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20141804
Explica que el marco legal establece que las comunidades nativas formalicen sus derechos
a la tierra y el bosque, a partir de un proceso que tiene dos resultados: la demarcación y
titulación de tierras de uso agrario y la firma de un contrato de cesión en uso sobre tierras
de uso forestal. Ambos requieren que previamente las comunidades sean reconocidas
legalmente. A pesar de los cambios recientes en la normativa y la institucionalidad, en
materia de la formalización, han supuesto un avance en el proceso de titulación, aún
quedan ciertos puntos para agilizar y consolidar la implementación.
El objetivo del texto es señalar dos puntos críticos que engloba una serie de desafíos por
superar en materia de titulación y finalmente, sugerir recomendaciones para abordar
dichos desafíos. El primer punto crítico trata sobre el número y la complejidad de las
regulaciones existentes y vacíos e inconsistencias en los procedimientos de
formalización. El proceso de formalización de comunidades nativas está altamente
regulado y tiene altos costes en tiempo y dinero para las entidades que lo implementan.
Esto dificulata que la implemetacion se dé de manera homogénea y articulada. Hay una
brecha existente entre los procedimientos establecidos en la regulación y su aplicación en
la práctica. Los Gobiernos Regionales tienen su propia interpretación y propias
interpretaciones y métodos, y utilizan formatos diferentes para elaborar títulos y contratos
de cesión en uso.
Para abordar este desafío, el texto sugiere promover que la Dirección General de
Saneamiento de la Propiedad Agraria y Catastro Rural (DIGESPACR), ente rector del
catastro rural, regularización de tierras y titulación de comunidades nativas, continúe la
revisión de lineamientos para estandarizar y sobre todo simplificar procedimientos,
tomando en cuenta la experiencia y dificultades identificadas. Además, que se incentive
que las entidades pertinentes tengan claro los proceso y pasos relacionados a la
formalización. Que se aclare las competencias y funciones, y que se asegure que se cuente
con el personal capacitado. Y finalmente, que se identifiquen los mecanismos de
financiamiento público para que el personal del gobierno en los diferentes niveles cuente
con los recursos necesarios
Actualmente, en San Martín hay un debate sobre qué forma de arreglo de tenencia
corresponde mejor tanto a los derechos de las personas indígenas como a la conservación
del bosque. Hay dos opciones, el titulo o la concesión. Con el primero las comunidades
indígenas toman posesión colectiva del bosque comunal. Mientras que con el segundo, a
las comunidades indígenas les dan un derecho de usuario limitado de un área de
conservación de bosque que pertenece al Estado.
El problema con este enfoque es que el gobierno crea normas que definen que es
sostenible y que no. Esto implica que el sustento actual que llevan los Kichwa no es
sostenible. Por lo que, por un lado, les dan la libertad a los Kichwa de continuar con sus
costumbres tradicionales, pero al mismo tiempo el gobierno está controlando la manera
en que estas costumbres son vividas. Esto lo hacen definiendo que es ancestral, por
ejemplo, la agricultura migratoria en la que los comuneros abren terrenos en el bosque
cortando los árboles y de ahí quemándolos para que liberen sus nutrientes para poder
sembrar ahí no es considerado una práctica ancestral. Este enfoque ve a la agricultura
como una de las mayores causas de la desforestación. Otro problema de este enfoque es
que le da mucha importancia a los ingresos por cultivos comerciales exportables y
descuida la subsistencia del sistema de producción.
Finalmente, el texto da cuenta que las ONGs, tienen el rol de brokers entre las
comunidades Kichwa y sus federaciones, por un lado, y con donadores internacionales y
a veces instituciones gubernamentales. Esta discusión da cuenta de que las comunidades
son influenciadas por actores externos. Mientras que algunas ONGs están más alineadas
con el gobierno, otras toman una posición de antagonismo hacia este.
