es importante, me está dando ventaja, ¿espera pelear contra mí, una

aventurera de rango oro, de esa manera, sin dar todo de sí? Derrotaré a esa chica y luego le

demostraré a su líder que no puede menospreciarme.

―Está bien, te combatiré con pura fuerza bruta.

Me dice de frente mientras truena los puños. Yo me mantengo calmada, yo fui quien solicitó

este duelo esperando tener un momento de diversión, no debo de caer en provocaciones de ese

tipo.

―Comencemos.

Luego de decir eso, espero su primer movimiento, pero no llega. No parece estar preparándose

para atacar, sólo permanece parada, ni siquiera cambia su postura a una de batalla. Si no hará el

primer movimiento, yo lo haré. Me impulso del suelo para hacer una carrera que me permita

acercarme y dar un movimiento veloz. ¿Qué hace? Sigue sin moverse, la espada está acercándose a

su cuerpo carente de armadura, pero no se mueve. Justo en el momento que va a impactar, su mano

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

desnuda detiene la espada a una velocidad difícil de ver. Su mano no sufre ningún daño y detiene

todo el momento de mi ataque. Se queda viendo la espada por un momento con curiosidad.

―¡Teg, esta espada es decente! ¿Puedo…?

―¡No! ¡No la rompas, idiota!

―¡Qué poco refinado diciéndome así!

¿Romperla? ¿De qué está hablando? Esta espada es de las más resistentes que existen, casi al

mismo nivel que algunos de los tesoros nacionales que representan el honor de todo el reino de

Egiond.

Mientras dilucido eso, veo que su otro brazo está a punto de golpearme. Trato de retirarme

con mi espada, pero me es imposible, la está agarrando de una manera muy firme. No quiero soltarla,

pero no tengo otra alternativa. Lo hago, pero en lugar de retirarme refuerzo mis guanteletes

haciendo recorrer magia a través de ellos y bloqueo el golpe lateral que iba a dar usando ambos

brazos. Es tremendamente fuerte, apenas puedo resistirlo sin salir disparada. No puedo retirarme,

realizo un golpe doble hacia la muñeca que tiene la espada. Doy en el blanco y la suelta.

Rápidamente la tomo en mis manos y preparo un ataque penetrador directo a su estómago. No

debería atacar puntos vitales, pero me detendré si veo que no tiene forma de escapar. Justo antes

de que el ataque pueda dar, siento un fuerte golpe en mi brazo que me hace tirarme hacia atrás. Su

pierna se encuentra levantada, me dio una patada, ¿cuándo fue capaz de hacer algo así?

Simplemente no lo vi venir.

―Eres hábil, si fueses más poderosa podría considerarte una rival cercana a Daantje o

Muramasa.

Me está haciendo menos, pero tengo que mantenerme con la cabeza fría. Debo de analizar sus

movimientos y atacar su punto…

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

No puedo pensar, al momento siguiente veo su puño justo frente a mi cara, un puño que

bloqueo poniendo mi espada de por medio. Se vuelve a detener y veo que algo está diferente con

su cuerpo. Sus brazos ya no parecen los de una humana, sino que parecen más bien los de una bestia.

¿Qué tipo de habilidad es esa? ¿Acaso es un demonio?

Nuevamente se encuentra frente a mí, sus ataques son tan rápidos que apenas puedo

resistirlos gracias más a mi instinto que a mis reflejos. La veo brincar y preparar un golpe de hacha,

apenas logro saltar de manera lateral para escapar. El gran impacto deja en el suelo un hueco. Tanto

poder… No, no es sólo su poder, sus habilidades de combate me superan de muchas maneras. No

parece ser alguien que confíe puramente en fuerza bruta, me está entendiendo como rival y me

está presionando, acorralándome como una mosca que cae en la trampa de una araña. No tengo a

donde moverme.

―Me doy por vencida.

Tengo que admitirlo, no tengo forma de ganar. Quizá una hechicera podría idear un plan, pero

no lo soy. Tengo que admitir quién es más fuerte que yo. Sisidox se detiene justo frente a mí. Yo

espero recibir una mirada de desagrado, una mirada de un guerrero que se ofende del

comportamiento de su rival, en cambio, a pesar de lo artificial de su cara, puedo sentir una mirada

amable.

―¿Teg? –lo llama.

Veo que el líder del grupo se acerca a mí, al parecer tiene algo que decirme.

―Sisi quiere mostrarte su rostro, como muestra de buena fe, pero tengo que asegurarme que

no te dará miedo y que no dirás nada fuera de aquí ―me dice.

¿Así que ese no es su rostro? Eso explica lo artificial que se ve, casi como si fuese una máscara

de una muñeca, tan real que es difícil notar la diferencia, pero que no deja de inquietar. Aun así,

¿por qué debería de asustarme? No tengo problemas, si es una situación personal, la comprenderé.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Si es algo que no debería de callarme, mi instinto me asegura que no son malos tipos y que guardar

un secreto no causará problemas mayores.

―Lo prometo, no me asustaré y no diré nada fuera de aquí ―respondo.

Creo que es afortunado que haya mandado a mi herrero a su puesto de trabajo.

En ese momento volteo a ver a Sisidox, su rostro ha cambiado. Sus ojos sólo son un romboide

sin iris, pareciendo una joya. Sobre estos que deberían ser sus ojos reales, se encuentran otros seis,

distribuidos en su frente formando un arco. Su boca toma una forma donde a los extremos se abren,

dejando ver un tipo de tenazas o colmillos. Su rostro tiene sin duda las características de un insecto,

para ser más preciso de una araña.

Evidentemente me causa sorpresa y agacho la cabeza. He escuchado rumores sobre una clase

muy especial de ser demoniaco llamados aracne, ¿ella es una variante de estos? Tiene un cuerpo

humano, así que puede ser un descendiente híbrido. Quizá sea una maldición, no lo sé.

No me doy cuenta de la dureza de mi rostro en ese momento hasta que alzo la mirada y veo

que su rostro se muestra amable y cálido, como si tratara de demostrar que no representa ningún

peligro para mí o para nadie. No puedo rechazar esos sentimientos.

―Gracias por tener la confianza de mostrármelo ―le digo―. Fue un buen combate, ser capaz

de derrotar a un aventurero de rango oro, cercano al platino es algo que pocos pueden hacer,

aunque este cuerpo viejo ya no es lo que era.

―Muchas gracias ―me dice Tegnadiel―. Esto servirá de buena referencia para determinar la

capacidad de pelea de mi gente.

Ciertamente, si él dice que son viajeros y desconoce tanto de estas tierras, al poder combatir

contra alguien como yo, puede determinar el poder de su grupo. Sólo espero que ese conocimiento

no lo usé en nuestra contra.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Aunque no te menosprecies, no eres vieja. Sigues siendo joven, y tu cuerpo todavía puede

demostrar más su poder. Como mujer, como persona y como guerrera, eres alguien grandiosa.

De alguna extraña manera, sus palabras amables me hacen sentir de la forma que no lo había

hecho desde que era una pequeña joven novata. Recordando aquel aventurero que me introdujo a

este mundo, que me enseñó todo lo que sé y que murió protegiéndome. No puedo evitar sonreír

de manera ligeramente amarga.

―Mi caballero, no debería decirle eso tan ligeramente, podría presentarse a mal entendidos.

Su subordinado, el que responde al nombre de Gezthat ya está junto a nosotros, con una

mirada seria hacia su líder.

Lamentablemente, sus palabras son falsas, algo más que la edad me perturba, algo más

profundo corroe mi cuerpo. La verdadera razón por la que tuve que abandonar como aventurera,

por la que no pude alcanzar al resto de mis compañeros cuando me fueron dejando detrás.

―No es eso, durante uno de mis viajes algo sucedió, mi cuerpo se volvió decadente, llevar

peleas como la que tuvimos ahora por más de treinta minutos puede resultar mortal. Simplemente

un viaje largo agota en gran medida mi estamina.

―¿Es eso? ―me pregunta, con una naturalidad tal que hasta me da pena haber admitido lo

sucedido―. Nae, revísala.

A su orden, la elfo se acerca a mí. Luego de examinarme por unos segundos devuelve su mirada

hacia su señor.

―Maldición [Sello de los Decadentes]. Nivel intermedio. Aunque extraño es que luego de tanto

tiempo siga afectando el cuerpo, debería haberse dispersado por sí misma hace mucho tiempo ―le

explica―. ¿Quizá es una vertiente que desconozco? Deberé investigar ―murmura para sí misma.

―¿Puedes hacer algo?

―Quizá no sea Yuuki, pero no me quedo muy atrás.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Regresa la mirada hacia mí luego de ese breve diálogo con su líder.

―Magia Sacra [Gran Purificación].

Siento que una cálida energía me envuelve por unos segundos, una pequeña luz se desprende

de mi cuerpo y luego una luz negra es expulsada, para ser consumida por la luz blanca. ¿Purificación

de alto nivel? ¿En realidad es una sacerdotisa como lo dijo el académico? Ellos afirmaron que no,

confío más en ellos, pero, entonces, ¿quiénes son?

―Espero que con eso recuperes la confianza en ti ―me dice de manera amable.

―Cuando te sientas mejor deberíamos tener una revancha ―agrega Sisidox, la cual lleva de

nuevo su «rostro» humano.

―Amalia, debemos de irnos, mientras regresan con lo que pedimos iremos a explorar mejor la

ciudad ―concluye el líder de tan peculiar compañía.

Yo no puedo dejar esto de tal manera. No sé quiénes sean en realidad, pero si seres tan amables

y talentosos siguen a alguien como él…

―¡Tegnadiel Ondaia! ―le llamo por su nombre completo, con el que se registró en el gremio.

Cuando el me voltea a ver, veo su cara conflictuada. Algo evidente ya que me he arrodillado

sobre una sola pierna, con la punta de la espada sobre el suelo, apoyando mi frente sobre su pomo.

En la posición que un caballero hace un pacto con su señor.

―¿Qu-qué haces? ―pregunta con una cara tan llena de dudas que hasta parece simpática.

―¡Sé que no soy un caballero, no soy digna de hacer un pacto, pero, aun así, deseo que me

tome como su subordinada!

Su cara se muestra sorprendida, seguramente no es algo que se esperaría, pero es lo que debo

de hacer. Tanto podría aprender alguien como yo de él y su gente.

De repente Sisidox suelta una risotada.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¡Has logrado ver la magnificencia de nuestro señor! ¡Ya me agradas más! ―me dice―. Por

favor, Teg, considera su propuesta.

―Tú sólo quieres otra compañera de entrenamiento.

Ante esa respuesta ella sólo guarda silencio.

―No puedo aceptarte como subordinada, pero puedo aceptarte como una importante aliada,

si es eso lo que deseas.

―Si es eso lo mejor que puedo obtener.

―Tu posición en este lugar nos puede ayudar mucho, ¿estarías dispuesta a proveernos

información y asistencia en lo que necesitemos?

―Siempre y cuando no sea algo que ponga en peligro a la gente de esta ciudad, aceptaría lo

que fuera.

―No, no quiero antagonizar con nadie a menos que tenga razones para hacerlo ―me responde

con mirada amable―. ¿Qué dices?

―Está bien, lo haré, permaneceré aquí y te ayudaré en lo que pueda desde esta posición.

Ante eso me estrecha la mano y me levanta del suelo. No hice el pacto que quería hacer, pero

al menos estaré sirviendo, de una manera u otra, a una persona que mi instinto dice que debo de

servir.

―¿Te afectará pasar la noche lejos de aquí?

―No, si es una solicitud tuya.

―Entonces pasaremos por ti más tarde.

―Muchas gracias, mi señor.

Lo digo sin pensar.

―¡Que no soy tu señor! ¡Somos aliados! ¡A-lia-dos!

No le daré el gusto. Decidí servirle y mientras nadie nos escuche, le seguiré llamando así.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Entendido, mi señor.

III

No deben de tardar en regresar, pero para confirmar ya me comuniqué con Yume. Si no encuentran

ningún problema de camino, estarán de vuelta en menos de veinte minutos así que luego de ir a

comer y examinar algunos objetos en las tiendas locales, donde no encontramos nada que fuese útil

para alguien arriba del nivel 30, decidimos esperar a las afueras de la ciudad.

Lo que me he podido dar cuenta hasta el momento es que el estándar de fuerza de este mundo

es terriblemente bajo. Necesitaría comparar con más información y con los datos obtenidos por los

otros miembros, pero si tomo de referencia principal el poder de Amalia, estaría muy cercano de

alguien de nivel 40 0 45 de Babel. Siendo que Amalia está clasificada en uno de los más altos rangos

dentro de los aventureros. Si mis sospechas son ciertas, esto será una gran decepción.

―¿Estás bien, Teg? ―escucho la voz de Sisi justo detrás, mientras se recarga sobre mí.

Realmente es alguien enorme, aunque si hablamos de altura general, su versión aracne es

mucho más grande. Sus pechos acarician mi espalda, unos de los más grandes dentro de Babel. Al

menos eso es lo que dicen ellas, yo no estoy completamente seguro, no es como si los hubiese

medido.

―Creo que fui demasiado precavido.

―No hemos encontrado ningún peligro en los dos días que hemos estado fuera de casa

―interviene Gezt.

―¿Cómo te sientes tú, Gezt? Al menos el resto ha tenido un poco de acción, pero tú no.

―Yo no soy un maniaco de las batallas como Theadoni o Sisidox, así que no me preocupa.

Gezt es un noble dragón, prefiere la tranquilidad. De hecho, no suele atacar mucho ya que su

rol es de tanque el cual ha sido maximizado al máximo, si consideramos que además de poseer su

Profesión Mítica [Gran Héroe de la Custodia] tiene el equipo otorgado por Omega y es dueño del

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

equipo número VI de la Armería de Unna, la armadura Herencia de Tiamat, simplemente es una

esponja de daño.

Nae hace el sonido típico de ella, quiere decir algo. Prácticamente es como si me pidiera

permiso para hablar, una actitud que no termina de agradarme, al menos, cuando estamos en Babel

o cuando se comunica con sus compañeros de la Orden no es así.

―¿Qué sucede, Nae?

―Se acercan.

Aunque ella no es una exploradora, sus ojos de elfo tienen más alcance que los de nosotros, así

que es la primera en darse cuenta. Es una caravana en la que vienen dos carretas cubiertas y dos

descubiertas; en las últimas parece estar la carga solicitada.

Erelm viene conduciendo la carreta frontal. Al verme, se frena cerca de la entrada de la ciudad.

―Hola, Erelm, lamento estar dando molestias hoy también.

El hombre maduro suelta una risotada amable. Aunque obviamente su olfato de comerciante

le dice que realizar este trabajo también le traerá buenos frutos a él.

―Para nada, para nada. Es mi pago por salvarnos la vida el día de ayer.

―Esto no se puede quedar, de esta manera, te daré 15% de los obtenido por estos recursos.

―¿Estás seguro? Quizá es el último favor gratis que te haga.

―Por supuesto, aparte de requerirte como amigo, me gustaría formar una relación de socios

de negocios.

―Pues estás empezando por buen camino.

El hombre suelta otra risotada.

―Por cierto, las personas que recogí…

―Sí, entiendo la dificultad que eso implica, yo me las arreglaré.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―No, no es lo que quiero decir. Mi sentido de comerciante me dice que no tienen las mejores

intenciones. No planeas hacer algo ilegal, ¿o sí?

―No, ellos son simplemente personas que se quieren ganar la vida en trabajos honrados donde

traten con mucha gente.

Veo que Erelm guarda silencio, por muy simple que pudiera parecer el día de ayer, hoy sí

aparenta ser el comerciante que dice ser. Toda la experiencia acumulada por los años de trabajo se

deja ver a través de esa amigable sonrisa.

―Lo preguntaré directamente, ¿son espías de otro país?

―No, somos independientes.

Mi respuesta lo deja pensando por cerca de medio minuto, pero deseo no interrumpirlo hasta

que entregue un juicio al respecto.

―Propongo lo siguiente, yo me haré cargo de ellos, los colocaré en trabajos adecuados para lo

que requieres, simplemente pondré dos condiciones: que no me causen problemas y que

compartan conmigo toda la información referente al manejo de los mercados que puedan obtener.

―Me parece prudente, pero necesitaremos un contrato para evitar que alguien haga trampas.

―¿Entiendes que no se pueden hacer contratos de ese tipo? Lo que estás haciendo no es del

todo legal, un contrato así no tendría ninguna validez si alguien lo rompe.

Los contratos eran una mecánica dentro de Argatnél que se podía llevar a todos los niveles,

aquellos que no cumplían su parte, recibían un castigo. Por un momento pensé que ese tipo de

contratos mágicos existirían también, pero ya veo que no es así. Mejor no complico más la situación.

―Nae, ve por Iv ―ordeno, descartando el tema directamente.

Ella solo asiente y se dirige a la carreta.

El mercader se queda pensando, mostrándose algo indeciso.

―¿Hay alguna manera de arreglar su entrada a la ciudad para esta misma tarde?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Por supuesto ―exclama de manera orgullosa―, no por algo soy de los mejores comerciantes

de la ciudad. Sin embargo, tú seguirás quedando como aquel que los recomendó para trabajar aquí,

así que cualquier cosa que ellos hagan, caería sobre ti y no sobre mí.

―Sí que eres precavido.

―Por cierto, la más bella del grupo podría recomendarla a una casa de consortes donde suelen

ir poderosos nobles, si es lo que ella desea.

Justo luego de terminar esa frase, la persona a la que llamé ya está al lado mío. Ivtiria, una

súcubo, pero que a simple vista no se diferencia de los humanos. Es una mujer atractiva y

exuberante, su larga cabellera es de un hermoso color vino y particulares ojos dorados llaman de

inmediato la atención. Lleva un vestido pegado que destaca sus atributos. Definitivamente, puede

cautivar a casi cualquier hombre.

―Iv, estábamos hablando de ti, ¿te gustaría que te recomendarán como consorte?

―Preferiría trabajos más directos, cariño ―me responde de manera pícara.

―Lo lamento, no es posible… y no me digas cariño.

Ella guarda silencio, pero asiente mostrando una pícara sonrisa.

―Entonces te lo encargo ―concluyo mi negociación con el comerciante

Luego de eso nos dirigimos al puesto de revisión de la puerta, donde se registra la mercancía

transportada, un poco después se realiza el registro temporal de Iv y su equipo. Afortunadamente

el ser aventurero de bronce da el suficiente peso para quedar como responsable.

Durante el registro, me puedo percatar como varios soldados no quitan sus ojos de Iv, soltando

comentarios ligeramente vulgares hacia ella. Si no fuese porque la propia Iv los está incentivando,

tendría que responder ante tales acciones.

El equipo que Iv trae consigo se compone de una mujer y dos hombres. La mujer es una humana

capacitada en todo tipo de labores de hogar, pudiendo trabajar de sirvienta o de mesera. Uno de

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los hombres es más enfocado a aparentar labores administrativas, mientras el otro es más bien un

comerciante. Para que tengan con qué subsistir, les entrego la bolsa que contiene el dinero que

hemos obtenido hasta el momento.

Luego de eso, entregamos los bienes en el gremio de aventureros, Uldin los recibe emocionado

y recibimos el pago de 42 monedas de oro, las cuales conservaré yo. Me despido de Erelm el cual

me hace el favor de llevarse consigo a Iv y compañía para acomodarlos.

Con todos los asuntos concluidos, nos reencontramos con la maestra del gremio. La cual ya nos

estaba esperando con ropa de viaje. Se puede ver una expectación creciente en su rostro.

Nos dirigimos a las afueras de la ciudad. Ya ha oscurecido, pero las puertas siguen abiertas. Al

parecer lo seguirán por un par de horas más para dar más oportunidad a aquellos que apenas se

encuentran regresando a la ciudad.

―Yo pensé que me llevarías a un lugar de la ciudad ―dice Amalia―. ¿Vamos rumbo a su

campamento? ¿Se encuentra muy lejos de aquí?

―No ―respondo de manera directa.

―¿Iremos caminando aun así?

―No te preocupes, todo estará bien, pero por ningún motivo deberás de decir nada de lo que

veas hoy.

Estando lo suficiente lejos de la ciudad, estando seguros de que nadie nos ha seguido y de que

nadie se encuentra en las cercanías para podernos ver, establezco conexión mental con Yume.

―Evacuación ―le ordeno.

―En seguida ―me responde.

La Habilidad Final [Ojo Divino del Cielo] de Yume le permite utilizar una serie de magia en el

rango que esta cubra, una de ellas es Magia Ancestral [Evacuación Aliada] que le permite transportar

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a un grupo de aliados dentro del rango de su visión a su posición actual. Todo se torna blanco debido

a la teletransportación y en unos segundos más nos encontramos en el jardín central de Babel.

―¡Bienvenidos sean! ―exclaman al unísono Ronidia y unas de sus sirvientas a su cargo que

están perfectamente alineadas en la plaza para recibirnos.

Antes de siquiera poder responder, el grito que se despide de mi lado me aturde.

―¡¿Qué sucedió?! ―pregunta Amalia alarmada mientras se prepara para pelear.

―Amania, hemos llegado, eso fue sólo un poco de magia de teletransporte.

Puede ver su quijada caer de la sorpresa. Parece que no podrá hablar pronto debido al shock.

―Elizabeth, hazte cargo de nuestra invitada, prepárale el baño, cuando termine, llévala al

comedor para que nos acompañe durante la hora de la cena.

Elizabeth Allen es una humana del cuerpo de sirvientas. Sus habilidades de criadas no son las

mejores, pero es maestra en el arte de cocinar. La asigno a la tarea ya que como es humana Amalia

se puede sentir menos incómoda que con los elfos o con la pequeña limo rojo que tenemos como

mascota del cuerpo de sirvientas, por ejemplo.

Al lado de Yume puedo ver a Sophia, que me mira de manera intensa.

¡Perdón por dejarte con todo el trabajo anoche!

―Váyanse a bañar ustedes también ―les ordeno a mis compañeros―. Sophia, Yume, ¿me

pueden ayudar con los resúmenes de los reportes en lo que la cena está lista?

―¡Por supuesto! ―exclaman ambas al unísono.

Estoy analizando la información recopilada y elegantemente resumida por el par de Sophia y Yume,

no puedo imaginarme un dúo más eficaz que ellas. Odín en realidad estaría cerca de ser tan eficaz,

pero lamentablemente su actitud no lo permite. En fin, no es momento para pensar en eso.

―¿Qué opinan? ―pregunto.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Este mundo es terriblemente débil ―dice Sophia de manera directa y fría.

En ese momento Yume comienza a explicar todo el asunto.

―Comparando los reportes, podemos decir que la cuadrilla de Ener y la de Mehiven

encontraron los enemigos más débiles, mientras que el resto que estuvo dentro del valle los más

fuertes. La información que Ener obtuvo en la aldea es que este valle se considera como inaccesible

y sólo pocas figuras han ingresado a él, entre los que están los aventureros de rango platino. Por lo

tanto, podemos considerar como tope de poder el encontrado en el valle.

―Ciertamente ―agrego―, la invitada de esta noche, Amalia, está dentro de esa categoría, sin

embargo, apenas podría competir contra algunos de los miembros de reserva en fuerza neta,

aunque su experiencia en combate es excelente.

―Creo que eso es algo bueno para nosotros, mi señor ―interviene Yume―. Entiendo el deseo

de Luci, Sophia y otros del gremio de conquistar el mundo, pero su perspectiva es diferente, ¿no es

así? ―me pregunta―. Usted no nos reunió bajo su manto para luchar, sino para darnos un lugar

donde tener una vida plena. Incluso en aquellos momentos, nuestras más grandes victorias fueron

defendiéndonos de otros que buscaron acabarnos.

Me entiende bien, yo no quiero ir conquistando por ahí, aunque el que sean débiles en el

mundo es una ventaja para ese objetivo, lo que deseo es que podamos vivir con tranquilidad aquí.

Siendo tan poderosos, podremos defendernos de cualquiera que se nos oponga.

―Eso no es suficiente ―interviene Sophia―. Aun con ese objetivo en mente, tendremos que

estar sometidos, si descubren nuestras habilidades, buscarán usarlas a su favor, si no obedecemos,

atacaran y no podremos vivir en paz. Si queremos cumplir ese objetivo debemos de ser quienes

pongan las reglas.

¿Qué hacer? Una pregunta que no tiene respuesta inmediata. Ciertamente, aunque no

queramos conflictos, el aliarnos con alguien nos enemistará con otros. Muchas alianzas no podrían

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

servir de mucho, aunque tampoco es que me moleste. Quizá sea suficiente con ocultar la extensión

completa de nuestro poder. Pensaré en ello en los siguientes días.

―Hablando de eso, estoy pensando en la posibilidad de que nuestra invitada de esta noche

podría ser la 104 de Babel en un futuro, aún no lo decido, pero podría ser una interesante

incorporación.

―¿Estás hablando en serio? ―pregunta Yume.

―Ya no estamos en Argatnél, mi meta de alcanzar los 110 de Babel no se puede cumplir más

allá, podríamos buscar personas talentosas que ocupen esos últimos lugares.

―¿Y no se podría replicar lo mismo que con aquel persona? ―interviene Sophia.

―No, reclutar a Amalia sería como reclutar a un habitante de Argatnél, como Daantje, por

ejemplo ―le explico―. Él no era un habitante de Argatnél, fue creado por alguien más y fue por lo

que decidimos no reclutar a alguien creado por otra persona.

No las veo completamente convencidas, pero han entendido mis razones. Sin desear explorar

más el tema, continuamos con el reporte.

―¿Qué hay que reportar sobre las bestias encontradas?

―Algunas especies son iguales a las de Argatnél, otras son similares, pero hay algunas que

nunca habíamos visto. Actuamos con precaución, pero al final no fue necesario, no resultaron ser

nada peligrosas. Estamos estudiando qué recursos podemos extraer de ellas.

―¿Y sobre recursos?

―Se encontraron semillas que ya fueron destinados a Titania, otros recursos ya fueron

destinados a Unna o a Ughat para examinarlos. Al parecer, tenemos acceso constante a recursos de

rango intermedio, pero desconocemos dónde proveernos de aquellos de rango superior.

―¿Algo más que reportar?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Ener obtuvo alguna información en la aldea a la que fue. Solicitó que en cuánto tengas tiempo,

puedas acompañarle a visitarla.

―Iré mañana, entonces.

―¿Quiénes serán tus escoltas? ―pregunta Sophia.

En realidad, sé que lo está diciendo con la esperanza de ir conmigo. Quizá le tome la palabra,

sólo quizá. La verdad, no creo hacerlo, de momento es más útil que se quede aquí. En otra ocasión

le daré gusto.

―Lo pensaré luego, el día de hoy ha sido muy cansado y sólo quiero relajarme.

―Le recuerdo que su invitada la está esperando en el comedor.

Casi me puedo imaginar la mirada de una madre recordándole a su hijo sus quehaceres.

IV

Este lugar es increíble. Desde que aparecimos aquí, una sirvienta ha estado asignada a mí,

llevándome de un lado a otro, así que no he tenido tiempo de investigar este lugar por mi cuenta.

El interior se ve humilde, a pesar de tener la magnitud y los lujos de un palacio. La sirvienta me llevó

a una habitación de huéspedes y me invitó a tomar una ducha, nunca había visto bañeras personales

como esta, con agua caliente lista sólo al activar un mecanismo. Para empezar, ni el rey más

extravagante del mundo construiría baños personales para cada una de las habitaciones de

huéspedes en su castillo, sin embargo, aquí parece ser el caso. Al ver mi inconformidad, la sirvienta

me ofreció cambiar al baño comunitario, pero preferí concluir todo en esta habitación. La sirvienta

no me dejó ponerme de nuevo mi armadura, en cambio me prestó una ropa ligera y cómoda para

pasar el resto de la noche. Lo más sorprendente era la calidad de la tela. Alguien como yo, que ha

visitado muchos palacios de nobles, nunca había visto una tela de tan magnífica calidad en prendas

que fuesen otorgadas a los invitados, máxime si estos no pertenecen a la nobleza.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

En el comedor mi sorpresa tampoco es diferente. La habitación es enorme, calculo que podrías

acomodar alrededor de doscientas personas en ella. Existen unas grandes mesas a lo largo de la

habitación, tan grandes que permiten sentarse a decenas de personas en línea recta. Aun así, el

ambiente parece más bien el de una taberna. No hay un protocolo para comer, la gente va y viene

a diferentes tiempos. Al observar este flujo de gente me doy cuenta de que no hay sólo humanos,

hay elfos, beastkin, enanos y otras razas humanoides que desconozco. Es más, un par de sirvientas

parecen ser monstruos que llevan una forma humanoide. Esto último levantaría la alarma de

muchas personas, creo que ese es el motivo por el que estas sirvientas no se acercan al área donde

me he sentado. No obstante, una aventurera como yo, debe de mantener la mente abierta.

―Señorita Amalia, espere unos minutos, por favor. Nuestro señor no debe de tardar en

regresar para compartir la mesa con usted.

―¿Pensé que compartiríamos comida en una mesa privada?

―En este lugar no hay tal cosa, todos comemos aquí. Ocasionalmente le llevamos comida a su

habitación, pero eso es una cuestión diferente.

Mientras espero, sigo observando el lugar, más bien a la gente que lo habita. Algunos, cuando

pasan a mi lado, me saludan con respeto. Otros se han ofrecido a compartir mesa conmigo para

hacerme compañía, pero la sirvienta los ha detenido, indicando que en pocos minutos Tegnadiel

volverá.

Luego de unos minutos más de espera, mi nuevo señor entra por la puerta de la sala. Al

momento que lo hace, veo como todos dejan de comer y le hacen una reverencia. Digan lo que

digan, Tegnadiel es su señor, es su rey, y casi podría afirmar que es su Dios.

Tegnadiel se encuentra acompañado de dos hermosas jóvenes, ninguna formaba parte de su

grupo con el que lo conocí. Ambas son hermosas, pero no es lo único que destaca. Una de ellas tiene

un cuerpo frágil, pero considerando lo que he visto hasta el momento, no la puedo subestimar. El

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

caso de la otra es diferente, a simple vista podría parecer una noble que se las da de militar, pero la

realidad es diferente, su cuerpo está entrenado, curtido por cientos o miles de batallas; su aura es

mucho más intimidante, a pesar de carecer de pasión, aterra en múltiples maneras. Me hubiera

gustado tener mi duelo con ella, aunque mi derrota hubiese sido peor, lo puedo confirmar.

―Lamento por no poderte acompañar antes ―se disculpa haciendo una breve reverencia, para

luego tomar asiento―. Eli, ya puedes traer la comida, por favor.

―En seguida, nuestro señor.

―Tú no eres solamente el líder de este grupo, ¿verdad? ¿Quién eres?

―¿No me presenté? ―pregunta fingiendo desconocimiento―. Soy Tegnadiel Ondaia y estás

en Babel, la fortaleza que toca los cielos. Los que viven aquí son mis preciados compañeros de armas,

mi familia, lamentablemente, parece que ellos me ven como algo mucho más ―lo último lo dice

renunciando completamente al tono imponente, para mostrar una sonrisa nerviosa.

―Eso es obvio, mi maestro ―interviene la chica de pelo plateado―. La mayoría de nosotros

no existiríamos sin ti, aún aquellos que sí lo harían, no hubieran renacido como lo hicieron cuando

te conocieron y se unieron a las filas de Babel.

―Bien, no le demos demasiada vuelta ―apunta, deteniendo cualquier otra palabra más que

su subordinada pueda decir―. Estas de aquí son dos de mis más confiables compañeras. Ella es

Sophia Käsper, la líder en reserva ―dice mientras levanta su mano hacia la izquierda donde se

encuentra la chica de pelo blanco―. La otra es Yumenome, le puedes decir sólo Yume, estratega

principal de Babel y una de las consejeras.

―Ella es Amalia… ―luego de eso deja una pausa mientras me voltea a ver―. Nunca me dijiste

tu apellido.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Eso es cierto, aunque tampoco es información que compartas tan fácilmente a cualquier

aventurero. Ahora es un aliado, más bien, es aquel que he considerado como mi superior, mi señor.

Es algo que tuve que haber dicho desde que desee entregar mi espada.

―Amalia Bravhet, mucho gusto, lamento no haberlo dicho antes.

―Es un gusto tenerte con nosotras ―dice la chica delicada.

―Espero seas de utilidad para nuestro señor ―añade la otra.

―Lo seré.

En ese momento, el cuerpo de sirvientas nos trae la comida. Sin embargo, ahora a la cabeza

está otra sirvienta, aquella que nos recibió. Sin quererlo afirmar, al igual que otros de aquí,

desprende un aura inhumana. Su uniforme se ve muy elegante, aún más que los que se suelen

ocupar en las residencias de nobles. No es el uniforme, ya que diferentes sirvientas llevan diferente

tipo de vestimenta, quizá sea porque es la cabeza de sirvientas.

―Nuestra entrada es un caldo con las verduras cultivadas por Titania ―explica la sirvienta―.

Espero lo disfruten. Quizá tuve que preguntar antes, mi señor, pero ¿tiene alguna petición en

especial?

―Muchas gracias ―agradezco.

―¿Ya han probado la carne de los monstruos capturados?

―No, la guardamos en el almacén, decidimos esperar órdenes. Aunque ya se verificó y se

apartó aquella con componentes tóxicos.

―Que Eli prepare una selección de cortes asados para mí, ella sabrá la mejor manera de

sacarles provecho ―le explica―. Para nuestra invitada lo mismo vendría bien, pero con cortes de

carne de nuestra selección especial. ¿Y ustedes Yume, Sophia?

―Lo mismo que usted ―responde ambas al unísono.

―En seguida, mi señor.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Veo irse a la sirvienta y me quedo meditando un poco. Para empezar, la comida que se ofrece

no es nada elegante, contrario a lo que podría pensar. No es la comida de una casa noble, pero

parece que es lo normal, lo aceptado aquí. Por otro lado, sí, la carne de monstruo es comestible,

pero no pensé que alguien como él se alimentara de eso.

―¿Estás seguro? ―le pregunto.

―Disculpa si la comida no es de la etiqueta esperada, pero te aseguro que es deliciosa, en este

lugar somos de gustos sencillos ―me explica―. Aunque si preguntas por lo de la carne, estamos

buscando posibles alimentos en la región, así que alguien tiene que probarlo. Si algo no sabe bien,

al menos se difuminará con el talento de Eli.

―Yo pensé que Elizabeth se dedicada a labores del hogar.

―Ella es la cocinera estrella de Babel, aunque también es relativamente eficaz en labores del

hogar.

Pruebo la entrada, es un simple caldo, aunque tiene un sabor más profundo. Es sencillo, pero

delicioso. Las verduras están en su punto y dan una sensación amable al tacto. Los ingredientes son

por sí mismos sobresalientes, pero la preparación destaca al máximo sus sabores.

―¿Qué opinas hasta el momento de lo que has visto?

―Es un lugar especial, has reunido una cantidad grande de gente talentosa.

―Yo no lo he hecho, yo sólo les di un hogar en el que estar.

―No seas tan modesto, mi maestro, tú eres mucho más que eso ―interviene Sophia.

―No lo quiero ser, tienen demasiadas expectativas en mí.

Nuevamente deja ver esa sonrisa nerviosa que casi pensaría es actuada.

―Me gustó algo ―interviene de momento―, en lugar de hablar primero sobre el recinto o

sobre los lujos que has visto, lo primero que mencionas es la gente que lo habita. A una organización

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

no la hace las riquezas que tiene, sino la gente que la compone. Eso quiere decir que ves más allá

de lo evidente, que valoras a los individuos. Tu intuición de aventurera es buena.

De cierta manera me siento feliz de que haya reconocido eso. Alguien en mi posición no puede

preocuparse con cosas triviales, tiene que ver la calidad de las personas que encuentra, tiene que

prever como estas actuarán.

―Así que dime, ¿qué opinas de aquellos que podrías considerar monstruos?

―¿A qué te refieres?

―Supongo que ya has visto algunos, pero por si no… ―hace una pausa y voltea a ver a Yume―.

Muestra tu brazo, por favor.

―En seguida.

La chica delicada sigue la orden y levanta la manga de esa prenda desconocida para mí. Su brazo

luce normal. Espera… pequeñas fisuras se abren en su piel y en ellas comienzan a aparecer ojos que

me observan. ¡Tiene ojos a lo largo del brazo! No puedo evitar hacer un ruido de sorpresa. Me tengo

que mantener calmada. Si pude hacerlo mientras descubría la verdad de Sisidox, lo puedo hacer

ahora también. Las palabras que se volvieron uno de los ejes más importantes en mi vida vuelven a

mi memoria.

―Me causó sorpresa, lo siento ―me justificó―. Sin embargo, así como con Sisidox, hay unas

palabras muy importantes para mí: «La calidad de una persona no la determina su origen, sino sus

acciones».

Escucho que suelta una risotada, pero se calma casi de inmediato.

―Me agradas ―expresa―. Aunque no creo que estés muy alegre de aplicar eso para otros

habitantes de este lugar. No a todos los verías con buenos ojos, de eso estoy seguro.

No sé a lo que se refiere, pero veo que voltea a ver a Yume y ambos sonríen. Yume parece una

buena persona, ¿habrá alguien que no lo sea aquí?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―En fin, hay que decir que yo no me avergüenzo de mi gente, la muestro con orgullo y defiendo

su origen, pero aun así se debe de ser precavido para evitarme problemas, pero, más importante,

para evitárselos a ellos. Si te estoy mostrando esto, si te estoy dejando llegar hasta aquí es para

demostrar la confianza que quiero tenerte, sabiendo que sabrás corresponderla.

Me atrapó. Varias cosas de las que he visto aquí se deberían de reportar de inmediato a la

guardia real. Si los Ocho Santos de la Teocracia de Avand supieran de esto, despacharían un gran

ejército para subyugarlos. Los humanos han temido por siglos el regreso de los demonios a nuestras

tierras y ahora varios de ellos aparecen aquí.

