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Los Cuadernos de Guitarra de Soberanes

Heriberto Soberanes Lugo

Apagadores

La melodía musical, esa secuencia de sonidos consecutivos, requiere linealidad,


es decir, que las notas que la constituyen no se estorben mutuamente
encimándose, traslapándose. En esta visión melódica la nota anterior, salvo
excepciones justificadas, nunca debe ir más allá de la aparición de la nota nueva.
La linealidad melódica es característica que da claridad al discurso musical y que
es privilegio de los grandes guitarristas.

Los apagadores son el mecanismo encargado de evitar que una nota se encime,
se traslape, con la siguiente. Esta acción debe ser cuidadosamente dirigida, pues
enfrenta problemática compleja de resolver. El defecto de encimamiento puede
ocurrir a cualquier altura, pero es más notorio en los bajos, donde provoca
saturaciones sonoras indeseables. Se ejemplifica enseguida.

En (a), las notas solicitadas por la partitura son dos negras, donde la primera debe
apagarse al nacer la segunda; el defecto se aprecia en (b), pues la nota mi queda
sonando cuando debió haberse apagado; en (c) el bajo va de re a la; se señala en
(d) el defecto (bajos traslapados) que ocurre de no apagar la primera nota.
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Apagadores con mano izquierda

Apagado natural

La manera más natural de apagar una nota ocurre cuando la siguiente está en la
misma cuerda, pues una cuerda no puede producir más que un solo sonido al
mismo tiempo. El caso aplica independientemente de que ambas notas estén
digitadas (a) o alguna de ellas esté al aire (b). Lo que sí se cuidará en estos casos
es que el dedo apagador no haga su función antes de tiempo; en (c), si el dedo 1
se relaja antes de presionar el 4, la nota do se apaga antes de lo que debe; la
llegada anticipada de 3, en (d), produce el mismo defecto: recorta en su valor a
las notas, es decir, atenta contra el deseable legato, contra la claridad discursiva.

Apagado por abandono de presión

Trata de que la nota anterior estando digitada, el dedo que lo haga ceda en su
presión al momento de la nueva nota (I). Este caso es un apagado fácil de
ejecutar; algo más difícil es ceder en la presión de la anterior cuando la nueva es
digitada (II). A partir de ahora señalizaremos los dedos apagadores escribiéndolos
en paréntesis. Para evitar confusión en la notación los ejemplos se numerarán en
romanos en paréntesis.
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Del caso (II) se trata este ejercicio que servirá de modelo al estudioso para que
diseñe los suyos propios. Digite la mano derecha con toda libertad.

Apagado por contacto directo

Este mecanismo consiste en contactar la cuerda a apagar con un dedo


desocupado de la mano izquierda en el momento de pulsar una nueva nota. Esta
nueva nota puede estar al aire (I) o digitada (II). En (I) al pasar la melodía de si a
sol, ambas cuerdas al aire, el si debe apagarse con un dedo de la mano izquierda,
que en el ejemplo se recomienda sea el 2 (como pudo ser cualquier otro de esta
mano). El siguiente compás muestra lo que se evitó: un traslape indeseado; En (II)
la segunda nota está digitada, lo cual agrega dificultad al mecanismo de apagado.
Con todo, el dedo 4 (que se escribe en paréntesis) se encarga de apagar la nota si
al momento de tocar la. A la derecha se muestra lo evitado.

Un buen ejercicio puede consistir en tocar cuerdas al aire (con los dedos de
derecha en acomodo arpegio) aplicando un silenciador de izquierda, a la anterior
nota, cada vez que se toque un nuevo sonido.
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Apagado por contacto lateral

Este apagado trata de que un dedo pueda, al tiempo que pisa una nota, apagar su
vecina superior. El objetivo se logra pisando con un poco de inclinación de manera
que la parte lateral (la cara palmar) del dedo contacte la cuerda vecina, que,
lógicamente, estará vibrando. El dedo 3 de mano izquierda, por su morfología y
ubicación, es frecuentemente usado para el caso.

En el ejemplo, las notas al aire sol y re son apagadas en cada ocasión por el
pisado inclinado del dedo 3.

Apagado de acordes

También se pueden apagar las cuerdas de un acorde extendiendo un dedo sobre


ellas. El 4 es muy usual para el caso.
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Apagadores con mano derecha

En ocasiones la mano izquierda se encuentra sumergida en problemática propia;


entonces la mano derecha puede participar en la construcción de la claridad
discursiva mediante dedos apagadores. Se presentan los más comunes.

Apagador por pulsación apoyando

La pulsación apoyando tiene la característica natural de apagar la cuerda


inmediata inferior. Hasta la pulsación de las seis cuerdas al aire, en ascenso,
puede ser lineal si se hace en apoyando.

El pulgar de derecha, al pulsar apoyando, apaga la nota anterior en un descenso.

Apagado por contacto

Este mecanismo consiste en contactar la cuerda a apagar con un dedo de la mano


derecha. El anular es muy socorrido para el caso (I), más no es único que lo
puede hacer (II).
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Apagado de acordes

Los acordes pueden ser apagados con el mismo mecanismo anterior, usando, los
mismos dedos que pulsaron las cuerdas.

El pulgar de derecha, recostado sobre varias cuerdas puede apagar la vibración


de ellas.

Los acordes de seis o cinco cuerdas que frecuentemente aparecen al final de


sección o de pieza pueden ser apagados de grave a agudo, pues los sonidos
bajos son de más larga duración que los agudos. La palma de la mano derecha irá
posándose gradualmente de 6ª a 1ª (vea ilustración abajo). Se acepta que la
presión de la palma de la mano puede provocar desafinación en los graves.
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Finalmente, atenderemos un problema muy común: el ascenso de bajos con


cuerdas al aire. El pulgar puede apagar la primera de las notas, con su parte
trasera, junto a la uña, en el momento de tocar la segunda de ellas. El beneficio de
saber apagar en este tipo de situaciones es muy apreciado por los buenos
ejecutantes de la guitarra.

En resumen los apagadores son recursos que permiten mejorar la ejecución de la


guitarra. Este trabajo expuso una gran cantidad de ellos. Practique asiduamente
estos mecanismos, varíelos e, incluso, invente formas nuevas de apagar el sonido.
Vale la pena dominar esa característica que da claridad al discurso musical y que
es privilegio de los grandes guitarristas.

Septiembre de 2011

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