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RISIERI FRONDIZI

Risieri Frondizi fue un filósofo y antropólogo argentino que se desempeñó


como rector de la Universidad de Buenos Aires. Obtuvo el diploma de
profesor de filosofía en el Instituto Nacional del Profesorado de Buenos
Aires en 1935. Su formación filosófica fue amplia y su carrera impresionante.
Frondizi debió enfrentar circunstancias difíciles, tanto en lo económico como
en lo político.

Risieri Frondizi Era hijo de Julio Frondizi, un constructor de caminos y


puentes, e Isabel Ercoli. Ambos, poco después de casarse, habían llegado al
país a comienzos de la década de 1890 provenientes de Gubbio, región de
Umbria, Italia. Julio logró una posición holgada para su hogar como
contratista de obras.

Gracias a una competitiva beca que ganó, pudo realizar estudios en la


Universidad de Harvard bajo un grupo de distinguidos filósofos: Alfred North
Whitehead, C.I. Lewis, R.B. Perry, W. Köhler, William Hicking ,entre otros.
Este período de su vida fue decisivo en su formación. En particular,
de Whitehead adoptó la tesis de que la realidad es un proceso, que está
constantemente en movimiento y que constituye una unidad orgánica; de
Köhler, el interés por la fecundidad del concepto de Gestalt, que Frondizi
luego aplicaría a sus propias teorías del yo y de los valores. En 1933estudió
en Buenos Aires con Francisco Romero, con quien mantuvo una relación
íntima hasta la muerte del maestro.

En 1937 se fundó el Departamento de Filosofía y Letras de la Universidad


Nacional de Tucumán que más tarde, bajo la dirección de Frondizi, se
convirtió en la Facultad de Filosofía y Letras. Frondizi fue incluido en el grupo
fundador de la Facultad y permaneció en esa Universidad
desde 1937 hasta 1946, con una interrupción de un año (1943-1944), en el
cual obtuvo una beca para cursar estudios de postgrado en la Universidad de
Michigan en Ann Arbor. Allí, dos filósofos ejercieron suma influencia sobre
él: Roy Wood Sellars y Dewitt H. Parker. Frondizi recibió su maestría de la
Universidad de Michigan en 1943 y su doctorado de la Universidad Autónoma
de México en 1950.

Los años de permanencia en Tucumán fueron decisivos para su maduración


filosófica. Entre Tucumán y Michigan escribió su primera obra, El punto de
partida del filosofar, que Romero publicó en la Biblioteca Filosófica Losada en
1945. En 1946 fue ilegalmente declarado cesante de sus cátedras y fue
encarcelado en virtud de su justificada protesta a la medida dictada en su
contra. Cuando fue puesto en libertad le entregaron una invitación del escritor
Mariano Picón Salas, Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Central de Venezuela, en Caracas. Frondizi aceptó la invitación,
y se convirtió así nuevamente en profesor fundador de una Facultad. Frondizi
permaneció en Caracas dos años académicos.

De Yale pasó a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Además de


algunos filósofos puertorriqueños, había entonces en esa institución un grupo
selecto de intelectuales extranjeros de habla hispana: Juan Ramón Jiménez,
Federico de Onís, Luis Alberto Sánchez, José Medina Echavarría, Francisco
Ayala, y Ciro Alegría, entre otros. Frondizi comenzó allí a trabajar seriamente
sobre axiología y filosofía de la educación, ofreciendo seminarios sobre
diversos temas en ambas disciplinas. En 1952 obtuvo por concurso una beca
de especialización para profesores y se radicó en Italia, en el Instituto de
Filosofía de la Universidad de Roma, donde se vinculó intelectual y
personalmente con Guido Calogero, Franco Lombarda, Ugo Spirito y otros
filósofos italianos. Allí trabajó especialmente sobre el historicismo y escribió
varios artículos sobre la verdad y la historia, uno de ellos publicado en italiano
(1956), en un volumen titulado Verita e Storia, que reunió ensayos de
Mondolfo, Lombarda, Abbagnano, y Calogero, entre otros.

Después de la “Revolución Libertadora” en la Argentina, en septiembre de


1955, regresa a su país y en noviembre es designado profesor de Ética y
Filosofía Moderna en la Universidad de La Plata, además de Director del
Instituto de Filosofía. A fines del año siguiente obtiene por concurso las
cátedras de Ética y Filosofía Contemporánea en la Facultad y Filosofía y
Letras de Buenos Aires. En base a las notas compiladas durante varios años,
en el verano de 1957 redacta su obra ¿Qué son los valores?, que ampliaría
en ediciones ulteriores. Es elegido Decano de la Facultad de Filosofía y Letras
de Buenos Aires en 1957 y poco tiempo después (diciembre de 1957), Rector
de dicha Universidad. Antes de terminar su mandato, en 1962, vio el resultado
de su obra en la construcción de nuevos edificios y la enorme difusión de los
libros de EUDEBA, sin contar las reformas menos tangibles pero más
importantes en la enseñanza y la investigación.

