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Los abusos de la teoría cuántica

Iván de Jesús Arellano Palma

Resumen

La física cuántica es junto a la teoría de relatividad general, un pilar de


la física moderna. Ninguna teoría científica tiene un poder predictivo tan
asombroso ni una formulación matemática tan rigurosa ¡La concordancia
entre teoría y experimento tiene una precisión de una millonésima de
millonésima!1 Cuando reflexionamos más profundamente sobre ella la
visión del mundo que nos ofrece resulta sorprendente, nos disgusta y
sobre todo es un atentado contra el sentido común. A más de cien años
de su nacimiento la teoría cuántica aún no ha atravesado, según parece,
las segundas puertas de nuestro entendimiento. Quizá debido a esto se
le otorgan poderes donde posiblemente no tenga mucho que ofrecer: la
toma de decisiones, la conciencia, la medicina o el libre albedrío. Estos
supuestos poderes no son más que pseudociencia.

Los abusos de la teoría cuántica / CIENCIORAMA 1


“La física está casi completa”

Nadie entiende la física cuántica

Richard Feynman

En el siglo XIX se consideraba la física como un edificio completo. La


mecánica de Newton, el electromagnetismo de Maxwell, la
termodinámica, la óptica y otras teorías físicas lo sostenían. Faltaba
explicar sólo algunos detallitos. Era tal la soberbia de algunos físicos que
como narra Barbara Lovett Cline en su libro Los creadores de la nueva
física, un profesor de física, Philipp von Jolly de la Universidad de Munich,
le recomendó al joven Planck, el futuro padre de la mecánica cuántica,
no dedicarse a la física pues casi no valía la pena 2 debido a que se
consideraba a la física una rama del conocimiento casi completa. Uno de
los detalles no resueltos era un problema termodinámico: la radiación
del cuerpo negro (ver figura 1). De manera resumida, el problema del
cuerpo negro tenía una discrepancia entre los resultados de los físicos
teóricos y los de los experimentos. Mientras los primeros aseguraban
que la energía térmica que emana un cuerpo negro era luz ultravioleta,
los físicos experimentales encontraron que no era así, es decir, hallaron
una combinación de colores o longitudes de onda mucho más modesta;
es decir, menores que la longitud de onda de la luz ultravioleta pues si lo
que los teóricos proponían fuera real todos emitiríamos rayos mortales
de altísima energía. A este error de los teóricos se le llama “la catástrofe
del ultravioleta”. El científico que proporcionó la explicación a esta
situación fue Max Planck, pero lo hizo con la hipótesis extravagante de
que la energía se transportaba en paquetes a los que llamó cuantos (ver
en Cienciorama “Planck y el gran inicio de la sinfonía cuántica”). El
propio autor de la mecánica cuántica pensaba que su propuesta era
transitoria y que se encontraría una explicación acorde al paradigma
físico que imperaba en esa época; es decir, que la energía era un
continuo y no que se transportaba en paquetes. Cinco años después
Albert Einstein quien en ese momento era un desconocido, explicaba
con las ideas de Planck el efecto fotoeléctrico (ver en Cienciorama “1905
y el rompimiento einsteniano: efecto fotoeléctrico”). Posteriormente
Niels Bohr “cuantizó” el átomo y los trabajos de grandes físicos como
Schrödinger (ver en Cienciorama “Un vienés y su gato”), Heisenberg,
Pauli, Dirac, De Broglie y otros establecieron el formalismo matemático
de la física cuántica que aunque tiene un aura de misterio y se la

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considera una rama exótica de la física, la verdad es lo contrario: en
algún sentido casi toda la física es física cuántica, pues con ella
podemos explicar gran parte de la física actual, no toda.

