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20 de junio del 2019

Sustentabilidad
energética
[Subtítulo del documento]

NOMBRE DEL ALUMNO:

William vargas perez

MATRICULA:

171192

GRADO Y GRUPO:

8.-A

CARRERA:

Ing. Petrolera

NOMBRE DEL CATEDRATICO(A)

Ruiz Gómez Patricia Guadalupe

MATERIA:

INTRO A LA ECONOMÍA ENERGÉTICA


Introducción

El contenido del presente hace referencia al desarrollo sustentable y el impacto de


la energía como uno de los medios para lograrlo. Describe un panorama
introductorio sobre la importancia de las energías alternas tanto a nivel nacional
como internacional. Presenta ejemplos reales de aplicaciones de energías alternas
para la vida cotidiana y las ventajas que brindan en la realización de las actividades
diarias, así como los beneficios que conlleva dicha implementación.
¿Qué es la sustentabilidad energética?

es definida por el World Energy Council (WEC), como el equilibrio entre tres
dimensiones principales: la seguridad energética, la equidad social, y la mitigación
del impacto ambiental. El desarrollo de sistemas de energía estables, accesibles y
ambientalmente aceptables desafía soluciones simples. Estos tres objetivos son un
"trilema" que requiere de complejas interconexiones entre sectores público y
privado, entre gobiernos y entes reguladores, entre la economía, los recursos
nacionales disponibles, las normativas legales vigentes, las preocupaciones
ambientales y el comportamiento individual y colectivo de las sociedades.

La sustentabilidad energética es un pilar esencial para tal fin, ya que como fue
reconocido desde la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro, la
industrialización y el avance tecnológico que nuestra sociedad experimentó durante
los últimos dos siglos y, particularmente, desde la segunda mitad del siglo XX, ha
puesto una gran presión a los sistemas que mantienen la vida y la capacidad de
carga del planeta. Si queremos mantener en balance dichos sistemas, entonces la
economía mundial no puede sostenerse en el largo plazo en el uso intensivo de
combustibles fósiles. Pero esto no necesariamente significa reducir el confort y la
calidad de vida que hemos alcanzado y que experimentamos en nuestra vida
cotidiana.

El mismo avance tecnológico, como lo señala la Agencia Internacional de Energía,


es un catalizador para que a nivel mundial sea posible lograr una sustentabilidad
energética para 2050, si nos enfocamos en modificar la forma en que producimos y
consumimos energía con una visión hacia una economía de bajo carbono. Dicho de
otro modo, la sustentabilidad energética es viable para la primera mitad del siglo
XXI si logramos una transición energética hacia fuentes de energía renovable, y si
establecemos patrones de uso eficiente de energía y sistemas adecuados para la
administración de la energía. Entonces, a pesar de que se requiera que más del
60% de la energía primaria provenga de fuentes de origen no fósil y que
produzcamos la misma cantidad de bienes y servicios con casi la mitad de la energía
total que se utiliza actualmente, esto no implica renunciar a nuestros satisfactores,
pero sí significa que tenemos que “hacerlo mejor” y “hacerlo más limpio”.

El reto es mayúsculo, pero no inalcanzable. El avance científico y tecnológico, los


nuevos modelos de negocios y los arreglos institucionales favorables al mercado
son esenciales para detonar el avance de las energías renovables y el incremento
en la competitividad de las tecnologías limpias. Hace diez años la idea de un auto
eléctrico comercial era impensable; hoy, los pronósticos más reservados no le dan
más de tres décadas de vida al motor de combustible. El desarrollo sustentable está,
en apariencia, al alcance.

En el Tecnológico de Monterrey, tenemos la convicción y el compromiso de


colaborar con la transformación de nuestro sector energético hacia la competitividad
y sustentabilidad. Por ello, desde abril de 2016 lanzamos el Laboratorio Binacional
para la Gestión Inteligente de la Sustentabilidad Energética y la Formación
Tecnológica. Esta innovadora plataforma binacional de generación de
conocimiento, apoyada en modelos de colaboración a distancia e infraestructura
física y virtual de alto desempeño, nos permitirá desplegar soluciones
multidisciplinarias para fortalecer al sector energético de México a través de
investigación aplicada y programas de formación de talento especializado. Te
invitamos a ser parte de esta transformación.

