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Exp. N° 2007-000582
perjuicios, seguido ante el Juzgado Décimo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, por sociedad mercantil TAMAYO &
CÍA, S.A., representada judicialmente por los abogados Alonso Rodríguez Pittaluga, Luís García
Montoya, Alexander Preziosi, Carolina Solórzano, Albi Rodríguez Jaramillo, Alfredo Abou-Hassan y
representada judicialmente por los abogados Gonzalo Rodríguez Matos, Luís Ortiz Álvarez, Ricardo
Antela Garrido, Alfredo Básalo Rodríguez, Pablo A. Benavente Martínez, Alain Pierre Bizet, Heidy
Andreina Flores, Alfredo Lafée Pérez, Ricardo Martínez Ceruzzi, Manuela Navarro, Juan Carlos Oliveira
Bonomi, Thais Novel y Luz María Charme Nunes; el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito de la misma Circunscripción Judicial, dictó sentencia en fecha 16 de mayo de 2007,
mediante la cual declaró con lugar la apelación interpuesta por la demandada y la defensa perentoria de
falta de cualidad pasiva, en consecuencia, nulo el fallo apelado del a quo de fecha 14 de agosto de
2006.
Contra el referido fallo de alzada, anunció recurso de casación la representación judicial de
la demandante, el cual fue admitido por el superior y oportunamente formalizado. Hubo impugnación,
réplica y contrarréplica.
dio cuenta en Sala, correspondiendo la ponencia al Magistrado que con tal carácter suscribe el presente
Invirtiendo el orden en que fueron explanadas las denuncias en el recurso por defecto de
actividad, la Sala procede a analizar y decidir la contenida en el Capítulo Segundo del escrito de
formalización, fundamentada en el ordinal 1° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se
delata la infracción del ordinal 4° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, por considerar la
“…Como puede apreciarlo esta Sala, en lo que se refiere a la cuestión de derecho, que
debería estar plasmada en el razonamiento de la recurrida, no aparece relación alguna
con ninguna norma de derecho positivo, es decir, el pretenso razonamiento no contiene la
subsunción de los hechos alegados y probados en el juicio con las normas jurídicas
aplicables, esto es, no existe enlace entre la situación suscrita como supuesto fáctico y la
previsión genérica e hipotética de alguna norma legal, se trata de meras disquisiciones
formuladas por los jueces de la recurrida, que en definitiva impiden el control jurídico de la
decisión, y que por tanto hacen patente el vicio acusado en este caso.
De otra parte, la sentencia recurrida determina que unos contratos sí se trasmiten del
vendedor del fondo de comercio al adquirente, sin decir la razón, y de otra parte, concluye
que en el caso especifico del contrato de exclusividad para la distribución, que es objeto
de este procedimiento, el mismo no es de aquellos que se transmite, sin indicar cual es la
razón para establecer tal distinción, ni señalar en que normas o qué dispositivo legal,
fundamenta esa distinción, lo que resulta en una abierta inmotivación del fallo.
Debo aclarar, que en este caso no se acusa la falta de señalamiento por parte del fallo
recurrido de una especifica norma legal o criterio jurídico aplicado, sino del hecho que la
recurrida no hace la subsunción necesaria para entender de donde saca la conclusión a la
que arriba, ya que como puede verificarlo esa Sala de Casación, la sentencia en cuestión,
no deja clara qué autoriza a pensar que en los casos de venta del fondo de comercio los
contratos no se transmiten del vendedor al adquirente, tanto más en los casos como el de
autos, en el que la referida venta del fondo de comercio provocó la cesión en los negocios
del vendedor…”.
distribución de autos, no es de los contratos que en la venta de fondo de comercio se transmiten del
vendedor al adquirente, sin expresar los motivos de hecho y de derecho, ni relacionar lo alegado y
probado en el juicio con las normas jurídicas aplicables para llegar a tal decisión.
