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Bodas de Sangre es una obra especialmente relevante en la producción teatral de

Federico García Lorca, autor de la generación del 27. Es una tragedia en verso, que
tuvo gran éxito en España y Hispanoamérica.

La obra está cargada de simbología. En el primer y segundo acto se representa el


mundo real, a partir del tercer acto se rompe el realismo y se da paso a un mundo
sobrenatural, un mundo en el que intervienen la Luna y la Muerte como símbolos de la
fatalidad. En el acto tercero se dice: "La luna es un leñador joven, con la cara blanca".
Lorca representa físicamente a la Luna con un leñador, por su oficio es el que destruye
la obra de la naturaleza es un leñador que va a talar vidas jóvenes. La Luna ilumina el
terreno y permite que los dos hombre se encuentren y se maten. Aquí podemos
encontrar un elemento claramente no real, los leñadores se comunican con la Luna.

La mendiga representa la muerte, su dialogo con el novio en el acto III es una clara
premonición de la muerte.

Los símbolos están representados a lo largo de toda la obra y acompaña el desarrollo


de la acción, con un hondo contenido poético.

El caballo: simboliza la fuerza y la pasión sexual y también la fatalidad y la muerte.

La navaja: esconde siempre un sentido ceremonial de la muerte, va asociada a la


violencia masculina y la muerte.

Las imágenes florales se utilizan constantemente para relacionar la vida humana con
los ciclos de la naturaleza. En el primer acto : "tu padre me olía a clavel", el clavel es la
flor del matrimonio. "Dos hombres que eran dos geranios", representa la erección del
hombre, símbolo de masculinidad. "El niño está como una dalia", representa la paz, la
tranquilidad, la armonía.

El azahar, representa la pureza o virginidad.

En el acto tercero es donde más destaca el verso lorquiano, la Luna aparece en escena
y su monólogo es una poesía, en la que encontramos tres metáforas en sus primeros
versos

Cisne redondo en el río,


ojo de las catedrales,
alba fingida en las hojas
soy:¡no podrán escaparse!

El efecto poético se refleja cuando todo el desenlace se construye bajo el paralelismo


de los elementos de la naturaleza: "cara color ceniza", "jazmines de sangre", "luna
mala", "triste luna", "secas hojas", "flores de boda".
En cuanto al lenguaje, hay un lenguaje muy literario y connotativo, a la vez unido a un
lenguaje muy tradicional, con frases hechas de carácter popular: "echan fuego las
paredes", "metete la mano en el pecho" que significa reflexionar sobre algo, "mi hijo la
cubrirá bien, es de buena simiente", "tu abuelo dejó a un hijo en cada esquina".

En general, son oraciones cortas, muy directas, elementos muy cotidianos con una
imagen literaria, predomina el romance y se utiliza el verso para algún momento
especialmente dramático.

Lorca utiliza frecuentemente un lenguaje poético con comparaciones, imágenes,


símbolos y metáforas: "Es como si me bebiera una botella de anís y me durmiera en
una colcha de rosas" (Acto II) "Tu hijo era un poquito de agua, de la que yo esperaba
hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro lleno de ramas...." (Acto III)

También hay una mezcla del lenguaje popular con la canciones: en el acto II, la suegra
y la mujer cantan una nana al niño, esta nana también es premonitoria de lo que va a
ocurrir, en el acto II, se canta un epitalamio, composición lirica que se canta para
celebrar la boda, es una canción alegre, pero al final compara la boda con un toro, de
nuevo un mal presagio y en el último cuadro, también unas muchachas y una niña
cantan una canción infantil, pero en realidad están narrando todo lo ocurrido.

La mujer representa el amor, la lealtad y la resignación. Tienen que estar sujetas a un


solo hombre, la maternidad era un hecho de valoracion suprema, la virginidad era la
condición previa al matrimonio y las mujeres tenían que tener una actitud digna y
estoica frente al sufrimiento.

La mujer de Leonardo, personifica el amor, la lealtad y la resignación, cuando todo


ocurre la suegra le dice: Tú, a tu casa. Valiente y sola en tu casa. A envejecer y a llorar.
Pero la puerta cerrada. Nunca. Ni muerto ni vivo. Clavaremos las ventanas. Y vengan
lluvias y noches sobre las hierbas amargas.

La madre del novio está en la linea de las mujeres fuertes lorquianas, honrada,
decidida y dominante.

La criada es la representación de la sabiduría popular y el prototipo de fidelidad.

La novia, vive una lucha interior, parece referirse a la boda con desdén, como si fuera
algo que va a hacer por obligación. Es sumisa y acepta la boda. Desea mantenerse
dentro del equilibrio social del deber, de las normas de la tradición.

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