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UNIVERSITARIO DE CHIAPAS

IUDECH
PLANTEL LA CONCORDIA

MATERIA:
EVALUACION DE PROYECTOS SOCIALES

CATEDRATICA:
LICENCIADA KARLA YURIBETH ROBLES ZUÑIGA

INTEGRANTES:
REBECA SEAS LARA

CUATRIMESTRE
QUINTO

TEMA:
ASPECTOS TEORICOS Y METODOLOGICOS DE LA EVALUACION

LA CONCORDIA, CHIAPAS; A 24 DE FEBRERO DEL 2019


INTRODUCCION

La formulación y evaluación de proyectos, sean de carácter privado o social, revisten una


importancia vital dentro de la planeación del desarrollo económico y social de cualquier
país y mayor todavía en los países en vías de crecimiento, donde se requiere optimizar
los recursos financieros generalmente escasos, con la finalidad de alcanzar las metas
propuestas.

Actualmente los países dentro del contexto internacional e integrado con


economías globalizadas que conforman grandes bloques comerciales y muy
competitivos, requieren de una excelente planeación de su desarrollo. Por lo que es
indispensable contar con un plan nacional de desarrollo, rector de todos los planes y
programas económicos y sociales, sean éstos, programas sectoriales, planes estatales
de desarrollo o proyectos de inversión local, privados u oficiales.

La asignación de recursos dentro de una organización es una de las


preocupaciones económicas principales y las decisiones que se tomen al respecto nunca
deberá estar basada en emociones personales ni in ningún otro tipo de apreciación que
no sea en información precisa, objetiva y verificable.

El Diseño y Evaluación de Proyectos permite recopilar y analizar antecedentes


con base en una inversión, ay que todo proyecto constituye una propuesta de inversión
con el fin de crear una nueva estructura o cambiar una ya existente.

El propósito de este trabajo es el de desarrollar habilidades y competencias en el campo


de Diseño y Evaluación de Proyectos, incluyendo aspectos conceptuales de diseño y
evaluación de proyectos, aspectos administrativo organizacionales, aplicabilidad de
estudio de mercados y evaluación presupuestal y financiera.
ASPECTOS TEORICOS Y METODOLOGICOS DE LA EVALUACION DE
PROYECTOS

En términos prácticos la evaluación de proyectos es un trabajo obligado para todos


aquellos profesionales y profesionistas involucrados en los procesos de crecimiento y
desarrollo de nuestras comunidades. Evaluar un proyecto más allá de la aplicación de
fórmulas mundialmente conocidas, debe ser un proceso consciente y determinante para
la toma de decisiones. Sin embargo la gran disyuntiva es definir el área de enfoque de
la evaluación.

Para identificar los costos y beneficios de la evaluación de proyectos, así como el


escenario en el cual deben ubicarse es necesario comparar lo que sucede con un
proyecto contra lo que hubiera sucedido sin él; este simple ejercicio definirá los costos y
beneficios del mismo. Pero antes de iniciar cualquier proceso de análisis es primordial
entender los dos grandes paradigmas de proyectos en nuestro país: el primero se refiere
al sector privado, el segundo al sector público (que es por ende, el enfoque social).

Mientras que las políticas del estado tienden a buscar un bien común a través de
la inversión de recursos públicos para beneficio de todos, la iniciativa privada a través de
todos sus actores busca la consolidación de un negocio que provea ganancias y
posicionamiento en un mercado competido.

De esta manera definiremos la evaluación social de proyectos como el enfoque


del bien comunitario, y que no necesariamente deberá estar vinculado al sector público
de nuestro país; ya que será posible realizar dicha evaluación por despachos privados
fungiendo como asesores o auditores externos.

Mientras que la evaluación privada de proyectos incluye una evaluación financiera


y económica; la evaluación social de proyectos se refiere a un análisis socioeconómico
en el cual el flujo de recursos reales, de los bienes y servicios utilizados y producidos por
el proyecto puedan determinarse en costos y beneficios sociales pertinentes. La
evaluación social definirá la situación del país, estado, o ciudad contra la ejecución del
proyecto a analizar. De esta manera la determinación de los costos y beneficios deben
traducirse en el bien comunitario consumado, en el mejoramiento de la calidad de vida
de los habitantes, o en la solución práctica a una problemática compleja (políticas
públicas).
Es inevitable pensar en el bienestar social sin pensar en gobierno y administración
pública; los compromisos que tienen a su cargo exigen como imperativo que las
capacidades institucionales orientadas a gobernar y administrar la vida pública sean
actuales, consistentes y eficaces con el fin de solventar nuevos y viejos problemas
públicos; entre ellos el bienestar social.

