Las respuestas psicofisiológicas históricamente se han estudiado como
fenómenos físicos y más concretamente como eléctricos, de ello han heredado buena parte de su terminología y usos en su medida y cuantificación. Así las mismas respuestas son denominadas también “señales” en referencia a la energía física eléctrica. Del mismo modo, la actividad tónica o medida absoluta y la actividad fásica o medida relativa son también denominadas, respectivamente, medidas en corriente contínua (dc) y medidas en corriente alterna (ac), lo cual no se corresponde puntualmente en la actualidad con las formas de medirlas (por ejemplo, se utilizan pseudocontinuas y pseusoalternas).
Otro de estos conceptos tomados de la física y utilizado en la cuantificación de
la actividad fisiológica es el de amplitud. La amplitud se refiere a la magnitud de la señal. En las medidas físicas se utiliza la amplitud máxima o amplitud de pico para cuantificar el máximo valor de la respuesta a partir de un cero relativo que es valor previo a la respuesta: la amplitud pico a pico es utilizada para cuantificar actividades fásicas que tienen en su respuesta componentes positivos y negativos. En las medidas tónicas, la amplitud para un momento dado será la magnitud absoluta que tenga la actividad en ese momento.
El periodo se refiere al tiempo requerido para que se complete un ciclo completo
y la frecuencia al número de ciclos que se producen en una unidad de tiempo. Determinadas respuestas psicofisiológicas, como por ejemplo la respiración o el ciclo cardiaco, se componen de una serie de características que se repiten cíclicamente y su forma típica de cuantificación es el número de ciclos que se producen en un minuto, es decir, la frecuencia respiratoria y la frecuencia cardiaca. En ciertas circunstancias se utiliza también el periodo para la cuantificación de estas actividades, es decir, el intervalo entre respiraciones y el intervalo entre latidos.
La forma de onda, o señal directa o en bruto, es utilizada, en las actividades
cíclicas para estudiar algunos de los elementos que la constituyen, como por ejemplo en el caso de la respiración, para comparar la parte del periodo dedicado a la inspiración y la parte dedicada a la expiración, que nos permitirá estimar una forma de onda de respiración en relajación frente a una en activación (Andreassi, 1989).
Veamos a continuación algunas características sobre la medida de las
principales señales psicofisiológicas en función de los sistemas fisiológicos a los que pertenecen.
Respuestas del sistema somático
Las principales señales o respuestas que se utilizan para registrar la actividad
del sistema somático son:
a) La actividad electromiográfica, que mide los potenciales de acción de las
fibras musculares superficiales y medias, es decir, que el número de unidades musculares susceptibles de registro es muy elevado. La cuantificación se hace por su amplitud y las unidades de medida utilizadas en su registro son µ voltios. Su rango de amplitud oscila entre 10 µ V (microvoltios) y 2mV (milivoltios). b) Los movimientos corporales miden posición relativa del cuerpo o del algún miembro, o la fuerza muscular ejercida en un determinado-punto. El procesamiento de la señal implica su transformación a grados de giro a kilogramos de fuerza, según el tipo de sensor que se utilice. c) La actividad electrooculofráfica mide la diferencia de potencial entre las partes anterior y posterior del globo ocular, por medio de lo cual se estima la posición espacial del ojo. Su rango de medida recoge oscilaciones entre ± 30 grados. d) La actividad respiratoria mide los cambios en el volumen torácico que acompañan a la inspiración y expiración como forma de estimar el ciclo respiratorio. Se mide mediante una galga extensiométrica o un neumógrafo situado alrededor del tronco a la altura torácica o abdominal, dependiendo del tipo respiración que queramos registrar. Una forma de medida alternativa se realiza utilizando un sensor de temperatura situado en las fosas nasales y que permita registrar los cambios térmicos correspondientes a la inhalación de aire frío y la exhalación de aire caliente. El procesamiento de esta señal implica, por una parte, la detección de picos en el ciclo respiratorio para estimar su frecuencia, si se va a cuantificar el número de respiraciones por minuto, y por otra parte, se determina la amplitud máxima que corresponderá con una medida no calibrada de la capacidad respiratoria, expresada en unidades arbitrarias o con unidades calibradas de volumen en litros por minuto. El rango de la frecuencia respiratoria oscila entre 2 y 30 respiraciones por minutos y el de la amplitud oscila en un rango entre 3 y 20 litros por minuto.