En 1964 es invitado por el Director del Instituto de Estudios Avanzados de


Princeton, el conocido físico Robert Oppenheimer, y dedica su permanencia
a elaborar los fundamentos de una ambiciosa teoría ética. La convivencia con
Gödel, Oppenheimer y otros grandes matemáticos y físicos, despierta en
Frondizi nuevas preocupaciones teóricas. Al año siguiente regresa a sus
cátedras en Buenos Aires, pero frente al golpe militar del General Onganía,
que derrocó al presidente constitucional Arturo Illia, y al ulterior
avasallamiento de la autonomía universitaria, renuncia a todos sus cargos en
protesta. Recibe varias ofertas de universidades extranjeras y decide ir a la
Universidad de California en los Ángeles, donde permanece dos años (1966-
68). Concibe allí su interpretación del valor como cualidad estructural
(Gestaltqualität), que incorpora a la cuarta edición de ¿Qué son los valores? y
luego amplía en el artículo publicado en el número de otoño de 1972
del Journal of Value Inquiry. Además, escribe varios artículos sobre las
causas de la guerra y asiste, especialmente invitado por el Dr. Robert
Hutchins, a la Conferencia de la Paz en Ginebra, donde participa activamente
y conoce a figuras prominentes como Linus Pauling, Martin Luther King Jr. y
otros luchadores por la paz y la justicia social.
De la Universidad de California en Los Ángeles pasa a la Universidad de
Texas en Austin (1969-70), donde vuelve a enseñar Filosofía de la Educación
y escribe buena parte de su obra La universidad en un mundo de tensiones.
Misión de las universidades en América latina, publicada por la editorial
Paidós de Buenos Aires en 1971. Regresa por un año a su país y en 1970
acepta una oferta de la Universidad de Southern Illinois, en Carbondale,
donde continúa enseñando hasta 1979, año en el que se jubila. Durante su
estadía en esta Universidad edita, con Jorge J.E. Gracia, un volumen sobre
el desarrollo de la filosofía latinoamericana, tema que siempre le preocupó,
titulado El hombre y los valores en la filosofía latinoamericana del siglo
XX (México, Fondo de Cultura Económica, 1977). En sus últimos años
escribe una obra con un desarrollo más amplio sobre el tema del hombre
como animal creador.

Gracias a su obra y la claridad de su pensamiento, Frondizi adquirió prestigio


internacional. Fue miembro permanente del Instituto Internacional de Filosofía
de París, Presidente de la Sociedad Interamericana de Filosofía, de la Unión
de Universidades de América Latina y miembro del comité ejecutivo de la
Sociedad Internacional de Filosofía. Fue también profesor honorario de varias
universidades latinoamericanas. Sus escritos figuran en diversas antologías,
en español y en inglés, y varios conocidos diccionarios (Ferrater Mora,
Gallarate, Abbagnano) le han dedicado artículos.

A lo largo de su carrera y en su obra, se advierte en Frondizi un creciente


interés por esclarecer los problemas sobre el ser humano su conducta, la
ética, la axiología, y la filosofía de la educación. Para Frondizi, la teoría
filosófica tiene sentido en relación a una praxis, a un estilo de vida. Es este
estilo de vida filosófico de inspiración socrática, que Frondizi puso en práctica
y le ganó el aprecio y el respeto no sólo de sus alumnos, colegas y amigos,
sino aún de aquellos que están en desacuerdo con sus ideas. Por la devoción
a la filosofía y la integridad profesional encarnadas en su acción, su influencia
En 1948 aceptó una invitación por un semestre de la Universidad de
Pennsylvania. Mientras se encontraba en Filadelfia, el Presidente Rómulo
Gallegos fue depuesto por Marcos Pérez Jiménez, quien se instauró como
dictador de Venezuela. Frondizi renunció entonces a sus cargos en la
Universidad Central y aceptó al año siguiente un ofrecimiento del Director del
Departamento de Filosofía de la Universidad de Yale, el conocido
filósofo Brand Blanshard. En esta universidad se inicia una nueva etapa de
su carrera, ahora más claramente bajo la influencia del pensamiento de habla
inglesa.

Su pensamiento se sustentaba en una teoría de la experiencia que planteaba


la necesidad de mantener un empirismo “integral” que no excluyera ningún
campo de experiencia posible. Este empirismo se encontraba en la base de
su ontología y sirvió de fundamento a otros análisis filosóficos. Una de las
contribuciones más significativas de Frondizi se encuentra en su teoría del
yo. Expuso ésta en uno de sus principales trabajos, Substancia y función en
el problema del yo (1952), cuya segunda edición, revisada y aumentada, vio
la luz en 1970 bajo el título El yo como estructura dinámica. Para Frondizi, el
yo es, en realidad, una función que no admite ser considerada tan sólo como
una sustancia o como un conjunto de fenómenos aislados.

