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“Desarrollo sustentable es el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer
la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.
La Agenda 2030 es el plan global para la erradicación de la pobreza, la lucha contra el cambio
climático y la reducción de las desigualdades más ambicioso alguna vez adoptado por la comunidad
internacional. Fue desarrollada sobre la base de consultas nacionales que llegaron a las poblaciones
en mayor situación de vulnerabilidad de cada país, y fue aprobada por unanimidad por los 193
países de las Naciones Unidas. Su objetivo es claro: Lograr un mundo donde nadie se quede atrás.
Para hacer este compromiso una realidad, los Estados Miembros aprobaron 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas asociadas a ellos, que dan cuenta del alcance y la
ambición de este plan universal. Los ODS reflejan la complejidad del desarrollo, haciendo énfasis en
sus dimensiones sociales, económicas y ambientales; por ello, son integrados e indivisibles –
Avanzar en el cumplimiento de uno de ellos es virtualmente imposible sin avanzar en todos los
demás.
La Agenda de Desarrollo 2030 es un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la
prosperidad. También tiene por objeto fortalecer la paz universal dentro de un concepto más amplio
de la libertad. La aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) representa una
oportunidad histórica para unir a los países y las personas de todo el mundo y emprender nuevas
vías hacia el futuro. Los ODS están formulados para erradicar la pobreza, promover la prosperidad y
el bienestar para todos, proteger el medio ambiente y hacer frente al cambio climático a nivel
mundial.
Los ODS representan un camino hacia el desarrollo sostenible en el que la acción común y la
innovación son clave, no solo entre Estados -como había sucedido con agendas internacionales de
desarrollo anteriores- sino también con la participación de nuevos actores del desarrollo, como el
sector privado, la juventud, la sociedad civil y la academia, entre otros.
La implementación total de la Agenda 2030 será liderada por los Estados Miembros, pero representa
una situación de “ganancia-ganancia” para todos los actores involucrados, para las generaciones de
hoy y las que vendrán mañana.
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, y sus 169 metas, inciden en las causas estructurales de
la pobreza, combaten las desigualdades y generan oportunidades para mejorar la calidad de vida de
la población en un marco de desarrollo sostenible. Esta importante agenda sirve como plataforma de
lanzamiento para la acción de la comunidad internacional, los gobiernos, así como organismos de la
sociedad civil, academia y el sector privado, con el fin de hacer frente a los tres elementos
interconectados del desarrollo sostenible: crecimiento económico, inclusión social y sostenibilidad
ambiental.
Si bien las metas expresan las aspiraciones a nivel mundial, cada gobierno fijará sus propias metas
nacionales, guiándose por la ambiciosa aspiración general, pero tomando en consideración las
circunstancias del país.
Cada gobierno decidirá también la forma de incorporar esas aspiraciones y metas mundiales en los
procesos de planificación, las políticas y las estrategias nacionales.
Es importante reconocer el vínculo que existe entre el desarrollo sostenible y otros procesos
pertinentes que se están llevando a cabo en las esferas económica, social y ambiental.
El desarrollo sustentable se ha constituido un “manifiesto político”, es decir, se ha elevado como una
poderosa proclama que se dirige a ciudadanos, organizaciones civiles, empresas y gobiernos para
impulsar acciones, principios éticos y nuevas instituciones orientadas a un objetivo común: la
sustentabilidad.
En concordancia con lo anterior, el desarrollo sustentable se afirma sobre tres ejes analíticos:
1. Un desarrollo que tome en cuenta la satisfacción de las necesidades de las
generaciones presentes.
Esta tesis intergeneracional se refiere a que se requiere de la participación política para crear
nuevas instituciones al compás de cambios culturales que permitan reducir la exclusión social, esto
es, que reorganicen la vida cotidiana y la reproducción social. Para ello se requiere abordar aspectos
como:
a. El patrón demográfico. La reducción de la mortalidad y los grandes contingentes de población que
se están integrando a la sociedad de consumo, entre otros aspectos, han ocasionado un crecimiento
exponencial en la demanda de alimentos, que deriva en una crisis alimentaria en algunas partes del
mundo; es por esto que se requiere actuar sobre el patrón demográfico, por ejemplo, introduciendo
una regulación voluntaria de los nacimientos que nos lleve a una gradual estabilización de la
población.
b. La equidad social. La solidaridad intergeneracional es otro aspecto elemental en el desarrollo
sustentable. Para esto se requiere redefinir políticas y metas para lograr una mayor equidad en la
distribución del ingreso y reducir así las brechas entre países desarrollados y en desarrollo. Para
alcanzar la equidad es necesario que haya crecimiento económico pero que éste genere empleos;
que sea más equitativo, es decir, que los frutos del trabajo beneficien a todos y no sólo a unos
cuantos; que incluya las voces de las comunidades a través de la democratización; que sea un
crecimiento que afiance la identidad cultural; un crecimiento que cuide los recursos naturales y el
medio ambiente para avanzar hacia un futuro más certero.
c. Nuevas políticas para nuevas instituciones. La reforma política es una condición necesaria para el
desarrollo sustentable y a través de ella reducir la desigualdad social y evitar la destrucción del
medio ambiente, promoviendo decisiones políticas integrales que cuando, por ejemplo, traten
aspectos económicos no dejen de lado el impacto social o ambiental que esa política tendría.
Asimismo, la reforma institucional requiere modificar los procesos de cooperación internacional y de
la gobernabilidad mundial.
d. Una nueva cultura civilizatoria. La evolución histórica se ha visto insostenible en lo relativo a la
situación ambiental, económica y social. Las transformaciones necesitan llegar a lo más profundo del
ser mediante un cambio civilizatorio, de valores, de redefinición de prioridades, de opciones
sustanciales que coloquen lo material en su justa dimensión para que el ser humano se realice
plenamente y en armonía con su entorno natural y con la comunidad a la que pertenece.