La activación del sistema somático se corresponde siempre con un
incremento en las magnitudes de las actividades registradas. La mayor parte de las veces no hay oportunidad ni tiene sentido, el registrar todas estas señales a la vez, por lo que es necesario utilizar un índice general de la actividad del sistema somático. Se han usado, en tal sentido, la actividad electromiográfica de diversas unidades musculares irrelevantes para el movimiento corporal, pero sin duda la que tiene una mayor tradición y validez es la medida de la actividad electromiográfica de los músculos frontales (Hatch, Prihoda y Moore,1992). Esta detección se realiza, no sobre uno de los dos músculos frontales derecho e izquierdo, sino colocando los electrodos, transversalmente sobre los dos músculos a la vez. Existen diferentes factores exógenos que afectan a estas actividades y que es preciso tener en cuenta para la realización de una correcta medida e interpretación de los resultados. Los principales factores a tener en cuenta en el ámbito clínico son:
Actividad Factores Efectos
Electromiograma Lirio Aumento de respuesta Electromiograma Cafeína Aumento tono Electrooculograma Diacepan Aumento de fijación Reduce velocidad de sacádicos
Respuestas del sistema autonómico
Los principales subsistemas que comprende el sistema nervioso autonómico
son el sistema cardiovascular, el cutáneo, el genitourinario y gástrico.
El sistema cardiovascular, a su vez, comprende las siguientes señales que
se utilizan para registrar su actividad:
a) La actividad electrocardiográfica mide el potencial de acción del músculo
cardiaco. El rango de amplitud de la respuesta electrocardiográfica está entre 10µV y 2 mV. La estimación de la frecuencia cardiaca conlleva además una detección de los picos de la onda R, para el cálculo del número de latidos por minuto; o la estimación de la frecuencia cardiaca, la derivación más utilizada es la segunda derivación de las extremidades. El rango de frecuencias cardiacas oscila entre 35 y 120 l.m.p. b) La presión o tensión arterial tiene a cada ciclo cardiaco dos estimaciones: la presión máxima que se produce en el sistema vascular o presión sistólica, determinada principalmente por la fuerza con que la sangre sale del corazón, y la presión mínima que se produce en el sistema vascular o presión diastólica, determinada por la presión residual de los vasos sanguíneos. El procesamiento de esta señal, que no puede ser medida de forma continua, implica, en primer lugar, la determinación de la frecuencia de muestreo que se debe realizar y, en segundo lugar, la transformación de los valores eléctricos entregados por el sensor de presión a mm de Hg. que es la unidad en la que se va a registrar su amplitud máxima y mínima. c) La velocidad de la onda de pulso y el tiempo de tránsito del pulso son dos índices de la presión arterial que estiman, en el primero de los casos la presión arterial media del pulso y, en el segundo, la presión sistólica. Así, la velocidad de la onda del pulso se determina a partir de dos pulsos arteriales detectados fotoeléctricamente sobre dos arterias superficiales (típicamente la arteria braquial y radial), y en el caso del tiempo de tránsito del pulso a partir de la onda R del electrocardiograma y la llegada de un pulso a una arteria, detectado superficialmente (típicamente la arteria radial). d) La respuesta de volumen sanguíneo mide la cantidad de sangre existente o circulante en un lecho vascular o en un determinado miembro. Esta determinación puede realizarse como valor absoluto de sangre de un tejido, medición tónica, denominada volumen de sangre. O puede determinarse el volumen correspondiente a cada latido; medición fásica, denominada volumen de pulso sanguíneo. El procesamiento de esta señal implica la transformación de los cambios lumínicos detectados en unidades arbitrarias para su registro, ya que no es una medida calibrada. e) El consumo de oxígeno del corazón es un índice de contractibilidad miocardiaca. Se determina en su forma más estandarizada a partir de la frecuencia cardiaca y de la presión sistólica, aunque también puede estimarse a partir del intervalo entre latidos y el tiempo de tránsito del pulso (Schrieiderman y Pickering, 1986). El procesamiento de esta señal implica, además de la detección y procesamiento de las señales a partir de las que se estima, el cálculo del coeficiente entre ambas. Como tal coeficiente los resultados no son referidos a ninguna magnitud física calibrada, sino registrados como tales. f) La respuesta de temperatura periférica mide la actividad vasomotora y de las glándulas ecrinas. Para detectar los pequeños cambios que se producen en esta actividad es necesario utilizar una sensibilidad de centésimas de grado, para que así se reflejen puntualmente todas las variaciones que se produzcan en su amplitud. La temperatura de la mano en situación de reposo, para la población normal, se distribuye bimodalmente entre los rangos 25 a 27°C y 32 a 34°C.
