Fue en Francia, en el año de 1789, cuando un grupo de hombres se planteó la
necesidad de frenar los abusos cometidos en contra de los derechos de las personas. Esa fue la primera semilla en la humanidad. El día de hoy la urgencia de defender los derechos humanos y hacer que cada día más personas sean conscientes de sus derechos y de cómo defenderlos sigue vigente para que las próximas generaciones de la familia humana no repitan episodios oscuros de la historia. Aunque mucho se ha logrado desde el lejano 1789 aún queda mucho camino por andar en materia de derechos humanos.
En su artículo 26, fracción 2, la Declaración Universal de los Derechos
Humanos establece que “La educación tendrá por objetivo el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; favorecerá a la comprensión, la tolerancia y la amistad de todas las naciones y los grupos étnicos y religiosos y promoverá el desarrollo de actividades que garanticen la paz”. Y ese desarrollo de la personalidad individual sólo puede alcanzarse dentro de la sociedad, es decir, dentro de un grupo determinado de personas que tienen una serie de acuerdos en común, los cuales son definidos como “cultura” o “convención social”. Una de estas convenciones sociales es el lenguaje, herramienta base de la comunicación humana.
Cada individuo responde a un lenguaje que ha aprendido durante su vida
por medio de la imitación. Las personas no son capaces de inventar su propio lenguaje, sino que entran en una convención lingüística celebrada por los miembros de su sociedad y las palabras encuentran su significado de acuerdo al uso que les dé cada sociedad. El lenguaje es el medio por el cual el ser humano accede al mundo. La historia personal de cada individuo está ligada a las palabras que ha escuchado a lo largo de su vida. Por lo tanto, se debe plantear la importancia que el lenguajetiene sobre la vida y el desarrollo de las personas como una problemática actual de interés público.
El ritmo de vida que exige el mundo de hoy provoca constantes fracturas en
la comunicación. Expresiones agresivas se instalan en la comunicación cotidiana, en el imaginario colectivo las palabras pierden su impacto, algunas caen en desuso mientras otras cobran fuerza. Sin embargo, la ignorancia del significado de las palabras que utilizamos para comunicarnos puede ser más peligrosa de lo que se piensa, puesto que las palabras no son sólo información que viaja en el aire de manera inofensiva, por el contrario, tienen un efecto en quien las recibe. El flujo de la comunicación se ve constantemente afectado por factores diversos como diferencias entre el mensaje emitido y la manera en que fue recibido. La comunicación humana va más allá del esquema de intercambio de información entre un emisor y un receptor, factores como la emoción, la respiración, la mente y la voz se ven implicados en la manera en cómo un mensaje es transmitido y/o recibido.
En la actualidad han surgido muchas posturas acerca de la necesidad un
lenguaje inclusivo, pero aun cuando el idioma que hablamos esté fundado en términos que puedan considerarse excluyentes debe tenerse en cuenta que no puede modificarse el idioma, pero sí las construcciones lingüísticas con que nos comunicamos. En materia jurídica se pueden encontrar ejemplos claros en el tema del lenguaje inclusivo tales como cambiar términos como principio pro hominem por el de principio pro personae.
El planteamiento de una problemática radicada en el contenido del discurso
fue planteado por primera vez en 1791 por la autora francesa Olympe De Gouges, considerada como una precursora de los movimientos feministas y humanistas. Parafraseando la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, la Declaración Universal de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana plantea la necesidad del reconocimiento de los mismos derechos para hombres y mujeres. Pero más que un simple replanteamiento del discurso nuestro tiempo exige un replanteamiento de los roles que juegan hombres y mujeres en la sociedad para erradicar la discriminación por cuestiones de género.
Una problemática de interés público como la de la comunicación implica
años de trabajo hasta que se logre insertar en el inconsciente colectivo una nueva forma de conducirse, los resultados tal vez no los pueda ver esta generación y tal vez tampoco la siguiente, pero eso ha sido en todos los procesos de reconstrucción de la humanidad. Tuvo que existir un episodio como el holocausto para que pudiera existir la Declaración Universal de los Derechos Humanos y aún queda mucho por hacer. A principios del Siglo XX empezaron a surgir cuestionamientos acerca del papel de la mujer en la sociedad, aquella semilla empieza a dar algunos de frutos hoy, pero son apenas frutitas tiernas, hay que de dejarlas madurar para poder gozarlas.
Es el lenguaje un aparato de poder, el impacto que las palabras tienen en el
receptor es de suma importancia en la interpretación del mensaje. Una comunicación empática, basada en el autoconocimiento de las emociones y en el reconocimiento de las emociones del otro permite el desarrollo de mejores relaciones personales. El cuerpo humano está dividido en órganos o sistemas con funciones específicas, cada uno de estos órganos reacciona de manera distinta cuando es estimulado por un agente interno o externo, al órgano afectado por un estímulo se le conoce como órgano Diana. El estrés funciona como un estímulo que actúa sobre el sistema nervioso, es decir, el sistema nervioso es un órgano Diana que reacciona bajo el estímulo del estrés generando un bajo rendimiento. Como ya fue mencionado con anterioridad el flujo de comunicación se ve afectado por diversos factores. Son esos factores los que deben hacerse conscientes para lograr una comunicación empática.
El cuerpo humano posee diversos sistemas interconectados entre sí que
funcionan de manera armónica cuando se encuentran en condiciones saludables, sin embargo, los estímulos internos o externos a los que se ve expuesto el cuerpo van creando disfunciones en los sistemas. Muchas veces estos estímulos se vuelven círculos viciosos como el caso del estrés que afecta directamente el rendimiento de una persona provocando más estrés y afectando cada vez más severamente, pero no sólo afecta al sistema nervioso, sino que se manifiesta además en otros sistemas. Es probable que el estrés tenga algo que ver con la estadística de obesidad que tiene México del mismo modo que es probable que el estrés tenga que ver con los niveles de inseguridad y de violencia de género.
Frente a un problema que ha desencadenado en escenas tan terribles que
no deben repetirse, mas no deben borrarse de la memoria, es necesario tomar una postura y contribuir, en medida que el contexto de cada individuo lo permita, con la solución de un problema que avanza cada vez más rápido afectando el sistema nervioso del gran cuerpo humano que conforma la sociedad mundial.
Es por ello que, comprometidos con nuestro quehacer creativo y artístico y
convencidos de que las herramientas del arte pueden ayudar a mejorar y acrecentar la cultura de una sociedad, proponemos un taller enfocado en crear consciencia en las personas acerca de los factores necesarios para alcanzar una comunicación empática que les ayude a mejorar sus relacione personales. Insistiendo constantemente en el problema público que implica una fractura en la comunicación nos manifestamos y desarrollamos un taller flexible y accesible a la comprensión de diversos foroscomo escuelas, familias o espacios laborales. Todo con la finalidad de lograr en todo espacio de convivencia una comunicación empática enfocada en el respeto por los derechos de cualquier persona.