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COMENTADO
LIBRO DE SUCESIONES
CAPíTULO PRIMERO
INDIVISiÓN
COPROPIEDAD DE HEREDEROS
ARTICULO 844
CAPíTULO SEGUNDO
PARTICiÓN
PARTICiÓN TESTAMENTARIA
ARTICULO 852
ADJUDICACiÓN EN ESPECIE
ARTICULO 859
VENTA DE BIENES
ARTICULO 860
PRORRATEO DE EXCESOS
ARTíCULO 862
PARTICiÓN DE CRÉDITOS
ARTICULO 863
PARTICiÓN INCOMPLETA
ARTICULO 864
DEBER DE SANEAMIENTO
ARTICULO 866
EXCLUSIÓN DE SANEAMIENTO
ARTICULO 867
SANEAMIENTO DE CRÉDITOS
ARTICULO 868
CAPíTULO SEGUNDO
DEUDAS
LIBRO REALES
Subcapítulo III
Partición
DEFINICiÓN DE PARTICiÓN
ARTICULO 983
OBLIGATORIEDAD DE LA PARTICiÓN
ARTICULO 984
PARTICiÓN CONVENCIONAL
ARTICULO 986
LESiÓN EN LA PARTICiÓN
ARTICULO 990
Subcapítulo IV
Extinción de la copropiedad
CAUSAS DE EXTINCiÓN
ARTICULO 992
Subcapítulo V
Pacto de indivisión
PACTO DE INDIVISiÓN
ARTICULO 993
LIBRO I - DERECHO DE LAS PERSONAS
El numeral 125 establece que los aportes y las cuotas de los asociados y los bienes
que adquiere la asociación no inscrita constituyen lo que se ha dado en denominar
"fondo común". El fondo común se imputa a la asociación en cuanto organización
de personas, a ella pertenece pese a no haberse constituido el centro unitario ideal
que caracteriza formalmente a la persona jurídica. Esta es la consecuencia de haber
sido regulada como sujeto de derecho. El fondo común de la asociación, integrado
por los aportes y las cuotas de los asociados así como por los bienes que adquiera,
no puede ser materia de partición y división. Se le considera indivisible en tanto
"fondo común" atribuible al sujeto de derecho denominado asociación no inscrita.
Así mismo, el numeral 125 prescribe que los asociados, durante la vigencia de la
asociación, no tienen derecho al reembolso de sus aportes en tanto ellos han sido
atribuidos a un diverso sujeto de derecho.
El que el artículo indique que no puede haber partición y división del fondo común
durante la vigencia de la asociación, 110 significa que una vez que ésta disuelva y
liquide dicho fondo común pueda ser entregado a las personas designadas por los
miembros de la asociación. En este caso es de aplicación lo dispuesto en el artículo
98 que expresamente excluye a los asociados de beneficiarse con el haber neto
resultante una vez practicada, la liquidación de la asociación. Distribuir entre los
asociados, en tal eventualidad, dicho remanente equivale a desnaturalizar la
finalidad no lucrativa inherente a la naturaleza misma de la asociación, aparte de
que constituiría una medida inequitativa ya que se estaría favoreciendo
exclusivamente a los últimos asociados con prescindencia de todos aquellos
fallecidos, renunciantes o excluidos de la asociación. Cabe indicar, no obstante lo
expresado, que un sector de la doctrina sostiene tesis diferente.
Los asociados, una vez disuelta y liquidada la asociación, deben acordar sobre el
destino final del fondo común. En este caso, como es evidente, se procede a la
partición y división del mismo si es que son varios sus destinatarios. De no adoptar
los asociados ninguna decisión se está a lo previsto en el artículo 98 que determina
que el haber neto resultante se aplica a fines análogos en interés de la comunidad,
dándose preferencia a la provincia donde tuvo su sede la asociación. Esta medida
es adoptada por la Sala Civil de la Corte Superior respectiva.
Si la asociación no pudiera seguir funcionando es de aplicación lo dispuesto en el
artículo 97.
El presente numeral se encuentra en estrecha concordancia con el artículo 126, en
tanto este último determina que el fondo común responde de las obligaciones
contraídas por los representantes de la asociación no inscrita.
LIBRO DE SUCESIONES
CAPíTULO PRIMERO
INDIVISiÓN
COPROPIEDAD DE HEREDEROS
ARTICULO 844
CONCORDANCIAS:
Comentario
En esta misma línea de pensamiento, Fornieles señala que cuando los bienes
que componen la masa pertenecen a varios herederos, todos quedan
propietarios en común de ella, lo que genera una comunidad hereditaria o
estado de indivisión (FORNIELES, pp. 276-278).
Se advierte una gran anarquía entre los autores que definen indistintamente a
los herederos como copropietarios o condóminos, situación que se ha
trasladado a nuestro Código y que se revela, entre otros casos, en el artículo
que comentamos.
No obstante, algunos autores, como señala Somarriva Undurraga, se han
preocupado por dar mayor fijeza a estos términos. Citando a Donderis señala
que "copropiedad e indivisión designan la misma situación jurídica, pero la
expresión copropiedad tiene una significación más restringida que la de
indivisión. La indivisión es el género y la copropiedad es una especie de la
indivisión. La propiedad se aplica únicamente a las cosas materiales,
susceptibles de propiedad. Por el contrario, la indivisión puede tener por efecto
toda especie de bienes, de cosas incorporales, como también cosas materiales
(...)" (SOMARRIVA UNDURRAGA, p. 5).
En tal sentido, lo que existe en una sucesión con varios sucesores, antes de su
partición, es comunidad patrimonial, no copropiedad. Al respecto Lohmann
distingue entre comunidad hereditaria y comunidad patrimonial, señalando que
la primera se encuentra exclusivamente integrada por los herederos que
efectivamente acepten la herencia, mientras que la segunda coexiste con la
comunidad hereditaria y comprende a herederos y legatarios, siempre que
haya concurrencia de derechos o titularidad compartida de los mismos sujetos,
sobre el mismo complejo sucesorio (LOHMANN LUCA DE TENA, pp. 139-140).
Analizado el tema hasta este punto, queda aclarado que los coherederos son
comuneros y no copropietarios, por lo que el término utilizado en la norma bajo
comentario no resulta acertado. No obstante, es así como ha sido denominada
esta situación de indivisión existente entre los coherederos, por lo que para
estos efectos se deberá considerar el término copropietario como referido al de
co unero en la herencia.
Entrando al fondo de la norma bajo análisis, se advierte que ésta se refiere solo
a herederos, entendiendo por tales a los que efectivamente sucedan al
causante por causa de muerte y con vocación universal. Se trataría pues de
una norma limitada a la comunidad hereditaria y no a la comunidad patrimonial.
La norma señala que cada heredero es copropietario (entiéndase comunero)
de los bienes de la herencia, en proporción a la cuota que tenga derecho a
heredar. Esta afirmación que podría resultar ser evidente en realidad no es tan
cierta, puesto que los herederos tienen derecho a una cuota parte de la
herencia, entendida como patrimonio dejado por el causante, pero no
necesariamente sobre todos y cada uno de los bienes que la componen.
Sin caer en los errores a los que llevó la Teoría del Patrimonio, preconizada por
Aubry y Rau, se debe distinguir el derecho a la herencia, de los derechos que
puedan estar contenidos en la masa hereditaria. Como explica Valencia Zea,
desde muchos puntos de vista la masa herencial objeto de la comunidad
hereditaria puede considerarse como un patrimonio autónomo frente a los
patrimonios particulares de los coherederos. Sin embargo, en el derecho
moderno esta regla no constituye otra cosa sino una ficción reñida con la
realidad. La comunidad herencial es un estado de derecho que produce
importantes efectos jurídicos que es imposible destruir retroactivamente, por lo
que considera la comunidad hereditaria como una masa autónoma, como un
patrimonio separado del patrimonio particular de cada uno de los coherederos.
En este punto, el Código Civil alemán configura la masa herencial como una
comunidad en mano común (Gesamthandergemeinschaft), "en el sentido de
que ningún heredero puede disponer de su participación en los objetos
singulares", pero sí de su porción hereditaria en su totalidad (VALENCIA ZEA,
pp. 398-401).
Valencia lea explica este punto señalando que el derecho herencial del
heredero se ejerce sobre todo el patrimonio herencia!. Si existe un solo
heredero, solamente existirá un derecho herencial; si existen var:os, cada
coheredero será titular de una cuota del patrimonio total: la mitad, un tercio, etc.
Indica el autor que lo interesante es que el derecho se tiene sobre el patrimonio
como un todo, yen ningún caso sobre los efectos singulares de la herencia,
puesto que la comunidad hereditaria no es una suma de comunidades
singulares (VALENCIA LEA, pp. 404407).
En la nota al artículo 3451 del Código Civil argentino, Vélez Sársfield señala
que "la comunidad es un estado puramente pasivo, en que los copropietarios
en la herencia no están unidos sino por la cosa misma y no por su voluntad".
"La co unión en las cosas dice esta misma nota, es una situación accidental y
pasara que la ley en manera alguna fomenta" (FORNIELES, pp. 276-278).
Aparte de so, lo considera antieconómico y lleno de inconvenientes. Al respecto
se advierte e al margen de la voluntad del legislador, la práctica demuestra que
la comunida hereditaria es una realidad que en la mayoría de los casos suele
prolongarse durante tiempo considerable hasta la partición.
PARTICiÓN JUDICIAL ANTES DEL PLAZO
ARTICULO 850
CONCORDANCIA:
Comentario
Este artículo nuevamente transcribe un párrafo del artículo 993 del Código
Civil, en el cual se señala, refiriéndose al pacto de indivisión, que "si median
circunstancias graves el juez puede ordenar la partición, antes del
vencimiento". En tal sentido consideramos que siendo de aplicación supletoria
las normas relativas a la copropiedad, esta norma no resultaba necesaria.
PARTICiÓN TESTAMENTARIA
ARTICULO 852
No hay lugar a partición cuando el testador la ha dejado hecha en el
testamento, pudiendo pedirse, en este caso, solo la reducción en la parte que
excede lo permitido por la ley.
