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El documento describe el laringoscopio, un instrumento utilizado para visualizar la laringe y realizar intubaciones endotraqueales. Explica que fue inventado en México a mediados del siglo XIX y consiste en un mango con una hoja que ilumina la garganta. Describe los diferentes tipos de hojas, como la curva de Macintosh y las rectas de Jackson y Miller, así como hojas especiales diseñadas para problemas anatómicos. También cubre la colocación del laringoscopio y posibles complicaciones como lesiones en la boca o garganta.
El documento describe el laringoscopio, un instrumento utilizado para visualizar la laringe y realizar intubaciones endotraqueales. Explica que fue inventado en México a mediados del siglo XIX y consiste en un mango con una hoja que ilumina la garganta. Describe los diferentes tipos de hojas, como la curva de Macintosh y las rectas de Jackson y Miller, así como hojas especiales diseñadas para problemas anatómicos. También cubre la colocación del laringoscopio y posibles complicaciones como lesiones en la boca o garganta.
El documento describe el laringoscopio, un instrumento utilizado para visualizar la laringe y realizar intubaciones endotraqueales. Explica que fue inventado en México a mediados del siglo XIX y consiste en un mango con una hoja que ilumina la garganta. Describe los diferentes tipos de hojas, como la curva de Macintosh y las rectas de Jackson y Miller, así como hojas especiales diseñadas para problemas anatómicos. También cubre la colocación del laringoscopio y posibles complicaciones como lesiones en la boca o garganta.
El laringoscopio es un instrumento utilizado para visualizar directamente la laringe con la finalidad de realizar una intubación endotraqueal.
Su invención se debe a México, ya
que a mediados del siglo XIX, los avances que se dieron en ese país se acoplaron a los que se dieron en Europa debido a que la mayor parte de los graduados provenían de escuelas francesas o inglesas. En la ciudad de México existe toda una sociedad dedicada a la historia de la laringoscopía y poseen ejemplares de los equipos iniciales.
PARTES DEL LARINGOSCOPIO
Consiste en un mango con pilas en su interior y una hoja con un sistema de
iluminación automático cuando forman un ángulo recto entre si. La hoja está compuesta por cinco partes:
1. Espátula, que es la parte principal de la hoja; la parte del fondo hace
contacto con la lengua y la parte de arriba mira hacia el techo. 2. La guía o escalón, se proyecta hacia arriba desde la hoja en dirección al techo. 3. La pestaña, se proyecta en sentido lateral a partir de la guía; la dirección puede ocurrir sobre la hoja, de modo que el área de corte
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transversal está abierta en parte, o cerrada por completo para formar
un tubo; de manera alternativa la pestaña se dobla apartándose de la hoja, lo que se conoce como pestaña invertida, 4. El pico, es la punta de la hoja que se coloca sobre la vellácula o más allá de la epiglotis para elevarla directamente, 5. Foco de iluminación, se encuentra cerca de la punta. Pueden existir otros dispositivos para la administración de oxígeno y para aspiración.
El tamaño de la hoja va desde la más pequeña hasta la más grande, es decir,
son cuatro tamaños. Los tres tipos básicos de hojas son:
La hoja curva Macintos.
La hoja recta Jackson o Winsconsin. La hoja recta con punta curva (Miller).
DESCRIPCIÓN DE LAS HOJAS DEL LARINGOSCOPIO
La hoja de Macintosh: Se conoce como hoja curva, con una curva
parabólica con el tercio distal recto, que es la distancia entre dientes y cuerdas vocales y permite colocar la punta en el ángulo constituido por la epiglotis con la base de la lengua.
La hoja recta Jackson-Winsconsin y hoja recta con punta curva Miller:
Se diseñó directamente de las hojas rectas de los otorrinolaringólogos; se introduce por debajo de la superficie laríngea de la epiglotis, desplazando hacia delante y arriba con lo que se eleva la epiglotis. Es útil en casos de epiglotis flácidas y en pacientes pediátricos menores por las características anatómicas.
