Sie sind auf Seite 1von 3

EL SENTIDO DE LA RECIPROCIDAD ES UNO DE LOS PILARES FUNDAMENTALES DE UNA COMUNIDAD Y LAS MASCOTAS

SON UN CATALIZADOR QUE ENCAMINAN A LOS PROPIETARIOS Y DEMÁS INTEGRANTES HACIA ESTE

pSicológico

El vínculo entre las personas y los animales ha sido sujeto de numerosos estudios en los cuales se han evaluado los
atributos de esta relación sobre la salud mental (13, 18, 28). Las mascotas ayudan a disminuir las alteraciones
psicológicas, reducen la sensación de soledad e incrementan el sentimiento de intimidad, conduciendo a la búsqueda de
la conservación de la vida en personas enfermas (1, 13). En estados de depresión, estrés, duelo y aislamiento social, las
mascotas se convierten en un acompañamiento incondicional, aumentando la autoestima y el sentido de
responsabilidad, que necesariamente genera una mejor integración con la sociedad (13, 27). Las mascotas permiten que
se desarrolle el sentimiento de apego en los niños (27). En un estudio realizado por Wood et al (27) los autores
encontraron que los dueños de mascotas rara vez o nunca se sentían solos, les era fácil entablar nuevas amistades y
tenían un mayor número de personas a quien recurrir ante una eventualidad o crisis, en comparación con personas sin
mascotas

pSicosocial

Es tanta la influencia que tienen las mascotas

en la vida comunitaria, que se han descrito como

antídoto para el anonimato humano en los sitios

públicos de la actual sociedad, promoviendo así la

interacción entre personas desconocidas. Un estudio

realizado por Wood et al (27) demostró que los

propietarios de animales tienen una mayor facilidad

de socialización, de establecer el vínculo de la

confianza en las relaciones interpersonales y de tener

una mayor participación en eventos comunitarios

y apropiación de parques y otras áreas recreativas

con su mascota. Los vecinos frecuentemente se

solicitan favores que giran entorno a la mascota,

creándose un lazo de alta confianza, solidaridad

y gratitud entre ellos. Esto hace que se trascienda

más allá de la relación propietarios-mascota. El

sentido de la reciprocidad es uno de los pilares

fundamentales de una comunidad y las mascotas

son un catalizador que encaminan a los propietarios

y demás integrantes hacia este


Fisiológicos

La tenencia de mascotas es un factor protector para las enfermedades cardiovasculares, pueden modificar varios
factores de riesgo: se disminuye la presión arterial (18, 27, 28), se reduce la frecuencia cardíaca (20), la ansiedad y el
estrés por soledad (27, 28) y se liberan endorfinas al acariciar a las mascotas (20). Los dueños de perros tienen una
mayor actividad física en comparación con aquellos que no los poseen, y como consecuencia los primeros tienen en
general una mejor salud, reflejándose en un menor número de consultas médicas (27). En un estudio realizado por
Lynch (18) con pacientes cardiópatas que fueron dados de alta de la unidad de cuidados intensivos, se determinó que el
factor más influyente en la supervivencia y la recuperación de estos, fue la severidad del daño en el miocardio, seguido
por la tenencia de mascotas. La mortalidad en el primer año de recuperación, fue cuatro veces mayor en pacientes que
no tenían animales (18).

Testimonios

Niebla es un cruce de Border Collie y fue atropellada en el oriente antioqueño con tan solo ocho meses. Debido a este
accidente, la cabeza de uno de sus fémures tuvo que ser amputada. Así llegó a mi vida, cojeando y buscando un hogar
que la cuidara. Por desgracia, tres días después de adoptarla empezaron las señales respiratorias del moquillo. Fue un
fin de semana difícil, en el que no sabía si viviría al día siguiente. Después de estar hospitalizada dos semanas y de
perder casi la mitad del peso, regresó a casa. Entonces, empezaron los signos neurológicos. Fueron años difíciles, pero
gracias a la terapia neural y a sesiones de ozonoterapia, mi perrita, que era coja, mueca y temblaba, ahora es solo
mueca, pero muy feliz.

