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TITULO

PERIODO 2019-1

PRESENTADO POR:

LAURA ALEJANDRA GONZALEZ MONTOYA

DANIELA SANCHEZ RODRIGUEZ

PRESENTADO A:

SEBASTIAN BELTRAN OSPINO

UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y BELLAS ARTES

PROGRAMA TRABAJO SOCIAL

30 DE ABRIL DE 2019

ARMENIA-QUINDIO
¿Es posible reflexionar antes de la experiencia y no después, desde el Trabajo Social?

La experiencia es un hecho externo, inesperado, no de mi propiedad, por lo tanto, no se puede saber


el resultado, pero tiene un lugar, el sujeto (yo), lo que lo hace sensible, vulnerable y expuesto, ella
quiere cumplir su objetivo, dejar una marca profunda hasta lograr la transformación o deformación
para generar un cambio en lo que pienso, siento, sé, y anhelo, esto produce una incertidumbre, un
riesgo o un peligro, porque tendría el reto de atravesar un camino nuevo, desconocido, único, sin
saber si será algo positivo o negativo, porque nuestros sentimientos, pensamientos y palabras se
pondrían en juego, porque es otra cosa que no soy yo pero me afecta a mi significativamente, es
atender el acontecimiento externo y desconocido que nos somete a un viaje donde reaccionamos
de acuerdo a lo que va pasando, esa es la experiencia, porque no nos detenemos, no inmoviliza,
sino que nos lleva a una reflexión particular que nos conlleva a una metamorfosis donde el objetivo
es la madurez, queda dentro de mí, es concreto, es imposible cambiarlo, queda plasmado en mí una
vivencia distinta lo que me lleva a pensar lo que nunca me había arriesgado a pensar, actuar como
nunca había imaginado actuar, es decir, nos lleva a cuestionar lo que somos, pero llega un momento
de subjetividad profunda que me hace pensar en realmente quién soy, en que ese hecho externo,
me permite conocerme a mí mismo y aprovechar lo que desconocía de mi interior, me transforma,
por otro lado esta reflexión también me puede llevar a una catarsis para esconder lo que siento y
hago por mí mismo y frente a los otros, es decir, me deforma.

“Nuestra propia vida está llena de acontecimientos. Pero, al mismo tiempo, casi nada nos pasa. Los
sucesos de actualidad, convertidos en noticias fragmentarias y aceleradamente caducas, no nos
afectan en lo propio. Vemos el mundo pasar ante nuestros ojos y nosotros permanecemos
exteriores, ajenos, impasibles”1

Vivimos en un mundo donde sucede todo tipo de acontecimientos que podrían ser experiencia, pero
no le damos la importancia suficiente, por lo tanto, no se convierte en una realidad para nosotros,
vivimos una rutina, catástrofes mundiales, problemas sociales, políticos, culturales, ambientales y
económicos, quizás es externo porque le suceden a los demás, lo observo, aporto mi opinión, si me
obligo a participar en ese acontecimiento deja de ser experiencia porque ya lo conozco, en realidad,
me debe tocar e influenciar de una forma inesperada para que sea una experiencia, porque desde

1
http://files.practicasdesubjetivacion.webnode.es/200000018-9863d9a585/_la_experiencia_Larrosa.pdf.
Sobre la experiencia, Jorge Larrosa.
la distancia y el conocimiento del suceso solo sería un momento pasajero, sin transformación o
deformación en mi ser.

“Hacer una experiencia quiere decir, por tanto: dejarnos abordar en lo propio por lo que nos
interpela, entrando y sometiéndonos a ello. Nosotros podemos ser así transformados por tales
experiencias, de un día para otro o en el transcurso del tiempo".2

Es cuestionarse, es pensar diferente, dejar que el acontecimiento invada mi esencia como persona,
someterme a la vivencia, pero si soy esclavo de ella, podríamos buscar alternativas. ¿Sera posible
pasar de la deformación negativa a la transformación positiva? ¿Sigue siendo experiencia?