Figura 1. En la imagen se ve una comparación de la radiación de un cuerpo negro real –línea


continua– o longitudes de onda y la predicción de la ley de Rayleigh-Jeans –línea punteada–. Se
puede notar la discrepancia entre ambas en la región del ultravioleta donde el espectro real
tiende a cero mientras que el modelo tiende al infinito. Imagen tomada de: http://isafis-
cr.blogspot.mx/2013/05/7-la-catastrofe-ultravioleta.html

La mecánica cuántica vs. el sentido común

Los experimentos que no se realizan no tienen resultados.

Asher Peres, físico israelí

Antes de la teoría cuántica teníamos la idea de que era posible medir las
propiedades de un objeto sin alterarlo y que esos valores podían ser
predichos, que incluso existirían si no se les midiera. Claro que cualquier
científico reconoce sus limitaciones y las del equipo con el que opera y
sabe que esas limitaciones pueden modificar los resultados. Entonces se
suponía que muchos errores se debían a nuestras imperfecciones y que
con la construcción de nuevas teorías e instrumentos esos errores se
tendrían que hacer mínimos; pero en el caso de la medición de la
radiación de un cuerpo negro, la discrepancia entre lo predicho por la

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teoría y lo medido experimentalmente era muy grande y aparentemente
no se debía al error humano, figura 1.

Albert Einstein, Boris Podolsky y Nathan Rose, trío que pasó a la historia
como EPR, publicaron en 1935 en la revista Physical Review un artículo
cuyo título era “¿Puede considerarse completa la descripción de la
realidad física que da la mecánica cuántica?” 7 En ese trabajo EPR
enuncia los elementos que a su juicio debe tener toda teoría física.
Como en el artículo EPR daba una respuesta negativa a la pregunta del
título, el grupo creyó demostrar en él que “en la mecánica cuántica
anida el germen de su propia destrucción”. 7 EPR proponía en el artículo
los llamados postulados de realismo y de localidad (ver en Cienciorama
la noticia 546 “Adiós al realismo local”) y que en palabras sencillas es lo
que hemos comentado párrafos arriba: el realismo indica que las
propiedades de un objeto pueden ser predichas con certeza y que al
medir alguna de sus propiedades el observador descubre algo que
preexistía antes de la medición y que la propiedad está ahí aunque no se
mida. Es decir, los científicos, utilizando los instrumentos y métodos
apropiados pueden descubrirla. Este postulado señala lo contrario de lo
que establece el epígrafe al inicio de esta sección: “Los experimentos
que no se realizan no tienen resultados”.

Examinemos con mayor profundidad la frase de Peres. La física cuántica


no admite razonamientos contrafácticos; es decir, no se puede pensar
en un problema de la mecánica cuántica asumiendo que el sistema se
comporta como si tuviera propiedades preexistentes anteriores a
cualquier medición. Como conclusión traslado las palabras del físico
argentino Juan Pablo Paz: “Los valores de las propiedades de los objetos
no existen antes de que los registremos”4.

El segundo postulado dice que nada que ocurra “aquí” puede afectar al
instante lo que suceda “allá”. O sea que cualquier señal o interacción
jamás puede propagarse a una velocidad mayor a la de la luz o de forma
instantánea (figura 2). Por mucho tiempo los debates sobre la validez de
esos postulados venían de la filosofía, lo que aprendí con la frase: “¿Está
ahí la Luna aunque no la miremos o midamos?” Si usted, amable lector,
hace esta pregunta a algún conocido, después del asombro le dirá que
por supuesto que está. Entonces parece sorprendente que el realismo
con su sentido común y su poder explicativo, tenga detractores. En
filosofía a esta postura se le llama solipsismo. Posteriormente un

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brillante físico que pasó a la historia por sus trabajos que hoy
conocemos como las desigualdades de Bell, puso a prueba los
argumentos de esta parte de la filosofía. En estos trabajos Bell concluyó
que la teoría cuántica es incompatible con estos dos principios que a
nosotros nos parecen muy evidentes. Posteriormente en 2015 y en julio
del año pasado Wenjamin Rosenfeld9 y sus colegas del Instituto Max
Planck han demostrado analizando las pruebas de Bell que la física
cuántica viola claramente el principio de localismo (ver bibliografía
citada).

