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Modelamiento Tipo de terapia basada en el aprendizaje diferido en el que uno o

varios sujetos actúan como modelos recreando una situación determinada, de


manera que el paciente observa cómo realizar determinadas acciones o
conductas para posteriormente ser capaz de llevarlas a cabo. Existen muy
diversos tipos de modelamiento según el tipo de modelo, el nivel de
participación del sujeto o los medios empleados.

Más información en: Modelamiento (Psicología) © https://glosarios.servidor-alicante.com

MODELAMIENTO DE LA CONDUCTA Es el aprendizaje mediante la observación e


imitación, consiste en una herramienta en la que se utiliza un modelo que ejecute
conductas verbales y motoras exactas que se esperan del paciente, mientras éste observa
y escucha. Este modelaje puede ser en vivo o por medio de filmaciones lo que se vendría
siendo modelaje simbólico. Para el uso eficaz del modelamiento se deben seleccionar
modelos competentes con estatus o prestigio, la complejidad de la conducta modelada
debe ser apta para el nivel de comportamiento del paciente, utilizar refuerzos positivos
luego de emitir la conducta esperada.

Entendemos por moldeamiento de la conducta aquel


procedimiento en el que se refuerzan las aproximaciones
sucesivas a una conducta meta. Para que el reforzamiento tenga
lugar es necesaria la ocurrencia de alguna conducta previa. Lo
que hará el reforzamiento es fortalecer la probabilidad de
ocurrencia de la conducta que refuerza. La conducta es una
operante cuya consecuencia es el refuerzo.

Moldeamiento
El moldeamiento es una estrategia psicológica con la cual se pretende
aumentar la frecuencia de una conducta en un individuo que no la realiza o que
no la hace con tanta frecuencia como se desearía. Sirve para establecer
conductas complejas que aún no existen en el repertorio comportamental de un
individuo. Consiste en reforzar en aproximaciones sucesivas, conductas que el
sujeto emita que se asemejen a la conducta meta.

El moldeamiento se utiliza cuando el sujeto no saben realizar la conducta porque les


resulta compleja. Por ello, no se ofrece un refuerzo o reforzador positivo cuando
consigue hacer la acción. En su lugar, la conducta se descompone en sus partes más
simples y se escalona su aprendizaje, tomando en un primer lugar las más elementales y
avanzando hacia las más complejas. Así, se va reforzando una a una, primero las
elementales y progresivamente, las más complicadas, apoyadas en las anteriores.
Gracias a esta estrategia, el paciente va aprendiendo poco a poco una conducta
originariamente muy compleja y fuera de su repertorio.

La Autoeficacia de Albert Bandura


Para entender lo que significa la teoría de la autoeficacia, voy a formularte
una pregunta. Primero piensa en alguna meta que te gustaría alcanzar.
Al afrontar el desafío, ¿sientes que estás a la altura y puedes conseguir el
objetivo? Si eres una de esas personas que representan la famosa frase que
Barack Obama utilizó para su campaña política que le llevo al poder en 2008:
“Yes, we can!” (Podemos), seguramente tengas una autoeficacia alta para esa
meta o tarea específica y confías en tus habilidades para conseguir ese
objetivo.
Si por el contrario, piensas que ese reto te viene grande o no confías en tus
capacidades para conseguirlo, tienes una percepción de autoeficacia débil.
La autoeficacia forma parte de los componentes axiales de la personalidad,
según Bandura. Para ahondar en ello puedes leer:
"La Teoría de la Personalidad de Albert Bandura"

¿Qué es Autoeficacia?
La autoeficacia es un concepto que introdujo Albert Bandura, un psicólogo
ucraniano-canadiense que nació en 1925. En 1986, elaboró la Teoría del
Aprendizaje Social, referente a la regulación de la motivación y la acción
humana, que implica tres tipos de expectativas: las expectativas de situación-
resultado, las expectativas de acción-resultado y la autoeficacia percibida.
Hoy os hablaré de la autoeficacia
La autoeficacia, o las creencias en tus habilidades para tratar con las diferentes
situaciones que se presentan, juega un rol importante no solamente en la
manera de sentirte respecto a un objetivo o tarea, sino que será determinante
para conseguir o no las metas en tu vida. El concepto de autoeficacia es un
aspecto central en la psicología, ya que enfatiza el rol del aprendizaje
observacional, la experiencia social, y el impacto en el desarrollo personal de
una persona.
En la teoría de Albert Bandura, se defiende que la autoeficacia es un
constructo principal para realizar una conducta, ya que la relación entre el
conocimiento y la acción estarán significativamente mediados por el
pensamiento de autoeficacia. Las creencias de autoeficacia, es decir, los
pensamientos que tiene una persona sobre su capacidad y autorregulación para
poner en marcha dicha conducta serán decisivas.
De esta manera, las personas estarán más motivadas si perciben que sus
acciones pueden ser eficaces, esto es si hay la convicción de que tienen
habilidades personales que les permitan regular sus acciones. Bandura
considera que influye a nivel cognitivo, afectivo y motivacional. Así, una alta
autoeficacia percibida se relaciona con pensamientos y aspiraciones positivas
acerca de realizar la conducta con éxito, menor estrés, ansiedad y percepción
de amenaza, junto con una adecuada planificación del curso de acción y
anticipación de buenos resultados.

