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Uno de los problemas que comparte el mundo del libro con el de la docencia es la falta
de hábito lector, sobre todo en edades tempranas. A pesar de las campañas, los
concursos o los premios que se les puedan dar, el amor por la lectura de las
generaciones más jóvenes no está garantizado.
Es cierto que existe una mayor probabilidad de que los niños que viven en casas donde
hay muchos libros adquieran el gusto por la lectura, pero ni siquiera en esos casos está
garantizado que así sea.
Una de las dificultades fundamentales es que los niños relacionan la lectura con una
tarea. Y este componente de obligatoriedad hace que, en principio, lo rechacen.
La relación entre la alfabetización y la lectura ha hecho que los jóvenes la vean como
un acto más del proceso de aprendizaje y que a veces incluso la asocien con una tarea
añadida a sus deberes escolares. Por esta razón, se intenta que los niños vean en la
lectura un acto de placer, incluso lúdico, según las edades.
Los padres tienen que evitar relacionar la lectura con la escuela, las calificaciones y una
futura buena carrera y pasar a entenderla como algo que aporta valor a la propia vida,
un placer más con el que, además, se aprenden cosas, pero no en un contexto docente
sino de la existencia. En resumen, hacer ver que la lectura es importante para ser
quienes somos.
Una vez separado el acto de leer del deber (sobre todo en el ámbito docente), se puede
desarrollar el hábito lector sólo con que los niños vean a sus padres leyendo
habitualmente. Da igual el formato y el soporte. Si un niño ve a su padre mirando el
móvil y este le dice que está leyendo y que le gusta, el niño, además, va a relacionar el
placer de la lectura con el acto en sí, y no con uno u otro formato o con un libro de
papel necesariamente.
7. ¿Cómo recontrarestar el acoso Escolar en los establecimientos Educativos?
Métodos de disciplina constructivo: Las reglas del aula deber ser sencillas y concisas y
no excederse de seis puntos. Además los profesores deben motivar comportamientos
positivos mediante el contacto visual, asentimiento con la cabeza, una sonrisa o con 5
minutos más de juego al final del día.
Ser un factor activo: Defina un concepto común sobre el acoso, para que las personas
puedan hacer valer las mismas expectativas al respecto.
Mantener un contacto fluido con el alumno, es decir, conversar periódicamente con él,
averiguar qué es capaz de hacer y qué está dispuesto a hacer y siempre evitando el
enfoque competitivo.
Conseguir que crea que puede, es decir, incidir en lo que se entiende por capacidad
creída más que la capacidad real.
Conocer lo que puede hacer y lo que no y, una vez sabido, velar para que el alumno se
sienta seguro, respetado y aceptado por sí mismo y por los demás compañeros.
Hacer ver al alumno que el error es una forma más de aprendizaje, es decir, que con el
error nunca se retrocede, sino que se avanza y se aprende algo de él. También es
importante que el error no implique la imposición de determinadas etiquetas o
prejuicios. Sobre este apartado te dejo el artículo titulado 5 Maneras de premiar el error
entre tus alumnos.
En el ámbito escolar, el docente adquiere un papel primordial. Para conseguir que sus
estudiantes muestren una disposición positiva hacia el aprendizaje, su actitud no se
debe limitar a la transmisión de conocimientos, sino que debe poner énfasis en cómo lo
hace. Para ello, cuenta con distintas estrategias para aplicar en el aula, hacer sus
clases más atractivas y despertar el interés de los estudiantes por los contenidos
curriculares, de modo que al finalizar se sientan satisfechos de haber aprendido algo
nuevo.
Relacionar los objetivos de las explicaciones con los objetivos y proyectos de los
alumnos.
Llevar al aula información sobre el mundo real, que trate aspectos laborales y
académicos de interés para los estudiantes.
Comenzar las clases con preguntas, incógnitas o datos que despierten el interés por el
tema.
Fomentar la participación de los estudiantes para que piensen en los temas que ya
conocen y muestren su opinión sobre el contenido.
Personalizar el trato con el alumno, dedicarle un tiempo exclusivo para hablar con él
sobre temas académicos o extraescolares.
Proponer trabajos en grupo para favorecer que se ayuden entre sí y aprendan a valorar
la labor conjunta de un equipo.
10 ¿Cómo mejorar la refacción en los establecimientos educativos?