Instituto

Tecnológico y de
Estudios Superiores
de Monterrey
Nombre:

Matrícula

Nombre del curso: Filosofía

Nombre de la actividad: Integradora F.1

Nombre del tutor:

Fecha de entrega: 06 /06 / 2019

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Hipótesis Sapir-Whorf:
Esta hipótesis explica que el lenguaje, condiciona el pensamiento o la forma de
ver la realidad del ser humano, hay dos tipos de hipótesis:

 la hipótesis whorfiana fuerte, que dice que el lenguaje te condiciona en la forma

de ver la realidad, por ejemplo un español no ve igual la realidad que un chino
o que un alemán.
 La hipótesis whorfiana débil, dice que el lenguaje te condiciona, pero no hasta
el punto de llegar a ver la realidad de distinta forma; sin embargo en esta
hipótesis el lenguaje te condiciona en la forma de resolver un problema, el cual
te está planteando un americano o un holandés. El problema se debe a que, al
hablar en idiomas distintos, no podemos llegar a entender lo que te intentan
decir, ya que muchas palabras o expresiones se dicen o entienden de forma
distinta a como lo dice la otra persona en su idioma.
La hipótesis fuerte ha sido refutada muchas veces. Sin embargo, la hipótesis débil,
ha conseguido una gran adaptación.
Ejemplo en la vida cotidiana: Un importante estudio llevado a cabo en Cambridge
centrado en la psicolingüística recogía respuestas a varios tests de personas, cuyo
primer idioma era el chino, griego, español, indonesio, ruso, inglés y el de los
aborígenes australianos. Uno de los ejercicios requería describir con adjetivos
objetos de uso diario. Lo que los investigadores comprobaron es que, aunque las
preguntas se hicieron a todo el mundo en inglés, había una gran diferencia a la
hora de seleccionar esos adjetivos entre los países en los que los objetos tenían
un género femenino o uno masculino. Los puentes eran para los hispanos
“grandes”, “peligrosos”, “largos”, “fuertes” y “robustos”, mientras que para los
alemanes, en cuya lengua “puente” es una palabra femenina”, eran “elegantes,
“frágiles, “pacíficos” y “bonitos”.

La banalidad del mal:

Una de las Reflexiones filosóficas más importantes surgidas a propósito de los
acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Arendt llegó a la conclusión de
que el mal era banal luego de ser testigo del juicio realizado a Eichmann en
Jerusalén. Eichmann era lo que podríamos entender como un “buen tipo”,
respetuoso de la ley y un buen trabajador, pero fue el encargado de la logística de
transporte para aplicar la solución final en el Holocausto. Por lo tanto, la banalidad
del mal puede ser entendida como la normalidad del mal. Los malos no son
monstruos. Cualquiera que deje de pensar críticamente puede llegar a cometer
atrocidades
Ejemplo en la vida cotidiana: Hannah Arendt, fue contratada por un periódico para
cubrir la noticia del juicio de Eichmann, un funcionario del partido nazi cuya función
fue la de planificar y organizar la deportación masiva de judíos a campos de
concentración. Arendt analiza la personalidad de Eichmann como la de un hombre
normal y corriente, ni demoníaco, ni monstruoso, y al que seis informes
psiquiátricos dieron por “no solo normal, sino ejemplar”. En cuanto al problema de
conciencia, Eichmann recordaba perfectamente que habría llevado un peso en ella
en el caso de no haber cumplido las órdenes recibidas, Arendt explica que
Eichmann, más allá de su “normalidad”, se caracterizaba por un “déficit de
pensamiento” que lo incapacitaba para pensar con profundidad. “Eichmann no era
estúpido. Únicamente, la pura y simple irreflexión que en modo alguno podemos
equiparar con la estupidez fue lo que lo dispuso a convertirse en el mayor criminal
de su tiempo”

Teoría pragmática de William James:

Una de sus ideas más revolucionarias fue que nuestras creencias tienen un efecto
real sobre el tipo de vida que experimentamos. Creer en una cosa u otra puede
ser lo que nos lleve a morir o a construirnos unos estándares de vida muy buenos.
Su manera de pensar fue un llamamiento a actuar como si nuestras acciones
marcasen la diferencia para permitir que esta norma se cumpla gracias a nuestras
aspiraciones y creencias.
Ejemplo en la vida cotidiana: Cuando una persona hace algún tipo de
negocio/transacción con otra persona que no le agrada en absoluto. Preferiría no
verla ni tratar con ella, pero la utilidad / beneficio del negocio es prioritaria. Esa
persona está siendo pragmática.

Teoría del eterno retorno de Nietzsche:

Planteaba que nuestro tiempo no era lineal, sino circular, esto es: en vez de seguir
el esquema vital de nacer, crecer y morir, seguimos el de nacer, crecer, morir,
nacer, crecer, así infinitamente. Esto se trata de que te imagines viviendo este
ciclo sin fin viviendo exactamente la misma vida, esta idea es de absoluta reflexión
por la generación de angustia pues le peso un peso máximo a todas las
decisiones que tomaras y tomaste, como un ejercicio de autoconciencia casi
asfixiante a la hora de tomar decisiones. Para Nietzsche, la formula sencilla para
saber si has experimentado una vida plena es aceptar uno mismo aquellos
fracasos y errores que ha tenido y tomar decisiones próximas con una
responsabilidad muy elevada
Ejemplo en la vida cotidiana: Si lo pasamos a una parte historia como por ejemplo,
la segunda guerra mundial o algún acontecimiento desastroso, donde actualmente
podemos decir que esto ya forma un momento determinado de la historia, que no
se repetirá, pero la idea de Nietzsche, nos alerta (cuidado) diciendo que esta
acción se va a repetir infinitamente.
Conclusión:

Puedo observar que cada filósofo tenía su forma de ver el mundo, y de expresar
sus impresiones, cada uno buscaba poder encontrar las respuestas a las
preguntas que todos como seres consientes nos planteamos.

Muchas veces en la actualidad algunas de estas ideas filosóficas se han ido

comprobando o descartando, y seguramente olvidado pero también renovando
para aplicarse a los nuevos conocimientos y épocas que vivimos.

Otras se han ido olvidando y tergiversando con el paso de los años.

Pero algo que no podemos negar es que estos filósofos de hace siglos, siguen
influyendo de una u otra manera en nuestra vida cotidiana, como los padres del
pensamiento.