El papel de la Autoeficacia
Todo el mundo puede identificar los objetivos que quieren lograr o los
aspectos de su vida que les gustaría cambiar. Sin embargo, no todos piensan
que llevar estos planes a la acción es algo fácil. Las investigaciones han
demostrado que la autoeficacia de cada individuo juega en un papel
importante a la hora de afrontar una meta, tarea o desafío.
Los individuos con una autoeficacia alta están muy interesadas en las tareas
en las que participan, ven los problemas como desafíos estimulantes,
experimentan un compromiso elevado hacía sus intereses y actividades, y se
recuperan rápido de sus fracasos. Por el contrario, los individuos con una
autoeficacia baja o débil: evitan tareas u objetivos desafiantes, piensan que las
metas difíciles están fuera de su alcance, e interpretan los fracasos como algo
personal.

Desarrollo de la Autoeficacia
Las creencias de autoeficacia se desarrollan en edades tempranas de la
infancia mientras se viven diferentes experiencias o situaciones. No obstante,
el desarrollo de la autoeficacia no termina en la infancia o la adolescencia,
sino que continúa su evolución a lo largo de la vida mientras la gente adquiere
nuevas habilidades, conocimiento, o vive nuevas experiencias.
Las creencias de autoeficacia se forman a partir de la información aportada
por un total de cuatro fuentes:
1. Los logros de ejecución
Las experiencias pasadas constituyen la fuente de información de autoeficacia
más importante, ya que se basan en la comprobación del dominio real.
Repetir el éxito en determinadas tareas aumenta las evaluaciones positivas de
autoeficacia mientras que los fracasos repetidos las disminuyen,
especialmente cuando los fracasos no pueden a circunstancias externas.

2. Experiencia vicaria u observación


El modelado es importante ya que al ver (o imaginar) a otras personas
ejecutar exitosamente ciertas actividades, una persona puede llegar a creer que
el mismo posee las capacidades suficientes para desempeñarse con igual éxito.
Esta fuente de autoeficacia adquiere particular relevancia en los casos en los
cuales los individuos no tienen un gran conocimiento de sus propias
capacidades o tienen poca experiencia en la tarea a realizar.

3. Persuasión verbal
La persuasión verbal es otra importante fuente de autoeficacia, especialmente
en aquellas personas que ya disponen de un nivel elevado de autoeficacia y
necesitan solamente de un poco más de confianza para realizar un esfuerzo
extra y lograr el éxito.

4. Estado fisiológico del individuo


Los múltiples indicadores de activación autonómica, así como los dolores y la
fatiga pueden ser interpretados por el individuo como signos de su propia
ineptitud. En general las personas tienden a interpretar los estados elevados de
ansiedad como signos de vulnerabilidad y como indicadores de un bajo
rendimiento. El humor o los estados emocionales también van a tener
impacto en cómo uno va a interpretar las experiencias.

Conclusión
En resumen, la autoeficacia es la apreciación de las capacidades que uno tiene
y se centra en las creencias de tener los recursos necesarios y la habilidad de
triunfar en un contexto determinado. Es un concepto importante para la
psicología y el desarrollo personal ya que refuerza la idea de que los seres
humanos pueden seleccionar o eliminar actividades futuras por medio de sus
propios mecanismos cognitivos, y brinda una visión no reduccionista del ser
humano y de la complejidad de influencias que afectan a su conducta.
Los individuos son vistos como proactivos y autorreguladores de su
conducta más que como reactivos y controlados por fuerzas ambientales o
biológicas.
PSICOLOGÍA

Autoconcepto: ¿qué es y cómo se


forma?
En psicología se trabaja con ideas y conceptos que, muchas veces, pueden
causar confusión.

El autoconcepto, por ejemplo, es uno de los constructos teóricos que más se


utilizan, pero eso no significa que todo el mundo entienda de qué hablamos
cuando utilizamos este término. Su significado no es tan intuitivo como el de
la palabra autoestima y, a su vez, no siempre es fácil comprender de qué se
trata si ignoramos algunas asunciones desde las que trabaja la psicología
actual.

Así pues... ¿qué es el autoconcepto exactamente?

Autoconcepto: una definición rápida


El autoconcepto es la imagen que hemos creado sobre nosotros mismos.
No una imagen solamente visual, desde luego; se trata más bien del conjunto
de ideas que creemos que nos definen, a nivel consciente e inconsciente. Esto
incluye una cantidad prácticamente infinita de conceptos que podrían estar
incluidos en esta "imagen" sobre nosotros mismos, ya que cada idea puede
albergar en su interior muchas otras, creando sistemas de categorías que están
unos dentro de otros.

Así pues, podría ser un componente de nuestro autoconcepto nuestra idea de


lo que es la timidez, pero también una idea aproximada sobre
nuestra inteligencia. Hay multitud de elementos que pueden ser parte
constitutiva de esta imagen de uno mismo, y el autoconcepto sirve para
englobarlas bajo una etiqueta.

En definitiva, el autoconcepto es el conjunto de características (estéticas,


físicas, afectivas, etc.) que sirven para definir la imagen del "yo".

Algunas claves para entender qué es el


autoconcepto
Estas son algunas explicaciones para matizar el significado del término
autoconcepto; algunas de sus características principales.

1. Es relativamente estable
Tiene sentido hablar de la existencia del autoconcepto justamente porque es
posible encontrar unas pautas y unas características definitorias de cada
persona que tienden a estar siempre ahí. Si el autoconcepto variara
totalmente a cada segundo, este no existiría.

Es por eso que muchos psicólogos dedican parte de sus esfuerzos a descubrir
aquello que define el autoconcepto de las personas. Esto puede servir para
tratar problemas en la psicología clínica, pero también, por ejemplo, para
establecer perfiles poblacionales o de consumidores.