CONCORDANCIA:
Comentario
Una cuestión final: ¿pueden pactar por unanimidad los copartícipes una
partición distinta de la dispuesta por el testador? La sentencia de la Corte
Suprema del10 de agosto de 1955 (Exp. 1129-54), en discordia, declaró por
mayoría que sí, mientras que la minoría de votos consideró que la demanda de
división y partición era inadmisible. En realidad la respuesta depende de cómo
se enfoquen las cuestiones de hecho y derecho, que el texto de la ejecutoria no
explicita. De todos modos, a mi juicio, hecha la asignación testamentaria
agotando todos los bienes, ya no hay más particiones sucesorias que hacer
porque no surge comunidad.
(*) Texto según modificatoria introduCida por el Código Procesal Civil (D.Leg.
768), cuyo Texto Único Ordenado fue autorizado por R.M. 01 0-93-JUS de 23-
04-93.
CONCORDANCIA:
Comentario
La versión original del artículo 853 establecía: "cuando todos los herederos son
capaces y están de acuerdo en la partición, pueden hacerla por escritura
pública o ante el juez, por acta que se protocolizará".
CONCORDANCIAS:
Comentario
1. Plan de exposición
2. Antecedentes
El texto original (artículo 194 del Anteproyecto y artículo 900 del proy cto de la
Comisión Reformadora) de este artículo era el siguiente: "Si el causante o hizo
la partición en su testamento, ni la hicieron los herederos por acuerdo ent ellos,
y no existe un régimen legal de indivisión, cualquiera de los herederos o lo
acreedores de la sucesión o de cualquiera de ellos puede pedir la partición
judicia e la herencia"(LANATTA, p. 138). Si se compara este texto con el del
artículo 854, se advertirá fácilmente que de los tres supuestos en los cuales,
según el texto original, procedía la partición judicial, la Comisión Revisora
suprimió a los dos primeros, a saber: 1) Si el causante no hizo la partición en
su testamento; y, 2) ni la hicieron los herederos por acuerdo entre ellos.
3. Régimen de indivisión
El texto original del artículo 854, tal como ya se ha visto en los antecedentes,
establecía que la procedencia de la pretensión judicial de partición requería que
el causante o sus herederos no hubieran dispuesto la partición y que, además,
no existiera un "régimen legal de indivisión". La Comisión Revisora también
acertó al eliminar el adjetivo legal y referirse únicamente a la inexistencia de un
"régimen de indivisión", así en términos más generales, con lo cual el supuesto
se amplía hasta comprender a todos los casos donde exista un régimen de
indivisión, independientemente de que el origen de dicho régimen sea
estrictamente legal o se sustente en un acuerdo de los sucesores.
Cabe precisar finalmente en este punto que el plazo del pacto de indivisión no
es absoluto, pues de conformidad con lo dispuesto por el artículo 8 ,si se
presentan circunstancias graves que lo justifiquen, el juez puede arde r, a
petición de cualquiera de los herederos, la partición total o parcial de los bienes
hereditarios antes del vencimiento del plazo de indivisión. Consideramos que lo
mismo puede suceder con la indivisión dispuesta por la voluntad del testadoro
- El artículo 125 del C.C. establece expresamente que mientras esté vigente la
asociación no inscrita, el fondo común, integrado por los aportes y las cuotas
de los asociados, así como por los bienes que adquiera la asociación no
inscrita, no puede ser objeto de división y partición.
De acuerdo con lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 852, no cabe en
ningún supuesto la partición en tanto permanezca vigente el procedimiento
concursal al que se encuentra sometida la sucesión indivisa. Tal previsión
concuerda con el principio de universalidad regulado en el artículo IV del Título
Preliminar de la Ley General del Sistema Concursal (los procedimientos
concursales producen sus efectos sobre la totalidad del patrimonio del deudor)
y con la norma contenida en el numeral 14.4 del artículo 14 de la misma ley (en
las sucesiones indivisas formarán parte de la masa concursallos bienes materia
de la herencia).
JURISPRUDENCIA
"En el juicio de división y partición deben intervenir todos los herederos del
causante, no solo para que se les reconozca la proporción en que deben
participar, sino para intervenir en la partición de los bienes y absolver la
reconvención que se plantee sobre exclusión de determinado bien"
(Exp. N° 698-95-Cajamarca, Diálogo con la Jurisprudencia W 6, p. 245).
"En el juicio de partición se debe citar a todos los interesados con derecho en
los bienes materia de la partición, porque de otro modo la sentencia solo surte
efecto respecto de aquéllos que siguieron el juicio"
(Exp. N° 396-91-Loreto, Zárate del Pino, Juan. Curso de Derecho de
Sucesiones, p. 380).
PARTICiÓN JUDICIAL OBLIGATORIA
ARTICULO 855
CONCORDANCIAS:
Comentario
CONCORDANCIAS:
C. art. 2 inc. 1)
C.C. arts. 1, 2, 472, 598, 617
C.N.A. art. 92
Comentario
1. Antecedentes
Nuestro Código Civil presta una especial atención en cuanto se refiere a los
derechos patrimoniales del concebido. Ello lo podemos apreciar del texto de los
artículos 1, 2, 598, 617 Y 805 inciso 1, situación que ha sido heredada del
Derecho Romano y más recientemente del Derecho Civil francés y español
(conforme lo señala BERCOVITZ).
2. El concebido como IIsujeto de derecholl
3. La partición
Para que no quepa duda de que con la muerte del heredero se extinguen sus
derechos patrimoniales, incluyendo los sucesorales, en el proyecto de reforma
del artículo 1 del Código, que data de 1997, se aprobó por la Comisión
respectiva que, producido el evento de la muerte, los bienes los readquiere el
titular original o, en su caso, sus sucesores. De conformidad con esta redacción
aclaratoria del texto del mencionado artículo 1, no existe duda que, producida
la muerte del concebido antes o durante el parto, los bienes que había
adquirido a título de heredero retornan a la masa hereditaria acrecentándose,
de este modo, las cuotas correspondientes a los coherederos. Esta aclaración
hubiera sido innecesaria si se hubiese comprendido por todos -y no solo por
algunos intérpretes- que, siendo el concebido un "sujeto de derecho", la
condición a que se alude en el artículo 1 del Código no tiene un carácter
suspensivo sino, más bien, es resolutoria. Es decir, en otros términos, que la
calidad de heredero, que es inherente al concebido por ser "sujeto de derecho",
solo se extingue con su muerte y, en esta situación, no se abre ninguna
declaratoria de herederos sino que los bienes adquiridos retornan a la masa
hereditaria tal como se ha señalado anteriormente.
Una redacción más clara del artículo bajo comentario podría haber sido, en
nuestro concepto, la siguiente: En aquellos casos en que uno de los herederos
sea concebido, la partición será suspendida hasta su nacimiento. Véase que
con esta propuesta no es necesario referimos a la calidad de los derechos pues
de por sí la partición está referida solo a aquellos derechos cuya calidad es la
patrimonial. Partiendo de un análisis objetivo llegamos a la conclusión de que lo
que se suspende es el acto jurídico de la partición, de manera que esta no se
va a realizar hasta que se produzca el nacimiento con vida. Reiteramos, por lo
expuesto, que no debe entenderse por ninguna razón que el artículo bajo
comentario implica una limitación á la calidad de "sujeto de derecho" que posee
el concebido ni que la suspensión de la partición está referida a sus "derechos".
Cabe reiterar una vez más a este respecto que Fernández Sessarego expresa,
con claridad y precisión, que existe un conjunto de derechos del concebido que
están sometidos a una condición resolutoria y que en esta última situación se
encuentran los derechos sucesorios y la donación, o sea los derechos de orden
patrimonial. Es decir, si el concebido no nace vivo se resuelven tales derechos
patrimoniales.
La premisa de trabajo es que el concebido tiene, posee o goza de derechos
patrimoniales en forma actual desde que es "sujeto de derecho". Este goce de
derechos, en tanto ser humano, se encuentra bajo condición resolutoria. Es
decir, si muere durante el proceso de la gestación o en el instante de nacer,
como es lógico, deja de ser sujeto de derecho y pierde, por consiguiente, los
derechos que poseía o gozaba. Lo que ocurre con el artículo 856 es que, sin
dejar de ser propietario, de gozar de este derecho, lo que no puede es
ejercerlos pues no es seguro si nacerá con vida. Sería inútil, por ello, anticipar
una partición y división.
Consideramos que se es o no se es "sujeto de derecho". No hay término
medio. Lo que se puede restringir o limitar es el ejercicio de su derecho (de
propiedad) al efecto de que el concebido no pueda, por medio de sus
representantes, ejercer la facultad de partir y dividir una comunidad de bienes.
Es el mismo caso del extranjero que, sin dejar de tener la capacidad de goce
de ser propietario de conformidad con lo dispuesto en el segundo acápite del
artículo 71 de la onstitución, no puede ejercer este derecho dentro de los 50
kilómetros de la frontera. Lo que se suspende, hay que remarcarlo una vez
más, no es el dere ho sino su ejercicio. No se debe confundir el goce con el
ejercicio de un derecho. El artículo 3 del Código Civil, como se ha señalado,
está en un error al pretender que la capacidad de goce se puede restringir o
limitar.
De acuerdo con un análisis de la situación antes referida tenemos que en ella
se presenta un típico caso en el que existe vocación (llamamiento) sin delación
(ofrecimiento), pues se está a la espera de que se produzca el nacimiento del
heredero concebido para proceder a la partición de los bienes (a más detalle,
LOHMANN), pero nada impide que pueda ir gozando de la misma pues ya que
le corresponde, es de él, en copropiedad con sus coherederos. Sus derechos
están resueltos desde el momento de la concepción, pero se espera el
nacimiento como hecho biológico para proceder a dar a cada cual lo que le
corresponde por derecho y legitimidad. Es por ello que como efecto práctico del
derecho ya adquirido, la división de la herencia queda suspendida
provisionalmente entre tanto se produzca el nacimiento del concebido llamado
a la sucesión (VILLAFUERTE).
El Código Civil español trata otras situaciones, aparte del nacimiento del
concebido, en los que se puede realizar la división, como es el caso del aborto
y la verificación de que la viuda no está gestando. Así, el artículo 966 de dicho
Código establece que: "La división de la herencia se suspenderá hasta que se
verifique el parto o el aborto, o resulte por el transcurso del tiempo que la viuda
no estaba encinta". Por su parte, el artículo 715 del Código Civil italiano permite
expresamente que el juez, previa cautela de los derechos del concebido,
autorice la partición, caso en que la misma estará sujeta a condición resolutoria
en razón de la existencia de algún nuevo heredero (DE CESARE). De otro
lado, cabe señalar que el artículo 966 del Código español indica que "oo. el
administrador podrá pagar a los acreedores, previo mandato judicial".
