Sie sind auf Seite 1von 2

Capitalismo y su influencia

El Capitalismo con tendencia social (está frase seguramente es una


herejía para algunos sociólogos) viene siendo aplicado,
paradójicamente, en muchos de los países con gobiernos progresistas.
Ante el fracaso de las doctrinas del comunismo o socialismo
materialistas, los gobernantes de izquierda, no han tenido otra opción
que continuar usando el capitalismo, pero dándole un giro social, para
que beneficie a las mayorías, o sea, al pueblo. Y por los frutos que
vemos, esa postura de continuar usando el capitalismo y darle un giro
social está teniendo resultados positivos, a pesar de los falsos agoreros,
que defienden al capitalismo “puro” (y por detrás al hipercapitalismo),
asumiendo posturas de derecha o de ultraderecha, o muy a pesar de
aquellos que defienden posiciones de ultraizquierda, o de la propia
izquierda llamada de “infantil”. Si bien, se puede vislumbrar que este
“capitalismo con tendencia social” es simplemente un paso más hacia un socialismo democrático (Los
progresistas tienen que ser también estratégicos en un mundo donde el capitalismo se convirtió en un
espejismo que oscurece la sabiduría humana).

En las condiciones actuales, se puede conjeturar que en un plazo perentorio el capitalismo está destinado a
desaparecer, puesto que ya cumplió su función principal: generar las condiciones para que la humanidad asuma
otro modelo socioeconómico acorde a los nuevos tiempos y al nuevo ciclo existencial de nuestro planeta. Así, se
proyectan distintos modelos sociales que le darán una respuesta adecuada a las necesidades del hombre, donde
lo espiritual será el ingrediente primordial para la vida futura.

Ciertamente, hay personas que piensan que para criticar al capitalismo es necesario ser economista o
profesional afín. Si el capitalismo fuera como la ingeniería nuclear o la astrofísica, seguramente, para un análisis
profundo, correspondería a profesionales o investigadores de las citadas áreas hablar específicamente al
respecto, si bien, todo ciudadano que lee, podría dar una opinión personal al respecto de cualquier área en
función de su vivencia o de su experiencia; por eso, sobre el capitalismo pueden opinar desde un científico social
hasta un paisano que vive bajo la influencia de este sistema.

En estas circunstancias, podemos pensar y criticar muchos más, al respecto de los modelos sociales porque
vivimos influenciados por ellos. Y toda crítica tendría que ser para mejorar, por muy dura que sea ella, y evitar la
indiferencia frente a aquello que puede ocasionar una hecatombe social o planetaria. Hoy, ya no es época para
que nos quedemos callados frente a muchas iniquidades generadas por un modelo socioeconómico en
decadencia, como es el capitalismo.

No podemos negar que el capitalismo, ha dado al hombre la posibilidad de un gran desarrollo en muchas áreas
del conocimiento. Ha posibilitado que el hombre avance de la "carreta" al "avión supersónico" y el hombre se
mueve en una sociedad jamás soñada hace dos siglos por el hombre común. Solamente algunos escritores de
ciencia ficción, como Edgar Allan Poe y Julio Verne vislumbraron algunos aspectos de la sociedad actual. Pero,
esto no significa que debamos cerrar los ojos frente a las debilidades y a la futura expiración del capitalismo.

Hoy estamos en el siglo XXI y el capitalismo ha tomado dos vertientes: La del hipercapitalismo (capitalismo
salvaje), usado por varias potencias mundiales y su séquito de países dependientes, con gobiernos afines, y el
capitalismo con tendencia social utilizado por gobiernos progresistas de muchos países del orbe.