2. El autoconcepto puede cambiar


Aunque tienda a mantenerse relativamente igual en el tiempo, el
autoconcepto no es ni mucho menos algo estático. Está variando
constantemente, al igual que varían constantemente nuestras experiencias y el
curso de nuestros pensamientos. Sin embargo, que el autoconcepto no se
mantenga siempre igual no significa que en él quepa cualquier idea sobre
nosotros mismos.
Está claro que algo que considerábamos totalmente ajeno a nuestra manera de
ser o de comportarnos puede, pasado un tiempo, entrar a formar parte del
conjunto de cosas que consideramos que nos definen. Sin embargo, esto no
cambia el hecho de que, en un primer momento esa idea o cualidad no
formaba parte de nuestro autoconcepto, y que sólo con el transcurso de los
días ha podido quedar englobado en este.

Encontramos numerosos ejemplos de esta variabilidad del autoconcepto en los


adolescentes. La adolescencia es una etapa en las que cambian de manera
abrupta las maneras de entender la realidad, de sentir y de relacionarnos con
los demás. Y estas "sacudidas" ocurren, por supuesto, también en la manera
en la que estos jóvenes se ven a sí mismos. Es muy normal comprobar
cómo los adolescentes reniegan totalmente de una estética y un sistema de
valores que, poco después, quedarán integrados en su autoconcepto.

3. El autoconcepto tiene límites difusos


El autoconcepto es un constructo teórico con el que trabajan los
psicólogos, no algo que pueda ser aislado en un laboratorio. Esto significa
que, allí donde queda plasmado el autoconcepto, también hay otros elementos:
un tinte emocional y valorativo de uno mismo, las influencias de ideas
asociadas entre sí, la influencia de la cultura en la manera de concebirse a uno
mismo, etc.

4. La distancia entre las ideas es relativa


Esto es algo que se deriva del punto anterior. Normalmente, las personas no
entendemos que todas aquellas ideas que quedan englobadas dentro de
nuestro autoconcepto nos definen por igual, del mismo modo en el que hay
ciertos elementos que quedan en el límite entre lo que nos define y lo que no.
Es por eso que todo aquello sobre lo que hablamos cuando hablamos de
autoconcepto es relativo. Siempre valoramos en qué medida estamos definidos
por algo comparándolo con otro elemento.

Por ejemplo, podemos no ser unos grandes fans de una marca de ropa
deportiva, pero cuando pensamos en otro tipo de vestimentas que percibimos
totalmente ajenas a nosotros (por poner un caso, un traje folclórico de unas
islas remotas), consideramos que esa marca está bastante cerca del conjunto
de ideas que pueblan nuestro autoconcepto.

5. Hay una diferencia entre autoconcepto y autoestima


Aunque ambas ideas se parezcan, el autoconcepto no es lo mismo que la
autoestima. El primero sirve sólo para describirnos a nosotros mismos,
mientras que la autoestima es el concepto que hace referencia a nuestra
manera de valorarnos. Es decir, que el autoconcepto sirve para referirnos a la
vertiente cognitiva de nuestra manera de vernos, mientras que la autoestima
tiene su razón de ser en el componente emocional y valorativo desde el que
nos juzgamos. Ambos constructos teóricos, sin embargo, hacen referencia a
algo subjetivo y privado.

Muchas veces, además, se utiliza el término "autoconcepto" ya dando por


sentado que en él quedan incluidos tanto el autoconcepto como la autoestima.
Sin embargo, para salir de dudas, es recomendable utilizar por separado
estos términos.

6. Está relacionado con la autoconsciencia


Existe un autoconcepto porque somos conscientes de que existimos como
entidad diferenciada del resto. Es por eso que, en el momento en el que
empezamos a percibir la presencia de cosas que nos son ajenas, ya está
naciendo una forma de autoconcepto, por muy rudimentario que sea. Es
una dialéctica en el que un concepto da pie a la existencia del otro.
7. Es sensible al ambiente
El término autoconcepto puede llevarnos al error de que este es un fenómeno
mental que aparece sin más en las personas, y cuya única relación con el
entorno es de dentro hacia fuera: afecta a cómo nos comportamos y actuamos
modificando el entorno, pero no se ve afectado desde fuera. Esto es un error.

El autoconcepto es un proceso dinámico, causado por una mezcla de


interacciones entre los genes y el ambiente. Por eso, no está aislado dentro de
las personas, sino que nuestras vivencias y nuestros hábitos lo hacen
evolucionar. Este es el motivo por el que el autoconcepto está muy vinculado
a nuestra vida social, y es a través del lenguaje, un fenómeno que surge de la
colectividad, que somos capaces de llegar a una idea del "Yo".

Otra perspectiva basada en la conducta


El término autoconcepto nos puede hacer pensar que este es una pieza más del
cerebro, un elelemnto que nos hace emitir cierto tipo de comportamientos y no
otros. Sin embargo, hay un paradigma de la psicología que niega este tipo de
definición del autoconcepto.

Para el conductismo, el autoconcepto no es un fenómeno interno de la menta


humana, sino un comportamiento, una manera de realizar ciertas acciones;
más concretamente, una manera de realizar valoraciones verbales acerca de
cómo solemos comportarnos en relación con lo que nos rodea.

