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Pensar que el far west es territorio de celuloide o de novelitas del

abuelo apelotonadas en el desván no solo es dar un bibliopatinazo de


proporciones bíblicas sino que implica bajar la guardia libresca. Y
entonces ¡Bang! ¡Bang! Es tarde. Estás muerto, lector.

Y mientras tú te enfrías en el cofre de madera este tipo de literatura


alucinante cargada de historia y de adrenalina está vivita y coleando.
En reginaexlibrislandia lo tenemos claro y es un género que nos
demandan, que prescribimos y que, por supuesto, devoramos.

Prueba a darte un bibliogarbeo en cualquier librería por los anaqueles


reservados a ese mítico salvaje Oeste Americano donde silban las
balas, resuenan las cornetas de caballería, gritan los indios antes de
cortarte la cabellera y la brisa mece las sogas.

Y donde no eres nadie si no tienes alma de frontera, mascas tabaco,


haces temblar la escupidera, calzas un revólver Colt, marcas las
cartas, sudas bourbon, atracas diligencias, retozas en el shaloon,
asaltas ranchos y, sobre todo y más importante, si no disparas primero
y piensas después.

Si lo haces descubrirás un universo literario sin ley poblado por


tramperos, forajidos, prófugos, sheriffs, cowboys, predicadores,
guerreros indios, prostitutas, alguaciles, pistoleros, cuatreros y algún
que otro pobre hombre honrado al que desvalijar.

Es la esencia de un género enmarcado en la literatura de aventuras y


ambientado en el siglo XIX y en EEUU, durante el período de
expansión de esta nación hacia el llamado far west o, lo que es lo
mismo, el «lejano oeste».
Para introducirte bibliofarwest va mi selección reginaexlibrislandiana
de ocho western de novela para leer y morder el polvo.

¿Qué? ¿Estás listo, vaquero? ¡Van!

1. Warlock. Oakley Hall. Galaxia Gutenberg. Abrimos fuego con el


que muchos consideran el mejor western de todos los tiempos, un
artefacto narrativo de culto que trasciende los límites del far west y
que atrapa al lector de principio a fin. Con él viajamos a 1880, a la
polvorienta ciudad fronteriza de Warlock, un lugar sin ley donde el
robo, las reyertas y el crimen son rutina, y donde nadie se atreve a
poner orden. Hasta que llega Clay Blaisedell, un forastero con un buen
par de Colt Frontiers de oro que deberá meter en cintura a mineros
borrachos, a la banda de cuatreros de Abe McQuown e incluso a Tom
Morgan, un jugador sin escrúpulos que revoluciona el shaloon. Con
una fuerza y una calidad narrativa a prueba de balas, Warlock no solo
fue finalista del Pulitzer, sino que abrió una serie de títulos
ambientados en el Oeste Americano, un lugar mítico, salvaje y duro
que sacaba lo mejor y lo peor de sus pobladores.

2. Los cautivos. Elmore Leonard. Valdemar (Frontera). Aunque


más conocido por cultivar la novela negra, Elmore Leonard es uno de
los pesos pesados del género western, sobre todo en forma de relato
breve donde sus historias son acción pura. Con este volumen de
Valdemar en su colección Frontera los aficionados
al bibliofarwest viajarán entre líneas al corazón de Arizona y Nuevo
México, visitando desiertos, montañas, ranchos aislados,
cárceles, shaloons y fuertes de frontera, y se codearán con apaches
sanguinarios, forajidos despiadados, exploradores, vaqueros, niños
secuestrados por indios, alguaciles y mujeres de dudosa reputación.
Relatos memorables como “Los cautivos”, “Entre rejas” o “El chico”
logran que el lector muerda literalmente el polvo (de bibliogozo).

