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Considerando que nuestra Unidad Cerebro Cuerpo Mente, forman una unidad
indivisible y que además es imposible la existencia de algunas de estas partes sin las
otras. Para que nuestra UCCM (Unidad Cerebro Cuerpo Mente) pueda cumplir fielmente
con el mandato evolutivo de sobrevivir, además de saber detectar peligros, amenazas,
etc.; es importante conocer cómo funciona: nos permite desarrollar tanto el auto –
conocimiento, como el poder comprender y conocer el por qué de las acciones y la forma
de pensar de las personas con las que interactuamos.
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visitamos a nuestros abuelos porque les queremos, y vamos el fin de semana a la playa
con ánimo de pasarlo bien. Nos enfadamos cuando no nos salen bien las cosas y nos
alegramos y estamos satisfechos cuando tenemos éxito en lo que nos hemos propuesto.
Tenemos miedo a volar en avión o a ir a la consulta del dentista. Nos sentimos afligidos y
doloridos cuando muere un familiar, o alegres cuando la persona que nos atrae nos
corresponde.
Hay días que podemos trabajar o estudiar con interés y entusiasmo y otros que
sólo sentimos pereza o fastidio. Estas y otras situaciones de la vida cotidiana ponen de
manifiesto la influencia que las emociones ejercen en nuestras vidas.
Podemos afirmar que las emociones son inherentes a la propia condición humana
y que, en gran medida, determinan su existencia. No obstante, a pesar de su presencia
continuada en nuestras vidas, resulta muy difícil poder realizar una definición precisa de
un fenómeno tan complejo como son las emociones.
De allí que, por ejemplo, desde una perspectiva biológica, los neurocientíficos
hayan subrayado la importancia de los mecanismos cerebrales o hormonales, como los
neurotransmisores implicados en la emoción, sin tener tanto en cuenta el componente
subjetivo-experiencial. O bien, desde una perspectiva cognitiva, se haya enfatizado la
importancia de los procesos cognitivos (evaluación, pensamiento) y hayan dejado de lado
los aspectos fisiológicos y conductuales; mientras que, por ejemplo, los investigadores
que se han centrado en los aspectos expresivos de la emoción, en particular las
expresiones faciales, hayan resaltado los aspectos comunicativos de éstas, y hayan
dejado en un segundo plano otros aspectos.
Ante esta diversidad de puntos de vista sobre las emociones es posible optar por
una descripción general teniendo en cuenta los componentes o sistemas de respuestas
que intervienen. En este sentido se puede afirmar que las emociones son respuestas a
estímulos significativos que se producen en tres sistemas o componentes: (1) el
neurofisiológico - bioquímico, (2) el motor o conductual (expresivo) y (3) el cognitivo o
experiencial (subjetivo). Respuestas de componentes neurofisiológico y bioquímico se
dan, por ejemplo, cuando sentimos miedo: aumenta la frecuencia cardíaca, la respiración
se acelera, se dilata la pupila, sudan las manos, la musculatura se tensa, se produce
segregación de adrenalina y un aumento de glucosa en la sangre, etc. Como se puede
apreciar se producen un gran número de cambios corporales destinados a preparar el
organismo para hacer frente a las demandas exigidas por el medio. El componente
conductual o expresivo de la emoción comprende un conjunto de conductas externas
como: expresiones faciales, movimientos corporales, conducta de aproximación -
evitación, conducta verbal (entonación de la voz, intensidad, sonidos, etc.) Así, por
ejemplo, si vemos una persona con la boca abierta, las cejas alzadas y los ojos bien
abiertos, al mismo tiempo que emite una exclamación, por ejemplo, oh!, seguramente
calificaremos, sin grandes dificultades, su estado emocional, como de sorpresa.
Por otra parte, las reglas sociales modulan la expresión emocional porque nos
facilitan o inhiben la manifestación de acuerdo con el contexto en el cual tiene lugar la
experiencia emocional. Así, por ejemplo, lloramos y nos sentimos tristes en un entierro e
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inhibimos nuestra ira o insatisfacción en el trabajo delante de un superior. El componente
cognitivo - experiencial de la emoción, como su nombre indica incluye dos aspectos
fundamentales de la emoción. El aspecto experiencial está relacionado con la vivencia
afectiva, con el hecho de sentir y de experimentar propiamente la emoción. Hace
referencia al tono hedónico de la experiencia emocional, es decir, a los estados subjetivos
calificados, por el sujeto, como agradables o desagradables, positivos o negativos que
experimenta cuando es objeto de una emoción. El aspecto cognitivo se relaciona con el
reconocimiento consciente que hacemos de nuestro estado emocional, es decir, con la
“etiqueta” que le ponemos para identificarlos, por ejemplo decir que “soy feliz”, que “tengo
miedo” o que “me siento culpable”.