Así pues, no hay que perder de vista que el autoconcepto siempre existe en
relación al mundo material en el que vivimos, y no de manera aislada en
nuestro cuerpo.
PSICOLOGÍA
10 beneficios de tener una buena
autoestima
Gozar de una autoestima bien establecida y ajustada a nuestras
capacidades tiene muchas ventajas.
por Andrés Carrillo

La autoestima es una característica indispensable para alcanzar nuestras metas


de manera eficiente, teniendo en cuenta que está relacionada con la confianza
en nosotros mismos.

Esta característica de personalidad comienza a establecerse desde la infancia,


siendo determinantes los factores del medio ambiente (crianza, amistades,
etc.).

En este artículo vamos a ver en qué consiste exactamente este constructo


psicológico, además revisaremos cuáles son los principales beneficios de
tener una buena autoestima.

 Artículo relacionado: "Cómo aumentar la confianza en ti mismo en 6


pasos"

¿Qué es la autoestima?
Para comprender los beneficios de tener una buena autoestima, primero
debemos familiarizarnos con su concepto. La autoestima es la valoración que
tenemos de nosotros mismos, basada en una percepción adecuada de
nuestras capacidades y de nuestra personalidad.

Contrariamente a lo que muchos puedan pensar, una persona con alta


autoestima no necesariamente debe ser una persona presumida. En muchas
ocasiones sucede que las personas con una buena valoración de sí mismas, son
las más discretas y reservadas.
La autoestima comienza a establecerse durante las etapas tempranas del
desarrollo, mediante la formación que los padres o cuidadores impartan en el
infante y su interacción con sus iguales. Es por ello que los estilos de crianza
son determinantes en este proceso, y no es recomendable ni ser demasiado
permisivo con los jóvenes, ni una autoridad absoluta sobre ellos.

Lo ideal es encontrar el equilibrio saludable para que ellos puedan sentirse


queridos y a la vez que son capaces de realizar ciertas tareas por ellos mismos.

 Quizás te interese: "¿Autoestima baja? Cuando te conviertes en tu peor


enemigo"

Ventajas y beneficios de tener buena autoestima


En las próximas líneas veremos un listado con los beneficios de tener buena
autoestima

1. Autoconfianza
Las personas con una buena autoestima son portadoras de confianza en ellas
mismas, lo cual resulta beneficioso básicamente para cualquier proyecto que
emprendan, además de ser un factor protector ante el estrés y los estados
depresivos.

2. Capacidad de perdonar
La autoestima bien establecida le permite al sujeto ser capaz de perdonar
adecuadamente, sin que queden resentimientos de por medio.

Esta capacidad no consiste únicamente en perdonar a los demás, sino


que también se aplica en el perdón a uno mismo.
3. Mejor desarrollo de las habilidades
Ser portador de una buena autoestima facilita un mejor desarrollo de las
habilidades personales, teniendo en cuenta que mientras mejor concepto
tengamos de nosotros mismos mayor tendencia habrá a aspirar a metas
estimulantes que potencien nuestras capacidades.

4. Adecuada preocupación por la salud


El cuidado de la salud es un tema que está bastante relacionado con la buena
autoestima.

Y es que las personas que se preocupan más por estar saludables son
aquellas que tienen una buena imagen de sí mismas y se valoran. Esto hace
que lleven estilos de vida saludables, y eviten los excesos.

5. Capacidad de afrontar y superar problemas


Otro de los beneficios de tener una buena autoestima consiste en usar estilos
de afrontamiento más efectivos. Por lo general, las personas con esta
característica psicológica afrontan los problemas de manera asertiva y
frontal, no tienen la necesidad de evadirlos porque confían en sus capacidades
y saben que tienen lo necesario para vencer al problema.

6. Mejor salud mental


La correlación que existe entre salud mental y autoestima es altamente
positiva, ya que las personas que poseen un mejor autoconcepto de sí
mismos tienen a evitar los conflictos y las situaciones tóxicas en su vida.

A mayor autoestima, mayor asertividad emocional, y por tanto menores


niveles de estrés y angustia.
7. Mejores propósitos de vida
Las metas y los propósitos de vida son cuestiones que están sujetas a la
percepción que tenemos de nosotros mismos. En este sentido, si un sujeto
tiene un mejor autoconcepto de él mismo, creerá que es capaz de conseguir
mejores cosas en la vida y hará lo posible porque así sea.

8. La capacidad de asumir las responsabilidades de la


mejor forma
Una buena autoestima nos ayuda a asumir y cumplir con nuestras
responsabilidades de una mejor manera, entendiendo que no solamente basta
con ser capaz de cumplir con nuestras obligaciones, sino que también es
importante el hacerlas bien.

9. Mejores relaciones interpersonales


Gozar de una buena autoestima significa tender a desarrollar buenas
relaciones con sus semejantes, teniendo en cuenta que quienes tienen un
autoconcepto adecuadamente ajustado se relacionan de manera adaptativa con
los otros, y además son sujetos selectivos que evitan relacionarse con
individuos conflictivos.

10. Seguridad al momento de tomar las decisiones


Cuando presentamos una buena autoestima, es habitual que tomemos las
decisiones de una forma más comprometida y segura.

Por supuesto, este hecho responde a una evaluación previa de la situación


relacionada con la confianza que tenemos a la hora de establecer planes,
de mirar más allá del presente.
Las personas con la autoestima bien establecida evalúan la factibilidad de sus
acciones antes de tomar las decisiones correspondientes, para evitar la posible
frustración de no haber logrado cumplir con los objetivos planteados en un
principio.