7. Casos especiales
c) El que se pueda cumplir con las obligaciones del de cuyus previa decisión
judicial y en resguardo de los intereses de los herederos (artículo 966 del
Código Civil español).
d) La situación del concepturus (aquel que habrá de ser concebido) debería ser
tratada en este artículo, tal como lo hace el Código Civil italiano, en el sentido
de que si se trata de un concepturus se podrán entregar a los coherederos los
bienes materia de la herencia por disposición judicial y siempre que se cautelen
los intereses del concepturus (artículo 715 del Código Civil italiano). O como
refiere el Code Francés que el hijo todavía no concebido en el momento de la
donación-partición dispondrá de una acción semejante para satisfacer o
completar su legítima (artículo 1077-2).
e) Los embriones crioconservados, que por ser concebidos y por tanto sujeto
de derecho, tienen vocación hereditaria, por lo que debe aplicárseles tam én la
limitación legal de la partición de sus derechos patrimoniales. Claro ue la
situación aquí sería más complicada (el caso normal del plazo para la partición
del concebido in utero es determinada, máximo será de 300 días), pues en la
hipótesis del concebido ex utero la espera sería un plazo indeterminado,
situación que sí perjudicaría los intereses de los demás herederos. Frente a
ello se debe establecer un tiempo para su implantación, o mejor dicho para la
transferencia del embrión al útero de la madre a efectos de que su gestación
implique el momento del cómputo del plazo de la suspensión de la partición de
sus derechos patrimoniales.
SUSPENSiÓN DE LA PARTICiÓN POR ACUERDO
CONVENCIONAL O DECISiÓN JUDICIAL
ARTICULO 857
CONCORDANCIA:
Comentario
El precepto del artículo 857 regula diversas cuestiones que han de tratarse
separadamente: la pos posición o suspensión de la partición; los alcances, a
saber, si la partición es total o parcial; la fuente de la decisión, o sea,
convencional o judicial; el plazo, y las razones justificantes.
Salvo mejor parecer, creo que este numeral 857 considera ambas
posibilidades, a saber: tanto que pueda diferirse la partición, o sea, que no se
empiece, como que pueda ser suspendida la ejecución de la ya decidida, si en
el curso de la misma sobreviene alguno de los supuestos que el artículo
contempla.
.
GARANTíAS ENTRE LOS PARTíCIPES
ARTICULO 858
Si hay desacuerdo entre los herederos sobre los derechos de alguno de ellos,
sobre la obligación de colacionar o acerca del valor de los bienes
colacionables, se hará la partición prestando garantía para los resultados del
juicio que se promoviere.
CONCORDANCIA:
C.C. art.833
Comentario
Más tan sana y loable finalidad queda enturbiada cuando se hurga en los
entresijos de la norma. Conviene, por lo tanto, considerarla con sosiego.
El texto alude a desacuerdos entre los herederos. Pero, bien mirado el asunto,
la regla también tiene aplicación lógica a otros sujetos, porque puede ocurrir
que la disputa no sea entre todos los herederos, sino solamente entre algunos
de ellos o que surja entre herederos y legatarios de cuota o que discrepen
entre sí t9dos los legatarios de cuota o solamente algunos de ellos. En
resumen, p es, me parece gue la disposición hubiera quedado mejor si,
simplemente, se h biera referido a los copartícipes de la indivisión con
derechos a la partición, de anera que quedaran cubiertas todas las
posibilidades.
Pero puede ocurrir que el mandamiento legal del artículo 858 sea desoído,
acaso por injustificada persistencia obstructiva, acaso por considerarse
insatisfactorias las garantías que se ofrezcan, acaso por la imposibilidad de
otorgarlas u obtenerlas. En tal caso, desgraciadamente, no quedará más
remedio que la demanda judicial de partición, a fin de conseguir que por esta
vía se cumpla la buena intención normativa, que convencionalmente no pudo
lograrse.
Tema de alguna manera conflictivo es el del plazo. ¿Cuánto tiempo hay para
promover el juicio? Dicho de otro modo, ¿prescribe o caduca el derecho para
iniciar el proceso que ponga fin a la disputa y defina los derechos que
provisionalmente fueron acordados en la partición? Una primera reacción
llevaría a responder que no prescribe ni caduca, por aplicación de la regla del
artículo 985 del Código (la acción de partición es imprescriptible), trasladada a
los coherederos o copartícipes del caudal sucesorio indiviso (vid. BAUDRY-
LACANTINERIE et WAHL citados por FASSI, p. 14)
CONCORDANCIA:
Comentario
CONCORDANCIA:
Comentario
La regla del artículo 860 debió estar situada después de la contenida en el 861,
porque lo lógico es que solamente se recurra a la venta de activos cuando la
naturaleza, calidad, especie, etc. de los mismos no permita una conveniente
("cómoda", dice el precepto) partición material. Es decir, que lo usual y
corriente es que los copartícipes agoten primero todos los esfuerzos que
conduzcan a distribuirse la masa indivisa tal como ella es y está, porque no
tiene sentido convertirla en líquida si se la pueden repartir de otra manera que
les convenga más.
La venta supone, como se infiere de la siguiente frase del mismo artículo, que
se haga por el precio y de la manera en que la mayoría de los interesados
decida. Se trata, por lo tanto, de primera intención, de una venta convencional.
El problema se suscita cuando no hay tal acuerdo mayoritario, hipótesis que el
dispositivo no contempla. En tal caso habrá que recurrir a la venta judicial, a lo
que más adelante me refiero.
Antes de ello, quiero examinar la alusión del artículo al acuerdo. Hay en ello
varios temas: el primero, de dudosa conveniencia, es que la ley exija acuerdo,
aunque sea mayoritario y que no consienta que la venta tenga que hacerse si
lo pide cualquier partícipe (para con ello posibilitar la partición, por lo menos
respecto de él) cuando los demás se nieguen a pagarle el valor de su cuota.
Eso sería lo coherente, me parece, con la previsión de los artículos 849 y 854
inciso 1), pues de lo contrario a dicho copartícipe se le estaría forzando a
continuar en la indivisión, convirtiendo en inútil dicho numeral 849.
Comprobada, pues, la indivisibilidad material o la inconveniencia económica de
hacerla, y constatado que los demás copartícipes no quieren compensar en
dinero o de otro modo al interesado en retirarse, si no se le permite pedir la
venta se le estaría condenando a continuar en la indivisión.
Comentario
Además el artículo se refiere a que "si en la herencia hay bienes que pueden
ser cómodamente partibles", por lo que no se pone en el supuesto de que
todos lo sean. Consecuentemente, la hipótesis legal es que la partición pueda
efectuarse de tal manera que los bienes no se fraccionen en su naturaleza
intrínseca (perdiendo o disminuyendo notoriamente su esencia o su valor, o
cesando de servir a sus fines) (AZZARITI, p. 349) Y que preferentemente no
queden adjudicados a varios conjuntamente. Por ello, lo más razonable es que
el artículo se hubiera completado con la idea que recoge el artículo 720 del
Código italiano, según el cual los bienes no divisibles se adjudican por entero al
copartícipe de mayor cuota, o a las de los otros que pidan conjuntamente su
adjudicación.
Las porciones asignadas por el testador que reunidas exceden del total de la
herencia se reducirán, a prorrata, salvo lo dispuesto por aquél.
CONCORDANCIA:
Comentario
1. Generalidades
El artículo 852 del Código Civil, al permitir que el testador haga partición,
también le autoriza a establecer los criterios para que sea hecha por los
interesados. En este sentido, no encuentro inconveniente para que
testamentariamente se encomiende dicha tarea al albacea o a un tercero, tanto
porque ello no puede resultar prohibido del tenor del artículo 690, como porque
figura implícitamente permitido por el inciso 8) del artículo 787.
a) Que la suma de las cuotas porcentuales individuales exceda del todo. Por lo
tanto, como el artículo se refiere a "lo dispuesto por aquel" impone hacer una
interpretación de lo que se hubiera querido disponer, y si no se concluye que la
reducción debe ser de otra manera, deberá realizarse de modo proporcional
entre todos los beneficiarios de las porciones, hasta la reducción al todo,
puesto que se tratará de un simple error de cálculo que solamente da lugar a
rectificación (artículo 204). Caso especial en que la reducción no debe afectar a
todos, sino solo a algunos, es cuando el nombramiento haya sido en parte
individual y en parte grupal, cuando el exceso se produzca dentro del grupo.
Hechas estas precisiones, a continuación analizo las fases en las que se lleva
a cabo la partición. Desarrollando el orden propuesto por Echecopar (p. 303)
que además de ser el lógico es el que mejor permite su explicación didáctica, la
estructura de la partición tiene la siguiente secuencia esencial: 1) inventario, 2)
valoración, 3) lotización y 4) adjudicación.
Lo anterior es lo indispensable. Pero en los casos en los que sea necesario,
además de los anteriores actos debe hacerse, antes del inventario sucesorio, el
inventario (artículo 320), la división y liquidación de la sociedad de gananciales
para determinar, luego de pagados los pasivos de ella (artículo 322), qué
activos corresponden a la sucesión del causante y qué derechos pueda tener el
sobreviviente (artículo 323).
3. Adjudicación en general
Los créditos que constituyen parte del activo hereditario, se dividirán entre los
herederos en proporción a la cuota que tienen en la herencia.
CONCORDANCIA:
Comentario
Y ocurre que, según dicho artículo -que adoptó la tesis del Código francés
(FLOUR y SOULEAU, p. 230), seguida también después por los italianos de
1865 y de 1942 (PADOVIN 1)-, los créditos divisibles se dividen directamente
entre los herederos, de manera que no integran la partición, pues quedan
partidos automáticamente desde el instante de la muerte. Sin embargo, la
doctrina argentina no acepta pacíficamente la decisión de su Código y la
censuran importantes críticas locales (BORDA, p. 196; PÉREZ LASALA, p.
