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SÍNTESIS DEL LIBRO “VOLVER A JESÚS”, DE JOSÉ ANTONIO PAGOLA

“desde los primeros días de su servicio, el Papa ha levantado su voz para sacudir la conciencia de
una Iglesia a la que ve muy encerrada en sí misma, paralizada por los miedos y demasiado alejada
de los problemas y sufrimientos que viven las gentes”.

“Francisco nos llama a una conversión más radical”. “Nos invita a aplicar sus orientaciones con
generosidad y valentía”. “Nos recuerda que el proyecto de Jesús es instaurar el reino de su Padre”.
“No podemos encerrarnos en nuestra práctica religiosa”.

“De la crisis que estamos viviendo pueden nacer parroquias y comunidades tal vez más pequeñas
y humildes, pero también más alegres y evangélicas, mejor arraigadas en Jesús y más fieles a su
llamada a construir un mundo más humano”; con la “sensibilidad necesaria para conocer, amar y
valorar el mundo actual, para sintonizar con las necesidades reales de los creyentes y para
ofrecerles la orientación y el aliento que necesitan para vivir hoy su fe.

“Francisco hace notar a los evangelizadores que a veces perdemos el entusiasmo por la misión al
olvidar que el Evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas”.

“A Francisco se le ve preocupado sobre todo por una predicación que se enreda en doctrinas no
directamente ligadas al núcleo del Evangelio y olvida lo más genuino del evangelio”. “El Papa sabe
muy bien que el Evangelio de Jesús es mucho más que un anuncio verbal: el proyecto de Jesús es
instaurar el reino de Dios”. “En la medida que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será
ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos”. “El reino de Dios vive entre los
ciudadanos promoviendo las solidaridad, la fraternidad, el deseo del bien, de verdad, de justicia.
Esta presencia no debe ser fabricada, sino descubierta y desvelada”. Dice más adelante,
refiriéndose a diferentes formas de mundanidad que quien ha caído en ellas “mira de arriba y de
lejos, rechaza la profecía de los hermanos, descalifica a quien lo cuestione, destaca
constantemente los errores ajenos y se obsesiona por la apariencia”. Se refiere luego a un
relativismo práctico, que consiste en “actuar como si Dios no existiera, decidir como si los pobres
no existieran, soñar como si los demás no existieran. Este estilo de vida – son palabras del Papa –
lleva a aferrarse a seguridades económicas o a espacios de poder y de gloria humana que se
procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida por los demás en la misión”.

Citando al Papa Francisco, dice: “Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma,
de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad”. Más
adelante, también citando al Papa: “Hace falta pasar de una pastoral de mera conservación a una
pastoral decididamente misionera”.

Una nueva cita del Papa nos trae lo siguiente: “Invito a todos a ser audaces y creativos en esta
tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las
propias comunidades”. Continúa el autor:”Muchas cosas habrá que hacer, sin duda, en los
próximos años en el campo pastoral, catequético, litúrgico, social… pero nada más decisivo que
impulsar la conversión a Jesucristo”. “La renovación que necesita hoy la Iglesia está exigiendo una
conversión en un nivel más profundo, para que esos cambios se vayan haciendo con el Espíritu de
Jesús y en un clima más evangélico. Necesitamos volver a las raíces. Convertirnos a lo esencial,
actualizar hoy de alguna manera la experiencia fundante que se vivió al inicio con Jesús”. Es
necesario “recuperar su proyecto del reino de Dios como la tarea principal de las comunidades
cristianas, introducir la compasión como principio de actuación en todos los niveles de la Iglesia,
buscar entre todos una Iglesia pobre y de los pobres”. “Dejarnos transformar poco a poco por ese
Dios apasionado por una vida más digna, más humana y dichosa para todos, empezando por los
últimos, los más pequeños, indefensos y excluidos”. “Lo primero que necesitamos en las
parroquias y comunidades es poner en marcha procesos sencillos para conocer mejor a Jesús.”
“Nadie tiene más fuerza que Él para transformarnos”. “Nos falta la adhesión vital a Cristo que nos
transforme en sus discípulos y seguidores”. “Necesitamos poner en marcha procesos de
conversión a Jesucristo para que nuestras parroquias y comunidades se sientan arrastradas por Él
y todos experimentemos en el interior de nuestros corazones su llamada, la misma que
escucharon los primeros que se convirtieron en sus discípulos y discípulas, y le siguieron”.
“Necesitamos poner nuevas bases que hagan posible la esperanza”. “Esto significa aprender a
despedir lo que ya no evangeliza ni abre caminos nuevos al evangelio de Jesús”. Se requiere “más
tiempo, más oración, más atención y energías a descubrir llamadas nuevas, carismas nuevos y
caminos de conversión innovadora”. El evangelio “no es una doctrina, tampoco una filosofía ni
una religión. El evangelio es Jesús, el Cristo, su mensaje, su vida, su muerte y resurrección. Él es e l
portador y el contenido de la buena noticia de Dios”. “La escucha del evangelio en estos pequeños
grupos no sería una actividad más entre otras, sino la matriz desde la que se puede ir regenerando
la fe de toda comunidad cristiana”. “Los evangelios han sido escritos para engendrar fe en
Jesucristo, para suscitar discípulos y seguidores.” “Se nos contagia su Espíritu. Aprendemos su
manera de pensar, sentir, amar, orar, sufrir, crear, confiar y morir”. “El evangelio se convierte así
en la fuerza más poderosa que posee la comunidad cristiana para su transformación”. “El cambio
decisivo es ir pasando de comunidades exclusivamente centradas en el culto y en la catequesis a
comunidades abiertas, dedicadas a abrir caminos al reino de Dios en medio de los problemas,
luchas y sufrimientos que se viven en el mundo de hoy”. “Los seguidores de Jesús hemos de
encontrar nuestro lugar social, aprendiendo, desde su espíritu profético, a vivir de manera
alternativa, inconformista y contracultural. Ha de ser un rasgo característico de las comunidades
de Jesús. Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Hemos de posicionarnos”.”Es de gran
importancia que, en medio de la sociedad secular de nuestros días, descubramos que el evangelio
responde a las necesidades más profundas de las personas”, como nos lo dice el Papa Francisco.

“En ningún momento han de cultivar estos grupos deseo alguno de poder ni de prestigio”.
Trabajan “como fermento, tratando de introducir de manera callada, pero eficaz, la fuerza
inspiradora y transformadora del evangelio”. “Inspirados en el evangelio, contribuyen con su
esfuerzo y su propia conversión a construir una Iglesia más preocupada por la felicidad de la gente;
una Iglesia más sencilla, fraterna y buena con todos; una Iglesia samaritana, compasiva”.

J.A.C.S. Octubre 16 de 2014

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