Sin embargo…

Puedo percibir un rico aroma de carne, volteo a ver su origen y me encuentro con la comida

que las sirvientas habían prometido, son rápidas. Frente a mi ponen un solo plato de diversos trozos

de carne de formas y grosores diferentes. En cambio, frente al grupo ponen una gran charola con

suficiente comida para al menos tres o cuatro personas, parece que ellos tomarán del mismo lugar

y se servirán en los platos individuales que les colocan enfrente. Como dije, esto parece más bien

una comida de taberna. Se siente extraño.

―Disfruta ―llama mi atención―. Tu plato tiene de la mejor carne que Babel puede ofrecer en

este momento ―explica con orgullo.

Veo que una de las sirvientas no se retira, es Eli, la cual permanece al lado del grupo con una

libreta en su mano. Es como si ya supiera cómo su señor actuará, tiene que haberlo estado sirviendo

por mucho tiempo.

Pruebo el primer pedazo de carne, la diferencia en apariencia es menor, pero se percibe de

inmediato que sus sabores son diferentes. Es delicioso, tiene un ligero sabor salado, pero su

condimento tiene algo que destaca, un sabor similar al que probé una vez en las lejanas tierras del

occidente.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Ellos también comenzaron a comer, puedo notar que lo disfrutan. Algunos cortes son lo que

esperan y con exclamaciones como «Este es bueno» o «Si se prepara diferente puede servir» les

dan su visto bueno, pero otros de inmediato reciben el rechazo. Toda la información que ellos dan

es apuntada metódicamente por la sirvienta. Seguramente tratará de realizar algunos platillos más

complicados con ellos, aunque puede que directamente descarte algunos ingredientes.

Yo sigo también probando mi comida, cada corte presenta sabores muy distintos. Conforme

baja el contenido de mi plato, me siento más satisfecha.

―¿Ha terminado, señorita Amalia? ¿Desea que le traiga más? ―pregunta la sirvienta.

―No, estoy satisfecha ―le respondo, para luego voltear a ver al trío que está frente a mí―.

Me gustaría probar un poco de lo que están comiendo, me siento extraña siendo la única que come

algo distinto.

―Con confianza, con confianza ―expresa Tegnadiel emocionado mientras señala el plato. La

expresión que me muestra es por demás interesante, fuera de cualquier elegancia, más bien como

si fuera una charla entre amigos hecha en un bar luego de un largo día de trabajo.

Sí que son un caso curioso. Hasta la forma de comer demuestra sus actitudes: Tegnadiel se sirve

y come rápido, muchas veces sin cortar la carne; Sophia la corta con delicadeza, pero la ingiere a un

ritmo considerable, aunque no cambie su expresión; finalmente, Yume, corta sus alimentos en

pedazos muy pequeños y para introducírselos en la boca, se la cubre con la manga de su otro brazo

para evitar que se pueda ver cuando abre la boca. Todo el lugar es así, es un lugar lujoso que puede

parecer casi de la realeza, pero el ambiente desprendido por los que viven aquí y por sus

comportamientos se percibe demasiado familiar.

No puedo contener más la risa llena de gozo por estar viviendo este momento.

Una vez que la comida se acaba y los platos son retirados por las sirvientas es hora de regresar

a lo más importante.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Tu respuesta ha cambiado luego de todo lo visto? ¿Nos apoyarás? ―me pregunta―. No

quiero presionarte, pero si te niegas no puedo dejarte ir tan fácil.

―¿Es una amenaza?

―No, de hecho, te irás ilesa, sólo te haremos olvidar lo que viviste la mayor parte del día, el

asunto de Sisidox también.

―¿Es eso posible?

No recibo respuesta y sólo lo veo sonreír.

―Estoy segura de que no eres una mala persona y por esa razón decidí servirte, mi señor.

―¡Que no soy tu señor! ¡Somos aliados! ¡A-lia-dos!

Repite lo mismo que dijo luego entregarme como su espada, pero lo ignoro. Me levanto de la

mesa y extiendo mi mano, él la estrecha y con eso podemos decir que hemos hecho un trato. Faltará

convencerlo después de que acepte mi pacto para que sea mi señor.

―Por cierto, mañana espero tu apoyo para revisar una situación.

―Muchas gracias por la confianza que me darás.

―Por cierto… ¡Unna!

Luego de la exclamación puedo ver que de una mesa al otro lado de la habitación una enana se

levanta y viene corriendo con toda la prisa posible, casi parece como si se fuera a tropezarse en un

descuido. Es una enana hermosa, de hecho, tiene la apariencia cercana a un elfo, pero conservando

la estatura de un enano. Podría decir que más bien parece una adolescente, aunque seguramente

sea mayor que yo.

―¿Qué necesitas, cariño?

―Te haré trabajar toda la noche hoy.

―¡Oh, qué atrevimiento!

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

¿Están coqueteando? ¡Lo están! ¡Tienen ese tipo de relación! Volteo a ver a Sophia que, a pesar

de tratar de mostrarse igual de calmada, se ve evidentemente molesta.

―Necesito que revises el equipo de nuestra invitada, sólo lo que ella desee, por supuesto.

Deseo que sea adecuado para un nivel 60, si lo vez poco posible, crea nuevo equipo de una

apariencia y función similar.

Veo que la enana se decepciona y agacha la mirada mientras suelta un suspiro. Pobre. Aunque,

lo más importante, ¿está buscando cambiar mi equipo sin consultarlo?

―Claro, es sólo si ella acepta, ¿qué dices, Amalia? Te prometo que no hay razón de temer,

Unna es la mejor herrera de este lugar y posiblemente la mejor que podrás conocer en tu vida.

No hay mucho que pensar al respecto. Las armas de un guerrero son lo más importante que

este puede tener, muchas veces se les cuida como si fueran parte de la familia. ¿Le dejarías tus hijos

a un desconocido? Normalmente la respuesta sería un rotundo no, pero en este caso es diferente.

―Quedo a tu cuidado.

―¿Dónde está tu equipo? ―me pregunta Unna.

―En la habitación que me asignaron.

―Bien, iré en un par de horas por él.

Este lugar no deja de sorprenderme.

Por fin puedo tener un poco de paz. Relajarme en la bañera es de lo mejor que uno puede tener

luego de un día pesado. Estoy tan calmado que estoy a punto de quedarme dormido. Creo que lo

mejor es que salga y vaya directo a la cama.

Un sonido interrumpe mis pensamientos, la puerta de mi baño se abre e ingresa una mujer

desnuda. Su larga cabellera morada cubre sus moderados pechos. Dagrún la alto dracónida que

forma parte de mi círculo interno.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Qué haces aquí? ―pregunto aun sabiendo la respuesta.

―Vengo por mi compensación por no llevarme contigo.

Sin darme tiempo de responder, veo que se mete conmigo a la bañera. Creo que tiene razón,

no objetaré. Una alarma despierta en mi cabeza cuando me percato de que sus extremidades no

son las de un humano, ya que está en su forma híbrida, aunque ocultando sus alas.

―¡Las garras no! ¡Las garras no!

Sólo puedo ver una mirada tétrica en su rostro.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Capítulo 3. Conflicto de nobles

El camino del bosque se siente tranquilo, no parece que existan peligros cercanos, por lo que no me

preocupo mucho. En mi compañía va el caballero Ener como vanguardia, Adendi como exploradora,

Yuuki como soporte y, ahora sí, traje a Dagrún conmigo, aunque no le haya gustado tomar su forma

de dragón para sacarnos del valle. Por supuesto, también llevo a Amalia, ella es la que puede ayudar

debido a su conocimiento sobre la situación en este país. Creo que mientras Dagrún no haga nada

imprudente, estaremos bien.

También me interesa comprobar si la presencia de Adendi Nedru puede causar problemas. Ella

es una elfo oscura sigue el arquetipo de un ninja de ficción. Es una joven que aparenta cerca de 22

años, aunque ya tiene 99, con el típico color de piel de su raza. En lo poco que estuve en Aswold

sólo vi un par de elfos, pero ninguno de su tipo. Quiero comprobar si su presencia no causa alerta

en una aldea humana como aquella al a que iremos.

Afortunadamente, no creo que Yuuki Chiyo cause algún problema. Es una joven humana de 18

años que es miembro del Pentágono y la número cinco en formar parte de Babel. Quizá podría

llamar atención por su vestimenta de miko que puede ser desconocida para los miembros del pueblo,

pero no creo que cause mucho revuelo.

Hay alguien más que nos acompaña. Un miembro de la primera cuadrilla de incursión. No es

de mis seguidores más cercanos, de hecho, yo no lo creé, fue un NPC que rescaté en una misión.

Para ese momento ya tenía la Profesión Avanzada [Forajido (Nivel 1)], le di un giro de tuerca y lo

asigné a la cuadrilla un poco después, cuando esta fue creada. La duda que me corroe ahora, y la

razón por la que lo traje, es su trasfondo.

Sinclair en un pasado había sido el hijo de un comerciante pequeño, pero muy hábil, hasta que

murió a manos de bandidos. Luego de eso, se vio obligado a trabajar por su cuenta, ya que se le
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quitaron los derechos que tenía sobre la compañía comercial, por lo que se hizo mercenario. Lo

curioso es que sus habilidades no reflejan prácticamente nada de su trasfondo de comerciante, sino

más bien su historia como mercenario, así que deseo ver si, a pesar de eso, puede ser bueno en esos

aspectos.

―Joven maestro, lo veo un poco cansado ―Ener llama mi atención.

Suspiro.

―Digamos que Dagrún me mostró lo molesta que estaba de que hubiese llevado a Gezt

conmigo en su lugar.

Ener no puede evitar soltar una risotada. Mi comentario fue con la intención de criticar a

Dagrún, pero, al contrario, ella se muestra muy orgullosa de lo que hizo. Bueno, al menos llevó unos

elixires con ella, eso se agradece. Cuando Ener se percata de la actitud, su carcajada no hace más

que amplificarse.

En ese momento siento que Yuuki se agarra de mi brazo, jalándome para decirme algo en voz

baja.

―Yo puedo tomar su lugar en la noche, yo no te trataré de manera agresiva.

Su voz es baja, pero no lo suficiente, todos la escuchan. La risa de Ener sigue sin poderse

detener. Volteo para ver a Amalia, su rostro parece calmado, pero no quiero saber qué estará

pensando de mí.

―Bueno, yo creo que, para alguien en tu posición, no es tan raro tener más de una mujer ―dice

Amalia tratando de excusar mis acciones mientras suelta una sonrisa nerviosa―. Lo respeto, lo

respeto.

¡Ese tono sólo hiere más!

―Ciertamente varias de nuestras compañeras adoran a mi maestro, así que su obligación es

dejar muchos herederos ―interviene la silenciosa Adendi que no parece ir con nosotros ya que está

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

viajando por las ramas de los árboles―. Claro está, a pesar de que no sea de mi tipo, yo también

estoy dispuesta a traer su heredero al mundo si me lo solicita.

¡No parece que lo estés diciendo con mucho sacrificio!

―Bien, suficiente parloteo ―interviene Ener luego de calmar su risa―. Estamos llegando al

pueblo, espero que todos estén al tanto del reporte.

Ener es de las figuras más importantes dentro de Babel, sólo se encuentra por debajo de Sophia,

el consejo, Omega y yo, además es el número ocho de Babel, es lógico esperar que el resto lo

respeten y obedezcan.

―Dependiendo de lo que se logre hablar con el soldado estacionario se determinará el plan de

acción ―intervengo―. Amalia, cuento contigo para que orientes nuestras acciones con tus

conocimientos sobre la situación interna de este país.

―Entendido, Tegnadiel, lo haré de la mejor manera que pueda.

Puedo ver a la aldea, o más bien, pueblo de Lewick a lo lejos. Es más grande de lo que

inicialmente pensé. Según lo reportado por Ener, debe de tener cerca de dos mil habitantes, sin

embargo, no es un pueblo popular para vivir dada su ubicación geográfica. Los contactos

comerciales son escasos, pero de gran peso para la economía local. Aun así, el pueblo no parece

tener gran presencia de seguridad y la muralla está hecha de madera escasamente resistente. Al

llegar a la puerta podemos ver un par de soltados que están equipados de manera pobre. Supongo

que son los guardias asignados por el propio pueblo, posiblemente habitantes jóvenes sin

entrenamiento militar.

―Sir Ener, veo que ha vuelto ―uno de los soldados lo saluda de manera amable.

―Sus acompañantes este día son distintos.

―Muchas gracias por su recibimiento, ¿no saben si el alcalde se encuentra ya disponible?

―De hecho, nos ordenó que en cuanto usted regresara, lo escoltáramos al palacio de gobierno.

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Conducidos por el grupo de soldados, andamos por la calle principal del pueblo. Evidentemente

tiene una vida más adecuada a una aldea, la actividad comercial es muy escasa y sólo se limita a

intercambios menores. Por lo tanto, esa cantidad de población sólo puede encontrarse justificada

por una razón: su actividad productiva.

El palacio de gobierno es el edificio más grande de la aldea, pero no es nada lujoso ni

sorprendente. Es una casa cualquiera, pero con una planta más que el resto. Sino fuera por su

ubicación a la cabeza de la plaza principal y por los guardias vigilando el exterior, no podrías adivinar

su uso.

Estando en la plaza principal puedo notar algo más, una serie de soldados mejor equipados se

encuentran andando por la zona. Sus armaduras llevan el escudo de una familia noble.

Somos conducidos hasta la oficina del gobernador, donde un adulto mayor muestra evidente

alegría al vernos llegar.

―¡Sir Ener, me alegra volverlo a ver!

―Espero esté teniendo un excelente día, alcalde ―lo saluda haciendo una reverencia―. No

obstante, el día de hoy no debe de dirigirse a mí. Le presento a mi señor y propietario de mi espada,

Tegnadiel Ondaia.

Ener me presenta de manera muy efusiva, pero contrario a eso, la respuesta del alcalde es más

bien apagada. Es algo de esperarse, Ener es un personaje diseñado para despertar el mayor sentido

de nobleza y más cuando lleva su armadura completa. Un caballero en su blanca armadura. Mi

personaje, en cambio, no despierta ese sentido de admiración. Es alguien más bien simple. Mi

actitud tampoco ayuda.

―Agradezco su recibimiento, mi nombre es Tegnadiel Ondaia, como ya dijo mi subordinado.

Espero esta reunión resulte productiva para ambas partes.

El hombre suspira. Creo que se ha resignado.

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―Tome asiento, por favor.

Delante del escritorio, se encuentra un sofá en el que me siento. Le indico a Amalia que se

siente de mi lado izquierdo, mientras Ener permanece parado de mi lado derecho. El resto, se

quedan en la parte trasera de la habitación.

―¿Empezamos? ―pregunto.

―Espere un momento, por favor, falta alguien más.

A los pocos segundos veo que la puerta se abre, por ella ingresa otro soldado equipado como

los últimos que vi, aunque con un ligero emblema colgado en su hombro derecho que demuestra

su superioridad de rango. Es un joven inmenso de cerca de veinticinco años, a simple vista parece

que es alguien con más agallas que cerebro, pero, según el reporte de Ener, no debo de fiarme de

su apariencia. Aquel hombre es el capitán de la cuadrilla enviada por el barón al que pertenece este

territorio y uno de sus hombres de más confianza.

―Gracias por venir, capitán Robert.

El soldado no dice nada y en su lugar se acerca hasta donde estamos, observa a Ener y luego

me observa a mí.

―Veo que usted es el señor de sir Ener. Lo respeto ya que él lo respeta, pero si solo resulta ser

un noble más que se rasca la barriga mientras el resto hacen su trabajo, no espere que le preste

atención.

Oh, puedo sentir la energía acumulándose a mis espaldas, Dagrún está a punto de atacar,

liberando un aura asesina. ¡Yuuki contrólala, por favor!

―Mi nombre es Robert Jamith.

―Mi nombre es Tegnadiel Ondaia, espero que nuestra relación resulte productiva.

En ese momento veo al soldado dirigir la mirada no sólo a mí, sino al resto de grupo, cuando su

mirada se detiene sobre Amalia, no puede evitar soltar una exclamación.

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―¡¿También vas a contratar los servicios de los aventureros, alcalde?! ―pregunta alarmado.

―No, ¿por qué lo preguntas?

―Esta mujer, es la líder de la oficina gremial en Aswold.

―Se supone que el gremio no tiene derecho a intervenir en conflictos políticos.

―Es lo que yo digo.

Ese intercambio de ideas es innecesario, si tanta desconfianza genera su presencia, mejor

decirlo de frente a nosotros en lugar de decirlo de esa manera entre ellos.

―Ella es mi aliada, en este momento no está aquí como una aventurera.

―¡Sí, estoy aquí como su prometida!

¡Al final tuvo que ser otra idiota!

No, espera, si lo piensas detenidamente tiene sentido… muy poco, pero lo tiene. Si es mi aliada

sería lo mismo que decir que mis acciones están vinculadas al gremio de aventureros. Si la presento

como mi subordinada, sólo la haré perder prestigio. Bueno, podría haber mejores alternativas, pero

tampoco me puedo quejar del todo de esa afirmación.

Aunque he de decir que Dagrún no se lo está tomando muy bien, afortunadamente tengo a

Yuuki para controlarla. A cada momento siento hechizos de restricción más fuertes. ¡Bien hecho!

―Como sea, la idea es que ella no está representando al gremio de aventureros y cualquier

acción que hagamos no es por decisión del mismo. Además, en cualquier acción pública que yo tome,

ella no participará.

―Me parece prudente ―concluye el alcalde.

―Pequeño Ro, me la estabas poniendo difícil ―interviene Amalia―. Tantos años desde que

dejaste mis faldas para venir a causarme problemas ahora ―concluye de manera amenazante.

―Lo siento.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Esa disculpa es sincera, demasiado, diría yo, imbuida de un temor que sólo se tiene a alguien

que respetas desde lo más profundo de tu corazón. Por lo que dice, Robert fue entrenado por ella,

posiblemente en el gremio de aventureros, aunque no puedo estar completamente seguro, pero

tampoco es que importe mucho para lo que se discutirá hoy.

―¿Podemos pasar a los temas importantes? ―intervengo tratando de poner a buen rumbo la

discusión.

―Aunque creo que Ener ya te ha notificado los puntos generales, haré de nuevo un resumen

para que todo quede en claro ―comienza a explicar el soldado―. Actualmente, Lewick se encuentra

en medio de un conflicto territorial. Históricamente este territorio está asignado a la casa de del

barón Augusto von Domad, pero en varias ocasiones la casa Hiwood ha tratado de apropiarse de él.

Para esto ha tratado de valerse de la superioridad en la jerarquía nobiliaria, a comparación de mi

señor, Syrga von Hiwood es un duque.

»El anterior rey había reestablecido los límites, considerando a Lewick como parte del territorio

de mi señor, sin embargo, desde su muerte, y con la ausencia de un rey, el duque se ha comenzado

a mover. Consideramos que el incremento de bandidos en la zona tiene que ver con él. De hecho,

estamos casi seguros, pero no hay pruebas. Los rumores dicen que está alardeando sobre que mi

señor no puede hacerse cargo de la seguridad de su territorio y que sería prudente que se lo

transfirieran.

»Mi señor no es un gran noble, su ejército es pequeño, así que sólo pudo despachar un pequeño

grupo de soldados como es el mío, aunque a cada momento nos estamos viendo más cerca de ser

superados por ellos. Ener nos salvó de una situación comprometedora el otro día, por eso le

solicitamos su ayuda para fortalecer la seguridad de esta aldea, ahora yo te extiendo la solicitud. Su

ayuda será remunerada, por supuesto.

―Me niego.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

La respuesta es evidente. Bueno, no tanto, no es un simple, no quiero hacerlo, pero no es

prudente aceptar un acuerdo sólo por aceptar. Necesito recopilar más información.

―¿Por qué? ―pregunta el alcalde.

―Yo desconozco el contexto, necesito saber que no me estoy poniendo del lado equivocado

de la historia. Aunque odie los métodos que está tomando el duque, puede que tenga justificación.

Amalia, ¿qué sabes sobre ellos?

―Es complicado, no vivo en los territorios del barón Augusto Domad, pero por mis viajes y por

los rumores puedo decir que es muy querido por su gente. Siempre ha tratado de poner los

impuestos justos y ayudar en tiempo de necesidad a sus subordinados que tienen problemas.

»El duque Syrga Hiwood es más bien distante, poco se deja ver en público a menos que sea

para una de las grandes fiestas que suele organizar para la nobleza local. En los últimos años ha ido

incrementando los impuestos paulatinamente a niveles que no muchos están dispuestos a tolerar.

También le ha puesto numerosas trabas al gremio, por lo que más de una vez he levantado mis

quejas, sin ser escuchadas.

Los reportes de Ener eran específicos sobre la verdadera causa de disputa territorial: la lirileed

roja, una hierba que forma parte de los ingredientes principales para pociones de nivel intermedio.

Se produce en muy pocos lados y con cuidados muy específicos, por lo que su valor es muy alto.

Aunque también es alto el riesgo, los lugares donde se puede producir suelen estar rodeados de

monstruos, por lo que muchos prefieren evitar el negocio. Por cierto, la compañía comercial Courte

parece ser uno de los principales compradores. El día que los conocimos se encontraban regresando

de este pueblo luego de dejar productos y adquirir gran parte de las unidades restantes de lirileed

roja. Si este pueblo está a manos de la casa Hiwood quizá ellos se vean muy favorecidos.

―¿Qué tan beneficiado se ve este pueblo de la producción de lirileed roja en este momento?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

La pregunta le llega de golpe al alcalde. Ciertamente, si esto fuera un juego, todo sería mucho

más sencillo, pero no lo es, los conflictos se extienden en infinitas ramas. La rama económica sigue

siendo una de las más importantes. Mi mirada seria lo obliga a tener que responder.

―Sería mejor explicar el estado de la industria en este pueblo. Actualmente un 80% de la

agricultura se dedica a la lirileed roja, mientras el 20% extra se dedica a alimentos para consumo

interno. Como comprenderás, tenemos un déficit de alimentos, ya que, aunque la cacería es otra

fuente de estos, sigue sin cubrir las necesidades internas. El acuerdo con el barón Augusto Domad

es que tiene derecho a adquirir hasta un 70% del cultivo anual de esta planta. El 50% de este será

intercambiado por alimentos para cubrir la demanda del pueblo, mientras que el otro 50% será

adquirido a 80% de su valor de mercado. Esto último también nos exenta de pagar impuestos. Por

supuesto que sabemos que el barón sale ganando, al momento de producir las pociones el valor de

mercado se eleva a niveles increíbles, pero nos provee de alimento suficiente y nos deja acumular

riqueza para comprar otros bienes, algunos de los habitantes hasta han logrado enviar a sus hijos a

estudiar a Madene, la ciudad capital.

―Creo que me doy una idea, pero… Sinclair, ¿qué opinas al respecto?

Mi joven subordinado se sorprende de que haya solicitado su opinión, pero se acerca casi

tropezándose desde el fondo de la habitación.

―Lo siento, mi señor, si no soy del todo útil, sólo tengo las enseñanzas que mi padre me dejó

antes de partir.

―No temas, sólo di lo que piensas.

―Considerando los datos que la señorita Yume me proporcionó anoche he llegado a una serie

de observaciones.

Sí, es cierto, Sinclair fue el primero que se me ocurrió para el equipo. Necesitaba probar sus

habilidades, por lo tanto, le dije a Yume que le proporcionara todos los datos que se habían

94
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

adquirido hasta el momento referentes a economía y comercio, como los que yo mismo recopilé en

Aswold. Supongo que no durmió toda la noche por estarlos revisándolos. Este diligente muchacho

merece un premio.

De su pequeña bolsa saca una libreta y una pluma que, por cierto, no necesita tinta. Sólo es la

pluma de un animal que escribe directamente en el papel, espero no se den cuenta de ello.

―El valor de mercado de la poción producida con esta planta varía entre nueve monedas de

plata y doce monedas de plata, dependiendo de la calidad. Para confirmar, ¿cuál es el valor de

mercado por unidad de la lirileed roja?

El alcalde se muestra resistente a responder, pero Amalia interviene en su lugar:

―Una moneda de plata.

―Oh, pero eso en el mercado, para el comerciante, por ser un bien escaso, podría tener el 80%

de ese valor.

Supongo que más o menos ese es el costo por el que Erelm lo adquiere.

―Entonces, entonces… ―se queda pensando por unos segundos―. Según la información que

le solicité a la señora Apep antes de partir, se necesitan dos unidades por unidad producida. Los

otros ingredientes no son especialmente caros, considerando la tarifa del alquimista y de los

comerciantes, podría decir que el costo de producción está cerca de las cuatro monedas de plata

por unidad. Desconozco cual es el precio de venta a los comerciantes, pero considerando el precio

final, podría decir que su precio de venta a los comerciantes ronda las siete u ocho monedas de

plata por unidad.

»Según la información solicitada por la señora Titania, una hectárea de este cultivo con técnicas

tradicionales debería de producir alrededor de 16,000 unidades, aunque me advirtió que lo más

seguro es que no estuvieran restableciendo los nutrientes de la tierra, por lo que podría variar

mucho. Estima que son 12,000 unidades.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Ante la explicación, a pesar de no entenderla del todo, el alcalde se muestra más confiado. Al

parecer se dio cuenta de que todos podemos salir ganando de esto.

―Ciertamente, estamos cultivando entre 9,000 unidades a 11,000 unidades por cosecha,

desconozco si es una hectárea. Sobre la técnica de cultivo de la que hablan…

Eso quiere decir que tienen muy pocas hectáreas de cultivo, es de imaginarse por el tipo de

terreno, pero eso sí produce un déficit. Un mal acuerdo de venta puede llevar a la hambruna a todo

el pueblo.

―Espera ―le interrumpo―, eso vendrá después, si podemos concretar algo. Continúa, Sinclair.

―Bien, bien, bien… ―se queda pensando por otros segundos―. Supongamos que cultivan

alrededor de 11,000 unidades. Si lo vendieran completamente, estarían obteniendo 8,800 monedas

de plata. Ahora, considerando el acuerdo que siguen con el barón. Ustedes le entregan 70%, por lo

que sólo 30% lo pueden vender. Estarían sacando de esto, 2,640 monedas de plata. De lo restante,

la mitad lo adquirirán al 80% del valor de mercado, pero del de venta a otros comerciantes, esto

quiere decir que de eso obtiene… ―mientras piensa hace más anotaciones―, 2,464 monedas de

plata. Por lo tanto, de la pura venta obtienen 5,104 monedas de plata. Se podría decir que están

pagando 3,696 monedas de plata por alimento suficiente para el pueblo y para seguridad.

En realidad, este chico merece una buena recompensa…

―Ahora, veamos, veamos… ¿qué tanto saca el barón de esto? Si todo sale bien, él esta

produciendo 3,850 pociones por cosecha. Si consideramos sólo el costo de producción dicho

anteriormente, le está costando producirlas alrededor de 15,400 monedas de plata. Pero al mismo

tiempo está absorbiendo los gastos de esta aldea, por lo que yo me atrevería a suponer que eso se

incrementa en un 15% más, dando 17,710. Sin embargo, de la venta él estaría obteniendo 38,500

monedas de plata.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Nunca has pensado ir a la universidad, muchacho? ―pregunta el alcalde―. Con ese talento

ingresarías, aunque no vengas de una familia noble.

―No, para nada, yo estoy feliz sirviendo a mi señor, Tegnadiel, él me salvó la vida.

No es mala idea, teniendo de contactos a Erelm y explotando a ese anciano al que Nae le dio

su lección el otro día, podría conseguir una recomendación para ingresar. Ahí podríamos aprender

el nivel educativo de este mundo y, además, al ser una universidad auspiciada por la iglesia

podríamos entender un poco de la religión de este mundo y de la extensión de su poder.

―De hecho, consideraré lo que propuso el alcalde ―le indico.

―Muchas gracias, mi señor.

―Yo ya me puedo hacer una idea de lo que dices, pero ¿consideras que el acuerdo actual que

ellos tienen es justo? ―pregunto para retomar la conversación.

―Mi padre decía, que la única justicia en el negocio es cuando ambas partes aceptan las

transacciones de buena fe y estas son respetadas. Aun así, el barón está ofreciendo bienes

intangibles que son difíciles de valuar: seguridad y estabilidad.

―Justo estaba pensando algo similar ―respondo―. Sinceramente su señor es muy justo.

Aunque él se ve beneficiado de tal acuerdo, se preocupa de que ustedes estén viviendo bien. Ya veo

el porqué están tan pendientes de este asunto.

―Mi señor es alguien honorable ―expresa Robert con toda confianza―. Entonces, ¿aceptas?

Podemos llegar al pago adecuado.

―Acepto, pero no solucionará nada. Si no tiene ninguna fuerza que lo detenga, el duque

seguirá presionando y entraremos en una guerra de desgaste. Debemos de buscar hacer algo más

allá. Pensaré en algo y comenzaré a ejecutar un plan, pero me gustaría conocer al barón en persona,

¿es eso posible, Robert?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Dada la situación en este momento no creo poder dejar el pueblo, pero en caso de no ser

posible puedo enviarte en compañía de uno de mis soldados con una carta explicándole todo.

―Excelente, aunque el viaje no será de inmediato, confirmaré posteriormente el día esperado.

―¿Mientras tanto tenemos tu ayuda para aumentar la seguridad? ―pregunta el alcalde.

―Tengo una pregunta importante que hacer, ¿se sentirían incómodos con la presencia de no

humanos en este pueblo? No parece que muestren ningún desagrado por mi compañera de detrás,

pero ¿sería lo mismo con todos los habitantes y con otras razas?

―Es complicado decirlo, si están al servicio de usted, podríamos confiar en ellos, pero no puedo

asegurar que toda la gente los trate de la mejor manera, muchos nunca han visto nadie que no sea

humano en su vida.

―Entiendo, pero hagamos le intento ―le respondo―. Ener, organiza un pelotón de diez

individuos contigo a la cabeza. Toma a la gente de la primera cuadrilla a excepción de Sinclair y el

resto de las tropas de reserva. No creo que sea necesario destacar quiénes no pueden venir,

¿verdad?

―Por supuesto que no, joven maestro, organizaré el pelotón que cumpla con los

requerimientos.

―Cuando estén aquí, entrenen a la guardia local para que mejore en sus funciones.

―Entendido.

―¿Y su pago? ―pregunta el alcalde.

―De momento, sólo provéales techo y alimento. El segundo pago es el hecho de ser un puente

de productos para nosotros, es decir, les traeremos productos para que vendan a los comerciantes

y les pediremos que compren unos más. ¿Les parece?

―Considero un pago bajo, pero si ustedes están bien con ello.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―No hay problema, el pago más consistente lo tendrá que hacer el barón Augusto cuando

solucione su problemilla ―expreso mostrándome muy confiado al ir planeando mi plan de acción.

―Criticaría tu arrogancia, pero dadas las muestras de talento de tu gente, no sería bueno dudar

de tus palabras. Al menos por el momento ―me dice el soldado.

Yo sólo le suelto una sonrisa burlona.

Antes de poder continuar, cortando de lleno la conversación, escuchamos la puerta abrirse de

manera violenta. Un soldado entra a través de ella.

―¡Señor, una emergencia!

―¡¿Más bandidos?! ―pregunta el alcalde mientras se levanta.

―No, esta vez es un monstruo, por lo que se dice podría ser una calamidad rango oro, dejo

muy heridos a los cazadores y sólo unos pudieron escapar para avisarnos, pero los otros siguen en

peligro.

―¡Iré en este momento! ―avisó Robert―. Quizá no lo podemos derrotar con nuestras fuerzas,

pero al menos debemos de lograr salvar a los que están en peligro.

―¿Podrían dejarnos esto a nosotros? ―pregunto con mirada calmada―. Como gesto de buena

fe por cerrar el acuerdo.

―¿Seguro? ―pregunta el alcalde con sospecha―. Sospecho que con la presencia de la líder

del gremio podrán lograrlo, pero, aun así…

―Ella no participará, esto debe de ser una muestra de las habilidades de mi gente.

―Aun así, yo voy ―me dice el soldado.

―Puedes ir, pero te pido que no actúes a menos que lo veas necesario.

―Está bien, pero si los habitantes están en peligro, no creas que nos quedaremos quietos.

No le entrego ninguna respuesta, ya no es necesario hacerlo.

―Dagrún esta es tu cacería.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¡Entendido! ―exclama la dracónida emocionada.

―Espero que así saques todo el enojo que acumulaste durante la plática.

―¿De qué hablas? ―pregunta fingiendo ignorancia.

―No te hagas la desentendida.

Entre broma y broma, nos retiramos de la habitación, dejando atrás al alcalde perplejo.

II

Esto está pareciendo irreal. El grupo de Tegnadiel parece terriblemente calmado. Solamente Amalia

se muestra un poco nerviosa, aunque viene en un estado similar al mío, sólo como observadora.

La primera sorpresa me la llevé cuando su curandera utilizó magia en los cazadores que

escaparon, una magia de tan alto nivel que los dejó como nuevos en tan sólo un instante a pesar de

que algunos de ellos tenían extremidades fracturadas o heridas profundas. Aun así, la gran mayoría

no tenía heridas profundas y sólo con hierbas medicinales podrían haberse curado en un par de días.

¿No es un gasto innecesario de energías antes de participar en un combate como al que nos

enfrentaremos?

―Estamos cerca, mi señor ―dice la elfo oscura.

La elfo oscura destaca de una manera muy especial, a veces me cuesta trabajo darme cuenta

de dónde se encuentra. Su vestimenta es completamente negra y cubre todo su cuerpo, aunque

tiene una apertura en las secciones laterales de sus piernas y de sus brazos, dejando ver su piel

desnuda. Su cabello de color gris está amarrado en una cola de caballo ligeramente lateral. Su rostro

se encuentra descubierto, dejando ver una belleza exótica. He visto pocos de su tipo a lo largo de

mi vida, pero ella destaca sobre los demás.

―Establece un área segura junto con Yuuki. Rescaten y curen a los cazadores ―su líder da las

órdenes a seguir.

―¡Entendido!

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Luego de esa exclamación desaparece, he visto habilidades de incremento de velocidad, pero

esto es solamente absurdo.

―¡Ey, espérame!

La chica menuda de vestimenta extraña llamada Yuuki, su curandera, no parece alguien

capacitada para el campo de batalla, por lo que mi sorpresa es mayor al darme cuenta de que

desaparece a una velocidad similar a su compañera. Quizá lo más importante de todo, lo que me

deja pensando sobre sus verdaderas capacidades, es que al verla con detenimiento me percaté de

que sus ojos no reflejan ninguna luz, la conclusión es lógica, ha perdido la vista. Lo cual no parece

tener sentido por cómo actúa, reacciona y se desplaza. Pareciera que no estuviese privada de ningún

sentido.

―Esa chica… ―llamo la atención de Tegnadiel.

―¿Sí?

―¿Es ciega?

―Ah, sí, pero no te preocupes, estará bien ―me responde de manera desinteresada.

¡¿No puede ser más sensible con su condición?!

Un fuerte golpe corta un árbol por la mitad, mandando disparada la copa del mismo cerca de

nuestra posición. De inmediato nos alarmamos al pensar que nos ha encontrado, pero rápidamente

recobramos la compostura al darnos cuenta de que no iba dirigido contra nosotros.

―Mi señor, todos los cazadores están a salvo, pero la bestia está enojada.

La voz de la elfo viene de algún lugar cercano, pero simplemente no la puedo observar.

―Bien hecho, quédate junto con Yuuki mientras tanto.

No tengo tiempo de pensar más en eso, porque delante de nosotros se encuentra una zona

despejada de árboles, aunque no es como si nunca hubiesen estado ahí, sino que fueron tumbados

por alguna especie de onda expansiva. Los troncos y ramas que lo rodean sólo comprueban esa

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

teoría. En el centro del círculo se ve una bestia inmensa, de casi cuatro metros de altura. Parece un

gran oso, pero el aura que despide es mucho más peligrosa. De hecho, su sola presencia me causa

un temor que casi me hace salir corriendo.

―¿En serio es un rango oro? ―le pregunto a Amalia.

―Posiblemente, aunque considero que aún entre los rangos oro, sería bastante peligroso.

―¿Estarán bien?

―Lo estarán ―su respuesta inmediata y sin dudas, viniendo de alguien como ella, mi maestra

y una aventurera de gran reputación, me deja perplejo.

―Dagrún, este es un ser problemático ―dice Tegnadiel.

―Tiene un efecto continúo de área, la exposición constante podría causar efectos negativos en

la señorita Amalia y en el señor Robert ―completa Sinclair.

―Estableceré una barrera ―afirma el líder.

Ante esa afirmación, puedo sentir como al instante el aura que despide la bestia deja de

causarme efecto, no es que dejase de existir, sino que ya no le temo. ¿Tegnadiel es un hechicero

también?

―Dagrún, las reglas de esta cacería son que no puedes eliminar tu mimetismo y que mi barrera

no debe de ser alcanzada por algo que no sea su efecto de área. Mi barrera es débil, no podría hacer

mucho contra uno de sus ataques directos. Espero no tener que considerar esta misión como un

fracaso.

―¡No me subestimes!

En eso la chica de cabello morado golpea el suelo y sale de nuestro escondite rumbo al

monstruo. ¿En realidad podrá sólo ella contra algo así? Además, según lo dicho por Tegnadiel, le

dará ciertas limitaciones para pelear. ¿Acaso un líder tan desconsiderado como él puede despertar

tanta admiración entre sus seguidores?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Te noto con dudas, Robert ―Ener llama mi atención.

―Estoy permitiendo esto para no causar fricciones, pero sinceramente es una locura enfrentar

a una bestia así con una sola persona. Es un suicidio.

―Confía en ella, si hablamos en fuerza bruta, ella es está por encima de mí.

―Aun así, tú nos ayudaste el otro día y peleaste formidable, pero eran sólo bandidos… esta

cosa es…

―Observa.

Dagrún se encuentra moviéndose ágilmente alrededor del monstruo, atrayendo sus

movimientos, esquivando todos sus ataques a la perfección. En ese momento, un poderoso

manotazo se dirige contra la chica, pero esta no se mueve. El impacto levanta una nube de polvo.