La exigencia para que los gobiernos desarrollen tareas con eficacia ha sido en los
últimos 25 años un reclamo abierto y constante, la función pública está sometida por
tanto a presiones y demandas de la ciudadanía que son cada vez más activas, siendo
más vigilados para exigir resultados positivos. De esto se desprende que el valor público
de la administración del gobierno y la iniciativa privada en sus inversiones se
comprometan a responder a intereses generados de quienes viven en los marcos de la
desigualdad social y económica.

Si tomamos en cuenta que la mayor inversión pública se focaliza en proyectos de


beneficio directo para la sociedad entenderemos mucho más fácilmente la importancia
de evaluar este tipo de proyectos. Es decir, promocionar proyectos preferentes a
incrementar el bien común.

Los costos y el impacto de los proyectos de inversión representan el compromiso


de atenuar los desequilibrios sociales, regionales, municipales, etc., dando un sentido de
equidad no sólo a través del diseño de programas asistenciales sino de la política pública
tendiente a definir criterios, normas, procesos y métodos que se traduzcan en un trato
humano y abierto; esto es erradicar la exclusión cultural, económica, social.

MODELOS DE EVALUACION SOCIAL

Tomando como definición el proyecto como proceso de búsqueda y solución


inteligente a un problema planteado, en la búsqueda de resolver las necesidades
humanas, tenemos que la evaluación de un proyecto desde la perspectiva social se
refiere a la viabilidad económica y social tendiente a estimar las ventajas y desventajas
de asignar recursos.
La interpretación y evaluación de los resultados parte de la teoría del proyecto, se
refiere a la investigación de resultados sobre proyectos similares y se sitúa en un
contexto de cambios entre la comparación antes y después del proyecto; de donde se
desprenden los siguientes modelos:

a) Cálculo de indicadores (económicos y de inversión): El sistema de evaluación


por indicadores permite evaluar desde la perspectiva de inversión y las actualizaciones
a tiempo presente de la inversión:

b) Modelo de evaluación CIPP (Contexto-Insumo-Proceso-Productos): En


este modelo de evaluación se analiza la relación entre conceptos para describir y explicar
un proyecto. Este modelo asume el proyecto como un sistema de acción cuyos
elementos interactúan entre sí y con su entorno para generar y aceptar cambios. Bajo
este criterio se ilustra la complejidad de juego de relaciones entre las distintas
dimensiones y elementos de un proyecto, al igual que los procesos que inciden y orientan
los cambios proyectados en él.

c) Modelo de evaluación por procesos: Desde este criterio se establecen datos


como relevancia, efectividad, ineficiencia, impacto, sustentabilidad, utilidad externa,
entre otros. En la evaluación por desarrollo se busca contribuir a la necesidad del cambio
mediante la identificación de las ventajas del mismo. Esta teoría establece que un
programa de evaluación que por si mismo se mantiene ocupado, no esta en posibilidades
de medir el impacto del proyecto.

d) Modelo de salida.: El programa para el modelo de salida está retratado en


términos de criterios, actividades, relevancias e impactos, no existe a la fecha acuerdo
en el campo de la evaluación en los términos antes descritos, pero las definiciones de
trabajo que este modelo aporta son de gran utilidad para acotar el nivel de intervención
esperado, permitiendo interrelacionar recursos, servicios, productos, beneficios y
cambios.

e) Modelo de marco lógico: Este modelo es básicamente utilizado como


herramienta administrativa, en este caso se ligan actividades, resultados, propósitos y
objetivos de un programa y sus proyectos relacionados, políticas, indicadores
necesarios, fuentes de información e hipótesis.
A) SUPUESTOS BASICOS (AXIOLOGICOS, EPISTEMOLOGICOS, TEOLOGICOS,
POLITICOS)

Supuesto axiológico: es el que asume determinados valores que sirven para validar y
orientar las distintas fases del proceso de planeación.