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DISEÑOS DE LARINGOSCOPIO CON HOJAS ESPECIALES
Se han diseñado laringoscopios con hojas especiales de acuerdo a problemas
anatómicos; los principales son:
COMPONENTES DEL LARINGOSCOPIO
Restricción del espacio preesternal. La limitación puede ser peligrosa cuando
el ángulo del mango está entre 60 y 90 grados; se han creado hojas de ángulo múltiple mayor de 110 grados; útil en pacientes obesos con cuello corto con movilidad limitada.
Apertura limitada de la boca. La hoja Miller recta aplanada con
reducción de la altura del escalón, hojas con pestaña invertida con acceso oblícuo; la hoja Macintosh con "visión mejorada", la hoja de Bizarri-Guifrida. Cavidad bucal reducida. El aparato de Winsconsin con hoja de pestaña y escalón importante; los laringoscopios de Flagg y Guedel. Laringe anterior. La hoja de Fink con una curvatura y un borde distal dirigido hacia delante, permite llegar al cartílago hioides a través de la vellácula y empujarlo con la posibilidad de que se expongan las cuerdas vocales. Macroglosia con desproporción del maxilar inferior. La hoja de Bizarri-Guifrida de pestaña invertida; la hoja de Bainton es una hoja recta cuyos últimos 7 cm es de forma tubular y en el interior se encuentra el foco protegido; el extremo distal es biselado en un ángulo de 60 grados formando una apertura oval.
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Visualización indirecta de las cuerdas vocales. La hoja de Bellhouse
de pestaña invertida y escalón bajo con un componente angulado que sirva como montura a un prisma que permite observar de manera indirecta las cuerdas vocales. Visualización directa de las cuerdas vocales. El laringoscopio de Bullard consiste en una hoja rígida de forma anatómica, aunque más curvada con una fuente de luz de fibra óptica en su cara posterior y que permite la laringoscopía sin necesidad de alinear los ejes anatómicos. Intubaciones nasotraqueales difíciles. La hoja de Mattews con punta ancha y bífida; la hoja de Seward es una hoja recta que hace curva al aproximarse en la punta, la pestaña tiene forma de una z invertida; la hoja de Phillips hoja recta con pestaña pequeña y con la punta curvada a semejanza de la de Miller, el foco está colocado del lado izquierdo. Un laringoscopio especial Oxiscope que incorpora un tubo para administrar oxígeno, reduce la frecuencia de cianosis y bradicardia en casos de que se prolongue la laringoscopía. Necesidades para niños pequeños. Por lo general, es mejor un diseño de hoja recta, sin embargo las hojas van de acuerdo a la anatomía modificada en función a la del adulto; los criterios sobre la mejor hoja para el uso sistémico varían. El tamaño de la hoja va desde la más pequeña hasta la más grande, es decir, son cuatro tamaños.
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COLOCACIÓN DEL LARINGOSCOPIO
Posición del paciente: Existe la creencia generalizada de que el cuello se
debe hiperextender, pero esto no es del todo acertado. La espalda del paciente tiene que elevarse, lo mismo que el cuello, con una discreta hiperextensión, y si la intención es llegar a los pliegues vocales, la sola hiperextensión del cuello hace más difícil el procedimiento.
La posición debe garantizar el acceso a la laringe con el menor trauma
posible. La entrada del laringoscopio implica adecuada protección de la arcada dentaria, que fácilmente se obtiene con gasas ubicadas en los dientes del maxilar superior. Hay otros dispositivos como protectores dentales, que en general no ofrecen una adecuada protección porque se rompen con facilidad.
El manejo de los labios durante el proceso de introducción del laringoscopio
evita que sean aprisionados entre éste y la dentadura y de esta forma no se producen lesiones. Una muy buena iluminación es indispensable para
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controlar la punta del laringoscopio y no lesionar la pared posterior de la
faringe. Una situación que se presenta con frecuencia es el trauma de dicha zona al comprimir la mucosa contra las vértebras cervicales.
Al continuar la laringoscopia, una vez identificada la pared posterior de la
faringe, la punta del laringoscopio se debe inclinar hacia arriba para buscar la epiglotis. Un error frecuente es continuar introduciendo el laringoscopio sin identificar la epiglotis y se entra entonces al esófago, con la posibilidad de causar complicaciones graves como ruptura del mismo. Si el cirujano no tiene mucha experiencia confunde la luz del esófago con la de la vía aérea y en este momento levanta la punta del laringoscopio, maniobra que es peligrosa porque fácilmente se puede luxar un cartílago aritenoides.