Mi sospecha de que lo peor ha sucedido se desvanece cuando un fuerte rugido resuena. En el

momento que la nube de polvo se disipa, la chicha se encuentra parada en la misma posición,

llevando una larga lanza negra con ella. Lo más increíble es que el brazo del monstruo se encuentra

en el suelo, frente a ella. ¿Cuándo lo hizo?

―Número IV de la Armería de Unna, el Colmillo de Basilisco ―dice con orgullo alzando su lanza

al aire―. Un veneno de sufrimiento eterno recorrerá tu cuerpo.

La bestia nuevamente emite un rugido y cuando abre la boca una gran llamarada sale disparada.

Dagrún salta, esquivándolo, pero se detiene. Al parece el fuego viene directo hacía aquí, es un poder

muy grande, ¿seremos capaces de resistir? Dagrún ignora en su totalidad a la bestia y voltea a la

llamarada acercándose, en ese momento, de debajo del suelo sale otra llamarada, pero de un fuego

negro que consume el ataque del monstruo y luego desaparece.

―¡Te atreves a dirigir un ataque a Tegnadiel, nuestro señor! ―exclama con una ira

inconmensurable.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

En ese momento, unas llamas negras, similares a las que aparecieron hace apenas unos

segundos, envuelven la lanza de Dagrún. No, eso no es simple fuego, es un aura negra casi palpable

de una naturaleza completamente distinta que sólo imita lo que podemos comprender como fuego.

En ese momento, su ataque inicia. Nuevamente se mueve a una velocidad increíble en torno al

oso, pero al mismo tiempo, realiza ataques penetrantes en el inmenso cuerpo de este. La bestia

comienza a acumular energías en su hocico. Se encuentra a punto de lanzar otra llamarada, pero la

chica de pelo morado no lo deja, se apoya en el inmenso cuerpo y lo escala, una gran patada en la

quijada hace que la llamarada salga hacia el cielo. Eso no acaba ahí, estando a una gran altura, veo

que la concentración de energía en su lanza es mayor, para luego aventarla de manera diagonal

descendiente. ¿Eso será suficiente para perforar su cuerpo?

La lanza atraviesa al animal de extremo a extremo, pero no parece ser una herida mortal. La

bestia se prepara para contratacar, pero unos segundos después se detiene. El combate se decidió

desde que la lanza tocó su cuerpo, veo como aquellas extrañas llamaradas negras lo consumen

desde la herida hacia el exterior.

El monstruo cae en el suelo.

Una sola persona ha eliminado una bestia de rango oro.

¿Quiénes son ellos en realidad?

¿No pude haber escapado de la celebración? Digo, hice todo eso como una demostración de fuerza,

pero esto es excesivo. Bueno, aunque la mayoría de las alabanzas van para Yuuki al ser la que estuvo

curando a todos. Por otro lado, además de Robert que vio todo, el resto del pueblo piensa que entre

todos combatimos a la bestia. Eso hace que tenga más lógica para ellos, ya que, además, venimos

acompañados de una antigua aventurera rango oro.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Viendo de lejos a Yuuki rodeada de la gente del pueblo sólo puedo pensar en lo conflictuada

que está. Aunque yo la creé, le doté de un trasfondo y personalidad que le hace actuar de esa

manera. Criada en un templo, aislada del mundo, no es muy buena con las multitudes, pero tendrá

que tolerarlo un poco. Ahora que lo pienso mejor, Yume y Yuuki fueron creadas en base al mismo

arquetipo, pero sus propias actitudes son diferentes. Yume tiende a ser más la hermana mayor, que

hasta puede ser terrorífica o cruel de vez en cuando, pero, a diferencia de ella, Yuuki simplemente

no puede aspirar a actuar de esa manera, es una inepta social. La tendré que compensar por resistir

el no salir corriendo.

Robert y yo nos alejamos del banquete de celebración para tener más privacidad. Las

negociaciones tienen que seguir, tanto él como yo sabemos que mis acciones no fueron sólo una

muestra de que podíamos hacer el trabajo, sino que servían para colocarnos en una posición

favorable en una futura negociación.

―No preguntaré la naturaleza de su fuerza, es algo que no relevarán, pero sí hay algo más que

quiero saber, ¿cuáles son sus verdaderos objetivos?

―Carecemos de un objetivo como tal, o de al menos un objetivo concreto que pueda describir

con palabras sencillas ―respondo con algo de ironía―. Sé que tú eres un servidor leal de tu señor,

así que entenderás mejor lo que voy a decir. Mi objetivo es darle un buen lugar a mi gente, dejarlos

en una posición donde puedan vivir bien, sin temores de que alguien busque abusar de sus

habilidades. Muchos de ellos están hechos para la guerra, pero tampoco deseo que eso perdure por

siempre.

―Sólo quieres lo mejor para tu gente.

―Para lograr esos objetivos necesitamos información y relaciones.

―En ese caso, ¿no sería mejor ayudar al duque Syrga en lugar de a mi señor?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Posiblemente, aunque desconozco si él lo recompensaría como debería de ser, una alianza

debe de estar fundamentada en el respeto y en el honor, por lo que dicen de él dudo que posea

esas cualidades. Aunque, lo más importante es no renunciar a mis ideales. Siento que las acciones

de tu señor corresponden más a mi forma de pensar.

―Aun no sé si pueda confiar en ustedes completamente, pero visto lo de hoy en día, considero

que es mejor tenerlos como aliados en lugar de como enemigos. Me comprometo a que buscaré la

manera de que las negociaciones con mi señor resulten favorables para ambos.

El banquete no ha terminado, pero nos tenemos que seguir moviendo. Estamos reunidos en una

habitación privada en la oficina del alcalde. Nada más nos encontramos los miembros del gremio y

Amalia.

―Adendi, establece una barrera sonora y permanece alerta.

―En seguida, mi señor.

―Tenemos que seguir moviéndonos ―les digo―. Yo iré rumbo a Aswold junto con Amalia y

Sinclair.

―¿Yo también? ―pregunta nervioso Sinclair.

―Te desempeñaste bien y el alcalde me dio una buena idea. Veré si es posible el ingresarte en

una universidad, sería buena idea conocer el nivel educativo de este mundo.

―¡S-sí!

―Ener, tú te quedarás aquí. Organiza el equipo y solicita a Yume que lo envíen. Yuuki, ¿qué

opinas de quedarte a apoyar a Ener?

―¿Ah?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Puedo ver la decepción en su rostro, me da un poco de lástima. Como dije, su fuerte no son las

personas, pero con esto puede aprender un poco lidiar con ellas. No quiero que permanezca

encerrada toda la vida en Babel.

―Si me lo ordenas puedo hacerlo, pero…

―No, no te preocupes, estaba pensando que sería una buena oportunidad para que te

acostumbraras a convivir con personas ajenas al gremio, pero si no deseas hacerlo, respetaré tu

decisión.

La veo guardar silencio unos segundos, pero cuando estoy cerca de pasar al siguiente punto,

pero ella me detiene jalándome del brazo.

―¡Lo haré! ¡Si nuestro señor se preocupa tanto por nosotros, debemos de devolver la

confianza!

Eso suena casi como si la estuviera obligando.

―Está bien, entonces quédate ―le respondo―. Aun así, prepara en tu equipo alguien que sea

capaz de usar magia de curación, por si necesito retirar a Yuuki de aquí ―le ordeno a Ener.

―Entendido.

―Adendi, tú también vendrás conmigo. Recopilarás información en Aswold y en el resto de los

territorios de la casa Hiwood. Tendrás libertad de acción, tú juzgarás el cómo desplazarte para

favorecer a Babel.

―Entendido, mi señor, no lo defraudaré.

Saco una hoja y comienzo a escribir, es una orden de lo que se debe de comenzar a hacer de

inmediato. Se necesitará construir un túnel de salida por el sistema montañoso que quede cerca de

Lewick, de esto quedarán a cargo Unna y Talak. El camino desde Babel hasta la salida del sistema

montañoso estará conectado por un ferrocarril. Ese tipo de transporte lo necesitaban aquellos

jugadores que construían entornos muy grandes como ciudades, nosotros nunca lo ocupamos dada

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

la naturaleza de nuestra fortaleza, pero los artesanos de nuestro gremio tienen el conocimiento

para hacerlo. Por el momento no es buena idea volverla a poner en el aire hasta asegurar que

tendremos recursos para reabastecerla.

―Dagrún, entrega esto a Sophia, por favor ―le digo mientras le entrego la pequeña hoja con

indicaciones―. Aunque, si lo prefieres, puedes quedarte a disfrutar el resto de la fiesta y regresar

más tarde a la fortaleza.

―¡¿Por qué no puedo ir contigo?!

―El asunto que trataremos será aburrido para ti, cuando te necesite, te llamaré.

Veo que su rostro se deforma, casi como si estuviera a punto de hacer un berrinche, pero luego

cambia a una mirada maliciosa mientras alza la mano y me la muestra.

―Volveré a ocupar las garras.

Sus palabras de advertencia no me harán cambiar de opinión, así que simplemente suelto un

profundo suspiro y la ignoro, dirigiéndome de inmediato a la salida de la habitación y esperando

que el resto me siga.

Luego de despedirme del alcalde y agradecer su hospitalidad nos alejamos del pueblo, rumbo

al bosque. En este caso simplemente nos alejaremos lo suficiente para que no nos puedan observar

y nos transportaremos usando mi propia habilidad, así que una vez estando lo suficientemente lejos,

me despido de mis subordinados que volverán a Babel.

―Habilidad Final [Puerta de la Gran Memoria].

Todo se torna blanco y en el instante siguiente llego junto con Sinclair, Amalia y Adendi a las

afueras de Aswold, lo suficientemente lejos como para reducir la posibilidad de que alguien nos

pueda haber visto, aun así verifico si hay alguien en la cercanía, pero no encuentro a nadie.

―Nunca me voy a acostumbrar a eso ―responde Amalia sintiéndose aturdida.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¡Excelente, mi señor, nunca había visto su propia habilidad de teletransportación! ―exclama

Sinclair.

Mi habilidad de teletransportación es parte de Profesión Histórica [Viajero de la memoria del

mundo], una profesión que es capaz de obtener conocimientos a través de su conexión con el

mundo. De hecho, lamentablemente es la única habilidad final que poseo, ya que mi configuración

de personaje no quedó de la manera más idónea posible.

―¿Es diferente a la que usamos ayer? ―me pregunta Amalia.

―Sí ―respondo―. La que usamos ayer la conocemos más bien como una evacuación,

considerando que Yume rara vez sale de Babel, entonces esa habilidad es perfecta para ella. Puede

transportar cualquier número de aliados al lugar donde ella se encuentra. La mía es diferente, yo

puedo teletransportarme con un número pequeño de aliados a cualquier ubicación a la que haya

viajado en los últimos doce meses.

―Las habilidades de teletransportación son raras, sólo algunos héroes a lo largo de la historia

han podido usarlas.

―Creo que lo mejor será entonces no revelar nada al respecto, ¿entendido?

Le dirijo una sonrisa que más que amabilidad, se muestra como una amenaza. Ella sólo

responde asintiendo con la cabeza. Aunque no tengo motivo para desconfiar de ella, es mejor dar

la advertencia. Dado esto, he usado de manera imprudente muchas habilidades sin entender las

normas de este mundo muy bien, debería empezar a ser más cuidadoso, no puedo seguirme

metiendo en problemas por mis descuidos.

―Adendi, a partir de ahora, estás por tu cuenta. Tú principal función será investigar sobre

movimientos militares y sobre la situación general de los nobles. No se te olvide enviar reportes

constantes a Yume y ten cuidado.

―Gracias por tu preocupación.

109
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

En ese momento, Adendi desaparece.

Es momento de continuar con los negocios.

III

Por primera vez puedo ver el edificio de la Compañía Comercial Courte, ubicado en la calle lateral a

la principal. Un lugar bien ubicado, ya que es tranquilo y da privacidad a los clientes, sin encontrarse

en un área desolada. Por supuesto, sólo nos encontramos Sinclair y yo, Amalia tiene asuntos que

atender en su posición como maestra del gremio, además, no sería prudente que estuviera presente

en la negociación que estoy a punto de hacer.

Abro la puerta y puedo ver una recepción con unas cuantas mesas en las que sentarse, hay

unos empleados revisando unos papeles en una de ellas, desconozco si es porque no tienen una

oficina o simplemente se sientes cómodos ahí. Por supuesto, estos deberían de ser de baja

importancia, ya que, de otra manera, no estaría permitido revisarlos donde ojos curiosos pueden

observar. En su compañía se encuentra Aniel Courte que de inmediato abandona lo que está

haciendo para venir a recibirnos.

―Sir Tegnadiel, ha venido ―me saluda haciendo una ligera reverencia.

―¿Cómo se encuentra, jovencita Aniel? ―le pregunto.

―Para usted, Ani es suficiente, ¿quién es su invitado?

―Es uno de mis compañeros de confianza, se llama Sinclair.

―Mucho gusto, joven Sinclair ―lo saluda y este corresponde con un gesto de la cabeza―. ¿Y

qué lo trae por aquí este día?

―Es un asunto muy delicado que debo de tratar con tu padre, ¿se encontrará de casualidad?

―Sí, en un momento le anuncio su llegada.

Cuando se va corriendo, puedo notar que algunos de los trabajadores nos miran con enojo. Por

lo que entiendo, Aniel lleva mucho tiempo trabajando con ellos, así que posiblemente la cuidan

110
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

como una sobrina, por lo que puede ser molesto que actúe de manera tan amistosa con un

desconocido.

A los pocos minutos, Aniel regresa y nos conduce hasta la oficina de su padre ubicada en la

primera planta. Es un lugar amplio y decorado con adornos que parecen valer una pequeña fortuna.

Evidentemente es mucho más lujosa que la oficina del alcalde de Lewick. Cuando encontré por

primera vez a Erelm pensé que era un comerciante pequeño, pero ahora sé que es alguien más

poderoso de lo que aparenta.

―¡Bienvenido seas, Tegnadiel! ¿Acaso lo estaré viendo todos los días a partir de ahora?

―Seguiré abusando de su hospitalidad todo lo que sea necesario.

―Para nada, nunca se abusa de la hospitalidad de un socio, siempre y cuando el intercambio

sea el adecuado.

―Para un comerciante, hasta la hospitalidad tiene valor ―murmura Sinclair a mis espaldas.

―Perspicaz el joven que tienes contigo el día de hoy.

―Sabe del negocio, quizá no tiene tanto colmillo como usted, pero sabe de lo que habla.

―Tendré que tener más cuidado, entonces ―concluye para luego soltar una de sus risotadas.

Aunque el ambiente con Erelm se siente tranquilo, ambos sabemos que puede complicarse en

cualquier momento. Mi presencia aquí significa que haré otra petición que puede ser

desconsiderada.

―Antes que nada, ¿lograste colocar a mi gente?

―Estamos en ello, Ivtiria se está entrevistando para ejercer de consorte en un negocio al que

acude la nobleza local; no creo que tenga problemas para ingresar. La naturaleza de los servicios

dependerá de lo que los clientes soliciten y estén dispuestos a pagar.

―A ella le agradan ese tipo de cosas, así que estará bien.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

La personalidad de Iv es difícil de describir. Se podría decir que es una mujer con ideales muy

firmes, aunque su principal ideal es servirme lo mejor posible. Ella comparte mis metas, pero no mis

métodos, suele desviarse en su actitud. Es una súcubo así que algo común para su gente es seducir

y alimentarse de la energía espiritual de sus víctimas, así que busca activamente la actividad sexual.

No obstante, sé qué se negará ya que considera que, a sus palabras: «una existencia creada por un

ser tan perfecto como usted, no debe de mezclarse con seres menores que no son más que una

mota de polvo», por lo que terminará usando sus poderes mentales para hacerles creer que pasaron

la mayor noche de pasión de sus vidas.

―¿Y el resto?

―La mujer está entrevistándose en la casa de un noble local. Uno de los hombres estará

ayudando en la organización de documentos y fichas de cambios en la casa de moneda local. El otro

hombre estará ayudando en el local de un comerciante menor perteneciente a una compañía

neutral a la mía.

―Excelente, muchas gracias por tu ayuda ―agradezco con una reverencia.

―No hay de qué, yo también saldré beneficiado de este acuerdo, mientras usted respete los

puntos del mismo.

―Por supuesto que lo haré, soy un hombre de palabras.

―¿Y qué lo trae aquí el día de hoy?

Cuando me suelta la pregunta, voltea a ver a su joven hija, aludiendo si era correcto dejarla

estar presente durante la discusión.

―Ella permanecerá aquí, es la futura heredera de esta compañía, no subestimes lo que le he

enseñado.

―Mientras mantenga suficiente discreción está bien.

―¿Qué asunto es el que trae aquí?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―La lirileed roja.

El rostro de sorpresa que muestra es evidente, supongo que no pensaba que un recién llegado

sacara ese tema.

―¿Qué tantos beneficios obtiene tu compañía de la compra de estos productos en Lewick?

―Estás preguntando información sensible del negocio.

―¿Cuánto cuesta esa información?

―Normalmente pediría información equivalente, pero haré la vista gorda si alguien más de

esta compañía te la proporciona por el bien de una buena relación de negocios.

―Entendido, padre ―interviene Aniel al entender la forma sutil con la que este le dio esa

orden―. A pesar de que podamos adquirir relativamente poco ya que la mayor parte de la

producción se dirige al acuerdo que el pueblo tiene con el barón Augusto Domad, las ventajas que

obtenemos de esas compras son altas. El duque Syrga Hiwood está acumulando una gran parte de

pociones, por lo que podemos venderle las hierbas a un precio más elevado que lo que podrían

adquirirlo en la aldea. Hay que considerar que la mayoría de las pociones producidas por el barón

Augusto se dirigen al mercado interno, así que en esta región el precio del producto final se

incrementa.

―¿Está acumulando pociones o algún tipo de producto más?

―Esa información no tiene que ver con este acuerdo ―interviene el padre.

Si está acumulando otros bienes además de pociones, como armas y equipo de viaje,

podríamos pensar que está preparando una campaña militar. ¿Con qué fin? Sólo se me ocurren dos:

conseguir la independencia del reino o buscar ejercer un golpe de estado. No considero que ninguna

de las dos sean opciones prudentes considerando el riesgo de su fracaso, pero cuando las ansias de

poder son grandes, muchos líderes cometen errores. Le solicitaré a Adendi que investigue sobre

esto.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Somos conscientes del deseo del duque Syrga de expandir su territorio, como comerciantes,

¿qué es más favorable? ¿Que lo logre o que no lo logre?

―Dependerá de varios factores, pero a como están las cosas, es perjudicial para el negocio. El

incremento de bandidos en el camino hacia Lewick no es normal. Mi compañía ha detectado un

aumento en las transacciones del ducado con grupos mercenarios. Tenemos casi total certeza de

que el duque Syrga está detrás de eso. Desconocemos las órdenes expresas hacia los mercenarios,

pero es un hecho que la actividad bandida ha crecido en proporción a sus pagos.

―¿Y si cumple sus objetivos?

―El negocio se terminará, dado su comportamiento, lo más seguro es que monopolice

completamente la producción. La decisión original del barón Augusto consideró que si obtenía la

producción en su totalidad podría obtener como enemigos a los comerciantes, así que consideró un

acuerdo como el que tienen actualmente ―explica―. Supongo que si sacan este tema es porque ya

están enterados de los pormenores de este.

―La mitad del éxito de una negociación depende de la preparación previa ―dice Sinclair.

―¡Me gusta tu chico! ―exclama con una risotada―. Sino me demostrarás que me tengo que

cuidar la espalda de ti, te pediría que me lo dejarás.

―No, de mí no te tienes que cuidar nada ―respondo sonriendo―. Si llega el momento en que

nos volvamos enemigos, no abusaré de la confianza que me tuviste.

―Esperemos que no llegue ese momento.

―En fin, actualmente la protección de Lewick está apoyada por mi gente, con eso los ataques

de bandidos deberían reducirse o eliminarse. Sin embargo, sabemos que esto no acabará ahí, Syrga

buscará la forma de cumplir sus objetivos.

―Por supuesto.

―Así que nuestro único objetivo es acabar con el problema de raíz.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¡¿Vas a matar al duque Syrga?! ―exclama mientras se levanta de su asiento―. Ese tipo de

declaraciones son muy peligrosas de decir, aun en un lugar como este.

―Mientras no salga de aquí, no debería haber ningún problema con lo que se dice, ¿no es así?

Aunque no desearía llegar a eso, intentaré de hacer que se detenga antes de llegar a ese punto.

―¿Y qué es lo que planeas? ¿Para qué me necesitas?

―La parte focal era simplemente conocer tu punto de vista, claro está, no iba a irme sin ofrecer

un acuerdo que te remunerara adecuadamente. Sin embargo, gracias a tu breve comentario, se me

acaba de ocurrir una idea.

»Supongamos que el duque Syrga planea hacer una campaña militar, la principal razón es la de

aprovechar el estado actual de incertidumbre que gobierna el reino. Sin embargo, la opción de

tomar el trono a la fuerza es irreal para un duque con un territorio cercano a la frontera, la otra

opción es independizarse, pero no parece tener la suficiente fuerza militar para hacerlo. ¿Cuál sería

su objetivo?

Veo que el comerciante se muestra resistente a hablar. Hacer afirmaciones de ese tipo es algo

con lo que alguien de su posición debe de tener mucho cuidado.

―¡Ya entiendo! ―exclama Aniel―. ¿Puedo hablar, padre?

―Adelante, los comentarios que hagas no están vinculados a esta compañía y son sólo

suposiciones infundadas.

Qué buena manera de lavarse las manos.

―El duque Syrga ha estado comprando equipo militar en escalas más altas de lo normal, pero

no sólo eso, ha acelerado la compra de esclavos y ha contactado compañías mercenarias. Cabe

destacar que ninguno de estos negocios se ve vinculado a lo que nosotros comerciamos, pero

obtenemos la información sobre esas actividades gracias a nuestros informantes.

―¿Y cuál es la conclusión? ―pregunto.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Planean hacer una guerra de expansión. El hecho de contratar mercenarios como bandidos

en la frontera del territorio del barón Augusto no es sólo para hacer presión al pueblo de Lewick,

sino para demostrar la incapacidad del barón de defender su territorio, algo que también está

afectando sus tierras, lo que podría legitimar sus acciones. Normalmente el reino intervendría, pero

dado el estado caótico en el que están las cadenas de poder, lo permitiría. El peso del barón Augusto

como noble no es tan importante en la capital, así que no afectaría la reputación de la realeza.

―Lo has dicho mejor que yo ―respondo.

―¿Y todo esto a dónde lleva? ―pregunta el comerciante con mirada sospechosa.

―¿Estarías dispuesto a aparentar una colaboración con el duque Syrga?

―¡¿Qué?!

―Le proveerás de todo el equipo necesario para iniciar su campaña, equipo que viene de un

nuevo proveedor del que no puedes hablar y del que tú eres sólo el contacto.

―¿Qué planeas lograr con ello?

―Sólo planeo un estado más tranquilo en esta región, si planeo asentarme aquí, no quiero que

haya conflictos por doquier.

―¿Iniciando una guerra?

―Quizá te cueste creerlo, pero tengo más potencial de guerra del que ellos pueden reunir.

Acabaré con su ejército en el campo de batalla ―respondo con mirada seria, a lo que él sólo guarda

silencio―. De igual manera, cuando la guerra vaya a iniciar, anunciaré a la familia real lo que está

sucediendo, para puntualizar que el barón Augusto sólo está actuando en defensa propia.

―Sin embargo, si se completa ese plan, al realizar la investigación darán con mi compañía y

será destruida.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―A mi punto de vista, la mejor manera sería adjudicar que las ventas que hiciste fueron a través

de chantajes y presiones. Puedo preparar todos los documentos para que esa versión tenga el

suficiente sustento.

―Aun así…

―Si no lo deseas hacer, no hay ningún problema, puedo buscar otro comerciante que lo acepte.

Sin embargo, confío en que tú serás capaz de lograrlo.

―Sigue sin ser claro que ganaré de todo esto.

―De momento, te ofrezco el monopolio del comercio de algo producido dentro del Valle

Prohibido, ya sea un producto de caza, algún mineral o recurso. Nosotros lo extraemos y tú lo

comercias. La periodicidad y la cantidad variará del producto que desees. Sin embargo, la verdadera

recompensa será a la larga, luego de que se cumpla este objetivo inicial, pero eso es más difícil de

ponerlo en palabras en este momento.

―Esto es muy complicado… si acepto y todo sale mal, toda la compañía se destruirá y

posiblemente acabaremos muertos.

―Eso último no, bajo cualquier circunstancia, aseguraré su integridad, se los prometo. Eres mi

socio y yo valoro a mis socios y a los acuerdos que hago con ellos.

―Estoy cerca de jubilarme, dejaré que la decisión la tome mi hija, ya que eso afectará su futuro

―me dice antes de girar la mirada a su hija―. Aniel, te he entrenado bien desde que eras una niña

pequeña, espero tengas el criterio adecuado para tomar la decisión más favorable.

Volteo a ver a Aniel, ella se muestra sorprendida ante la actitud que toma su padre, pero al

instante cambia su mirada a una seria, propia de cualquiera que haya estado en este negocio por

mucho tiempo.

―Acepto ―responde.

―Excelente ―apunto―. Mencionaron que parte de sus fuerzas son esclavos, ¿no es así?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Sí, muchos cayeron en la esclavitud por crímenes graves, pero muchos otros más son

personas con diversas circunstancias, algunos con deudas por la pobreza o al ser capturados y

traídos de otros territorios.

―Deseo que, durante las primeras semanas, el intercambio de mi mercancía por la de ellos sea

puramente por los esclavos. Ustedes decidirán el cambio válido, pero me gustaría obtener a la

mayor cantidad de esclavos posibles.

―¿Por qué razón?

―Ellos no decidieron pelear en esta guerra y no quiero quitarle la vida a personas por las que

otras han decidido. Claro está, esto aplica principalmente por aquellos que mencionas que están

bajo otras circunstancias.

―Entendido, haremos nuestro mejor esfuerzo, pero si se niegan, aceptaremos dinero por las

mercancías.

―Está bien, sólo hagan lo que puedan.

―Espero que esto no sea una mala idea ―interviene nuevamente el padre con algo de duda.

―Por cierto, Sinclair se quedará a partir de hoy con ustedes. Él los protegerá de cualquier

amenaza, confíen en sus habilidades ―les digo―. Sinclair, lo lamento, tu otra asignación tendrá que

esperar hasta que concluya este asunto.

―No te preocupes, mi señor, protegeré bien al señor Erelm y a la señorita Aniel.

―El primer lote con armas y pociones estará listo para el día después de mañana, recójanlo en

el mismo sitio que la vez pasada a medio día, por favor.

―Esperamos este acuerdo sea favorable para ambos.

La que dice eso es en realidad Aniel, que extiende su mano para cerrar el negocio. Al estrecharla

puedo notar toda la autoridad de una mujer entrenada toda su vida para ocupar este puesto.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Mientras voy caminando rumbo al gremio de aventureros para reunirme con mi grupo, me

comunico con Yume, reportándole lo que sucedió y el plan a seguir. De igual manera le doy órdenes

más exactas para que se las dirija a Adendi. Su nuevo objetivo es investigar a todos los señores

feudales de la región, obtener pruebas para poderlos chantajear y ver quienes son los más

adecuados para ser manipulados, aunque lo más conveniente será buscar alguien en quién podamos

confiar y con el que compartamos ideales.

Llegando a la entrada del gremio, siento que algo está a punto de caer sobre mí, aunque es

muy tarde y por su acción ambos caemos. Para ser alguien capaz de permanecer tanto tiempo fuera

de mi rango de visión, sólo significa una cosa.

―Thea, no hagas esos ataques furtivos, ¿qué harías si me defendiera?

―No eres tan rápido como para alcanzarme.

―¿Desea que haga algo con él? ―interviene Gezt.

―No es necesario, sé que se levantará por su propia cuenta, ¿verdad, Thea?

Ante mi pregunta amenazante, el aludido se levanta de inmediato, dándome oportunidad de

ponerme de pie.

―¿Y qué estuvieron haciendo? ―les pregunto casualmente, no quiero un reporte ni nada así.

―Por la mañana estuvimos revisando los productos que se comercian, más tarde fuimos a

cumplir algunas misiones para revisar los niveles de fuerza de las bestias de la región ―explica Daan.

―¿Qué sucede, Nae? ―pregunto al escuchar ese murmuro a forma de permiso para hablar

conmigo.

―Me volví a topar con ese académico loco, ya se quito de la cabeza que sea una sacerdotisa,

pero sigue insistiendo en que por mis habilidades podría serlo, desea que me presente con sus

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

superiores dentro de la Iglesia. ¡Ahora está más obsesionado que ayer! ¡Tardamos casi una hora en

perderlo! ―exclama Nae molesta.

―Él podría ser útil en la posición que se encuentra, si quieres darle otra lección, hazlo,

simplemente no lo mates ―le explico―. Más tarde les daré reporte sobre lo sucedido hoy, las cosas

se podrán poner un poco más interesantes a partir de ahora.

Luego de decir eso, los acompaño a ingresar al gremio. Las misiones que realizaron fueron de

exterminio, ya que son las que tienen permitidos hacer. Mientras sucede eso, yo me dirijo a la oficina

de la maestra del gremio.

―He vuelto, Amalia.

―¡Bienvenido, prometido!

―No soy tu prometido.

―No lo negaste hace rato ―dice para luego soltar una risotada―. Sabes que lo dije para

levantar menos escándalo. Respeto tus habilidades, pero no eres mi tipo, aunque reconozco que

eres muy atractivo. Te falta esa expresión madura que tiene alguien como Ener, por ejemplo.

No me compares con él, vamos, yo sé perfectamente qué tan atractivo es…

―No tengas muchas esperanzas, si quieres llevar una relación con él, deberás estar primero a

la altura de Daan, en algún momento salieron.

―Espero que cuando la alcance no estemos ya lo suficientemente viejos para ello.

¿Tan segura está de lograrlo? Esa actitud es buena, al menos.

―¿Y qué te trae por aquí?

Le explico paso por paso lo sucedido a Amalia. Ante la posibilidad de una guerra, ella sólo se

mantiene seria. Mi solicitud es corta: que los aventureros no participen. Ella afirma que no pueden

intervenir en conflictos políticos, así que tratará de asegurarse que tampoco apoyen de manera

clandestina.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―No estoy segura de que esto sea una buena idea, pero creo que deberé confiar en ti.

―Así es… Y ya es tiempo de regresar a casa, así que nos veremos pronto. Los siguientes días

me estaré moviendo mucho, así que no creo venir.

―Por supuesto, ten buen viaje, te estaré esperando pacientemente.

Luego de retirarme de su oficina, me reúno con mis subordinados en la sección inferior, para

luego irnos del edificio. Salimos de la ciudad y ya que estamos lo suficientemente lejos, usando los

poderes de Yume, nos transportamos.

Este fue otro día pesado y apenas estamos iniciando. Lo primero que hice al llegar fue revisar los

reportes y dejar en claro el plan que se seguirá a partir de ahora. Unna va a fabricar equipo de nivel

bajo mientras tanto, el enano Talak seguirá construyendo el túnel. Apep pasará a producir en serie

pociones de nivel bajo. El alto orco Ughat, junto con su división, y algunas unidades de reserva van

a construir una pequeña aldea para unas doscientas personas cerca de Babel, será un lugar para que

los esclavos que rescatemos puedan vivir tranquilamente.

Ahora me estoy relajando en mi habitación. Le prohibí la entrada a todos y en su lugar le pedí

a Yume que trajera a Yuuki sólo por esta noche. Ella es muy buena para dar masajes y en realidad

necesito uno en este momento. Además de tener la habilidad, usa al mismo tiempo sus habilidades

de curación. Es algo completamente relajante. No sólo eso, a comparación del resto en su posición,

ella tiene una actitud más pasiva. Para una noche como hoy, ella es la elección perfecta.

Es la primera vez que recibo un trato así de parte de Yuuki, al menos esto sería verdad sino

tuviese los recuerdos de Tegnadiel. Parece que estoy aprendiendo a convivir bien con la identidad

del personaje que existía en el mundo de la misma forma que el resto de Babel lo hacía.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

IV

Hoy una visita extraña ha llegado a mi puerta, es una joven en la cuna de su juventud. ¿Vendrá de

parte de un comerciante rico o un noble local que busca ganarse mi favor? No. Lamentablemente

no es así, sus acompañantes dejan ver que ella es la que está al mando. Quisiera tomarla para mí,

pero huele a negocios, en este instante me preocupan más los negocios que cualquier otra cosa.

―Muy buenos días tenga usted, honorable duque Syrga Hiwood ―me saluda con una elegante

reverencia, alzando ligeramente los bordes de su falda―. Mi nombre es Aniel Courte, soy parte de

la compañía comercial Courte con sede en la ciudad de Aswold. Me disculpo enormemente por

poner tal intempestiva solicitud en usted, pero agradezco que nos haya recibido.

¿Es la cabeza de tal compañía? No lo creo, es una mujer, además que es muy joven. ¿Habrá

sido enviada por su jefe? No conozco a tal compañía, debería consultarlo con mi asesor.

―¿Qué asuntos tengo con tu compañía?

―Quizá no lo recuerda, pero nuestra compañía constantemente tiene tratos con ustedes. La

mayoría de estos son con sir Jyrki Varis, por lo tanto, lamento no haber tenido el enorme gusto de

conocerlo con anterioridad.

Oh, lamentablemente Jyrki se encuentra fuera del palacio, no puedo solicitar su asesoría.

Tendré que lidiar con esto personalmente.

―¿Esos acuerdos son la razón por las que están hoy en día aquí?

―No, aunque puede estar relacionado. La compra de lirileed roja que nos hace

constantemente tiene una razón de ser. Los movimientos del mercado indican que está comprando

hombres, materiales y armas.

¡¿Cómo demonios lo saben?! Tengo que manejar esto con cuidado, no puedo… no se puede

saber lo que estoy planeando. Si las cosas salen mal, simplemente los acusaré de conspiración y así

puedo disfrutar a la chica antes de someterla a juicio.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Estás segura de tus reportes?

―Sí, pero no temas, no planeamos notificar nada. Tenemos pensando que desea expandir su

territorio a las tierras del barón Augusto Domad. ¿Es esto cierto?

―No lo es, pero suponiendo que algo así fuera, ¿cuál sería el plan de acción de tu compañía?

―Hace poco hicimos un contacto con un proveedor de tierras lejanas, está dispuesto a vender

armas y pociones a cambio de esclavos.

¿Armas y pociones? Tenemos suficientes de las primeras, pero de las segundas no. Aun así,

perderíamos peones a usar si le entregamos los esclavos.

―¿Y qué hace especial dichos productos como para soltar a los esclavos que tanto nos ha

costado reunir?

―Hemos traído un lote de prueba, si le podemos robar unos minutos de su valioso tiempo,

podemos hacer una demostración.

―Vamos al patio trasero.

Dejo salir primero a nuestra visitante, puedo notar que la falda se amolda perfectamente a su

trasero. Necesito que eso sea para mí. De repente, uno de sus compañeros da un paso al lado

bloqueando mi mirada. ¿Lo hizo intencionalmente? Ese maldito la pagará más tarde, me aseguraré

de ello.

Llegamos al patio trasero donde unos de mis soldados personales están entrenando.

―¡Bienvenido, su señor! ―gritan todos al unísono al hacer una reverencia.

―Esta chica tiene una demostración para nosotros, ayúdenla en lo que necesite.

Veo que los soldados se acercan a ella y su grupo, al parecer solicita un duelo contra uno de

nuestros hombres. ¿Quién peleará? El chico delgado de lentes, ¿él es un soldado? Se ve cómo un

completo debilucho, no durará ni un segundo contra uno de mis hombres.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Estas espadas son de hierro, pero tienen el filo y calidad de espadas de acero de alta pureza

―expresa la chica.

Las espadas de la mayoría de nuestro ejército son de hierro, ya que no tenemos para comprar

espadas mejores para toda la gente que hemos reunido, si cumplen lo que prometen y lo ofrecen

por precio bajo, es una oportunidad muy valiosa.

El joven de lentes comienza a pelear contra uno de mis soldados. Contrario a mi percepción

inicial, demuestra ser muy hábil, ya que sin muchos problemas bloquea los ataques de mi soldado,

contratando en los momentos adecuados.

¡Qué demonios! La espada de mi soldado se ha roto. Si esa bola de inútiles me hace quedar

mal, los mato.

―Tú, ¿le has dado buen mantenimiento a esa espada? ―pregunto demostrando mi molestia.

―¡Por supuesto, mi señor! Hasta la mañana se mostraba en forma óptima.

―Soldado, toma ―el chico de lentes le entrega su espada a mi soldado―. ¿Cómo la sientes?

Mi soldado comienza a maniobrarla y a examinarla.

―Es ligera y tienen un filo formidable, es una gran espada.

―La muestra no ha terminado ―interviene la joven.

Noto que en su cintura tiene una espada delgada, creo recordar que se llaman estoque, un tipo

de espada del occidente cuyo objetivo es penetrar, no cortar. La joven llama a su otro subordinado

el cual se detiene con confianza delante de ella.

―Esta poción está hecha con plantas medicinales convencionales, pero su pureza y

procesamiento es tal que tiene igual o más calidad que las pociones intermedias existentes.

En ese momento, la chica penetra en el estómago a su subordinado y la sangre comienza a

brotar. Rápidamente el hombre se cubre tratando de obstruirla, pero es difícil, ese tipo de espada

genera una herida profunda. ¿Por qué daña a su propio subordinado?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

El chico de lentes se acerca y le hace beber la poción, en un par de segundos la sangre deja de

brotar y el hombre que estaba en el suelo con mucho dolor se levanta más calmado, como si la

herida no hubiese sido la gran cosa.

―Estos dos bienes están producidos por artesanos de gran nivel, por lo que su calidad es

excepcional. Es lo que estamos dispuesto a ofrecer ―me dice directamente.

―¿Y qué es lo que desea a cambio?

