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Cuatro observaciones sobre los falsos profetas Las profecías de los falsos

profetas pueden llegar a cumplirse.

Deuteronomio 13:1-5 es la primera advertencia tocante a los falsos profetas


registrada en las Escrituras. Hay varias observaciones dignas de comentario en
este pasaje. Podéis leer el texto aquí.

Observación 1: Los falsos profetas están entre el pueblo

Vemos en Deuteronomio la misma verdad que Pedro recalca en 2 Pedro 2:1, a


saber, que los falsos profetas están “entre” el pueblo. De allí el peligro.
Balaam, por ejemplo, era un falso profeta de Mesopotamia; pero al no ser
israelita no era tan peligroso porque no andaba “entre” el pueblo. La historia
de la iglesia, como bien recalca J.C. Ryle, nos demuestra que las seducciones
desde adentro son casi siempre más letales que los ataques desde afuera. El
problema no es Mesopotamia en sí; sino cuando la mentalidad y las prácticas
pecaminosas de Mesopotamia se meten en la iglesia visible. La primera
observación es que los falsos profetas están “entre” el pueblo. Y ya que son
hijos de Abraham según la carne, el pueblo está mucho más dispuesto a darles
oído.

Observación 2: Las profecías del falso profeta pueden cumplirse

La segunda observación y la más chocante es que las señales anunciadas por


el falso profeta se pueden cumplir. El 13:2 pone, “Y si se cumpliere la señal o
prodigio que él te anunció…”. ¡Qué fuerte! Con razón los falsos profetas
confundían al pueblo porque en primer lugar eran israelitas según la carne e
incluso sus palabras proféticas podían llegan a cumplirse. Más adelante, en
Deuteronomio 18:22 el Señor recalca claramente que, “si el profeta hablare en
nombre del Señor y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que
el Señor no ha hablado; con presunción la habló tal profeta; no tengas temor
de él”. Es decir, una señal indubitable de que alguien es un falso profeta es
que su profecía no se cumple. Pero lo sorprendente en el capítulo 13 es que la
palabra de un falso profeta pueda cumplirse. Satanás es el padre de mentira;
no obstante, puede decir la verdad también. El engaño es tan sutil. Y los falsos
profetas también saben citar las Sagradas Escrituras. Al fin y al cabo, cuando
el diablo estuvo con Cristo en el desierto, la serpiente citó el Salmo 91. ¿Cómo
puede ser? Todo esto nos habla sobre la importancia de desarrollar
discernimiento bíblico para no poder ser engañados. Satanás citó la Biblia
cuando se encontró con Cristo. / Pixabay

Observación 3: El falso profeta te aparta del Dios verdadero

La siguiente observación es que el falso predicador te aparta del Dios


verdadero. En el 13:2 pone, “Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste
y sirvámosles”. Esta tentación es muy real. La palabra aquí traducida como
“dioses” es Elohim, el nombre del Dios bíblico. En Génesis 1:1, por ejemplo,
pone, “En el principio Elohim creó los cielos y la tierra”. Es decir, el falso
profeta sigue usando el mismo nombre; pero da al vocablo un nuevo
significado. Una buena ilustración es la fabricación del becerro de oro en
Éxodo 32. Aarón tomó el oro de las manos de los israelitas y “le dio forma
con buril e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos
son tus dioses [o literalmente, este es Elohim] que te sacaron de la tierra de
Egipto” (Éxodo 32:4). Me gustan más aquí las traducciones de: La Biblia de
las Américas Dios Habla Hoy La Nueva Biblia Viva La Nueva Biblia
Latinoamericana de Hoy La Palabra Traducción en Lenguaje Actual ¿Por qué?
¡Porque todas ellas traducen el término Elohim en el singular! Llamaron al
becerro Elohim. No usaron la palabra hebrea ídolo ni imagen sino Elohim; el
nombre del Dios verdadero. Este pasaje sirve como una advertencia solemne
porque los falsos profetas dijeron a los israelitas que hablaban en el nombre de
Elohim o de Yahvé. Si los falsos profetas hubieran dicho, “Así dice Baal…” o
“Así dice Asera…” o “Así dice Moloc”; los israelitas no habrían sido tan
fácilmente engañados. Pero los falsos utilizan el nombre del Dios verdadero
con fines nefastos. Los israelitas llamaron al becerro de oro 'Elohim'. /
Pixaay Para aplicar todo esto a nuestro contexto, no es suficiente con que un
predicador nos hable de “Dios” o de “Cristo”. Hay que prestar mucha atención
para ver si de verdad es el Dios de las Escrituras. La ciencia cristiana, los
testigos de Jehová, los mormones, los teólogos liberales hablan mucho de
“Dios” y de “Cristo”; pero su visión de la deidad es marcadamente distinta a
aquella de las Escrituras. Y todos aquellos grupos se levantaron dentro de
círculos cristianos. Si nos predican sobre un Dios que no es trinitario; no
podemos hacerles caso. Si nos predican sobre un Cristo que no es el Hijo
eterno de Dios, que no nació de una virgen, que no fue crucificado por todos
nuestros pecados, que no resucitó literalmente al tercer día; no nos están
hablando del Cristo bíblico. Incluso en nuestros días, hay predicadores
supuestamente evangélicos que nunca hablan sobre el juicio de Dios ni sobre
la ira del Cordero. No están predicando del Elohim revelado en las Escrituras.
Es cierto que utilizan el nombre de Dios; pero no son fieles mensajeros.

