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COMPONENTES:

REYNA DANIELA ESPINOZA VALERIANO 9101024LP

MIRIAM TICONA PAREDES 10041815 LP

MAC BRAYAN QUENTA VILLCA 12390665 LP

JIMENEZ COSSIO GERARDO BRAYAN 5730000 OR

JOSE FERNANDO JIMENEZ QUISPE 6059449 LP

MARIA MARTHA VALERO YAHUITA 11077952 LP


INDICE

1. Definición del bien común


1.1. Estado
1.2. Paz
1.3. Libertad
1.4. Participación
1.5. Democracia de identidad
1.6. Voluntad general
2. Bien común descomposición de sus partes
2.1. doctrina social de la Iglesia católica
2.2. La sociedad se ordena a la persona
2.3. Abarca a todo el hombre
2.4. Obliga al Estado
2.5. Obliga al ciudadano
3. interpretación
4. Conclusiones
5. Recomendaciones
1. Definición del bien común

Bien común (en latín: bono común) se refiere en general al bien (estar) de todos los
miembros de una comunidad y también al interés público, en contraposición al bien
privado e interés particular; también puede definirse como el fin general o como los
objetivos y valores en común, para cuya realización las personas se unen en una
comunidad.

“El Bien Común con desarrollo sostenible, se constituye en el Fin Supremo del
Estado. Es la Visión Filosófica que guía todo el accionar doctrinario que se
pretende poner en marcha con las leyes, principios, preceptos, fundamentos,
procedimientos y demás elementos necesarios para la consecución de este
cometido”.

Se debe distinguir entre

(a) concepciones a posteriori del bien común, las cuales enfocan un tipo del bien
de todos que sólo puede determinarse empíricamente y posteriormente,
producirse sólo de modo aproximativo y modificarse en el proceso político.
(b) concepciones normativo-a priori del bien común que suponen un bien general
preestablecido y objetivo que no está ligado al consentimiento de los miembros
de la sociedad o comunidad, pero al que éstos deben sujetarse. Remitiéndose
a las teorías generales de la época antigua sobre la finalidad del Estado, las
argumentaciones y los fines normativos del bien común pueden ser muy
diversas: la vida virtuosa en la comunidad bien ordenada, la idea del derecho y
la justicia, de la paz, la libertad, o bien el bienestar y la autorrealización
generales dentro y por medio de la participación política.

Una posición particular entre las concepciones aprióricas del bien común la ocupa J. J.
Rousseau con su teoría de la democracia identitaria.

Desde la era moderna temprana, el bien común ha sido concebido en términos de


contrato: inicialmente se define a través de la finalidad.

1.2. Estado
en sentido amplio, la totalidad de las instituciones públicas que garantiza o debe
garantizar la vida en común de las personas en una comunidad; definido
tradicionalmente con tres elementos: territorio estatal, pueblo del Estado y poder del
Estado

Justicia: en la filosofía occidental desde Platón y Aristóteles, una reconocida idea


moral que guía el Derecho, el Estado y la política y, en cuanto virtud cardinal, también
a los individuos.

1.3. Paz
la paz positiva se define como ausencia de violencia estructural y no solamente
personal. El significado más antiguo y más amplio [la define] como patrón de proceso
del sistema internacional que se caracteriza por una reducción de la violencia y un
aumento de la justicia distributiva.

1.4. Libertad
a la función de ser término de legitimación del poder, que aún perdura, en el siglo XX
se le unió la idea de la libertad como derecho humano ilimitable de los individuos que
ha sido codificado en declaraciones sobre los derechos humanos, en el derecho
internacional y en la mayoría de las Constituciones.

1.5. Participación
el acto de tomar parte, en el sentido de participar, en el cual se puede distinguir
(siguiendo a distintos modelos de democracia o conceptos de política) una concepción
instrumental y una normativa de la participación política.

1.6. Democracia de identidad


Exige la identidad de gobernantes y gobernados, puesto que la soberanía popular no
debe ser asumida por medio de representación o gobierno, sino ejercida por el mismo
pueblo en forma directa, del contrato social el aseguramiento de la paz, la protección
de los derechos fundamentales y la propiedad individuales, en el bienestar general y la
preservación del buen estado de los miembros individuales de la sociedad; sin
embargo, tanto estos fines del bien común como otros que vayan más allá de éstos,
requieren del consentimiento de los miembros de la sociedad. La contradicción entre el
bien común a priori, que se concreta en la voluntad general, y la determinación de la
“voluntad de todos”, que sólo es posible a posteriori, encuentra en Rousseau su
correspondencia en la concepción de la naturaleza dualista del hombre.

