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De acuerdo al estudio más reciente de Common Sense Media, The New Normal: Parent, Teens,
Screens, and Sleep 2019 (Padres, adolescentes, pantallas y el sueño, 2019), estamos perdiendo el
control.
Si solo nos estuviéramos perjudicando a nosotros mismos, no importaría tanto, pero el estudio
muestra que nuestros hijos pueden estar siguiendo nuestro ejemplo, especialmente en áreas clave
que afectan la salud y las relaciones, como usar los dispositivos antes de irse a dormir, y durante el
tiempo de sueño, y permitir que sean una distracción que nos impide relacionarnos a profundidad. Y
sabemos que eso es malo para nosotros: la cantidad de padres que dicen que pasan demasiado
tiempo en sus dispositivos móviles ha aumentado en 23 puntos desde 2016, peor aún, ¡nuestros
hijos piensan que somos adictos! El treinta y ocho por ciento de los adolescentes sienten que sus
padres son adictos a su dispositivo móvil, lo que representa un aumento de 10 puntos desde 2016.
Ahora pasemos a las buenas noticias. Gran parte del uso de estos dispositivos ocurrió durante un
período de expansión tecnológica sin control, donde casi todos los niños menores de ocho años en
los Estados Unidos tienen acceso a un dispositivo móvil y el 89% de los adolescentes tienen sus
propios teléfonos inteligentes, pero estamos entrando en una nueva era de resistencia frente a las
compañías cuyos modelos de negocios se basan en lo que los críticos de la industria llaman “la
economía de la atención”.
Estos son algunos ejemplos que indican que el cambio puede estar más cerca de lo que creemos:
Cada vez existe mayor conciencia, incluso entre los adolescentes, de que las aplicaciones los
manipulan para que pasen más tiempo en línea.
Los organismos de control están haciendo advertencias a los desarrolladores con respecto a las
técnicas que nos mantienen enganchados en los juegos, las redes sociales y las aplicaciones por
mucho más tiempo del que sabemos que es bueno para nosotros.
Apple y Google están agregando ajustes a sus sistemas operativos que nos dan más control sobre el
uso de nuestros dispositivos.
Los estudios sobre cómo la tecnología afecta la salud y el comportamiento, por ejemplo en aspectos
como la adicción y el bienestar mental, son contradictorios y no concluyentes, lo que significa que
estamos lejos de tener una respuesta definitiva.
Con este cambio, debería ser un poco más fácil aumentar tus esfuerzos para retomar el control de
las cosas. Concéntrate en los temas más críticos del informe para mejorar en las tres áreas que
afectan más a las familias: el sueño, la distracción y las relaciones. Si te ayuda, piensa en el consejo
que les darías a tus hijos si se equivocaran: no te enfoques en los errores pasados, haz pequeños
ajustes para mejorar poco a poco y celebra tus triunfos.
Protege la hora de dormir. Haz lo que necesites hacer para asegurarte de que tus hijos estén
durmiendo bien durante la noche. Sigue estos consejos para evitar que el sueño de tu hijo sufra por
el uso del celular y otros dispositivos.
Establece reglas con respecto al tiempo frente a las pantallas. Calcula cuánto tiempo frente a las
pantallas es el adecuado para tu familia y respeta las reglas que estableciste.
Activa los ajustes de límite de tiempo. Los usuarios de iPhone pueden configurar esta función en
Screen Time (Tiempo de pantalla); los usuarios de Google pueden descargar la aplicación Family
Link para controlar los teléfonos de los niños.
Resiste las distracciones. Aprende algunos trucos fáciles para hacer que tu teléfono sea menos
atractivo.
Entérate de qué hacen las compañías para mantenerte pegado a la pantalla. Saber cómo las
compañías te manipulan a ti y a tus hijos para que pasen más tiempo en línea puede ayudarte a
reconocer cuándo estás cayendo en su trampa.
Mantén el foco. Los padres y los niños pueden usar aplicaciones de meditación para practicar la
concentración, prepararse para ir a dormir y calmar la mente.