Supuesto epistemológico: los fundamentos conceptuales de la planeación y los


métodos de conocimiento que se utilizan en el proceso de planeación.

El supuesto teleológico: considera que la planeación esta “condicionada al logro de


ciertos fines. Objetivos y metas.

El supuesto político: Las políticas también son planes, pues son declaraciones o
interpretaciones generales que orientan o dirigen las reflexiones para la toma de
decisiones.

Las políticas definen un área dentro de la cual debe tomarse una decisión y aseguran
que ésta sea consistente con un objetivo y contribuya a su logro. Las políticas ayudan a
solucionar problemas antes de que se vuelvan serios, hacen innecesario analizar la
misma situación cada vez que se presenta y unifican otros planes, lo que si bien permite
que los gerentes deleguen autoridad, sea con el control sobre lo que hacen sus
subordinados.

B) COMPONENTES DE LA EVALUACION

1.- DEFINICION DE OBJETO DE EVALUACION

La evaluación es un punto clave en el desarrollo de cualquier proyecto, y tiene


repercusión directa en el trabajo y la evolución de la organización. Hay dos razones
fundamentales por las que es necesario evaluar: supone hacer un análisis de nuestra
intervención y, por lo tanto, es un momento de reflexión que culmina el proceso de
aprendizaje que es el desarrollo de nuestra actividad: evaluar nos lleva, en consecuencia,
a mejorar y a progresar; y además, es un ejercicio de responsabilidad social y política,
especialmente si las actividades llevadas a cabo se financian con fondos públicos.

El fin último de la evaluación es la mejora del trabajo de la organización y de sus


propuestas. Ha de ser útil y práctica, y ha de recoger toda la información pertinente. Si
hablamos de un proyecto o un programa de actividades, en la evaluación hemos de tener
en cuenta que habrá que evaluar los siguientes puntos:

Grado eficacia y eficiencia.

Idoneidad, es decir, si nuestro proyecto se adecua a la realidad y a los objetivos.

Cómo es el proceso de toma de decisiones.

Análisis prospectivo de cómo deberían de ser las futuras actuaciones.

La evaluación, además, significa recoger y analizar sistemáticamente una


información, que nos permita determinar el valor y/o mérito de lo que se hace. Pero no
podemos olvidar que ante todo debe ser útil y práctica y ha de ser una práctica asumida
en la entidad y con una periodicidad establecida. Cómo mínimo se debe realizar una
evaluación general al cierre de cada año que nos sirva de orientación y mejora para la
planificación del siguiente. Lo aconsejable, de todos modos, es una evaluación general
por trimestre. Además, todos los proyectos y programas deben ser evaluados
independientemente de las evaluaciones generales.

2.- CATEGORIAS

Según el momento que se evalúa:

TIPOS EVALUACIÓN ANTES O (EXANTE): Inicial o de pre-decisión. Se hace en


la fase de diseño del programa. Se evalúa mediante la estimación crítica de su
pertinencia, viabilidad y eficacia potencial, que permitan definir si es conveniente o no
llevar a cabo el proyecto. Implica tres aspectos importantes:

La pertinencia del proyecto con la realidad

Coherencia y congruencias internas principalmente entre medios/recursos y


objetivos; objetivos generales, específicos y metas; y diagnóstico y proposiciones.

Rentabilidad económica de las diferentes acciones para alcanzar los objetivos


propuestos

EVALUACIÓN DURANTE LA EJECUCIÓN: Llamada también evaluación de


gestión, evaluación continua, concurrente, monitorización o evaluación concomitante.
Se realiza durante la fase de ejecución, proporcionando información sobre el desarrollo
del programa con una ponderación de resultados. Su objetivo es evaluar los cambios
situacionales.

La evaluación durante la ejecución, permite adoptar decisiones de dos tipos


principalmente:

Continuar o no con el programa

En caso de mantener su continuidad, definir si se mantienen los objetivos, las


metas y los procedimientos que se realizan o se redefinen.