Figura 2. Esquema representativo del principio de localidad. Imagen tomada de


https://bit.ly/2PN1CvN

Tergiversaciones y abusos de la cuántica

La mayoría de los conceptos surgidos de la teoría cuántica son difíciles


de explicar, por eso para hacerlo se tienen que usar analogías,
interpretaciones, comparaciones, etcétera. Por ejemplo, en el mundo
macroscópico hay ondas o/y partículas, no híbridos, pero en el mundo
microscópico-cuántico sí se posee esta dualidad ya que la materia es a
la vez ondas y partículas (véase en Cienciorama “La luz ¿onda o
partícula?”); prefiero los nombres partondas u ondículas, como las llama
el físico Juan Pablo Paz. Las explicaciones y descripciones de la teoría
cuántica no se ajustan a nuestro vocabulario atado al mundo
macroscópico. Si insistimos en seguir llamando partícula al electrón, por
ejemplo, tendremos que aceptar que puede estar en varios lugares a la
vez, algo imposible en el mundo cotidiano. Y también aceptar que
cuando ese electrón establece un contacto con algún objeto

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macroscópico pasa de estar en varios lugares a la vez a tener una
existencia única. Las analogías son muy útiles para entender conceptos
abstractos y difíciles como en la química o matemáticas y se usan
mucho en la divulgación, pero siempre aclarando hasta dónde es posible
usarlas sin distorsionar el rigor científico. Por supuesto para muchas
personas es muy fácil estirar aún más las analogías y pensar que si una
detección de un objeto macroscópico altera el estado de un electrón, lo
mismo pasa con nuestra mente y que ésta es capaz de alterar la
realidad de nuestro mundo macroscópico y cotidiano, como piensa por
ejemplo Deepak Chopra. No dudo que haya gente que califica a la
cuántica como enigmática, pero hasta hoy no hay experimentos que
concluyan que la teoría cuántica tiene algo que decir sobre la
interacción cuerpo-mente a la manera en que la tergiversan la
pseudociencia y los charlatanes como Chopra. Y quizá esto pudiera ser
cierto en el futuro si se demostrara, no lo sabemos, pero como opina el
físico argentino Alberto Rojo,4 por el momento no se han alterado los
postulados y fundamentos de la física cuántica.

El ejemplo más representativo de distorsionar el conocimiento científico


de la teoría cuántica que conozco, es una película del año 2004 titulada
What the Bleep Do We Know!?, que se llamó en español “¿Y tú qué
sabes?” (ver figura 3). En el comienzo de ella se plantea la analogía de
una pelota de basquetbol que puede encontrarse en varios lugares. Esto
que sería válido como recurso pedagógico, en la película se va
tergiversando hasta llegar al punto en que una mujer deja de tomar sus
medicamentos antidepresivos gracias a que su mente puede alterar la
realidad con base en la teoría cuántica. La justificación no tiene cabida
por varios motivos, pero quizá el principal viene de una propiedad de la
materia elemental llamada decoherencia y el abuso y tergiversación del
principio de indeterminación de Heisenberg. En nuestro mundo cotidiano
no encontramos balones de basquetbol que existen en dos lugares al
mismo tiempo. La decoherencia es resultado de la interacción entre los
objetos macroscópicos y su entorno. Entonces la decoherencia es el
proceso por el cual se registra, por medio del entorno, el estado del
sistema y todo “rastro” cuántico desaparece. Aquí vale la pena hacer
una aclaración. Este proceso de decoherencia no es necesariamente un
proceso llevado a cabo por materia consciente, es decir, como los
humanos. Basta que sea una interacción del objeto con un aparato o con
las moléculas del aire para que la materia “escoja” uno solo de sus

