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Ratzinger presenta la 'Veritatis

Splendor", que combate el


relativismo teológico y filosófico
El Papa reafirma en la nueva encíclica la "ley natural" como base ética
del hombre

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PERU EGURBIDE
Roma 6 OCT 1993

La sujeción de todos los hombres,, independientemente de su


cultura o religión, a una "ley natural" cuyo contenido normativo
viene identificado en la doctrina eclesiástica con los
mandamientos prohibitivos -no matarás, no fornicarás, etcétera-
es la esencia de la encíclica Veritatis Spléndor (El esplendor de
la verdad). El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la
congregación para la Doctrina de la Fe, la presentó ayer en
Roma como el resultado le un intento del Papa de "lograr un
consenso moral mínimo de la humanidad para salvar al ser
humano".

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 Solo los Diez Mandamientos

La encíclica, que excepcionalmente está dirigida a los obispos y


trata de las bases y el carácter de la ética más que de su
contenido, responde, pues, a una situación de emergencia
suscitada por "una civilización unitaria tecnicista" que
"prescinde de los valores". "Confrontadas con la certeza
indiscutible que se da en las materias técnicas, todas las
certezas morales aparecen como frágiles y discutibles", dijo
Ratzinger.

De ese contexto cultural, prosiguió el cardenal, se ha derivado


un "individualismo y relativismo morales" que, aun pudiendo
llegar a convertirse en "destructores de los fundamentos de la
convivencia y en una amenaza para la dignidad humana", han
penetrado también en la teología cristiana con manifestaciones
como "el consecuencialismo y el proporcionalismo".

Combatir estas expresiones teológicas es el objetivo primordial


de una encíclica que, según el cardenal, "no trata en modo
alguno de canonizar una determinada forma de teología, sino de
aclarar los fundamentos sin los que la teología perdería su
identidad". "El Papa no priva, pues, a los teólogos de la libertad
que compete a su misión: la clarificación de los fundamentos no
quita la palabra a la teología, sino que le abre el camino", añadió
Ratzinger.

Pero Juan Pablo II se dirige también a los pensadores laicos, en la


medida en que los graves problemas del mundo -"injusticia
social y económica, corrupción política"- tienen una dimensión
moral y "la verdad se encuentra en nuestro ser humano
esencial".

Defensa del martirio

Ratzinger no consideró incompatible con esta apertura al


diálogo cultural la exaltación que en la Veritatis Splendor se
hace del martirio, que, dijo, no representa un maximalismo, ya
que todas las culturas y religiones han valorado positivamente la
resistencia suprema frente a la violación de los valores que
consideran fundamentales.
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe
reconoció, en un lapsus, que el texto de la encíclica ha sido
objeto de numerosas "contestaciones" desde medios teológicos
católicos, y afirmó que la amplitud de las consultas realizadas
para su redacción explican "el largo retraso" que ha sufrido la
publicación de un texto anunciado por el Papa hace seis años.

También aceptó que "es posible que en. una redacción anterior
se dijera que la infalibilidad del Papa se extiende a las materias
de fe, como a las morales", pero añadió que la supresión de esa
frase en la versión definitiva de la encíclica no implica un
cambio fundamental de contenido.

La Veritatis Splendor afirma explícitamente que la doctrina de la


Iglesia no se basa en "debates típicos de una democracia" y
condena el disenso teológico "bajo formas de protestas bien
orquestadas y polémicas canalizadas a través de los medios de
comunicación". También anima a los obispos a tomar medidas
disciplinares contra las instituciones o teólogos particulares que
no cumplan su obligación de ayudar al prelado a difundir la
doctrina moral de a Iglesia, según recordó ayer Zatzinger.

Contra los que critican la doctrina de la ley natural porque


implica una carga de "biologismo retrasado" para el
pensamiento eclesiástico, la nueva encíclica sostiene que el
principio de la inseparabilidad del cuerpo y el espíritu, implícito
en el pensamiento de santo Tomás de Aquino, es superior a la
"mentalidad neomaniquea" que predomina en estos tiempos.
Esta mentalidad, que considera al cuerpo del hombre como una
exterioridad biológica" ajena a los problemas morales, implica
"una visión reductiva de la naturaleza humana que se resuelve
en una división del propio hombre", dijo Ratzinger.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de
octubre de 1993

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