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La mesa ha sido servida para todo aquel que quiera, la invitación es para
todos, pero no todos queremos molestarnos en caminar hacia la fiesta.
Cuando tenemos una invitación nosotros, tenemos que tomarnos el tiempo no
solo de ponernos guapo y bellos para asistir a la reunión, no solamente por
sentirnos bien, es una manera de mostrar respeto a la persona que nos ha
invitado.
Imagínese que usted tiene un gran acontecimiento a celebrar y la gente llega
como si se hubiera ido a la playa, o hubiera estado arreglando su jardín, mal
oliente y sudoroso.
Y por supuesto hay que llegar, por coche, en camión o caminando pero eso
requiere un esfuerzo, y si definitivamente no queremos hacerlo nos
quedaremos en casa y le pondremos algún pretexto XX Para justificarnos, por
lo general tenemos disculpas que utilizamos con mucha frecuencia:
Estamos muy ocupados, el trabajo, las cosas, los hijos, el dolor de cabeza
crucial, la enfermedad inesperada, etc. Etc. Mateo 22:5 “Mas ellos, sin hacer
caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;”
Y cuando sentamos hablando fe la invitación de Dios, entonces nuestro
pretexto es
Estamos enojados porque a través de su palabra nos dijo unas cuantas
verdades y eso me saca de mi confort, de mi estilo de vida.
Estas cosas son algunas solamente que nos impiden llegar al convivio de Dios.
Cuantas veces cuando nos pasan cosas tenemos una frase que a mí en lo
particular me moleta un poco, ´´aunque sea oremos´´, o lo único que me
queda es orar, y lo dejamos como último recurso, cuando debería de ser
nuestra carta de presentación para cuando estamos ante la presencia de
Dios.
Él nos promete:
Mateo 11.28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os
haré descansar
A veces eso es lo que nos pasa, que nos sentimos cansado, agobiados y
preferimos quedarnos a (descansar), cuando deberíamos de hacer lo
contrario, correr a Dios y pedirle que nos fortalezca que nos llene de energía
y gozo.
Pero muchas veces decidimos perdernos el banquete del Señor.
**Caminar al banquete del Señor no siempre es cosa fácil, nos tocaran malos
tiempos, amenaza de tormentas, hoyos en el camino, precipicios tal vez,
piedras que esquivar.
No olvide que el camino a Dios no está precisamente pavimentado ni
espacioso, o olvide que es estrecho, pero si le digo algo está bien alumbrado
y con muchos señalamientos.
Nos dice Jesús que Él es la luz del mundo Juan 8.12 Otra vez Jesús les habló,
diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida.
Y leamos Salmo 119.105 Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi
camino.
Fíjese bien, que si la mesa está dispuesta para nosotros, y el camino para
llegar esta bien alumbrado, ¿para que quedarnos, para que perdernos la gran
fiesta del Señor?
No queremos que pase lo que dice Mateo 22. 8-10 Entonces dijo a sus siervos:
Las bodas a la verdad están preparadas; más los que fueron convidados no
eran dignos. 9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a
cuantos halléis. 10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos
los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de
convidados.
Ahora un detalle interesante y sigamos leyendo en Mateo 22. 11-14 Y entró el
rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido
de boda. 12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?
Más él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y
manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de
dientes. 14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Amen
Rosamaría Segura
Pastor
Iglesia Latinoamericana