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El trastorno de estrés postraumático se origina tras haber sufrido u

observado un acontecimiento altamente traumático (atentado, violación, asalto,


secuestro, accidente, etc.), en el que está en juego la vida de las personas. Las
imágenes de la situación traumática vuelven a reexperimentarse una y otra vez
(flashback), en contra de la propia voluntad, a pesar del paso del tiempo,
imaginándolo con todo lujo de detalles, acompañado de intensas reacciones de
ansiedad (preocupación, miedo intenso, falta de control, alta activación
fisiológica, evitación de situaciones relacionadas, etc.) Todo ello genera un
fuerte estrés, agotamiento, emociones intensas, y pensamientos irracionales
que aumentan la intensidad de ese estrés, del agotamiento, de las emociones
intensas,...

El estrés postraumático se caracteriza porque se concede mucha importancia a


estas imágenes y a la ansiedad que provocan. Se desarrollan muchos
pensamientos relacionados con el acontecimiento traumático y con sus
consecuencias. Se concede mucha importancia también a estos pensamientos,
que generan más ansiedad, más estrés, más inseguridad. El mundo se percibe
como altamente peligroso. Se suele perder la sensación de control sobre la
seguridad propia. Se recuerdan muchos detalles de la situación, o las
sensaciones vividas en los momentos del suceso, con gran viveza, con gran
intensidad, y con una alta frecuencia. Esas sensaciones visuales, auditivas,
táctiles quedan profundamente grabadas en la memoria y poseen una alta
relevancia entre cualquier otro recuerdo.

Las imágenes y las sensaciones pueden volverse intrusivas (acuden una y otra
vez a la mente, produciendo malestar), especialmente si se pretende evitarlas.
Cuando queremos evitar un pensamiento aumenta la frecuencia de ese
pensamiento no deseado y se vuelve más estresante.

Tras el trauma (atentado, violación, asalto, secuestro, accidente, etc.) el


pensamiento, el diálogo interno del individuo, no sólo provoca más ansiedad,
sino que tiende a generar sentimientos de culpa, por aquello que se hizo, por lo
que no se hizo, porque no se estuvo a las circunstancias, por haberse salvado,
por... toda una serie de motivos poco realistas, bastante irracionales, y de
excesiva autoexigencia. Se va tejiendo así una red cada vez más elaborada en
la que están relacionados todos estos elementos que cambian en la misma
dirección: provocar más estrés.

Bajo el estrés agudo inicial que se produce tras el trauma (en el primer mes),
así como bajo el estrés postraumático posterior (después de transcurrido el
primer mes), también son frecuentes los sentimientos de indefensión e
impotencia, las reacciones de ira, los sentimientos de hostilidad, de rabia, y las
imágenes de agresión contra el agente que ha generado el daño, o se
considera que lo ha generado.

Este estado de estrés se caracteriza por un intenso estado emocional en el que


predominan la ansiedad, la culpa, la ira, la rabia, la hostilidad, a veces la
vergüenza, y con mucha frecuencia la tristeza e incluso la depresión (el
trastorno de estrés postraumático tiene una alta comorbilidad con el trastorno
depresivo, entre un 60-80% de personas presentan ambos desórdenes). Dicho
estado emocional produce un fuerte malestar psicológico, alta activación
fisiológica y problemas de conducta a la hora de readaptarse a las distintas
facetas de la vida cotidiana.

Sin embargo, es frecuente que las personas que están experimentando estrés
agudo, y después estrés postraumático, no puedan y no quieran expresar sus
emociones. Algunas, tienen también dificultades para experimentar estas
emociones, que dicen deberían estar experimentando como las personas de su
alrededor.

Muchas personas desarrollan algunos de estos síntomas de estrés


postraumático a pesar de no haber estado en la situación traumática. La
probabilidad de que esto suceda depende de la valoración y grado de
implicación que se hace del acontecimiento traumático. Si una persona
concede la máxima valoración a lo sucedido y comienza a sentirse vulnerable
porque se siente implicada ("podría haberme sucedido a mí") tiene más
probabilidad de desarrollar algunos síntomas del estrés postraumático.