Éste no sólo persigue sus deseos individuales, sino que, además del “amor propio”,
encarna la voluntad general.
Esta contradicción se “resuelve” por medio de la ficción de una voluntad popular
concebida como homogénea y la identidad de gobernantes y gobernados. No es
gratuito que para él la educación para la virtud, la razón y el patriotismo tienen un
papel destacado y sus proyectos de constitución concretos están concebidos para
comunidades de dimensiones territoriales limitadas y socialmente homogéneas, no
divididas por intereses especiales. Diferenciándose de Rousseau y su concepción
contradictoria sobre el bien común, la teoría liberal del contrato, desde J. Locke hasta
E. Frankl, abandona el supuesto de un bien general a priori a favor de la concepción a
posteriori del bien común individual para todos. En este contexto, se argumenta de
modo análogo a los supuestos de la economía nacional clásica sobre el mercado y se
parte, igual que ésta, de la idea de que el bien común se produce —parecido al
equilibrio en el mercado— más bien de manera natural en cuanto resultado no
intencional de los conflictos de intereses individuales u organizados, en tanto que las
condiciones de competencia lo permitan sin desviaciones y que, de este modo, todos
los participantes estén interesados en que continúe ese estado de equilibrio. Esto
significa en la teoría del pluralismo de Frankl, por un lado, que la decisión sobre la
cuestión fundamental de cualquier política qué es en la voluntad general

1.7. Voluntad general


esencia y suma de la teoría contractualita y de su utopía del cuerpo colectivo
identitario. Los individuos alcanzan en la voluntad general en un salto cualitativo una
nueva identidad colectiva, más allá de su mero interés privado (la voluntad particular) y
de la agregación de todas las voluntades individuales en la voluntad de todos.

Democracia se puede generar sólo de forma autónoma y.… con la participación activa
de eso grupos autónomos”. Además, implica que el bien común no es un valor
preestablecido, sino que se presenta como el resultado de los conflictos sociopolíticos,
“la resultante que se deriva del paralelogramo de las fuerzas económicas, sociales,
políticas e ideológicas de una nación cada vez que se pretende lograr y se logra un
equilibrio que objetivamente corresponde a las exigencias mínimas de un orden social
justo y que subjetivamente no es percibido como violación por ninguno de los grupos
de mayor peso”. No obstante, por otro lado, al bien común se define no como “realidad
social” sino como “idea reguladora”.

2. Bien común descomposición de sus partes


Por Bien común se entiende, en filosofía en general, aquello que es compartido por y
de beneficio para todos los miembros de una comunidad; en sentido general, no solo
físico o económico.

El bien común abarca al conjunto de aquellas condiciones de la vida social, con las
cuales los seres humanos, las familias y los colectivos pueden lograr con mayor
plenitud y facilidad su propia perfección.

En esta concepción el bien común no es la suma de los bienes de cada uno de los
miembros de la sociedad ya que ese bien es indivisible y solo con la colaboración de
todos puede ser alcanzado, aumentado y protegido. Afecta a la vida de todos. Exige la
prudencia por parte de cada uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la
autoridad.3 Posiciones fuertemente influidas por este punto de vista han sido
incorporadas en las constituciones y legislaciones de numerosos países y es extante
en la posición de la iglesia católica, por ejemplo, en la Doctrina Social de la Iglesia, a
partir de la encíclica Rerum Novarum. En la encíclica posterior se ha seguido
profundizando en su concepto.