Una vez identificada la epiglotis se procede a levantar la misma con la punta
del laringoscopio; en este momento se introduce suavemente el laringoscopio y se levanta aún más la punta para encontrar la glotis, acomodando el instrumento con el fin de obtener la mejor exposición posible del campo quirúrgico, fijándolo con su respectivo soporte sobre una superficie firme. Es recomendable en todos los casos advertir al paciente acerca de las eventuales complicaciones relacionadas con estos procedimientos.
COMPLICACIONES RELACIONADAS CON EL
PROCEDIMIENTO DEL LARINGOSCOPIO
Lesiones de los labios, los dientes, o de la articulación de la
mandíbula, luxación de articulación temporo-mandibular, que se presenta con mayor frecuencia en pacientes desdentados y de edad
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avanzada, pero de todas maneras al terminar el procedimiento, y con
el paciente en la mesa de cirugía sin elevación de la espalda o del cuello, rutinariamente se debe revisar la oclusión y el estado de las articulaciones temporo-mandibulares. Parestesias de la lengua, usualmente unilaterales, que pueden durar en promedio cuatro semanas. Lesiones de la mucosa de la boca o de la faringe, la laringe y el esófago. Las lesiones de las paredes de la faringe pueden favorecer la apertura de los espacios virtuales del cuello y la aparición de enfisema subcutáneo o en casos más graves, facilitar la infección de dichos espacios, situación que da origen a complicaciones graves y eventualmente fatales para el paciente. En ocasiones se presentan sangrados, especialmente en la base de la lengua a la altura del pilar anterior, cuando la tracción a ese nivel es excesiva, el cirujano tiene que ser cuidadoso, tanto a la entrada como a la salida del laringoscopio.
RESPUESTA REFLEJA A LA LARINGOSCOPIA Y A LA
INTUBACIÓN
La respuesta refleja a la LIT es una de las muchas respuestas inespecíficas
que desarrolla el organismo frente al estrés; está mediada por el hipotálamo y comprende dos sistemas eferentes, el sistema nervioso vegetativo y el endocrino. El incremento de actividad de ambos sistemas se puede objetivar por un aumento de los niveles plasmáticos de catecolaminas, como un índice de la respuesta simpática, y de endorfina como índice de la endocrina.
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La respuesta cardiovascular a la LIT suele ser de breve duración, y se puede
manifestar por una bradicardia sinusal mediada por el sistema parasimpático. La incidencia de este tipo de respuesta es mayor en niños, aunque también se pue-de observar en adultos, y con mayor frecuencia por taquicardia e hipertensión sanguínea mediada por el simpático. La respuesta simpática consiste en un incremento de la actividad del centro cardioacelerador, la liberación de norepinefrina en las terminaciones nerviosas de los lechos vasculares, la liberación de epinefrina por las suprarrenales y la activación del sistema renina–angiotensina–aldosterona. Todo ello se asocia a un incremento del índice cardiaco y del consumo de oxígeno miocárdico. La respuesta fisiológica a la LIT no es exclusivamente hemodinámica. Así, el consumo de oxígeno, la producción de anhídrido carbónico y el consumo de energía en reposo aumentan en forma considerable. El incremento de la presión sanguínea y catecolaminas circulantes es similar tras la laringoscopia sola o seguida de intubación traqueal. Sin embargo, la intubación se asocia a un incremento significativo de la frecuencia cardiaca que no se observa tras la laringoscopia sola. El tipo de laringoscopio utilizado también puede influir en la respuesta a la LIT. Con la hoja de McCoy, que es curva como la de Macintosh pero en su extremo distal tiene un resorte que se puede accionar desde el mango con el cual se puede elevar la epiglotis sin aplicar mucha fuerza, se ha comprobado que la descarga adrenérgica y la respuesta hipertensora y taquicardizante de la LIT es significativa-mente menor que con la pala de Macintosh. La respuesta cardiovascular asociada a la intubación con fibroscopio no parece ser tan severa como la intubación convencional con laringoscopio, lo cual depende en gran parte de la eficacia de la anestesia local de las estructuras anatómicas estimula-das por la intubación. La extubación