Si una persona se repite con frecuencia cuestiones como "¿por qué?, ¿por qué
a mí?, ¿qué he hecho para merecer esto?, o algunas otras cuestiones que
generalmente no tienen una respuesta racional, que sirven para activar más
dolor, más activación fisiológica, más ansiedad, más impotencia, etc., se estará
aumentando la probabilidad de desarrollar este trastorno de ansiedad
denominado trastorno de estrés postraumático.

Las víctimas necesitan apoyo social de las personas que les rodean, necesitan
que vuelva a fluir la comunicación, que ventilen (hablen) sus pensamientos,
imágenes, emociones, etc., necesitan reelaborar todo ese material. En la
medida en que se lleve a cabo bien o mal esta reelaboración, así será la
gravedad de los síntomas después del trauma, los síntomas del estrés
postraumático.

La intervención temprana en víctimas recientes o potenciales afectados por


este trastorno (familiares, cuidadores de las víctimas, personas que observaron
la escena, vecinos, etc.) es eficaz y previene la aparición de síntomas. Esta
intervención temprana consiste en: (1) dar información sobre el proceso la
reacción psicológica que suele seguir, los síntomas que se suelen
experimentar, los pensamientos que se suelen desarrollar, etc.; (2)
entrenamiento en relajación y respiración; (3) exposición en imaginación a los
recuerdos del suceso traumático; (4) exposición real (en vivo) a las situaciones
que se evitan, que no supongan riesgo; y (5) reestructuración cognitiva de los
pensamientos irracionales que provocan sentimientos negativos.

Tras los atentados de Madrid del 11 de Marzo se espera que muchas


personas lleguen a desarrollar algunos de los síntomas de estrés agudo, que
posteriormente podrían desencadenar en un trastorno de estrés postraumático.
Después de los atentados del 11-S en Estados Unidos se llevó a cabo un
estudio, dirigido por el profesor Galea, con una muestra superior a mil personas
adultas (N=1008), residentes en Manhattan, y se encontró que a las 5-8
semanas de los atentados un 7,5% (4,8% en varones y 9,9% en mujeres)
presentaba los síntomas del estrés postraumático y un 9,7% (7,3% en varones
y 12% en mujeres) tenía depresión. En los individuos que vivían cerca del
World Trade Center el porcentaje de población que sufría estrés postraumático
se elevaba al 20%, mientras que la depresión afectaba al 16,8%. Entre las
personas que ayudaron a las víctimas se encontró un 16,2% con trastorno de
estrés postraumático y un 14,1% con depresión.

Los factores predictivos del trastorno de estrés postraumático fueron:

 origen étnico hispano


 haber experimentado dos o más acontecimientos estresantes previos
 haber presentado un ataque de pánico durante los acontecimientos o
poco después
 vivir al sur de Canal Street (cerca del atentado)
 pérdida de propiedades debida a lo sucedido

Los factores predictivos de depresión fueron:

 origen étnico hispano


 haber experimentado dos o más acontecimientos estresantes previos
 haber tenido un ataque de pánico
 bajo nivel de apoyo social
 muerte de un familiar o de un amigo durante los ataques
 pérdida del puesto de trabajo a causa de estos hechos

En Madrid se está realizando una investigación similar, dirigida por el Profesor


Juan José Miguel Tobal, patrocinada por la Sociedad Española para el Estudio
de la Ansiedad y el Estrés. Contamos con la colaboración del profesor Sandro
Galea (Director Asociado del Center for Urban Epidemiologic Studies at the
New York Academy of Medicine e investigador principal del estudio realizado
en Nueva York sobre el 11-S) y el profesor Stevan E. Hobfoll (Director de la
Summa -Kent State University Center for the Treatment and Study of Traumatic
Stress y Past-President de la Stress and Anxiety Research Society – STAR).