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estados posibles. Por ende un objeto macroscópico y tan complejo como
el cerebro no puede estar en esos estados simultáneos porque no es
posible que se aísle de su entorno. Es decir, los procesos cuánticos a
nivel macroscópico, como se sostiene en la película, son prácticamente
imposibles. En segundo lugar, como mencionamos más arriba, el acto de
medir en la física cuántica implica una perturbación al objeto observado.
Pero el abuso de esta idea hace surgir una conclusión errónea: si el
observador influye en el objeto observado, entonces nosotros como
observadores podemos decidir qué tipo de observación realizar para
incidir en el resultado o destino de lo observado. Esto da “fundamento”
a las frases de la película: “Forje su propio destino: ¡Use sus poderes
cuánticos! ¡Elija cada día en qué mundo quiere vivir!” Asuntos por
demás fútiles e imposibles según la física. Por lo tanto no tiene cabida la
sanación cuántica como se muestra en la película, no por lo menos con
los fundamentos de la física cuántica. Es una charlatanería.

Sin duda la física cuántica dio muchos dolores de cabeza a sus


creadores. Por ejemplo un físico notable de los años nacientes de la
cuántica, Eugene Wigner, argumentaba que era la mente la que podía
actuar directamente sobre la materia, es decir, un argumento similar al
de Chopra citado más arriba. Incluso Wigner llegó a declarar que la
psique del observador afecta el estado de la materia. Dar el pequeño
salto de los sanadores cuánticos y decir que la cuántica ha demostrado
que la mente crea la realidad y que tú puedes crear tu realidad de
manera consciente se concluye así de manera inmediata. Pero como el
consenso científico afirma, la teoría cuántica no admite elementos
subjetivos, no es necesaria la mente consciente del investigador en el
fenómeno atómico-cuántico. En resumen, cualquier objeto macroscópico
no puede estar superpuestos (es decir, en diferentes estados
“esquizofrénicos”) debido a que no pueden aislarse de su entorno y si la
conciencia pudiera elegir uno de sus varios estados (estar aquí y allá al
mismo tiempo o poder decidir sobre la materia como opina Chopra) la
mecánica cuántica nos hace ver que esta elección, puesto que es un
precepto fundamental de la teoría, sería una probabilidad y no una
decisión.

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Figura 3. Película clasificada como “misticismo cuántico” en donde se tergiversa a la
física cuántica. https://bit.ly/2EDua9M

¿Cómo distingo la ciencia de la seudociencia?

Examinad fragmentos de seudociencia y encontraréis un manto de protección, un


pulgar que chupar, unas faldas a las que agarrarse. ¿Y qué ofrecemos nosotros a
cambio? ¡Incertidumbre! ¡Inseguridad!

Isaac Asimov, The Skeptical Inquirer

Distinguir entre ciencia y seudociencia no es algo trivial (ver figura 4).


Científicos y filósofos han debatido por mucho tiempo y lo seguirán
haciendo entre qué es ciencia y qué no lo es. Martín Bonfil es un
divulgador de la ciencia que para entender las fronteras entre ciencia y
pseudociencia propone una analogía donde coloca al conocimiento
científico en un círculo cuyo radio siempre crece. Entonces el círculo va
abarcando un territorio desconocido a veces más rápidamente y a veces
más lentamente. Por supuesto en ocasiones el proceso se estanca y
puede haber hasta retrocesos. También podemos pensar que hay teorías
y leyes que están en el centro de ese círculo ya que han resistido los

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embates y han sido puestas a prueba y han salido airosas hasta cierto
momento, por ejemplo la relatividad general de Einstein, la deriva
continental en geología, etcétera. Pero hay otras teorías que están en la
orilla de ese círculo y podemos nombrarlas como “ciencias de frontera”.
Quizá son la parte más emocionante de la ciencia debido a sus
propuestas coherentes con el conocimiento consolidado y certificado en
el cuerpo de la ciencia occidental pero éstas van agregando novedades
o un enfoque diferente y muy pocas veces producen una revolución de
alto calibre (recomiendo el libro La estructura de las revoluciones
científicas de Thomas Kuhn). Muchas veces son propuestas muy teóricas
y difíciles de comprobar con la tecnología actual. Con el tiempo pueden
ser aceptadas y pasar al centro del círculo o ser rechazadas. Lo
importante en ciencia es cuestionar, hacer muchas preguntas y tratar de

responderlas.