―Como ya comentamos, necesitamos esclavos.

―Si reducimos nuestros esclavos, reduciremos nuestro poder militar, ofrecemos sólo la mitad

de los capturados hasta el momento.

―Si ese es el caso, quiero tener especial énfasis en aquellos que no cayeron en la esclavitud

por crímenes mayores, como asesinato. De cualquier manera, estos que no deseo son los que le

sirven más a usted, por su experiencia luchando contra otra gente. Cuando entregue cada carga,

determinaré cuantos de los esclavos que me ofrecen lo vale.

Se expresa con extrema confianza, a pesar de ser una jovenzuela, conoce bien su negocio y

tiene la actitud para llevarlo a cabo. Yo no soy un comerciante, pero ella sería un rival formidable

para cualquier de su negocio.

―Debemos continuar esta conversación en un lugar más calmado.

Dando la orden, partimos del patio. El camino es corto y nuevamente sus subordinados

obstruyen mi vista. Una vez devuelta. Al llegar a la habitación donde los había recibido, volvemos a

tomar asiento.

―Pero no es suficiente, aunque tengan necesidad de esclavos, han de requerir algo más.

―Sólo deseamos seguridad en la vía y que nuestras ventajas con el pueblo se conserven, es

decir, tener la posibilidad de adquirir hasta 30% de la producción.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Se están aliando con el ganador. ¡Qué inteligente eres, bella dama! ―exclamo―. Acepto el

acuerdo. Para celebrar, ¿no le gustaría permanecer aquí para tomar un brindis a nuestro honor?

Claro, tus compañeros pueden permanecer también, les diré a mis hombres que los lleven a un lugar

interesante mientras tú y yo pasamos un tiempo de calidad juntos.

―Muchas gracias por su amable invitación, sin embargo, debemos de continuar nuestro viaje.

La vida de un comerciante es agitada.

―¿Te atreves a oponerte a tu señor?

Esa joven será mía.

―Por supuesto que no, pero ¿acaso cree que sea buena idea destruir esta relación comercial

en un momento tan crítico como este por una nimiedad como el poseer mi cuerpo? Seguramente

su honorable ser tiene más de una joven con la que poder pasar la noche.

―Hablas grande, jovencita.

Poseerla puede esperar hasta que termine este asunto, en este momento necesito sus

productos. Debemos de prepararnos lo antes posible para ejecutar mi plan. Aquel que se presentó

ante mí me confirmó que no había ningún momento mejor que este.

―Le diré a mis soldados que te conduzcan hasta donde están los esclavos. El encargado de esa

instalación determinará si el intercambio es posible.

―Muchas gracias por su comprensión, honorable duque. Nos retiramos.

Y con la misma actitud formal con la que llegó, ahora hace una reverencia levantando el borde

de la falda mientras se despide. No te preocupes, señorita, cuando acabe todo esto, no habrá forma

en que te puedas negar a mí.

La visita inesperada de esta tarde ha dejado algo bueno, si el suministro es constante, en un

par de semanas deberíamos estar listos para comenzar la guerra. Ese inútil de Augusto deberá

entregarme sus tierras.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¡Me preocupé por unos momentos! ―exclamo con un sentido ligero de victoria ya cuando

estamos saliendo de la ciudad encima de la carreta.

No sé por qué razón mi padre me envío en su lugar a realizar la negociación, conocemos

perfectamente la mala fama del duque Syrga, pero mi padre dijo que podría lidiar con su actitud. Lo

logré, pero, aun así, ¡ese viejo tuvo que haber venido! No, no, es mi padre. Además, yo fui quien

aceptó este negocio con sir Tegnadiel, yo debo de ser la cabeza de las negociaciones.

―¿Se siente bien, señorita? ―me pregunta Sinclair.

―Estoy bien, muchas gracias por preocuparte.

―Por un momento estuve a punto de cortarle la garganta a ese noble, no podía soportar que

la siguiera tratando de esa manera tan vulgar, pero le hubiera traído complicaciones a mi señor y a

usted.

―La intención es lo importante, muchas gracias por desear protegerme.

Sinclair es un muy buen hombre, si gana suficiente aceptación con mi padre, quizá termine

comprometiéndome con él. Es inteligente y un excelente luchador, sería una muy buena cabeza de

la compañía. Debería de pensar en esas cosas con más detenimiento ahora que tengo dieciocho

años, pero desde que mi madre se fue, poco tiempo he tenido para preocuparme por algo así.

―Señorita Aniel ―escucho a mi lado y no puedo evitar soltar un chillido.

Al voltear veo a la elfo oscura que Tegnadiel nos presentó antes de irnos, dijo que iría con

nosotros y que haría los preparativos suficientes para establecer nuestra coartada.

―¿Qué sucede?

―Ya coloqué las pruebas suficientes para establecer su coartada, algunas cartas por aquí y por

allá demuestran que usted y su padre están siendo extorsionados, seguiré colocando evidencia a lo

largo de las siguientes visitas.

127
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Muchas gracias.

―Ahora, me despido. Aprovecharé mi presencia en esta ciudad para cumplir mi misión.

―Buen viaje.

―Gracias ―me responde―. Nos vemos, Sinclair.

―Hasta pronto, señora Adendi.

Aunque no lo parezca a simple vista, Adendi es evidentemente de una jerarquía mayor que

Sinclair. Esa elfo es de temer. Lo que me preocupa es que a pesar de la protección que me brindan,

me siento insegura, espero que todo salga bien como sir Tegnadiel asegura que será.

―¿Puedes imaginar lo difícil que fue convencer a tu hermana?

Mi mirada de cansancio sólo demuestra lo agotador que fue.

¿A quién me dirijo? Al pequeño Kieran Nedru, hermano menor de Adendi, que se encuentre

frente a mí en el carruaje en el que andamos viajando. Muy parecido a ella en apariencia, aunque

más joven y con una apariencia ligeramente más masculina, y con un traje de ninja similar.

El carruaje en el que viajamos es lujoso, de aquellos que se ocupan para llevar a la alta nobleza.

Lo preparó Robert para conducirnos. Lo que me sorprendió fue que cupiéramos seis personas aquí,

considerando lo angostos que suelen ser estos vehículos.

Adendi siempre ha sobreprotegido mucho a Ki, aunque el entrenamiento de este ha dado

enormes frutos. Por lo mismo, ni siquiera le avisé a Adendi que lo traería, pero extrañamente se

enteró y, usando a Yume de mensajera, estuvimos casi media hora discutiendo hasta que logré

convencerla de dejar a su hermano cumplir sus primeras misiones en solitario.

―¡Le demostraré que soy capaz de alcanzarla cumpliendo con esta misión! ―exclama con

emoción el pequeño elfo de pelo blanco y mirada efusiva.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Una risotada se escucha a mi lado derecho. La dueña es la alto orco de nombre Sharog. Su

tamaño inmenso que pasa el metro con noventa destaca de inmediato. Claro está, para traerla

conmigo tiene que portar un anillo de mimetismo. Aunque, en realidad, los cambios son menores,

principalmente en su rostro, para ocultar su boca característica de orco. El color de piel de un alto

orco de su tipo puede pasar como el de una mujer morena. Aun así, impone a simple vista, espero

no cause mucha sorpresa en aquellos con los que nos encontremos.

―Esa hermana tuya es una consentidora. Nosotros los orcos desde que un niño puede sostener

un arma, lo lanzamos a cazar.

―Eso es porque ustedes son unos maniacos de la guerra ―responde el pequeño.

―Yo no, al menos, nuestro líder me enseñó que hay otras formas de vivir la vida. Ahora ya sólo

lucho por él.

―Y para darle el gusto a Sisi de tener alguien con quien pelear a su altura, ¿no? ―intervengo

con una pregunta sarcástica.

―Sí, sí, no cualquiera puede resistir sus golpes. La última vez quedé con tres costillas, un brazo

y una pierna rotas.

Suelta otra risotada.

―Yo les he dicho que cuando vayan a hacer eso, lleven a Yuuki o a Nae con ustedes.

―¡El orgullo de un alto orco está en curarse por su propia cuenta!

Silencio.

―Por cierto, ¿por qué vienen las hermanas Trara en esta ocasión? ―Ki pregunta.

―Parece que el elfo oscuro tiene problemas con los de nuestro tipo, hermana.

―Parece que se cree un alto elfo, hermana.

¡No imiten a esas dos sirvientas que hablan de manera ácida complementándose la una a la

otra!

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―No, no lo digo por eso, perdón. Sino que ustedes no suelen tener misiones de campo.

Ellas son Sakaethra y Sphigiel Trara, dos elfos del bosque del equipo de sirvientas. Ciertamente,

la pregunta del porqué las traje puede ser lógica. Sin embargo, si hablamos de dar una buena

impresión, ellas pueden ayudar mucho. Dos hermosas elfo de tez morena clara con un impecable

cabello café claro que visten un kimono corto adaptado para parecer de sirvienta. Sólo espero que

no sea demasiado llamativa una vestimenta así. Lo que sí hay que resaltar es que ambas

complementan sus habilidades a la perfección, una enfocada a la magia arcana y otra a la curación.

Además, aunque pueda parecer que su personalidad es la misma, tienen ciertas características que

las diferencian.

―Vamos, no molesten al chico ―interviene Daan.

―Mis más humildes disculpas, señora Daantje ―dice Saka.

―Actualmente no están en servicio, hablen normalmente.

Ambas se voltean a ver.

―Es que es necesario, estamos en presencia de nuestro amo.

―Hermana, Teg nos da permiso, ¿no es así?

―Sí, sólo compórtense bien cuando lleguemos a nuestro destino.

Seguimos intercambiando palabras por un rato, es bueno ver que en realidad mi gente se lleva

tan bien como lo pienso. Si me pongo a pensar, aún aquellos que tienen más problemas para encajar

como Mehiven o Apep suelen conseguir amigos cercanos con los que pasar el tiempo.

―¿Qué te preocupa, líder? ―me pregunta Sharog de manera calmada.

Sharog es muy amable, comprende muy bien cómo se sienten los demás y los apoya en

respuesta. La configuré con esa idea de una chica que te puede destruir de un golpe, pero que, al

contrario, es amable. Parece que en este mundo ha funcionado bastante bien.

―Estaba pensando en lo afortunado que soy al tener a tan buena gente como ustedes conmigo.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¡Cómo te atreves a decir eso, mi liege! ―interviene Daan mostrando cierta molestia―. Quizá

yo no sea de tu creación, pero aun así me diste un lugar al que puedo llamar hogar. Me siento muy

agradecida contigo por eso. Mis compañeros que fueron creados por tu mano deben de estar aún

más agradecidos.

―Así es, líder ―dice Sha―. Quienes somos realmente afortunados somos nosotros de servir a

alguien como usted.

Volteo a ver los que están frente a mí, que detienen su discusión de elfos para darle la razón a

las otras dos.

―Muchas gracias ―vuelvo a decir―. Les prometo que les daré una buena vida en este que

parece será nuestro nuevo hogar.

―Confiamos en usted ―exclaman todos al unísono.

El carruaje avanza entre más pláticas de ese tipo, hasta que unas horas después se detiene.

―¡Hemos llegado a Laleah! ―escucho que grita el chofer del carruaje.

―Ki, espero ya hayas entendido bien lo que debes de hacer.

―No hay problema, mi maestro.

A los pocos segundos se abre la puerta del carruaje. La figura que aparece frente a mí es la del

soldado Roberth. Sin que se percatara, en ese preciso momento, Kieran salió del carruaje. Su labor

es infiltrarse en la ciudad y hacer lo mismo que su hermana, encontrar los secretos de los nobles

locales. Si encuentra algo importante dará el reporte directamente con Yume para que lo reciba,

pero si no es así, lo dará al final del día, como siempre.

―Bienvenidos a Laleah, espero que su estancia aquí sea placentera.

―Roberth, muchas gracias por venir a recibirnos.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Mi señor está dispuesto a recibirlos de inmediato, los conduciremos al palacio de mi señor

―responde para luego observar a mis compañeros en el carruaje―. Esperaba poder viajar con usted,

pero veo que viene lo suficientemente acompañado, seguiré su carruaje.

―No, hay suficiente espacio ―lo detengo.

―¿Me darás el gusto de ir sentado en medio de estas dos bellas damas?

―Por supuesto, son parte del equipo de sirvientas de mi hogar. Las presento, son Sakaethra y

Sphigiel Trara.

―Mucho gusto en conocerle, sir Roberth. Espero que la relación que surja con nuestro señor

sea beneficiosa para ambos bandos.

Siguiendo mi consejo, Roberth sube al carruaje y se sienta en medio de la hermana Trara. Las

cuales le pasan una toalla limpia para secarse el sudor y luego le sirven un vaso de agua para

refrescarse.

―He conocido algunos nobles que tienen elfos esclavas como sirvientas, pero su precio es muy

elevado, así que no muchos pueden aspirar a algo así.

Oh, ahí vamos…

―Agradecemos enormemente que sea el benefactor de nuestro señor, pero nosotras no

somos esclavas ―explica Saka.

―Servimos a nuestro señor por nuestra propia voluntad, estamos infinitamente en deuda con

él ―añade la otra.

―Por lo que esperamos no vuelva a mencionar tal confusión ―concluyen ambas.

―Perdón, perdón ―dice Roberth algo incómodo ante tal escena.

―Oh, no te preocupes. Sólo espero que no vuelva a suceder, yo no tengo esclavos a mi servicio

―le explico―. Por cierto, te presento a Sharog y a Daantje, son dos de mis cercanas compañeras.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Las presentaciones siguen mientras avanzamos con el carruaje. El paso es más lento que

cuando vamos sobre el camino, al parecer hay más obstáculos que evadir en la ciudad.

Esperemos todo resulte bien.

Si lo dicho por Roberth es cierto, hoy llegará el grupo encabezado por ese joven. Los reportes que

me presentó me resultan increíbles de creer, pero no tengo razones para dudar de uno de mis

hombres de mayor confianza. Es más, si establecer una relación con ellos puede resultar positivo

para mi casa y para mis tierras, debo de hacer lo que esté en mis manos para lograrlo. Aunque, como

también afirmó Robert, sus motivaciones son un misterio. Para empezar, un grupo como ellos no

puede pasar desapercibido, ¿por qué nunca había sabido de su existencia? Hasta el momento,

Robert confirmó que el grupo tiene al menos catorce personas, que son las que ha conocido

directamente, pero al parecer su líder encabeza un grupo de aventureros en Aswold, si estos cinco

aventureros también son sus seguidores, entonces serían diecinueve en total. Robert cree en la

posibilidad de que hoy en día traiga diferentes personas consigo. Un grupo de esas cantidades y de

esas habilidades no puede haber aparecido de la nada. Si vienen de otra nación, ¿de dónde sería y

por qué huyeron? ¿Puede ser que la Teocracia de Avand los esté persiguiendo porque algunos de

sus miembros no son humanos? Esa información la tengo que descubrir lo más pronto que me sea

posible. No deben de tardar en llegar, es por esa razón que estoy en la sala de reunión y ya ordené

a mi grupo de sirvientas de preparar una comida digna de tales invitados.

Un poco menos de dos horas de iniciar mi espera uno de los guardias me anuncia la llegada de

Robert junto con el grupo de sir Tegnadiel. Quizá lo mejor sería recibirlos en la entrada, pero no

puedo confiar del todo en ellos. En esta habitación ya se han preparado medidas para detener casi

cualquier tipo de irregularidad.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Mi señor, hemos llegado, solicito permiso para ingresar ―escucho la voz de Robert del otro

lado de la puerta.

―Permiso concedido.

La puerta se abre con lentitud y luego de que Robert pase, me topo con un grupo constituido

de la manera más curiosa. En la cabeza va un joven que cumple la descripción presentada por Robert,

pero el resto son desconocidos. La chica enorme que parece miembro de su guardia personal no es

de mi interés, sin embargo, también ingresa un paladín. Los paladines tienen códigos de conducta

muy firmes, no suelen estar vinculados a individuos, sino a instituciones, principalmente de corte

religioso. El hecho de que alguien así esté siguiente a este joven desconocido quiere decir que debe

de tener un vínculo con la nobleza. Detrás de ellas entran un par de mujeres elfo con una vestimenta

que parece de sirvienta, aunque su estilo es extraño, nunca lo había visto. En sus manos llevan un

par de baúles pequeños. El precio de una elfo, y más una tan bella, en el mercado es inmenso. El

tener dos, quiere decir que este individuo tiene mucho dinero. Es muy probable que en realidad sea

un noble de otro país, quizá uno que está tratando de escapar por algún crimen. Debo de andar con

cuidado.

―Lamento haber abusado de la autoridad de su servidor al poner sobre él la enorme carga que

implicaba organizar esta reunión ―habla con lenguaje extremadamente formal―. Mi nombre es

Tegnadiel Ondaia, espero esta relación sea muy próspera para ambos.

―Bienvenidos sean a mi mansión, soy el barón Augusto von Domad, actual cabeza de la casa

Domad dueña de estos territorios desde hace cuatro generaciones. Muchas gracias por su gran

ayuda dentro de mi territorio, has sido un alivio para la gente del pueblo de Lewick.

Espero su reacción, todos actúan de manera muy formal, exceptuando la joven de gran estatura,

aun así, reciben mi bienvenida con educación.

―Tomen asiento, por favor.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Muchas gracias, tomaré asiento sólo con una de mis subordinadas, espero que no le moleste

que el resto no lo hagan.

―Por supuesto que no, si lo considera más adecuado de tal manera.

La petición no es descabellada, pero si se presenta de tal manea es porque evidentemente la

que tomará haciendo mantiene una jerarquía más alta que las demás. De esta manera, Tegnadiel

toma asiento el sofá frente a mí y a su lado se sienta la paladín de cabello rojo. La joven de gran

estatura se queda parada atrás de Tegnadiel.

―¿Gustan tomar algo de té?

―Agradecemos enormemente su hospitalidad. Aunque me gustaría presentar una solicitud,

traemos con nosotros una hierba de nuestra nación que puede prepararse en una infusión muy

deliciosa. Me gustaría solicitar que se utilice. Si desconfía, nosotros la beberemos primero para

verificar que no sea venenosa.

Mientras dice eso hace una seña con su mano derecha y una de las sirvientas se acerca con el

pequeño cofre abriéndolo frente a mí. El cofre es de una manufactura hermosa, de una madera muy

fina y elaborado con una gran habilidad artesanal. Se encuentra dividido en secciones y cada una

tiene diferente contenido. La sirvienta saca una pequeña bolsa que me hace llegar. La recibo, su olor

es muy agradable, aromático, no parece ser venenosa. Llamo a la sirvienta y le entrego la pequeña

bolsa que me proporciona. En la cocina también son expertas en rastrear ingredientes venenosos,

por lo que siguiendo el protocolo lo verificarán por su cuenta. Algo necesario en estas situaciones.

―Es una mezcla de hierbas y frutos secos. Es ligeramente intensa, pero contiene una

combinación de sabores interesantes de digerir. Forma parte de nuestra colección personal, así que

no tenemos en grandes cantidades, pero la traemos como un regalo.

―No eres nuevo en negociaciones, por lo que veo.

―Esto no es una negociación, es un regalo para demostrar la buena voluntad de esta reunión.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

En ese momento hace otra seña frente a mí y la otra sirvienta coloca el pequeño cofre frente a

mí, en este vienen principalmente botellas similares, pero con contenidos de diferentes

características. ¿Son pociones? Algunos colores nunca los he visto.

―El primer cofre tiene artículos relacionados con la alimentación. La mayoría son bienes de

lujo que no podemos reproducir fácilmente, pero que me gustaría presentarle. El segundo cofre

contiene diferentes tipos de pociones que podemos reproducir, la mayoría son pociones simples y

antídotos, pero también viene un elixir.

―¡¿Un elixir?!

―Sí, somos capaces de reproducirlo, aunque en cantidades muy bajas, este es un regalo para

usted.

El elixir es una medicina legendaria, se dice que la receta desapareció y que no se ha logrado

reproducir, pero como es una medicina que por sí misma no caduca, algunos aventureros las llegan

a encontrar en calabozos antiguos. Una unidad se puede vender hasta en una pieza de platino.

En ese momento mis sirvientas regresan, afortunadamente ya había ordenado precalentar el

agua desde antes de su llegada, así que la preparación de la infusión demoró poco. Mis sirvientas

colocan las tazas de té frente a nosotros, le dan también una a Richard, de su lado, además de

Tegnadiel y la paladín, todas las demás la rechazan.

―Déjeme beberla a mi primero para verificar que no es venenosa.

―No será necesario, como gesto de buena voluntad, lo beberé.

Es una infusión roja con un olor aromático muy delicioso. Le doy un sorbo y tiene un sabor

intenso, pero, al mismo tiempo, fresco. Muy cercano a los sabores del bosque.

―¿Le ha gustado?

―Evidentemente es muy delicioso, gracias por el regalo.

En ese momento Tegnadiel borra su sonrisa, ya sé lo que está por venir.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Creo que es momento de pasar al asunto que nos concierne.

―¿El asunto que lo trae aquí es el estado de la producción en Lewick?

―En parte, pero, más bien, le haré una pregunta: ¿qué tan listo está para recibir un ataque

frontal del duque Syrga?

―¿Un ataque frontal? No creo que sea tan tonto como para hacerlo, ¿qué pruebas tienes para

realizar tal afirmación?

―Es sólo una suposición, no sabemos que expresamente lo atacará a usted, pero sabemos que

está armando un ejército.

―¿Cómo lo saben?

―Porque nosotros le estamos proveyendo armas y pociones.

¿Está bromeando? No. Pero no tiene sentido, si los está armando para destruir mi territorio,

¿por qué viene a negociar con nosotros? ¿Una amenaza acaso?

―¡Tegnadiel, no pensé que alguien tan honorable como sir Ener pudiera servir a alguien tan

podrido como usted!

¡Cállate! Debemos de analizar primero la situación.

―Mi señor, arrestaré a aquellos que se han declarado como sus enemigos.

―¿Te atreverías? ―dice la joven de gran estatura mientras da un paso para acercarse.

―Espera, Roberth, es una orden.

Ante mis palabras, Roberth se detiene y regresa a mi lado.

―Me alegra saber que usted es un hombre prudente ―me dice el líder.

―Si estás armándolos para atacarnos, ¿por qué razón vienes? ¿Quieres vendernos armas

también a nosotros para obtener doble ganancia?

―Todo lo contrario, sólo decidí proveer al duque para acelerar los planes que ya llevaba a cabo,

pero no pienso aceptar ni apoyar sus métodos.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Entonces qué planeas?

―Destruir al ejército que ataque su territorio, desprestigiar a la casa Hiwood y evitar que

vuelvan a atacar la frontera.

―¿Cómo harías eso? Mi territorio no tiene suficientes soldados ni suficiente dinero como para

resistir un ataque frontal.

―De eso nos encargaremos nosotros.

¿Lo dice en serio? ¿Tiene el poder de acabar con un ejército? Quizá los bienes que está

comerciando están defectuosos y por eso se siente tan seguro, pero, aun así, la capacidad del duque

Hiwood para reclutar hombres nos supera por mucho. Posiblemente sea una trampa para que baje

mi guardia.

―¿Y qué deseas de nosotros?

―Lo primero es un acuerdo comercial, los detalles se tratarán en un futuro, pero no será

desfavorable para ninguno de los dos. Lo segundo es el reconocimiento de su parte del Valle

Prohibido como nuestro territorio.

―¿El Valle Prohibido? ¿Por qué?

―En ese lugar estamos asentados, requerimos reconocimiento de las potencias locales.

―El Valle Prohibido no es un lugar bueno para asentarse, sólo pocos aventureros de rango alto

se han aventurado a él y han regresado para contarlo. ¿Estás hablando en serio?

―¿No lo parezco?

―Mi reconocimiento vale poco, pero estoy dispuesto a colaborar para que sea logrado si

ayudas a concluir esta situación de una manera favorable. Aun así, no puedo tener la certeza de que

no seremos traicionados por tu gente.

―¿Tiene alguna otra opción?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Es cierto, no tengo opción, mi territorio es pequeño, mi gente vive bien, pero no puedo

sustentar una guerra de ese tipo. Ellos no sólo hablan sobre hechos vacíos, han demostrado su

habilidad. El sólo suceso que relata en el reporte Roberth, del como una sola de los suyos acabó con

una bestia de ese tipo sin ni siquiera ser herida fue una demostración de poder de su parte. Si todos

sus miembros son así de poderosos, son un peligro inminente si los tenemos como enemigos.

Ante mi silencio él se da cuenta que no tengo forma de negarme.

―Me alegra haber llegado a un acuerdo con usted a este respecto.

―Sería necio rechazar la propuesta de un grupo con su potencial de guerra y capaz de producir

pociones como las que me presentas. Sin olvidar que los sabores exóticos que nos has regalado

demuestran que tu organización tiene saberes de tierras lejanas que nos pueden causar mucho daño

si rechazamos.

―Como dije, usted es un hombre muy prudente.

―Señor, ¿está seguro de esto? ―pregunta Roberth.

―Tú fuiste el que inicialmente demostraste confiar en ellos.

―Confío en ellos porque confío en su subordinado sir Ener.

―¿No crees que el subordinado refleja la calidad de su señor? Excelentes subordinados como

él sólo sirven a excelentes señores. Espero que Tegnadiel cumpla tal expectativa.

Sinceramente yo también tengo mis dudas, pero esto parece ser la mejor opción.

―No es necesario hablar con tales palabras sólo por mejorar su impresión, comprendo

perfectamente las dudas, las grandes charlas que ocultan los verdaderos pensamientos pueden ser

perjudiciales.

No puedo evitar soltar una risa irónica al percatarme que ha descubierto mis pensamientos.

―No fallaré a sus expectativas, honorable barón ―me dice haciendo una reverencia―. Si me

lo permitiera, me gustaría asignar alguien de mi gente para entrenar a los soldados estacionados en

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

este palacio. Lamentablemente no puedo dejar a Daantje ya que tiene otras labores que ejercer,

pero puedo entregar los servicios de Sharog.

Por fin conozco los nombres de aquellos que no había conocido. La paladín es Daantje y la otra

mujer es Sharog.

―Está diciendo que mis soldados no están bien entrenados.

―Estoy diciendo que pueden estar mejor entrenados.

―En ese caso, me gustaría proponerle un combate de entrenamiento.

―Me parece perfecto.

No dudo de los reportes de Roberth, pero este sería el momento adecuado para ver el poder

de los miembros de esta organización. Puede ser que sólo estén hablando grande, pero no lo sean.

Debo de verificarlo.

Toda la conversación que tuvo el líder con él es demasiado para mí. No es como si los orcos no

pudieran hacerse cargo de ese tipo de asuntos, simplemente que yo no soy buena con las grandes

palabras, las negociaciones y todo eso. Lo único que ahora entiendo es que el líder quiere que

demuestre mi poder, aunque de forma moderada. Por esa razón nos trasladamos a los cuarteles

que están justo al lado del palacio del barón, al extremo de la ciudad.

―¿Entonces salió todo como lo había planeado? ―le pregunto con duda mientras preparo mi

equipo.

―No sé si se podría llamar así, esperaba más resistencia de su parte.

―Pero ha logrado lo que proponía ―interviene Daan.

―Me alegro de que haya sido un noble con el que se pueda hablar, al menos, si hubiera sido

más obstinado esto hubiese terminado mal.

―¿Y qué consideraciones debo tener para este combate? ―le pregunto a mi líder.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―No vayas desarmada, sus armas pueden no hacerte ningún daño, pero no verían nada normal

que las rompas con tu mano desnuda.

―¿Maza o hacha?

―Espada.

―Sabes que no es una de mis especialidades.

―Por esa misma razón, pero no subestimes tus habilidades, sabes más de su manejo que los

soldados de aquí, a fin de cuentas, les enseñarás sobre eso las siguientes semanas ―me explica―.

Creo que no debe de ser necesario decir que no mates a nadie y que, de preferencia, no destruyas

sus armas.

―Entendido.

Con esos señalamientos me acerco al centro de la arena. Los soldados me miran de maneras

diferentes. Mi apariencia no es la de una humana, a pesar de que en este momento pase

perfectamente como una, tengo una estatura y constitución poco usual. Eso intimida a algunos,

aunque, por otro lado, no puedo evitar darme cuenta de que otros me miran sólo como una bárbara

que no sabe de combate y sólo confía en su fuerza bruta.

―Soldados, este sólo es un combate de entrenamiento, pero no hay que contenerse, hay que

demostrarle a nuestro señor lo grandes guerreros que somos.

El que está hablando parece ser el capitán a cargo. Yo tampoco debo defraudar a nuestro líder,

a nuestro señor.

Primero pasa al frente un soldado convencional, no parece destacar en nada en particular. Lleva

una espada y un escudo ligero, su vestimenta es una armadura ligera, a comparación de otros de

los soldados cuya armadura es pesada.

Ataca sin buscar una forma de medir mi fuerza, ¿está mal entrenado o sólo me está

subestimando? Ni siquiera trata de buscar una apertura, sólo ataque de frente. Para mí es fácil

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

bloquear sus endebles ataques, su técnica con la espada no es del todo mala, pero en conjunto sus

habilidades son carentes.

―No ataques de manera indiscriminada, mide la fuerza de tu rival ―le explico con mirada

calmada.

A pesar de buscar darle una lección, él no dice nada y en cambio sigue atacando. Parece que

no considerará el consejo de una, a sus ojos, bárbara como yo. Bloqueo otro ataque y mantengo su

espada retenida. Una fuerte patada en su abdomen lo hace caer al suelo.

―No te enfoques sólo en las armas, todo tu cuerpo puede servir para atacar o para defender.

Él no responde y sólo se está quejando. Creo que me he sobrepasado, le he roto un par de

costillas. El resto de los soldados se acercan para ver si todo está bien.

¡Deja de quejarte, no morirás por eso!

―¡Sphigiel, creo que le he roto algo, ¿puedes curarlo?!

Los soldados lo comienzan a cargar cuando Sphigiel llega a mi lado. Sin explicarles nada, cura

al soldado herido el cual deja de quejarse de inmediato.

―Ya no duele ―dice sorprendido.

Sphigiel hace una reverencia y se aleja, aunque ahora no regresa al lado de nuestro líder, al

parecer permanecerá cerca por si se necesita de nuevo su ayuda.

Veo a los soldados más emocionados, al parecer me han dejado de ver de manera despectiva.

Uno tras otro viene tras mí, cada uno tiene distinto estilo, algunos están mejor entrenados que otros,

pero ninguno logra hacerme ni un rasguño. Los heridos son curados al instante por Sphigiel, creo

que ya sé la segunda razón por la que trajo a las hermanas Trara, por si algo así pasaba.

―Creo que ha llegado mi turno ―dice el capitán―. Has hecho un buen entrenamiento con mis

soldados, pero ya es momento de ponerse serios.

―Espero que sea así.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

El capitán usa una espada a dos manos. Se me acerca de la misma manera que el resto, algo

imprudente, aunque en ese momento cambia su trayectoria y ataca por un flanco. Puedo alcanzar

a mover mi espada para bloquear su ataque, pero él no se detiene, busca otra apertura. Este sí es

un guerrero con experiencia real en combate, pero, aun así, no hay necesidad de tomarlo en serio.

―Eres mucho mejor que tus subordinados ―digo con calma.

―No subestimes a los soldados al servicio de la casa Domad.

―Eres ágil y tus ataques son poderosos, pero trata de apuntar a las piernas. Usa la diferencia

entre nuestras estaturas como ventaja, si buscas mi estómago será difícil.

―Dando lecciones hasta a un capitán, sí que eres arrogante.

Sin embargo, no la rechaza, su juicio es bueno, es orgulloso, pero sabe que debe de buscar otras

formas de dirigir el combate. Busca atacar mis piernas, pero lo puedo bloquear. Ya lo había

prevenido, así que era lógico que estaría en defensa de esos ataques, además, al ser una debilidad

de los míos, debo de tenerla bien cubierta.

Los ataques siguen, los soldados incentivan a su capitán, aunque no se muestran con la certeza

de que vaya a triunfar. Ataca a mis piernas, es fácil de bloquear. No, espera, eso no es… al instante

siguiente lo que siento es su espada a punto de colisionar contra mi abdomen, ¿una habilidad,

quizá? Agarro su arma con mi mano libre, deteniendo el ataque. Se la arrebató con fuerza, y, al

instante siguiente, uso la empuñadora de mi espada para darle un golpe en el abdomen tirándolo

sobre el suelo. Su armadura muestra una abolladura por el golpe, pero él parece estar bien. Sphigiel

se acerca a curarlo, pero él se niega.

―No, si lo haces mi cuerpo olvidará lo que ha aprendido.

Ciertamente, es algo que se debe de considerar en los entrenamientos, pero no es algo que

tengan muy en cuenta los humanos. El daño que recibe el cuerpo es recordado por él. Si se cura de

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

inmediato, el cuerpo reacciona interpretando como si no hubiese sido algo digno de recordar. De

manera inconsciente te vuelves descuidado al menospreciar el dolor recibido.

Es un buen soldado, definitivamente. Lo reconozco.

―¿Cómo detuviste mi espada sin herirte? ¿Usaste una habilidad? He escuchado que algunos

aventureros de clase oro o platino no pueden ser heridos fácilmente por armas, pero aun así me

sorprende.

Fue un buen duelo, no quiero engañar a aquellos con los que cruce armas. Me gustaría revelarle

mi verdadera apariencia, pero no quiero causar problemas.

―¿Líder, me gustaría…?

―Aguanta unos momentos, trataré de arreglarlo ―me interrumpo, adivinando a la perfección

lo que estaba a punto de decir.

Veo a Tegnadiel yendo con el barón Augusto, hablan por unos momentos, para luego detenerse.

Una vez que todo está más calmado, nos reúnen a todos en el centro de la plaza, los soldados forman

una escuadra muy bien definida. Definitivamente, no son malos soldados, al menos la mayoría.

―Mis soldados, a partir de este día Tegnadiel y su compañía son aliados de mi casa, cualquier

problema que le causen a ellos es como si me los causaran a mí. A petición de Tegnadiel,

preocupándose por la seguridad de sus aliados, la joven que vemos con él, llamada Sharog

permanecerá en esta ciudad como instructora de los soldados de mi guardia personal y de la guardia

estacionaria, a estos últimos se les notificará más tarde. Los que están aquí son aquellos soldados

de más confianza para mí, por lo tanto, espero que lo que está a punto de revelarse no cause ningún

problema. Si llega a causarlo, serán revelados de su cargo y castigados como es pertinente por faltar

a la orden de mi persona. ¿Entendido?

Al hacer la pregunta, los soldados responder con disciplina:

―¡Sí, señor! ―exclaman al unísono.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Tegnadiel se coloca al frente de los soldados y me manda a llamar.

―Sharog, mi subordinada, no es una humana ―dice de manera directa.

La seña que me hace la entiendo a la perfección y me quito el equipo que permitía mi

mimetismo. Mi verdadero rostro aparece. El de un orco. De inmediato puedo ver la cara de sorpresa

de los soldados, el bullicio comienza a incrementar. El barón está a punto de intervenir, pero en su

lugar el capitán alza la voz.

―¡Silencio! ―les grita―. Pido permiso para hablar, mi señor.

―Concedido ―responde el barón.

―Quizá tengamos dudas en este momento, siempre que nos hemos topado con alguien de su

raza hemos entrado en conflicto, muchos de los nuestros han caído a manos de los orcos. Aun así,

ella se muestra con una buena voluntad. La mayoría de los orcos con los que nos hemos enfrentado

son sólo bestias que se rigen por sus instintos, pero evidentemente la señorita Sharog es distinta.

Nos demostró la buena fe de darnos lecciones aun en los duelos de prueba, preocupándose por

nuestra seguridad a cada momento. Si como soldados al servicio de nuestro señor no podemos

darnos cuenta de lo que significa eso, nos falta un largo camino por recorrer.

Sus palabras los dejan en silencio, también me deja en silencio a mí. Aún en Argatnél, los

nuestros eran despreciados. Me alegré de que Tegnadiel me creara para estar a su lado, para ser

una aliada, una compañera. Aun así, muchas veces, cuando estábamos fuera, se me veía de manera

extraña. Cuando llegamos a este mundo me di cuenta de que las cosas no serían muy diferentes, sin

embargo, las palabras que el capitán ha dicho me llenan de alegría.

―¡Maestra Sharog, estamos a tu cuidado! ―exclaman los soldados al unísono al hacerme una

reverencia.

La situación se calma y se me indica que sólo podré mostrarme de esta manera cuando esté en

privado con los soldados de la guardia personal del barón. Los soldados estacionarios de la ciudad

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

son más y más variados, como para poder asegurar que nada se dirá sobre mí. Aun así, me alegro.

Convivo con el capitán y con algunos soldados más, conociéndolos mejor. Preguntan sobre mí, pero

tampoco hay mucho que decir, aunque se me creó con un trasfondo dentro de Argatnél, la realidad

es que no tuve una vida hasta mi creación de manos de Tegnadiel.

Más tarde nuestro líder se me acerca luego de hablar con barón, ya no tengo más soldados a

mí lado, así que podemos hablar sólo nosotros dos.

―Perdón por dejarte aquí ―se disculpa, pero no hay ninguna razón para hacerlo―. No te

preocupes, ordenaré que manden a tu cuadrilla cuanto antes para apoyarte.

―No me molesta, cualquier servicio que haga para usted, lo haré con todo gusto.

―Además, parece que has conseguido discípulos honorables, ¿no es así?

―Son buenas personas, me aceptaron como soy sin mucha duda y aún los más arrogantes de

ellos están dispuestos a aceptar mis enseñanzas.

―Por cierto, nosotros partiremos hasta mañana. Adendi encontró a la persona que necesito

para terminar de preparar los planes en el territorio de la casa Hiwood y es un lugar no muy lejano

de este.

―¿Estarán bien ustedes cuatro nada más?

―Sí, lo estaremos, ¿por quién nos tomas?

―Lo siento, líder, sabes que mi mayor deseo es servirte.

―¿Te he dicho alguna vez que no conozco ninguna alto orco más linda que tú?