El profesor Sandro Galea impartió una conferencia en el Salón de Grados de la


Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, el viernes 16
de abril del 2004 a las 18'00 horas. El título de la conferencia: "Las
consecuencias psicológicas del 11-S en Nueva York".

Resultados de la investigación sobre los efectos psicológicos de los


atentados del 11-M
Los síntomas para el diagnóstico de estrés agudo, que puede producirse en
las cuatro primeras semanas, tras los atentados, según la clasificación de
trastornos mentales DSM-IV-R son los siguientes:

 la persona ha experimentado, presenciado, o le han explicado las


situaciones traumáticas de los atentados y reacciona con temor,
desesperanza, horror intensos
 durante los atentados o poco después experimenta síntomas
disociativos, tales como (al menos 3 de estos síntomas):
o sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de
reactividad emocional
o reducción del conocimiento de su entorno (p. ej., estar aturdido)
o desrealización (no le parece que haya sucedido)
o despersonalización (uno se observa a sí mismo y se convierte en
espectador)
o amnesia disociativa (p. ej., incapacidad para recordar un aspecto
importante del trauma)

 los sucesos traumáticos son reexperimentados persistentemente en al


menos una de estas formas: imágenes, pensamientos, sueños,
ilusiones, episodios de flashback recurrentes o sensación de estar
reviviendo la experiencia, y malestar al exponerse a objetos o
situaciones que recuerdan el acontecimiento traumático
 evitación acusada de estímulos que recuerdan el trauma (p. ej.,
pensamientos, sentimientos, conversaciones, actividades, lugares,
personas)
 síntomas acusados de ansiedad o aumento de la activación (arousal) (p.
ej., dificultades para dormir, irritabilidad, mala concentración,
hipervigilancia, respuestas exageradas de sobresalto, inquietud motora)
 estas alteraciones provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo, o interfieren de forma notable con su capacidad para llevar a
cabo tareas indispensables, por ejemplo, obtener la ayuda o los recursos
humanos necesarios explicando el acontecimiento traumático a los
miembros de su familia
 estas alteraciones duran un mínimo de 2 días y un máximo de 4
semanas, y aparecen en el primer mes que sigue al acontecimiento
traumático
 estas alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos directos de una
sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad médica, no se
explican mejor por la presencia de un trastorno psicótico breve
Las personas que presenten estos síntomas tienen un cuadro clínico de estrés
agudo, que todavía no ha llegado a ser de estrés postraumático (hasta que no
transcurre más de un mes). Si esto sucede, conviene poner remedio cuanto
antes, buscando información y ayuda profesional. En los Servicios de Salud
Mental de su zona hay psicólogos y psiquiatras de la sanidad pública que
atenderán gratuitamente cualquier consulta.

Enlace con los Centros de Salud Mental de la Comunidad de Madrid:

Los síntomas para el diagnóstico de estrés agudo, que puede producirse en


las cuatro primeras semanas, tras los atentados, según la clasificación de
trastornos mentales DSM-IV-R son los siguientes:

 la persona ha experimentado, presenciado, o le han explicado las


situaciones traumáticas de los atentados y reacciona con temor,
desesperanza, horror intensos
 durante los atentados o poco después experimenta síntomas
disociativos, tales como (al menos 3 de estos síntomas):
o sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de
reactividad emocional
o reducción del conocimiento de su entorno (p. ej., estar aturdido)
o desrealización (no le parece que haya sucedido)
o despersonalización (uno se observa a sí mismo y se convierte en
espectador)
o amnesia disociativa (p. ej., incapacidad para recordar un aspecto
importante del trauma)