632; FORNIELES, p. 270; CATAPANO, p. 34) Y alguna foránea tan solvente
como la de Castán (p. 301), a quien el asunto le parece poco práctico y tan
lleno de limitaciones y restricciones que lo convierten en formulación legal
puramente teórica.
Pero cabe otra interpretación distinta a la propuesta por Lanatta. Es una forma
de comprender el artículo que, a mi juicio, tiene mayor coherencia con el
conjunto del esquema legal particional: todos los créditos no asignados por el
testador forman parte de la masa indivisa y los que al momento de la partición
estén pendientes de cobro se adjudicarán proporcionalmente a todos los
copartícipes. Aunque no explícitamente, esta parece ser también la opinión de
Zárate (p. 375).
Por otra parte, al indicar el artículo 863 que los créditos se dividen entre los
herederos en proporción a su cuota, coloca al deudor en una situación incierta,
pues el copartícipe acreedor que le reclame el pago de su porción tendráque
acreditar el porcentaje de ella, lo que eventualmente puede haber variado o
estar indeciso por pendencia de aceptación de un llamado, tramitación de un
proceso sobre mejor derecho sucesorio, partición parcial, etc.
Comentario
¿Se aplica también cuando haya habido omisión o error en los valores -lesión
aparte-? Pienso que sí. El propósito que preside el artículo no es solo que todo
se parta, sino que se parta correctamente. Y por cierto que no se hace
correctamente si se consideraron valores parciales (por ejemplo, de créditos),
habiendo omisión por el saldo. Caso similar es el de valor de un inmueble, que
creyéndose de una extensión tiene otra mayor.
Menciona la regla que la omisión "no es motivo para que [la partición] no
continúe". En sentido estricto es correcto lo de continuación, pues el acto
ulterior viene a completar y, eventualmente, a modificar lo efectuado en el
primigenio. Pero en el entendido de que ha habido un acto particional
incompleto respecto de su contenido, lo que ha ocurrido es una partición
correcta y en sí misma eficaz y válida, como el mismo artículo enseña.
Ahora bien, como acabo de expresar, aunque los efectos causados y por
causar tienen, en principio, vocación de definitivos, también he dejado
apuntado que no es del todo cierto que nunca puedan ser suprimidos o
modificados. Por ejemplo, la falta de colacionar lo debido puede producir
alteraciones en las cuotas con las cuales se hizo la partición, que requieran ser
corregidas en el segundo acto. O que lo aparecido sea un activo indivisible
(una obra de arte) y no exista acuerdo para su adjudicación a varios; puede
entonces en este caso quedar sin efecto la adjudicación de algo aún pendiente
de ejecución, como acaso fuera el pago en dinero de un partícipe a favor de
otro. La división complementaria, por lo tanto, debe hacerse de tal manera que,
teniendo presente lo dispuesto en la primera y modificándola en cuanto sea
menester, posibilite que con el conjunto del contenido de ambos actos se
efectúen adjudicaciones o compensaciones en las proporciones correctas.
Anuncia finalmente el artículo que los bienes omitidos deben ser partidos
complementariamente. Respecto de tales bienes (o, en general, cualquier otro
elemento) subsiste la indivisión y tendrá que haber la división adicional
necesaria. Quiero aquí recordar otra vez la idea enunciada desde el principio:
la frecuentemente llamada segunda partición no es una nueva, sino la misma
completada o modificada, porque extinción de la comunidad sucesoria solo
puede haber una vez. Por lo tanto, o es la misma partición, adicionada o
rectificada, pero partición a fin de cuentas a modo de tracto sucesivo, o
simplemente es la división de bienes comunes que se efectúa considerando los
mismos porcentajes que se aplicaron en la partición ya cerrada.
Quedan tres puntos finales por resolver con relación al artículo, los que trato a
continuación:
a) ¿Qué tratamiento debe tener la partición de lo que no correspondía la
herencia? Es el supuesto inverso al de omisión; fue incluido lo que no
debióincluirse. Depende: si se incluyeron bienes ajenos, y hay evicción, se
aplicarálo dispuesto en el artículo 866, examinado más adelante. Si, en cambio,
se incluyó como hereditario lo que correspondía a título propio a un copartícipe,
tendrán que hacerse los reajustes necesarios.
(*) Texto según modificatoria introducida por el Código Procesal Civil (D.Leg.
768), cuyo Texto Ohico Ordenado fue autorizado por R.M. 01 0-93-JUS de
23-04-93.
CONCORDANCIAS:
Comentario
Aparte de los legitimarios (que son solo aquellos en cuyo beneficio la ley
emplea la expresión "preterición", artículo 806), puede haber ocurrido que a un
heredero voluntario instituido con un porcentaje no se le asigne en partición lo
que a tal porcentaje corresponde. En tal caso no hay propiamente preterición; a
lo sumo será un problema de interpretación, pero nunca de nulidad. Habrá que
aplicar el artículo 862. En conclusión, me parece que el artículo 865 no es
pertinente para la partición testamentaria.
Puede ocurrir, desde luego, que algún sucesor haya sido omitido en la partición
judicial. Pero si así aconteciera, considero que no le es posible impugnarla por
la nulidad que este artículo 865 contempla. La partición tendrá plena validez,
sin merma del derecho que el perjudicado tenga a reclamar indemnización. Y
sin duda el derecho a esta indemnización sí prescribe.
Por otro lado, es pertinente también precisar a cuál sucesor se refiere la norma.
Como se aprecia, esta alude a "preterición de algún sucesor". Preterir es
expresión empleada por el ordenamiento como equivalente de omisión
dellegitimario. Pero en este numeral considero que incluye tanto al heredero
como al legatario de parte alícuota. Pero, ¿debe ser sucesor ya existente, o
también está incluido en el supuesto el sucesor considerado como tal después
de la partición? Recuérdese que el artículo 664 considera imprescriptible la
petición de herencia, lo que no he dejado de censurar. Dadas las
circunstancias, me inclino a pensar que la regla de nulidad incluye tanto al
sucesor con título de tal desde antes de la partición, como al que obtuviera
título después de ella al resultar triunfante su pretensión.
Recapitulando para cerrar este tema, opino que preterición significa omisión
total de algyn sucesor, sin considerarlo como partícipe (LEÓN BARANDIARÁN,
p. 308). La sanción de nulidad, a mi juicio, no puede aplicarse cuando tres
herederos parten la masa reservando una cuota para un cuarto que, siendo
heredero, no participa personalmente, ni interviene representado. Este no será
un caso genuino de preterición ni de nulidad (vid. HINOSTROZA, p. 259).
JURISPRUDENCIA
CONCORDANCIA:
Comentario
CONCORDANCIA:
Comentario
Las causales de exclusión son absolutamente lógicas. A ellas hay que agregar
otra: que al hacer la partición como le faculta el artículo 852, el testador hubiera
excluido el deber de saneamiento, salvo que, por cierto, con ello perjudicara la
legítima (artículo 807). Que no hay lugar a saneamiento cuando deriva de
causa expresamente considerada en la partición, es cosa que no puede admitir
duda. Los copartícipes son libres de pactar lo que les plazca. Con todo, solo
interesa precisar que la norma no contempla una renuncia genérica, sino que la
causa debe estar expresamente contemplada, lo que a juicio de Cabanillas (p.
86) es lógico y está justificado por la naturaleza de dicho pacto.
Hay otro caso más en el cual no hay lugar a saneamiento: cuando la partición
fue hecha por el testador (DE LA CÁMARA, p. 437), a menos que otra cosa
resulte de la interpretación del testamento (CABANILLAS, p. 84). En este caso,
en rigor, no hay comunidad indivisa; los bienes pasan a los instituidos en la
situación con que fueron adjudicados por el testador; naturalmente, sin que ello
perjudique los derechos legitimarios.
SANEAMIENTO DE CRÉDITOS
ARTICULO 868
Comentario
CONCORDANCIAS:
Comentario
1. Deudas. Generalidades
Existe cierta confusión respecto de los dos momentos señalados por los que
atraviesa la herencia, confusión que tiene origen en un "principio" histórico del
Derecho español que provino de una interpretación inexacta de las Leyes de
Partidas2, por lo que hoyes solo un aforismo: "antes es pagar que heredar"
(VALLET DE GOYTISOLO)3. Según ello, primero se pagan las obligaciones y
1
Artículo 969 del Código Civil: "Hay copropiedad cuando un bien pertenece por cuotas ideales
a dos o más personas.".
2
"Herencia es la heredad, de los bienes e los derechos de algún, sacando ende las debdas
que deuí"a.. e las cosas que y fallaren ajenas" (Partida 7, 33, 8).
3
Comentando las Leyes de Partidas de las que surgió el aforismo, Vallet de Goytisolo explica
que todo se originóen un error en la interpretación de las mismas, señalando que en la propia
Partida "... quedaba claro que tal concepto residual no era sino una imagen, referida al
contenido económico resultante de la liquidación de aquello en que de hecho se lucra el
heredero; pues en sus leyes 3, 7, 8 Y 11, expresa que el heredero, aunque no se hubieran
pagado las deudas, es titular de los derechos de la herencia y sujeto pasivo de obligaciones,
con facultad de labrar, arrendar, disfrutar, usar y enajenar los bienes -de todos y no del residuo
una vez pagadas las deudas- y obligado a pagar -no solo sujeto a sufrir-las deudas, mandas y
gastos fúnebres (VALLET DE GOYTISOLO, p. 623).
una vez saneada la masa, se puede efectuar la repartición entre los herederos,
y entonces recién se puede hablar de herencia (GONZÁLEZ GARCíA) 4. En
contraposición a esta noción se encuentra el concepto moderno que establece
que desde el momento de la muerte del causante todo aquello que constituye
la herencia (activo y pasivo) se transmite a sus sucesores (LACRUZ BERDEJO
y SANCHO REBULLIDA)5, por lo que entonces ya se heredó desde ese
momento, antes de la partición, noción que sigue nuestro Código Civil.
4
Como ejemplo de lo expuesto, en cuanto a la jurisprudencia española, la sentencia de 21 de
junio de 1869 afirma que la herencia del causante es "lo que quede luego de satisfechas todas
sus deudas y responsabilidades."; la sentencia de 12 de diciembre de 1869 señala, por su
parte, que "no existe herencia sino después de pagadas las deudas y legados" (GONZÁLEZ
GARCíA, p. 141). El mismo autor, citando a Peña, menciona que inclusive con posterioridad a
la publicación del Código español, es frecuente la fórmula "de instituir en el remanente de los
bienes" (Ibid., nota 90).