¿Por qué estás diciendo esto ahora? Harás que pierda mi actitud calmada.

―Sí, muchas veces.

―Pues nunca es malo decirlo otra vez ―me halaga con su rostro confiado, uno que conozco

muy bien―. Por cierto, solicité al barón que preparara un cuarto privado esta noche, ¿me

acompañarás?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

¡Definitivamente he perdido mi actitud calmada, pero qué más da!

VI

Hay cosas muy preocupantes en el reino y mis medio-hermanos en lo único que piensan es en pelear

los unos contra los otros. Desde que mi padre murió, ellos sólo están buscando mover sus influencias

para que las Cortes los coronen. Para tristeza de mi reino, no son sólo esos estúpidos, nobles locales

han venido a mis pies presentándome mil regalos para que los acepte en matrimonio. Yo no tengo

derecho a la corona por ser mujer, pero como la única hija de los antiguos reyes, si contraigo

matrimonio, mi esposo será electo dentro como rey sin dudarlo. Si llegué a los veintiocho años sin

casarme, no es que me importe mucho el no hacerlo nunca más. Ya pasé la edad adecuada y los que

llegan a mí con esas propuestas sólo lo hacen en búsqueda de lo que significaría ser mi esposo.

Aunque podría ser lo mejor contraer matrimonio, así evitaría que esos estúpidos se siguieran

peleando y podría concentrarme en hacer algo con lo que está sucediendo en algunos territorios

del reino, no planeo entregarle estas tierras a un par de inútiles que sin experiencia ni conocimientos

sólo quieren el poder que significa esa posición, sin tener ninguna responsabilidad. En el nombre de

mi padre, y de toda la casa Rancent, juro que no dejaré que nadie apto para ser rey obtenga la

corona. La primera princesa Eryn Joyce von Rancent lo jura sobre su vida y sobre su muerte.

El sonar de la puerta interrumpe mis pensamientos. Levanto la vista desde mi escritorio el cual

está lleno de papeles que detallan los últimos acontecimientos en la nación.

―Pase ―ordeno.

Entra con prisa un joven vestido elegantemente, el cual hace una reverencia.

―Mi princesa, ha sucedido algo importante.

Es mi secretario personal Thomas von Karlsen, tercer hijo de una casa noble menor, pero de

gran lealtad a la familia real. Debido a su familia y a nuestra cercana relación, ya que básicamente

nos criamos juntos al ser de la misma edad, decidí escogerlo para tan importante posición.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Thomas, ya te he dicho que cuando estemos a solas me llames por mi nombre.

―No debería de hacerlo, mi princesa, debo de honrar su posición.

¿Por qué eres tan necio?

La mirada que le dirijo es más condescendiente que nada, pero lo importante no es eso.

―¿Qué sucede?

―Hay reportes sospechosos dentro de los territorios de la casa Hiwood. Al parecer el duque

Syrga von Hiwood se está armando, sin embargo, no tenemos pruebas para verificarlo. La actividad

de los bandidos en la frontera entre los territorios de esta casa y los de la casa Domad también ha

incrementado a niveles más allá de lo normal, creemos que también tiene algo que ver en eso.

―La casa Domad no debería tener el poder económico para preparar un ejército y su casa no

está en buenos términos con la casa Hiwood, quizá desea aprovecharse de eso.

―Sospechamos que la casa Hiwood planea iniciar una guerra en su contra.

Ciertamente es un buen momento. Dado el asunto de la sucesión, ni yo ni mis medio-hermanos

podríamos movilizar un ejército para labores de pacificación. La casa Hiwood ha deseado las tierras

de la casa Domad durante generaciones. No es difícil pensar en que planean conquistarlas,

adjudicando algún pretexto que tendríamos que aceptar ya que no tenemos la legitimidad suficiente

para oponernos sin el uso de la fuerza.

―Envía más espías a las ciudades importantes dentro del territorio de la casa Hiwood, además

de las ciudades que rodean la frontera entre ambos territorios. Avísale a mi guardia personal que se

prepare para partir en caso de ser necesario.

―No estoy seguro de que su guardia personal pudiese detener el ejército reunido por el duque

Syrga.

―¿Dudas de nuestras capacidades?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

No habría ejército que se pudiese oponer a la mejor hechicera de este reino y a una centena

de los soldados mejor preparados de todo el reino, escogidos expresamente por mi mano.

―Aunque sean capaces, su guardia personal no se movilizará para algo así, su objetivo es

protegerla a usted.

―Mis habilidades mágicas son las únicas que pueden sobrepasar la diferencia de números. Yo

estaré en esa batalla, mis guardias me protegerán.

―Si me disculpa, mi princesa, eso es una locura. Usted es la única que hace que el reino no se

caiga a pedazos en estos momentos, no podríamos perderla.

―Es una orden, Thomas.

El tono que uso no deja lugar a la duda, por más que objete, es mi responsabilidad evitar que

algo así estalle. En un momento como este, si dos casas entran en conflicto sin que la familia real

intervenga, le dará carta abierta al resto de las familias nobles de actuar a su entender. El caos

gobernaría este reino.

―Entendido, mi princesa.

Sin dar ninguna explicación más, sale de la habitación.

Padres, mi deber como princesa es velar por el reino que ustedes me dejaron, no los

decepcionaré.

VII

Estamos llegando a la ciudad de Nala. Una de las tres principales dentro de las tierras de la casa

Hiwood y uno de los lugares en los que Adendi está realizando su investigación. Es una ciudad más

pequeña que Aswold y, por lo tanto, mucho más pequeña que Seford, donde vive el duque Syrga

von Hiwood. La meta es encontrarnos con el noble menor Anto von Goran, que, según Adendi, se

ajusta a lo que necesitamos para cumplir el objetivo. Teniendo tres características: deseos de poseer

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

sus propias tierras, descontento con la casa Hiwood y comportamiento honorable sin abusos de

poder.

Las calles de la ciudad son más angostas que en Aswold, por lo tanto, el tránsito local se controla.

Sólo los nobles o los comerciantes pueden usar vehículos dentro de la ciudad, el resto deben de

dejarlos en los establos a la entrada de la misma. A pesar de no tener ningún señalamiento oficial,

venimos en un lujoso carruaje preparado por Augusto von Domad y en nuestra compañía viene un

paladín y por dos elfos como sirvientas. Todo eso puede hacer pensar que pertenezco a una familia

noble. El ver a los guardias tan contrariados sobre cuál es la decisión correcta, me tensa un poco los

nervios. A pesar de ser la autoridad, ofender a un noble les podría acarrear muchos problemas. Por

lo que, para calmarlos, les indico que no tenemos ningún problema con respetar la reglamentación

mientras les muestro una sonrisa amable.

La ciudad tiene un ambiente amigable. La calle principal, a pesar de ser más pequeña que la de

Aswold o la de Laleah, está excelentemente bien cuidada. Ya entiendo el motivo de regular el

tránsito local, si se permitiera, esto sería un caos. Las tiendas que bordean la calle principal son

variadas, aunque no parece que tengan productos muy diferentes que Aswold. Quizá tengan alguna

especialidad local, aunque no tengo tiempo de verificarlo en este momento.

Mientras seguimos avanzando, no podemos evitar acaparar la atención del resto. Aunque mi

ropa no es la de un noble, su calidad es notable. Con la compañía que llevo, el malentendido se

extiende aún más. Quizá piensen que soy de esos nobles menores que juegan a ser aventureros por

diversión. A pesar de llamar la atención, parece que no nos meteremos en ningún problema, aunque

nunca se sabe qué puede pasar en este tipo de escenarios.

Luego de cerca de veinte o treinta minutos de caminar, llegamos a la mansión de la casa Goran.

No es la casa principal que gobierna la ciudad, sin embargo, sí participa de las labores

administrativas, por lo tanto, se encuentra en el primer sector, cerca del palacio de gobierno.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Me presento ante los guardias como un noble de tierras lejanas que desea una conferencia con

la cabeza de la casa. Los guardias dudan, pero al ver nuestra apariencia, deciden ir a preguntar al

señor. En cerca de unos diez minutos más regresan, notificándome que está dispuesto a recibirme.

Entramos al jardín, la mansión es grande, aunque no demasiado. No se puede comparar en

nada a la mansión de Augusto von Domad, pero aun así da un aire de nobleza. Ingresamos al palacio

por la puerta principal y los guardias nos conducen hasta una sala ubicada en la planta baja, la sala

tiene una mesa de centro y se encuentra rodeada de unas cuantas sillas elegantes.

Por orden de los guardias, tomo asiento, pero ni Daan, ni las hermanas Trara lo hacen.

Demostrando estar listas para servirme. Es parte de la fachada, ya la usé con Augusto, es mejor

usarla aquí también.

Luego de unos cinco minutos más, la puerta se abre y entra un joven delgado y de estatura

promedio, pero que viste formal y da un aire de elegancia digno de alguien de su posición. Parece

superar apenas los veinte años, pero aun así demuestra su presencia como la cabeza de la familia.

No es alguien imponente, pero tampoco se puede percibir como alguien débil en su campo.

―Muy buenas tardes. Es un honor contar con su visita, mi nombre es Anto von Goran, la cabeza

actual de esta casa noble. Lamentablemente, no tengo el gusto de haberlo conocido con

anterioridad, ¿le molestaría presentarse?

Todo eso me lo dice al encontrarse ya frente a mí. Su tono es educado y elegante, quizá hasta

más que el de Augusto. En respuesta a su presentación, yo me levanto de mi asiento y con una

reverencia me presento.

―Agradezco profundamente el habernos recibido a pesar de que nuestra visita llegó sin

anunciar. Mi nombre es Tegnadiel Ondaia von Babel. Vengo de visita desde una tierra más lejana

que este reino a tratar temas de suma importancia con usted.

Veo a Anto mostrarse con duda, pero luego asiente.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Nunca he escuchado de una casa con ese nombre, pero aguardaré la decisión de si me está

engañando o no hasta que me revele ese asunto del que está hablando. Tome asiento, por favor.

Yo obedezco y él hace lo mismo, acomodándose en la silla más lujosa que se encuentra frente

a mí. Me doy cuenta de que su mayordomo sigue en la habitación, al parecer, no es un simple

mayordomo, y posiblemente también sea un buen guardaespaldas.

―El tema que estamos a punto de tratar es muy delicado. No sé qué tanto confíe en su

mayordomo, pero si no lo hace en su totalidad, le recomendaría que lo retirara de la habitación.

―¿No le parece sospechoso el querer que me quede solo en la misma habitación que usted y

sus subordinadas armadas?

―Daantje, Sakaethra, Sphigiel esperen afuera ―les ordeno.

―Elliot conduce a las señoritas a la sala de espera, por favor.

Dada la orden, el mayordomo se las lleva fuera de la habitación y él también sale, dejándonos

sólo a nosotros dos.

―¿Es suficiente este nivel de privacidad? ―me pregunta.

―¿Ha decidido colaborar en la campaña del duque Syrga von Hiwood? ―le pregunto

directamente, sin responder su pregunta previa, mi rostro es serio, pero calmado, aun así, lo hago

pasar como amenazante.

Al instante su tez se pone pálida y se muestra sorprendido.

―¿De qué está hablando? ―pregunta luego de tratar de mantener la calma.

―El duque Syrga está armándose para atacar los territorios de la casa Domad. Usted al estar

dentro de su territorio está obligado a colaborar con él.

―¿Lo mando él?

―No, estoy aquí con otros intereses.

―Entonces no tengo nada que hablar con respecto al tema, le solicito que se retire de mi hogar.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Luego de decir eso se levanta con la intención de retirarse de la habitación.

―Lo que saldrá de esta plática puede ser beneficioso para usted, solicito que me escuche antes

de tomar una decisión. Claro, si no escucha mi petición, supongo que el barón Marko von Hurme sí

lo hará.

Anto se detiene en seco al escuchar ese nombre. Como indico Adendi, él cumple los

requerimientos, pero tampoco está completamente limpio. A fin de cuentas, todos tenemos

secretos que es mejor mantener ocultos. El secreto de Anto es su relación adultera con la esposa

del barón Marko von Hurme. Su posición en la nobleza es más alta, así que, si se entera de esta, no

dudará en destruir a Anto. En realidad, no es que sea un mujeriego, simplemente la esposa de Marko

no se siente feliz con su matrimonio y recurre al inocente Anto para escaparse de vez en cuando.

―¿Volverás a tomar asiento? ―le pregunto―. Te prometo que luego de escucharme, aunque

te niegues, no relevaré nada a ese respecto.

Veo al joven regresar a su silla.

―No saldrás limpio de está extorsión ―me dice luego de acomodarse.

―Sólo es un medio para asegurar que escuches mi propuesta, no te extorsionaré de ninguna

manera para que la aceptes.

―A su pregunta, sí, me he visto obligado a colaborar con la idea del duque Syrga, sin embargo,

he tratado de evitar colaborar con hombres. He logrado que todo el ejército de la ciudad

permanezca en Nala, si estalla un conflicto, nuestra ciudad es la más cercana a Laleah, necesitamos

fortalecer defensas.

―Todo eso lo sé, por eso me presenté ante usted. No se encuentra conforme con el proceder

del duque, pero tiene que obedecer debido a que sirve dentro de su territorio. Al mismo tiempo, se

opone a que inicie una guerra. Usted es alguien leal a la corona, sabe que el antiguo rey decidió en

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

favor de la casa Domad y no quiere violentar esa decisión, por lo tanto, ha tratado de reducir su

apoyo al mínimo. ¿Me equivoco en algo?

―No sé por cuánto tiempo me ha estado espiando, pero parece que sabe todo lo que se

necesita saber de mí proceder.

―Una semana.

―No seas absurdo, esa información no la obtienes en tan poco tiempo.

En el caso de Adendi, esa información la pudo obtener en tan sólo un par de días, pero tampoco

vale la pena seguir discutiendo sobre las habilidades de mis subordinados.

―Por lo que dices, no estás a favor del conflicto. ¿Estás trabajando para la casa Domad?

―No estoy trabajando para ellos, los estoy ayudando.

―¿Y qué necesitas de mí? ¿Planeas usar esta ciudad como puesto de avanzada?

―No, todo lo contrario. Mi gente se está moviendo para que ni tu ciudad ni la ciudad de Aswold

se vean afectadas por la guerra. Esta será una guerra que el duque perderá, sólo estoy moviendo

los hilos para que se presente la mejor conclusión para todos los demás.

―¿Cómo puedes estar seguro de que perderá?

―Tengo plena confianza en mi potencial militar.

―Dices que me puedo negar a tu propuesta sin ningún tipo de altercado, ¿verdad? Si ese es el

caso, ¿qué me propones para que te apoye a ti en lugar de al duque Syrga?

―Mi plan es que la casa Hiwood quede destruida luego de este conflicto. Piensa de esta manera,

si ellos están violando la voluntad del antiguo rey, en el momento que haya un hueco de poder, tu

casa, la cual se opuso a tal acción y buscó por todos los medios honrar su voluntad, ¿no será

plenamente recompensada?

―Me estás proponiendo algo que no puedes asegurar desde tu posición.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―El acuerdo es sencillo, deseo que tú filtres información a la familia real sobre lo que está

sucediendo, a cambio yo aseguro tu protección. Luego de la guerra, una relación de alianza se puede

establecer entre nosotros. Una relación que sea benéfica a un largo plazo.

El joven noble se queda pensando, pero luego rompe en risas.

―Tienes todo muy bien controlado, si no decido ayudarte y tus planes resultan correctos, mi

casa quedará también destruida por haber apoyado a la casa Hiwood. En ese caso, no tengo mucha

elección, ¿no es así?

―Si lo pones de esa manera…

―Por otro lado, tampoco es que tenga muy buena relación con la cabeza actual de la casa

Hiwood, ha incrementado los impuestos a niveles nunca antes vistos. Dentro de esta ciudad hemos

tenido que usar el tesoro para poder mantener el flujo monetario y el nivel de comercio deseado.

―¿Tenemos un acuerdo?

―No sé si sea la decisión adecuada, pero lamentablemente no puedo permanecer neutral ante

una situación así. Lo haremos de la manera que indicas.

―Espero que nuestra relación de amistad perdure.

Luego de un apretón de manos y una ligera pausa, el joven se vuelve a sentar.

―Si deseas filtrar información, esta debe de ir directa a la primera princesa Eryn Joyce. Aunque

su poder se encuentra limitado, es la que en este momento lleva las labores administrativas del

reino. Sus medio-hermanos se preocupan más por la sucesión así que cualquier información que les

llegue la usarán para ellos mismos.

―Desconocía esa situación en su totalidad, pero aun así la había considerado como la mejor

opción debido a cierta información que hemos recopilado. De hecho, ya hemos filtrado un poco de

información a través de unos de sus espías ubicados en Aswold.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Ubicaste a sus espías? ―pregunta con sorpresa―. Se dice que los espías de la familia real

son de los mejores entrenados del reino.

―¿Eso es cierto? ―pregunto sinceramente.

El grupo de Iv encontró tal información sin problemas. Luego de ubicar los espías y descubrir

más sobre sus intenciones y sobre el papel en el que estaba la princesa, decidí filtrar la información

para medir su reacción. A partir de este momento, toda la información deberá de ir de la mano Anto.

―¿Cuándo debo de enviar la información?

―En unos días uno de mis hombres se presentará ante ti con información exacta de las

preparaciones del duque, tú escribirás la carta y la sellarás. La persona que se presente contigo la

entregará saltándose cualquier posible punto donde se pueda filtrar la información, será algo que

llegará directo a las manos de la princesa.

―Me cuesta creer que alguien puede hacer eso, pero ya que estoy dentro de esto, no sirve de

nada dudar. He traicionado a mi señor, pero mi lealtad por la corona debe de ser mayor.

Con eso las negociaciones han terminado, ahora falta dar mis muestras de buena voluntad.

Llamamos a las personas que dejaron la sala, las hermanas Trara entregan unos cofres con

contenido similar al que entregamos al barón, a lo que Anto queda maravillado.

En realidad, esto fue mucho más sencillo que con Augusto, pero eso también es algo bueno,

todo salió como lo predijo Adendi. Anto era el objetivo adecuado, la información para presionarlo

sólo era para que nos escuchara, pero sus ideales estarían fácilmente alineados a los nuestros. El

banquete que prosigue a las negociaciones es lo suficientemente bueno para satisfacernos. No

contiene todos los lujos de una casa noble poderosa, pero eso es mejor, prefiero las cosas sencillas.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Capítulo 4. Cyclocia, la ciudad de la libertad

Me despierto al amanecer, pero no es por efecto de los rayos del sol, esta habitación está

completamente oscura, sino que el sonido de los animales a través de la ventana y la actividad de

las sirvientas en el pasillo son suficiente para robarme el sueño. No estoy en mi habitación, en su

lugar estoy en una a la que nadie, exceptuando su dueña y yo, se atreverían a entrar. Son los

aposentos de Sisidox. Es más grande que el resto de los cuartos y su oscuridad se debe a que las

ventanas están obstruidas por telarañas. Tampoco hay una cama aquí, Sisi no la necesita, las aracne

no duermen de la misma manera que el resto. Estoy frente a ella, me mantiene abrazado y usa las

telarañas para apoyar mi espalda. Ella se encuentra en su forma real, su cuerpo arácnido parece el

de una tarántula gigante. Lo cierto es que, si fuera mi yo real, estaría alarmado e incómodo, pero de

una extraña manera, yo, como Tegnadiel, me siento cómodo aun viéndola de esa manera.

―Sisi, despierta.

A mi voz ella alza la vista y me mira de manera tierna.

―Hola, Teg, ¿cómo dormiste?

―Bien, pero ya es hora de iniciar el día.

―Es cierto.

Luego de arreglarme, salgo de la habitación y me encuentro con Ronidia, la cual ya me está

esperando en el pasillo. Tanto el baño como mi ropa del día ya se encuentran listas en mi habitación.

Luego de arreglarme me preparo para ir a desayunar, encontrándome en el comedor con

Sophia y Nae. Los tres tenemos una misión importante que hacer el día de hoy, algo que, de hecho,

implicará una ardua labor. El primer grupo de esclavos rescatados por Aniel Courte han llegado al

pueblo que Ughat y su equipo han ido construyendo con mucho empeño durante las últimas

semanas. Lizandra es la encargada de mantener el control del nuevo asentamiento, asegurándose


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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

que las necesidades básicas de los recién llegados se estén cubriendo a la perfección. Con la ayuda

de Sophia, ya realizaron un censo, pero queda todavía decidir el qué hacer con cada uno ya que

tienen situaciones diferentes y algunos pueden no ser de confiar. Además, aunque Liza a intentado

eliminar la incertidumbre sobre su destino, muchos de ellos se encuentran preocupados por el qué

será de su situación, pensando que pudieron llegar a un lugar peor del que anteriormente estaban.

Dado esto, y hasta que se decida que hacer con cada uno, el contrato de esclavitud sigue vigente

para todos.

El asentamiento no se encuentra muy lejano de Babel, alrededor de entre una o dos horas a

pie, muy cerca del río que cruza el valle para puedan aprovecharlo en sus labores. En la región hay

bestias peligrosas, pero, además de que la gente de Liza está protegiendo el lugar, Nae ha

establecido una barrera que impide el paso de tales peligros.

II

―¿Hoy estuviste con Sisidox, verdad? ―me pregunta Sophia una vez que andamos en camino.

―Necesitaba un lugar tranquilo para pasar la noche, ella es más tierna de lo que puede

aparentar.

―¿Es así? ―pregunta irónicamente―. No lo dirás sólo porque te tiene controlado con alguno

de sus venenos.

―Sabes perfectamente que soy invulnerable a cualquier de ellos.

―Eso no es cierto, su magnificencia ―Nae interviene―. Su veneno último es capaz de pudrir

la tierra misma, aunque usted sea un Dios, no podría salir ileso de él.

Eso es completamente cierto, Sisidox es de cierta manera una señal del apocalipsis. Como

muestra de eso se encuentra su Profesión Mítica [Legado de Atlach-Nacha], haciendo referencia a

tan aterrador ser de la literatura. Sus habilidades finales representarían un gran peligro para mí.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Eso es diferente, Nae ―interviene Sophia, deteniendo cualquier cosa que se pueda añadir al

tema―. Ella no usaría nunca una habilidad de ese tipo con nuestro señor.

―Si lo hiciera, no se lo perdonaría ―Nae continúa.

Ese tipo de temas son peligrosos. A fin de cuentas, las tres son parte de mis subordinadas,

iremos por mal camino si lo primero que hacen es dudar de ellas mismas. Babel se debe de mantener

unido, no me gustaría que volviéramos a sufrir otra traición como la de aquel individuo.

―Dejen ese tema por favor, deben de confiar en ustedes ―concluyo con la conversación.

Luego de caminar por cerca de media hora, llegamos a nuestro destino. Es un pueblo con

construcciones de madera que aunque a simple vista aparentan ser sencillas, fueron construidas

por unos de los mejores artesanos de Babel, por lo tanto, son mucho mejores que muchas de las

que se pueden encontrar en este mundo. Tengo entendido que actualmente hay cincuenta de ellas.

Treinta son de dos pisos, para alojar una familia completa, y veinte son de un piso, para alojar a una

sola persona o a una pareja. No sabemos el origen de los esclavos que recuperaremos, pero si

algunos de ellos son conocidos, es mejor que vivan juntos. Al acercarnos, Liza ya nos espera en la

improvisada puerta, que más bien es un arco construido con obsidiana. Al vernos, veo que agita su

cola de arriba para abajo, mostrando su emoción. Casi podría afirmar que no se puede diferenciar

mucho de un perro fiel.

―Liza, ¿cómo va todo? ―pregunto al verla.

―Todo va bien, líder, aunque los esclavos se ven temerosos. Van tres días desde que llegaron,

pero aún no se calman. Les hemos dado tres comidas como es adecuado, pero algunos se han

negado a comer por sus propios medios. Hemos tenido que ordenarlo para que lo hagan. Debemos

de darle certeza de su estado actual ya que la incertidumbre los está carcomiendo por dentro.

―Reúnelos en la plaza principal, hablaré con ellos.

―¡Entendido!

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Luego de confinar la orden, se retira a cumplirla. Mientras tanto camino en compañía de Sophia

y Nae alrededor del pueblo, observándolo con calma para darle tiempo a Liza de cumplir su

cometido. Las construcciones han sido reforzadas con alquimia y expiden una ligera aura mágica, lo

cual sólo confirma su resistencia. Ingresamos a algunas de las que están vacías y ya tiene los muebles

básicos para vivir ahí, todas fueron dotadas de la misma manera para darles calidad de vida a sus

nuevos inquilinos. Cualquier lujo extra deberá ser conseguido por su parte.

Mientras andamos por la ciudad, encuentro algunos de mis subordinados trabajando, tanto de

la cuadrilla de Liza como de la división de Ughat, sin embargo, el último se encuentra presente, al

parecer regreso a Babel por material extra. Halago el trabajo de los artesanos y ellos lo toman de

manera muy positiva.

Seguimos andando por una de las calles principales rumbo a la plaza principal. Cuando el

proyecto estaba en sus comienzos, Ughat me mostró los planos. La distribución parte de una

pequeña plaza central con una fuente y va abriéndose en forma circular. La plaza es atravesada por

cuatro calles: de norte a sur, de este a oeste, de suroeste a noreste y de noroeste a sureste. Del otro

lado del río se encuentra vacío, pero el plan es construir residencias más grandes y un sector

comercial. Yo no les di la idea y, a pesar de eso, lograron algo bastante bien logrado. Sus habilidades

son superiores, seguramente algunos de ellos son superiores a mí en muchas cosas. Aunque

Tegnadiel no se queda atrás, muchas veces su razonamiento domina sobre el mío, dándome acceso

a habilidades que de otra manera vería imposibles.

Una vez que llegamos a la plaza central, podemos ver a los habitantes reunidos bajo las órdenes

de Liza. Como era de esperarse, la gran mayoría de ellos son humanos, pero también hay numerosos

beastkin y puedo ver un par de elfos también. Nos acercamos a una superficie ligeramente elevada

que fue construida con la intención expresa de dar mensajes de este tipo o, en un caso futuro, como

escenario para espectáculos futuros.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Sophia, ¿cuáles fueron los resultados del censo?

―Hay un total de treinta esclavos. 16 humanos, 12 beastkin y 2 elfos del bosque. Entre los

humanos no hay vínculos familiares, entre los beastkin hay dos parejas, así como unos grupos de

hermanos, finalmente, los dos elfos no son hermanos, pero vienen de la misma aldea. Dos fueron

esclavizados por crímenes graves, seis por crímenes de mediana intensidad, diez por crímenes de

baja intensidad, cuatro por deudas al venir de lugares pobres y ocho los capturaron esclavistas.

―Excelente trabajo ―le respondo antes de dirigir mi mirada a los habitantes.

Veo que los esclavos me miran con temor, al parecer ya se percataron de que soy el líder, así

que están esperando su nuevo destino. Las mujeres se muestran especialmente temerosas,

cubriendo su cuerpo con sus brazos y abrazándose a sí mismas.

―Soy Tegnadiel Ondaia, el líder de Babel ―me presento―. Antes que nada, deben de saber

que no tengo ninguna mala intención para con ustedes, sino todo lo contrario. La razón por la que

los compre fue para alejarlos del duque Syrga y de una muerte segura ante la guerra que está a

punto de iniciar. La verdad es que no quiero esclavos, tampoco quiero forzarlos a estar aquí.

Mis palabras los dejan confundidos, mirándome con desconcierto. Desconfían de mí, lo sé, pero

eso no debe de detenerme. Debo de tratar de ganarme su confianza.

―Si todo sale bien, el día de hoy, todos dejarán de ser esclavos. Escucharé a cada uno, les haré

preguntas que espero me respondan con sinceridad. De sus respuestas dependen mis acciones.

Aunque tienen que saber, que los libere no significa que se puedan ir. Hasta que se calme el asunto

con el duque no podré asegurarles su partida, pero cuando eso suceda, les daremos las facilidades

que requieran para ello. Si no tienen lugar al cual regresar, siempre y cuando trabajen duro, aquí

podrán hacer un nuevo hogar. Aunque no sean esclavos, el hecho de que estén viviendo aquí quiere

decir que vivirán en paz. No deseo ningún problema, si mi gente descubre algo, podrá tomar la

acción que consideren adecuada. ¿Entendido?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Aunque pregunto no espero ninguna respuesta. Algunos me miran con desconfianza, otros con

miedo, sin embargo, los elfos me miran con desagrado. Espero no tener problema con ellos.

―Si alguien desea entrevistarse primero, diríjanse a Liza, ella atenderá la lista de espera. Si no

hay lista de espera, los iremos llamando conforme el censo que fue tomado ayer ―entrego mi

última orden―. Pueden irse a hacer lo que estaban haciendo mientras tanto, no los quiero aquí

parados en el sol para nada.

No hay ninguna respuesta, al parecer no habrá ningún voluntario.

Afortunadamente, en una de las casas ya se me preparó una pequeña oficina, donde los podré

entrevistar y donde se encuentra la copia de toda la información recopilada en lo que respecta al

pueblo y sus habitantes.

Nadie levanta la mano, estoy a punto de darme la vuelta, pero escucho que alguien me llama.

―Yo pasaré primero.

Quien llama mi voz es una pequeña beastkin del tipo felino. A pesar de no ser muy alta, su

rostro aparenta que su edad es cercana a la mía. Su cabello es de un color café claro y se entremezcla

con el resto del pelaje que recorre su cuerpo destacando así sus rasgos ferales.

―¡Detente, Emer! ―a sus espaldas una chica le toma del brazo.

―¡Sí, no hagas una locura!

Las dos que intervienen parecen ser sus compañeras, posiblemente sus hermanas. Ellas son

ligeramente menos altas que ella, pero por su rostro puedo notar que siguen estando en su

adolescencia. La cabellera de una es de un extraño color blanco, similar al de algunos de mis

subordinados, mientras que el de la otra es de un azul oscuro.

A regañadientes, la chica llamada Emer se aleja de sus amigas y se acerca hasta mí. Junto a

Sophia y Nae nos dirigimos a la casa que está en el primer círculo alrededor de la plaza principal

mientras el resto se nos quedan viendo con temor y sospecha.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¡Cualquiera que quiera pasar luego, dígale a Liza! ―les vuelvo a decir antes de ingresar.

Entramos a la casa la cual está acondicionada para simular una secretaría de gobierno, pasamos

la puerta del fondo y llegamos a una extensa oficina con un bonito escritorio en el centro y con todos

los papeles necesarios sobre él. Al tomar asiento en mi posición, me hace sentir como si fuese un

importante director ejecutivo que está a punto de entrevistar a sus nuevos empleados.

―Siéntate, por favor ―le digo, pero ella se queda parada―. Siéntate, es una orden.

No tiene de otra más que obedecer, así que toma asiento en una de las sillas que están frente

al escritorio. Su mirada, a pesar de estar llena de temor transmite lo segura que se encuentra

respecto a su situación, dispuesta por aceptar cualquier sufrimiento a favor de sus compañeras.

―Sophia, sírvele un té relajante, por favor.

―En seguida.

No es que Sophia sea una sirvienta, pero no deja de ser competente con ese tipo de funciones.

―¿Cómo te llamas?

―Soy Emer de la tribu León del Bosque Perpetuo.

Estoy a punto de hacer la siguiente pregunta, pero de repente me interrumpe:

―¡Por favor, no les hagas nada a Maire y a Noirin, puedes hacer lo que quieras conmigo, pero

ten piedad de ellas! Entregaré todo lo que desees.

Cállate, por favor, no me hagas quedar como un villano.

―Guarda silencio. Su magnificencia está hablando, no lo interrumpas ―dice Nae que está justo

a su lado liberando una facción de su poder mágico, casi lo suficiente para dejar inconsciente a

alguien de su nivel.

Vamos, Nae, no la intimides tanto, por favor.

―No planeo hacerles nada. Todo lo que dije afuera es verdad, yo quiero ayudarles.

Ella sólo guarda silencio.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Al instante siguiente Sophia le entrega el té y ella lo agarra temerosa. Por un momento duda

en si tomar o no, pero al ver que no tiene otra opción, bebe de él. Con el primer sorbo puedo ver

que su rostro cambia, mostrándose ligeramente más calmada, al parecer su efecto el deseado.

―¿Cómo se hicieron esclavas? ―le preguntó.

―Somos un grupo de cazadoras, como tales tenemos la misión de obtener comida para el resto

de la tribu. El invierno se estaba acercando y había cada vez menos presas, por lo que tuvimos la

tonta decisión de alejarnos un poco más de nuestra área regular de caza. Fue una mala decisión.

Aunque el Bosque Perpetuo se encuentra bajo la jurisdicción del Imperio Bestial de Edhenon, hay

una serie de aldeas independientes como la nuestra. Los grupos de esclavistas frecuentan esas zonas

con el fin de capturar a nuestra gente. Caímos víctimas de un grupo cercano a veinte personas.

Mientras me narra, puedo ver como la frustración se acumula en su rostro, se encuentra a

punto de caer en lágrimas, muchos recuerdos la han de estar invadiendo en este momento.

―Todo fue mi culpa, yo era la líder del grupo y ellas dos estaban a mi cargo, no tuve que haber

aceptado la idea de alejarnos de nuestro hogar.

Aunque me gustaría buscar la forma de calmarla, me es imposible desde mi posición. Aunque

su historia parece ser real, debo de actuar con reservas.

―Eso quiere decir que tienen un lugar al que llaman hogar y al que les gustaría regresar,

¿verdad?

―Sí ―responde, mientras se seca las lágrimas de los ojos.

―¿Hay alguien más de tu misma tribu?

―Sólo somos nosotras tres.

―Sophia, llama a sus dos compañeras, por favor.

―¡Espera, no les hagas nada! ―exclama Emer.

¡Qué no les haré nada!

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Guarda silencio, por favor.

Obedece, agachando la cabeza con una mirada perdida. Al parecer se encuentra preocupada

de no haber podido proteger otra vez a los suyos. Entiendo por qué puede sentir eso, pero preferiría

que confiara en mí, aunque no sea sencillo.

Luego de unos cuantos minutos, tanto Maire como Noirin entran a la oficina, se muestran

temerosas ante mi presencia y miran con frustración y tristeza a su compañera que ya ha limpiado

sus lágrimas y ha vuelto a mostrar su mirada decidida, disfrazando sus verdaderos sentimientos

frente a ellas.

―Su compañera me dijo que fueron capturadas por esclavistas y que de darse la oportunidad

les gustaría regresar a su aldea, ¿es cierto eso?

Ambas guardan silencio, pero luego de unos segundos responden.

―Sí.

―Nae, ¿detectaste alguna mentira?

Dentro de Argatnél había varias formas de descubrir quién dice la verdad, de hecho, mi

Profesión Histórica [Soberano] me otorga facilidades a mí también de hacerlo. Aunque Nae se

encuentra un nivel más allá, pudiendo detectar el cómo reacciona el cuerpo, casi como si fuera un

detector de mentiras vivo. Dentro del juego no funcionaban para nada más que para el trasfondo y

la interpretación de los personajes, pero en este mundo parecen tener un impacto más real.

―No ―responde.

―Como dije anteriormente, no puedo dejar que se vayan de inmediato. Sin embargo, pueden

vivir aquí por una temporada, se les proveerá de lo mínimo, pero también deben trabajar duro por

el resto. ¿Están bien viviendo en la misma casa?

Las tres se miran con desconcierto, pero luego asienten.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Dicen que son cazadores, ¿les gustaría seguir ejerciendo esa función mientras permanecen

aquí?

Nuevamente las tres asienten.

―Sophia, transfiérelas a una casa familiar y asígnalas al grupo de caza liderado por algún

miembro de Babel, por favor.

―Entendido.

Sophia se encargará de apuntar todas las decisiones que luego le haremos llegar a Liza. Lo cierto

es que en un inicio dudaba sobre si dejar encargada a Liza de llevar la administración temporal de

esta ciudad, pero hasta el momento ha hecho un buen trabajo. Necesita algo en su vida que no sea

sólo combatir. Necesita poder controlar sus llamas. Lo hago por su bien.

―Emer, Maire y Noirin, anularé sus contratos y serán libres. A partir de este momento pueden

hacer lo que deseen, pero si ponen el peligro el orden de la ciudad, serán castigadas de manera

pertinente. No deben de abandonar el área del pueblo por su cuenta, en el valle hay monstruos muy

peligrosos. Aun así, al formar parte del grupo de caza, por las mañanas un grupo de mi gente vendrá

por ustedes para ayudarlas a cumplir sus funciones, pero deben de obedecerlos completamente

para asegurar su integridad.

Nuevamente las tres se miran entre sí con desconcierto, sin darme una respuesta. Sophia me

pasa sus contratos, que no son más que pergaminos mágicos con los términos de sus servicios y de

los que su actual dueño soy yo. La transferencia de los contratos se puede hacer en cualquier

momento, aunque no esté presente el esclavo. Hasta el día de ayer, Nae era la dueña ya que había

sido quién los había recibido de las manos de Aniel y la que los trajo a este lugar usando su

teletransportación, pero luego me fueron transferidos a mí. Esta especie de contratos no existían

dentro de Argatnél, pero hemos investigado a consciencia sobre ellos, lo que me permite ya conocer

casi todos sus pormenores.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―La esclava Emer ha concluido sus servicios de manera premeditada para con su amo

Tegnadiel Ondaia. El amo la libera por su completa voluntad.

Luego de recitar eso, el contrato se prende en llamas, pero estas no se extienden. Es un fuego

que no deja ni siquiera cenizas. El cuello de Emer brilla, como si una gargantilla se hubiese

materializado, la que se quiebra como si fuera de vidrio, desapareciendo en su totalidad.

―¿Es verdad? ¿Me has liberado?

Yo no respondo y en su lugar hago el mismo proceso con las otras dos. Sus contratos son

destruidos y ellas vuelven a ser libres. La expresión de las tres cambia a una mezcla entre felicidad

y sorpresa. No terminan de entender mis acciones.

―¿Por qué? ―preguntan con voz baja.