Estas preguntas son interesantes para darle respuesta desde nuestra profesión, porque estamos en
un mundo en el que existe pobreza de experiencias, como trabajadores sociales podríamos
comportarnos como actores aparentando sentir lo que vivencia el otro cuando en realidad lo
dejamos pasar, lo ignoramos, nos convertimos en profesionales instrumentalizados, siguiendo
líneas, haciendo actividades sin profundizar, sin tener un concepto de lo que se debe hacer en
cuanto a mí y a los demás ejemplo, en una comunidad vivo un acontecimiento inesperado pero
depende de mí convertirlo en experiencia, al mismo tiempo las personas de dicho lugar deciden si
para ellos también es una experiencia o no, porque siempre será singular, es decir, cada uno vive
una experiencia única e irrepetible, pero ese mismo acontecimiento en el espacio es plural porque
todos padecemos lo mismo en el presente, pero cada uno define que tanto pueda transformarlo,
deformarlo, o dejarlo pasar.

Pero en caso de que las personas lleguen con una riqueza de experiencias que han generado
deformación negativa, se convierte en un espacio relevante para intervenir como trabajadores
sociales, con la posibilidad de cambiar esquemas mentales de las personas para lograr una
transformación positiva, aclarando que es un proceso largo y tedioso, solo con la escucha, la
disposición y la reacción de la persona se puede lograr el objetivo, porque si no tiene esa disposición
se puede quedar en la deformación, se inmovilizaría, no sería experiencia desde el acto inesperado
para esa persona, tenemos el gran reto de influir a los otros, y dejarnos afectar de ellos, es decir, un
movimiento de ida y vuelta, es algo exterior pero es un acontecimiento que me afecta a mí, ¿y si lo
logramos, seriamos lideres?

2
Ibíd.
“El liderazgo es fundamental, no es abanderar procesos, es el que pueda tener un dominio sobre la
experiencia, el líder entiende la complejidad de generar experiencia en nosotros mismos y los otros,
no es tener sensaciones bonitas, es abrirnos a lo que somos”3

En esta realidad cambiante se nos dificulta ser líderes, por el hecho de que continuamos siendo
actores sociales, evitando la experiencia, fingiendo sentir lo del otro, lo que vivencian las personas,
que es externo a nosotros, no lo interiorizamos, y si no vivimos la experiencia no podríamos ser
líderes, nos dejamos llevar del tiempo que es tan corto, solo tomando los momentos como
estímulos, no nos preocupamos por el cambio, por el presente, nos quedamos pensando en lo que
puede pasar en el futuro, aunque este siempre este en incertidumbre, desconociendo la
importancia de acontecimientos significativos, vividos en el presente, en el ahora, los cuales pueden
afectarlo.

Pero si vivimos esa experiencia, también nos expondríamos al peligro, al riesgo, porque tendríamos
que dejar las máscaras a un lado, y abrirnos con lo que realmente somos, además invadiendo en las
personas su privacidad y su intimidad, para que realmente sea experiencia.

“Por eso es incapaz de experiencia el que se pone, o se opone, o se impone, o se propone, pero no
se ex-pone. Es incapaz de experiencia aquel a quien nada le pasa, alguien nada le acontece, a quien
nada le sucede, a quien nada le llega, alguien nada le afecta, a quien nada le amenaza, a quien nada
le hiere”.

Por lo tanto, no es posible reflexionar antes de la experiencia, porque es espontanea, genera


incertidumbre, no sabemos el camino a recorrer, no sabemos si vamos a estar dispuestos a
realmente exponernos para que sea una experiencia, o quitarnos las máscaras, para mostrar a los
demás la transformación o deformación que hemos vivido, y si las personas con quienes
intervenimos van a mostrar realmente lo que son, piensan y quieren, ya que desconocemos su
disposición, sensibilidad y vulnerabilidad, porque la experiencia tiene que ver con el no saber, por
lo tanto no podríamos reflexionar sobre la experiencia, aunque si, sobre lo cotidiano, pero no
serviría de nada porque seguiríamos siendo un mundo con pobreza de experiencias, siendo
desconsolante pensar que el trabajo social perdería el liderazgo por no saber asumir su propia
experiencia y la de los demás.

3
Clase liderazgo y gerencia pública martes 9 del 2019. Profesor Sebastián Beltrán.

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