Figura 4. Una comparación entre el modo de operar de la ciencia y la pseudociencia. Figura


tomada de: https://bit.ly/2yS1HXO

Aunque la mona se vista de seda mona se queda, reza un refrán


popular. Martín Bonfil plantea también que hay otros sistemas de
conocimiento que pretenden pasar por ciencia sin serlo. Entre los más

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populares tenemos la numerología, la astrología, la sanación cuántica, la
telepatía y la homeopatía. Sus propuestas no cuentan con evidencia
experimental reproducible y muchas veces son incoherentes y van en
contra del conocimiento científico aceptado. También al ser expuestas a
pruebas experimentales no cumplen con sus predicciones o salen a la
vista contradicciones internas en el sistema; por ejemplo el trabajo
realizado por el astrofísico Jayant Narlikar y colaboradores, que se
publicó en 2009 en la revista Current Science con el título “Prueba
estadística de la astrología”, desmiente las supuestas predicciones de la
astrología o el trabajo realizado por una niña de 11 años llamada Emily
Rose desmiente la terapia de toque (véase en ¿Cómo ves? “El proyecto
de Emily”). Una definición de ciencia propuesta por el doctor Ruy Pérez
Tamayo dice que la “ciencia es una actividad humana creativa cuyo
objetivo es la comprensión de la naturaleza y cuyo producto es el
conocimiento, obtenido por un método científico organizado en forma
deductiva y que aspira a alcanzar consenso entre los expertos
relevantes”. Pues bien el conocimiento científico aspira a alcanzar el
consenso de los especialistas después de haber pasado por las pruebas
experimentales que lo sostendrán o no. En cambio todo lo que no esté
en ese consenso y no resista las pruebas a las que es sometido, no es
más que pseudociencia o posiblemente mala ciencia o quizá ciencia que
está en la frontera del conocimiento científico y con el tiempo podría ser
aceptada o no.

¿El reconocimiento de las medicinas alternativas?

Carl Sagan escribió en el libro El mundo y sus demonios: “Hemos


organizado una civilización global en la que los elementos más cruciales
dependen profundamente de la ciencia y la tecnología. También hemos
dispuesto las cosas para que casi nadie entienda la ciencia y la
tecnología. Eso es una receta para el desastre”. La incultura científica
que hay en el país y en otros nos lleva como sociedad a creer en
curaciones mágicas a problemas graves de salud como el caso del brote
de sarampión, principalmente en los EUA, por estar en contra de la
vacunación, y a la negación de hechos incontrovertibles como el cambio
climático. En este caso “el desastre es destruir nuestro único hogar y
desaparecer como especie.”