EVALUACIÓN EXPOST: Se realiza cuando el programa o proyecto ha terminado,


puede hacerse meses o años después de haber concluido este. También se llama,
evaluación de impacto o post-decisión. Su objetivo es ver cuánto y cómo ha cambiado la
“situación inicial”, o bien cuanto se logró alcanzar de la “situación objetivo”

La evaluación ex-post como la durante, tienen dos finalidades:

Valorar el logro de los resultados generales, en cuanto a: Eficiencia, Productos


Efectos, Impacto, Obtener enseñanzas y experiencias para otros programas o proyectos
futuros

3.- CRITERIOS

Para fundamentar la evaluación social es necesario recurrir a ciertos criterios y


marco de referencia que permitan contrastar, comparar e interpretar los resultados
observados en función de patrones explícitos o implícitos, para lo cual se utilizan algunos
criterios básicos:

a) Coherencia: es el criterio que se refiere al análisis en función de la


integración lógica de diversos componentes del proyecto.

b) Pertinencia: análisis de la capacidad para dar respuestas a las


necesidades reales de los grupos y sujetos involucrados, capacidad de considerar los
recursos disponibles para lograr lo planificado.

c) Relevancia: análisis del grado de significatividad de las acciones y


resultados para los sujetos directamente involucrados en el proyecto, se entiende que el
proyecto es relevante cuando es significativo hacia las personas a quienes está dirigido.
d) Costo beneficio: análisis basado en un principio económico que en
términos generales sostiene un proyecto como exitoso si el beneficio que genera la
inversión en un período determinado es mayor a la que se puede obtener con otra
alternativa cuando logra sus productos con un menor costo y los beneficios sociales
obtenidos son mayores que la inversión realizada.

e) Eficiencia: la evaluación de la eficiencia de los proyectos tiene como objeto


el análisis de los recursos o los insumos utilizados para realizar las actividades y obtener
los resultados o productos esperados, Un proyecto es eficiente si ha tenido un gasto
adecuado y no ha producido déficit en su operación, es decir ha optimizado el uso de los
recursos materiales y humanos de los que dispone.

Con fundamento en estos criterios pueden decirse que la evaluación de proyectos


desde la perspectiva social debe cumplir con ciertas condiciones, entre otras la existencia
de un modelo que explique la relación entre los beneficios y las intervenciones, que
permita al mismo tiempo distinguir entre los resultados atribuibles al proyecto y los
cambios que pudieron ocurrir sin la intervención del mismo.

4.- INDICADORES

Los indicadores son indispensables para llevar acabo los procesos de monitoreo
o seguimiento de proyectos, programas y políticas públicas, ya que permiten conformar
un sistema de información útil no solo para un proceso continuo de monitoreo o
seguimiento, sino también para mejorar el diseño de proyectos, programas y políticas
públicas ya implementados o por desarrollar.

Así, los indicadores de desempeño constituyen la expresión cuantitativa


construida a partir de variables cuantitativas o cualitativas, que proporciona un medio
sencillo y fiable para medir logros, reflejar los cambios vinculados con las acciones del
programa, monitorear y evaluar sus resultados.

Las dos funciones principales de los indicadores de desempeño son la descriptiva


y la valorativa:

Función descriptiva. Aporta información sobre el estado real de un programa o


acción pública.
Función valorativa. Añade un “juicio de valor” basado en antecedentes objetivos
para determinar si el desempeño es adecuado o no.

Los indicadores de desempeño se clasifican de acuerdo con su dimensión o su


ámbito de medición.

La clasificación de dimensión: se refiere a la eficacia, eficiencia, economía y


calidad del indicador, su objetivo es evaluar qué tan aceptable fue el desempeño de una
intervención pública determinada.

La clasificación de los indicadores de acuerdo a su ámbito de medición:


permite conocer el cumplimiento de los objetivos, qué insumos se utilizaron, qué
actividades se realizaron, qué resultados se obtuvieron, cuántos productos se
entregaron, cuáles fueron sus efectos e impacto.

Clasificación de los indicadores de acuerdo a su ámbito de medición:

Los indicadores de insumo: se utilizan para la cuantificación de los recursos


físicos, humanos y contables requeridos para la formulación, desarrollo y ejecución de
proyectos y programas públicos. Su función es reflejar la adecuada gestión y buena
administración de los recursos.

