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Intimidad y placer sexual

La sexualidad debe ser comprendida como algo que va más allá de los
órganos genitales. Al crear Dios al ser humano como un ser integral, la
sexualidad llega a ser parte del hombre, y está impregnada en todas las
áreas de su vida (intelectual, física, espiritual, ética, social y emotiva).
El diccionario habla de sexualidad como “el conjunto de condiciones
anatómicas, fisiológicas y psicológicas que caracterizan cada sexo”.

A. El plan original de Dios.

Adán se encontraba solo. En su interior clamaba por una ayuda idónea,


alguien que lo auxiliara en su soledad. Dios vio la necesidad de Adán, y
con mucho amor, empeño y ternura, provee la solución para el
problema: crea a Eva.

Dios unió a esta pareja y forma lo que llamamos matrimonio. Al


crearlos, les dotó de un mecanismo para profundizar su relación, es
decir para que fueran “una sola carne”: las relaciones sexuales. De ahí
que vemos con claridad, que las relaciones sexuales están reservadas
para el matrimonio. “Dios nos creó como seres sexuales y, como
Creador, nos invita a que disfrutemos del pleno placer sexual, dentro de
los límites del matrimonio” 1

Génesis 1:31 dice que todo lo que Dios creo es bueno y hermoso, por lo
tanto la sexualidad y todo lo que ella encierra es bello, bueno y
hermoso. Es importante que el hombre aprenda a vivir su sexualidad
tal y como Dios planeó que la viviéramos. Toda relación fuera de los
límites del matrimonio es pecado.

Las relaciones sexuales deben darse en un contexto de amor


incondicional, respeto mutuo, compromiso, y fidelidad; ingredientes que
se vuelven posibles únicamente en el matrimonio.

Mantener relaciones sexuales dentro del matrimonio, desarrolla el


sentido de unidad de la pareja. En el capítulo 2 del Génesis podemos
notar que el énfasis está puesto en la unión de la pareja, en el hecho de
pertenecerse uno a otro. El concepto tergiversado de la sociedad
presenta a la reproducción como finalidad primaria del matrimonio,
perdiendo de vista este propósito.

Las relaciones sexuales crean lazos de entrega y dependencia mutua.


Hebreos 13:4 dice “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin
mancilla”. En el griego la palabra que se usa para lecho es “koite”, que
es la misma que se usa para “coito”. En el idioma latín se le da la
palabra “coire” que significa “ir juntos”. Es algo más que un acto
biológico, involucra la unión de la pareja que ha tomado la decisión de
ir juntos por la vida con un proyecto en común, por esa razón se
entregan y depende el uno del otro.

B. Intimidad en la pareja.

La palabra intimidad significa “meterse en el pellejo del otro, sin perder


el propio. Es aceptar la individualidad de cada uno y a la vez poseer un
nosotros en común” 2

Las relaciones sexuales fueron diseñadas para producir intimidad.


Notamos que en Génesis 2:25 Adán y Eva estaban desnudos y no se
avergonzaban, esto nos muestra que la desnudez en la pareja es una
forma de alcanzar la intimidad que Dios planeó. Las relaciones sexuales
en el matrimonio es algo que la pareja debe disfrutar sin avergonzarse o
sentirse culpable.

En el versículo 25, Moisés comenta que estas personas están


“desnudas y no tienen vergüenza”. Estaban tan completamente
centrados el uno en el otro, que no pensaban en si mismos; cada
uno pensaba en el otro. Podemos inferir correctamente que su
unidad sexual estaba caracterizada por una ausencia de
vergüenza o incomodidad. Su amor físico era bello y satisfactorio;
no había ninguna lujuria carnal o egoísta. La maravilla del amor
romántico estaba perfectamente presente en este primer
matrimonio. 3
La palabra sexo en la Biblia, no se encuentra como tal, pero se emplean
otras palabras para referirse a las relaciones sexuales. En el Antiguo
Testamento se usa el verbo “conocer” (Gen. 4:1), para describir la unión
e intimidad sexual de Adán y Eva. Esta palabra ilustra también, la
manera en que el hombre debe conocer más a Dios.

En el griego del Nuevo Testamento se usa también la palabra conocer


(Mateo 1:25), aquí proviene del griego “ginoskin” que originalmente
significaba tener relaciones sexuales.

Los judíos consideraban que la unión corporal era algo sumamente


íntimo, por esta razón ellos no procuraban descubrir la desnudez del
otro. Recordemos por un momento lo que sucedió con los hijos de Noé
en Génesis 9:18-25.

La intimidad en un matrimonio es completa, cuando la pareja aprende y


logra desarrollar los “niveles de intimidad”. De ahí que encuentro
cuatro niveles de intimidad en la pareja: Afectiva, intelectual, sexual y
espiritual.
B.1 Nivel afectivo.

La intimidad de la pareja se desarrolla afectivamente con el amor. El


amor es algo que se va cultivando a lo largo de la relación, y se lo
expresa con hechos, caricias, miradas, besos.

Un gran error es pensar que el amor es únicamente la expresión física


que se hace a la pareja, es necesario incluir dentro del desarrollo
afectivo palabras de amor, ternura y paciencia. El desarrollo del afecto
del esposo con su amada, encontramos en Cantares 1:8-11,15-16, 2:3-
7,14.

La intimidad de la pareja debe estar fundamentada en el amor. La


relación de la pareja es un estilo de vida, requiere compromiso (1
Corintios 13:4-7). La intimidad involucra no sólo los genitales, también
abarca el corazón. Una pareja puede estar unida de la cintura para
abajo, pero puede encontrarse a miles de Kilómetros de la cintura para
arriba. La verdadera felicidad abarca el cuerpo, la mente y el corazón
(Cantares 8:6,7).

