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La fisión nuclear es la reacción en la que el núcleo de un átomo pesado, al capturar un neutrón incidente,

se divide en dos o más núcleos de átomos más ligeros, llamados productos de fisión, emitiendo en el
proceso neutrones, rayos gamma y grandes cantidades de energía.

El núcleo que captura el neutrón incidente se vuelve inestable y, como consecuencia, se produce su
escisión en fragmentos más ligeros dando lugar a una situación de mayor estabilidad. Además de estos
productos, en la reacción de fisión se producen varios neutrones que al incidir sobre otros núcleos
fisionables desencadenan más reacciones de fisión que a su vez generan más neutrones. Este efecto
multiplicador se conoce como reacción en cadena.

Para que se produzca una reacción de fisión en cadena es necesario que se cumplan ciertas condiciones de
geometría del material fisionable y se supere un umbral determinado de cantidad del mismo, conocido
como masa crítica. La fisión puede llegar a producirse de forma espontánea, pero es necesaria la existencia
de un neutrón que incida con la energía adecuada.

En física nuclear, fusión nuclear es el proceso por el cual varios núcleos atómicos de carga similar se unen
y forman un núcleo más pesado.12 Simultáneamente se libera o absorbe una cantidad enorme de
energía, que permite a la materia entrar en un estado plasmático.

El Sol es una estrella de secuencia principal y, por lo tanto, genera su energía mediante la fusión nuclear
de núcleos de hidrógeno en helio. En su núcleo, el Sol fusiona 620 millones de toneladas métricas de
hidrógeno por segundo.

La fusión de dos núcleos de menor masa que el hierro (en este elemento y en el níquel ocurre la mayor
energía de enlace nuclear por nucleón) libera energía en general. Por el contrario, la fusión de núcleos
más pesados que el hierro absorbe energía. En el proceso inverso, la fisión nuclear, estos fenómenos
suceden en sentidos opuestos.

En el caso más simple de fusión, en el hidrógeno, dos protones deben acercarse lo suficiente para que la
interacción nuclear fuerte pueda superar su repulsión eléctrica mutua y obtener la posterior liberación
de energía.

En la naturaleza ocurre fusión nuclear en las estrellas, incluido el Sol. En su interior las temperaturas son
cercanas a 15 millones de Kelvin. Por ello a las reacciones de fusión se les denomina termonucleares. En
varias empresas se ha logrado también la fusión (artificial), aunque todavía no ha sido totalmente
controlada.

Sobre la base de los experimentos de transmutación nuclear de Ernest Rutherford, conducidos pocos
años antes, Mark Oliphant, en 1932, observó por primera vez la fusión de núcleos ligeros (isótopos de
hidrógeno).

Posteriormente, durante el resto de ese decenio, Hans Bethe estudió las etapas del ciclo principal de la
fusión nuclear en las estrellas.

La investigación acerca de la fusión para fines militares se inició en la década de 1940 como parte del
Proyecto Manhattan, pero no tuvo éxito hasta 1952. La indagación relativa a fusión controlada con fines
civiles se inició en la década de 1950, y continúa hasta el presente.
Para que pueda ocurrir la fusión debe superarse una importante barrera de energía producida por la
fuerza electrostática. A grandes distancias, dos núcleos se repelen debido a la fuerza de repulsión
electrostática entre sus protones, cargados positivamente. Sin embargo, si se pueden acercar dos núcleos
lo suficiente, debido a la interacción nuclear fuerte, que en distancias cortas es mayor, se puede superar
la repulsión electrostática.

Cuando un nucleón (protón o neutrón) se añade a un núcleo, la fuerza nuclear atrae a otros nucleones,
pero –debido al corto alcance de esta fuerza– principalmente a sus vecinos inmediatos. Los nucleones del
interior de un núcleo tienen más vecinos nucleones que los existentes en la superficie. Ya que la relación
entre área de superficie y volumen de los núcleos menores es mayor, por lo general la energía de enlace
por nucleón debido a la fuerza nuclear aumenta según el tamaño del núcleo, pero se aproxima a un valor
límite correspondiente al de un núcleo cuyo diámetro equivalga al de casi cuatro nucleones. Por otra
parte, la fuerza electrostática es inversa al cuadrado de la distancia. Así, a un protón añadido a un núcleo
le afectará una repulsión electrostática de todos los otros protones. Por tanto, debido a la fuerza
electrostática, cuando los núcleos se hacen más grandes, la energía electrostática por nucleón aumenta
sin límite.

En distancias cortas la interacción nuclear fuerte (atracción) es mayor que la fuerza electrostática
(repulsión). Así, la mayor dificultad técnica para la fusión es conseguir que los núcleos se acerquen lo
suficiente para que ocurra este fenómeno. Las distancias no están a escala.

El resultado neto de estas fuerzas opuestas es que generalmente la energía de enlace por nucleón
aumenta según el tamaño del núcleo, hasta llegar a los elementos hierro y níquel, y un posterior
descenso en los núcleos más pesados. Finalmente la energía de enlace nuclear se convierte en negativa, y
los núcleos más pesados (con más de 208 nucleones, correspondientes a un diámetro de alrededor de
seis nucleones) no son estables. Cuatro núcleos muy estrechamente unidos, en orden decreciente de
energía de enlace nuclear, son 62Ni, 58Fe, 56Fe, y 60Ni.3 A pesar de que el isótopo de níquel 62Ni es más
estable, el isótopo de hierro 56Fe es una orden de magnitud más común. Esto se debe a mayor tasa de
desintegración de 62Ni en el interior de las estrellas, impulsada por absorción de fotones.

Una notable excepción a esta tendencia general es el núcleo helio 4He, cuya energía de enlace es mayor
que la del litio, el siguiente elemento por incremento de peso. En el principio de exclusión de Pauli se
proporciona una explicación a esta excepción: debido a que los protones y los neutrones son fermiones,
no pueden existir en el mismo estado. A causa de que el núcleo del 4He está integrado por dos protones
y dos neutrones, de modo que sus cuatro nucleones pueden estar en el estado fundamental, su energía
de enlace es anormalmente grande. Cualquier nucleón adicional tendría que ubicarse en estados de
energía superiores.

Tres ventajas de la fusión nuclear son:

a) en gran parte sus desechos no revisten la problemática de los provenientes de fisión;

b) abundancia –y buen precio–[cita requerida] de materias primas, principalmente del isótopo de


hidrógeno deuterio (D);

c) si una instalación dejara de funcionar se apagaría inmediatamente, sin peligro de fusión no nuclear.

En un diseño prometedor, para iniciar la reacción, varios rayos láser de alta potencia transfieren energía
a una pastilla de combustible pequeña, que se calienta y se genera una implosión: desde todos los
puntos se colapsa y se comprime hasta un volumen mínimo, lo cual provoca la fusión nuclear.

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