Esta percepción deriva de los clásicos griegos (principalmente Platón y Aristóteles) a


través de la tradición escolástica, especialmente del trabajo de quien es considerado
su más grande representante: Tomás de Aquino, quien re introduce el tema en su
Suma teológica -cuestión 98- cuando al hablar sobre la esencia de la ley afirma que
esta:

"no es más que una prescripción de la razón, en orden al bien común,


promulgada por aquel que tiene el cuidado de la comunidad"

Así el bien común es también fin común. Algo que no necesariamente existente, pero
a ser obtenido por esta. En las palabras de Píndaro: llega a ser el que eres. A partir de
eso, de Aquino sugiere:

"constituyéndose la ley ante todo por orden al bien común, cualquier otro
precepto sobre un objeto particular no tiene razón de ley sino en cuanto se
ordena al bien común. Por tanto, toda ley se ordena al bien común"

Parece seguir entonces que seria el deber común o general adecuar la acción de
todos y cada uno (por lo menos, dentro de ciertos límites) a la preservación u
obtención de ese bien común: “Si toda comunidad humana posee un Bien Común que
la configura en cuanto tal, la realización más completa de este Bien Común se verifica
en la comunidad política. Corresponde al Estado defender y promover el Bien Común
de la sociedad civil, de los ciudadanos y de las instituciones intermedias”.

2.2. doctrina social de la Iglesia católica

En la Rerum novarum

Algunas menciones en la Rerum Novarum:

"A través de estas cosas queda al alcance de los gobernantes beneficiar a los demás
órdenes sociales y aliviar grandemente la situación de los proletarios, y esto en virtud
del mejor derecho y sin la más leve sospecha de injerencia, ya que el Estado debe
velar por el bien común como propia misión suya. Y cuanto mayor fuere la abundancia
de medios procedentes de esta general providencia, tanto menor será la necesidad de
probar caminos nuevos para el bienestar de los obreros."

Rerum novarum, número 23

"Mas, aunque todos los ciudadanos, sin excepción alguna, deban contribuir
necesariamente a la totalidad del bien común, del cual deriva una parte no pequeña a
los individuos, no todos, sin embargo, pueden aportar lo mismo ni en igual cantidad.
Cualesquiera que sean las vicisitudes en las distintas formas de gobierno, siempre
existirá en el estado de los ciudadanos aquella diferencia sin la cual no puede existir ni
concebirse sociedad alguna. Es necesario en absoluto que haya quienes se dediquen
a las funciones de gobierno, quienes legislen, quienes juzguen y, finalmente, quienes
con su dictamen y autoridad administren los asuntos civiles y militares. Aportaciones
de tales hombres que nadie dejará de ver que son principales y que ellos deben ser
considerados como superiores en toda sociedad por el hecho de que contribuyen al
bien común más de cerca y con más altas razones. Los que ejercen algún oficio, por el
contrario, no aprovechan a la sociedad en el mismo grado y con las mismas funciones
que aquellos, aunque también ellos concurren al bien común de modo notable, aunque
menos directamente. Y, teniendo que ser el bien común de naturaleza tal que los
hombres, consiguiéndolo, se hagan mejores, debe colocarse principalmente en la
virtud. De todos modos, para la buena constitución de una nación es necesaria
también la abundancia de los bienes del cuerpo y externos, «cuyo uso es necesario
para que se actualice el acto de virtud». Y para la obtención de estos bienes es
sumamente eficaz y necesario el trabajo de los proletarios, ya ejerzan sus habilidades
y destreza en el cultivo del campo, ya en los talleres e industrias. Más aún: llega a
tanto la eficacia y poder de los mismos en este orden de cosas, que es verdad
incuestionable que la riqueza nacional proviene no de otra cosa que del trabajo de los
obreros. La equidad exige, por consiguiente, que las autoridades públicas prodiguen
sus cuidados al proletario para que este reciba algo de lo que aporta al bien común,
como la casa, el vestido y el poder sobrellevar la vida con mayor facilidad. De donde
se desprende que se habrán de fomentar todas aquellas cosas que de cualquier modo
resulten favorables para los obreros. Cuidado que dista mucho de perjudicar a nadie,
antes bien aprovechará a todos, ya que interesa mucho al Estado que no vivan en la
miseria aquellos de quienes proveen unos bienes tan necesarios."

Rerum novarum, número 25

2.3. La sociedad se ordena a la persona

en consecuencia, el bien de la persona está por encima (es la razón de ser) del Bien
Común. Pero el hombre, como individuo, se ordena al Bien Común: el Bien Común
está por encima del bien individual. El bien de la persona no se alcanza sino en su
trascenderse en la búsqueda del Bien Común

Ibídem

Sencillamente, no pueden oponerse Bien Común y bien de la persona: la persona que


se cierra en su individualidad frustra su propio bien, a la par que frustra la posibilidad
de la consecución del bien de los demás.