Todas estas emociones van de la mano con manifestaciones corporales como gestos
faciales, sudoración, sonroja miento, respiración, taquicardia, etc. que evidencian la
emoción
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con la preferencia, con el valor que tienen para el sujeto las diferentes situaciones a la
cuales se enfrenta.
Los ESTADOS DE ÁNIMO, a diferencia de las emociones, no tienen especificidad,
tienen carácter global y no tienen un objeto específico. En cambio las emociones son
intencionales, se dirigen hacia algún objeto o hecho, que puede ser externo o interno,
que las provoca. Es decir, son reacciones específicas a acontecimientos particulares.
Los estados de ánimo suelen durar más tiempo que las emociones y ser menos
intensos; están siempre en nuestra vida y proporcionan el fondo afectivo, el “color
emocional” a todo lo que hacemos.
El TEMPERAMENTO estaría formado por el conjunto de rasgos o diferencias
individuales características, estables durante largos períodos de tiempo, en relación a
las maneras en las que las personas experimentan y expresan sus emociones. En otras
palabras, sería la tendencia a responder emocionalmente de una manera particular.
El concepto de SENTIMIENTO se utiliza para explicar las propensiones o inclinaciones
que tienen las personas para responder de manera emocional bien delante de objetos
particulares o delante de cierto tipo de circunstancias. Asó, por ejemplo, expresiones
como “odio a los gatos” o “me gusta el fútbol” serían representativas de este fenómeno
emocional, de la misma manera lo serían las actitudes xenófobas hacia los inmigrantes.
En este sentido, el amor o el odio serían entendidos más como sentimientos que como
emociones. Las dos palabras se refieren más a maneras de ver y tratar a un objeto, que
a una respuesta momentánea. De todas formas, los sentimientos y las emociones
estarían estrechamente relacionados: los sentimientos son las bases para las emociones
cuando sucede una cosa que implica un objeto.
EMOCIÓN FUNCIÓN
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TRISTEZA MOTIVACIÓN HACIA UNA NUEVA REINTEGRACIÓN
PERSONAL
En el aprendizaje, las emociones pueden ayudar a adquirir el nuevo conocimiento o perjudicar este
proceso dependiendo si el contexto en el cual estamos vivenciando este estímulo es positivo o
negativo para nosotros. Las emociones afectan el proceso de aprendizaje y los procesos cognitivos
principales que lo acompañan como la atención, la memoria y la motivación.
¿Qué es el aprendizaje?
Se puede definir el aprendizaje como el proceso a través del cual nuestro cerebro adquiere
determinada información y la almacena, con el fin de poder utilizarla cuando sea necesario.
Desde el punto de vista de la neurociencia, el aprendizaje es el resultado de modificaciones
sinápticas producidas en las neuronas, creación de redes Hebbianas o redes neuronales.
Es así como el aprendizaje puede ser cualquier variación en las conexiones sinápticas que
produzcan cambios en el pensamiento y comportamiento que puedan generarse a través de la
información teórica, la práctica o las experiencias de vida.
Esta capacidad de cableado permite al cerebro acumular nueva información modificando su
estructura a medida que interactúa con el medio ambiente.
Esto es la base de la Neuroplasticidad Neuronal. La Neuroplasticidad es la capacidad que
tienen nuestros cerebros de formar y reformar redes neuronales a partir de nuestras experiencias,
es decir, la habilidad de moldearse con el aprendizaje.
La neuroplasticidad se divide en dos clases:
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¿Qué se necesita para aprender?
Para completar un aprendizaje satisfactorio, existen tres factores que deben estar en sintonía al
momento de estar aprendiendo.
Atención Es un proceso (función cognitiva) relevante para el aprendizaje ya que
determina que estímulos o necesidades son inmediatas y relevantes para dedicarles el tiempo y
concentración necesarios. Dependiendo el estímulo y necesidad, se les dedicará una unidad de
atención consciente y no consciente. Un ejemplo es si estamos tratando de aprender una nueva
poesía y alguien cierra la puerta con mucha fuerza, nuestra atención se irá hacia ese estimulo
(inconsciente). Sin embargo, si luego de eso la persona se concentra cabalmente en poesía,
significa que nuestros Lóbulos Pre Frontales llevan nuestra atención (consciente) hacia la actividad.
Existen ciertos tipos de atención.
- Atención sostenida: responsable de mantener el esfuerzo y la concentración en el tiempo
- Atención focalizada: responsable de permitirnos concentrarnos sobre un estímulo en un
momento determinado.
- Atención selectiva: capacidad de poder seleccionar conscientemente entre varios estímulos o
la información necesaria a procesar.
- Atención espontánea: Se genera sin la participación directa de la voluntad del individuo. Sus
factores: tendencia, inclinaciones, educación, cultura y experiencias.
- Atención voluntaria: Esta dirigida por las propias decisiones conscientes de la persona.
- Atención involuntaria: Cuando el estimulo se impone a la consecuencia.
- Atención espontánea adquirida: Aquella que fue producida por la voluntad, pero que al cabo
de una serie de ensayos, el aprendizaje a provocado que ahora se haga naturalmente.