Referencias bibliográficas:

Autorregulación: ¿qué es y cómo


podemos potenciarla?
Explicamos en qué se basa y por qué nos ayuda dominar esta función
psicológica.
por Oscar Castillero Mimenza

Aunque en ocasiones no nos demos cuenta, en casi todo lo que hacemos


estamos gestionando lo que hacemos.

Sentimos rabia y la expresamos o no según la situación, valoramos si decirle o


no algo a alguien, escogemos una forma u otra de actuar para alcanzar una
meta, posponemos la obtención de una satisfacción inmediata para alcanzar
otra mayor posteriormente… Estamos hablando de autorregulación. En este
artículo vamos a hacer un breve análisis respecto a lo que supone este
concepto.

Artículo recomendado: "Los 8 tipos de emociones (clasificación y


descripción)"

El concepto de autorregulación
Podemos entender como autorregulación o autocontrol a la capacidad o al
conjunto de procesos que llevamos a cabo por tal de gestionarnos con éxito a
nosotros mismos. Esta capacidad permite que analicemos el entorno y
respondamos en consecuencia pudiendo cambiar nuestra actuación o
perspectiva en caso de necesitarlo. En definitiva, hace que podamos dirigir
nuestros pensamientos, emociones y conducta hacia la correcta
adaptación en el medio y el cumplimiento de nuestros deseos y expectativas
en base a las circunstancias contextuales.

La autorregulación no sólo se da a nivel conductual, sino que también la


aplicamos cuando gestionamos nuestros pensamientos, emociones y
capacidad para motivarnos (aspecto con el que se encuentra ampliamente
vinculada).

El conjunto de procesos llevados a cabo son en gran parte conscientes,


requiriendo la capacidad de automonitorizarse o pautar el propio
comportamiento, autoevaluarse o dar un juicio de valor a la propia actuación,
sentimientos o pensamientos, autodirigirse o enfocarse hacia una meta y
autorreforzarse o obtener gratificación interna ante la consecución de ella o la
realización de la conducta dirigida a ella. Sin estas capacidades no podríamos
dirigirnos de forma adaptativa.

¿Desde dónde nos autorregulamos?


Se trata de una habilidad que no es completamente innata sino que se va
desarrollando y fortaleciendo en base a nuestro aprendizaje y las
circunstancias y estímulos que forman parte de nuestras vidas. A nivel
biológico se corresponde en gran medida con el desarrollo del lóbulo frontal,
y especialmente el lóbulo prefrontal.

Una alteración o retraso en dicho desarrollo provocará una mayor


dificultad a la hora de regular la propia conducta. Pero también es
imprescindible la presencia de conexiones entre éste área y otras estructuras
tales como el sistema límbico, los ganglios basales o el cerebelo.
Principales elementos que influyen en la
autorregulación
El concepto de autorregulación incluye una categoría amplia de diferentes
habilidades entre las que puede incluirse la capacidad de inhibición
conductual, el monitoreo de la propia actividad, la flexibilidad mental, la
autoevaluación, la motivación o la fijación y seguimiento de planes, formando
parte de ella un amplio número de funciones ejecutivas.

También influyen en la capacidad de autorregulación la capacidad de


pensar sobre el propio pensamiento o metacognición, la percepción de
control sobre las situaciones, las expectativas y la percepción de la
autoeficacia. Se ve facilitada y depende en gran parte de las autoinstrucciones
que nos damos a nosotros mismos y permiten conducirnos. La anticipación de
recompensas o de evitación de castigos y las características de éstos también
participarán de dicha autorregulación

Trastornos y lesiones relacionados


La autorregulación nos permite gestionar nuestra propia actividad y hacerla
adaptativa, con lo que resulta imprescindible para nuestro correcto
funcionamiento en sociedad. El hecho de que no podamos regularnos
correctamente va a generar problemas tales como dificultades a la hora de
empezar o dejar de realizar determinada conducta, identificar factores como la
necesidad de cambiar de estrategias, enlentecimiento generalizado, menor
nivel de eficacia y productividad y dificultades para mantener fijo o bien
forzar el cambio de foco atencional.

Un ejemplo de trastorno o problema en el que se da una disminución de


la capacidad de autorregulación es el TDAH, en que el sujeto presenta
dificultades a la hora de fijar la atención o controlar su propia conducta. o los
trastornos del espectro autista (en que se presentan dificultades para gestionar
las emociones y afrontar cambios, además de las deficiencias sociales y
comunicativas). En otros trastornos mentales también se producen
alteraciones en la autorregulación, como por ejemplo en los trastornos del
control de los impulsos, en la ansiedad o en los trastornos afectivos. También
en la esquizofrenia.

Asimismo también se encuentran problemas de autorregulación en aquellos


sujetos que presentan lesiones en el lóbulo frontal, especialmente en lo que
respecta al prefrontal. En demencias, traumatismos craneoencefálicos,
tumores cerebrales o accidentes cerebrovasculares que afecten al prefrontal
y/o a sus conexiones.

Cómo aumentarla
En aquellos casos en que la capacidad de autorregulación es poco adaptativa o
no se ha desarrollado completamente puede ser de gran utilidad llevar a cabo
diferentes prácticas para incrementarla.

En este sentido el tipo de actividades, tratamientos y terapias a aplicar


dependerán de los motivos de la falta de autorregulación, sus consecuencias o
dónde se encuentre el principal déficit. Entrenar y facilitar el uso de la
metacognición y la reflexión, el aplazamiento de juicio y la generación de
alternativas o la educación emocional suele ser recomendable. También el
modelado y el uso de las autoinstrucciones es de gran utilidad. En algunos
casos puede ser necesaria presentación de ayudas ajustadas para
combatir limitaciones existentes.