El sistema cutáneo o electrodérmico, que es utiliza para medir a través de la
activación de las glándulas ecrinas la actividad del sistema nervioso simpático, comprende tres formas distintas de detección y medida de esta actividad, que son: mediante la estimación de la conductancia de la piel, mediante la resistencia de la piel o mediante el potencial de la piel.
El sistema genitourinario utiliza básicamente dos sistemas de medida
diferentes en función de las características estructurales del sistema que se desee medir:
a) La respuesta pletismográfica del pene mide la activación sexual mediante
el tamaño o circunferencia del pene, debido a la hinchazón del mismo por acumulación de sangre, también puede medirse mediante una galga extensiométrica colocada alrededor del pene. Se registra la amplitud de la respuesta en escalas arbitrarias ya que en ningún caso se realizan mediciones en valores absolutos. b) La respuesta de volumen sanguíneo de la vagina mide la activación sexual mediante la determinación del volumen de sangre en las paredes vaginales que determinan su hinchazón. El procesamiento es equivalente al del volumen de sangre e igualmente los registros se realizan en escalas arbitrarias ya que tampoco se trata de medidas calibradas.
El sistema gástrico o gastrointestinal comprende las siguientes señales que
se utilizan para registrar su actividad:
a) La respuesta de motilidad estomacal mide los movimientos-peristálicos
del estómago. El sistema más estandarizado es el electrogastrograma. El procesamiento de esta señal implica una alta amplificación y un análisis de frecuencias y espectro, además de la medida de amplitud en µV. b) La respuesta de pH estomacal mide el nivel de acidez de los contenidos estomacales. El procesamiento de esta señal depende de las características del tipo de sensor utilizado, las unidades resultantes a registrar vienen dadas en pH.
La activación del sistema nervioso autónomo se corresponde en la mayoría
de los casos con un incremento en la magnitud de la actividad registrada, excepto para el caso de la amplitud del volumen del pulso, en el que se corresponde con una disminución de la misma. Sin embargo, la activación del sistema autónomo puede ser parcial, es decir, que puede activarse solamente una de sus ramas (la simpática o la parasimpática), como ocurre por ejemplo, como respuesta típica ante el estrés, con la activación simpática o en un ataque de asma con la activación parasimpática. Los efectos de la activación simpática y parasimpática son antagónicos. Respuestas del sistema nervioso central
Las respuestas del sistema nervioso central miden la actividad eléctrica de la
corteza cerebral. La frecuencia y la forma de onda en µV son los aspectos cuantificables de estas respuestas. La medición fásica correspondería a la medida electroencefalográfica y la medición tónica correspondería a los potenciales evocados, variación negativa contingente y potenciales corticales lentos. Por último, hay que mencionar que recientemente se ha comenzado a utilizar clínicamente la neuromagnoterapia, la cual se basa en la detección de los campos magnéticos que se producen con el movimiento de iones a través de las membranas de las células nerviosas. La combinación de un cierto número de neuronas simultáneamente activas produce un campo magnético de suficiente intensidad para ser captado en la superficie del cuero cabelludo. REFERENCIAS: Labrador, F. et all. (1997). Manual de técnicas y modificación de terapia de conducta. Madrid: Ediciones Pirámides, p. 133.