Hoy en día con los miles de estímulos provenientes de diversas fuentes, especialmente, la
tecnología, los tipos de atención mencionados se hacen extremadamente relevantes para
seleccionar la información que necesitamos y procesarla. A su vez, también desestimar lo
irrelevante y que impide nuestro progreso.
El tiempo de atención varía según la edad. Sin embargo, para llegar al proceso de
atención es necesaria la emoción. Sin emoción los estímulos parecen ser irrelevantes y sin sentido.
De esta manera la atención se convierte en una función cognitiva base para el aprendizaje ya que si
no podemos permanecer concentrados y procesar información que nos permita continuar un
proceso, será muy difícil poder aprender algo óptimamente.
Para que nuestro cerebro pueda prestar la atención suficiente también existen factores
que subyacen este proceso. La actividad o estimulo que estemos analizando, estudiando,
aprendiendo debe conllevar la suficiente motivación y emoción para prestarle atención.
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La atención es una herramienta en el aprendizaje, pues a través de ella podemos hacer
conscientes muchos contenidos que se requieren aprender
Además, debe despertar nuestra percepción para que luego de ponerle atención pueda
pasar a la memoria.
Memoria
Según su contenido:
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fotográficas”. La memoria de imágenes gráficas tiene mayor frecuencia en la infancia y en la
adolescencia.
- Imágenes de representación. Llamada memoria semántica, considerada como la
memoria de la representación de los conceptos, ya que se refiere a las presentaciones en
imágenes de todo aquello que conocemos. Estas imágenes son menos nítidas que las anteriores.
La memoria de representación es más compleja que la precedente.
- Memoria discursiva. El hombre almacena las representaciones, pero también la forma
como discurren estas. Capaz de establecer asociaciones entre cadenas de conceptos, además de
enjuiciarlas con los mismos contenidos que posee en su memoria. Te ayuda a estructurar de
manera casi automática el lenguaje con el que te expresas.
- Memoria emocional. Acontecimientos que te haya tocado vivir, por ejemplo una muerte
de un cercano se recuerda vívidamente, o un acontecimiento muy estresante, sea positivo o
negativo.
Motivación
La motivación puede ser definida como lo que nos impulsa a hacer o no hacer algo con un
objetivo claro. También es el énfasis que le damos a alguna tarea que satisfaga una necesidad
inmediata o a largo plazo, aumentando de esta manera la fuerza en cómo hacemos las cosas.
La motivación se encuentra enlazada con un sistema que tenemos en nuestros cerebros
que procesa los estímulos positivos (comida, entretención, refuerzos, etc.). Este sistema es el
circuito de recompensa cerebral. Este sistema se activa cuando un estímulo externo parece ser
positivo para nosotros.
Empieza a funcionar el circuito incluyendo al Tálamo y el Núcleo de Accumbens para
recibir el estímulo y, si es efectivamente placentero, liberar neurotransmisores como dopamina y
oxitocina, responsables de hacernos sentir bien.
El objetivo de este proceso es generar una sensación de tener que repetir el proceso y el
estímulo.
Existen dos tipos principales de motivación, intrínseca y extrínseca:
- Motivación intrínseca: Se puede definir como el impulso desde uno mismo para realizar
actividades rutinarias o nuevas. También tiene relación con buscar nuevos desafíos en
nuestras vidas que estén conectados con nuestros gustos. Lo central de la motivación
intrínseca es que la actividad a realizar es hecha solo por placer o interés y no en factores
externos.
- Motivación extrínseca: Se puede definir como similar a la intrínseca en el sentido de
que busca realizar una actividad. Sin embargo, el impulso viene de algún factor externo como el
dinero, calificaciones, el reconocimiento, etc.
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Las emociones y sus implicancias educativas
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Las emociones que se manifiestan en el proceso de enseñanza-aprendizaje pueden ser
educadas, con el propósito de transformar la práctica pedagógica de una manera significativa
para los actores sociales, puesto que las emociones ayudan a que las personas comuniquen los
sentimientos y respondan a las necesidades afectivas de los demás, facilitando las relaciones
sociales y favoreciendo la conducta pro social, con todo ello se ayuda a que el organismo
también goce de una conducta saludable
Así también, es importante reflexionar que los estados emocionales colorean la vida de
las personas y mucho más importante es reconocer que están presentes en los procesos de
enseñanza y aprendizaje como fenómenos sociales, en los cuales atendiendo a la
significatividad de esto, los docentes como actores fundamentales del proceso educativo deben
ser cautelosos de cómo se muestren ante los estudiantes, de la metodología que utilicen en las
clases, cuidar de que las estrategias aplicadas sean las más idóneas y acordes al grupo puesto
que todo esto va a influir en el logro de los objetivos planificados, en la conducta del estudiante,
en el dominio de la disciplina a enseñar y por ende de manera personal en su vida íntima y
profesional.
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