B.2 Nivel Intelectual

Intimar intelectualmente, no quiere decir pensar lo mismo. Se refiere a


que la pareja trate mutuamente sus diferencias y coincidencias en un
marco de respeto. En este nivel, se debe tener claro que ninguno posee
mejores gustos o piensa mejor.

Aquí es donde cada miembro de la pareja, aprende a ceder mutuamente


sus intereses y deseos, por el bienestar de la relación y el amor que se
tiene al cónyuge. Si esto se lo hace de manera recíproca, entonces el
matrimonio marcha estable, y la relación sexual se disfruta plenamente.
Lo contrario lleva a conflictos y problemas serios.

B.3 Nivel sexual.

Para que exista intimidad sexual se necesita algo más que “hacer el
amor”. Es necesario que la pareja se conozca, saber que es lo que le
gusta al esposo o esposa, las preferencias, las partes del cuerpo en que
les gusta ser acariciados, y cuales le producen placer.

Para que se propicie la intimidad sexual y se enriquezca la vida de


pareja es necesario cumplir con los siguientes aspectos:

B.3.1 La intimidad sexual requiere un lugar físico: Muchas


hogares no poseen un espacio físico apropiado, para que la pareja
disfrute de su intimidad sexual. Esto puede producir anorgasmia
o eyaculación precoz.
B.3.2 La intimidad sexual requiere entrega: En la relación sexual
lo importante es que cada uno piense en la satisfacción del otro.
Si el hombre trata a la mujer como un objeto (solo para
satisfacerse el), entonces no se logrará nunca la intimidad. Hay
que disfrutar con la satisfacción del otro.

B.3.2 La intimidad sexual requiere tiempo. En América Latina se


ha provocado un gran daño a la vida sexual de las parejas al
ponerse un énfasis en la ansiedad por cómo me desempeña o
por la presión de alcanzar el orgasmo. Por el contrario, el Cantar
de Cantares muestra una pareja que toma tiempo para mirarse,
tocarse, hablarse y disfrutar sin presiones de la intimidad sexual.

B.4 Nivel espiritual.

La intimidad sexual es espiritual. La relación sexual entre esposos


simboliza la manera en que Dios interactúa con su pueblo. Dios busca
la intimidad con nosotros como un acto de amor increíble. La relación
sexual entre esposos es bendecida por Dios y al hacerlo la pareja está
cumpliendo la voluntad de Dios.

El mantener relaciones sexuales estables, requiere madurez. Una


persona que no se acerca a Dios, se vuelve egoísta y le es muy dificl
ceder ante su cónyuge y buscar el placer verdadero de la pareja.

La intensidad del placer físico de la pareja, y la intimidad


duradera de sus corazones, se fundamenta en el crecimiento y
madurez espirituales. Dios no creó para que lo conociéramos y lo
adoráramos, y nuestras relaciones terrenales funcionarán o
fracasarán en relación a la seguridad e intimidad de nuestras
relaciones con el Padre celestial. 4

La fidelidad dentro del santidad en las relaciones sexuales.

En términos generales, nuestra cultura rechaza que la intimidad sexual


esté reservada para el matrimonio. La música de hoy y la programación
televisiva, marca el sentir de la sociedad; ya el matrimonio duradero no
es una opción y la infidelidad es muy común.

El cristiano no esta exento de caer en el mundo de la infidelidad. La


verdadera felicidad a nuestro cónyuge sólo tiene lugar cuando
protegemos celosamente ese espacio de intimidad genuina, evitando
desviarnos con pensamientos y acciones aparentemente inofensivos.

La fidelidad o lealtad se trata de hacer que nuestras acciones estén de


acuerdo con nuestras palabras. Ser fiel significa cumplir nuestras
promesas y hacer lo que debemos hacer. Quiere decir que se une a la
promesa de una relación íntima y exclusiva con su cónyuge, ye esa
exclusividad abarca todos los aspectos de su ser, desde su mente y su
cuerpo hasta su alma.

La infidelidad tiene su origen en apartarse de las promesas del


matrimonio, es decir de una actitud del corazón. Es abrigar
pensamientos indebidos que nos alejan cada vez más de nuestro
cónyuge.

La infidelidad consiste en permitir que el corazón se aleje de la pareja.


De hecho, cuando estamos depositando nuestro afecto o devoción hacia
otra persona que no sea nuestro cónyuge, estamos siendo infieles y
exponiendo el matrimonio al fracaso.

Es importante mantener nuestros corazones fieles a nuestros cónyuges


y no permitir que nada extraño interfiera en la relación.
Notas bibliográficas.

1. Cutrer, Wiliam. Intimidad sexual en el matrimonio. Editorial


portavoz. Pag. 109

2. Stameteas, Bernardo. Sexualidad en la pareja. Clie. pag.168)

3. Nyentluir, Gerald. Etica cristiana. Un enfoque bíblico. Ed. Unilit.


Pag. 252

4. Op. citit. Cutrer, Wiliam. Pag. 167


BIBLIOGRAFIA

Cutrer, Wiliam. Intimidad sexual en el matrimonio. Editorial


portavoz. Grand Rapids, Michigan.1999

Nyentluir, Gerald. Ética cristiana. Un enfoque bíblico. Ed. Unilit.


Miami Florida. 2002

Ramos, Sergio. Relaciones humana. Un principio ético para el ministro


cristiano. Editorial ABC. Miami, Florida. 2004
Stameteas, Bernardo. Sexualidad en la pareja. Clie. Barcelona,
España. 1995

Young, Ed. Los 10 mandamientos del matrimonio. Editorial Unilit.


Miami, Florida. 2004

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