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Resumen del Alegato del Doctor Valentín Paniagua Corazao en la sesión

matinal del miércoles 28 de mayo de 1997.

El Doctor Valentín Paniagua Corazaro inicia su ponencia precisando que la defensa que
ejerce la realiza a nombra de todos los Magistrados acusados, y asimismo, apela a que
los Congresistas revistan de ponderación y serenidad los actos y decisiones que
adopten posteriormente.
Realza las circunstancias de ese entonces, pues en esos tiempos se llevaría a cabo la
27 Asamblea de la Organización de los Estados Americanos, y señala que la acusación
constitucional efectuada a los Magistrados únicamente dañaba la imagen del país en el
medio internacional.
Manifiesta que el proceso en sí implica no sólo juzgar la conducta funcional de los
Magistrados, sino además afecta la estabilidad de una Institución de gran trascendencia
en el Estado.
Advierte que el procedimiento de acusación en contra de los Magistrados no se
encontraba previsto en el ordenamiento jurídico e inclusive no se encontraban
determinadas las infracciones constitucionales punibles ni las penas correspondientes.
Hace referencia a que la acusación había sido ya anunciada con anterioridad a su
interposición, pues cuarenta congresistas habían advertido formalmente que si el
Tribunal Constitucional se atrevía a expedir una sentencia de inaplicabilidad de la Ley
de Reelección N° 26657 incurrirían en abuso de autoridad.
Reitera que el procedimiento es irregular y de consiguiente, nulo, exponiendo como
primera razón que se transgredió el derecho a la defensa de los Magistrados, y que
algunos de los cuarenta congresistas descritos en lo precedente, habían participado en
las etapas del procedimiento y se encontraban participando en la sesión del Pleno del
Congreso, lo que de alguna manera busca cuestionar la imparcialidad de los
congresistas.
Explaya la fundamentación del motivo por el cual se transgredió el derecho a la defensa,
exponiendo que no se notificó a los Magistrados con los cargos que se le atribuyen, y
no se les citó para que ofrezcan su descargo, y en esa misma línea sostiene que se
transgredió el principio de imparcialidad haciendo referencia a la participación de los
cuarenta congresistas.
Por otra parte, sostiene que se ha desestimado tres instrumentos probatorios
importantes y que por lo tanto la acusación carece de sustento fáctico, agrega que la
acusación también carece de sustento jurídico por cuanto existe graves contradicciones
que se dieron en la tramitación del procedimiento.
Enmarca las facultades de fiscalización del congreso, y especialmente la que se
encuentra prevista en el Artículo 102 inciso 2 de la Constitución, y explica los
mecanismos establecidos para hacer efectiva la responsabilidad de altos funcionarios
del Estado, siendo éstas: la acusación constitucional o antejuicio político, la potestad
disciplinaria que detenta el congreso para hacer efectiva la responsabilidad de
determinados funcionarios por la comisión de faltas graves, y el voto de censura que es
pertinente para los Ministros del Estado.
Expresa que se intenta deformar el antejuicio político, y convertirlo en un instrumento de
arbitrariedad para someter a cualquier alto funcionario del Estado a merced del
Congreso bajo amenaza de destitución e inhabilitación.
Advierte también que se está vulnerando el principio de legalidad, y que se pretende
sancionar a los Magistrados por motivos políticos, y sin un sustento fáctico ni jurídico
pues no se encuentra amparada tal prerrogativa para las congresistas, en ese sentido,
refiere que solo puede acusarse a los Magistrados del Tribunal por delito de función o
por infracción constitucional siempre que se halle calificada como infracción punible.
Para un análisis del caso en concreto, recurre al Derecho Comparado y hace referencia
al sistema de los Estados Unidos, en el que no existe inmunidad funcional y que
responden por sus actos ante jueces ordinarios.
Reitera que no se puede acusar por infracciones constitucionales no tipificadas como
infracciones punibles y que además no se puede imponer penas no justificables ante
ningún Tribunal, pues nadie puede ser penado sin la realización de un proceso judicial
previo.
Culmina solicitando que el Congreso desestime la acusación formulada ya que no se ha
acreditado los hechos invocados en el proceso, que viciado de nulidad nada puede
probar, y que transgrede evidentemente a la Constitución.

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