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EL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD

A LA LUZ DEL ENEAGRAMA


como información útil para alcanzar otros niveles de Conciencia

por Psicoterapeuta Irma Ponce

Del Autoconocimiento a la Autotransformación


Según las enseñanzas del Dr. Claudio Naranjo -considerado un Maestro en el círculo
de los iniciados, lo cual significa haber alcanzado una sabiduría que está más allá
del conocimiento académico- "la base de todo sufrimiento humano es la
pérdida del Ser, o sea la ausencia de la experiencia directa con nuestra
Esencia".
Claudio Naranjo nos dice que a través de su experiencia le resultó obvio "que lo
psicológico y lo espiritual son dos polos de una misma unidad", y nos enseña y nos
demuestra cómo la psicoterapia, más allá de la incorporación de disciplinas
espirituales, puede servir a un Propósito Espiritual Superior.

Si bien el Eneagrama constituye la herramienta principal de esta


enseñanza, que lo utiliza como mapa para el estudio de la personalidad humana,
no es mi intención referirme específicamente a este emblema ni describir los
diferentes tipos de carácter representados en cada uno de los 9 puntos.
Teniendo en cuenta que la premisa mística de esta Enseñanza, a la que Gurdjieff se
refería como Cuarto Camino, sostiene que "la humanidad está en el proceso de
evolucionar hacia formas de conciencia más elevadas", resulta claro que su objetivo
fundamental va mucho más allá del hecho de identificar en el Eneagrama el propio
rasgo de carácter y el de los demás.
La labor consiste sí en ahondar en el eneagrama, mas para ir descubriendo a través
de la autobservación profunda y consciente que "lo que hago" no es "quien Soy en
realidad".

Partiendo de la indicación precisa recibida de Claudio Naranjo: "...poder llegar a


distinguir cada vez con mayor claridad la diferencia entre Personalidad y
Esencia", el trabajo que se propone es considerado como el inicio de un sendero
que nos ha de conducir, mediante la práctica constante de la autoinvestigación
consciente, a percibir esa distinción.
Lo que este sistema tiene de especial es, precisamente, que la observación
profunda de nuestros hábitos neuróticos, nos ha de servir como puente para
alcanzar otros niveles de conciencia. Y es entonces cuando podemos comprender
que si bien es importante el reconocimiento de ese conjunto de fenómenos que
constituyen nuestra personalidad, la experiencia última consiste en alcanzar el
contacto directo con nuestro verdadero Yo.

El malestar, la confusión, las contradicciones aparecen cuando desconectados de


nuestro Ser Interior, quedamos atrapados por las necesidades neuróticas del ego,
personalidad o falso yo. Mas cuando a través de un profundo conocimiento de sí,
logramos contactar nuestra verdadera esencia, aunque más no sea por breves
instantes, podemos experimentar un amor a Todo, un amor incluyente, no
contaminado por los pensamientos, un amor que nos inunda, nos esclarece,
abriéndonos a una comprensión más auténtica. Un amor que nos nutre y nos
sostiene y nos anima a seguir hollando el camino.

"Cuando niños, nuestra fragilidad y dependencia respecto de nuestro


entorno nos doblegó, y el sufrimiento nos ha dejado en un estado de
alarma automática y obsoleta. Necesitamos aprender, por lo tanto, a
relajarnos ante el dolor, aceptando la realidad de nuestra experiencia y
encontrando la actitud más sana posible frente a lo que nos duele o
molesta. Tarde o temprano, descubriremos que tal actitud sana es una
actitud amorosa. Pero saberlo no nos ahorra el proceso, pues ello es
mucho más fácil de decir que de hacer: nuestro amor es, por lo general,
muy delicado y soporta poco las frustraciones. Ser capaces de mantener
viva la llama del amor cuando más duele, es característico de la
compasión que -como hemos visto- es hermana de la sabiduría."
(Claudio Naranjo, "Cosas que vengo diciendo... sobre el amor, la
conciencia, lo terapéutico y la solución al problema del mundo", 1a ed. -
Buenos Aires- Kier, 2005).

Para este Trabajo cuyo objetivo principal es el autodesarrollo humano, necesitamos


cultivar una actitud de apertura y aceptación que nos permita descubrir en
profundidad los condicionamientos cognitivos, emocionales y de comportamiento
que tanto limitan el desarrollo de nuestro potencial humano.
Es un emprendimiento de autogestión en busca de la "acción correcta", no en el
sentido externo de la acción buena o mala, sino en el sentido de ser uno mismo, sin
estar dominado por sentimientos perturbadores que sólo distorsionan nuestras
necesidades verdaderas.

Tanto la esencia como la personalidad son necesarias para ese Trabajo. La esencia
debe contar con la personalidad, de lo contrario no tendría deseos de desarrollarse.
Las preocupaciones de nuestra personalidad (los obstáculos que queremos superar,
nuestros hábitos neuróticos, condicionamientos, falsas estructuras), constituyen el
material de estudio que nos ha de servir para transmutar la personalidad en
herramienta funcional a la esencia.
En este proceso de conocimiento de sí, que implica una constante observación del
ego, la esencia gana en fuerza y madurez, y nuestra vida en plenitud, alegría y
templanza.

"Se produce una gran satisfacción si en la situación en que trabajamos,


nuestro esfuerzo y nuestra lucha se transforman en armonía. Cuando eso
ocurre, es que algo ha constituido y ha encontrado a la vez su propio lugar
en el mundo existente" (Estudios Sobre el Eneagrama, J.G. Bennett.
Ed.Sirio).

Esta Cuarta Manera de la búsqueda interior requiere de una Experiencia integradora


del individuo. Es un intento permanente de equilibrar y armonizar las actividades de
los tres cerebros del hombre: el instintivo-motor, el emocional y el intelectual, y
también procurar el desarrollo del cuarto cuerpo o cuerpo divino. Es el equilibrio y
armonización de todos los cuerpos del hombre, lo que va procurando expansiones
de conciencia.

Acceder a un nivel de conocimiento no distorsionado y desarrollar las Virtudes


Espirituales, significaría actuar desde los cuerpos emocional y mental de nuestro Yo
Superior, sin las interferencias egoicas. Nuestras actitudes serían entonces las
expresiones auténticas de nuestra Verdadera Naturaleza.
Esta transformación, nos dice Claudio Naranjo, "cuando es verdadera, resulta
"contagiosa", y nuestro diario vivir y nuestro entorno se va tornando cada vez más
armónico, más placentero. Y puede que el amor carente y posesivo vaya dando
lugar a un amor más auténtico e incondicional, desarrollando así la capacidad de
valorar y disfrutar, desde una mirada más abarcativa, ese conjunto de pequeñas
circunstancias que conforman nuestra vida cotidiana.

"...Porque si es cierta esta idea de que es el amor lo que nos hace felices,
lo importante no es que consigamos ser queridos, sino que logremos
comprender y superar los obstáculos que nos impiden movilizar nuestro
potencial amoroso."
(Claudio Naranjo, "Cosas que vengo diciendo...", Ed. Kier).

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