Ahora que vivimos en una epidemia de desinformación con un sinfín de


fake news y pos-verdades, se ha creado un caldo rico para que los

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embusteros busquen aprovecharse de los ciudadanos. Y no sólo eso, los
gobiernos de varios países como España o México empiezan a permitir el
registro de medicinas “alternativas” como la homeopatía. En nuestro
país el pasado 17 de septiembre se realizó en la Cámara de Diputados
“El segundo foro internacional de integración de las medicinas
tradicionales, alternativas y complementarias de los sistemas de salud”.
En él participaron varios “especialistas” en “medicina cuántica”,
“iridiología”, “programación neurolingüística”, “alimentación
biocuántica”, entre otras. Todo esto con el objetivo, según la Cámara de
Diputados, de “sistematizar las bases científicas de estas disciplinas,
para impulsar su reconocimiento oficial y, eventualmente, integrarlas al
sistema de salud”. Si de por sí nuestro sistema de salud está por los
suelos, es inaceptable quererlo llenar de pseudociencias, en vez de
encaminarlo a ofrecer atención médica adecuada y suficiente basada en
la medicina con conocimiento científico legítimo, es decir, basada en
hechos y verificado. El divulgador y físico español José Luis Crespo se
pregunta si por ello tenemos que ir a la guerra para desmentir a los
estafadores, charlatanes y pseudocientíficos; y claro que sí, lo haremos.

Aparte del engaño, la falta de ética y de respeto que fomentan las


pseudociencias, éstas pueden fomentar la falta de un pensamiento
crítico y la creencia en hechos sin fundamento Esto puede hacer que se
tomen decisiones erróneas en torno a la salud, como rechazar las
vacunas o pensar que el VIH es contagioso en todos los niveles. Un
ejemplo crítico ha sido el del Estado mexicano que creyó y compró los
detectores moleculares GT200 utilizados en la lucha contra el narco. (ver
el siguiente link: https://bit.ly/2ODKDj3).

Bibliografía
Divulgación

De Régules, Sergio, “Cháchara cuántica y física cuántica”, ¿Cómo ves?, UNAM, No. 85, 2005

1
Hacyan, Shahen, Mecánica cuántica para principiantes, FCE, La ciencia para todos, México,
2016

2
Lovett Cline, Los creadores de la nueva física, FCE, Breviarios, México, 1973

3
Paz, Juan Pablo, La física cuántica. Todo sobre la teoría capaz de explicar por qué los gatos
pueden estar vivos y muertos a la vez, Siglo XXI, Buenos Aires, 2017

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4
Rojo, Alberto, Borges y la física cuántica, Siglo XXI, Buenos Aires, 2014

Todos los meses en la revista ¿Cómo ves? El divulgador de la ciencia Luis Javier Plata Rosas
escribe una sección titulada ¿Será? donde toca diferentes temas de pseudociencias. Muy
recomendable.

Recomiendo las lecturas breves del divulgador científico Martín Bonfil en su columna semanal
llamada “La ciencia por gusto” donde habla de varios temas relacionados con la ciencia y la
pseudociencia. Aquí dejo el link con la etiqueta de sus publicaciones relacionadas con la
pseudociencia.

https://lacienciaporgusto.blogspot.com/search/label/seudocencia

Especializada

5
Aspect, Alain, Jean Dalibard y Gérard Roger, Experimental test of Bell’s inequalities using time-
varying analyzers, Physical Review Letters, 49: 1804-1807, 1982

6
Bunge, Mario, Las pseudociencias, ¡Vaya timo!, Laetolli, Buenos Aires, 2010

7
Einstein, Albert, Podolsky, Boris y Nathan, Rose, “Can Quantum Mechanical Description of
Physical Reality Be Considered Complete?”, Physical Review, 47, 777, 1935

8
Peña, Luis de la, Introducción a la mecánica cuántica, FCE, UNAM, México, 3° ed, 2006

9
Wenjamin Rosenfeld, Daniel Burchardt, Robert Garthof, Kai Redeker, Norbert Ortegel, Markus
Rau, and Harald Weinfurter, “Event-Ready Bell Test Using Entangled Atoms Simultaneously
Closing Detection and Locality Loopholes” Physical Review Letters. 119, 010402 – Published July
2017.

Imagen de portada: “La sanación cuántica” Técnica de sanación muy completa y efectiva, reza
la página. Imagen tomada de: http://www.anabelenpangea.com/sanacion-cuantica/

Youtube:

Video del físico y divulgador científico José Luis Crespo: ¿Tenemos que ir a la guerra?

https://www.youtube.com/watch?v=LbEH-b2LtIQ

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