Los indicadores de actividad: se usan para supervisar la realización de las


actividades, esto a través de registrar y medir la eficiencia de las actividades y los
procesos que realizan los gestores del programa público, poniendo énfasis tanto en los
procesos propios de los programas, como en los actores que desarrollan y ejecutan.

Los indicadores de producto: son útiles para cuantificar y medir los bienes y
servicios generados por los programas, al mostrar la producción, la entrega y las
características específicas de los bienes y servicios que se otorgan a la población
objetivo. La importancia de este tipo de indicador es que sirven para medir el efecto que
provoca la implementación de un determinado programa y permiten la verificación de los
impactos sociales, administrativos y económicos que lo generan.

Los indicadores de impacto: se utilizan para medir las consecuencias del efecto
de un determinado proyecto o programa.
El uso de indicadores es fundamental ya que proporcionan información de la
eficiencia del gasto público y la transparencia de la acción gubernamental. Su uso se
relaciona directamente con la evaluación de los resultados en varios ámbitos de acción
de las intervenciones públicas, es decir, los indicadores describen qué tan bien se están
cumpliendo los objetivos de un programa, proyecto o política pública. Que esta
información se proporcione de manera oportuna puede definir el éxito de un programa
presupuestario en caso de permitir acciones correctivas hacia el cumplimiento de sus
objetivos.

5.- PARAMETROS

Para la evaluación de proyectos de desarrollo, se debe tener en cuenta en primera


medida los grandes ciclos de todo proyecto, para establecer en qué fase o ciclo pretende
establecer los puntos de control y evaluación del proyecto, dichos parámetros son:

- Pre inversión: En esta se realizan todos los estudios necesarios que permitan
tomar con mayor claridad la decisión de realizar el proyecto. Las tres actividades
principales son: Identificación, presentación y justificación del problema, evaluación de
objetivos (pre factibilidad) y formulación y preparación de las alternativas de solución
(Factibilidad). En esta fase la evaluación que se realiza es la denominada Ex-ante y
centra su análisis principalmente en los objetivos y las alternativas de solución.

- Inversión: También llamada de ejecución, es la segunda dentro del ciclo. En ella


se realizan todas las inversiones y adquisiciones para poner en marcha el proyecto. En
esta se realiza la evaluación de tipo seguimiento o monitoreo físico - financiero de los
proyectos, el cual busca garantizar el buen uso de los recursos de inversión asignados.

Operación: Es el último ciclo del proyecto y en esta se generan los beneficios


para los cuales el proyecto fue diseñado, en algunos proyectos esta etapa se lleva a
cabo simultáneamente con la de inversión. Para esta fase se recomienda la evaluación
de resultados o impacto, así como la eficiencia y eficacia del cumplimiento de los
objetivos trazados en el diseño de los proyectos.
6.- VALORACION DE LA INFORMACION

Toda evaluación debe cumplir algunos requisitos metodológicos para garantizar


que la información que genere pueda ser usada en la toma de decisiones. Así, se espera
que todo proceso de evaluación sea:

Objetivo: Debe medirse y analizarse los hechos definidos tal como se presentan.

Imparcial: La generación de conclusiones del proceso de evaluación debe ser


neutral, transparente e imparcial. Quienes realizan la evaluación no deben tener
intereses personales o conflictos con la unidad ejecutora del proyecto.

Valido: Debe medirse lo que se ha planificado medir, respetando las definiciones


establecidas. En caso de que el objeto de análisis sea demasiado complejo para una
medición objetiva, debe realizarse una aproximación cualitativa inicial.

Confiable: Las mediciones y observaciones deben ser registradas


adecuadamente, preferentemente recurriendo a verificaciones.

Creíble: Todas las partes involucradas en el proyecto deben tener confianza en


la idoneidad e imparcialidad de los responsables de la evaluación, quienes a su vez
deben mantener una política de transparencia y rigor profesional.

Oportuno: Debe realizarse en el momento adecuado, evitando los efectos


negativos que produce el paso del tiempo.

Útil: Debe ser útil y elaborarse en un lenguaje conciso y directo, entendible para
todos los que accedan a la información elaborada, los resultados de una evaluación no
deben dirigirse sólo a quienes tienen altos conocimientos técnicos sino que debe servir
para que cualquier involucrado pueda tomar conocimiento de la situación del proyecto.

