La Descomposición de la Personalidad Psíquica (1932)

Trabajo Psicoanalicis

Elisa Jarrin Paredes - Elizabeth

En el ducumento nos habla de la descomposición de la personalidad psíquica,hace referencia al

punto de partida del trabajo psicoanalítico, el síntoma, definiéndolo como lo más ajeno al Yo que
se encuentra en el interior del alma,el síntoma proviene de lo reprimido, subrogado ante el Yo.

Punto de partida, síntoma, luego derivó hacia el inconsciente, la vida pulsional y la sexualidad

Personas se enferman: producto del conflicto entre las exigencias de la vida pulsional y la
resistencia que dentro de éste se eleva contra ellas.

Se pasa de lo reprimido a lo represor: el yo

Estudio del aparato psíquico: se puede descomponer en tres partes.

Hay una instancia del yo llamada Superyó, que se caracteriza por ser autónomo e independiente.
Cumple el rol de conciencia moral dentro del yo.

No es inherente al ser humano, sino que se va formando a través de las primeras interacciones de
este con quienes lo rodean; nace de la autoridad parental en edades tempranas.

El traspaso del vínculo parental al superyó se da a través de un proceso de identificación, la que

supone una asimilación de un yo a un yo ajeno. Más adelante las identificaciones se darán con
otras personas

Entra en juego el complejo de Edipo, ya que cuando el niño se desvincula de las “idealizaciones”
que ha hecho de sus padres, el yo busca compensar esta pérdida a través de la identificación con
ellos.

El superyó de los niños se ve identificado con el de los padres, Freud asegura que la humanidad
y la conciencia moral viven en pasado, y proviene de las generaciones anteriores y la tradición.

Base teoría psicoanalítica: Resistencia para hacer consciente lo inconsciente,es la exteriorización

del yo, quien llevó a cabo la represión para satisfacer al superyó, y ahora busca mantenerla a
través de la resistencia.

Inconsciente:

1) Latente ,preconsciente, aquellos procesos que pueden pasar de forma más o menos rápida al
consciente
2) Mantención duradera en lo profundo de la psiquis, imposible o casi imposible de llevar a la
consciencia. A esta segunda parte del inconsciente el autor le llama Ello. Incluye las necesidades
pulsionales, no tiene ninguna forma de organización, su única meta es la obtención de placer.

El Yo es la instancia que limita al ello. Sustituye el principio de placer por el principio de

realidad.

Se rige por una organización y una unificación de los procesos anímicos. Por otra parte, obtiene
sus energías a través de las pulsaciones del ello. Más que ser el mediador entre el ello y el
superyó, es el vínculo entre el mundo interior y el exterior.

El yo sirve a tres amos: el superyó, el ello y el mundo exterior, buscando siempre armonizar sus
exigencias, que muchas veces son incompatibles entre sí. Cuando le resulta imposible mantener
dicha armonía, se produce en el yo la angustia.
Freud concluye esta conferencia diciendo que el Yo debe fortalecerse y hacerse más
independiente del Superyó, así como también debe ensanchar su campo de percepción y ampliar
su organización de manera que pueda apropiarse de nuevos fragmentos del Ello, en donde el Ello
era y el Yo deviene, esta es la tarea fundamental del psicoanálisis.

Opinion Elisa

Freud buscó una manera de explicar cómo funciona nuestra mente por la energía sexual y lo hizo
a través de la teoría de Ello, el Yo y el Super yo

El Ello son todos nuestros impulsos y deseos de placer primitivos, los cuales nos avergonzamos
o incomodamos de expresar y normalmente los dejamos ocultos. Ej: Deseos sexuales, impulsos
asesinos, pensamientos inmorales, etc.

El Super Yo son las reglas que nos impone el entorno en que vivimos y reprime los impulsos del
Ello. Es el rival en la pelea con el ello, ya que mantiene el control de nosotros y busca frenar
todos nuestros impulsos y deseos, haciéndonos mostrar un disfraz frente a la sociedad que nos
rodea para evitar sacar a luz nuestros pensamientos más sucios y perversos.

El Yo permanece es como el árbitro que permanece en medio de la pelea, tomando un poco de

ambos y adaptándolos para su propia satisfacción. Adapta nuestros deseos de complacencia y
sentido de la ética para quedar satisfecho y a la vez no faltar a las reglas.