―Ya lo expliqué ―respondo de manera seria―. ¿Entendieron mis indicaciones previas?

―Sí ―responde Emer―, no dejaremos la ciudad a menos que se nos indique lo contrario.

―¡Emer! Es nuestra oportunidad para volver ―interviene Noirin, pero la otra guarda silencio.

―¿Quieren romper la confianza que nuestro benefactor puso en nosotras? Hay que tener fe

en él. Nos liberó de esto, cumplirá con su promesa.

―Emer, parece que tú eres la más madura, habla con ellas y convéncelas de que no hagan

ninguna locura, si salen del pueblo no nos haremos responsables de su bienestar.

―Lo intentaré, muchas gracias por todo.

Luego de eso, sale de la oficina jalando a las otras dos a regañadientes.

―Sophia, ve con ellas para decirle a Liza que las mueva a una casa familiar y para ver si alguien

ya se apunto en la lista de espera, sino trae a la primera persona del censo.

―En seguida, mi maestro.

Esto será mucho más pesado de lo que pensaba.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

III

Baneci y yo hemos permanecido cerca del edificio donde su líder está entrevistando a los esclavos.

Cuando vimos a la primera chica entrar a solas con ellos, para luego ver entrar a sus dos compañeras,

sólo pensamos en que ellas tres se habían topado con algo que las dejaría marcadas de por vida. En

su lugar, salieron confundidas, pero felices. Cuando platicamos con ellas nos dijeron lo que había

sucedido: habían sido liberadas, aunque deberían permanecer en este lugar hasta nuevo aviso.

Casos similares se han ido replicando uno tras otro, y sólo un hombre, con una sed de sangre

anormal, no salió del edificio, posiblemente lo encerraron o lo llevaron con ellos.

―Ustedes han estado aquí todo el día, ¿no desean pasar a continuación?

La beastkin encargada de estas instalaciones, cuyo nombre no merece ser recordado, ha vuelto

a pasar por aquí y nos ha vuelto a hacer la misma pregunta. Esos animales no entienden ni una

respuesta simple, ¿o qué?

―No, muchas gracias, pasaremos al final ―le responde Baneci.

―Ni siquiera han ido al comedor, deberían de darse un tiempo para ello.

―No nos sigas molestando ―le respondo de manera cortante antes de que Baneci diga algo.

La lagarto alza los hombros y se va, al parecer tiene mucho trabajo que hacer. Por lo que me

he percatado, han reacomodado a varios de los que han entrado. Al parecer su intención es que los

familiares o conocidos vivan bajo el mismo techo.

―No tienes que ser amable con un animal como ese ―le digo a Baneci.

―Ella es una buena persona, se ha preocupado por nuestro bienestar desde que llegamos.

―Ellos no son personas, son animales, apréndetelo bien ―le explico―. Lo humanos apenas

nos llegan a los talones, imagínate lo que una aberración como ellos es en realidad.

Es mi amiga de la infancia, pero no debería ser tan estúpida. Ya van varias veces que discutimos

esto, pero ella sigue sin comprender. Los de nuestro tipo tenemos prometido el proteger a los

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

animales, pero los beastkin sólo perdieron su pureza al aceptar la esencia de los humanos en ellos.

Son una aberración que no debería de existir.

Nuestra posible discusión se interrumpe cuando se abre la puerta y otra persona sale de su

entrevista. Al igual que la mayoría de los casos, se le ve aliviado.

―Ustedes son los últimos que faltan. Qué bueno que ya están aquí, entren por favor.

La mujer de extraño cabello plateado que llegó con el líder nos ordena, así que obedecemos.

―Vayan a la puerta del fondo, tengo que arreglar un asunto, así que no podré escoltarlos.

Sin darnos más señalamientos, la mujer se va con el humano que acababan de entrevistar.

Nosotros obedecemos y vamos a la puerta del fondo. Baneci se encuentra a punto de tocar la

puerta de manera amable, pero ellos no merecen ningún tipo de cortesía, por lo tanto, sólo la abro

de una manera que hasta puede ser llamada grosera.

―Ustedes son los últimos, qué bueno que ya estaban listos para pasar ―dice el líder con un

gesto amable, a pesar de que en su rostro el agotamiento mental es evidente.

―Ho… ―Baneci está a punto de saludar, pero yo la detengo.

Puedo ver que el hombre hace un gesto de desagrado, pero no es algo que le incumba.

―¿Cómo se llaman? ―pregunta luego de soltar un suspiro.

―Mi nombre es Okuna y ella es Baneci.

―¿De dónde vienen?

―De la nación élfica Lobell, estábamos en una misión dentro de los territorios de nuestros

sirvientes kamarianos y fuimos capturados por unos infiltrados de tu calaña.

Ante la expresión puedo ver que la mujer que está detrás reacciona negativamente, pero él

evita que tome acción alguna. Al verla de cerca puedo confirmar mi sospecha inicial, ella no es una

simple elfo, es una alto elfo, la nobleza de los nuestros. Seres tan perfectos que se encuentran muy

por encima de nosotros. No sé qué sucios trucos tiene sobre ella, pero su cuerpo y alma parecen

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

pertenecerle. No sé de qué casa noble sea, pero cuando se enteren en Lobell, este inepto, junto con

toda su gente, será eliminado. Nadie esclaviza a un noble elfo y se sale con la suya.

―¿Por qué no la dejas hablar a ella? ―me pregunta.

―La estoy protegiendo de ti.

―No entiendo tu lógica, pero se ve qué tienes mucho que deseas decir. Habla sin restricciones,

por favor.

No es una orden, es una sugerencia, pero aun así no pienso temerle, le haré ver cuál es su lugar

y el cómo debe de respetar a los que están por encima de él, como lo somos nosotros.

―Cuando llegué, no pude creer que nos pusieran a ese lagarto como guardián ―suelto de

golpe el primer objeto de mi molestia―. Una bestia como ella no tiene la capacidad de gobernar

sobre humanos, muchos menos sobre elfos.

―¿Estás diciendo que Liza no es alguien capaz sólo por el hecho de ser un beastkin?

―Es justo lo que estoy diciendo ―respondo con un gesto de burla―. Cualquier de mi tipo daría

mejores resultados que cualquiera de su tipo.

―¿Es eso así? ―me pregunta casi riéndose, tratando de ser amenazante―. ¿Tienes algo más

que decir?

―No importa lo que hagas con nosotros, pero cuando en Lobell se enteren que tienes una alto

elfo como esclava, moverán todo el poder del ejército para acabar sólo contigo. ¿Tienes eso en

cuenta?

―¡No soy ninguna esclava! ―exclama la alto elfo al instante―. Yo estoy sirviendo a su

magnificencia por completa voluntad. Aunque por él, aceptaría cualquier función que…

―Nae, déjame acabar, por favor ―la interrumpe el hombre.

―Lo siento ―responde agachando la cabeza.

―¿Por qué te atreves a afirmar algo así? ―me pregunta.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Porque cualquiera que esclavice un alto elfo recibirá todo el poder de las casas nobles.

―Interesante ―me dice con una sonrisa―. Te ordeno que guardes silencio y que no

intervengas en nada de lo que diga tu compañera.

¡Maldito! De repente, dejo de poder articular, es el poder del contrato. ¿Para qué me dijo que

hablara sin restricciones si luego iba a ordenar algo así?

―Baneci, ¿puedes responder con sinceridad lo que preguntaré?

―Sí ―responde mi compañera con esa estúpida actitud pasiva que tiene.

―¿Tú también antagonizas con nosotros?

―No, no creo que sean malas personas. Fuimos rescatados de un lugar donde apenas se nos

daba lo necesario para sobrevivir y nos han permitido vivir en este lugar donde se nos han cubierto

todas las necesidades desde nuestra llegada, tratándonos con respeto.

―¿Tú también piensas que los beastkin son poco capaces?

―No lo sé, he escuchado eso muchas veces, pero he conocido a varios desde que nos

capturaron que me cuesta trabajo creer que sea verdad algo así. Además, los mercaderes de su tipo

que llegamos a conocer eran individuos muy capaces.

―¿Tú también piensas que Naevys es una esclava?

―No lo sé, pero dada su respuesta me sería difícil decir que sí, su lealtad es completamente

genuina. Aunque Okuna seguramente esté creyendo que le hayas lavado el cerebro para que actúe

de esa manera tan servicial.

¡Porque es la verdad! ¡¿Cómo puedes ser tan idiota de no verla con tus propios ojos?!

―¿Tú también piensas que puede haber problemas con tu nación por algo así?

―Los habrá, sea cierto lo que dices o no, la simple idea de que un alto elfo esté sirviendo a un

humano les parece inconcebible a los altos mandos de Lobell.

―Parece que tendré que iniciar una guerra por tu bien, Nae.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Lo veo soltar una carcajada, mientras voltea a ver a la alto elfo con una mirada confiada. ¿Es

un idiota o qué? ¿No sabe lo que pasó con los últimos que nos desafiaron? Los estúpidos kamarianos

lo siguen viviendo en carne propia.

―Eso es un gran halago para mí, su magnificencia. Aunque si me lo permitiera, me gustaría que

me dejara hacerles cambiar de opinión por mi cuenta.

A pesar de que usa un tono que puede parecer inocente, se ve muy confiada. Su expresión es

en realidad una amenaza para nosotros, como si tratase de advertirnos que ella sola puede hacerse

cargo de todo nuestro honorable reino.

―No prometo nada, pero dejaré que tomes parte en eso.

¿Cómo pueden hablar tan tranquilamente sobre iniciar una guerra contra Lobell? Ninguna

nación estaría dispuesta a algo así, serían muy tontos si lo hicieran. Quizá haya magos en el mundo

que igualen a los de nuestro reino, pero nadie podría alcanzar a los sabios, ellos están por arriba de

lo que un ser como él puede siquiera comprender.

―Me gusta tu actitud, pero no me gusta la de tu compañero ―retoma el tema inicial―. ¿Es

común encontrar personas como él en tu nación?

¡Obviamente! ¡Cualquier de nosotros sabe que estamos por arriba de ustedes!

―Es común, pero no todos somos así. La posición oficial defiende el pensamiento de que los

elfos estamos por arriba del mundo. No obstante… ―guarda silencio mientras duda lo que decir, si

suelta las barbaridades que pienso que soltará, puede considerarse como tracción―. Sin ánimo de

faltarle el respeto a mis reyes, muchos no estamos de acuerdo con esas ideas. Yo diría que, aunque

es la mayoría quienes piensan así, no es un pensamiento completamente predominante.

―¿Estarías dispuesta a ayudarme en un futuro a entablar buenas relaciones con tu gente?

―En medida que no traicione a mi pueblo, puedo intentarlo, aunque no puedo prometer que

se logre nada. Si llega el momento en que tenga que decidir, mi lealtad estará con ellos.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Con eso me basta por el momento. Me gustaría en otro momento seguir esta conversación

contigo, pero el motivo de esta entrevista es diferente.

Veo que toma en su mano uno de los contratos.

―La esclava Baneci ha concluido sus servicios de manera premeditada para con su amo

Tegnadiel Ondaia. El amo la libera por su completa voluntad.

El contrato de esclavitud se ha roto, veo a mi compañera liberada. Es su momento de atacarlos

y liberarme a mí también. ¡¿Qué espera?!

―Como les dije anteriormente, deberán de permanecer aquí hasta que pueda asegurar su

bienestar en su partida, pero luego de que el asunto se arreglé, yo mismo mandaré a alguien a

escoltarlos. Aun así, me gustaría seguir conociendo más sobre tu pueblo, así que estos días te estaré

visitando con más frecuencia.

El líder dice como si una noble elfo como Baneci, por muy estúpida que sea, aceptara reunirse

con un humano sin ser completamente necesario, ya que no tiene nada que la obligué a obedecer,

no aceptará tales visitas.

―¿Qué hay de Okuna?

Su pregunta no tiene ni un rastro de queja, parece que, contrario a lo que estaba pensando,

ella ha aceptado de buena gana la propuesta de ese humano.

―Ese es un problema que tú tendrás que decidir: permanecerá como esclavo mío hasta que se

pueda marchar, hago una transferencia de contrato para ponerlo bajo tu servicio o elimino el

contrato. En los últimos dos casos, tú te tendrías que hacer completamente responsable de su

actuar, si llegara a causar problemas, Lizandra no dudaría en acabar con su vida y posiblemente con

la tuya también.

¡Como si un animal como ella pudiera con nosotros dos!

―Libéralo, por favor, yo me haré cargo de que no se meta en problemas.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Entendido.

Lo veo tomar mi contrato. En mi mente ya estoy realizando el plan de acción para llevar a cabo

mi escape. El día de hoy aprenderán lo que es faltarle el respeto a un elfo como yo.

―El esclavo Okuna ha concluido sus servicios de manera premeditada para con su amo

Tegnadiel Ondaia. El amo lo libera por su completa voluntad.

¡Estoy libre!

―Las raíces del bosque transfieren su po…

¡¿Qué sucede?! Ya no puedo encantar, mi cuerpo se siente pesado. Giro la cabeza con esfuerzo,

no veo que el humano o la alto elfo hayan hecho algo. ¿Fue Baneci?

―Veo que has cumplido tu acuerdo, espero que sigas manteniéndolo a raya, no quiero que

cause problemas.

―Lo intentaré.

¡Maldita, Baneci, perra traidora!

Luego de eso, no puedo evitar perder la consciencia.

IV

Durante las últimas semanas los planes han ido marchando bastante bien. Luego de echar a andar

los planes, me la he podido tomar sencillo. Nos hemos enfocado en cumplir misiones dentro del

gremio, aunque no hemos incrementado de rango. Mi presencia constante en la ciudad también me

ha permitido pasar más tiempo junto a Amalia. Justo el otro día, para sorpresa del resto de los

miembros del gremio, tuvimos algo parecido a una cita. En realidad, yo sólo quería estar con ella

para entender más sobre el cómo funciona el mundo y sobre la vida de aventureros, pero las cosas

se terminaron torciendo un poco. El escándalo que Nae hizo en el restaurante ese día por estar en

privado mientras ellos se encontraban trabajando pasará a la historia del establecimiento.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Por otro lado, tanto los hermanos Nedru como el resto de la gente al servicio de Iv han hecho

un excelente trabajo no sólo obteniendo información sobre lo que impacta directamente nuestros

planes inmediatos, sino sobre situaciones generales. La información sobre la familia real y sobre os

servidores de esta es quizá la más relevante, pero también hemos obtenidos datos importantes

sobre la alta nobleza y sobre los comerciantes más poderosos. Aunque la mayor parte de la última

información se ha compartido con Erelm Courte, como se había acordado.

El pueblo se ha continuado expandiendo ya que han llegado más esclavos liberados de los que

preví en un inicio, sin embargo, los planes de expansión ya estaban considerados por Ughat. El día

que le dije sobre eso, me miró con una sonrisa confiada y con la frase: «¡No hay problema, líder!»

continuó trabajando. Ahora que lo pienso, Ughat ha trabajado con empeño durante mucho tiempo.

En un principio lo contratamos para procesar el material que obteníamos, pero cuando se unió

oficialmente a Babel, ha demostrado todo el esfuerzo que es capaz de poner. Lamentablemente, no

ha podido verse con Sharog en las últimas semanas. Aunque no es nada serio, esos dos tienen algo

entre sí y cada par de días se escapan a un lugar privado. Creo que entre altos orcos es normal que

sucedan ese tipo de cosas.

El desarrollo del pueblo ha ido para mejor, muchas de las incorporaciones han tomado con

alegría el tener la oportunidad de tener una nueva vida y se han esforzado por darle un nuevo

sentido a ese nuevo hogar. Algunos guerreros han solicitado formar parte de las filas de Babel, pero

no ocuparé los últimos siete lugares en reclutar a cualquier persona que se me ponga delante. No

obstante, ha funcionado para establecer una guardia local bajo el mando directo de Liza, al cual está

siendo arduamente entrenada para que puedan lidiar con los peligros del Valle Prohibido.

Aunque más eficaces que la guardia local, han sido aquellos que se han integrado a equipos de

cazadores de Babel, como Emer, Maire y Noirin. Su esfuerzo constante ha rendido frutos y aunque

les falta un largo camino, ya son mucho más fuertes que cuando llegaron por primera vez. Aun así,

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

eso les ha servido para darse cuenta de la gran brecha de habilidades entre ellos y los demás. Un

renacuajo que permanece en su charco pensará por toda su vida que ese charco es el mundo entero.

La experiencia constante puede hacer el cambio y darse cuenta de lo pequeño que era su mundo.

Titania ha hecho muy buen trabajo estableciendo las bases de la agricultura que se estará

llevando a cabo. Al inicio les impactó a los habitantes el encontrarse a alguien como ella, pero se

fueron acostumbrando a su presencia, al igual que lo hicieron con Liza. Las técnicas de agricultura

que se están implementando son unas nunca antes vistas en este mundo, así que puede ser

complicado hacerlo, pero será lo mejor en este momento.

Las vías del ferrocarril que conectarán a esta ciudad con la salida cercana a Lewick están casi

concluidas, pero la fabricación del ferrocarril por sí mismos podría ser mucho más tardada, nos falta

mano de obra y materiales. Se ha hablado de ampliarlo hacia Babel, pero no es prudente, aunque

esa ciudad esté bajo mi cuidado, no deseo que tengan acceso sencillo a Babel. Aun así, se ha

considerado ampliarlo haca Lewick una vez que el conflicto termine, pero deberemos tener cuidado

en qué tanto se escapa la información sobre esta tecnología.

Los antiguos esclavos que están agradecidos le han llamado a ese lugar: Cyclocia, la ciudad de

la libertad. No puedo reclamarles por usar ese nombre, aunque quizá hubiese preferido algo menos

emblemático, «libertad» es una palabra con mucho peso. Baneci ha sido una parte fundamental

para la administración de la ciudad y para la organización de las personas al escoger ese nombre. Su

compañero, por otro lado, ha tenido que ser restringido mejor debido a sus constantes actos de

rebeldía.

A pesar de todo, estas semanas en las que me la pude llevar ligero están a punto de terminar,

ya que la guerra se encuentra cada vez más cerca. Después de tanto, el duque Syrga ha comenzado

a moverse. Logramos que no estableciera su campamento dentro de las ciudades de Nala y Aswold,

aunque se ubicará en las llanuras cercanas a estas, siempre y cuando las ciudades les provean

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alimentos y bebidas. Las solicitudes de los comerciantes, bajo la representación de Erelm Courte y

de la nobleza local que hemos podido chantajear fue la parte fundamental para conseguir ese

acuerdo.

No creo que el ejército enemigo llegue a Lewick y mucho menos a Laleah, pero las defensas de

ambas ciudades ya han sido fortalecidas a un nivel que será suficiente para resistir en lo que

podemos mandar refuerzos. Nuestro pequeño ejército que usaremos para combatir contra el del

duque también ya está listo para partir en cualquier momento. El barón Augusto von Domad fue tan

insistente en su solicitud para enviar sus tropas al campo de batalla, que ya no pude rechazarlo más,

pero tendré que ver la mejor manera para que peleen sin que se pongan en mucho peligro.

Lo más terrorífico es que el duque Syrga ha enviado cerca de 10,000 tropas, un número muy

grande para una campaña de esta magnitud. Al parecer, sus planes son, en realidad, tomar todo el

territorio del barón Augusto, incluida su capital. El ejército de Babel no supera los 50 y el del barón

apenas llega a los 500, pero los números no importan cuando la brecha de poder es tan grande.

Con todo esto en mente, el establecimiento del campamento de los cuarteles generales está a

punto de iniciar.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Capítulo 5. Esto no es una guerra

Parece que a fin de cuentas la casa Hiwood ha decidido moverse. Es una situación complicada, pero

como prometí, deberé de intervenir. No me ha llegado ninguna noticia sobre el poder militar del

barón Augusto von Domad y de si ya tiene conocimientos sobre el ataque. En el mejor de los casos,

mi sola presencia calmará al duque. A menos que desee entrar en guerra con la familia real, no

puede matarme, pero sí puede exigir que mi presencia en el campo de batalla sea neutra. Yo no

tengo la autoridad para poder dictaminar una orden sobre el conflicto territorial, así que deberé de

respetar la forma en que los señores decidirán el asunto.

Aun así, me estoy entregando en bandeja de plata. Si me asesina en este momento, las

discusiones en las Cortes sobre el heredero se intensificarán. Estarán tan dispersos que él podrá

declarar la independencia sin necesidad de combatir con el ejército a servicio del rey. También es

algo incierto para él, si alguien se corona y decide conquistarlo, no le queda de otra más que morir.

Es por la razón por la que sus planes son tan inciertos. ¿Por qué se arriesgaría en algo así sino tiene

las suficientes seguridades para lograrlo?

Con esas ideas en mi cabeza, entro a mis aposentos, mañana me tocará partir rumbo al campo

de batalla, así que debo de descansar bien. La amplia habitación se encuentra a oscuras, ya he

ordenado a mis sirvientas que me dejen sola luego de ayudar a cambiarme a mi ropa de dormir, así

que espero nadie interrumpa mis pensamientos.

―Eryn Joyce von Rancent, tengo un mensaje de mi señor.

Escucho una voz en la habitación, pero no veo a nadie. No sé qué está pasando, pero preparo

de inmediato una serie de hechizos de protección. Aun así, si alguien logró pasar todos los filtros de

seguridad del palacio y llegó hasta mis aposentos, quiere decir que sus habilidades son increíbles,

posiblemente me pueda ganar en un combate personal, yo no soy una guerrera.


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―No es necesario estar en guardia, no vengo como enemigo.

De repente veo alguien aparecer frente a mí, en las sombras. Es una mujer, aún con la oscuridad

me puedo dar cuenta que es un elfo. Su vestimenta es una que nunca he visto, similar a la de algunos

asesinos. Se inclina ante mí haciendo una reverencia, no una reverencia de servidumbre sino de

respeto.

―¿Quién eres? ―pregunto.

―Adendi Nedru, sirvo al señor de Babel.

―No conozco a tu señor.

―Es aquel que prometió proteger los intereses de Augusto von Domad.

―¿Es su vasallo?

―¡No! ―exclama molesta―. Lo siento ―se disculpa regresando a su actitud calmada al

instante―. No, es su aliado. También es aliado de aquel que le ha estado proporcionando

información sobre los movimientos del duque Syrga.

―¿Y qué requiere de mí?

―Se ha enterado que ha decidido participar en la guerra, él piensa que puede ser favorable

para ambos el encontrarse antes de la batalla para acordar puntos en común.

¿Será una trampa? Posiblemente, pero si voy con mi guardia real, no creo que puedan

atraparme. No he escuchado de otra concentración militar numerosa reuniéndose en las cercanías

de tal frontera. Si es un grupo, no debe de ser muy grande.

―Lo haré.

―Esperaba su prudente respuesta. Aquí tengo reportes más exactos sobre el poder militar de

la casa Hiwood, por si lo desea consultar ―dice mientras coloca unos pergaminos en el suelo―. Las

tropas del duque llegarán en aproximadamente diez días a su posición, esperamos pueda llegar a

tiempo.

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Me muestra un punto en un mapa, se encuentra cerca del bosque que rodea el Valle Prohibido,

al este de Lewick, justo en el paso por donde debería de pasar el ejército si quiere invadir las tierras

de la casa Domad.

―No hable de esta conversación con nadie.

―No lo haré.

En el momento siguiente, desaparece. No es solamente que haya escapado rápidamente, su

presencia se ha desvanecido por completo. Ella es alguien formidable, si me quisiera muerta lo

habría hecho sin que siquiera me pudiera defender. Me gustaría conocer al hombre al que está

sirviendo alguien de sus capacidades.

Si tan sólo es un inútil más, lo mejor que puedo hacer es usarlo y luego librarme de él.

Mi guardia personal se compone sólo de cien caballeros, pero no son cualquier tipo de soldados,

son los mejores que puedes encontrar, reclutados específicamente por mí. Quizá habrá mejores

caballeros en el reino, pero los de mi guardia personal no se quedan atrás. No todos son nobles,

como podría esperarse, en mis filas hay numerosos plebeyos que demostraron tener las habilidades

requeridas y que son completamente leales a la corona. No dudo de ellos ni de sus capacidades,

pero pelear una guerra con tanta diferencia puede ser mucho hasta para ellos.

A pesar de que nos estamos acercando al destino marcado, no divisamos nada que parezca un

campamento. Si es una emboscada, cuando salgan lo único que hay que hacer es liquidarlos. Mi

mente es invadida con tantas dudas cuando de repente el panorama cambia en su totalidad. Es el

mismo espacio físico, pero ya no está vacío, en su lugar se encuentra un campamento no muy grande,

pero sí numeroso. Al ser yo quien encamina la marcha, el resto de los soldados se detienen en seco

al verme hacer lo mismo, algunos que me alcanzan para ver qué está sucediendo se percatan de lo

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

mismo que yo. No dejo que mi sorpresa nuble mi juicio, así que regreso unos pasos para darme

cuenta de que todo vuelve a desaparecer.

Al parecer es una magia de ilusión en un rango fijo, con el fin de ocultar el campamento. ¿Cómo

no lo detecté hasta ahora, yo, la más grande maga del reino? Además, ¿cuánto mana se necesitaría

para poder mantener algo así? ¿Tienen un pequeño ejército de magos de alto nivel con ellos?

―Mi princesa Eryn, cuando sir Tegnadiel me dijo que vendría, no lo pude creer, pero realmente

está aquí.

Me cuesta reconocerlo, ya que la última vez que lo vi fue hace alrededor de cuatro años, pero

es el barón Augusto von Domad, el cual está apoyado sobre una rodilla haciendo una reverencia. A

su lado están otros soldados postrándose también ante mí. En el lugar se encuentra otro caballero

que no replica la acción, su armadura es mucho más lujosa que la del resto. Es una armadura

completa, pero el casco no lo lleva consigo, mostrando que su rostro es el de un adulto joven

bastante atractivo, de cabello café claro y tez clara. Si es un noble, no lo conozco.

―Princesa Eryn ―habla aquel hombre―, mi señor ya la está esperando. Esperamos que

comprenda que su gente no puede acompañarla a la reunión estratégica, pero pueden explorar el

campamento con la ayuda de los ya presentes mientras tanto.

Ya veo, es un subordinado del líder de ellos, del señor de Babel. Le doy a mis caballeros la orden

de que permanezcan dentro del campamento, que los caballeros del barón los guiarán. Por mi parte,

sigo al caballero y al barón hacia la tienda principal dónde se encuentran los cuarteles generales.

Al entrar lo puedo ver a lo lejos, al lado de la mesa que tiene un mapa del territorio. Es un

hombre más joven que yo, pero no por eso lo debo de subestimar. Sus rasgos físicos no destacan

demasiado, su propio porte es por demás insignificante, no parece un hombre muy varonil. A su

lado están dos mujeres, una de cabello plateado que lleva un uniforme formal y otra chica frágil que

lleva una prenda extraña increíblemente holgada. Ninguna de las dos parece estar capacitada para

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pelear, ¿son sus mujeres? ¿Qué general trae a sus mujeres a una reunión estratégica? ¡Qué

arrogancia!

―Joven maestro, la princesa ha llegado.

Cuando el caballero que me está escoltando llama su atención, el señor de Babel levanta la

mirada. Se me queda viendo por unos segundos, para luego acercarse hacia donde estoy con una

velocidad sorprendente. Su rostro ya no está serio como al inicio, más bien, parece emocionado.

―¡Qué hermosa! ―lo escucho exclamar―. No puedo creer que no se me haya ocurrido algo

así antes.

Comienza a exclamar cosas incomprensibles. ¿Está jodiendo conmigo? Sino fuera porque está

en compañía del barón y parece tener su confianza, ya habría terminado con él.

―¡Tegnadiel Ondaia! ―exclama la chica de cabello plateado y de un solo movimiento lo aleja

de mí y lo tira al suelo.

―Lo siento mucho, princesa ―interviene la otra chica―. Él no suele actuar así. De hecho,

llevaba años sin hacerlo. Sophia ya lo sabe controlar en esos momentos, discúlpenos un segundo.

Hace una ligera reverencia y se dirige donde la chica de cabello plateado está regañando a su

hombre. Si unos halagos así no se hubiesen dirigido a mí, la princesa, me sorprendería el ver la

sumisión con la que está tomando la reprimenda de parte de sus mujeres.

A pesar de la sorpresa que se muestra tanto en mi rostro como en el del barón, el caballero nos

escolta a la mesa del centro dándonos la indicación de que todo estará bien y que sólo esperemos

un par de minutos.

¿Por qué no tengo un personaje diseñado así? Ella no es una princesa, es una emperatriz, la gran

emperatriz. Porte de realeza, actitud seria, mirada imponente, cuerpo exuberante. Su cabellera

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rubia y sus ojos azules dan ese aire europeo. Su armadura es ligera y con ese gran escote sólo

destacan más sus atributos.

―¡Reacciona! ―escucho un último regaño de Sophia.

Creo que esté fue un pésimo momento para regresar a mi antiguo yo. Mi yo que diseñaba

personajes y que cada vez que veía algo que le interesaba, procuraba hacer su propia versión. Me

hace pensar un poco el que digan que ellas han visto estos arranques, parece que para su realidad

el cómo comenzaba a divagar por el micrófono era algo que realmente sucedía.

―Estoy bien.

Luego de eso me levanto y me acerco a la mesa. Volteo a ver a la princesa con mirada apenada

y hago una reverencia agachando la cabeza.

―Lo siento mucho, princesa. Sé que eso fue una enorme falta de respeto, pero no lo pude

evitar, desde hace mucho tiempo que no veía una mujer de tu belleza.

―No creo que tus mujeres estén a gusto de escuchar alagar a alguien más.

Levanto la cabeza y me doy cuenta de que su mirada está llena sólo de desprecio. Tendré que

limpiar mi imagen con ella, que no es buena idea que se conserve como tal. ¡Malditos impulsos,

deben de controlarse!

―No somos sus mujeres ―dice Yume.

―…oficiales ―complementa Sophia.

¡No me ayuden!

―Me presentaré como es debido, soy Tegnadiel Ondaia, líder del grupo llamado Babel.

―¿Líder? Tu subordinada te llamó “Señor de Babel”.

―No soy ningún señor, sólo soy su líder, aunque algunos no terminen de entenderlo muy bien.

―El caballero que la encontró es Ener Emblem, ha estado ayudando durante las últimas

semanas en Lewick, para mejorar la seguridad. Ella es Sophia Käsper, es mi mano derecha y líder en

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

reserva de nuestra agrupación. Finalmente, ella es Yumenome, la estratega de Babel y, por lo tanto,

la estratega de esta incursión.

Veo a la princesa mirarme con duda, supongo que es algo increíble pensar que una chica como

ella puede ser estratega, pero no hay nadie mejor que ella, fue creada específicamente para esas

tareas.

―¿Esa chica es la estratega?

―Sí, también es la que mantiene la barrera ilusoria alrededor del campamento y la que puede

saber a cada momento donde el rival se encuentra.

―¿Es cierto algo así?

―Lo es ―respondo de inmediato―. Aunque antes de soltar más información, me gustaría

escuchar de tu boca el porqué estás aquí.

―En mi posición no debería darle ninguna explicación a alguien como tú.

―Soy el comandante de este ejército, estoy en mi derecho.

La veo sonreír ligeramente, mostrando una mirada segura, pero, al mismo tiempo, orgullosa.

Como si entendiera desde el inicio ese hecho, pero que, en su lugar, sólo me estaba probando.

―No puedo permitir que un noble le quite el territorio a otro a través del uso militar, eso sólo

le quitaría legitimidad a la familia real en su labor de mantener unido al reino. La casa Hiwood no

entenderá en razones y tiene un ejército numeroso, la única forma es detenerlo y demostrar que la

familia real se mantiene firme en sus convicciones.

―Entonces tú necesitas que el duque no gane esta guerra.

―Preferiría que se retirara sin entrar en un conflicto, pero como no creo que sea eso posible,

su derrota es más beneficiosa.

―Los tres aquí presentes, y otro que no lo está, tenemos algo que ganar de nuestra victoria.

Así que tengo una serie de requerimientos para usted en orden de lograrlo.

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―Dígalos.

―Quitarle el título y sus tierras a la casa Hiwood.

―Eso se hará hagas una petición o no.

―Darle un título nobiliario más alto a Anto von Goran y asignarle la administración de casi

todas las tierras del duque Hiwood.

―Lo primero lo tengo considerado, lo segundo no lo puedo asegurar. En el peor de los casos,

sólo le entregaría las tierras que rodean a la ciudad de Nala, por los servicios que me ha prestado al

informarme del estado de los preparativos durante las últimas semanas.

―Suena prudente, aunque eso lo hablarás mejor con él. El siguiente punto es extender las

tierras del barón Augusto von Domad para que también gobierne la ciudad de Aswold.

―Casi seguramente se hará algo de esa naturaleza, ya que se necesitaré quién administre la

región y él es el más capacitado para hacerlo.

Viene la petición más complicada, pero la que más importante para Babel, la única por la que

nos hemos involucrado en todo este embrollo.

―Reconocer el Valle Prohibido y las montañas que lo rodean como territorio de Babel, un

territorio independiente, pero aliado a Egiond.

―¿El Valle Prohibido?

―En ese lugar estamos asentados, nos gustaría ser reconocidos.

―Eso se tiene que hablar en las Cortes, así que, en su lugar, prometo ser embajadora para

tenga más posibilidades de cumplirse tal solicitud.

―Con eso me basta, de momento.

Ya me puedo tranquilizar un poco, las negociaciones no salieron de la mejor manera que

esperaría, pero siempre se debe de estar dispuesto a ceder un poco en ellas. A fin de cuentas, la

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

princesa también parece ser una mujer prudente, que piensa en lo mejor para su reino, si le

demuestro las capacidades de mi gente, aceptará mi petición.

―Yume explica los movimientos enemigos y nuestra táctica de batalla.

La aludida comienza la explicación ocupando bloques que simulan las divisiones. Nuestra

táctica principal será hacer un ataque frontal dividido en tres vertientes: Sophia por la derecha, Ener

por la izquierda y yo por el centro. Al mismo tiempo, cuatro divisiones encabezadas por Daan,

Sharog, Muramasa y Lizandra atacarán por los flancos, dividiendo al enemigo y sembrando caos en

las líneas. El hecho de que Gezthat invocará una barrera de hielo si se comienza a dispersar mucho

el campo de batalla, y el que de Thea y Adendi atraparán a aquellos que escapen se mantendrá en

secreto.

En este mundo parece que la guerra sigue un protocolo muy explícito. Hace unos días, el duque

Syrga envió una declaración oficial de guerra que determinaba la hora y día de la batalla. Esto hace

guerra se vuelva más un ritual que otra cosa, lo que reduce el factor táctico en gran medido, algo

favorable para mí ya que, aunque tengo algunos conocimientos sobre la guerra, no soy un experto

como para organizar estrategias y tácticas complicadas. Esto también reduce la posibilidad de que

el duque haga algo no previsto para Yume.

―¿Tienen suficientes hombres para algo así?

―Lo importante no es la cantidad de hombres, sino la calidad de los mismos ―respondo y ella

me mira con sospecha.

―Barón, ¿sabe que de este plan depende su futuro?

―Sí, pero, aunque la cantidad de hombres también me hace dudar, no puedo dudar del talento

y habilidad del grupo de Tegnadiel. He decidido confiar en ellos.

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Creo que estando las últimas semanas conviviendo con Sharog y su gente le hizo darse cuenta

de la gran diferencia de capacidad de guerra entre ellos y nosotros. Además, no las han visto en su

totalidad, apenas les hemos dado una muestra de ellas.

―Por cierto, los hombres que estén frente al ejército principal no atacarán, sólo servirán como

apoyo y barrera secundaria por si se complica la situación ―explico, es una petición descabellada

que puede manchar el honor de los soldados, pero no deseamos que estorben―. Princesa, ¿le

gustaría acompañarme al frente? Le prometo que la protegeré de todos los daños que puedan

suscitarse.

Tenerla a mi lado durante la batalla será la mejor manera de establecer una futura relación, así

podrá darse cuenta de la importancia de tenernos como aliados y no como rivales. Ella verá de

primera mano nuestros poderes, además de que al estar encabezando conmigo el ejército, servirá

como un símbolo de unificación entre ambas formaciones políticas.

―¿Estás diciendo que sólo nosotros cuatro atacaremos al ejército de manera frontal?

―Es una estupidez a tus ojos, pero…

Sin ningún aviso la veo soltar una carcajada no propia de alguien de su posición. Una carcajada

que sólo hace mostrar su yo maduro con más fuerza, ese tipo de risas que sólo las mujeres, y no las

jovencitas, pueden hacer.

―Lo haré. Es una estupidez. Normalmente alguien que actúe con esas agallas lo tomaría por

alguien estúpido, pero tú no hablas al vacío, lo sé. Eso no es una pelea puramente honorable, es una

pelea heroica, solo nosotros contras cientos de personas. Seremos aclamados como héroes en los

cantares.

Oh, no esperaba ese tipo de respuesta.

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―En ese caso, tu guardia personal estará detrás de nosotros, junto con los hombres del barón.

Por supuesto, como indica el protocolo, nos reuniremos con el duque Syrga en el campo de combate

antes del inicio de las hostilidades, si se rinde, todos estos planes serán olvidados.

―Por supuesto, debemos de darle la oportunidad de hacerlo. Como dije, me gustaría concluir

esto derramando la menos sangre posible.

Hay una cosa más por la que me gustaría tenerla en el frente. Según la información recopilada,

su principal talento es como una gran hechicera, reconocida en la escuela mágica del reino como

una de las mejores de los últimos cien años. Necesito ver hasta dónde puede llegar dándole un ligero

empujón.

―¿Yume crees que además de lo que ya se acordó puedas regular el mana de la princesa?

―No me subestimes, por supuesto que puedo hacerlo.

Dentro de Argatnél no existía una cosa similar, al parecer todos los jugadores y los personajes

podían usar al máximo su mana. Durante las últimas semanas hemos estudiado eso un poco y nos

hemos percatado que una de las causas del atraso es que su mana se comporta de forma irregular.