El texto de Monterroso y Larson da cuenta de las dificultades que tienen las comunidades
nativas para acceder a una titulación de tierras comunales. En este sentido su aporte fue
describir una problemática a partir de la cual me planteé la pregunta de investigación que
es qué otras alternativas tienen las comunidades nativas para acceder al acceso a los
recursos y a sus territorios. Si bien este texto da cuenta de las dificultades institucionales
y legales, la tesis de Egerlid evidencia que estas dificultades están configuradas, además,
por intereses del gobierno. Ya que menciona que las autoridades tienen mayor disposición
a otorgar concesiones de conservación que a dar títulos. A nivel regional, por ejemplo,
San Martin se promueve como una “región verde”, por lo que se ha comprometido a crear
nuevas áreas de titulación. Y a nivel nacional, los intereses del Estado en otorgar
concesiones de conservación y no títulos va en afinidad con la agenda internacional de
conservar la naturaleza y mitigar el calentamiento global. En el 2008, el Ministerio del
Ambiente presentó presento el objetivo de proteger 54 millones de hectáreas de bosque
para el 2021 en la Conferencia del Cambio Climático en Ponzan. El Minam implementó
el Programa Nacional de Conservación de Bosques en el 2013.
Tomar esta estrategia desafía el imaginario de los pueblos indígenas como abocados a
proteger la naturaleza por la cosmovisión que tienen. En vez de esto, creo que la tesis
muestra a las comunidades nativas como unos actores con agencia en esta carrera por los
recursos. Las comunidades se han visto transformadas por el boom de los recursos, no
solo porque sus territorios están en la mira de intereses comerciales y económicos, lo cual
pone en peligro su acceso a recursos y soberanía sobre su territorio ancestral. Sino porque
además se han visto inmersos en esta lógica, ya que muchos buscan mejorar su situación
económica.
Esta idea de que impide que puedan mantener sus costumbres es reforzada con el hecho
de que el gobierno regional otorga ciertos incentivos, o mejor dicho da ciertas
compensaciones a que no puedan, por ejemplo, cazar o llevar a cabo una agricultura
migratoria como es el caso de Alto Huaja. Estas compensaciones tienen el objetivo de
buscar alternativa a las actividades de subsistencia prohibidas en un área de conservación.
Pero al mismo tiempo, tiene como efecto que inserta a las comunidades en una lógica de
mercado. Por lo que dejan de lado sus actividades tradicionales y as hace dependientes
de un ingreso económico. Por lo que pone en peligro su seguridad alimentaria, la
conservación de sus costumbres tradicionales y su relación con la naturaleza.
A pesar de esto, parece ser una buena opción ya que asegura el acceso a los recursos de
las comunidades nativas. Si es que se tiene en cuenta que el proceso de conseguir una
titulación cuesta mucho tiempo y dinero y usualmente no se consolida. Pues como da a
conocer Egerlid no se otorga una titulación desde 1997. Además, parece ser que muchas
comunidades han encontrado una gran motivación en tener un acercamiento
conservacionista con la naturaleza pues como da cuenta la experiencia del pueblo de
Bagua Grande que se encarga de la conservación de Iguahuana – Bosques Secos de Delta.
Como se explica en la página web de la ONG Conservamos por Naturaleza: “En el caserío
de Delta, en donde todos se dedican básicamente a la agricultura, nadie sabía lo que
significaba conservación. Hoy todos están enfocados en ello y están convencidos que esta
es la opción de vida que quieren seguir. Protegen el bosque y evitan la quema de los
campos. Ver cómo se reconstituyen los montes los hace sentir orgullosos” .
Se puede concluir que es difícil acceder a las titulaciones de propiedad comunal, porque,
por un lado, el marco legal e institucional no son los óptimos, lo que alarga el proceso.
Además, no hay una base de datos con la información de todos los tipos de concesiones,
por lo que se debería mejorar la territorialización a nivel nacional. A parte de esto es
importante tener en cuenta de que los gobiernos a sus diferentes niveles tienen intereses
que están alineados con los intereses internacionales de conservación del medio ambiente.
Por lo que se puede argumentar que el estado ha priorizado la conservación de los bosques
por encima del derecho a titulación de los pueblos indígenas puesto que como indica la
tesis de Egerlid no se ha entregado un título desde el 1997. Si bien esto es un problema
para la subsistencia de las comunidades nativas de la Amazonía peruana, estas
comunidades han encontrado una solución con la concesión por conservación, que
asegura el acceso a recursos forestales. Los derechos de los pueblos indígenas se pueden
entender como vulnerados, ya que estos no pueden decidir libremente sobre su territorio
como precisa el Convenio 169 de la OIT, además que pone la conservación de sus
costumbres ancestrales en peligro, se puede argumentar que es una buena opción.
Referencias:
Monterroso, I. & Larson A.M. (2018). Desafíos del proceso de formalización de derechos
de CCNN en Perú. CIFOR InfoBrief #220.