El Hipercapitalismo es el suprasistema donde surge una nueva economía que favorece a pocos, los
megamillonarios, quienes buscan hacer más fortuna sin importar la dignidad humana, ni el equilibrio ecológico.
Estos megamillonarios, que no pasan de los mil sujetos, o tal vez menos o un poco más, no importa, se ocupan
de hacer crecer sus empresas en todo el orbe usando todos los medios a su alcance. Hacen creer que están
implementando el capitalismo para beneficio del individuo y del desarrollo de los países. Sin embargo, en un
mercado globalizado, a través de sus empresas, intentan obtener las mayores ganancias posibles, sin importar si
eso genera un aumento inusitado de la pobreza, de la inseguridad ciudadana, de la contaminación ambiental, de
la violencia, o de otro tipo de calamidad.

Una sociedad espiritualista (desde cualquier enfoque espiritual) es totalmente incompatible con una sociedad
capitalista. Debemos entender el capitalismo como un sistema que tiene razón de ser en un periodo de
evolución del hombre. La proyección hacia el futuro es: En cuanto el hombre se vaya aproximando a una
madurez personal y espiritual, el capitalismo se va minimizando hasta desaparecer. En una sociedad
espiritualista (de cuño budista, cristiano, mahometano, judío, hindú, etc.) los bienes que el planeta nos otorga
son de todos y para todos. La etapa infantil de la posesión del objeto desaparece y surge un hombre maduro
que disfruta y comparte las riquezas de la Tierra y del Universo. Una sociedad capitalista, como la que vivimos,
se centraliza en el desarrollo del individuo, defiende la propiedad privada, acumula riqueza y poder, desarrolla la
tecnología y explota los recursos naturales. Cuando el equilibrio predomina, de pronto el capitalismo todavía es
útil, y se le puede dar también un giro social como lo hacen los gobiernos progresistas o de izquierda. Sin
embargo, cuando predomina el desequilibrio, existe una sobrevaloración del individuo sobre el grupo y va en
contra de la misma sociedad; la propiedad privada no tiene límites, y cualquier personaje puede tener lo que
venga en gana, con tal de que tenga el dinero para pagarlo, aun yendo en detrimento de otros; se acumula
poder y riqueza sin importar los medios y los efectos (En las revistas científicas sociales se indica que la mayor
parte de la riqueza del planeta la tienen simplemente unas mil familias y que no son nada frente a los miles de
millones que somos nosotros); se desarrolla tecnología no sólo para producir lo necesario para el hombre, sino
también para producir lo superfluo (la basura con precio); se explota los recursos de la naturaleza sin importar si
esos recursos no son renovables, sin considerar que se va aumentando la contaminación, sin tomar en cuenta la
destrucción del hábitat de animales y humanos, y; se mantienen enfermedades para que las empresas
farmacéuticas lucren. Y para que no te quede la menor duda de que el capitalismo es un sistema incompatible
con una sociedad espiritualista o comunitaria y que es simplemente un modelo para una cierta época (y no es
eterno), es necesario que sepas que el anti-valor fundamental bajo el cual se sustenta el capitalismo actual es: El
acaparamiento.

Siendo esta la realidad, es importante para la gente de la calle sepa comprender que los sistemas
socioeconómicos son para un tiempo, luego hay que cambiarlos y transformarlos, en la medida que el hombre
crece y evoluciona. No debemos hacernos engañar con el dictado de que “si estás contra el capitalismo es
porque eres comunista”; o, de “si estas contra el comunismo, entonces, tienes que apoyar al capitalismo”; o, “el
único sistema que tiene validez es el capitalismo (o el comunismo)”. En estas circunstancias, es necesario tomar
conciencia de que el capitalismo es un sistema temporal, simplemente para una época. No es un sistema que
tiene que durar por toda la eternidad, como quieren hacer creer de manera directa o sutil aquellos que son
proclives al capitalismo o al hipercapitalismo.

Una vida espiritual involucra asumir que los bienes del planeta son de todos, y que el sistema de vida a ser
implementado en la tierra tendrá que tener mucho menos de capitalismo y mucho más de socialismo
democrático. La única propiedad privada que tiene el hombre es su cuerpo físico, y todo lo demás es propiedad
de la humanidad y de los reinos que conviven con el hombre y que comparten las riquezas de la Tierra.

Das könnte Ihnen auch gefallen