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Unas versiones indican que el vehículo había pasado por el retén de policía que suele
haber en el aserradero de Cartón Colombia, que queda a lo alto del barrio Lomas de
granada. Los policías sospecharon del vehículo porque se veía muy pesado y con dificultad
para desplazarse, por ello lo siguieron y detuvieron en el puente de las garzas, justo después
de pasar por donde hay una estatua de una virgen “que mira” hacia el puente. Otra versión
es que algunas personas vieron pasar el vehículo en la vía El Tambo-Popayán y como les
pareció sospechoso dieron aviso a las autoridades que posteriormente lo detuvieron.
Al otro día del hecho las personas recogieron los vidrios quebrados por la onda
explosiva, “recibimos la visita de personas que estaban censando a los afectados” dice
María Hernández.
Por su parte Víctor Hugo Hernández, sobrino de María Hernández, recibió la noticia
de la bomba de Lomas de Granada al otro día del hecho. Le afectó bastante porque él
trabaja en la policía desde hace catorce años y dice que conoce en carne propia cómo es
un atentado de estos. Cuando supo la noticia, fue a visitar a su tía y primos,
aprovechando que estaba en la ciudad. Comenta que afortunadamente estaban bien y
explica cómo es una situación de estas.
“Esa gente ataca con todo: tatucos, que son unas bombas artesanales, con cilindros. Un
cilindro puede tumbar una casa, porque hay unos más grandes que otros, esa gente le mete
metralla, o sea le meten clavos, tornillos, inclusive materia fecal, para que le infecte a uno”,
cuenta Víctor, que se preocupó por lo que les había podido pasar a sus familiares.
La casa de Víctor Hugo queda en la variante sur, a menos de diez minutos (en carro), de
la curva donde estuvo el carro bomba, esa curva que queda muy cerca de la entrada del
barrio Lomas de Granada.
Allí, en toda la entrada de Lomas, dicen los habitantes del sector, que personas del
SENA habían colocado unas bancas con un pequeño techo, para que las personas que
quisieran pudieran observar las garzas de los árboles. Fue en ese lugar en el que el
diecinueve de junio del mismo año Las FARC, pusieron una bicicleta bomba con quince
kilos de R1, según informó el canal de televisión Notivisión.
“Sonó un estruendo que yo nunca en mi vida había escuchado. Yo estaba muy asustada,
me temblaba todo el cuerpo”, cuenta Laura Juliana Salazar, que visitaba a su madre, en el
restaurante cerca del CAI de la policía. “Al medio día se activó el artefacto cuando pasaba
un camión de un grupo del EMCAR, que en ese momento realizaba el relevo de en
cercanías al aserradero de Cartón Colombia”
Por otra parte, la versión del periódico El Espectador es diferente a la de Notivisión.
“Un atentado se registró este martes en horas de la tarde contra un CAI de la Policía
Nacional, al detonarse una carga explosiva en el barrio Lomas de Granada de la ciudad de
Popayán.
Tres agentes de la Policía y cinco civiles heridos, así como alrededor de 30 casas afectadas,
es el saldo de un atentado atribuido a las milicias de las FARC.
Los subversivos, que al parecer eran tres hombres que se movilizaban en una motocicleta,
lanzaron a la 1:05 p.m. varios petardos contra miembros del grupo EMCAR, que cumplía
una misión de control sobre la carretera que conduce al municipio de El Tambo”.
“Yo estaba haciendo un arroz, cuando pasó eso. Fue espantoso, yo dije Dios mío yo qué
hice, hice explotar la casa”. Pensó Luz Alma Urrea, cuando creyó que la explosión había
sido a causa de la olla que había puesto en la estufa. Dice que la segunda bomba la afectó
notablemente y la dejó mal del oído derecho.
Después de eso Luz Alma afirma que quedó mal física y psicológicamente. Ha tenido
varios accidentes porque según ella, perdió la estabilidad de su cuerpo y además quedó con
muchos nervios a causa de las bombas. Por ello se alteró bastante cuando estaba en su casa
más o menos al año de la bicicleta bomba y se escuchó otro estruendo por todo el barrio,
esta vez un artefacto explotó en todo el CAI de la policía.
“Pasó una mujer por aquí y puso la bomba, menos mal que no tenía metralla, solo
dinamita. Salió por enfrente de mi casa, se encontró al policía de turno y se fue, cuando iba
lejos, explotó”, cuenta Carlos Camayo un pensionado de la policía que tiene su hogar en
una de las dos hileras de cinco casas que están en la parte de atrás del CAI. Carlos Camayo
no estuvo en el atentado, porque se encontraba fuera de su casa, lo que dice se lo contaron.
Por su parte María Hernández sí estaba en el restaurante en el que trabajaba y cuenta que
una pareja llegó y mientras el hombre distrajo al policía de turno, la mujer puso el artefacto
detrás del CAI.
Cada atentado que hubo en el sector aledaño a Lomas de Granada, fue menos intenso
que los anteriores. Después de la serie de tres atentados nunca volvieron a haber hechos
similares en la zona. La SIJIN continúa con la investigación de estos atentados que dejaron
secuelas psicológicas como a Luz Alma Urrea y además otros que murieron como Jairo
Muñoz.
Por su parte Víctor Hugo López, el sobrino de María Hernández, otra de los afectados,
reconoce. “Con eso del cese al fuego bilateral se ha notado el cambio. Yo estuve en Toribío,
hace seis años, hubo varios hostigamientos, un compañerito muerto y dos compañeritos
heridos y hace un año estuve allá nuevamente y esta vez fue cambio total”.
Colombia lleva más de cincuenta años en una guerra, guerra que parece llegar a su fin.
Mientras tanto las personas de Lomas de Granada y zonas aledañas parecieran comenzar a
olvidar lo ocurrido en los atentados.
Datos estadísticos:
“Entre 1958 y 2013 han muerto 220 mil personas a causa del conflicto armado
colombiano”. De acuerdo con el Centro Nacional de Memoria Histórica,
“Conflicto colombiano ha causado 220.000 muertes y 25.000 desaparecidos”. Cifras
reveladas por el documento "¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad", un
trabajo encomendado a este centro por la Ley 975 de 2005 (de Justicia y Paz).
“Noventa y seis atentados entre 1988 y 2012”. Documento "¡Basta ya! Colombia:
memorias de guerra y dignidad".