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Se presentan dos escenas: una en la que un chico no quiere ser escolta y otra en la que una chica se
pone un piercing en la nariz, ambas son vistas como faltas a normativas y tradiciones escolares. Las
escenas hacen visible una tension entre escuelas medias y los jovenes. El texto trata de elaborar
categorías para pensar esta relacion.
Hay una crisis del sentido de la escolaridad: Hay una situacion de encuentro-desencuentro entre
cultura escolar y cultura juvenil. Se manifiesta sobre todo en sectores populares, donde tenemos
una escuela para pobres que mantienen los codigos de las de las clases medias. Como muestran los
casos, estas situaciones de desacomodo entre jovenes y escuela tambien se da el resto de los
sectores sociales.
Hay una incompatibilidad de practicas y significados entre alumno (cultura escolar) y joven
(cultura juvenil) y tambien un deterioro del contrato pedagógico que dio origen a la escuela
(docente que enseña y alumno que quiere apropiarse de eso).
Los ejemplos muestran que las expresiones juveniles pertenecen a un ambito privado distinto
del escolar pero que la oposicion no sería natural, sino que es construida y naturalizada por la
institucion, que demoniza la cultura juvenil y no facilita la apropiacion de los de los
contenidos escolares. Por otro lado, muestra un amalgamiento de los contenidos escolares y la
cultura juvenil, porque ambos son buenos alumnos.
La oposicion se da para la escuela pero no para los sujetos. La escuela tiene que abrirse a las
expresiones juveniles y no sostener una version unica de lo que es ser alumno, para que no
haya una verdadera oposicion y por ende abandono escolar. Esto requiere de practicas
pedagógicas específicas.
La energía puesta por las instituciones en disciplinar a los jóvenes en torno a un modelo de alumno
que ya no funciona olvida la tarea central de la escuela en relacion a la transmicion de
conocimiento. La primera no es condicion para la segunda.
La dimensión política del conflicto
La forma de considerar las practicas juveniles no tiene en cuenta su dimension política sino que las
pone bajo la luz de la apoliticidad y la minoridad, las considera una mera inadecuacion a las
normas. Cuando se sanciona a un alumno y este no tiene posibilidad de apelacion, se le esta
negando su dimension de sujeto legal.
La lógica politica que los jovenes procucen en la escuela es una protesta social fragmentada a una
institucion que no logra encontrar su rumbo. En su actuar hay una propuesta de cambio social que
es invicibilizada (en este mismo sentido hablaba Brener). No es un pedido de ausencia de la
autoridad adulta, sino que es un requerimiento de la constriccion de una normativa negociada,
provisional y sujeta a cambios.
La escuela deberia incluir practicas simbolos y creencias juveniles para poder constituir sujetos
autonomos y responsables.