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¿QUE ES UN DISPOSITIVO?
Construir la estrategia en experiencia / Alicia Donghi
Introducción
Desde el marco institucional de una ONG dedicada a las patologías del consumo, que transita su
tercer año, comparto la dirección, llevando adelante distintos dispositivos de tratamiento, cuya
e cacia clínica depende, en gran parte, a la atención dada al montaje de dispositivos de internación
domiciliaria. Nacidos, en principio, de un dé cit edilicio(no contábamos con internación)y de apegos
transferenciales que di cultaban la derivación a otros establecimientos asistenciales, fueron
tomando consistencia propia como alternativa a la institucionalización crónica, al punto que se hace
necesario darles dignidad de existencia, a través de una formalización más estricta.
En esta época que nos toca vivir, el mercado introduce objetos de goce de todo tipo, que se ofrecen
listos para consumir. Nuestro moderno superyo no nos deja tomarnos el trabajo de construir un
síntoma, y cada día aparecen más hombres y mujeres que llevan el nombre del producto que
consumen Llegan, o son traídos, cotidianamente a la consulta por su consumo o el de otros. Categoría
clínica confusa y compleja la de las adicciones, ya que agrupa diversas subjetividades bajo el rasgo
uniformizante de la ingesta de sustancias, a riesgo de desconocer la heterogénea singularidad,
poniendo cínicamente el acento en aquello que se quiere erradicar, haciéndolo consistir. ¿Qué
podemos proponerles cuando llegan a nuestros dispositivos? En principio, un diagnóstico que pueda
distinguir un adolescente que experimenta con marihuana o éxtasis, de un joven que consume
ocasionalmente en los principios de un duelo, y también poder diferenciar un paciente psicótico que
se estabiliza con su consumo ritualizado, de un candidato a la sobredosis. También evaluar, no solo la
cantidad y el tipo de sustancias ingeridas, sino también las situaciones reiteradas de riesgo que la
ebriedad o sobriedad puedan producir. Ya que un tratamiento puede ser, la apertura al despliegue de
una pregunta o la con rmación de la alineación en un ser por no ser. La respuesta que se ofrezca
como posición, en un tratamiento, constituye ya una forma de considerar el problema. No se trata de
técnicas, se trata de una posición ética. Quizas para el psicoanálisis de nuestro tiempo el ofrecimiento
consiste en posibilitar que cada sujeto pueda, a lo largo de una cura, ni más ni menos que volver a
decidir acerca de su goce. Poder decidir de nuevo, con otro tipo de libertad, después que uno está
advertido sobre las condiciones en que “eso” gozaba. Porque al n y al cabo, ¿de qué nos podemos
hacer responsables sino de nuestra posición de goce?. En ese sentido, a veces los dispositivos ocupan
el lugar que otrora ocuparan las entrevistas preliminares a la entrada de un análisis, entendido como
trabajo de implicación subjetiva.
Algunas consideraciones puede que sean provisorias, ligadas a las formas singulares y contingentes
de nuestras intervenciones, que intentan producir efectos en situaciones igualmente singulares y de
precaria subjetividad, siendo esta ultima siempre un punto de llegada mas que de partida. Esto
implica una posición ética, mas allá del discurso del Amo, donde el dispositivo termina siendo una
herramienta del tratamiento y no de tal o cual demanda, provenga esta del entorno familiar, social o
cultural.
Se particulariza una relación no-jerárquica entre las diversas practicas de discurso. En lugar de una
cadena de comando, un sistema de relevos. En vez de una estructura arborescente, en donde el
tratamiento psicoanalítico individual ocupe el lugar “ideal”con respecto a las otras practicas de
discurso ( que no serian psicoanálisis “en el sentido estricto”), una organización transversalizada de
interpenetración intradiscursiva. Practicas como el acompañamiento terapéutico, la medicación, el
tratamiento familiar, los grupos terapéuticos y talleres de re exión, así como las reuniones de equipo
pueden ser leídas como recursos para la fundamentación desde el discurso analítico como lazo social.
El trabajo de formalización, entonces, no es prescriptivo ( no dice lo que hay que hacer) sino
retroactivo (piensa lo que ya hicimos) y es la construcción / deconstrucción permanente de una caja
de herramientas para extraer recursos de los que podamos disponer en el futuro. ¿Cuáles serian las
herramientas? En nuestra experiencia, la repetición deviene insistencias que atraviesan las diversas
practicas. Estas insistencias, articuladoras de las experiencias, se inscriben como dispositivo, matriz,
red, en suma S1 del dispositivo.
Presentación de dispositivos
Otro dispositivo es el implementado con una joven de 21 años, cuyos padres solicitan con urgencia
una consulta, re riendo que su hija padece anorexia, y que quieren internarla en ALUBA. Desde los
15 años viene realizando tratamientos psicológicos y psiquiátricos vía obra social, abandonándolos
todos por supuesta ine cacia. Nos encontramos, en la primera entrevista, con padres con signos de
obesidad y la anoréxica en cuestión, era una chica de apariencia normal más robusta que delgada,
encuadrándose su dieta dentro de los parámetros normales en estas épocas. Decires tales como
“come tan poco que tenemos miedo que se muera” nos alertaron sobre un posible desplazamiento. El
despliegue de la trama discursiva familiar nos reveló el verdadero drama: La madre de la paciente
había padecido un cáncer que le había signi cado la extirpación de ambas mamas 5 años antes,
realizándose desde entonces a la fecha 19 cirugías plásticas con diferentes implantaciones de
prótesis, siendo casi un hobby la visita quincenal al cirujano. El padre también re ere múltiples
problemas físicos, entre ellos un infarto reciente. Paralelamente, contratransferencialmente,
comenzamos a sentirnos atiborradas de palabras por parte del grupo familiar, todos hablaban al
mismo tiempo, sin pausas, parecía una mostración del atracón oculto: devorando sin degustar,
hablando sin escuchar ni escucharse, atragantándonos. El aparente rechazo al alimento por parte de
A. se presentaba entonces como una defensa frente a esta intrusión masiva del Otro.
(1) Ingrassia, F.: Intervenir en situación. El acompañamiento terapeútico como practica de discurso. En
E cacia clínica del acompañamiento terapeútico, pag.62 Comp: Pulice, G., Rossi, G., Manson, F. y
otros. Ed. Polemos, Bs As, 2002
(2) Idem anterior
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