“...Por tanto, la sentencia debe reflejar el proceso que justifique los dispositivos que
ella contiene, y que obliga al Juez a dar una explicación del porqué del rechazo o
admisión de un hecho y su apreciación.
formalizante y a tal fin se transcribe parcialmente la recurrida, en la que se expresa lo que sigue:
La doctrina francesa clasifica los elementos del fondo en corporales e incorporales, que
en general puedan catalogarse como anteriormente quedó expuesto. Sin embargo, la
misma doctrina francesa, hace exclusión de los contratos. Esta es la solución
establecida en nuestro Código de Comercio, de acuerdo a la doctrina patria. En efecto,
nuestra mejor doctrina sostiene que la transmisión del derecho de propiedad sobre el
fondo se opera entre las partes por el solo efecto del consentimiento, de acuerdo a lo
previsto en el artículo 1.161 del Código Civil, debiendo registrarse dicho acuerdo en el
Registro de Comercio, de conformidad con lo previsto en el artículo 19.10 del Código de
Comercio en concordancia con el artículo 25 eiusdem; sin embargo, aunque la transmisión
del derecho de propiedad sobre los diversos elementos constitutivos del fondo, se derivan
del contrato de venta, para su oponibilidad a terceros deben cumplirse las formalidades
que son propias a cada elemento en particular. De manera excepcional el adquirente se
convierte en titular de ciertos contratos concluidos por el enajenante, como lo son
los contratos de trabajo celebrados por éste y que se encuentren vigentes al
momento de la enajenación; a ello debe agregarse las autorizaciones administrativas
que no tengan carácter personal al enajenante, las que son transmitidas al adquirente. Por
tanto, los otros contratos celebrados por el enajenante, deben transmitirse cumpliendo las
formalidades exigidas por la Ley para la oponibilidad a terceros.
Este Tribunal observa, siguiendo la mejor doctrina, que hoy en día se patentiza la
necesidad de la conformación independiente de la cesión de contrato como figura
netamente diferenciada de la transmisión de créditos y deudas particulares. En efecto, la
dogmática moderna ha resaltado que los efectos del contrato no se circunscriben a la
producción de créditos y deudas, pues al lado de éstos surgen a favor de las partes
contratantes ciertos poderes – intermedios entre los derechos subjetivos y las simples
facultades jurídicas – que, careciendo del elemento pretensión, permiten, no obstante,
influir sobre situaciones jurídicas preexistentes, mudándolas, extinguiéndolas o creando
otras nuevas mediante propia actividad unilateral (acto real, negocio jurídico, instancia
judicial o recurso administrativo). Son los llamados derechos del poder jurídico, derechos
potestativos, derechos de formación o derechos de modificación jurídica, tales como los
derechos de impugnación, rescisión, de resolución, de revocación, derechos de
apropiación, etc.
Por tanto, aunque una de las partes contratantes de un determinado contrato transfiera a
un tercero todos los créditos existentes a su favor y haga que por éste se asuman todas
las deudas obrantes a su cargo, no por ello habrá logrado que el contrato pase en su
totalidad al extraño; es decir, éste no lo sustituirá íntegramente en su posición de parte
contractual, pues los derechos potestativos fundados e inherentes a dicha posición, así
como las facultades unidas a la misma, continuarán operando todavía entre los
contratantes originarios. Tendremos, pues, más que una genuina sucesión en el contrato,
la accesión o adhesión de un tercero a un contrato que permanece centrado todavía en los
sujetos que inicialmente lo concluyeron.
Adicionalmente, este Tribunal debe observar que la asunción de deuda por acto unilateral
del deudor no existe en nuestro ordenamiento ni en ningún otro, porque no siendo
indiferente al acreedor la concreta persona del deudor, es obvio que hará falta su
asentimiento para que el antiguo deudor salga de la relación y en su lugar se coloque uno
nuevo; aparte de que cuando el deudor conviene con el que asume la deuda que éste
ocupe su lugar en la misma relación obligatoria, está en el fondo disponiendo del derecho
de crédito del acreedor al imprimirle un cambio de dirección, ya que el acreedor habrá de
dirigirse en lo futuro contra el asumente y no en contra del primitivo deudor, modificación
subjetiva de la obligación; y como sucede en todo acto de disposición de derechos ajenos,
semejante actuación solo será eficaz cuando precisamente el acreedor la ratifique,
confirme o apruebe.