Observación 4: El falso profeta te aparta de la santidad

Y la cuarta observación es que el falso profeta no solamente modifica nuestra


teología; sino que perjudica nuestra conducta. En Deuteronomio 13, explica
que el falso profeta nos anima a ir en pos de otro dios que no es el Dios de la
Biblia; y por lo tanto, a negar los mandamientos éticos del Señor. Dice el v. 5
que el falso profeta aconsejó “rebelión contra el Señor vuestro Dios” y “trató
de apartarte del camino por el cual el Señor tu Dios te mandó que anduvieses”.
Cuando se crea un nuevo Elohim que no está airado contra el pecado, sus
profetas presentan nuevos códigos de ética que contradicen la santidad del
Todopoderoso. Todo vale. Todo tipo de conducta es aceptable entre el pueblo
de Dios. Ahora dicen, “Puedes fornicar, robar y mentir y no pasa nada porque
Elohim te ama tal cual eres. No pasa nada. Elohim es pura gracia. Él no se
enfada con nadie”. Esta clase de predicación falsa conduce a la creación de
una iglesia visible repleta de cabras que no conocen al Señor de Israel. En tal
congregación, prosperan los impíos y fomentan una vida de libertinaje sin
reservas. En términos de Judas 4, “Algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta
condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de
nuestro Dios y niegan al único soberano a nuestro Señor Jesucristo”. En vez
de apreciar la gracia de Dios como un maravilloso motivo de vivir en gratitud
y santidad; convierten la gracia de Dios en un pretexto para pecar. Son hijos
del diablo. Os comparto tres breves testimonios recientes que sirven para
subrayar este principio.

El primer ejemplo: hace un par de años un pastor evangélico fue a una nueva
ciudad para pastorear en una iglesia. Nada más llegar, se dio cuenta de que dos
de las personas que estaban en el equipo de alabanza, puestos por el antiguo
pastor, estaban viviendo juntos sin estar casados. Por poco tuvo un infarto el
nuevo pastor cuando se enteró de que también querían tomar la Santa Cena.
La predicación light del ex pastor permitió que aquellas dos personas viviesen
en un estado de pecado abierto. Si la congregación hubiese sido bien instruida
desde el púlpito, los propios hermanos podrían haber reprendido a los dos
rebeldes en la amonestación del Señor.

En segundo lugar: recientemente han pillado a un pastor evangélico en


Alemania teniendo una aventura con una de las feligresas de su iglesia local.
Este pastor lleva mucho tiempo predicando de forma suave con un mensaje
dulce y positivo sobre el amor y la gracia de Dios. ¡Y nada más! Muchos de
vosotros, queridos lectores, lleváis bastantes años en el Señor y estoy seguro
de que podríais compartir otros testimonios tristes que revelan que cuando hay
una mala teología, es prácticamente imposible que no haya una mala vida
detrás de ella.

Un tercer ejemplo: un estudiante evangélico llegó a decir que las


prohibiciones bíblicas contra la fornicación solamente se aplicaban a los
creyentes del primer siglo. ¡Menuda sorpresa cuando salió la noticia de que
estaba viviendo con su novia! La teología y la praxis andan cogidas de la
mano. Una mala teología llevará siempre a una mala vida. Y una mala vida
llevará siempre a una mala teología. El falso profeta se ríe del pecado. Su ética
es una filosofía que dice, “No pasa nada. La santificación es para los
fundamentalistas y los fariseos. Lo que Dios quiere es que vivamos en la
gracia”. Y cuando dice gracia, quiere decir libertinaje. Estos falsos profetas
siempre han existido y estarán con nosotros hasta la Segunda Venida; así que,
¡seamos sobrios y velemos! Para concluir, repasemos brevemente las cuatro
observaciones que hemos hecho a partir de Deuteronomio 13: 1.- Los falsos
profetas están entre el pueblo. 2.- Sus profecías pueden cumplirse. 3.- El falso
profeta te aparta del Dios verdadero. 4.- El falso profeta te aparta de la
santidad.

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_falsos_profetas

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