Yume ha hecho algunos experimentos con algunos pobladores de Cyclocia y parece que hemos

descubierto la forma de hacer que puedan aprovechar mejor su mana, es la hora de ponerlo en

práctica.

―Princesa, Yume regulará tu mana, podrás hacer encantamientos más rápidos y más

poderosos ―le explico―. Es una técnica que hemos desarrollado durante los últimos años y nos

gustaría ver sus posibilidades con una hechicera de tu calibre.

―Entendido, confiaré en ella, entonces ―me responde―. Por cierto, no me llames princesa,

en el campo de batalla sólo soy un soldado más, llámame por mi nombre, Eryn.

―Entonces tú puedes llamarme Teg.

Oh, puedo sentir los ojos de la otra princesa, la de hielo, sobre mí.

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Muchos soldados están descontentos de no estar al frente. Para iniciar, eso lastimaría su honor, el

honor de pelear por su señor, por proteger a su gente y a la causa que creen correcta. Por otro lado,

ven como una locura el plan de acción y algunos hasta consideran que es una trampa de parte

nuestra, una forma de entregarnos a nosotros mismos y a la princesa en bandeja de plata al enemigo.

No obstante, la princesa es una gran declamadora y con un poderoso discurso logra que los soldados

tengan fe en la táctica para la batalla. Veo porque es la gobernante de facto del reino, quizá no

destaca en su amabilidad, pero su actitud emite respeto y sus súbditos tienen una verdadera fe en

ella. Todo eso hace que nazca sinceramente la misma idea en mí: ella debe de ser la reina de Egiond,

y si necesita mi apoyo para lograrlo, lo haré.

Siguiendo el protocolo como es debido, los generales de ambos ejércitos nos reunimos en el

centro del campo de batalla antes de que esta se lleve a cabo. Llegamos primero, con la ligera

sospecha de una emboscada, aunque estamos preparados para ello, pero eso no sucede. A los pocos

minutos un hombre obeso y desagradable, como podrían dictar los esquemas de los villanos del

género, con una escolta de alrededor de diez caballeros completamente armados se presentan

delante de nosotros. Quizá lo raro es que alguien como él comande a su ejército, él no está hecho

para el campo de batalla y eso sólo demuestra lo seguro que está de su aplastante victoria. Aunque

no debería de bajar la guardia, todos los informes que tenemos de él indican que no representa

ningún peligro por sí mismo.

―Mi honorable princesa Eryn Joyce, no esperaba verla aquí ―saluda el duque con una extrema

amabilidad―. ¿Ya se encuentra dispuesta a aceptar las tierras que le pertenecen a mi casa por

antiguo derecho?

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―Duque Syrga de la casa Hiwood, se le solicita se retire del campo de batalla. Esta es una acción

militar no permitida dentro de las tierras del reino de Egiond. Además, yo me encuentro aquí, con

la autoridad suficiente para ilegitimar cualquier posesión de tierra que haga por el uso de la violencia.

―Lo siento, princesa, usted no está en la posición de hacer algo así, no tiene la autoridad real

sobre usted, sólo el rey o las Cortes pueden decidir lo contrario. Yo tomaré las tierras que me

pertenecen, de ser necesario pasando sobre su ejército también. El futuro rey comprenderá mis

acciones cuando suba al trono, no puede continuar la situación entre ambas casas por más tiempo.

―Eso quiere decir que no hay ningún margen de negociación.

―Lo hay, princesa ―dice con un tono desagradable―. Si acepta el comprometerse conmigo,

anularé cualquier acción militar.

¡No lo permitiré! Que esta honorable princesa tenga que comprometerse con alguien como

él…

―No, eso es imposible ―responde de inmediato, evitando que tome acción alguna en contra

de él.

―Todos los presentes sabemos que la guerra es inevitable ―intervengo―, luego de gastar

tanto dinero en movilizar tal cantidad de gente hasta aquí, no les gustaría irse con las manos vacías.

―Hablas con certeza, caballero.

Sin dar ninguna otra respuesta, se dan la media vuelta y se alejan. Nosotros hacemos lo mismo.

La guerra no se pudo evitar, como lo predije.

Cuando retomamos nuestra posición, vemos que su ejército está a punto de avanzar. Un

ejército al menos diez veces mayor, pero del que no tememos por ningún medio. Lamentablemente

casi todas las filas frontales están compuestas de esclavos que no decidieron luchar por su cuenta,

a pesar de que gracias a un hechizo de Yume podemos identificarlos a simple vista, no podremos

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evitar que muchos de ellos mueran. Hice lo mejor que pude para salvar a la mayor cantidad de

personas posible, pero en este mundo no se puede salvar a todos.

La guerra empezará.

II

Me encuentro avanzando junto a Tegnadiel hacia el ejército enemigo. Es una locura, una completa

locura, pero aun así me siento emocionada. Es una emoción casi infantil, algo que no me he podido

permitir sentir en años. No debería tener estos sentimientos por combatir contra mis propios

súbditos, por derramar sangre de mi propio pueblo, pero no lo puedo evitar. Será mi pecado, uno

de los mayores que puede cometer una princesa que juró buscar lo mejor para su pueblo. Será un

pecado con el que cargaré toda mi vida, pero esto es una guerra que no pudo ser evitada, debo de

eliminar las dudas y seguir adelante.

Llegando a una posición del campo más avanzada nos detenemos, mientras sus dos

compañeros siguen avanzando, estoy en expectativa de ver qué harán. Teg se pone frente a mí, a

unos veinte metros de distancia, dándome la apariencia de que será mi escudo.

―Eryn, usa la magia más poderosa que puedas.

―¿Qué? ―pregunto sorprendida―. Me tardaré mucho haciéndolo.

―Hazlo.

Las fórmulas se van construyendo en mi cabeza conforme voy recitando los versos del conjuro.

No, esto no es normal. Se muestran de manera más rápida y aun así las entiendo, de igual manera

las puedo recitar a una velocidad inverosímil. Casi podría afirmar que no necesitaría recitar para

nada, pero es mejor no experimentar. ¿Es la obra de Yume? Al inicio subestimé a esa joven, pero

cometí un gran error, una lección que no debería olvidar. Alguien como ella puede ser la clave para

la victoria en guerras de una mayor magnitud, si la tenemos de nuestro lado, no tendríamos que

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temer a la Teocracia de Avand, podríamos librarnos del influjo cada vez mayor que está ejerciendo

su Iglesia sobre el reino.

Veo a Ener y a Sophia encontrarse con el ejército enemigo. Sophia va desarmada, así que sólo

unos cuantos soldados se quedan a detenerla y el resto procuran seguir. Posiblemente piensan que

es una aventurera de rango oro ya que está enfrentándolos en solitario, pero están seguros de que

con sólo unas decenas de ellos la pueden detener. Sin embargo, ella no deja avanzar a ninguno. Con

un solo golpe crea una onda expansiva que tumba a decenas de soldados. Una patada lateral crea

una onda expansiva que obliga a aquellos que buscan traspasarla a detenerse en seco. Sus golpes

son extremadamente poderosos, pero no es sólo eso, hay mucho más detrás. Es casi inverosímil,

pero me cuesta seguir sus movimientos, no es sólo que sea rápida, sino que de un instante a otro

aparece en un lugar diferente. Cuando llega la caballería, ni ellos pueden hacer algo en su contra.

Sus movimientos son gráciles y poderosos, casi los de una diosa moviéndose, una diosa de la

destrucción cuyos puños traspasan sobre cualquier superficie, hasta sus pesadas armaduras parecen

hechas de papel.

El lado de Ener no es menos sorprendente, cuando el ejército va a llegar a él, a sus espaldas

aparece una muralla de espadas flotando verticalmente, las cuales lo siguen mientas avanza con

completa confianza. Cada una tiene una forma diferente, algunas las he visto, pero otras me son

desconocidas. Toma una de ellas y con un solo corte logra destruir la primera línea de defensa, casi

como si la espada de Legna, el antiguo Dios de la Muerte hubiese pasado por el campo de batalla,

cortando por la mitad a decenas de soldados. Ante tal demostración de fuerza, toda la infantería se

dirige hacia él, sin desviarse, esperando derrotarlo. Ener cambia su espada por otra, con cada una

hace movimientos diferentes, ninguno menos impresionante que el otro. Sus propias espadas se

mueven por voluntad propia atacando a los enemigos cuando menos se lo esperan.

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Ambos son ejércitos de un solo hombre, pero yo no puedo distraerme mucho que también

varias cuartillas de soldados se dirigen hacia nosotros. Un escenario similar se repite frente a mis

ojos cuando veo a Tegnadiel desenfundar su espada, si es que se le puede llamar así, ya que ni

siquiera llevaba una vaina consigo y la apareció en su mano con algún tipo de magia espacial De un

hermoso filo de color negro, delgada y de una longitud superior al promedio, dejando externar una

poderosa ahora mágica casi palpable. Sólo su presencia es motivo de mi sorpresa, nunca había visto

algo así.

―Habilidad [Corte Astral]

Un gran corte horizontal aparece al hondear su espada un corte que cubre decenas de metros

a lo largo, algo que se puede ver por el haz de luz que aparece en el aire. Cuando este haz alcanza

las líneas enemigas, los soldados caen cortados de manera limpia por la mitad. Un escenario

sangriento, pero sorprendente. «Contra las armas de un Dios, no hay honor que pueda hacer frente»,

fueron las palabras que una vez me dijo mi padre.

―Magia Arcana [Lanza de Fuego Divino]

Un circulo de fuego aparece sobre mí, toma la forma de una lanza y se dirige hacía las filas

enemigas. Es el círculo más grande que jamás he hecho. Cuando cae al suelo causa una explosión

que puede competir perfectamente con la de un archimago de los altos elfos, los conocidos como

los magos más fuertes del mundo. Nuevamente, un escenario desagradable de ver, pero más

impactante es el poder que mis manos portan ahora.

Todo va marchando conforme a lo planeado. El ver a mi señor usar su hermosa espada, la I de la

Armeria de Unna, Quasar, siempre es digno de observar, aunque sólo haya usado una parte pequeña

de su gran poder. Lamentablemente, sólo tiene acceso a una habilidad final. El pensar lo que podría

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ser capaz al tener la Habilidad Final [Le Grand Chariot] otorgada por la Profesión Histórica [Caballero

Estelar] me llena de emoción, quizá en un futuro tenga acceso a ella.

No obstante, no me puedo distraer mucho contemplando el gran trabajo de mi señor, debo

seguir haciendo el mío. Al inicio no se contuvieron, para hacer una demostración inicial de fuerza,

pero luego de eso lo han hecho para dejar para dejar vivos a la mayor cantidad de soldados posibles.

También fue el plan de Teg que varios enemigos pudieran pasar de la línea inicial, para que chocaran

con la retaguardia hechas por los hombres de la princesa y de Augusto, para que participaran en el

combate y no fuesen sólo espectadores, aumentado su moral.

Mientras tanto, el primer par flanquea las tropas enemigas. La cuadrilla encabezada por Sharog

llega por la derecha y la encabezada por Daantje llega por la izquierda. Su objetivo es el de dividir el

ejército en dos y evitar que los soldados de la retaguardia lleguen con refuerzos. Ambas estarán

atacadas por ambos flancos, aquellos soldados que van marchando hacia el frente y aquellos que

regresen para combatir la amenaza, pero lo resistirán.

Sharog tiene más fuerza física. Golpea y avienta a sus rivales como si fueran juguetes. Además

de todo lleva en sus manos su confiable arma, la V de la Armería de Unna, la Hacha de Perun. Con

su Habilidad Final [Piel de Acero] no hay ataque que la pueda dañar y si la situación se complica

siempre puede usar su Habilidad Final [Destrucción Terrenal] otorgada por la Profesión Mítica

[Encarnación de Caeleon III, el Destructor], el mismo ataque que el rey maldito usó para destruir

ciudades enteras con un solo y devastador ataque. Su cuadrilla comparte las mismas características

de ser una con gran poder físico conjunto con una resistencia inigualable. El ejército enemigo no

tiene como oponerse a ellos.

Daantje es principalmente un tanque, usando la combinación de Habilidad Final [Escudo del

Dios Protector] y Habilidad Final [Reducción Divina de Daño] tanto ella como su cuadrilla es

prácticamente invulnerable al daño. Lo que permite que puedan pelear sin ningún tipo de restricción.

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No la veo con la intención de liberar la espada que reside en la IX de la Armería de Unna, el escudo

▉▇▅▉▇▋, pero con el puro uso de su escudo es más que suficiente para maravillarse. Su cuadrilla es

la más similar a lo que se esperaría de un ejército humano convencional, bien entrenado y versátil.

Usando sus escudos para detener los ataques y organizando formaciones de combate bastante

eficaces.

El caos causado ya está haciendo que algunos soldados huyan del combate. Thea y Adendi se

están encargando de capturarlos y ponerlos en un punto seguro para extraerlos luego. Esperamos

que entre ellos haya algunos esclavos, aunque la posibilidad es mínima, la mayoría de ellos saben

que fallar las órdenes de su amo implica morir.

Eryn está explotando al máximo sus capacidades mágicas con mi ayuda, pero sus energías están

a punto de acabarse, por lo que ordeno a Yuuki, que está esperando en la retaguardia, reponer su

poder mágico. La cara de Eryn cambia de inmediato cuando se percata que nuevamente se siente

bien, llena de energía. Quizá es el individuo con más potencial que hemos encontrado desde que

llegamos a este mundo, debemos de tenerla como nuestra aliada. Aunque no sé merezca más que

ser una servidora de mi señor, si él opina lo contrario, no me opondré.

Observó el combate por algún rato más y al darme cuenta de que están comenzando a superar

en número a las cuadrillas de Daantje y Sharog, ordeno que las otras dos avancen: la encabezada

por Muramasa y por Lizandra a atacar la retaguardia.

A comparación de las otras dos, cuyo objetivo era resistir ataque de ambos francos, estas

buscan más reducir los números de forma rápida. Lizandra no tiene problema para acabar con

decenas de enemigos. Por orden de Teg, tiene prohibido usar su Habilidad Final [Realidad

Llameante] otorgada por la Profesión Mítica [Encarnación de Kariana I, la Abrasadora]. La reina

maldita destruyo su propio reino con su poder, no deseamos que eso pase aquí. No obstante, con

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

el uso de Habilidad Final [Tajo Ardiente] es suficiente para mantener a raya a los enemigos. Su

cuadrilla está compuesta de beastkin que explotan también al máximo sus habilidades raciales.

Murasama, al contrario del resto, no tiene poderosos ataques de área, pero su Habilidad Final

[Iaijutsu] le permite acabar enemigo por enemigo de una manera tan rápida que se puede escapar

hasta de mi vista. No obstante, su cuadrilla es versátil, hay otros como Muramasa dentro de ella,

pero también hay variedad de talentos, todos inspirados en lo que mi señor conoce como cultura

japonesa.

Creo que ya es momento de acabar con esto, antes de que su comandante escape.

―Mi señor, es tiempo.

Escucho la confirmación de Yume. En este momento sería excelente tener la Habilidad Final

[Llamado a los olvidados] de mi Profesión Mítica [Encarnación de Astiaan IV, el Olvidado],

lamentablemente, no la pude adquirir en su momento. No obstante, tengo una forma más de

abrirme paso, la hermosa arma otorgada a mí por Unna, mi espada Quasar. Libero más de su

incalculable energía y de un solo tajo vertical abro el camino frente a nosotros. Algunos soldados

son liquidados al instante y otros huyen despavoridos ante tal nivel de poder.

Eryn se queda sorprendida ante tal escena, pero no hay tiempo para eso. La tomo por la cintura

y comienzo avanzar en compañía de ella, abriendo la vereda con mi espada cada vez que los

soldados se acumulan para bloquearnos el camino. Usando nuestro paso acelerado, no tardamos

más de diez minutos en llegar al final del campo de batalla donde nos encontramos con el duque y

a sus comandantes.

―Se ha acabado esto, Syrga von Hiwood, ríndete ―le digo.

―¡Acaben con él!

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

La orden la da mientras da vuelta al caballo para escapar. Sus ojos están llenos más de temor

que de furia, parece que se ha percatado el erro de sus acciones.

Los comandantes son grandes guerreros, de eso no hay duda. Si comparara su experiencia con

la que mi yo real tiene, no tendría oportunidad, pero Tegnadiel ha acumulado una experiencia

mucho mayor de combatir día tras día y esa experiencia se ha hecho mía también. No tienen

oportunidad contra mí, sus cuerpos se desvanecen con el sólo roce del aura que genera mi espada.

El duque Syrga se encuentra ya algo lejos, pero no lo suficiente para que no lo pueda alcanzar,

no obstante, no tengo necesidad de esforzarme en ello ya que su caballo cae al suelo, no por mi

mano, sino por la de Eryn que usó un hechizo sencillo de viento para cumplir tal fin.

Le ordeno a Yume dar el mensaje y una profunda voz resuena en todo el campo de batalla, es

otra de las capacidades que tiene su Habilidad Final [Ojo Divino del Cielo], lo cual le permite dar

mensaje de ese tipo en el área que este observando. Casi como un mensaje venido desde los cielos.

―Hemos derrotado y capturado a su comandante, aquel que desee seguir viviendo, tire sus

armas.

Algunos continúan peleando, pero ante la abrumadora victoria que hemos conseguido tanto

en la vanguardia como en la retaguardia, uno tras otro comienza a rendirse. A los pocos minutos

acabamos con toda señal de resistencia que hay en el campo de batalla.

Esta que no debería llamarse si quiera una guerra ha terminado.

III

Es una molestia involucrarme en todo lo que implica en control de prisioneros y la limpieza del

campo de batalla, por lo que mejor se lo dejaré ese trabajo a Augusto y a Eryn, claro, con la ayuda

de algunos de mis hombres. Aunque antes de eso hay cosas importantes que tratar y eso nos lleva

a estar los tres reunidos en la tienda que ejercía de cuarteles generales. Augusto no se encuentra

herido, pero sí cansado, a fin de cuentas, estuvo luchando en la retaguardia, lo que tampoco fue un

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

trabajo sencillo. La princesa, por su lado, se ve mucho más agotada por el gasto constante de energía

mágica. Mi agotamiento es diferente, es más psicológico, a pesar de que de cierta manera sigo

viendo esto como un juego, ya no es así, es una realidad en su totalidad y, aun así, terminé con la

vida de miles de personas sin inmutarme. Al parecer la mentalidad del propio Teg está cada vez más

presente en mí, con su experiencia en cientos y miles de combates.

Además de nosotros tres, hay alguien más presente en la habitación. El comandante del ejército

enemigo, el duque Syrga von Hiwood, que se encuentra atado de manera eficaz para que no se

pueda mover, aun así, cada vez que tiene la oportunidad suelta maldiciones, algo increíble en

presencia de la princesa.

―¿Podemos empezar? ―me pregunta Eryn.

―Falta alguien.

―¿Quién? ―interroga Augusto.

No es necesario dar la respuesta, ya que al instante siguiente un portal se abre a mitad de la

tienda. A través de él sale Nae y una cara un poco conocida para los ahí presentes: el noble Anto

von Goran.

Al parecer la atención de los dos presentes se centra en algo más: un portal de

teletransportación y la presencia de una alto elfo en escena.

La princesa está a punto de hablar, pero otra voz se levanta en la tienda.

―¡Tú! ¡Maldito traidor! ―exclama Syrga mientras se retuerce en el suelo.

―Lo siento, duque ―el joven responde con vergüenza.

Por muy cruel que fuera el asunto, que un vasallo traicione a su señor es motivo de sentencia

capital. Aunque tenga motivos de peso que lo respalden, los otros nobles lo verían como alguien

poco leal. No obstante, aunque aquel que está por encima de manera directa es el duque, la figura

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

máxima a la que debe de rendir respeto es a la familia real, cuya representante se encuentra ahí y

bajo la cual estuvo sirviendo.

―¡Duque, guarde silencio! ―exclama la princesa, no sólo causando presión con su poderoso

tono, sino con el hechizo que invocó en una de sus manos a modo de amenaza.

Al instante siguiente, Anto se inclina ante la reina, apoyado en una de sus rodillas.

―Princesa Eryn Joyce, es un honor encontrarla, sabiendo que le serví.

―Levántate ―ordena la princesa y Anto obedece―. Tus servicios con la familia real serán bien

valorados, aunque hayas estado trabajando en colaboración con sir Tegnadiel.

―Lo hice pensando en lo mejor para la familia real y para la nación.

Luego de eso se levanta, para tomar su posición alrededor de la mesa. Una vez que estamos

todos reunidos, la princesa toma la palabra:

―Esta es una reunión no oficial para decidir lo que pasará de aquí en adelante, lo aquí hablado

se hará oficial en un futuro, en presencia de las Cortes. Aunque no tomaré ninguna decisión en este

momento, me gustaría escuchar sus solicitudes.

―En lo particular estoy de acuerdo con cualquier decisión que su princesa decida tomar

―responde Anto con sumo respeto―. Aunque, si se me permite hacer una egoísta solicitud,

desearía que la autonomía de mi ciudad, Nala, sea respetada.

―He recibido reportes sobre los progresos que está haciendo para con sus ciudadanos, el nivel

de vida general es bueno, me encargaré de asegurar que el gobierno de dicha ciudad no sea afectado

por la repartición de tierras.

―Mi princesa, por mi parte no tengo una solicitud en particular, más que la compensación de

la casa Hiwood por lo gastos militares, ya que mi pequeño territorio por sí mismo no los podrá

absorber.

―Esa es una de las obligaciones del perdedor, no te preocupes, será respetada.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Qué pasará con el gobierno de Seford? ―pregunta Anto―. Se encuentra bajo control

directo de la casa Hiwood, a diferencia de Aswold que tiene su propio gobierno local.

―Asignaré a alguien de mi confianza para encabezar el gobierno hasta que la sentencia con

respecto al gobierno de las tierras sea declarada.

Luego de darle tales respuestas a sus vasallos, me voltea a ver a mí.

―¿Y usted, sir Tegnadiel?

―Yo no soy su vasallo, mis peticiones serán directas para con usted. Lo primero es el control

de todos los esclavos que sobrevivieron a la guerra, así como aquellos que están bajo el servicio de

la casa Hiwood. Hace un par de semanas establecí una ciudad con los esclavos rescatados previo a

la guerra, varios de ellos tienen conocidos o familia entre los hombres del duque. Me gustaría

poderlos reunir si es que han sobrevivido.

―Es una petición prudente, me encargaré de eso, no obstante, ¿dónde se encuentra dicha

ciudad?

―En el mismo lugar que la base de mi gente, muy a las cercanías de esta, en el Valle Prohibido.

―Sigue siendo algo difícil de creer, no es que sea un lugar inaccesible, grupos de aventureros

han entrado para obtener recursos raros, pero no deja de ser un lugar muy peligroso.

―Si tanta duda causa en usted tales declaraciones, me gustaría invitarla a Babel, nuestra base.

―Me encantaría aceptar, pero necesitaría reunir a mi guardia para asegurar mi viaje, sin olvidar

la preparación de provisiones para el mismo.

―No es necesario, en este momento podemos viajar ahí.

―¿Con la magia que usó la alto elfo hace unos momentos?

―Exacto ―respondo―. Si confía en que sir Anto y el barón Augusto podrán con lo que hay que

hacer ahora en este lugar, no tenemos razón para no irnos. Mi gente también está ayudando y con

ellos se logrará un resultado favorable en poco tiempo.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Puedo llevar una parte de mi guardia personal?

―Por supuesto. Aunque al ser esta es una invitación informal, no me gustaría que fuera un

gran número. Además, un requerimiento esencial para asistir es que sean abiertos a ver razas no-

humanas.

―Así será, sir Tegnadiel, por lo que he visto, comprendo que muchos de tus seguidores no son

humanos.

Luego del fin de la reunión, la princesa solicita la presencia de unos sus hombres, de aquellos

de más confianza, siendo apenas una docena. Si consideramos a aquellos que nos acompañarán de

mi parte, me es imposible transportarlos con mi habilidad, así que usaremos la de Nae. De mi parte,

mando a llamar a Yume, Lizandra, Sophia y a Ener. Este último no irá como nosotros, pero quedará

como líder temporal de la gente de Babel presente en este lugar.

Mientras todo esto se lleva a cabo, puedo notar que la princesa se acerca a Nae.

―Disculpe, noble elfo, ¿podría conocer su nombre? ―escucho que le pregunta.

―Naevys Jogerios ―responde de manera directa, sin ningún tipo de respeto.

―¿Forma parte de la nobleza élfica?

―No, mi único hogar y a la única persona que sirvo es a su magnificencia, Tegnadiel Ondaia.

En ese momento veo que la princesa me voltea a ver con mirada de preocupación.

―No sé su verdadero origen, pero que una alto elfo esté sirviendo a un humano es algo

inconcebible. Si los nobles elfos se enterasen…

Su rostro de preocupación es evidente.

―Sí, ya me dieron esa advertencia, pero si es necesario iniciar una guerra con ellos por Nae, no

dudaré en hacerlo.

Su mirada de preocupación se intensifica ante tal respuesta. Si algo he aprendido gracias a

Baneci es que la nación élfica de Lobell es peligrosa, muy peligrosa. Hace un par de siglos conquistó

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

el reino de Kamarian por una situación similar, desde ese momento, los humanos que habitaban ese

lugar y sus descendientes han vivido sirviéndoles como el estrato más bajo de su sociedad. Si la

princesa piensa que le puedo traer una amenaza así a su nación, es lógico que muestre duda.

No podemos seguir discutiendo al respecto, ya que aquellos que estábamos esperando para

partir, se reúnen en la tienda. Ante la orden, Nae abre el portal. La princesa y su gente se muestra

con un poco de duda, pero traspasan junto con nosotros.

―Bienvenidos, mis señores ―nos recibe Ronidia desde la plaza principal de la fortaleza.

La primera imagen que aparece frente a mí es una digna de relatos de fantasía. El lugar al que

llegamos no es un castillo, pero casi tiene la magnitud y presencia de uno. Desde el patio central se

ven cuatro edificios que forman un cuadrado. El suelo no es regular del todo, sino que tiene algunas

secciones más elevadas que las otras, por lo tanto, los edificios colocados sobre él se encuentran

también a diferentes niveles. Aunque estos son independientes, se conectan en las secciones

superiores a través de una especie de arcos. Cada edificio parece tener entre tres y cinco pisos, esto

quiere decir que el lugar es grande. Más allá de los edificios se encuentra una muralla, dando la clara

sensación de que esto es, en realidad, una fortaleza. Su apariencia general es irregular, pero no

parece haberse echo de esta manera por descuido, sino que fue completamente intencional.

La construcción puede parecer sorprendente, pero humanamente posible, sin embargo, lo que

llama la atención, sólo lo puedo percibir yo a través de la percepción mágica que he entrenado. El

lugar desprende una cantidad abrumante de magia: no sólo son las edificaciones, sino cada espacio

del recinto, hasta el propio suelo. Los materiales usados para la construcción son por sí mismos

grandes conductores mágicos, a pesar de parecer de los más convencionales, pero esta aura no se

limita sólo a eso. Hay algo más, como si el propio lugar tuviese un corazón que desprende una

cantidad inimaginable de magia. Debe de haber una razón para todo esto.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Somos recibidos por un grupo de sirvientas pulcramente vestidas, con una elegancia tal que

serían dignas de las mansiones de los nobles más poderosos de la capital. A pesar de eso, no todas

van vestidas igual. El uniforme de la que parece ser la jefa de sirvientas es muy formal, aún más del

estándar que se ocupa en esta nación. Otras más llevan uno más convencional, pero varias llevan

uniformes diferentes, que dan la sensación de ser adecuados para su profesión, pero que, a pesar

de eso, me son completamente desconocidos. Algunos enseñan completamente la pierna ya que la

base es un vestido muy corto, aunque la mayoría llevan algún tipo de medias que las oculta.

―Hola, Ronidia ―responde Teg casualmente al saludo de su sirvienta―. He traído como

invitada a la primera princesa Eryn Joyce, en este momento partiremos rumbo a Cyclocia, pero

cuando regresemos me gustaría ofrecerle nuestro mejor banquete, ¿podrías pasarle el mensaje a

Eli?

―Por supuesto, mi señor.

Debe de faltar alrededor de una o dos horas para el ocaso, supongo que la ciudad a la que se

refiere debe de estar cerca. Aunque al parecer las distancias no son tan importantes para ellos,

mientras tengan a Naevys.

―Yume, gracias por todo durante estos últimos días, ya puedes descansar.

―Muchas gracias por sus amables palabras, mi señor.

―Iremos a Cyclocia usando la habilidad de Nae, pero ya ha consumido mucha cantidad de

mana, así que necesitaremos regresar con la tuya.

Al parecer su habilidad de teletransporte tiene ciertos límites de uso, es bueno saberlo. Siempre

es bueno saber información tanto de aliados como de enemigos. Ellos siguen en un punto neutro,

no sé si su alineación final sea opuesta a la nuestra, así que debo de pensar en formas de

contrarrestarlos.

―No hay problema, mi señor ―responde la pequeña estratega.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Luego de dar las órdenes pertinentes, Teg regresa conmigo.

―Eryn, iremos de una vez a la ciudad de los esclavos, para que la conozcas. Caminando está

cerca de una hora de aquí, pero como hay poco tiempo antes de que anochezca, nos

teletransportaremos.

―Está bien.

―Por cierto, no tuviste la oportunidad de conocerla, pero ella es Lizandra, fue una de las

comandantes que atacó uno de los flancos durante la batalla. Ella es la gobernadora en función de

la ciudad hasta que se establezca un gobierno interno, por eso la llamé para que regresara con

nosotros.

Volteo a ver a la susodicha. Es una beastkin del tipo lagarto, sin embargo, externa un aura

distinta, mucho más peligrosa. Sus escamas rojas en las piernas y brazos imponen de una manera

completamente diferente a las de otros beastkin de su tipo, casi como si fuese un ser de leyenda.

―Es un placer conocerla, princesa ―me saluda con un gesto formal.

―El placer es mío, gracias por tu importante colaboración.

―Sólo hice lo que nuestro líder ordenó.

Me encuentro tan distraída observando a mi interlocutora que no me percato cuando la alto

elfo abre el portal. Teg me indica que pasemos después de él y obedecemos.

Al lugar al que llegamos es una plaza pública que parece ser el centro del pueblo, en donde se

encuentra una fuente que decora el amigable paisaje urbano. El centro está construido de manera

circular, dando origen a ocho caminos distintos. Tanto la plaza, como los caminos están cubiertos

de finas piedras que hacen de la superficie una increíblemente lisa. Los edificios que rodean la plaza

y que se extienden a lo largo de los caminos parecen estar construidos con madera convencional,

pero, en realidad, está retocada con alquimia. Una técnica que no desconocemos, pero que no

empleamos para construcciones regulares debido a los altos costos que implica. Que todos los

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

edificios tengan esa técnica de construcción es algo increíble, aun así, el aura que desprende no se

acerca ni un poco a la de la base principal.

La plaza se encuentra con vida, varias personas de distintos orígenes conviven de manera

amigable. Algunos de los presentes llevan armaduras de cuero y van armados con espadas o lanzas,

al parecer son aquellos que ejercen de guardias. Al vernos llegar, los presentes primero se muestran

confundidos, pero luego reaccionan de distintas maneras. Están aquellos que se muestran más

huraños con nuestra presencia, pero una gran cantidad le dirigen una mirada amable Teg.

―¡Han regresado!

Busco el origen de aquel grito y puedo ver a una beastkin del tipo felino con cabello café alzando

la mano y dirigiéndose corriendo hasta nuestra posición. Detrás de ella vienen otras dos jóvenes

más de su tipo, pero que más bien van rápido para tratar de detener a su compañera.

―Emer, ¿cómo va todo? ―pregunta Teg de manera cordial cuando la joven ya se encuentra

increíblemente cerca, casi mostrando la intención de brincar sobre él.

Me puedo percatar que son las únicas personas que se acercan amablemente. Aquellos que

miran con cierto desagrado a Teg es lógico que no traten de acercarse, pero aquellos que se

muestran más cómodos con su presencia, más bien demuestran tener ese respeto a alguien que no

te sientes digno de dirigirle la palabra.

―Bien, bien, estábamos esperando su regreso, sabíamos que vencerían sin problema.

―Yo pensaba que serían derrotados ―interviene casi con tono burlón la más pequeña de las

tres, la que tiene el cabello color blanco.

―Emer, Noirin, están incomodando a los invitados de lord Tegnadiel y madame Lizandra

―concluye la última, que tiene una interesante cabellera azul.

Ante sus palabras, las otras dos se alejan un par de pasos guardando distancia para luego dar

un saludo formal, pero sin presentarse.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Quiénes son tus invitados? ¿Pelearon contigo en el campo de batalla? ―pregunta la líder.

―Es la primera princesa Eryn Joyce von Rancent y parte de su guardia personal, los he traído

para conocer la ciudad.

―¡¿Qué?! ―exclaman las tres al unísono.

En ese momento las tres se inclinan, apoyándose en una rodilla para rendir sus respetos.

―¡Lo sentimos mucho, princesa! ―exclama la líder nerviosa―. No somos originarías de su

reino, pero aun así debemos de ser respetuosas con alguien en su posición.

―No hay problema, en esta ocasión no vengo como princesa, sino como una comandante más

de la guerra que se libró. Levántense.

Pero fue muy tarde, el clamor comenzó a extenderse por toda la plaza. La mayoría de los

presentes al darse cuenta de la situación se inclinaron frente a mí, algo que no deseaba en esta

ocasión. Otros no lo hicieron, mirándome en su lugar con desprecio, supongo que son aquellos que

guardan rencores hacia el reino por su estado actual.

Veo a Tegnadiel suspirar.

―Quería evitar esto, pero en fin… Emer, vayan a buscar a Baneci. Liza reúne a los que quieras

venir a la plaza, no es obligatorio, sólo diles que les haré un anuncio preliminar sobre los

acontecimientos.

Luego de la orden, las aludidas se retiran a realizar sus tareas.

―No habías venido aquí desde la primera vez, ¿verdad, Sophia?

―No, mi maestro, aunque esa vez tampoco pudimos observar mucho, debido a todo el trabajo

que había por hacer ―le responde la aludida―. Quizá hubiera sido mejor llegar a la oficina del

gobernador para no causar tanto revuelo ―añade.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Bueno, mi idea era que la princesa conociera el pueblo, pero no pensé que sucediera esto,

muchos de los súbditos no conocen la apariencia de su familia real ―le responde, para luego

dirigirme la mirada―. Lo siento, princesa.

―No hay nada que disculpar, Teg.

―Muchos de los residentes aquí son temporales, podríamos decir que están aquí contra su

voluntad, de ahí que despierte desagrado en muchos ―me explica―. Esos casos ayudan con tareas

muy sencillas dentro de la ciudad, no obstante, aquellos que decidieron establecerse aquí, ya están

trabajando los campos para que tengan que comer durante la siguiente temporada. También

tenemos un grupo dedicado a la caza, donde están personas como Emer y compañía. Las bestias del

valle son de temer, pero todos los grupos de cacería están liderados por miembros de Babel, así que

no ha habido grandes dificultades.

―Si son esclavos liberados, muchos no tienen a donde regresar, suena lógico que busquen

establecerse en un nuevo lugar si se les da la oportunidad.

―Sí, se han esforzado mucho. Actualmente les estamos proveyendo de recursos gracias a las

reservas de Babel, a la cacería y recolección. Nuestras vías de comercio apenas se están

estableciendo, pero esperamos que en poco tiempo también sean una fuente importante de

recursos. En realidad, sólo tratamos de cubrir sus necesidades básicas, si requieren un bien de lujo,

será cosa de ellos conseguirlos. Tenemos cuatro comedores en la ciudad en donde los propios

habitantes se ocupan de la preparación de los productos para ser servidos al resto.

La verdad, aunque es un lugar humilde parece un excelente buen comienzo para personas en

su posición, aunque no sólo para ellas, si la gente de los barrios bajos tuviera la oportunidad de

mudarse aquí, también aceptaría sin dudarlo.

―Fuera de aquellos que te miran con recelo, el resto de las personas se ven contentas.

―Sí, Liza y Baneci han hecho un gran trabajo aquí.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

En ese momento veo a las jóvenes beastkin regresar con una mujer más, una elfo de tez morena

clara y cabello café oscuro; al parecer es una elfo del bosque.

―Bienvenido, lord Tegnadiel, parece que tiene un anuncio importante que hacer.

―Algo así ―le responde para luego voltearme a ver a mí―. Ella es Baneci, también fue una

esclava liberada, ha ayudado con la administración de la ciudad de manera muy eficiente, a pesar

de que ella planea regresar a su hogar después de esto.

―Mucho gusto de conocerla, señorita Baneci. Soy la princesa Eryn Joyce ―me presento

haciendo un gesto de amabilidad.

―La princesa de este reino ―repite para luego mostrarse un poco pensativa―. Espero que no

te veas arrastrado al pequeño problemilla en el que se meterá Tegnadiel.

―¿De qué hablas? ―pregunto, aunque ya puedo adivinar sobre qué va el asunto.

―De la señora Naevys, me comprometí a ayudar a establecer relaciones amigables con mi

pueblo, pero no sabemos qué tan mal tomen la idea de una alto elfo sirviendo a un humano.

Ciertamente es algo problemático, pero espero lo logre resolver sin convertirnos en blanco de

la ira de los elfos. Nunca los he confrontado personalmente, pero según las leyendas, no tendríamos

oportunidad contra ellos.

A los pocos segundos, Lizandra regresa hasta donde estamos, por lo que me percato que ya se

reunió una cantidad importante de gente en la plaza central. Teg me conduce a una plataforma que

se encuentra en uno de los extremos. Al ascenderla puedo ver a la gran variedad de personas que

en algún momento fueron esclavos, pero que ahora buscan una nueva forma de vida.