3. El hijo. Philip Meyer. Literatura Random House. Eli McCullough


es el primer varón nacido en la recién inaugurada República de Texas.
Pero una noche de 1849 unos comanches asaltan su hogar, masacran
a su madre y a su hermana y se lo llevan prisionero. Con trece años
tiene que aprender a vivir en la tribu con otro nombre y como hijo
adoptivo del jefe indio. Cuando el hambre, las plagas y el ejército
americano acaban con los últimos poblados, Eli vuelve al mundo
civilizado, donde crea un imperio ganadero. Mientras su hijo carga con
el peso de la ambición de su padre, su bisnieta lucha para conservar
el patrimonio de los McCullough en un mundo de hombres donde la
ganadería ha dejado paso al petróleo. Una novela épica y de iniciación
que explora la ambición, la crueldad y el sacrificio en un lugar y en una
época concretas, y cuyas páginas chorrean sangre, sudor y pólvora,
huelen a petróleo y brillan como la crin de un pura sangre. Maravillosa.
4. Centauros del desierto. Alan Le May. Valdemar
(Frontera). Como por desgracia suele ocurrir, gracias a la adaptación
homónima que filmó John Ford en 1954 Centauros del desierto es
parte del imaginero popular. Pero el original quedó relegado a un
inmerecido segundo plano, cuando es una novela que supura Frontera
de principio a fin y que, además, es más más cruda, extensa y
rigurosa que la película. Prepárate a disfrutar de una trama trepidante
con un esplendoroso desfile de colonos, forajidos, comanches,
Rangers, guerreros, soldados y llaneros solitarios por las grandes
llanuras y desiertos de Texas y Nuevo México en este impecable
western que narra los años finales de la lucha fronteriza contra
comanches y kiowa. Acompaña a dos colonos blancos en su afán por
rescatar a un par de niñas raptadas por los indios y disfruta de un
novelón de órdago.
5. En busca de New Babylon. Dominique Scali. Hoja de
lata. Prepárate a descubrir un trepidante western en el que los
encuentros y los desencuentros de cuatro almas perdidas sostienen
una trama cargada de acción, pistolas, pepitas de oro, bourbon,
ligueros, bajas pasiones y un puñado de sueños rotos. Aaron era
reverendo, pero tras perder las manos reniega de su fe y se consagra
a las sacerdotisas de cualquier burdel. Charles Teasdale, célebre
pirómano que ha esquivado nueve veces la horca, se cuelga para que
muera el hombre y renazca el mito, y es el reverendo Aaron quien
oficia el entierro. No muy lejos de allí Bill el Ruso quiere fundar New
Babylon, una ciudad del pecado y en su camino se topa, para
desgracia de ella, con Pearl Guthrie, una joven que tras un tórrido
affaire con Charles Teasdale abandona Kansas City en busca del
marido ideal. Con este póquer de ases en la manga Dominique Scalli
te gana la partida en una experiencia lectora brutal.

6. El banquete celestial. Donald Ray Pollock. Literatura Random


House. Prepárate para zambullirte en un western cargado de sátira y
de violencia, de perversión, de crueldad y de ambiciones tan
desmedidas como absurdas donde es corrupto hasta el apuntador y
por el que desfilan personajes memorables que encarnan lo mejor y lo
peor del ser humano. La trama detona en algún lugar entre Georgia y
Alabama en 1917 cuando el viejo Pearl Jewett muere dejando a sus
tres hijos abandonados a sus miserables existencias. Hasta ese
instante han llevado una vida honrada, convencidos de que su virtud
sería recompensada con un suculento banquete en el Paraíso. Pero
los Jewett se han cansado de esperar al Cielo, e inspirados por las
aventuras del villano literario Billy Bucket, ensillan sus caballos y
atracan un banco. Esta condenadamente divertida y violenta novela de
Pollock radiografía con precisión un modo de ser y de vivir con una
sobrecogedora vigencia.

7. El Virginiano. Owen Wister. Valdemar Colección Frontera. Obra


clave en el género, pues historiadores y críticos consideran El
Virginiano no solo como la obra fundacional del género western, sino
como la primera que siluetea negro sobre blanco la figura literaria del
cowboy. La novela refiere diferentes historias de vaqueros y de su vida
en el rancho, y aunque el hilo conductor de la novela es el romance
entre El Virginiano –en la novela nunca se revela su nombre– y la
maestra del pueblo, Molly Stark Wood, recién llegada del Este, sus
páginas recogen episodios variados de la vida en el Oeste: cuatreros,
duelos, indios, bailes, vida en el rancho, etc. Una novela estupenda
con varias adaptaciones a celuloide, entre las que destaca la
homónima y dirigida por Victor Fleming en 1929, con Gary Cooper en
la piel de El Virginiano. Un clásico que vale la pena leer (y releer).
8. Bad Lands. Oakley Halt. Galaxia Gutenberg. Para olvidar su
pasado y una terrible tragedia familiar, Andrew Livingston abandona
Nueva York y se dirige a Bad Lands, un áspero territorio en Dakota.
Seducido por la grandeza del paisaje y por las expectativas de riqueza
con el boom ganadero, Livingston se establece en unas tierras que
otro hombre también ansía y se ve envuelto en un fuego cruzado de
odio, envidia y codicia. Porque en Bad Lands, la única ley que impera
es la que se dispara del cargador de un revólver y Livingston irá
comprendiendo de forma gradual quién controla en realidad este vasto
territorio salvaje a través de violentas incursiones nocturnas,
linchamientos y asesinatos. Una novela trepidante con una
ambientación espectacular y un protagonista que cautiva y arrastra al
lector a un destino a la medida de los grandes.
Los western de novela supuran acción, sangre, polvo, petróleo,
codicia, sudor, crin y whisky, mientras héroes y antihéroes de la mejor
y de la peor calaña se cruzan en ranchos, cárceles, montañas,
desiertos, catres, tribus de comanches, puebluchos polvorientos y
fuertes.

Atrévete a adentrarte en lejano y salvaje oeste de letras. No te


arrepentirás, pistolero. Palabra de Regina ExLibris.

(Hannie Caulder, 1971 / Paramount Pictures)

 Y vosotros, queridos, ¿leísteis alguna novela del far west?


¿Qué os pareció?

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