Participativo: Debe incluirse a todos los involucrados en el proyecto, buscando


reflejar sus experiencias, necesidades, intereses y percepciones.

Retroalimentador: Un proceso de evaluación debe garantizar la diseminación de


los hallazgos y su asimilación por parte de los involucrados en el proyecto (desde las
altas esferas hasta los beneficiarios), para así fomentar el aprendizaje organizacional.
Costo/eficaz: La evaluación debe establecer una relación positiva entre su costo
(económico, de tiempo y recursos) y su contribución en valor agregado para la
experiencia de los involucrados en el proyecto.

7.- FUENTES DE INFORMACION

Las fuentes de verificación son los medios de información que utilizaremos para
calcular el valor de los indicadores que hemos diseñado y verificar si este se corresponde
con las metas establecidas.

Fuentes primarias. Se incluye el conjunto de actores que participaron de la


acción cumpliendo con distintos roles y responsabilidades.

Fuentes secundarias. Estas incluyen toda la documentación relacionada con el


proyecto desde su fase de pilotaje hasta la fase de extensión, como ser: documentos de
proyecto, evaluación de medio término, sistematización del Proyecto en su primera fase
de pilotaje, base de datos, informes de las instituciones coejecutoras, términos de
referencia, propuesta técnica de evaluación final, entre otros.Estos medios de
información pueden ser de varios tipos y el elegir uno u otro dependerá de la capacidad
o recursos con los que contemos para poder cubrir sus costos. Entre algunas fuentes de
verificación podemos nombrar:

Las visitas al sitio donde se desarrolla el proyecto


Entrevistas a los beneficiarios
Censos de población
Encuestas
Informes
Listas de asistencia
Fotografías
Registros de audio, etc.
.
C) EL MARCO DE LA EVALUACION DE PROYECTOS

1.- POLITICA PÚBLICA

La evaluación de políticas públicas es una acción fundamental en la gestión


pública, cuando es realizada con un método sólido y por profesionales en la materia. Su
importancia radica en que, a través de ella, se generan recomendaciones que
incrementan la eficacia y la eficiencia de las acciones de un gobierno. En términos
generales, la evaluación de políticas públicas se define como el análisis que permite
identificar, bajo una metodología específica, el grado de pertinencia, adecuada operación
y/o cumplimiento de una política pública, respecto a su diseño, implementación, procesos
o resultados.

Tradicionalmente, se ha considerado que la evaluación es el último paso en el


ciclo de vida de una política pública. La realidad es que la evaluación de políticas públicas
es transversal; es decir, se puede realizar en cualquier fase del ciclo, como en el diseño
de la política o en su implementación.

Tradicionalmente, se ha considerado que la evaluación es el último paso en el


ciclo de vida de una política pública. La realidad es que se puede realizar en cualquier
fase del ciclo. En términos generales, para clasificar a una evaluación de políticas
públicas, se toman en cuenta tres aspectos fundamentales: 1) temporalidad; 2) actores
evaluadores; y 3) materia de evaluación.

La temporalidad se refiere a que una evaluación de políticas públicas puede


realizarse antes, durante o después de la fase de implementación; por lo tanto, desde
esta perspectiva, la evaluación puede clasificarse como ex ante, ex dure, y ex post,
respectivamente.

Por otra parte, la evaluación de una política pública puede llevarse a cabo de
manera externa o interna, según los actores evaluadores. Cuando es externa, la
evaluación es realizada por un equipo consultor totalmente ajeno a la organización o
institución que implementa la política. En el segundo caso, la evaluación interna es
efectuada por un grupo de servidores públicos que trabaja en la dependencia encargada
de operar la política pública.
Aunque tanto la evaluación externa como la interna pueden contar con
metodologías sólidas –y por tanto, generar resultados útiles–, siempre es recomendable
recurrir a un evaluador externo. La razón es simple: en una evaluación de políticas
públicas, es mejor evitar ser juez y parte.