5
Como refieren LACRUZ y SANCHO, refiriéndose al Código Civil español "... las deudas se
consideran, en principio, indivisas. Se tiende a que el acreedor se halle en situación idéntica y
con idéntica garantía a la que tenía mientras vivía el deudor-causante, y en consecuencia se le
permite reclamar el pago de su crédito desde la apertura de la sucesión y en su totalidad, ya a
la comunidad hereditaria (...), ya (no tratándose de la entrega de objetos hereditarios) a cada
uno de los herederos..." (LACRUZ BERDEJO y SANCHO REBULUDA, p. 130).
Si se trata de herederos "puros y simples" por no tener responsabilidad
limitada, la responsabilidad de cada uno es solidaria y el acreedor podrá
dirigirse por entero a cualquiera de ellos para hacerse cobro con su respectivo
patrimonio personal y no solo con el tope de los activos sucesorios.
Si el causante dejó la partición hecha por testamento, no habrá solidaridad,
debido a que ya no hay nada que partir, por lo que nunca nació la comunidad.
b) Que la deuda haya sido adjudicada a varios. Aquí cada uno responderá en
proporción a su cuota6, dividiendo la deuda en partes, y pudiendo de esta
manera el acreedor exigir a cada heredero un monto de la deuda equivalente al
porcentaje que éste tiene en la herencia. Queda a salvo, ciertamente, que la
obligación sea indivisible.
JURISPRUDENCIA
6
Es distinto responder en proporción a una cuota o parte, a responder hasta donde alcance la
porción hereditaria que se ha recibido.
PRELACiÓN DEL PAGO
ARTICULO 872
CONCORDANCIA:
Comentario
2. Orden de preferencia
CONCORDANCIA:
C.C. art.857
Comentario
El heredero que desee hacer uso de esta facutad debe dirigirse al albacea o
ejecutor testamentario designado por testamento por el causante o, en su
defecto, al apoderado común nombrado por todos los herederos, o al albacea
dativo, quien es nombrado por el juez a petición de los herederos que no se
han puesto de acuerdo entre ellos en cuanto al desempeño del cargo 7. Si bien
en principio el heredero puede formular su solicitud de cualquier forma
(verbalmente, por escrito, etc.), pues la norma no impone formalidad alguna, lo
conveniente será que lo realice por escrito. De no obtener respuesta expresa ni
tácita, o en caso de discrepancia o conflicto, podrá recurrir al juez.
7
Las obligaciones del albacea y de quienes desempeñen cargo similar comprenden la
administración de los bienes de la herencia, el pago de las cargas y deudas de la herencia y de
los legados, el ejercicio de las acciones judiciales y extrajudiciales para la seguridad de los
bienes hereditarios, entre otras. Este pago o aseguramiento se encuentra, pues, dentro de sus
facultades.
El primer requisito exigido por la norma es que las deudas se encuentren
debidamente acreditadas8, por cuanto el heredero tiene el derecho de sanear
su herencia en general, a fin de no tener sobresaltos ni cargar con deudas de
su causante y, de esa manera, lo que reciba esté libre de cualquier carga o
gravamen posterior.
Que una deuda esté debidamente acreditada importa una cuestión de
probanza.
2. Inventarios
8
El Código de 1936 no puntualizaba esto, refiriéndose a todas las deudas. Lanatta, detectando
la deficiencia de tal norma, expresaba que "Las deudas dejadas por el causante y que estén
reconocidas o que sean indubitables y exigibles, deben ser pagadas antes de hacerse la
partición de los bienes de la herencia. Ello se reconoce desde tiempo antiguo y aparece
claramente expresado en las Leyes de Partidas, en que, al definir la herencia (...) se dice que
son los bienes del finado sacando las deudas que debía y las cosas que tiene ajenas (Partida
7, Título 33, Ley 8). Asimismo, el Proyecto Español de García Goyena, en su artículo 951, "Las
deudas reconocidas y exigibles se han de pagar antes de llevarse a cabo la partición de la
herencia".
deuda y tendrá preferencia por sobre los herederos y posibles demás
legatarios.
Por esta razón, a fin de evitar el encubrimiento de actos jurídicos por otros
distintos a los que se pretende realizar, como lo sería un legado -que puede ser
objeto de reducción (recordemos que todas las liberalidades están sujetas a
posibles reducciones, si exceden la porción de libre disponibilidad del
causante) y que además tiene un orden de prioridad en el pago inferior a las
deudas-, lo conveniente es que este reconocimiento forme parte del cuerpo de
probanza que acredite tal deuda, es decir, que no constituya prueba plena 9,
considerándosele, al igual que la norma argentina, un legado (por tratarse de
una supuesta simulación relativa y no absoluta), salvo que el beneficiario
pruebe lo contrario. La figura del reconocimiento de la obligación reviste utilidad
práctica cuando se ha perdido el instrumento original de ella (aquí se repara
esta pérdida), o cuando se esté ya próxima la prescripción (la interrumpe).
CONCORDANCIA:
Comentario
10
Artículo 415 del Código Civil: "Fuera de los casos del articulo 402, el hijo extramatrimonial
solo puede reclamar del que ha tenido relaciones sexuales con la madre durante la época de la
concepción, una pensión alimenticia hasta la edad de dieciocho años. La pensión continúa
vigente si el hijo, llegado a la mayoría de edad, no puede proveer a su subsistencia por
incapacidad física o mental. El demandado podrá solicitar la a .cación de la prueba genética u
otra de validez científica con igualo mayor grado de certeza. Si éstas diera resultado negativo,
quedará exento de lo dispuesto en este artículo'
Derecho de Familia, distinta en sustancia al Derecho Civil Patrimonial.
Teniendo como fin principal la protección de los intereses del menor, se aplica
la presunción y el posible padre debe abonar una pensión alimenticia hasta que
el menor deje de serio, vale decir, hasta que alcance la edad de dieciocho
años, convirtiéndose de esa manera en deudor del alimentista.
El artículo 874 dispone que esta pensión constituye deuda hereditaria que
grava en lo que fuere necesario la porción de libre disponibilidad de la herencia
a favor del alimentista. Debemos señalar que la redacción del dispositivo no es
clara y puede llevar a confusión: ya que pareciera indicar la existencia de una
herencia a favor del alimentista, lo cual es incorrecto debido a que, como
hemos precisado, éste no es heredero, sino mero acreedor del causante. Lo
que la norma establece es que la pensión alimenticia constituye deuda a cargo
de la sucesión, que grava en favor del alimentista lo que fuere necesario de la
parte de libre disposición del causante.
b) Puede calcularse el monto total que falta cubrir de dicha pensión alimenticia
hasta su extinción (ya dijimos, con la mayoría de edad del alimentista, a menos
que sea incapaz y no pueda proveer a su subsistencia), y se entrega esta suma
al propio alimentista o a su representante legal. Esta suma tendrá como tope la
porción de libre disponibilidad del causante. Una vez calculado el monto, si no
existiese dinero efectivo en la herencia (cuenta bancaria, por ejemplo) sino
bienes realizables, puede entregar cada heredero a prorrata una parte del
mismo, o asumir la totalidad uno o más de ellos, con cargo a recuperar de la
porción de libre disponibilidad.
(*) Párrafo adicionado por el Código Procesal Civil (D.Leg. 768), cuyo Texto
Único Ordenado fue autorizado por R.M. 010.93-JUS de 23-04-93.
CONCORDANCIAS:
Comentario
CONCORDANCIA:
C.C. art.875
Comentario
Subcapítulo III
Partición
DEFINICiÓN DE PARTICiÓN
ARTICULO 983
Por la partición permutan los copropietarios, cediendo cada uno el derecho que
tiene sobre los bienes que no se le adjudiquen, a cambio del derecho que le
ceden en los que se le adjudican.
CONCORDANCIAS:
Comentario
1. Preliminares
2. Concepto de partición
Así por ejemplo, si uno de los copropietarios adeuda una suma de dinero por
los tributos que gravan al bien y otro que se adjudica el bien acepta asumir esa
deuda, nada impedirá que el acreedor cobre la deuda a quien es su deudor y
que este se vea después en la necesidad de repetir lo pagado contra quien
aceptó asumir dicha deuda; otro caso es el de quien gravó su participación
sot)re uno de los bienes comunes y después no se le adjudica el bien, pudo
haber acordado con los demás que quien reciba el bien -seguramente por un
valor menor- tendrá la carga de pagar la deuda que motiva el gravamen, caso
en el cual de ejecutarse el mismo, el que se había adjudicado el bien nada
podrá reclamarle; pero también pudiera ser que el que gravó el bien se haya
comprometido a solventar la deuda de la que deriva el gravamen, si eso
ocurriera, el acreedor seguirá considerando como su garantía al bien gravado
y, en caso de llevar adelante la ejecución, el que sOp0rtó la ejecución podrá
reclamar una indemnización de quien debió pagar la deuda y no lo hizo.
Para la teoría que comentamos, uno es el acto del que deriva la situación de
copropiedad y otro es el acto de adjudicación en virtud del cual se deviene en
propietario exclusivo del bien que se le adjudica a cada copropietario. Si el acto
de la partición es un acto traslativo se requiere plena capacidad de ejercicio
para lIevarlo a cabo, y si interviene el representante legal de un incapaz, este
requiere de una autorización judicial similar a la que requiere, en general, para
practicar actos de disposición sobre los bienes de su representado. A su vez,
los actos de gravamen practicados sobre el derecho individual durante la
situación de copropiedad serán actos plenamente válidos y eficaces, que no
deben verse afectados por la partición.
Sea cual fuere la razón a la que obedeció dicho tránsito, lo cierto es que la
regulación de un sistema en que la atribución o adjudicación de los bienes
comunes verificada con la partición tiene efectos meramente declarativos,
sienta el criterio de "que cada partícipe ha sido titular desde el primer momento
de existe~a de la comunidad de la porción singular que al dividirse esta le ha
correspondido" (LACRUZ, p. 488), lo que implica la consecuente aseveración
de que los restantes condóminos n4nca han sido propietarios -durante la
indivisión- de los bienes que no se le adjudicaron sino solamente de los que sí
se les adjudiquen, de modo tal que los efectos de la partición operarían de
manera retroactiva, esto es, "al día de la constitución del condominio, como si
el lote hubiera sido recibido directamente del autor común" (AREÁN, p. 374).