El objetivo

La meta resulta entonces clara: seguir avanzando hacia un mejor desarrollo humano
sin aumentar la huella ecológica. Para lograrlo, es fundamental desligar el desarrollo
socioeconómico de las consecuencias negativas ambientales.

A pesar de que llegar a este desacoplamiento requiere de un enfoque holístico y


necesita el esfuerzo conjunto de todos los actores, el consumo energético resulta
inevitablemente uno de los grandes focos de atención, dado que funciona a manera
de un engranaje que conecta ambos conceptos.
En este punto cobra importancia la intensidad energética del PIB, el cual mide la
cantidad de energía que se requiere para producir determinada cantidad de dinero.

Afortunadamente, no todas son malas noticias: la intensidad energética tanto en


Latinoamérica como en Costa Rica ha ido decreciendo, lo que significa que la región
en general, y el país en específico, resultan cada día más eficientes en su utilización
de energía para producir dinero.

Contexto internacional

Las fórmulas de mercado resultaron extremadamente nocivas al propiciar el


desmantelamiento del control estatal en diversos países y regiones, con el
consecuente reforzamiento del control transnacional en esos segmentos
estratégicos.

Paralelamente se han reforzado los conflictos internacionales y las guerras de


rapiña de las grandes potencias por el control de los recursos energéticos del
planeta.

Los renovados esfuerzos del gobierno de los EE.UU. a favor de los biocombustibles
y el interés por establecer alianzas con países latinoamericanos (como Brasil) para
asegurar sus requerimientos futuros en este campo, constituyen otro ingrediente de
estrategia norteamericana de asegurar buena parte de sus suministros energéticos
a largo plazo, desde Latinoamérica y el Caribe; ya no sólo petróleo y gas natural,
sino también biocombustibles.

Tales alianzas también buscan socavar los esfuerzos de Venezuela por avanzar en
un nuevo tipo de integración energética regional, basada en la complementación, la
solidaridad y el trato especial a los países de menor desarrollo.

Reconstrucción sostenible

Dada la naturaleza global de los problemas económicos y ecológicos que se


pretende resolver con una reestructuración energética sostenible, se requieren
cambios radicales en los patrones de producción y consumo de energía a nivel
global. Además de un cambio radical en la forma en que se explotan estos recursos
energéticos pues afectan el desarrollo medio ambiental sostenible. No obstante, el
ritmo y los patrones concretos de este proceso en cada región o país dependerán
de las condiciones específicas de cada caso.

Los patrones de una reestructuración energética sostenible se orientan en dos


direcciones básicas:

Incremento del ahorro y la eficiencia energética.

Desarrollo de las fuentes renovables de energía.

Acciones favorables

Un factor clave a considerar en este proceso de reestructuración energética es la


necesaria cooperación entre productores y consumidores del Tercer Mundo, a partir
del principio del trato preferencial a los países de menor desarrollo relativo. A partir
del año 2000, con la firma del Acuerdo Energético de Caracas entre el gobierno
bolivariano de Venezuela y numerosos países centroamericanos y caribeños, se
inauguró una nueva era en la cooperación energética entre países
subdesarrollados.

Posteriormente, con el surgimiento del proyecto ALBA, este tipo de colaboración ha


incorporado nuevos elementos, basados en criterios de solidaridad, como la
iniciativa Petroamérica, con sus tres secciones básicas: PetroCaribe, PetroAndina
y PetroSur.

Objetivos del Milenio para el desarrollo

 Erradicar la pobreza extrema y el hambre.


 Garantizar el acceso universal a la educación primaria.
 Promover la igualdad de géneros y la autonomía de la mujer.
 Reducir la mortalidad infantil.
 Mejorar la salud materna.
 Combatir el VIH, el SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
 Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
 Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

MEDIDAS HACIA LA SOSTENIBILIDAD ENERGÉTICA

En paralelo a la extensión y generalización de las energías renovables y a la


formación de valores y competencias para desarrollar una vida de calidad con bajo
consumo de energía, la transformación hacia la sostenibilidad energética precisa
medidas de carácter fiscal, de promoción de la eficiencia, prestación de servicios
energéticos y cooperación al desarrollo energético, como las que se enumeran aquí.
1. Extender buenas prácticas El análisis periódico de la relación coste/beneficio de
las medidas de ahorro y eficiencia aplicadas a nivel local, regional o estatal, o en
procesos inter pares – cuando varios socios transnacionales acuerdan aplicar las
mismas medidas en sectores o usos similares, y después evalúan sus resultados –
, y la publicación de los datos resultantes, facilitan la rápida divulgación, la
replicación y la incorporación a la legislación de aquellas tecnologías y
procedimientos más innovadores y adecuados para la eficiencia.