El Bien Común de un grupo social es pues el fin común por el cual los integrantes de
una sociedad se han constituido y relacionado en ella. Ese Bien Común tiene como
característica distintiva el hecho de que por su propia naturaleza es esencialmente
participable y comunicable a los integrantes del grupo social

2.4. Abarca a todo el hombre

Abarca a todo el hombre, es decir, tanto a las exigencias del cuerpo como a las del
espíritu. De lo cual se sigue que los gobernantes deben procurar dicho bien por las
vías adecuadas y escalonadamente, de tal forma que, respetando el recto orden de los
valores, ofrezcan al ciudadano la prosperidad material y al mismo tiempo los bienes
del espíritu

Abarca todo un conjunto de condiciones sociales que permitan a los ciudadanos el


desarrollo expedito y pleno de su propia perfección

El hombre, por tener un cuerpo y un alma inmortal, no puede satisfacer sus


necesidades de un modo absoluto ni conseguir en esta vida mortal su perfecta
felicidad. Esta es la razón por la cual el Bien Común debe procurarse por tales vías y
con tales medios, que no solo no pongan obstáculos a la salvación eterna del hombre,
sino que, por el contrario, le ayuden a conseguirla.

2.5. Obliga al Estado

La razón de ser de cuantos gobiernan radica por completo en el Bien Común. De


donde se deduce claramente que todo gobernante debe buscarlo, respetando la
naturaleza del propio Bien Común y ajustando al mismo tiempo sus normas jurídicas a
la situación real de las circunstancias

Siendo superior al interés privado, es inseparable del bien de la persona humana,


comprometiendo a los poderes públicos a reconocer, respetar, acomodar, tutelar y
promover los derechos humanos y a hacer más fácil el cumplimiento de las
respectivas obligaciones. Por consiguiente, la realización del Bien Común puede
considerarse la razón misma de ser de los poderes públicos, los que están obligados a
llevarlo a cabo en provecho de todos los ciudadanos y de todo hombre -considerado
en su dimensión terrena-temporal y trascendente- respetando una justa jerarquía de
valores, y los postulados de las circunstancias históricas.

Si toda comunidad humana posee un Bien Común que la configura en cuanto tal, la
realización más completa de este Bien Común se verifica en la comunidad política.
Corresponde al Estado defender y promover el Bien Común de la sociedad civil, de los
ciudadanos y de las instituciones intermedias.

Ha de ser considerado como un valor de servicio y de organización de la vida social,


del nuevo orden de la convivencia humana. Pero no solo el Estado debe aportar las
condiciones, es tarea de todos.

Caben dos extremos:

• El Estado providencia que se encarga de todo, peca por exceso. Se busca el


perfeccionamiento del hombre, pero este ha de poner de su parte. Si el Estado impone
las condiciones coarta la libertad individual.

• El Estado liberal en el que cada uno se ocupa de sí mismo, peca por defecto.

2.6. Obliga al ciudadano

Todos los individuos y grupos intermedios tienen el deber de prestar su colaboración


personal al Bien Común. De donde se sigue la conclusión fundamental de que todos
ellos han de acomodar sus intereses a las necesidades de los demás, y deben
enderezar sus prestaciones en bienes o servicios al fin que los gobernantes han
establecido, según normas de justicia y respetando los procedimientos y límites fijados
por el gobierno.

Actualmente al no afrontarse con frecuencia los problemas sociales según criterios de


justicia y moralidad, sino de acuerdo con criterios económicos e ideológicos, se está
perdiendo en la sociedad la capacidad de decidir según el Bien Comun y esto está
provocando, en el individuo, una creciente incapacidad para encuadrar los intereses
particulares en una visión coherente del Bien Común.

"La economía es el método, el objetivo es cambiar el corazón y el alma".

3. Interpretación

La interpretación es el hecho de que un contenido material, ya dado e independiente


del intérprete, sea “comprendido” o “traducido” a una nueva forma de expresión. Dicho
concepto está muy relacionado con la hermenéutica. Cognitivamente la operación de
interpretación es el opuesto a la operación de representación. Representar consiste en
retratar una realidad material mediante símbolos de diferente naturaleza, mientras que
interpretar consiste en reconstruir la realidad material a la que se refiere una
representación de la realidad.

