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DISCIPLINA

Se conoce como disciplina a la capacidad que puede ser desarrollada por


cualquier ser humano y que implica, para toda circunstancia u ocasión, la
puesta en práctica de una actuación ordenada y perseverante, en orden a
obtener un bien o fin determinado.
Es decir, para conseguir un objetivo en la vida, cualquiera que nos
propongamos, por más perseverancia o fortaleza que se tenga y que claro
ayudará a lograrlo, resulta indispensable tener o disponer de un orden
personal que nos organice para alcanzarlo de un modo más concreto, prolijo y
sin fisuras.
Esto en cuanto a los rasgos generales del concepto, en tanto, el concepto de
disciplina es un término ampliamente utilizado en el ámbito académico y que
en este contexto toma la denominación de disciplina escolar y se trata del
código de conducta que deberán observar y cumplir tanto alumnos como
maestros y que se encuentra dispuesto en cualquier reglamento escolar. La
escuela por ser un actor social que integra individuos que provienen de
diferentes clases sociales, experiencias, necesita de un sistema organizado de
disciplina que garantice el orden y el buen funcionamiento.
LA RESPONSABILIDAD
La responsabilidad es una virtud que puede observarse en uno mismo o en el
prójimo. Se dice que una persona es responsable cuando, consciente de sus
actos, sabe que éstos son la causa directa o indirecta de un hecho, por el cual
es plausible de ser imputable, y hasta deberá responder por esos actos, llegado
el caso.
Pero este no es el único significado que le podemos dar a este término, ya que
también comprende otros sentidos, como ser el de cargo, compromiso o la
obligación para con algo, por ejemplo, una maestra tiene la responsabilidad de
llevar a buen puerto la educación de los alumnos que tiene a su cargo. También
se lo aplica como un sinónimo de causa y puede usarse para explicar, por
ejemplo, cuál fue la causa de un determinado accidente: la ausencia del
cinturón de seguridad en el conductor y su acompañante fue la responsable
que ambos saliesen despedidos del vehículo. También se lo puede encontrar
aplicado a definir la imputabilidad de una deuda u obligación, que sería el caso
de un instrumento o herramienta de nuestra propiedad y que le causó un
daño a otra persona, entonces, nosotros, por ser dueños de éste, seremos los
absolutos responsables del daño que haya producido.
LA HONESTIDAD
La honestidad es un valor moral fundamental para entablar relaciones
interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuos.
Una persona que actúa con honestidad lo hace siempre apoyada en valores
como la verdad y la justicia, y no antepone a estos sus propias necesidades
o intereses. En este sentido, es una persona apegada a un código de
conducta caracterizado por la rectitud, la probidad y la honradez.
La honestidad verdadera permea todos los aspectos de la vida de una
persona: se manifiesta socialmente, pero también en el entorno íntimo del
individuo y en su vida interior. Esto quiere decir que la honestidad es tanto
exterior como interior, en vista de lo cual debe ser un comportamiento
coherente, donde las acciones del individuo sean consecuentes con lo que
piensa, dice y predica.
En una persona honesta, incluso los actos más pequeños están regidos por
la honestidad. Informarle al vendedor que se ha equivocado a nuestro favor
con el cambio, devolverle al anciano el billete que se le acaba de caer sin
notarlo, cumplir con nuestras obligaciones aun cuando nadie nos vaya a
gratificar por ello, vigilar nuestras palabras en la medida en que estas
puedan herir o afectar a terceros; todo ello no es sino una breve
enumeración del largo catálogo de acciones donde podemos manifestar
activamente nuestra honestidad.

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