―Gente de Cyclocia, la guerra con la casa Hiwood ha terminado ―declara Teg―. En este

momento aún no tenemos nada seguro, pero hemos logrado rescatar a un numero considerable de

esclavos y hemos conseguido que nos transfirieran también a los que trabajaban para familia en sus

propias tierras. Los detalles sobre esto se solucionarán en los siguientes días, esperamos que

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

aquellos que buscan a alguien lo encuentren con bien. Para aquellos que se quieren ir, solicitamos

un poco más de paciencia. No se han formalizado las negociaciones para poder asegurar su partida.

»El día de hoy sólo vine para presentarle esta ciudad a la princesa Eryn Joyce, pero sé que

muchos de los presentes se consideran fieles sirvientes de la familia real, así que por eso los reuní

para que pudiesen saludarla.

Puedo ver que un gran número de los presentes se inclinan, haciéndome una reverencia. Una

escena que podría considerar extraña. Muchos de ellos seguro llegaron a esclavitud por acción de

las casas nobles de mi nación, aun así, me están rindiendo honores que no merezco. Doy un paso al

frente.

―Muchas gracias por aceptarme en su ciudad ―expreso―. Esperemos que a partir de ahora

tengan una mejor vida. Me comprometo a trabajar de manera cercana con sir Tegnadiel para

conseguir un estado que nos beneficie a todos.

Luego de mi breve discurso, el comunicado termina. El siguiente par de horas pasamos

intercambiando unas breves palabras con algunos de los habitantes, los cuales me comunican sus

inquietudes y sus dudas. De esta manera, continuamos hasta que cae la noche y es hora de

marcharnos.

Mientras compartimos una mesa en el comedor, puedo ver a la princesa con detenimiento.

Definitivamente no es una mujer débil. Es muy talentosa en el gobierno. Es una gran comandante y

una gran guerrera, toma las decisiones que hay que tomarse cuando debe de hacerse. Aun luego de

eso, reflexiona sobre sus acciones, preparándose para la siguiente ves que se vea envuelta en una

situación similar. Es sorprendente que alguien de su posición y con esos talentos llegue a la edad de

veintiocho años soltera, aunque también es de esperarse, no creo que muchos hombres puedan

cumplir sus expectativas.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿El baño les fue de su agrado?

Al regresar de Cyclocia, les aconsejé tomar un baño. El grupo de soldados, en su mayoría

hombres, lo hicieron en uno de los baños comunitarios del edificio este. Pensé enviar a las mujeres

a otro de los baños comunitarios, pero ellas, sin dudar, prefirieron entrar con sus compañeros. La

princesa, por su parte, tomó su ducha, siendo asistida por una de nuestras sirvientas, en su

habitación. La mayoría de las habitaciones de huéspedes se encuentran en el mismo edificio este,

aunque no son demasiadas. Para empezar, este lugar no está preparado para recibir visitas. Sin

embargo, hay dos habitaciones de lujo en el mismo edificio donde están la mía y las del pentágono.

En una de ellas permanecerá la princesa.

―Era un baño inmenso y el agua permaneció cálida todo el tiempo. Quizá en apariencia no

tiene tanto lujo como los del castillo real, pero en funcionalidad es igual o mejor ―responde la

princesa.

―¡El baño comunitario es enorme! ―exclama uno de sus subordinados.

―Sí, al principio no creíamos que tuvieran algo de esa magnitud en un lugar como este.

―¡Oye, eso fue grosero! ―la regaña otra caballero.

Veo a los caballeros más animados, eso es agradable. Durante el viaje y durante la visita a

Cyclocia permanecieron gran parte en silencio, cuando hablaban era en murmuro entre ellos, sin

dirigirnos la palabra. Al parecer el baño, la comida y el alcohol han logrado animarlos bastante.

Algunos están conviviendo con miembros de Babel a pesar de la diferencia de razas. Lo más increíble

es que algunos se acercaron hasta al dúo de Titania y Apep que, como siempre, estaban discutiendo

mientras comían hasta que fueron alcanzadas por los curiosos caballeros. Al ver a los jovenzuelos

su rostro cambio completamente a uno seductor, esas dos ya encontraron una buena manera de

pasar la noche.

―Tus caballeros son buenas personas ―le digo a la princesa con una sonrisa.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Te preocupó que actuaran mal en contra de los no-humanos, ¿verdad?

―Sí. Si ofendieran a mis compañeros…

―No es necesario que lo digas, yo actuaría igual en tu lugar, pero todos los caballeros de mi

orden han sido escogidos directamente por mí. Yo no toleraría actitudes violentas en contra de

alguien que no fuese enemigo, sin importar su estado o su origen. Aunque yo también me sorprendí

al ver algunos de los tuyos que te sirven que directamente podrían ser categorizados como

«monstruos» en otras ciudades.

―Aunque deben de tener cuidado aquellos que están por allá, no queremos que esos

subordinados tuyos queden incapacitados un par de días.

Mi advertencia por los que están tratando de seducir a Apep y a Titania no es infundada,

algunas de sus presas han terminado un par de días sin poderse mover luego de estar una noche

con ellas. No obstante, ante mi advertencia veo a la princesa soltar una carcajada.

―¡Qué hagan lo que quieran mientras me asegures que no morirán! ―exclama de forma

exagerada―. Aun así, mañana, cuando partamos, nos lo llevaremos arrastrando de ser necesario.

―Si lo desean puedo preparar una reunión con una inquilina de aquí que puedo asegurar tiene

los talentos de las mejores consortes de tu reino, claro, sólo si ella decide aceptar.

―Princesa, ¿puedo aceptar esa oferta? ―interviene un joven caballero que está cerca de

nosotros.

―Adelante ―responde la princesa.

Dada tal respuesta, mando a llamar a Ronidia y le solicito que le pregunte a Kuro si está

dispuesta a recibir visitas el día de hoy y, que en caso de que lo esté, lleve al joven con ella.

Posiblemente sea el primero en este mundo en compartir la noche con una kejourou. Bueno, a pesar

de su inspiración, no es su deseo matar a sus víctimas, de hecho, todo lo contrario, a algunos les

guarda mucho cariño y añora que la vuelvan a visitar.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Disculpe, lord Tegnadiel ―interviene una modesta caballero.

―Dime.

―¿Sir Ener no compartirá este banquete con nosotros?

Ciertamente, la guardia personal de la princesa lo vio pelear directamente, es lógico que hayan

quedado sorprendidos por su actuación. Además, Ener tiene el atractivo de un hombre maduro por

el que muchas mujeres caerían con facilidad.

―¡No es lo que piensa! ―exclama otra nerviosa―. Sólo tenemos curiosidad con respecto a sus

habilidades. Es un gran guerrero.

―Pues yo sí tengo otro interés en él ―interviene una tercera.

Las tres discuten respecto a Ener durante varios minutos ignorándonos completamente. Sin

embargo, no puedo evitar disfrutar el ambiente que se está generando aquí. Eryn muestra una cara

agradable también, sonriéndome.

―Teg ―llama mi atención―, dices que quieres que reconozca este territorio como vuestro,

¿no es así?

―Sí, pero no podemos dejar estos temas serios para más…

―Cásate conmigo, sé el rey de Egiond y absorbe estas tierras.

¿He escuchado bien? No, seguramente no… he de…

―¡¿Qué?!

La exclamación al unísono que resuena en los pocos caballeros que seguían en la misma mesa

que nosotros sólo confirma la extraña petición. Sin embargo, lo más sorprendente, es que no

percibo ningún tipo de respuesta en Yume y en Sophia, que están comiendo en silencio a mi lado.

El silencio se puede deber a que una es reservada y la otra no considera decir nada, pero, a pesar

de eso, esperaría una ligera reacción reflejada en su aura. Cuando las volteó a ver, me percato que

ambas han dejado de comer y me están mirando detenidamente.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―¿Es lo que nuestro maestro desea? ―pregunta Sophia con una voz casi tan fría que congelaría

un día caluroso.

Yo sigo aturdido, volteo a ver a la princesa la cual me muestra una agradable sonrisa, una

sonrisa que, irónicamente, explica perfectamente lo seria que está respecto al asunto.

―¿Qué estás diciendo, Eryn? ―pregunto dejando de lado cualquier formalismo debido a la

sorpresa.

―Las cosas están mal en el reino, una guerra de sucesión está a punto de estallar. Aunque

alguien de los candidatos se corone como rey, ellos son completamente incapaces de llevar el

gobierno. En cambio, si me caso contigo, tendrás prioridad sobre los demás para ser coronado. Con

lo que he visto hoy me he dado cuenta de que tienen las capacidades, el poder y el corazón para

dirigir este, mi reino.

―En pocas palabras, no es una petición sincera, sino un convenio político.

―Eso no es del todo falso, pero tampoco del todo verdadero. De ser así, ya me hubiese casado

con cualquier noble con un poco de talento, o con cualquier crío que pudiera manipular, pero no lo

he hecho. Tú eres quien he escogido.

En ese momento inclina la cabeza ante mí.

―Sé que soy una mujer que ya pasó su tiempo para el matrimonio, pero te pido que aceptes

esta propuesta.

¡No lo has pasado! ¡Estás en tu mejor tiempo!

Bueno, en un mundo como este las cosas son completamente distintas. Si pasas de los veinte

sin casarte ya eres un candidato poco apto, si pasas de los veinticinco simplemente se vuelve casi

imposible esposarte.

―Lo siento, princesa, no puedo dar una respuesta.

213
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

En ese momento veo que los caballeros se exaltan, me ven con ojos molestos y me comienzan

a reclamar el cómo es posible que rechace a la primera princesa de Egiond, una de las mujeres más

poderosas y deseadas del mundo humano.

―¡¿No es eso maravilloso, mi señor?! ―escucho una voz exclamar mientras se acerca, deseo

con todas las fuerzas que el propietario no sea quien creo que es, pero sé que no me puedo

equivocar.

El pulcramente vestido Luci llega hasta nosotros.

―¿Por qué no cambiamos esa solicitud princesa? ¿Por qué no ayudas a reconocer este

territorio como el de mi señor y luego le entregas el reino como vasallo? El será el emperador y tu

serás su primera esposa.

―¡Luci! ―exclama Yume tratando de ocultar su molestia, sin embargo, es imposible hacerlo ya

que una gran cantidad de sus ojos se abren para expresar sus sentimientos―. Nosotras estábamos

esperando la respuesta de nuestro señor sin forzarlo, es una decisión que él debe de tomar y

nosotros aceptar, tus maquinaciones no tienen cabida aquí.

Y aunque su respuesta es intensa y la vista de sus ojos sólo hace que los caballeros tarden en

reaccionar, al momento siguiente todos se levantan con la intención de atacar a Luci.

―¡¿Cómo te atreves a proponer algo así?! ―dice uno de ellos.

Estoy a punto de intervenir para calmar el asunto, pero una voz ajena retoma la atención.

―¡Alto! ―exclama la princesa a sus subordinados para luego dirigirme la mirada―. Lamento si

mi petición causó complicaciones, olvidemos que la mencioné, ¿estás de acuerdo, Teg?

―No será tan fácil, pero está bien.

Luego de que el asunto se ha calmado, volteo a ver a Luci, el cual me mira con una maquiavélica

sonrisa. ¿Por qué razón salió de sus dominios? ¿Por qué razón llegó aquí justo en este momento?

¿Para encontrarse con la princesa? Posiblemente. Siendo él, es algo que se puede esperar.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Esta noche será larga.

215
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Epílogo

Siempre he odiado este oscuro lugar: los dominios de Luci. Un lugar que no debería de existir pero

que existe. Un lugar que existe en Babel, pero que, al mismo tiempo, no está en él. ¿Qué me trajo

aquí? Los extraños movimientos de mi compañero, uno de los seres más impredecibles que conozco.

De repente siento que ya no estoy más solo en esta habitación, él ha llegado.

―¡Oh, Padre de Todo, bienvenido a mis dominios! ―exclama con su tono burlón―. Pensé que

estabas de viaje, ¿qué te trae por aquí?

―Nada escapa a mi vista, menos cualquier cosa que pueda afectar a mi joven maestro.

―Si eso es de tal manera, ¿por qué estás a punto de preguntar sobre mis motivos de estar en

la Teocracia de Avand? ¿O acaso ibas a preguntar qué tuve que ver con la prematura actuación de

ese duque de quinta?

―Porque, lamentablemente, tus maquinaciones siguen escapándose de mí.

―Y, aun así, yo sé exactamente lo que estás pensando ―responde en tono burlón―. Sabes

que no hay de qué preocuparse, ambos estamos seguros de que ninguno de nosotros haría nada

para afectar a nuestro señor.

Su rostro sonriente, y ese rostro sonriente e incomprensible me molestan, es alguien muy capaz,

posiblemente la única entidad aparte de mi joven maestro y de Omega que podría combatir

conmigo, pero por eso mismo es alguien del que debo de cuidarme mucho. No dudo de su lealtad,

pero sé que sus ideas y métodos pueden ser extremas y no estar de acorde con las de nuestro señor.

―¿Le mencionaste a Omega que regresarías de imprevisto?, no vaya a confundirte con un

agente externo y te liquide

―Lo hice. Aunque no le tengo miedo a Omega, no soy tan estúpido como tú como para buscar

una pelea con él.

216
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

―Oh, sí, aquella ves terminé muy maltrecho, ¿verdad? ―me pregunta casi burlándose sin

sentido alguno.

Omega es el corazón de esta fortaleza, es más un concepto que cogió identidad y conciencia

gracias a la influencia de mi joven maestro. Un espíritu primordial que ha decidido otorgar una parte

de su eternidad a nuestro favor. Es la última barrera de defensa de este lugar.

―Si ya hemos acabado, tengo que retirarme.

―No he terminado ―lo interrumpo―. Sé que no traicionarás a Babel, pero si tus métodos

causan problemas al joven maestro, no dudaré en terminar contigo.

―Lo entiendo, aunque sabes que no te lo pondré fácil si se presenta ese caso ―responde con

tono burlón, pero aun así sé que lo dice con sinceridad―. Si es todo, ya puedes seguir con tu

peregrinaje, por mi parte, tengo una boda que planear.

¿Una boda?

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Crónicas de Babel ― I. El día en que nos conocimos

A pesar de la resistencia de la señorita Sophia

de contarme su historia, luego de mucho

tiempo logré persuadirla. Cuando me propuse

en rescatar las historias de Babel al llegar a este

mundo, decidí que su historia fuera la primera,

así como ella fue la primera en estar con

nuestro señor.

Adrie Elicarl, Cronista de Babel

Su cara de emoción al verme por primera vez es uno de mis más atesorados recuerdos. Un

sentimiento que desconocía, que mucho menos podía expresar, surgió de dentro de mi ser. Cuando

mi existencia surgió en Argatnél, lo primero que mis ojos vieron fue a mi maestro, Tegnadiel Ondaia.

En aquel momento desconocía mi esencia, no podía decir qué era, pero lo que sabía era que el

hombre que estaba delante de él había sido mi creador y que lo serviría desde aquel momento.

Así era él, un ser invocado desde un mundo superior, capaz de modificar nuestra realidad.

Similares había más, muchos más, pero para mí él único que importaba era él. Aquel que con sus

palabras me había dado una existencia y una pasado. Los seres como él frecuentemente se reunían

entre ellos, tenían compañeros de su tipo, pero él, a pesar de tener amigos, decidió que su primera

compañera fuera un ser como yo. Mi creación modificó el mundo para que mi existencia estuviera

presente desde el inicio. No obstante, era un pasado desconocido, en la historia que él hizo para mí,

mi memoria se había perdido, pero a pesar de tener un pasado desconocido, no era necesario

tampoco conocerlo, lo único que importaba era el futuro que construiríamos juntos.

―Sophia, bienvenida, ¿cómo te sientes? ―me preguntó.

218
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Sophia Käsper, ese era el nombre que él me había otorgado, el nombre que desde ese

momento he portado con orgullo.

―En perfecto estado.

A pesar de querer expresar toda la emoción de mi existencia, lo único que pude fue decir esas

frías palabras. Una maldición que desde ese momento he tenido. Tantos sentimientos contenidos

que siempre me ha costado externar. Mientras más ha pasado el tiempo, más me he vuelto capaz

de hacerlo, pero me encuentro lejos de mi ideal. Sabía que eso no era una característica de los de

mi tipo, el resto de mis compañeros que fueron creados de su mano no tienen ese problema. Mi

maestro me creó con esa naturaleza y no le puedo recriminar por ello.

Nuestra primera misión fue un simple exterminio de trasgos forasteros. No tenían un nido

establecido, así que no eran peligrosos. Eran de aquellos que huyen luego de una gran batalla sin

tener un lugar al que regresar, pero que si se dejan sueltos pueden crear otro nido y ser un

verdadero peligro.

El con una espada prestada y con su Profesión Inicial [Espadachín (Nivel 1)]. Yo con mis puños

limpios y mi Profesión Inicial [Artista Marcial (Nivel 1)]. Éramos unos novatos, nos costó mucho

trabajo encontrar a nuestro objetivo y, aún luego de hacerlo, nos costó mucho trabajo acabar con

ellos. Mi pierna fue herida por una de sus dagas envenenadas, pero mi maestro ya había recibido

una advertencia de eso, así que rápidamente uso un antídoto y una poción en mi para evitar que el

cutre veneno se extendiera por mi cuerpo. Su cara de preocupación al verme herida fue legítima.

Desde ese momento supe lo amable que era y el cómo se preocupaba por nosotros. Pensar en lo

poco experimentados que éramos y en los problemas que tuvimos me causa un poco de vergüenza,

pero ese fue nuestro primer combate juntos y lo atesoró como tal.

219
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

El tiempo que compartimos solos los dos fue relativamente corto, en menos de dos semanas

ya se encontraba con nosotros el número tres. Aquel de quien su nombre evitamos decir. Luego de

él, nuestro gremio fue creciendo poco a poco.

―¿Y si nos comenzamos a llamar Babel?

Fue la pregunta que me hizo en aquella noche en la que luego de pasar tiempo juntos

estábamos observando la luna a través de la ventana de la pequeña posada. Sus ojos se veían

ilusionados, como si una importante idea hubiese aparecido en su mente.

―¿Babel? ―pregunté con curiosidad.

―La Torre de Babel, aquella que toca los cielos.

Me quedé confundida. Conocía poco sobre los relatos antiguos de Argatnél, pero no recordaba

ninguna historia así, por lo que supuse era algo venido de su mundo original. Como más tarde nos

traerían la serie de profesiones míticas de legados, que aludían a aquel mundo desconocido para

nosotros.

―No sería una torre ―aclaró―, pero imagina una base para nuestro grupo que nos permita

desde los cielos observar la tierra. ¿No sería una vista agradable?

Eso era algo que no me preocupaba. Cualquier tipo de lugar que hubiera hecho nuestro señor

para nosotros sería adecuado para mí, aunque si no hubiese estado en las nubes quizá no

hubiéramos conocido a importantes compañeros como Dagrún que llegó moribunda a nuestra

fortaleza flotante.

Desde ese momento, nos encomendamos a cumplir aquel importante objetivo. Cuando éramos

ya 24 miembros, por fin pudimos comprar una pequeña propiedad a la que llamamos Babel, aunque

sabíamos que sólo era una residencia temporal. Cuando al fin pudimos construir nuestra honorable

fortaleza, nos sentíamos orgullosos de verla. Cada vez que hacíamos un experimento para ponerla

en el aire el corazón de mi maestro se detenía por un segundo y, con el suyo, el mío también. Un

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

poco después de que llegara Ivtiria, la número 70 de nuestro gremio, al fin logramos realizar nuestro

primer vuelo con éxito. Desde ese momento la leyenda de la Fortaleza Flotante de Babel, la primera,

y única, en su tipo dentro de Argatnél, y su señor, Tegnadiel Ondaia, fue recorriendo todo el mundo.

A su lado, desde un inicio, hasta el momento que se construyó la leyenda de Babel, siempre

estuve a su lado, no sólo como subordinada, sino como su mano derecho y, aunque nunca se haya

hecho oficial, como su primera mujer.

Ahora que estamos en este mundo desconocido para nosotros, seguiré a su lado. Con la ayuda

del resto de mis compañeros, haremos que la leyenda de Babel vuelva a recorrer el mundo completo.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Crónicas de Babel ― II. El rescate a la Iglesia de la Salvación

Ya había escuchado numerosas veces la historia

de la señorita Sophia, pero al estarla

transcribiendo dentro de este compendio no

pude evitar soltar nuevamente una lágrima.

Desde mi creación, siempre estuve bajo el lecho

de Babel, no puedo imaginar lo que fue pasar

por lo que ella pasó, pero puedo imaginar su

emoción al percatarse a dónde había llegado.

Adrie Elicarl, Cronista de Babel

Pocos recuerdos poseo de cuando era una niña libre, corriendo por el pueblo y jugando con mis

amigos. Recuerdo vagamente la sonrisa de mi madre, que me explicaba mi naturaleza especial con

una sonrisa amarga. A pesar de que nuestro hogar se encontraba a las afueras, casi por su cuenta,

frecuentemente iba al pueblo. Los adultos me saludaban fingiendo amabilidad, pero, a pesar de ello,

había hecho buenos amigos con los que jugaba con frecuencia. No recuerdo sus nombres, ni siquiera

recuerdo el nombre de mi madre, la Iglesia de la Salvación se encargó de que mi vida previa a

conocerlos se volviese no más que un sueño.

La maldita Iglesia de la Salvación, pervirtiendo los saberes de nuestro Nuevo Dios, de aquel

purificador, mató a mi madre y me capturó, llevándome con ellos con la absurda idea de hacerme

una especie de símbolo para su Iglesia. Desde ese momento mi no-vida dio inicio: levantarme con

la salida del sol, orar, ayunar, estudiar, comer humildemente, orar y dormir. Una rutina que se

repitió durante años y que sólo cambió cuando me pusieron en servicio, ocupándome para atraer

creyentes a la Iglesia, declarándome una santa. Yo replicaba las palabras que ellos me decían, pero

222
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

no las creía en realidad. Mientras más estudiaba las palabras de nuestro Nuevo Dios, menos sentido

tenían las acciones que estaba haciendo en ese lugar, mas no tenía opción, era mi única vida y debía

de obedecer la misión que ellos me habían encomendado.

El día que cambió mi vida no se diferenciaba en inicio de ningún otro, pero de repente la puerta

de mi oscura habitación fue abierta intempestivamente. Frente a mí estaba la cabeza de la Iglesia,

solicitándome que me preparara para defender nuestra fe. Yo obedecí. El entrenamiento constante

que se había integrado a mi rutina al tener edad debía dar frutos, no era sólo una santa, sino un

paladín, la protectora de nuestra fe.

Frente a mí se presentó aquel que luego se volvería el dueño de mi espada, Tegnadiel Ondaia

y los primeros integrantes de un apenas naciente Babel: Ener Emblem, Theadoni, Sophia Käsper,

Yuuki Chiyo y aquel cuyo nombre no mencionamos más. Yo peleé contra ellos con todo lo que había

aprendido, pero no fue suficiente, mi fe no había sido suficiente, o al menos eso creía. La verdad es

que mi fe sólo estaba mal dirigida, mi derrota y el cómo me mostraron ellos la verdad de la Iglesia

de la Salvación me hizo ver la vida diferente.

Una nueva vida extraña para mí dio comienzo, una vida que desconocía. Había perdido mi

capacidad de gozar y sólo cumplía lo que la Iglesia me dictaba, pero, poco a poco, ellos me

enseñaron nuevamente a gozar. Dejé de comer sólo como necesidad y comencé a disfrutar la

comida, el ayuno dejo de ser mi ideal, al contrario, lo veía innecesario. Aprendí a reír, la actitud a

veces simpática de Tegnadiel y sus constante peleas con el tercero me alegraban el día. Yumenome

se volvió como la hermana mayor que nunca tuve. Con Ener intenté lo que era sentir amor

romántico y pasión carnal, aunque al final lo nuestro no funcionó.

A Babel le debo todo eso, pero, sobre todo, a Tegnadiel. Recuerdo con sumo gozo cuando

oficialmente le entregué mi espada, cuando aprendí el orgullo que significaba que como caballero

comenzaras a servir a aquel que considerabas digno de prestarle tus servicios de dedicarle tu vida.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

El ritual más importante en la vida de un caballero, para algunos, aún más importante que su propio

matrimonio. Yo no puedo pensar en un evento en mi vida más importante que ese.

Como una de sus más fieles seguidoras, como una de las personas que más lo ha acompañado,

seguiré luchando por él. No importa si es en Argatnél, no importa si es en el mundo de donde mi

liege es originario, mucho menos importará si es un nuevo mundo desconocido como este al que

llegamos. Sin importar que seguiré defendiendo a Tegnadiel y manteniendo el nombre de Babel en

alto.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Crónicas de Babel ― Anexo I. FAQ de Argatnél Online

Fragmento perteneciente al FAQ de Argatnél

Online.

Aunque las investigaciones han demostrado

que algunas cosas pueden aplicar para el que

hemos llamado Nuevo Mundo, las diferencias

son mayores que las similitudes, por lo tanto,

sólo se conserva como referencia de nuestra

antigua realidad.

Adrie Elicarl, Cronista de Babel

¿Cuáles razas se encuentran disponibles?

De manera inicial se encuentran los humanos, los enanos, los elfos, los beastkin, los demonkin y los

dracónidos. La cantidad de razas secretas es mayor, además, al cumplir ciertas condiciones se puede

llegar a razas especiales.

¿Te atreves a encontrar todas las variantes posibles?

¿Cuál es el nivel máximo?

El nivel máximo es 100, tanto para jugadores como para NPCs.

No olvides que este dato sólo es referencial, muchas veces el nivel no determina quién es más

poderoso o más débil. Una configuración correcta de las profesiones y habilidades de tu personaje

puede hacer la diferencia. Además, hay personajes de niveles altos que pueden estar especializados

en profesiones no combatientes y, por lo tanto, ser más débiles que otros especializados en el

combate.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

¿Podrás configurar de la mejor manera posible a tu personaje?

¿Qué son las profesiones?

Las profesiones definirán los atributos y habilidades de tu personaje, escógelas con cuidado.

Cada vez que se sube un nivel se obtiene un punto extra de profesión. Estos puntos son necesarios

para subir de nivel las profesiones, así como para desbloquear nuevas. El nivel máximo de cada

profesión es el nivel 20.

Existen un total de cuatro rangos de profesión: [Inicial], [Avanzada], [Histórica] y [Mítica]. No olvides

que sólo es posible tener una sola profesión mítica, así que escoge con cuidado.

Las profesiones de rango [Inicial] están desbloqueadas desde el comienzo, exceptuando aquellas

que se conocen como raciales, a las que sólo tienen acceso unas razas en específico. Sin embargo,

las de rango superior serán descubiertas cuando dos del rango inferior que sean compatibles

alcancen el nivel 10. Algunas profesiones tienen otros requerimientos adicionales que pueden ser

muy particulares, no te fíes de un primer vistazo.

Existen ciertas razas que inician con la profesión racial relacionada a la misma, será decisión tuya si

seguir desarrollando la línea de las profesiones raciales que abrirán al mismo tiempo nuevas

evoluciones o desviarlo por profesiones más convencionales.

¡Cada decisión tendrá sus ventajas y desventajas!

¿Qué son las Series Míticas?

La mayoría de las profesiones de rango [Mítico] pertenecerán a alguna serie al estar relacionadas

entre sí. La Serie de los Grandes Héroes retoma la memoria de los héroes que han salvado el mundo,

pero no como individuos, sino como el concepto de héroe. La Serie de los Herederos de los Dioses

Antiguos retoma la memoria de aquellos seres que fueron considerados en algún momento dioses,

226
¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

pero que su culto terminó en el olvido. Para aquellos más entusiasmados con las referencias, la Serie

de Legados traerá al mundo del juego el recuerdo de ciertos mitos o historias famosas.

¿Qué son las habilidades?

Las habilidades son los poderes que tu personaje poseerá. Las hay de todos tipos, aquellas físicas y

mágicas; de daño individual o de área; pasivas o activas, además de aquellas que tienen reglas o

funciones muy especiales.

Se irán descubriendo conforme entrenes a tu personaje sobre condiciones desde generales hasta

las muy específicas. Algunas se obtendrán simplemente al llegar a cierto nivel en una profesión,

pero otras requerirán el cumplimiento de ciertas reglas, como eliminar a cierta cantidad de

monstruos, poseer alguna profesión o habilidad relacionada, entre otras.

Sin embargo, existen las llamadas habilidades finales. Al llegar al nivel 20 de una profesión, se

desbloqueará la habilidad final relacionada a la misma, una habilidad muy especial que seguirá

siendo útil sin importar tu nivel. Puede haber personajes de nivel máximo que explotan

efectivamente una habilidad final perteneciente a una profesión de rango [Inicial].

¿Para qué sirve la moneda del juego?

La moneda del juego tiene una gran cantidad de funciones dentro de Argatnél Online. Puedes

comprar aditamentos para tu base, puedes comprar complementos estéticos, puedes comerciar

objetos con otros jugadores, puedes crear NPCs nuevos o puedes potenciarlos, entre una infinidad

de posibilidades más. La moneda del juego puede ser obtenida de manera regular mientras se juega

o a través de los eventos periódicos, no es necesario adquirirla a través de la tienda.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

¿Puedo crear mis propios complementos estéticos?

¡Por supuesto! Descarga el kit de desarrollador de nuestro sitio y crea los complementos que más

te gusten. Todos los complementos pasarán una doble evaluación, la primera es automatizada y la

segunda es personal. Si el complemento puede modificar el comportamiento del juego o afecta las

mecánicas de una u otra manera, se confirmará que su uso sea justo y sea adecuado.

Si eres bueno en el diseño de complementos, puedes venderlos o comerciarlos.

¡Serás todo un artesano!

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Crónicas de Babel ― Anexo II. La Armería de Unna

Por motivos de seguridad, Tegnadiel me dijo

que, si escribía sobre esto, no debía dar

demasiados detalles. Tampoco es como si

supiera mucho, las capacidades reales de las

trece obras maestras de la señorita Unna, sólo

las conocen ella y su portador.

Adrie Elicarl, Cronista de Babel

I de la Armería de Unna, la espada Quasar

La belleza de esta arma no tiene lugar a más palabras. El poder de las estrellas en su máxima

expresión se expresa a través del filo negro, tan oscuro como el lejano espacio. Quizá es el arma que

más se ha visto en acción de las trece, al ser la que porta nuestro señor Tegnadiel, cada vez que es

desenvainada el suelo tiembla de la sola presencia y el poder bruto que expide.

II de la Armería de Unna, la lanza Gungnir

La dorada arma de Odín. Ya que su portador rara vez entra en batalla, pocas veces la he visto en

acción así que no sé por qué razón está en el segundo lugar de la Armería. Siempre asestando a su

blanco y regresando a las manos de su portador son las dos cualidades que he visto de ella.

III de la Armería de Unna, la espada Fragarach

Ener Emblem posee una absurda cantidad de espadas, pero de entre ellas obviamente destaca la

creada por Unna. Tengo entendido que las inscripciones que lleva a lo largo de su hoja son una

forma muy particular de encantamientos que Unna desarrolló, pero que no es capaz de usar muy

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

frecuentemente, por lo que es de las pocas armas que ha creado en las que ocupa esa técnica, dicen

dentro de Babel que es capaz de ignorar cualquier defensa. ¿Podría combatir en poder neto con

Quasar?

IV de la Armería de Unna, la lanza Colmillo de Basilisco

La única vez que vi a Dagrún usarla, me llené de terror. Su color negro no era tan bello como el de

Quasar, más bien era capaz de traerme a la mente imágenes de putrefacción. Si hubiera estado más

cerca, posiblemente su aura hubiese terminado conmigo en unos pocos minutos. No la quiero volver

a ver en mi vida, aunque sea para fines documentales.

V de la Armería de Unna, el Hacha de Perun

Un arma que efectivamente trae a la memoria a su dueña. De casi un metro de altura y para ser

portada usando las dos manos. Si por su propia cuenta Sharog tiene un poder destructivo casi sin

igual, cuando porta el Haca de Perun creo fervientemente que podría hacerle honor a Caeleon III, el

Destructor y destruir ciudades completas con sólo ondearla.

VI de la Armería de Unna, la armadura Herencia de Tiamat

Simplemente no puedo concebir como se le entregó esta armadura a Gezthat. Su forma original es

la de un pendiente con una figura de serpiente incrustado en una gema de color negro, pero cuando

se libera crea una armadura que se adapta al portador. Gezthat es uno de los seres con más defensa

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

dentro de Babel, pero si a eso le sumamos el Medallón de la Orden y la Herencia de Tiamat, puedo

pensar que ni siquiera un ataque de Quasar podría traspasar su defensa.

VII de la Armería de Unna, la lanza Caía de los Cielos

Tengo entendido que en la mitología del mundo del que viene Tegnadiel, el ser sobre el que se

inspiró para la creación de Luci, cayó de los cielos, de ahí el nombre del arma que se creó para él.

Nunca la he visto, sólo he escuchado de ella, tampoco es como que desee verla, Luci me da

escalofríos. Lo que sé es que su poder de ataque no es tan alto como Gungnir, pero que tiene una

habilidad que amplifica las capacidades mágicas de su portador, algo perfecto para la destructiva

Magia Gravitacional de Luci.

VIII de la Armería de Unna, la espada Dáinsleif

Si hablamos de belleza, la espada que le fue otorgada a la señorita Mehiven es de las más hermosas

y, aunque suene raro viniendo de mi parte, cuando la sangre que se le da de tributo recorre las

hendiduras que simulan venas en la hoja, su belleza es aún mayor. Una espada que requiere la

muerte de alguien al ser desenfundada, así que no puede ser usada a menos que sea un combate

real.

IX de la Armería de Unna, el escudo ▉▇▅▉▇▋

El escudo sin nombre de Daantje, creado para tratar de replicar el que portó Eigneas, el Dios

Protector. Unna afirma que no logró su cometido, pero que fue lo que mejor que pudo hacer con

eso en mente. Yo no puedo tener la certeza de sus palabras, no soy especialista, pero es un escudo

casi impenetrable, que cambia de forma de acuerdo a las necesidades del portador y que, además,

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

se le puede extraer una espada que forma parte del mismo escudo. No pienso que se haya quedado

muy detrás de ese objetivo.

X de la Armería de Unna, la guan dao Hoja Creciente del Dragón Verde

Un tipo de arma que no se suele ver dentro de Argatnél y que más bien fue creada bajo la instrucción

de Tegnadiel. Contrario a su nombre, no pertenece a ningún dragón, sino a Lizandra. Su apariencia

similar a una lanza, pero con una hoja ancha y alargada la hace muy peligrosa, aunque difícil de

manejar. Posee una gran compatibilidad elemental, lo que es bueno para las llamas de Lizandra.

XI de la Armería de Unna, las Dagas Gemelas

Unas dagas gemelas para ser portadas por las hermanas Trara al ser de las que, usando la apariencia

de sirvientas, frecuentemente acompañan a Tegnadiel, por lo que deben de protegerlo. Pequeñas,

pero letales, con un acabado muy elegante y una empuñadora que casi es una obra de arte. Cada

una de ellas porta una de las dagas, pero cuando se encuentran en un radio cercano, son más

efectivas.

XII de la Armería de Unna, el cuchillo Alma del Cocinero

No hay mucho que decir sobre el cuchillo que se le dio a Elizabeth Allen. La mejor cocinera de Babel

requiere un objeto de esa calidad para trabajar con ingredientes de rango mítico. Desconozco si es

posible usarlo como arma, pero no creo que esté en balde en esta lista.

XIII de la Armería de Unna, el Martillo de Völundr

El arma, por decirlo de una manera de Unna, creado por ella misma para desarrollar sus mejores

obras. Aun así, su tamaño es dinámico y cambia según los requerimientos, así que, en algunos

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

momentos, puede ser usada como arma, en lugar de como herramienta. A pesar de todo, prefiero

su forma regular, como un martillo de herrería convencional, es cuando es más hermoso.

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Crónicas de Babel ― Anexo III. Cercanías del Valle Prohibido

Este mapa fue elaborado con ayuda de la

señorita Yumenome, aunque no me ayudó

mucho, ya que, aunque podía saber más cosas

sobre el mapa, me mantuvo mucha información

en secreto diciendo que es clasificada.

Adrie Elicarl, Cronista de Babel

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¿Y qué voy a hacer con tantos seguidores en otro mundo? Artegal Hest

Palabras del Autor

Desde hace tiempo que no escribo algo como esto. La última vez que lancé un compilado fue antes

de mi pausa de varios años ya. En fin, una historia sin pretensiones con todos los clichés del género,

una obra que no intenta ser sería, sólo interesante para lo que les guste tal género. Supongo que, si

has llegado hasta este punto, eres una de esas personas, así que espero la hayas disfrutado. Pronto

estaré seguiré escribiendo más sobre esta historia o más historias del género.

Si les gusta lo que escribo del género pueden revisar mi otra historia publicada sobre el mismo,

llamada Soy dueño de un taller entre mundos. Además, estén atentos al pronto lanzamiento de la

obra inédita ¡Tan sólo quería llevar una nueva vida más tranquila! Ambas procurando ser más serias

que la que esta misma, aunque no demasiado, ya que no me considero capaz de aproximarme al

género con la seriedad de autores como Reia por mencionar a alguno.

Muchas gracias a mis amigos Dante Locke, Fenrir y Drake Epsilon los cuales me han aconsejado

sobre algunos elementos de la historia y han escuchado pacientemente mis delirios sobre la misma.

La ilustración de la portada corrió a cargo de Nyo Yazue, la cual también será encargada de próximas

ilustraciones que vaya liberando tanto para las fichas de personajes como para portadas y escenas,

al final de este apartado dejaré el enlace a su página para que lo visiten. El diseño de la portada

corrió a cargo del mismo Dante, el cual hizo algo sencillo y bonito, como era de esperarse.

Agradecimiento a los lectores, tanto aquellos silenciosos, como aquellos otros que han

comentado sus impresiones. Sin olvidar mencionar al grupo y página de Facebook llamado

Comunidad Hispana de Escritores de Novelas Ligeras al cual pertenecen numerosos de esos lectores.

Artegal Hest ― Septiembre, 2018

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