Tales afirmaciones se remontan y recogen los comentarios de un sector de la
doctrina francesa, según la cual en el artículo 883 del Código Napoleón, se
"establece una ficción contraria y declara que la división es un acto, no
traslativo, sino declarativo, de donde resulta que tiene efectos retroactivos y
que los actos realizados por un comunero durante la indivisión relativos a la
parte de la cosa común que corresponde al lote de otro se reputan nulos y sin
ningún valor" (COLlN y CAPITANT, p. 623). En Latinoamérica sigue esta
posición PAPAÑO (p. 336).
4. Efectos de la partición
(ii) Los gravámenes constituidos sobre todo el bien común por todos los
copropietarios y los que se pudieran haber constituido sobre el derecho
individual que se ostentaba respecto de determinados bienes comunes, se
mantendrán independientemente de que el bien sea adjudicado a uno de los
copropietarios, vendido a un tercero para el reparto del precio obtenido o, en su
caso, adjudicado a un copropietario distinto a aquel que gravó su derecho
individual. Esta es una consecuencia lógica del hecho de haberse adoptado la
teoría traslativa de la partición, la cual se hace extensiva a los embargos que
hubieren sido trabados sobre el derecho individual de los copropietarios
durante el estado de indivisión. Lo relevante, en todo caso, desde el punto de
vista de los efectos en cuanto a los copropietarios, serán los pactos internos
que, con ocasión de la partición, ellos puedan establecer entre sí a fin de
determinar si la afectación que sobrevenga por la ejecución de dichos
gravámenes será un hecho que deba ser soportado por el adjudicatario o si el
mismo puede dar lugar a una repetición de lo pagado o al pago de una
indemnización por la pérdida sufrida.
(iii) Los actos de disposición o gravamen que hubieren sido practicados por uno
o más de los copropietarios, sin contar con el consentimiento de los demás,
sobre el bien común o parte material del bien común, devendrán en eficaces en
función de lo previsto por el artículo 978 del Código Civil, siempre que esos
mismos bienes sean adjudicados a quienes dispusieron de ellos, de forma tal
que aquellos podrán dar cumplimiento a la obligación de enajenar el bien o de
constituir el gravamen al que se comprometieron.
(ii) La de los terceros que ya contaban con una garantía real o un embargo
sobre la totalidad del bien común o sobre el derecho individual que
correspondía a su deudor en el bien común, simplemente mantendrán su
derecho incólume, la partición no producirá alteración alguna en el mismo.
DOCTRINA
JURISPRUDENCIA
"La división y partición solo será procedente cuando los accionantes tienen la
calidad de copropietarios"
(Exp. N° 407-96-Huánuco, Ramírez Cruz, Eugenio, "Jurisprudencia Civil y
Comercial", p. 288).
"En el proceso de división y partición deben intervenir todos los herederos del
causante, no solo para que se les reconozca la proporción en que deben
participar, sino para intervenir en la partición de los bienes"
(Exp. N° 698-9S-Cajamarca, Ramírez Cruz, Eugenlo, "Jurisprudencia Civil y
Comercial", p. 308).
"La división y partición tienen que referirse a bienes que existan real y
físicamente en el causal, hacienda o patrimonio que pretenda repartirse. No
cabe hacer la partición de bienes que no son parte del patrimonio del causante,
por tratarse de bienes ajenos"
(Exp. N° 1474-97, Resolución del 18/05/98, Tercera Sala Civil de Procesos
Abreviados y de Conocimiento de la Corte Superior de Lima).
"La partición es el modo especial y típico de liquidación y extinción de la
copropiedad y puede ser invocada por cualquiera de los copropietarios o de
sus acreedores, pues siempre se quiere facilitar la consolidación de la
propiedad.
Si la sociedad conyugal es demandante, el cónyuge codemandante ejerce la
representación de su sociedad, al amparo del artículo 65 del CPC, pudiendo
solicitar la división y partición del inmueble en su condición de copropietarios
del mismo"
(Exp. 19888-98 del 30109/1999. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Jurídica).
151
"Los bienes transferidos por el heredero aparente o por uno de los coherederos
a favor de terceros, en el caso de que no se puedan reivindicar, no son materia
de división y partición; sin embargo, el poseedor de esos bienes hereditarios,
dentro de los cuales debe incluirse al sucesor aparente o al coheredero, está
obligado a restituir la totalidad o parte del precio al heredero perjudicado, a
tenor de lo dispuesto en el artículo 666 del Código Civil"
(Cas. N° 793-99. El Código Civil a través de la Jurisprudencia Casatoria, p.
336).
OBLIGATORIEDAD DE LA PARTICiÓN
ARTICULO 984
CONCORDANCIAS:
C.C. arts. 125, 140, 448, 532, 732, 787, 873, 875, 876, 993, 1118
LEY 26887 art 2
Comentario
1. Preliminares
Ahora bien, determinada la partición como una facultad cuyo ejercicio espera
una respuesta -actividad (concurrencia)- por parte de sus destinatarios, en lo
que se refiere a la práctica procesal se ha planteado la cuestión relativa al
carácter de la pretensión de dividir los bienes comunes entre los condóminos.
En el ámbito procesal, como sabemos la acción es concebida como un derecho
abstracto en la medida en que está desprovista de un contenido propio y, por
consiguiente la discusión sobre el carácter real, personal o mixto de la partición
es una discusión sobre la naturaleza de la pretensión con la que se hace valer
aunq ue sea común referir la discusión a la naturaleza de la acción. Hecha esta
precisión conceptual, tenemos que se han desarrollado tres teorías
Enfocada como una facultad de carácter real, se afirma que a través del
ejercicio de la partición se transforma el derecho de copropiedad en tantos
derechos de propiedad exclusiva sobre las partes individualizadas del bien
común en que se concreta la cuota de cada condómino o, subsidiariamente,
sobre bienes diversos a repartirse, por ejemplo, el precio de la venta del bien
común. Así lo hé entendido Salvat para quien a través de la acción de partición
"se pone en movi miento un derecho de carácter real, como es la copropiedad
o condominio: así considerada desde el punto de vista de sus resultados, la
acción tiene por objetivovtransformar este derecho real de condominio en otro
derecho de igual naturalez como es la propiedad exclusiva de lo que a cada
condómino debe corresponderl en la división" (citado por PAPAÑO, p. 333).
Señala Areán que esta teoría encuentra su fundamento en el corpus iuris civilis,
que "consideraba a las acciones divisorias como acciones mixtas, ya que el
juez, por un lado, tenía derecho de hacer adjudicaciones de cualquier cosa a
una de las partes, según las reglas de la equidad; y, por otro lado, podía
condenar a la que había sido beneficiada por la adjudicación, a pagar a la otra
una suma de dinero" (AREÁN, p. 372. La autora no suscribe esta posición). Por
su parte, Beltrán de Heredia, haciendo referencia a unas sentencias del
Tribunal Supremo Español emitidas en los años de 1901 y 1933 (basadas en la
aplicación del num. 4 del artículo 62 de la antigua Ley de Enjuiciamiento Civil)
señala que la denominada "actio communi dividundo" es "una acción mixta de
la que corresponde conocer al juez del domicilio donde está situada la cosa de
que se trate (oo.) y que debe plantearse contra aquel que resulte ser
copropietario en el momento de interponer la demanda" (ibídem, p. 335).
DOCTRINA
JURISPRUDENCIA
CONCORDANCIAS:
Comentario
1. Preliminares
Tales son las razones que explican el artículo 927 del C.C. conforme al cual la
pretensión de reivindicación es imprescriptible, lo cual no obsta a que en los
casos en que la inercia del propietario tenga en paralelo la actividad de un
poseedor bajo las condiciones y por el tiempo que la ley exige o cuando de esa
inercia pueda deducirse la voluntad de hacer abandono del bien, se produzcan
dos situaciones: la adquisición por prescripción a favor del poseedor (ver
artículos 950 y ss); o el abandono (ver inc. 4 del artículo 968) a favor del
Estado, ambas hipótesis, que generan simultáneamente la extinción del
derecho, pero fácilmente se advertirá que el ordenamiento jurídico, en tales
supuestos, ha resuelto simultáneamente la asignación de la titularidad a favor
de alguien, de forma que no deje de existir quien reúna para sí la plenitud de
los poderes que el ordenamiento atribuye al titular de la propiedad.
El segundo párrafo del artículo 985 del C.C. plantea la posibilidad de que
existan algunos copropietarios o sucesores de estos, ya sea de hecho o en
virtud de algún acuerdo, que puedan venir observando, respecto del bien
común y con exclusión del resto de condóminos, una conducta posesoria
idéntica a la que se encuentra calificada por la ley como útil para adquirir la
propiedad de un bien por prescripción (léase posesión continua, pacífica,
pública y como propietario).
El Código ha optado por negar a los copropietarios la posibilidad de que opere
entre ellos la prescripción adquisitiva como mecanismo para adquirir la
propiedad exclusiva de los bienes comunes. Dicha prohibición resulta
coherente con lo afirmado por el artículo 974 del C.C. En efecto, aquel de los
condóminos que ejerza su facultad individual de uso de los bienes comunes o
que emprenda individualmente la explotación económica del bien, hechos que
implican posesión, deberáhacerla observando dos limitaciones: la no alteración
del destino de los bienes, y el no perjudicar el interés de los demás.
Es de señalar que no todasllas legislaciones toman una opción similar, tal vez
pueda decirse que todas las de inspiración romana, de una u otra forma, prevé
n la imprescriptibilidad de la pretensión de partición, pero -como sucede en la
legislación española y chilena- no todas prevén la imprescriptibilidad adquisitiva
entre copropietarios, y la doctrina y jurisprudencia de dichos países dan cuenta
de la existencia de posiciones encontradas: para unos es imposible la
prescripción adquisitiva, para otros siempre es posible y, finalmente, para
algunos la prescripción es aceptable solo en puntuales supuestos (ver sobre
este particular BELTRÁN DE HEREDIA, pp. 207 Y ss; Y ALESSANDRI, pp. 19
Y ss).
