36 NEGOCIOS COMENTARIO
INTERNACIONALES
El maravilloso y tortuoso mundo de la
aviación en el Perú
Como el título lo señala, el mundo de la aeronáu-
tica es simplemente encantador, y salvo algunos ele-
mentos discordantes, en líneas generales es un sec-
tor que debería desenvolverse en línea ascendente
teniendo en cuenta su esencia: transportar perso-
nas y mercancías de un lugar a otro.
Esta idea debería tener mayor preeminencia en
nuestro país dada su agreste geografía, su insuficiente
red de carreteras y los consabidos problemas de segu-
ridad cuyos ejemplos estaría demás exponer aquí.
Sin embargo nos viene entonces la pregunta del
millón ¿por qué la industria de la aviación en el Perú
ha pasado por los desastres que pasó e incluso se
vive en pleno siglo XXI la zozobra que nos envuelve?
Como decía Marco Tulio Cicerón, si no queremos
repetir la historia es fundamental conocerla. Aquí
trataré de darles mi visión de los últimos 14 años,
tal vez los más dramáticos.
En la década del 90 se da la "desregulación" en el
Perú, fenómeno que ya había sucedido en EE.UU. y
que había significado la desaparición de varias lí-
neas aéreas. En el Perú se liberalizaron las tarifas
aéreas al libre juego de la oferta y la demanda y todo
parecía andar más o menos bien.
Transportar personas y mercancías de un lugar a
otro...debería tener mayor preeminencia en nuestro
país dada su agreste geografía, su insuficiente red de
carreteras y los consabidos problemas de seguridad cuyos
ejemplos estaría demás exponer aquí.
Aparte de Faucett, Aerocondor y AeroPerú ingre-
saron al mercado nacional nuevas empresas aéreas:
Americana de Aviación, AeroContinente, Expreso
Aéreo, Imperial Air, entre otras. En el implacable
libertinaje de las tarifas fueron desapareciendo mu-
chas de estas empresas. El gobierno de EE.UU. puso
al Perú en categoría II. Moraleja: Si las líneas aéreas
peruanas quieren llegar volando al principal mercado
que es EE.UU., la autoridad aeronáutica peruana de-
berá corregir sus procedimientos, preparar a su per-
sonal y, sobre todo, deberá contar con una legislación
ad hoc que le permita desenvolverse y realizar este
importante trabajo en pro de las líneas aéreas y de
las muchas vidas que estas transportan.
Es así que la autoridad aeronáutica resuelve adop-
tar el modelo estadounidense y empieza el trabajo
de traducción de los FAR (Federal Aviation
Regulations); sin embargo, se le incluyeron a este
Por Patricia Siles
conjunto de normas particulares "puntos de vista"
de los inspectores de turno que poco a poco fueron
desnaturalizando algunas normas al punto que hoy
significan mayores sobrecostos.
Luego de muchos ensayos e inspecciones reales
de parte de los temibles "FAA inspectors", el gobier-
no de EE.UU. le otorgó nuevamente a la DGAC del
Perú la Categoría I (marzo 2001) y por ende, a partir
de esa fecha, las empresas aéreas estarían facultadas
a operar nuevamente en forma directa a EE.UU. con
aeronaves y tripulaciones peruanas.
A partir del año 2001 empezó un mayor crecimiento
del mercado; el panorama aeronáutico nos mostra-
ba nuevas empresas aéreas: Taca Perú, Lan Perú,
AeroContinente, Magenta Air, ATSA, Aerocondor, Cie-
los del Perú, Star up, etc. Sin embargo, cuando se
suponía que las cosas andarían mejor que nunca
llegó el 11 de Setiembre del 2001, el encarecimiento
de los seguros, los combustibles y la quiebra de
muchas empresas aéreas en el mundo entero
trastocando por completo este sector.
En el año 2004, acabamos de pasar por un tre-
mendo problema aéreo en plena temporada alta con
la paralización de la aerolínea AeroContinente y se
cierne sobre Lan Perú una paralización de sus ope-
raciones, todo ello salpicado de múltiples problemas
de sobrecostos, impuestos antitécnicos, problemas
financieros, etc.
¿Qué hacer ante tal panorama? Considero que la
respuesta parte por tener una Autoridad Técnica
Aeronáutica independiente conforme se estableció
en la propia Ley de Aeronáutica Civil, de modo tal
que aspectos estrictamente técnicos se traten de
esa forma, evitando cualquier tipo de intervencio-
nismo político que, por más buena voluntad que haya,
nunca debe interferir, y dejemos al sector político
del MTC el otorgamiento de los derechos de tráfico.
Complementemos este esquema con el estableci-
miento de una política aerocomercial bien delinea-
da, concertada con el sector privado y con el resto de
instituciones del sector público: MINCETUR, MEF,
SUNAT, etc.; así evitaremos incongruencias como la
de solicitar mayor inversión en aviación y, por otro
lado, aplicar sobrecostos en combustibles, gastos
aeroportuarios, trámites aduaneros, etc.; que lo único
que logran es ahuyentar a los ya pocos actuales
inversionistas. Juntos, tanto el sector privado como
el público, cimentemos las bases para el desarrollo
de una industria aeronáutica que puede llegar a ser
el gran puntal de desarrollo de nuestro país. „