En 1964 es invitado por el Director del Instituto de Estudios Avanzados


de Princeton, el conocido físico Robert Oppenheimer, y dedica su
permanencia a elaborar los fundamentos de una ambiciosa teoría ética. La
convivencia con Gödel, Oppenheimer y otros grandes matemáticos y físicos,
despierta en Frondizi nuevas preocupaciones teóricas. Al año siguiente
regresa a sus cátedras en Buenos Aires, pero frente al golpe militar del
General Onganía, que derrocó al presidente constitucional Arturo Illia, y al
ulterior avasallamiento de la autonomía universitaria, renuncia a todos sus
cargos en protesta. Recibe varias ofertas de universidades extranjeras y
decide ir a la Universidad de California en Los Ángeles, donde permanece
dos años (1966-1968).
OBRAS

 El punto de partida del filosofar (1945 y reeditado en el 1957)


 ¿Qué son los valores? (1958)
 Hacia la universidad nueva (1958)
 La universidad y sus misiones (1959)
 La Universidad en un mundo de tensiones. Misión de las Universidades
en América Latina (1971)
 Descartes (1991)

ARTÍCULOS

 “Contemporary Argentine Philosophy”. Philosophy and Phenomenological


Research, Vol. 4, No. 2 (December 1943): 180-86.
 “Tendencies in Contemporary Latin American Philosophy”. InterAmerican
Intellectual Interchange (1943): 35-48.
 “Panorama de la filosofía latinoamericana contemporánea”. Minerva, Vol.
1, No. 2 (1944): 95-122.
 “El problema de la auto-observación y la fenomenología de Husserl”.
Revista Nacional de Cultura Nº 65 (1947): 168-78.
 “Is there an Ibero-American Philosophy?” Philosophy and
Phenomenological Research 9 (1948-49): 345-55.
 “Las universidades argentinas bajo el régimen de Perón”. Cuadernos
Americanos, Vol. 38, Nº 2 (1948): 40-60.
 “On the Nature of the Self”. Review of Metaphysics Vol. 3 Nº 4 (1950):
437-51.
 “On the Meaning of the Word Democracy”. En Richard McKeon y Stein
Rokkan, editors. Democracy in a World of Tensions: A Symposium
Prepared by UNESCO. Chicago: University of Chicago Press, 1951. pp.
89-94.
 “Tipos de unidad y diferencia entre el filosofar en Latinoamérica y en
Norteamérica”. Filosofía y Letras 19 (1950): 373-77 (Traducido al inglés
como “On the Unity of the Philosophies of the Two Americas”. Review of
Metaphysics 4 (1951): 617-22).
 “Empiricism as Humanism: An Outline of my Philosophy”. Southern
Philosopher 2, Nº 5 (1953): 1-10.
 “La teoría del hombre de Francisco Romero”. Filosofía y Letras 25, Nº
49/50 (1953): 9-22. Reimpreso Asomante 10 Nº 1 (1954): 55-64 y
Homenaje a Francisco Romero. Buenos Aires: Universidad de Buenos
Aires, 1964. pp. 117-130.
 “A Theory of Man”. Review of Metaphysics 3, Nº 1 (1954): 156-61.
 “A Study in Recent Mexican Thought”. Review of Metaphysics. 9 Nº 1
(1955): 112-16.
 “El historicismo y el problema de la verdad”. Dianoia 3 (1957): 334-48.
 “El futuro de la democracia en América Latina”. Cuadernos Americanos
135 Nº 4 (1964): 7-15.
 “Paz y justicia social: Análisis de las causas de la guerra”. Cuadernos
Americanos 154 Nº 5 (1967): 7-27.
 “Axiological Foundation of the Moral Norm”. Personalist 50 Nº 2 (1969):
241-53.