Por Bien común se entiende, en filosofía en general, aquello que es compartido por y
de beneficio para todos los miembros de una comunidad; en sentido general, no solo
físico o económico. El bien común abarca al conjunto de aquellas condiciones de la
vida social, con las cuales los seres humanos, las familias y los colectivos pueden
lograr con mayor plenitud y facilidad su propia perfección. En esta concepción el bien
común no es la suma de los bienes de cada uno de los miembros de la sociedad ya
que ese bien es indivisible y solo con la colaboración de todos puede ser alcanzado,
aumentado y protegido.2 Afecta a la vida de todos. Exige la prudencia por parte de
cada uno, y más aún por la de aquellos que ejercen la autoridad.3 Posiciones
fuertemente influidas por este punto de vista han sido incorporadas en las
constituciones y legislaciones de numerosos países y es extante en la posición de la
iglesia católica, por ejemplo, en la Doctrina Social de la Iglesia, a partir de la encíclica
Rerum Novarum. En la encíclica posterior se ha seguido profundizando en su
concepto. Esta percepción deriva de los clásicos griegos (principalmente Platón y
Aristóteles) a través de la tradición escolástica, especialmente del trabajo de quien es
considerado su más grande representante: Tomás de Aquino, quien re introduce el
tema en su Suma teológica -cuestión 98- cuando al hablar sobre la esencia de la ley
afirma que esta:"no es más que una prescripción de la razón, en orden al bien común,
promulgada por aquel que tiene el cuidado de la comunidad"

Así el bien común es también fin común. Algo que no necesariamente existente, pero
a ser obtenido por esta. En las palabras de Píndaro: llega a ser el que eres. A partir de
eso, de Aquino sugiere:

"constituyéndose la ley ante todo por orden al bien común, cualquier otro
precepto sobre un objeto particular no tiene razón de ley sino en cuanto se
ordena al bien común. Por tanto, toda ley se ordena al bien común".

4. Conclusiones

De todo lo dicho anteriormente, se concluye que el bien común es el fruto de una


adecuada del conjunto de los cuatro ejes fundamentales de la vida colectiva de los
seres humanos.

Se necesita cambios de paradigma (paradigma=Conjunto de unidades que pueden


sustituir a otra en un mismo contexto porque cumplen la misma función) para
permitir una simbiosis (simbiosis= Relación de ayuda o apoyo mutuo que se establece
entre dos personas o entidades, especialmente cuando trabajan o realizan algo en
común.) entre los seres humanos y la naturaleza. Un acceso de todos a los bienes y
servicios, una participación de cada sujeto individual y colectivo en los procesos
organizativos sociales y políticos y la posibilidad de expresiones culturales y éticas
propias, es decir para realizar el bien común de la humanidad.

Se puede también objetar que es una utopía (utopía= Proyecto, deseo o plan ideal,
atrayente y beneficioso, generalmente para la comunidad, que es muy
improbable que suceda o que en el momento de su formulación es irrealizable.)

Además de que el ser humano necesita una utopía y que el capitalismo a destruido el
pensamiento utópico se puede afirmar que las búsquedas del bien común es bien una
utopía no en el sentido de una ilusión, sino de la que no existe, hoy pero que pude
existir mañana.

Sin embargo, se necesita una visión de conjunto coherente como base de la


convergencia en la acción, con el fin de construir una fuerza capaz de revertir el
sistema dominante tanto en sus dimensiones económicas, como sociales, culturales y
políticas.
Su no difusión tampoco puede ser la responsabilidad exclusiva de una organización
social o de un partido de vanguardia que monopoliza la verdad si no de una pluralidad
de fuerza anti-sistemáticas que luchan por el bien común.

5. Recomendaciones

Es necesario propiciar espacios de reflexión, encuentro y debate sobre los modelos de


bienestar y modelos de determinantes de salud etc.

En el ejercicio del bien común, deben repartirse las cargas de acuerdo a las
posibilidades, se logra a través del correcto ejercicio de la autoridad bajo el criterio de
subsidiariedad. No se construye el orden social si sólo existe buena fe o buena
voluntad, sino además con eficacia real en su construcción

Para que un bien común funcione todos deben ser partícipe de ella

El bien común puede o es transmitido de padre a hijos es decir parto de la familia y


luego se la emplea en el diario vivir.

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