 los sucesos traumáticos son reexperimentados persistentemente en al


menos una de estas formas: imágenes, pensamientos, sueños,
ilusiones, episodios de flashback recurrentes o sensación de estar
reviviendo la experiencia, y malestar al exponerse a objetos o
situaciones que recuerdan el acontecimiento traumático
 evitación acusada de estímulos que recuerdan el trauma (p. ej.,
pensamientos, sentimientos, conversaciones, actividades, lugares,
personas)
 síntomas acusados de ansiedad o aumento de la activación (arousal) (p.
ej., dificultades para dormir, irritabilidad, mala concentración,
hipervigilancia, respuestas exageradas de sobresalto, inquietud motora)
 estas alteraciones provocan malestar clínicamente significativo o
deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo, o interfieren de forma notable con su capacidad para llevar a
cabo tareas indispensables, por ejemplo, obtener la ayuda o los recursos
humanos necesarios explicando el acontecimiento traumático a los
miembros de su familia
 estas alteraciones duran un mínimo de 2 días y un máximo de 4
semanas, y aparecen en el primer mes que sigue al acontecimiento
traumático
 estas alteraciones no se deben a los efectos fisiológicos directos de una
sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o a una enfermedad médica, no se
explican mejor por la presencia de un trastorno psicótico breve

Las personas que presenten estos síntomas tienen un cuadro clínico de estrés
agudo, que todavía no ha llegado a ser de estrés postraumático (hasta que no
transcurre más de un mes). Si esto sucede, conviene poner remedio cuanto
antes, buscando información y ayuda profesional. En los Servicios de Salud
Mental de su zona hay psicólogos y psiquiatras de la sanidad pública que
atenderán gratuitamente cualquier consulta.

Enlace con los Centros de Salud Mental de la Comunidad de Madrid:

http://www.madrid.org/sanidad/srs/salud/redserv/centros.htm

Tras los atentados del 11-M, el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP)
organizó un dispositivo de 1.400 psicólogos voluntarios que estuvieron
atendiendo a los familiares de las víctimas y desaparecidos, así como a los
profesionales y voluntarios que les atendían (que también corren riesgo de
desarrollar algunos síntomas de estrés postraumático). El servidor de
información en Internet del COP de Madrid es
http://www.copmadrid.org/madrid.htm

En IFEMA se montó también un dispositivo de atención a los profesionales y


voluntarios que atendían a los familiares de las víctimas. Se pretendía con ello
prevenir y reducir el impacto del estrés postraumático sobre estos colectivos.
Se hicieron turnos más cortos de atención a los afectados y se comenzó a
hacer reuniones cuando iniciaban su labor de apoyo y cuando la terminaban.
Se hacía un pequeño debreafing en el que pudieran ventilar sus emociones,
racionalizar algunos pensamientos irracionales que generaban culpa u otras
emociones negativas, etc.

En los días posteriores el COP de Madrid ha seguido reforzando los servicios


psicológicos de la Comunidad Autónoma de Madrid (teléfono 112), así como
los del SUMMA (emergencias, 061).

La Unidad de Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid ha


desarrollado una Guía de Autoayuda tras los atentados del 11 M, que puede
consultarse en www.ucm.es/info/upsiclin

Guía interactiva sobre el trastorno de estrés postraumático de Medline Plus

Folletos sobre el trastorno de estrés postraumático del NIMH

Otras guías de autoayuda para prevenir, o paliar el estrés postraumático


pueden encontrarse en la página del COP de Madrid.

RECURSOS

Revista "Ansiedad y Estrés". Volumen 10. Número 2-3. Número Monográfico


doble. La reacción humana ante el trauma: consecuencias del 11 de Marzo
de 2004 Diciembre 2004

Resultados preliminares de la investigación sobre los efectos psicológicos


de los atentados del 11-M

Ver los criterios para el diagnóstico del trastorno de estrés postraumático

Ver epidemiología del trastorno de estrés postraumático

Más información sobre el trastorno de estrés postraumático


Guía de autoayuda tras los atentados del 11 de marzo (Unidad de
Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid)

"Apoyo psicológico. Formación e intervención con el voluntariado en


desastres"

"Guía práctica de salud mental en situaciones de emergencias"


(Organización Panamericana de Salud)

Biblioteca Virtual de Salud y Desastres. Salud Mental (Organización


Panamericana de Salud)

Artículo. "Estrés postraumático. Hacia una integración de aspectos


psicológicos y neurobiológicos"

Artículo sobre tratamiento del trastorno de estrés postraumático


(profesionales)

Artículo. "Tratamientos psicológicos eficaces para el estrés postraumático"


(profesionales)

Artículo. "Reestructuración cognitiva: un caso de estrés postraumático".


