La practican pequeños barcos en zonas costeras a no más de 10 millas de distancia,
dentro de lo que se llama mar territorial. Se mantiene en regiones poco desarrolladas donde la producción es escasa y sirve básicamente para el autoconsumo; solo una pequeña parte se destina al mercado. Para este tipo de pesca se utilizan Yariksas que extraen gran cantidad de especies de peces, mariscos, moluscos y crustáceos. En la actualidad se intenta promover este tipo de actividad pesquera con el apoyo de diferentes organizaciones a lo largo del mundo, ya que incluye únicamente métodos no destructivos y selectivos para su ejecución; es decir, en este tipo de pesca no se utilizan redes de arrastre, palangres, grandes redes de cerco, ni dragas hidráulicas, las cuales no sólo destruyen ecosistemas marinos, sino que también son prácticas poco selectivas , en las cuales se ven atrapadas muchas especies que no son objetivo de pesca. Igualmente con el apoyo de estas organizaciones, se vienen desarrollando proyectos con los cuales se impulsa la pesca responsable; tipo de actividad que respalda el consumo de especies que no se encuentren bajo ninguna amenaza, que presenten un tamaño reglamentario, y que sean pescadas en ciertos periodos específicos, es decir, implementando vedas en periodos de reproducción. Organizaciones tales como MarViva, OLDEPESCA Y COPEMED, son algunas de las que se encuentran desarrollando este tipo de actividades, para lo cual buscan promover esquemas económicos que apoyen el ordenamiento de las actividades humanas en el mar (MarViva), poner en marcha estudios pilotos en ciertas regiones, para ver si son aplicables a otros lugares (COPEMED) y promover el desarrollo sostenible de las pesquerías de la región, preservando el medio marino y de agua dulce, mediante la aplicación de políticas de pesca responsable (OLDEPESCA). La pesca artesanal para consumo humano de las especies Pota, Cabrilla y mariscos disminuyó hasta en un 70% en los puertos de Matarani y Mollendo, así lo aseguró el representante del sindicato de pescadores artesanales de Matarni, Edwin Aguilar. Este principal motor económico, que está presente en 20 puertos del litoral arequipeño, viene disminuyendo sus actividades, con embarcaciones que no superan la tonelada y media de recursos marinos que llegan a los muelles. Las pérdidas durante Semana Santa incrementaron en un 30%, debido a la prohibición de consumo de algunos recursos hidrobiológicos y el aumento del precio de los productos del mar. CRIADORES DE CHOLLONCOS
La práctica de la crianza de aves canoras en Moliendo es ancestral, se inicia con el
ingreso del siglo XX en esta ciudad del mar. Uno de sus principales propulsores fue el señor Enrique T. Rodríguez, empresario inmobiliario, regidor municipal y aficionado a la ornitología en 1908. Instala en su amplia casona recién inaugurada en 1914 ubicada en la calle Tacna N° 141 en su parte posterior una enorme jaula (casi al área y volumen de un dormitorio) de madera color verde oscuro y malla, luego se le conocerá como pajarera, afición que será imitada por varios vecinos, debido a que la casi totalidad de las casas tenían jardines o huertos. Luego será en el boulevard Las Huertas (hoy Av. Mariscal Castilla) con abundantes especies arbóreas como palmeras, casua riñas, mol les, chocha les, plantas ornamentales como la bellísima, jazmines, madreselvas, texao y otros. Además, árboles frutales como platanales, higueras, granadales y muchas especies vegetales apropiadas, que servirán de hábitat de estas avecillas canoras como la cosmopolita tancas, pilcos, cabis, pichis y el chollonco. A esto se suma otras aves terrestres que poblaban plazuelas, malecones, glorietas y templos como las palomas, cuculis, cernícalos y hasta gallinazos de cabeza roja.