Las cosas en estos supuestos no pueden ser procesadas bajo los parámetros
tradicionales de la formalización de la propiedad: la inscripción de
transferencias de cuotas, el otorgamiento de escrituras públicas por las
transferencias que no se formalizaron, la tramitación de sucesiones intestadas
o la inscripción de testamentos y, en su caso, el recurso a la prescripción
adquisitiva o la formación de títulos supletorios previstos en el Código Civil son
impracticables, no solo por el costo que ello implica sino, también, porque
partirían de aceptar como cierta la base formal de copropiedad en la que se
sustentan, lo que conduciría a aplicar la regla de la imprescriptibilidad y a
concluir que la única forma final de sanear la titulación de los involucrados es
identificando y reuniendo a todos para que unánimente celebren una partición.
DOCTRINA
JURISPRUDENCIA
CONCORDANCIAS:
Comentario
1. Preliminares
La segunda parte del artículo 986 del C.C. confiere a los copropietarios la
posibilidad de efectuar la partición mediante sorteo. Al respecto, consideramos
que lo que se puede efectuar por sorteo es la atribución de los bienes
comunes, pero no la partición en sí misma puesto que esta consiste en la
división de dichos bienes para su posterior adjudicación. Siendo ello así, el
acuerdo unánime a adoptarse en este supuesto deberá versar sobre dos
aspectos: uno, la conformación de los "lotes" o "bloques" de bienes que serán
objeto de sorteo; y el otro, la decisión misma de que la atribución de tales lotes
sea librada al azar, es decir, mediante sorteo, lo que no supone la conclusión
de un contrato aleatorio en la medida en que los bloques de bienes están
previamente determinados, se conoce el valor asignado a cada bloque y lo
único que no saben los copropietarios es cuál de esos bloques les será
atribuido por efecto del sorteo.
Al respecto, dentro de los artículos que el Código Civil prevé para regular la
partición de los bienes comunes, no se contempla regla alguna que sea
aplicable al supuesto en cuestión. La omisión de una normatividad específica
para la partición judicial de los bienes comunes no es producto de una falta de
prefiguración del legislador de la presencia de posibles conflictos en la etapa de
la división de los bienes comunes como lo haría suponer el artículo que
comentamos, porque en realidad cuando el artículo 984 del C.C. establece la
"obligación" de los copropietarios de hacer partición no quiere decir, en
absoluto, que, de todas formas, aquellos deban llegar a un acuerdo unánime
respecto de la división y posterior atribución de los bienes comunes puesto que
lo que, inicialmente, implica la citada disposición normativa es solamente la
concurrencia de los condóminos, una vez instada la partición, para la formación
de la reglamentación que regulará esta fase final de la comunidad. Pero no
debe olvidarse que, a su vez y en segunda instancia, el artículo 984 supone
que si no hay acuerdo, la imperatividad de la partición facultará a cualquiera
para instar la misma en la vía judicial.
DOCTRINA
JURISPRUDENCIA
CONCORDANCIAS:
Comentario
1- Preliminares
En lo que respecta al declarado ausente cabe señalar que hasta antes que el
artículo comentado fuera modificado por la Primera Disposición Modificatoria
del Texto Único Ordenado del Código Procesal Civil, el Código simplemente
hablaba del copropietario ausente, lo cual, si se utilizaba el sentido común de la
palabra podía conducir a pensar que se aludía al copropietario no presente.
Las cosas ahora se encuentran absolutamente claras: se trata del copropietario
que ha sido declarado judicialmente ausente, de conformidad con las
disposiciones previstas por los artículos 49 y sgtes. del C.C.
iii) Debe haberse llegado, entre los interesados y quienes actúan por los
Incapaces o respecto de los bienes del ausente, a una propuesta de acuerdo
particional que debe constar en un documento.- Se trata propiamente de una
negociación debidamente documentada como una propuesta de partición. No
es aún un convenio de partición vinculante, esa es una calidad que recién
adquirirá con la aprobación judicial del mismo.
Dos aclaraciones resultan precisas: i) existe una sutil diferencia entre "aprobar"
y "autorizar", se aprueba lo que ya se encuentra hecho y se autoriza lo que se
va a hacer, pero en realidad desde el punto de vista jurídico la diferencia entre
ambos términos es irrelevante, porque aquello que ya se ha hecho pero que no
ha sido aprobado es tan inexistente como aquello que solo ha sido autorizado
pero que aún no está hecho; por lo demás la ley procesal al tratar del
procedimiento no contencioso de "autorización para disponer derechos de
incapaces" establece que la solicitud respectiva debe estar aparejada "del
documento que contiene el acto para el cual se solicita autorización"; y ii) el
hecho de que el artículo en comentario someta la propuesta de convenio
particional a la aprobación del órgano jurisdiccional no la convierte en un
supuesto de partición judicial puesto que en esta instancia la actuación del
órgano se limitará, precisamente, a la aprobación o no de los términos
propuestos sin que pueda modificarse el acuerdo, lo que solo corresponderá a
los condóminos ya sea que actúen por derecho propio o en represerrtación del
incapaz o del ausente.
4. Aspectos procedimentales
Cabe mencionar que con buen criterio el artículo 787 del C.P.C. ha venido a
establecer que cuando el consejo de familia está conformado con anterioridad
al proceso, entonces ya no es necesaria la intervención del Ministerio Público.
En consecuencia, ha quedado modificado el artículo comentado en el sentido
de que, en principio, no hay lugar a la intervención conjunta del Ministerio
Público y del consejo de familia. Solo si este último no está conformado o no
corresponde conformarlo (como en el caso de menores con padres en ejercicio
de la patria potestad o en el del ausente), entonces interviene el Ministerio
Público.
v) Si el incapaz o el ausente es menor de edad, entonces el juez competente
es el juez de familia. En los demás casos será el juez civil.
DOCTRINA
JURISPRUDENCIA
Los bienes comunes que no son susceptibles de división material pueden ser
adjudicados, en común, a dos o más copropietarios que convengan en ello, o
se venderán por acuerdo de todos ellos y se dividirá el precio. Si los
copropietarios no estuvieran de acuerdo con la adjudicación en común o en la
venta contractual, se venderán en pública subasta.
CONCORDANCIAS:
Comentario
1. Preliminares
Para el Código Civil, la partición se identifica con el reparto hasta el punto que
la noción de partición ha sido confundida con la de repartición (ver el
comentario al artículo 983). En tal sentido, se entiende por partición "la
concreción de las cuotas que difusamente recaían antes de ella sobre el total
objeto, y que después se traducen en porciones determinadas e individuales
del propio objeto, si este es partible" (LACRUZ, p. 482).
3. Adjudicación en común
4. La venta contractual
iii) El precio obtenido debe ser repartido en proporción a la cuota ideal que, en
la copropiedad, le correspondía cada condómino. En tanto el crédito otorgado
para el pago del precio no haya sido pagado se entenderá que los vendedores
tienen un crédito divisible, en proporciones que la ley presume iguales (ver
artículo 1173), salvo prueba en contrario que puede estar constituida
justamente por el hecho de que las participaciones ideales de los mismos
resulten diferentes.
La lectura del artículo 988, al menos para lo que concierne a una partición
convencional, permite advertir una labor profiláctica del legislador, se busca
poner a disposición de las partes diversas alternativas que puedan conducirlas
a una partición convencional. Si el legislador nada hubiera dicho cualquiera de
las alternativas podría ser igualmente utilizada, lo que se quiso fue propiciar el
uso de las mismas.
DOCTRINA
LACRUZ BERDEJO, José Luis. Elementos de Derecho Civil, tomo " Volumen
111, Segunda Edición, J.M. Bosch, Barcelona, 1990; LACRUZ BERDEJO,
José. Elementos de Derecho Civil, Tomo 111, Volumen 11. Segunda Edición.
J.M. Bosch Editor, Barcelona, 1991; ARIAS-SCHREIBER, Max y CÁRDENAS
QUIRÓS, Carlos. Exégesis del Código Civil de 1984, tomo V; Primera Edición,
WG Editor, Lima, 1993; MAISCH VON HUMBOLDT, Lucrecia. En REVOREDO
DE DEBAKEY, Delia (compiladora) Código Civil, Exposición de Motivos y
Comentarios, tomo V; Lima, 1985; ALBALADEJO, Manuel. Derecho Civil, Tomo
111, Volumen 1, Octava Edición, J.M. Bosch, Barcelona, 1994.
JURISPRUDENCIA
"A diferencia de los bienes comunes, que son particionables, los bienes propios
no son susceptibles de división y partición"
(Exp. N° 542-95-Lima, Ramírez Cruz, Eugenlo, "Jurisprudencia Civil y
Comercial", p. 304).
PREFERENCIA DEL COPROPIETARIO
ARTICULO 989
CONCORDANCIAS:
Comentario
1. Preliminares
El otro aspecto en que varía el alcance del derecho de preferencia viene dado
por la oportunidad en la cual debe ser ejercido, pues el Código vigente ha
considerado en forma expresa que el derecho de preferencia de los
copropietarios se encuentra circunscrito "exclusivamente al caso de la pública
subasta" (MAISCH, p. 208), detalle trascendental si tenemos en cuenta lo
mencionado al respecto en el Código de 1936 que preveía la posibilidad de
ejercer el tanteo no solo para evitar la subasta sino, en general, para evitar la
venta de los bienes comunes (artículo 920), sea cual fuere el medio por el cual
se llevase a cabo.
Por otra parte, es preciso aclarar que la venta en subasta pública que puede
ser evitada mediante el ejercicio del derecho de preferencia, solo es aquella
que se refiere a los bienes que no son susceptibles de división material, así lo
reconoce expresamente el artículo comentado cuando textualmente dice que
de lo que se trata es de "evitar la subasta de que trata el artículo 988", el cual
como hemos visto en su oportunidad está referido exclusivamente a las
distintas alternativas de partición que ofrece el ordenamiento jurídico a los
copropietarios de un bien indiviso.
En efecto, por un lado, tenemos que los demás copropietarios no solo se ven
privados de la posibilidad de averiguar, en el mercado, si existiría alguien
dispuesto a pagar por el bien un monto superior al de tasación, sino que
además se ven obligados a recibir como precio por sus participaciones el que
resulte de distribuir proporcionalmente el valor de tasación, el cual como
sabemos usualmente es fijado en un monto menor al valor de mercado del
bien, porque lo que se busca es atraer al mayor número de postores.