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traqueal también provoca respuestas hemodinámicas, pero no tan adversas
como las que desencadena la LIT. La respuesta refleja a la LIT también repercute sobre el cerebro y se evidencia por un aumento de la actividad del ectroencefalográfica y de los potenciales evocados; se incrementan además el consumo de oxígeno cerebral y el flujo sanguíneo cerebral, lo que conlleva un aumento de la presión intracraneal. Asimismo, la LIT produce una elevación de la presión intraocular. En pacientes con patología intracraneal ocupante de espacio, como tumores cerebrales, hidrocefalia o edema cerebral, el riesgo de herniación cerebral está aumentado durante la LIT y es en especial importante si se desencadenatos. Los pacientes con aneurismas intracraneales que han sangrado y se deben intervenir son un claro ejemplo de las consecuencias que pueden acarrear estas maniobras. De igual forma, los aneurismas aórticos pueden sangrar por el mismo mecanismo, lo cual empeora el pronóstico del paciente y dificulta el tratamiento quirúrgico. En pacientes con cardiopatía isquémica, la LIT puede ocasionar una isquemia e incluso un infarto de miocardio. De hecho, con relativa frecuencia se pueden observar depresiones transitorias del segmento ST. En los pacientes con perforaciones oculares o con aumento de la presión intraocular, la respuesta a la LIT puede acarrear la pérdida de visión. La respuesta hemodinámica que desencadena la LIT puede prevenirse con la administración previa de diversos fármacos como benzodiazepinas, opioides, fentanil, sufentanil, alfentanil, anestesia tópica o de superficie de lengua, faringe, epiglotis, laringe y tráquea. Sin embargo, el bloqueo bilateral de los nervios laríngeos superiores e instilación transtraqueal sí es una medida efectiva que permite una inducción ligera. La lidocaína (1.5 mg/kg), la clonidina 3 a5 g/kg por vía oral 90 min antes de la intervención resulta más eficaz que la lidocaína y además produce sedación
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La inervación sensitiva a nivel de la nasofaringe está a cargo de los nervios
trigémino y glosofaríngeo. En su porción inferior, la inervación sensitiva involucra a los nervios glosofaríngeo y vago. Estos nervios representan la rama aferente y eferente, respectivamente, del reflejo del vómito, que responde a la estimulación de la pared posterior de la faringe.
Los laringoscopios tipo MacIntosh o de rama curva se insertan en la valécula,
inervada por el nervio glosofaríngeo; en cambio, los laringoscopios tipo Miller ode rama recta presionan la superficie inferior de la epiglotis durante la laringoscopia. Como la epiglotis está cubierta por una superficie mucosa inervada por la rama interna del nervio laríngeo superior, derivado del nervio vago, es más probable que se produzca estimulación vagal con los laringoscopios de rama recta La inervación de la laringe está proporcionada por el nervio vago (X par), que mediante sus ramas inerva a los músculos de la laringe. El nervio laríngeo superior se separa del nervio vago a nivel del ganglio nodoso y antes de entrar en la laringe se divide en dos ramas, una externa y otra interna. La rama externa suple solamente al músculo cricotiroideo y la rama interna provee aporte sensitivo al tercio superior de la mucosa de la laringe, al receso piriforme y a la zona dorsal y posterior de la lengua. El nervio laríngeo recurrente proporciona inervación motora al resto de los músculos intrínsecos de la laringe y aporta sensibilidad al tercio inferior de la laringe, más allá de las cuerdas vocales. Su lesión ocasiona parálisis homolateral de las cuerdas vocales, hecho que puede observarse en la resección de la glándula tiroides, ya que este nervio recorre el espacio retrotiroideo. La parálisis de las cuerdas vocales obviamente afecta la
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fonación, pero también suele causar obstrucción al pasaje del aire si
permanecen en abducción. La estimulación del nervio vago eventualmente es responsable de la aparición de un laringoespasmo cuando la anestesia tópica, de la mucosa laríngea, es insuficiente.