Un ejemplo de terapia basada en ello es la terapia de autocontrol de Rehm,


utilizada típicamente en casos de depresión. Otros elementos terapéuticos a
emplear podrían incluir el entrenamiento en habilidades sociales y asertividad
o la solución de problemas, así como la terapia ocupacional.
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¿Qué es la autoeficacia?
Este artículo ha sido verificado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González el 31 octubre,
2018

Eva Maria Rodríguez · 31 octubre, 2018

1Compartidos

 El narcisismo maligno según Erich Fromm


 Pensamientos irracionales no equivalen a pensamientos positivos
 El pensamiento dicotómico y la personalidad autoritaria

¿Eres de los nunca se rinde hasta conseguir sus objetivos o desistes con la
primera dificultad o derrota? ¿Confías en que puedes alcanzar tus metas, o dudas
de tus propias capacidades para superar las dificultades? La diferencia entre la primera y
la segunda parte de estas preguntas es la autoeficacia.
La autoeficacia es la creencia en las propias capacidades para hacer frente
a diversas situaciones. De este modo, la autoeficacia puede desempeñar un
papel importante no sólo en cómo te sientes contigo mismo, sino en tu
actitud y posibilidades para alcanzar con éxito tus objetivos y metas en la
vida.
Adentrémonos en la Autoeficacia
Para el famoso psicólogo Albert Bandura, creador de la teoría cognitiva social, el
concepto de autoeficacia es fundamental. Bandura hace hincapié en el papel del
aprendizaje por observación, la experiencia social y el determinismo recíproco en el
desarrollo de la personalidad. Según Bandura, las actitudes de una persona, sus
capacidades y sus habilidades cognitivas le ayudan a comprender lo que se
conoce como el sistema del yo.
Este sistema juega un papel importante en la forma en que percibimos las
situaciones y cómo nos comportamos en respuesta a diferentes situaciones. La
autoeficacia es una parte esencial de este autosistema.
Según Bandura , la autoeficacia es la creencia en la propia capacidad de
organizar y ejecutar los cursos de acción necesarios para gestionar las
situaciones posibles. En otras palabras, la autoeficacia es la creencia de una
persona en su capacidad de tener éxito en una situación particular. Bandura
describe estas creencias como determinantes de la forma de pensar, de comportarse y de
sentir.
Desde que Bandura publicó en 1977, «Auto- Eficacia: cómo afrontamos los
cambios de la sociedad actual«, el tema se ha convertido en uno de los más
estudiados en psicología ya que, como el mismo autor y otros psicólogos e investigadores
han demostrado, la autoeficacia puede tener impacto en todo, desde los
estados psicológicos de la conducta a la motivación.
El papel de la autoeficacia
Una gran mayoría de personas pueden identificar las metas que les gustaría alcanzar, así
como aquellos aspectos que a mejorar. La actitud de cada uno de nosotros juega
un papel fundamental en el proceso de la autoeficacia.Muchos de nosotros no
desplegamos la actitud necesaria para conseguir un objetivo y por ello nos quedamos a
medio camino. Algunos directamente ni lo intentan anticipando el fracaso.
Bandura y otros han encontrado que la autoeficacia de un individuo desempeña
un papel importante en cómo se abordan los objetivos, las tareas y los
desafíos.
¿Cómo son las personas con un fuerte sentido de la autoeficacia?

Las personas con un fuerte sentido de autoeficacia ven problemas difícilescomo tareas a
ser superadas. Desarrollan un interés más profundo en las actividades en las
que participan, se recuperan rápidamente de los reveses y las decepciones y
tienen un mayor sentido del compromiso con sus intereses y actividades.
¿Cómo son las personas con un débil sentido de la autoeficacia?

Por el contrario, las personas con un débil sentido de autoeficacia evitan siempre que
pueden tareas desafiantes. Creen que las tareas y situaciones difíciles están más allá
de sus capacidades. P ierden rápidamente la confianza en sus capacidades
personales y se concentran en los fracasos personales y los resultados
negativos.
¿Cómo se desarrolla la autoeficacia?
Las creencias sobre la capacidad de autoeficacia se empiezan a formar en la primera
infancia, cuando los niños empiezan a lidiar con una amplia variedad de experiencias,
tareas y situaciones. Sin embargo, el crecimiento del sentido de la autoeficacia no
termina en la juventud, sino que sigue evolucionando a lo largo de la vida,
cuando la gente adquiere nuevas habilidades, experiencias y conocimientos.
Según Bandura, hay cuatro fuentes principales de autoeficacia:
#1 – Experiencias de maestría

«La forma más eficaz de desarrollar un fuerte sentido de la eficacia es a través


de experiencias de dominio», explicó Bandura. La realización de una tarea con éxito
fortalece nuestro sentido de autoeficacia. Sin embargo, el no tratar adecuadamente una
tarea o desafío, puede socavar y debilitar la autoeficacia.
Para ello es importante descomponer una meta en pequeñas submetas. Al hacerlo así
facilitaremos la consecución de la meta final. A medida que vayamos
consiguiendo los pequeños objetivos nos iremos reafirmando en nuestra
autoeficacia. No podemos adelgazar 20 kilos en dos días. Hay que ponerse metas
realistas. Dedicarnos el tiempo necesario y elaborar el mejor plan de acción.
#2 – Modelado social

Ser testigo de cómo otras personas completan con éxito una tarea es otra importante
fuente de autoeficacia. Según Bandura, ver a personas similares tener éxito en un
mismo esfuerzo ayuda a creer que uno mismo también posee las
capacidades para dominar actividades comparables para tener éxito.
#3 – La persuasión social

Bandura afirmó que las personas pueden ser persuadidas a creer que tienen las habilidades
y las capacidades necesarias para tener éxito. Conseguir estímulo verbal de los demás,
ayuda a las personas a superar la duda. De este modo, se centran en dar lo mejor de ellos
mismos para realizar la tarea en cuestión.