DOCTRINA
JURISPRUDENCIA
"El artículo 989 del Código Civil, que trata sobre el derecho de tanteo o
preferencia, innovando lo prescrito por el artículo 920 del anterior Código
Sustantivo, reconoce este derecho en cualquier caso de remate del bien objeto
de condominio"
(Exp. N° 1124-89-Lima, Ejecutoria Suprema del 13112/ 89, SPIJ).
"Para la preferencia prevista en el artículo 989 del Código Civil, el juez deberá
ordenar que se actualice la respectiva tasación, puesto que al no haber previsto
la ley el deterioro del valor de la moneda, por efecto del proceso inflacionario y
devaluatorio que aqueja al país, nada más justo y equitativo que la
reactualización de la tasación correspondiente"
(Ejecutoria Suprema del 22/12/87, Andía Chávez, Juan, "Repertorio de
Jurisprudencia Civil", p. 101).
LESiÓN EN LA PARTICiÓN
ARTICULO 990
CONCORDANCIAS:
Comentario
1. Preliminares
Nos encontramos frente a una típica norma de remisión. Se limita a señalar que
la figura de la lesión, regulada dentro de las disposiciones generales sobre
contratos contenidas en la Sección Primera del Libro VII del Código Civil, es
una figura aplicable al contrato de partición.
Conforme a lo dispuesto por los artículos 1447 a 1456 del C.C., existirá lesión
en un contrato y la parte que la sufra tendrá derecho a solicitar la rescisión del
mismo siempre que se presenten las siguientes circunstancias:
i) Una desproporción mayor a las dos quintas partes entre las prestaciones,
según el valor de las mismas al tiempo de la celebración del contrato.
ii) La partición que puede ser objeto de una pretensión rescisoria sustentada en
la causal de lesión es en principio la convencional, no así la judicial porque en
ese caso la garantía de la intervención del órgano jurisdiccional, la posibilidad
de ejercer al interior del proceso los medios impugnatorios que la ley procesal
reconoce y el carácter de cosa juzgada que adquieren las decisiones judiciales
conducen a considerar que la rescisión por lesión es improcedente con relación
a la partición judicial. Queda preguntarse si la partición convencional especial
(ver comentarios al artículo 987) puede ser materia de una pretensión
rescisoria, pensamos que al menos en lo que respecta al incapaz o al
declarado ausente no existe forma de cuestionar la partición celebrada con
aprobación judicial, porque precisamente la intervención judicial tuvo por objeto
tutelar los intereses de dichas personas, en cambio respecto de los demás no
puede decirse lo mismo y, por consiguiente, no obstante las dificultades
probatorias que entendemos puedan existir para probar la existencia de un
estado de necesidad que habría durado desde que se formuló la propuesta de
partición hasta que se obtuvo la aprobación de la misma, lo cierto es que no
puede descartarse la posibilidad de la lesión que puedan haber padecido
dichas personas.
Ahora bien, en tanto que en la partición existen mutuas permutas entre todos
los partícipes que determinan que el lote de bienes que cada quien recibe en
adjudicación tenga su explicación en las transferencias que todos los demás
hicieron a su favor de las participaciones individuales que a cada uno de ellos
correspondían sobre esos bienes, el contrato tiene una unidad inescindible: la
13
Lógicamente pudiera ocurrir que en la venta contractual los copropietarios lesionen al
comprador o que este lesione a los copropietarios, pero eso será una lesión en la venta y no
una lesión en la partición. En cambio, en la subasta pública, conforme al inc. 2 del arto 1455,
será improcedente la pretensión de lesión en la venta, no asf la referida al reparto.
suerte de las adjudicaciones que contiene debe ser una sola y como quiera que
para la ley está claro que en la partición puede haber lesión y que la misma es
considerada como una institución de orden público, creemos que le bastará al
lesionado demostrar la desproporción y que por lo menos uno de los
copropietarios se aprovechó de su estado de necesidad, para que el contrato
se rescinda y los demás se vean afectados por la rescisión.
Del mismo modo que el derecho no nos puede hacer felices, tampoco nos
puede hacer solidarios y altruistas, porque estas son conductas,
comportamientos, vivencias y sensaciones de las cuales solo cada uno de
nosotros somos dueños.
Sostiene Alfredo Bullard, a quien hemos seguido en estas líneas, que "la lesión
desincentiva operaciones de rescate que puedan ser motivadas por la
oportunidad de obtener un lucro mayor al que se obtendría en una operación
de mercado común y corriente. En esa circunstancia, es difícil tener una
respuesta clara. Por un lado, no se quisiera que la gente se aproveche del
estado de necesidad de otros. Por otro lado, se quisiera que quienes están en
estado de necesidad encuentren la mayor cantidad de opciones para salir de
dicho estado (oo.). La lesión es una suerte de control de precios (oo.), al
hacerla envía a los agentes económicos el mensaje de que los precios o
contraprestaciones que pacten pueden ser evaluados por el juez, de la misma
manera que lo haría un regulador de precios en un servicio público, solo que
incluso con menores herramientas para poder hacerla. Así como los controles
de precios generan escasez y "colas" para obtener productos, la lesión puede
generar escasez de rescatadores y "colas" de potenciales rescatados
esperando un rescate" (BULLARD, p. 280).
DOCTRINA
Comentario
1. Preliminares
Otro aspecto a tener en cuenta es la redacción que existe entre esta norma y lo
que se menciona en el artículo 993 del C.C. referido al pacto de indivisión,
siendo impqrtante realizar un deslinde entre ambos no solo para tener clara la
distinción entre uno y otro, sino también para determinar los alcances
temporales del hecho de diferir o suspender que no se encuentran precisados
en el artículo bajo comentario.
ii) El acuerdo para diferir o suspender la partición debe ser aprobado por todos
los copropietarios, esto es, los copropietarios deben concurrir al acuerdo en
forma unánime para dotarlo de validez. Entendemos que esta exigencia
requería estar expresamente prevista puesto que el acuerdo al que nos
venimos refiriendo escapa a los alcances de la regla de la unanimidad prevista
por el inciso 1 del artículo 971, toda vez que el acuerdo no se refiere a la
gestión de los bienes comunes sino al margen de autonomía que la ley les
reconoce con relación a la imperatividad de la partición. Justamente el
fundamento último de la exigencia de unanimidad se halla en la propia
imperatividad de la misma, si ella obliga a todos a concurrir a la partición hasta
su culminación y faculta a cualquiera a exigir que esto así ocurra, aun en contra
de la voluntad de quienes no lo quisieran, una vez desencadenado el proceso
particional (entendido en sentido no procesal) solo la voluntad concorde de
todos ellos puede detener temporalmente el mismo.
vi) Tampoco dice el Código que los copropietarios deban acreditar o siquiera
invo. car alguna causa de justificación del pacto de suspensión o diferimiento
de la partición. Esto a diferencia de lo que sucede con el mismo pacto en sede
sucesoria en que el artículo 857 establece que el mismo se justifica "cuando la
ejecución inmediata pueda ocasionar notable perjuicio al patrimonio hereditario
o si es preciso para asegurar el pago de deudas y legados". Por cierto, hay
diferencias entre lo establecido por el artículo 857 del C.C. y el artículo que
comentamos, porque, entre otras cosas, según el primero de ellos la
suspensión o el diferimiento de la partición también pueden ser impuestos por
resolución judicial.
DOCTRINA
CAUSAS DE EXTINCiÓN
ARTICULO 992
CONCORDANCIAS:
C.C. art.983
LEY 26887 arto 2
Comentario
1- Preliminares
Puede decirse que así como existen ciertos modos de adquirir los derechos
reales que se encuentran tipificados en la ley como hechos jurídicos idóneos
para producir el ingreso de un derecho de esa naturaleza en el conjunto de
activos patrimoniales de una persona, existen también ciertos hechos que son
considerados como suficientes para extinguir dichos derechos. Los criterios
clasificatorios de los hechos extintivos de los derechos reales son diversos, en
algunos casos se tiene en cuenta el elemento de la relación jurídica que resulta
afectado por la causal de que se trate, se habla de hechos que afectan al bien
(entendido como objeto mediato) y hechos que afectan a la titularidad; por el
ámbito de aplicación se habla de causas generales a todos los derechos y
causas especiales aplicables a determinados derechos; y, también, se habla de
modos voluntarios e involuntarios, según intervenga o no la voluntad humana
en su configuración.
No es tarea del legislador recoger todas las clasificaciones que puedan existir
respecto de las distintas causas de extinción de los derechos, su tarea es
simplemente enumerarlas, pero como la regulación de los derechos debiera ser
sistemática y ordenada, evitándose repeticiones innecesarias, en el futuro las
disposiciones generales sobre los derechos reales deberían contemplar una
enumeración de las causas de adquisición y extinción aplicables a todos los
derechos, en tanto que al regularse cada derecho deberían reconocerse las
causas específicas de adquisición y extinción.
DOCTRINA
PACTO DE INDIVISiÓN
ARTICULO 993
CONCORDANCIAS:
C.C. arts. 178, 182, 183, 184, 844, 846, 847, 848, 850, 854, 984,
985, 986, 987, 991, 2019
Comentario
1. Pacto de indivisión
De conformidad con el artículo 984 del Código Civil, entre los copropietarios
existe obligación de hacer partición, cuando uno de ellos o el acreedor de
cualquiera lo pida, estableciendo como excepciones únicas las siguientes: a) la
indivisión forzosa; b) la existencia de un acto jurídico, y c) un plazo señalado en
la ley.
La existencia de un acto jurídico está referida a un contrato (acto bilateral) o
una disposición testamentaria (acto unilateral). El pacto de indivisión está
regulado en el artículo 993 del Código Civil, materia de comentario.
Hay autores que consideran que no debe permitirse que el testador pueda
imponer la indivisión, ya que al otorgar su testamento no está en condiciones
de discernir sobre las ventajas de este pacto que va a recibir aplicación en el
futuro; además, el pacto de indivisión supone que hay armonra entre los
indivisarios, hecho que tampoco puede prever el testador (SOMARRIVA, p. 73).
El pacto de indivisión es una restricción del dominio, en la medida en que los
titulares del derecho no podrán hacer partición, la cual implica la realización de
un acto de transferencia de dominio
2. Inscripción en el Re(!istro
DOCTRINA