Ansiedad y Estrés, 14(2-3), 265-288.

Documentación seleccionada para profesionales por la Biblioteca de la


Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid

Dialnet. Documentos sobre "estrés postraumático"

Comisión de Estrés Postraumático y Malos Tratos de la SEAS

Casos. Consultas seleccionadas. El trastorno de estrés postraumático


contado en primera persona
Una primera evaluación de nuestro nivel de ansiedad a través de los
síntomas

Servicio de ayuda de información a personas que tienen problemas de


estrés postraumático tras los atentados del 11-M en Madrid

Estrés postraumático

Cuando sufrimos un accidente de tráfico éste nos puede afectar de muchas


maneras, la primera consecuencia y más evidente son los daños físicos, pero
los accidentes de tráfico también nos pueden afectar a nivel emocional hasta el
punto de impedirnos retomar nuestra vida con normalidad. Y es que cuando
existe riesgo de perder la vida pueden graves consecuencias para la salud
mental.

La principal es la posibilidad de desarrollar el llamado Trastorno de Estrés


Postraumático. Trastorno que es importante detectar a tiempo para que la
recuperación del accidente sea más rápida y completa. Éste es uno de los
múltiples servicios que ofrece la Unidad de Accidentados de Tráfico de Hospital
de Llevant, una unidad multidiscipinar que se encarga desde la asistencia
sanitaria hasta los trámites administrativos.

Estrés Postraumático
El Trastorno de Estrés Postraumático es un trastorno de ansiedad que puede
surgir después de que una persona viva una situación traumática que le causó
miedo, impotencia o pánico extremo. Puede producirse bien por haber
experimentado una violación, violencia doméstica, guerra, desastres naturales,
un grave accidente o por haber presenciado o saber de un acto violento o
trágico. Las personas que lo padecen reviven el trauma, evitan todo aquello
relacionado con el suceso y tienen síntomas de emociones excesivas hasta el
punto que no pueden vivir como lo hacían antes del suceso traumático.

Síntomas Los signos más característicos son: la reexperimentación del suceso


mediante pesadillas o recuerdos instantáneos e involuntarios en cualquier
momento del día, alucinaciones con la idea de que se repite el hecho
traumático y ansiedad extrema al entrar en contacto con las personas, lugares
o cualquier circunstancia que recuerde el acontecimiento. La evitación, así el
paciente suele evitar conversaciones, lugares, personas y, en general,
cualquier cosa que pueda relacionarse con el trauma. Y finalmente la
hiperactivación, con dificultades para dormir, síntomas de irritabilidad,
incapacidad para concentrarse o estar excesivamente alerta a posibles
peligros.

Tratamientos
El tratamiento es a largo plazo y se basa en una combinación de fármacos y
psicoterapia. Los fármacos empleados se dirigen a tratar los diversos síntomas
del síndrome, teniendo en cuenta los más acusados. Los medicamentos que
suelen prescribirse son antidepresivos y ansiolíticos.

La psicoterapia se encamina a desarrollar técnicas de relajación, como


aprender a respirar correctamente ante una crisis provocada por el síndrome.

¿cómo puede evitarse?


Existe la evidencia de que las personas traumatizadas que reciben apoyo y
consejo especializado inmediatamente después de sufrir el episodio
desencadenante, en este caso el accidente de tráfico, son menos propensas a
padecer el síndrome de estrés postraumático. Por eso se recomienda que tras
un trauma se recurra a algún profesional especializado.

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