En el caso de autos tenemos que TAMAYO alegó haber celebrado en el año de 1959
con LUSTRILLO, C.A. un contrato de distribución de los productos de la marca
ESPONJAS LUSTRILLO, por el cual ésta obtendría una comisión equivalente al 25%
del monto total de las ventas mensuales de la marca ESPONJAS LUSTRILLO, lo que
permaneció en el tiempo, inclusive en la oportunidad en que BON BRILL, adquirió
de LUSTRILLO el fondo de comercio, contrato que se trasmitió a la hoy demandada
por efecto de la enajenación que del fondo de comercio hiciera BON BRIL a
CLOROX.
Clorox de Venezuela, C.A, como adquirente del fondo de comercio, no asumió el contrato de
distribución celebrado inicialmente entre las firmas Lustrillo C.A. y Tamayo & CIA S.A., declaró la falta
de cualidad de la parte demandada, pero no expone desde ningún punto de vista los motivos y razones
que les lleva a sostener tal conclusión, que permita entender porqué habiéndose vendido el fondo de
mejor doctrina…”, “…la misma doctrina francesa…”, los cuales no constituyen motivación para llegar a
la conclusión antes referida de que el contrato de distribución de autos no se trasmite del vendedor al
Observa la Sala que no aparece en la recurrida relación alguna con respecto a la norma de
derecho positivo, que la vincule con el hecho concreto, sin que esto signifique que debió señalar el
número de un determinado artículo o norma legal, pues, al decidir la defensa de falta de cualidad
pasiva, el juez conforme a los artículos 361 y 16 del Código de Procedimiento Civil, ha debido explicar
que no existe cualidad debido a la ausencia de identidad lógica entre el sujeto que exige la norma y el
que acude al órgano jurisdiccional. Todo lo anterior imposibilita a la Sala el examen acerca de la
directamente por parte del vendedor del fondo de comercio al adquirente, pero por otra parte, cuando
excluye de esa obligación al contrato de distribución materia del presente juicio, no indica ni señala la
razón para ello, ni para establecer la diferencia respecto de aquellas relaciones contractuales que
deben transmitirse; incurre en el denunciado vicio de inmotivación, mucho más cuando se está
analizando la falta de cualidad alegada por la empresa demandada, que constituye una defensa
perentoria en la controversia, determinante respecto de la decisión y, que tal como alega la demandante
recurrente, la referida venta del fondo de comercio provocó la cesión de los negocios del vendedor.
quem omitió señalar aquellos fundamentos, tanto de hecho como de derecho para sustentar la decisión,
por lo que se declara procedente la presente denuncia sustentada en la infracción del ordinal 4° del
Por haberse declarado procedente una denuncia de las establecidas en el ordinal 1º del
artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, la Sala se abstiene de analizar las restantes delaciones
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de Casación
Civil, administrando justicia en nombre dela República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la
Ley, declara: CON LUGAR el recurso de casación anunciado y formalizado por la representación
judicial de la demandante TAMAYO & CÍA , S.A., contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior
Segundo en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, en fecha 16 de mayo de 2007. En consecuencia, se decreta la NULIDAD del fallo recurrido
y SE ORDENA al Tribunal Superior que resulte competente, dicte nueva sentencia corrigiendo el vicio
referido.
No ha lugar la condenatoria al pago de las costas procesales del recurso, dada la naturaleza del
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia, en Caracas, a los once (11) días del mes de abril de dos mil ocho. Años: 197º de la
Presidenta de la Sala,
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YRIS ARMENIA PEÑA ESPINOZA
Vicepresidenta,
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ISBELIA PÉREZ VELÁSQUEZ
Magistrado Ponente,
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ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrado,
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CARLOS OBERTO VÉLEZ
Magistrado,
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LUÍS ANTONIO ORTÍZ HERNÁNDEZ
El Secretario,
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ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
RC N° AA20-C-2007-000582
NOTA: Publicada hoy, diecisiete (17) días del mes de abril de dos mil ocho.
Secretario