De la misma forma que los demás nos pueden animar en un momento dado, también
pueden desanimarnos. En muchas ocasiones no empezamos un reto porque el desaliento
de nuestro entorno. Por esto es fundamental saber darle la importancia exacta
a las palabras ajenas. Algunas personas suman, otras son neutras y otras restas. Es
importante juntarnos con personas que sumen o, al que menos, sean
neutras; pero que no resten. Y si restan la mejor actitud es tomar fuerzas y usarlo
como un reto personal.
#4 – Las respuestas psicológicas

Nuestras propias respuestas y reacciones emocionales ante situaciones también


desempeñan un papel importante en la autoeficacia. Los estados de ánimo, los
estados emocionales, las reacciones físicas y los altos niveles de
estrés pueden repercutir en cómo una persona se siente sobre sus
habilidades personales, en una situación particular.

Bandura señaló que lo importante no es la intensidad de las reacciones emocionales y


físicas, sino más bien cómo son percibidas e interpretadas. De este modo, aprender
cómo reducir al mínimo el estrés y cómo elevar el estado de ánimo ante tareas
difíciles o desafiantes, ayudará a mejorar el sentido de autoeficacia.

Eva Maria Rodríguez

Conductismo y Constructivismo en
Psicología: bases teóricas y
diferencias
Estas dos corrientes de la psicología estudian el aprendizaje desde
puntos de partida distintos.
por Oscar Castillero Mimenza
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El aprendizaje es el proceso mediante el cual el organismo incorpora nuevos


conocimientos o habilidades a su repertorio por medio de la experiencia. Es la
vía por la cual adquirimos, generalizamos, contextualizamos o variamos
nuestra conducta y nuestra manera de ver la realidad.

Han sido múltiples las teorías y corrientes de pensamiento que han tratado el
proceso de aprendizaje, surgiendo distintos paradigmas que se han ido
contraponiendo a lo largo de la historia. Dos de las más reconocidas han
sido y siguen siendo el conductismo y el constructivismo.

Conductismo: el aprendizaje como asociación


El conductismo es uno de los paradigmas de la psicología más conocidos y
que más se ha expandido a lo largo de la historia, habiendo tenido una notable
influencia en diversas dimensiones de la psicología como la clínica y la
educativa.
Nacido en un momento de la historia en que predominaban corrientes basadas
en supuestos teóricos no comprobables, el conductismo nació como un intento
de basar el conocimiento del comportamiento humano en criterios
empíricos contrastables experimentalmente.

Esta corriente explica el comportamiento a partir del aprendizaje de patrones


conductuales derivados de la asociación entre los diferentes estímulos
posibles, en que elementos que por sí mismos generan un daño o un bienestar
son vinculados con otros al estar en contacto en el espacio y el tiempo,
llegando a adquirir éstos últimos las características del primero y provocando
en el organismo las mismas reacciones. Posteriormente, el individuo puede
llegar a generalizar dichas asociaciones a estímulos y situaciones
semejantes.

El conductismo intenta pues trabajar a partir de variables totalmente objetivas,


con lo que su metodología se basa en la recogida de información de
experimentos en los que tanto los estímulos como la respuesta sean
directamente evidenciables como información fisiológica o incluso la
observación.

A lo largo de la historia de la Psicología son numerosos los autores que


trabajaron en este corriente o que le dieron origen, siendo algunos de los
principales Pavlov, Skinner o Watson.

El modelo conductista
El conductismo mantiene un punto de vista estrictamente mecanicista
y propone que la conducta se rige por leyes claras e invariables. Se
considera que el ambiente es el único responsable de la conducta humana o
animal, dejando al individuo como un ente totalmente pasivo que recibe la
información del medio y que aprende a actuar asociando estas informaciones
o estímulos con respuestas adaptativas.
La mente, aunque se reconoce que forma parte del proceso de aprendizaje, es
vista como un elemento inaccesible que no se puede llegar a conocer. Los
elementos principales a tener en cuenta son los estímulos, las respuestas, la
asociación entre ambos y los posibles refuerzos o castigos derivados de la
conducta finalmente realizada.

En el conductismo clásico se considera que en la adquisición de


conocimientos y conductas el sujeto va a ser un ente pasivo y reactivo,
captando la estimulación y vinculando ésta a lo apetitivo o aversivo para
terminar respondiendo en consecuencia a ello. El aprendizaje se adquiere a
través de la repetición de las asociaciones entre estímulos, con lo que el
enfoque en lo educativo se va a basar en el entrenamiento y memorización
repetitiva.

En lo referente al mundo de la educación, el maestro o educador tiene un


papel de gran importancia, al ser quien proporciona la información a
través del uso de refuerzos o evitación de castigos. Se considera que un
aprendizaje está establecido cuando las respuestas dadas por el individuo son
las consideradas correctas a la estimulación dada por el entorno, habiéndose
habituado a darla ante los estímulos apropiados.