TEMAS DE ANTROPOLOGÍA

Para Frondizi, el requisito indispensable de una antropología filosófica es una


teoría del yo. Dentro de lo que Francisco Miró Quesada describe como una
tendencia analítica en su pensamiento, Frondizi desarrolló una teoría del yo
con la precisión y claridad que caracteriza toda su obra. Antes de entender
algo tan complejo como el yo, e incluso para rechazar teorías particulares del
yo, primero se necesita entender el significado de las palabras fundamentales
que usamos para describirlo, tales como experiencia, libertad, sustancia, y
función. El término “experiencia” en particular, es fundamental en la teoría del
yo desarrollada por Frondizi. Según él, la experiencia no sólo es sensible,
sino que también representa la realidad de la conciencia, y es en esta última
que se encuentra el yo. El yo sólo es comprensible en su relación con el
mundo, es decir, en su relación con los objetos de la experiencia. Frondizi
concibe al yo como una estructura (Gestalt), una totalidad que posee
propiedades que no poseen sus elementos constitutivos. El yo no recibe su
unidad ni por ser una sustancia —un tipo de res cogitans como lo concibió
Descartes— ni a través del atomismo del que habló Hume, sino por ser una
estructura particular, o sea, la unidad estructural de la conciencia. El
atomismo empírico de Hume, según Frondizi, falló debido "al sofisma de la
reducción” por la cual se reduce una totalidad a sus partes. Descartes, por su
parte, no destruye al yo, como lo hace Hume, pero erróneamente lo reifica en
una entidad artificial.

Con el concepto de estructura (Gestalt), Frondizi salva al yo de las dos calles


sin salida que nos ofrecieron Descartes y Hume. El yo es una cualidad que
las experiencias vivas poseen cuando son tomadas como todos orgánicos.
La inmutabilidad, simplicidad, e independencia, características que sostiene
el substancialismo en una entidad trans-empírica, son sustituidas por la
mutabilidad, complejidad y dependencia, propias de la teoría del yo de
Frondizi. Al mismo tiempo, Frondizi evita la reducción atomista del yo a sus
partes constitutivas. Como cualidad estructural, el yo depende de los
elementos constitutivos de su estructura, las experiencias vivas (o vivencias),
pero no se reduce a ellas. En efecto, el yo es único y permanente a pesar de
ser complejo y mutable.

Según nos dice Miró Quesada, para Frondizi la experiencia tiene tres
componentes constitutivos: 1) el yo; 2) las actividades del yo; y 3) los objetos
en relación a los cuales dichas actividades se realizan. En su esfuerzo por
analizar los tres elementos antes nombrados, Miró Quesada mantiene que
“probablemente Frondizi es el primer filósofo de la Tercera Generación de
filósofos latinoamericanos que se propone la magna tarea de elaborar un
verdadero sistema filosófico” (Gracia: 1980: 46). Esta es una parte importante
de su aporte a la filosofía latinoamericana.

Frondizi extiende su rechazo del substancialismo cartesiano y del atomismo


humano en el caso del yo al ámbito de los valores. No sólo rechaza el
concepto del yo como sustancia, sino que rechaza también el determinismo
y la posición de Jean-Paul Sartre según la cual el ser del hombre es su
libertad. El concepto del yo como estructura dinámica también conlleva un
concepto sobre el hombre como ser creativo, pues si el hombre es creador,
no puede tener una esencia fija e inmutable. El hombre se desarrolla
históricamente, siendo en efecto un verdadero “automóvil”. Frondizi rechaza
tanto el subjetivismo como el objetivismo axiológicos. El valor es una cualidad
estructural que emerge de la relación entre el sujeto y sus objetos. La
axiología de Frondizi resulta en una ética situacional, aunque según él esto
no implica un relativismo ético. Todo lo contrario, la existencia de una
jerarquía axiológica para cada situación hace más fuerte no sólo el
sentimiento ético sino también la actividad creativa del ser humano.

En las palabras del filósofo peruano Francisco Miró Quesada, Frondizi abrió
nuevos caminos en la filosofía latinoamericana al mantener siempre un
compromiso tanto con el humanismo como con el método crítico:

Debido a las dificultades que presenta ponerle una etiqueta a un pensamiento


tan amplio y personal como el de Frondizi, nos contentamos con señalar que
se trata de un pensamiento sistemático, que utiliza el concepto de la
experiencia de manera diferente de la tradicional (diferente incluso de
conceptos más modernos como los de la fenomenología), que confiere un
papel clave al concepto de estructura, que es profundamente humanista y
que es racionalista en el sentido más auténtico de la palabra, no por sostener
que puede llegarse a conocimientos a priori sobre el hombre y el mundo, sino
porque irradia la convicción (convicción que compartimos a fondo) de que la
filosofía no puede aceptar ninguna tesis que no esté racionalmente fundada
y que la crítica racional es la base de toda metodología filosófica. (Gracia:
1980: 64)

En su antropología, Frondizi renovó la filosofía de América Latina, sobre todo


al proponer una respuesta al problema del yo que incluye un análisis
ontológico. Su pensamiento tuvo repercusiones en toda una generación de
pensadores, no sólo en nuestra América, sino también en el mundo filosófico
general.

FUENTES

 Biografia de Risieri Frondizi


 Vida y obra de Risieri Frondizi
 Obras destacadas
 biblioteca
 Biografias y vidas de Risieri Frondizi

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