Por último, existen tipos de evaluación de política pública que van de acuerdo a la
materia a evaluar. Los tipos de evaluación enmarcados en el Sistema de Evaluación del
Desempeño (SED) son:

Evaluación de diseño, Evaluación de consistencia y resultados, Evaluación de


procesos, Evaluación de impacto, Evaluación complementaria, Evaluación estratégica,
Evaluación específica de desempeño, Evaluación específica de costo efectividad,
Evaluación específica de percepción de beneficiarios, Evaluación específica de
perspectiva de género, Evaluación de Políticas públicas

En México, la evaluación de políticas públicas está coordinada, en el orden


federal, por tres dependencias: la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la
Secretaría de la Función Pública y el Consejo Nacional de la Evaluación de la Política
Social. Estas instituciones establecen las reglas de cómo, por quién y cada cuándo se
debe evaluar los programas presupuestarios y además, dan seguimiento a lo que se
hace con las evaluaciones.

Estas dependencias han definido el tipo de evaluaciones enlistadas desde la


perspectiva de la materia de evaluación y, para los casos que aplica, han diseñado las
metodologías para llevarlas a cabo. También publican cada año el Programa Anual de
Evaluación (PAE), que especifica los programas presupuestarios que deberán ser
evaluados, el tipo de evaluación a realizar y cuándo deberán de realizarse. Esta
información es pública y, por ende, cualquier ciudadano puede acceder a ella.

2.- POLITICA SOCIAL

Las políticas sociales constituyen mecanismos de redistribución de recursos que


buscan compensar las desigualdades sociales, puesto que tienen el objetivo principal de
mejorar las condiciones de vida de la población.
En ese sentido es importante considerar la evaluación de programas públicos,
puesto que ésta permite establecer en qué medida tiene lugar el cumplimiento de metas
y la correspondencia entre gasto y objetivos.

Algunos autores señalan que en México la evaluación de programas sociales es


considerada un elemento técnico que corrige el diseño y operación de los programas
como base para la implementación del presupuesto por resultados; pero que, aun a pesar
del interés gubernamental por impulsar la evaluación cuantitativa basada en métodos
cuasi experimentales con técnicas econométricas, se enfrenta a deficiencias y
dogmatismos en el uso de esa metodología y en su aplicación técnica.

Se puntualiza también que las evaluaciones de políticas y programas públicos en


México, sobre todo los concernientes al desarrollo social, adolecen de calidad técnico-
metodológica y se concluye que México sólo reporta avances en la consideración de la
participación social y ciudadana en sus normas jurídicas y en su planeación, pero en la
práctica no hay evidencias de gestión ni de evaluación participativas.
CONCLUSIONES

La gestación y gestión de proyectos sociales para el desarrollo local y rural son


parte de la actividad de gestores, promotores comunitarios, prestadores de servicios
profesionales del sector, funcionarios públicos y otros actores. El diseño y operación de
proyectos es un arte y una actividad emprendedora que combina estrategias, valores y
acciones tendientes a alcanzar los objetivos.

Sin embargo, su razón de ser va más allá del simple logro de objetivos y metas;
en su análisis también se deben revisar los impactos en las distintas escalas y
dimensiones territoriales de los proyectos. Su elaboración debe ser integral, poniendo
cuidado en los detalles operativos y en la estrategia trazada por las instituciones o la
ciudadanía.

Por todo ello, un proyecto jamás debería ser una actividad individual desarrollada
por un profesional de forma aislada y solitaria, pues la idea es articular esfuerzos y
construir alternativas en conjunto con la sociedad local, lo cual demanda establecer un
diálogo entre los saberes de los habitantes locales y el conocimiento científico o
profesional.

Otra lección aprendida es que lograr la cohesión de los actores involucrados en


torno a proyectos sociales es un reto que implica mejorar los mecanismos de
concurrencia y articulación de esfuerzos y a los territorios recursos destinados. Para ello
es necesario profesionalizar a los gestores de proyectos en una eficiente planeación
participativa, lo cual no sólo otorgará más certidumbre en el cumplimiento de los logros,
sino también contribuirá a fortalecer la legitimidad social de los proyectos propuestos por
los agentes locales o externos.

Finalmente, un objetivo es crear mecanismos de transparencia en torno a las


licitaciones o concursos públicos de financiamiento a proyectos; esto, además de ser un
deber democrático y una responsabilidad en los procesos de construcción de esquemas
virtuosos para el desarrollo social, es también una condición sine qua non en el diseño y
gestión de proyectos que operan a partir de recursos provenientes de los impuestos de
la ciudadanía.

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