2-

Desde que era cachorra, Celia, una labrador negra, demostró cualidades especiales que eran
indispensables para que pudiera cumplir con el trabajo de perro guía. Destacaban en su carácter la
iniciativa para resolver situaciones, persistencia, alta responsabilidad, deseos de agradar, habilidad
para cumplir instrucciones y un desarrollado instinto de preservación y protección.
El entrenamiento de Celia para convertirse en lazarillo duró dos años. Una vez terminado, en
octubre de 2005, Celia conoció a Luisa. Entre las dos se estableció una relación de gran
compenetración durante las cuatro semanas que tuvieron de acoplamiento. Después de este tiempo,
Celia se convirtió en los ojos de Luisa, en su cuidadora y su compañera.
Celia fue la excusa y la alcahueta.
Luisa Moreno es una mujer de 29 años. A los 11 padeció una enfermedad dermatológica llamada
rosácea severa, que le ocasionó lesiones oculares graves por las cuales perdió la visión
completamente cuando llegó a la pubertad. Durante ocho años se sometió a seis trasplantes para
sustituir las córneas que habían dejado de cumplir su trabajo, y dos veces logró recuperar el sentido
de la vista, pero sólo por un mes en cada oportunidad.
Después de cada cirugía fueron insoportables los dolores de cabeza, el ardor en los ojos, el temor a
la anestesia. Pero nada tan fuerte como la frustración que le generaba perder la visión a los pocos
días. Otra vez las imágenes borrosas, otra vez la ausencia de luz. En eso se le fue la adolescencia,
de tratamiento en tratamiento. Así que a los 19 años le manifestó a sus padres la decisión de no
intentarlo más. No estaba dispuesta a perder la vida, además de la visión.
En el Centro de Rehabilitación para Adultos Ciegos (CRAC), que es una institución privada
dedicada a la capacitación de invidentes para el desempeño ocupacional y la inclusión social, Luisa
comenzó su proceso de reeducación para aprender a desenvolverse en ambientes laborales y de
estudio con su condición de ceguera. Estando allí se postuló para ser beneficiaria en la adjudicación
de un perro guía en la Fundación Vishnú del Ciprés. A los seis meses le entregaron a Celia. Así
empezó esta historia de amor.
Andrés Mauricio Vásquez tiene 37 años de edad y es ciego desde que tenía 27, cuando una caja
muy pesada le cayó en la cabeza y le desprendió las retinas. En ese entonces trabajaba en
operaciones logísticas en una empresa y ya había sido diagnosticado con diabetes. Se sometió a 12
intervenciones quirúrgicas en el ojo izquierdo y 11 en el ojo derecho, pero todas las veces fue
afectado por una retinopatía proliferativa, derivada de la diabetes, que le producía repetitivos
desprendimientos de la retina. Un día decidió dejar de luchar contra su ceguera.
Por recomendación de la Fundación para la Diabetes llegó a Vishnú del Ciprés, y en la sala de
espera conoció a Celia, la labrador negra que acompañaba a Luisa. Atraído por la voz de la mujer, y
con la excusa de acariciar a la perra, comenzó un romance que años más tarde llevaría a Luisa y a
Andrés al matrimonio.
La Fundación Vishnú del Ciprés es una organización privada sin fines de lucro ubicada en Suba-
Cota. Fue concebida por su presidente, Pedro Jaramillo, para mejorar la calidad de vida de las
personas con discapacidad visual. Para ello ofrecen gratuitamente perros lazarillos, siempre
hembras, para que les regresen la independencia a sus amos ciegos. Los beneficiarios deben ser
mayores de 18 años, amar a los animales y disponer de un espacio para tenerlos.
Juan Carlos Guerrero es el director técnico de la fundación, y cuenta que en estos momentos tienen
30 perros en entrenamiento. Cada año entregan 16 animales. Y en promedio, la espera por un perro
entrenado es de seis meses. Al asignárseles un lazarillo, los amos pasan cuatro semanas en el centro
de entrenamiento, para acoplarse con su perro, y cuatro días con el entrenador en casa.
—Cada persona tiene sus necesidades dependiendo de sus rutinas y sus costumbres. Y también los
perros tienen sus particularidades. Ellos no son sólo instrumentos de movilidad, también son
compañeros que les proveen seguridad a sus amos invidentes, les devuelven la confianza en sí
mismos y los divierten —explica Guerrero.
Sólo trabajan con lazarillos hembras para no poner en riesgo a los dueños, puesto que no se puede
luchar contra el instinto de un perro macho cuando se encuentra en la calle con una perra en celo.
Un día Celia y Sinaí dejaron de estar, y el mundo pareció venírsele encima a sus dueños. Pero
recurrieron de nuevo a la fundación que tanto les había ayudado en el pasado, y les asignaron dos
nuevos perros guía: Asahi y Sayumi, una golden retriver y una labrador, que también cumplen a
cabalidad la misión que se les ha encomendado.

Das könnte Ihnen auch gefallen