Constructivismo: aprender como creación de


significado
A pesar de que muchas de que el conductismo se basa en datos empíricos, la
mera asociación no basta para explicar cómo se produce el aprendizaje y otros
fenómenos como la importancia de las creencias, motivaciones y emociones
en la adquisición de conocimientos, siendo los procesos mentales de los
individuos obviados. Esto cambiaría con la llegada del cognitivismo, que se
centraría en analizar el procesamiento de la información, y con el tiempo del
constructivismo como una manera diferente de entender el aprendizaje.
El constructivismo observa el aprendizaje como un proceso de adquisición y
consolidación de información basado en los procesos mentales del
aprendiz. El sujeto es un elemento activo en este proceso, anexionando
información o modificando sus esquemas mentales en base a las experiencias
que viva, intentando dar al mundo que le rodea un significado. Tal y como
puede entreverse en su nombre, para esta corriente teórica el aprendizaje se
logra ante la construcción y reconstrucción de estructuras cuyos cimientos son
los conocimientos previos, y cuyo elemento de unión con los nuevos
conocimientos es la capacidad de dotarles de un sentido dentro del sistema.

Así, si se aprende no es simplemente porque se adquiera una información


externa, sino porque a partir de examinar las características de lo nuevo se va
a extraer un significado propio de dicha información. Posteriormente lo
aprendido, qué será lo que se ha comprendido y a lo que se le ha podido dotar
de significado, podrá ser generalizado si se

Además a la hora aprender no existen leyes únicas, sino que se han de tener en
cuenta aspectos como las capacidades, el nivel de atención y el deseo de
aprender de la persona o ente que aprende, así como que el material a
aprender debe ser adaptativo y útil para el sujeto en cuestión.

El papel del contexto en el constructivismo


Para esta corriente el ambiente y los estímulos son en efecto importantes, pero
se considera que lo primordial es la interacción entre las variables externas e
internas de la persona. En situaciones de aprendizaje se tiene en cuenta lo
que se viene a conocer como triángulo interactivo, que se refiere a la
interacción mantenida entre las características del aprendiz, el material a
aprender y la persona o cosa que transmite la información. Estos tres
elementos se van a afectar mutuamente y van a permitir o no la adquisición
del material de un modo significativo por parte del que aprende.
El papel del instructor no es directivo, sino que debe facilitar una guía para
que el aprendiz sea capaz de extraer sus propias conclusiones de la realidad.
Dicha guía ejercida contribuye a que el aprendizaje genere un significado
compartido y adaptativo para con el medio. Se deben facilitar las ayudas
pertinentes y ajustadas a cada caso de manera que quien adquiere
conocimiento pueda empezar a hacerlo y según empieza a dominar el material
estas se han de ir retirando (en un proceso denominado andamiaje). De este
modo el individuo puede alcanzar su máximo potencial posible, yendo más
allá de lo que puede aprender por sí mismo gracias a la dotación de ayudas
externas.

En la actualidad el constructivismo es la corriente teórica predominante en lo


que a práctica pedagógica se refiere, teniendo como base autores
como Piaget y especialmente Vygotsky.

Principales diferencias
Como se ha podido ver anteriormente, existen múltiples aspectos en que
ambas teorías difieren. Algunos de los más remarcables son los siguientes.

1. Rol activo o pasivo


Una de las diferencias principales es que mientras que el conductismo ve al
individuo como un ente pasivo a la hora de adquirir conocimientos, el
constructivismo considera que de hecho lo primordial a la hora de
aprender es la actividad del sujeto.

2. La importancia de la interacción
Relacionado con lo anterior, mientras que para el conductismo lo más
relevante para el aprendizaje es el entorno o ambiente como conjunto de
estímulos a los que el sujeto tiene acceso para el constructivismo todos los
componentes del proceso y no solo lo aprendible son necesarios, siendo la
interacción entre persona y ambiente lo que produce el aprendizaje.

3. Diferentes metodologías
Para el conductismo el objetivo de aprender es producir una modificación
observable de la conducta, mientras que el constructivismo considera que el
logro a acometer es crear nuevos significados sean éstos observables
directamente o no.

4. El papel del educador


También divergen en que mientras que para el constructivismo el papel del
educador o transmisor de información es el de guía y soporte para el
conductismo el rol debe ser jerárquico y directivo.

5. Diferencias a la hora de enseñar


El método para aprender también va a ser diferente: para el conductismo lo
ideal es la repetición continuada de la asociación entre estímulos, produciendo
un aprendizaje más memorístico, mientras que el constructivismo se basa en
crear significados a partir de la unión entre lo viejo y lo nuevo haciendo el
aprendizaje significativo para quien lo realiza.

Puntos en común entre ambas perspectivas


Aunque conductismo y constructivismo tienen muchos elementos que las
diferencian entre sí, comparten algunos aspectos en común.

En ambas corrientes de pensamiento se ve la conducta como producto del


aprendizaje realizado a lo largo de la vida, centrando su metodología en
prácticas que contribuyen a la adquisición y mejora de las capacidades
adaptativas de los individuos.

Asimismo, debido a la importancia que tiene tanto para conductismo como


cognitivismo el aprendizaje, ambos paradigmas se han aplicado a nivel
práctico en el mundo de la educación y el entrenamiento de habilidades y
conocimientos.

Por último, en los dos casos se trabaja a partir de datos y constructos basados
en datos empíricos apoyados por la experiencia.

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