2. Financiar la eficiencia Ayudar a financiar la mejora de la eficiencia es invertir a


largo plazo en una economía más sostenible y productiva; las empresas y los
particulares necesitan incentivos que permitan asumir los costes de las inversiones
necesarias y visibilizar resultados en el corto plazo. Desde el ICO (Instituto de
Crédito Oficial) se intenta facilitar el acceso a financiación a las empresas de
servicios energéticos.
3. Contratación sostenible Distintas administraciones públicas municipales,
regionales y estatales ya incluyen la valoración de aspectos de gestión ambiental a
la hora de licitar compras - por ejemplo, de papel y de consumibles – o de contratar
prestaciones de servicios y asistencias técnicas. Las administraciones públicas
compran millones de vehículos al año; licitaciones conjuntas permitirían concurrir a
los vehículos limpios. Estos mismos criterios ambientales pueden aplicarse a la hora
de contratar servicios energéticos de movilidad, calefacción o alumbrado. Por su
parte, los criterios de contratación de proveedores en las empresas privadas ya
incluyen parámetros de eficiencia.

4. Promover la eficiencia y el ahorro de los particulares Nos interesa especialmente


el terreno del consumo particular porque conecta plenamente con el de los
comportamientos educables; destacan el uso residencial de la energía y de la
movilidad. El uso de transportes públicos, vehículos menos contaminantes,
conducción eficiente, son un gran campo de ahorro. También los electrodomésticos
eficientes, contadores de kilocalorías de calefacción, el uso de termostatos y llaves
de regulación o las lámparas de bajo consumo. El transporte origina
aproximadamente el 27% de las emisiones totales de CO2 de la zona de la OCDE.
Dentro de este porcentaje, las emisiones procedentes del transporte por carretera
suponen alrededor del 80%. El OECD Road Transport and Intermodal Linkages
Research Programme ha creado un estudio general sobre las emisiones de CO2
provenientes del transporte por carretera, con objeto de instaurar un marco de
referencia para valorar las estrategias de reducción de emisiones de este sector.

5. Prestar servicios energéticos Se conoce como servicio energético el beneficio


físico o ventaja derivados de la combinación de una energía con una tecnología
eficiente y con las operaciones de mantenimiento y control del propio servicio. Hasta
ahora, la mayoría de los usuarios compran electricidad por kilovatios-hora, gas
natural por termias, gas butano por kilogramos, carbón y leña por toneladas,
gasolina y gasoil por litros.
6. Cooperar al desarrollo energético sostenible Los países de economías
emergentes y los más empobrecidos también necesitan transitar hacia la economía
baja en carbono. Para ello, han de preservar sus selvas y bosques primarios, una
conservación a la cual debe contribuir el mundo industrializado; y aprovechar al
máximo sus recursos energéticos renovables. Ayuntamientos, Estados, ONGs y
empresas privadas patrocinan, promueven, diseñan y realizan programas de
cooperación al desarrollo energético. Se trata de facilitar el aprovechamiento de
recursos locales para instalar sistemas de depuración de agua, de riego, cocina,
alumbrado, conexión a las TICs…, que mejoran las condiciones de vida. La
transferencia tecnológica debe ir acompañada de programas de educación y
capacitación.
Conclusión

Podemos llegar a la conclusión de que la sustentabilidad energética requiere de un


cambio profundo en los hábitos de los ciudadanos, las empresas, los gobiernos y la
sociedad en general. Necesitamos modificar la forma en la que producimos y
consumimos energía y para ello es indispensable continuar generando conciencia
entre la población para que todos seamos actores activos en este esfuerzo. En ese
sentido, claramente la CFE y la Secretaría de Energía tienen una tarea fundamental
que atender.

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