Sie sind auf Seite 1von 16

Acoso Escolar, Violencia Escolar y en la Escuela

Módulo 4. Detección, atención y seguimiento de situaciones de acoso escolar, violencia escolar y en la


escuela. Pautas de actuación, atribuciones y obligaciones de las autoridades

Tema 1. Pautas para la detección, atención y seguimiento

El módulo final de nuestro curso tiene por objetivo poner a tu disposición elementos y
herramientas que pudieran serte útiles para la elaboración, mejora o implementación de
protocolos o directrices dirigidas a prevenir y atender las situaciones de violencia en la escuela y
el acoso escolar (bullying), o bien, en el caso de las familias y personas responsables del cuidado
de niñas, niños y adolescentes, recomendaciones prácticas para la detección de situaciones que
afecten a sus hijas e hijos.

Hemos recopilado información de diversos protocolos de prevención y atención a las violencias


relacionadas con las escuelas, desarrollados por organismos internacionales, universidades,
investigadores/as independientes, gobiernos y escuelas de México y el mundo, con la intención
de presentarte opciones que te permitan enriquecer tu trabajo o conocimiento y experiencia
como docente o madre/padre/tutora o tutor.

De igual forma, hemos procurado sistematizar las atribuciones y obligaciones de las distintas
autoridades responsables de la atención de niñas, niños y adolescentes, quienes se ven
involucradas/os o afectados/as por esas formas de violencia, a efecto de que conozcas a quién
debes acudir cuando se presenten situaciones de acoso escolar, violencia escolar y en la escuela;
qué puedes hacer para proteger a las personas menores de edad, de modo que no sufran daños
en su integridad o se restituyan sus derechos.

De manera general, la intervención por


parte del personal de los planteles ante
situaciones de violencia en la escuela o
acoso escolar debe abarcar:

Tecnológico ITCA. (2016). Prevención y atención de violencia


[fotografía]. Tomada de https://flic.kr/p/J39gHE

1
Canalización a
Medidas para
Pautas para Pautas para la las autoridades
proteger a documentación competentes,
la detección
niñas, niños y e informe de acompañamiento
de casos. los casos. a estudiantes y
adolescentes. seguimiento.

Elementos que deben abarcar las intervenciones de las escuelas en casos de acoso escolar, violencia en la escuela y violencia escolar.

Detección de casos de violencia en la escuela y acoso escolar

Las personas adultas suelen creer que es fácil identificar un caso de violencia en la escuela o de
acoso escolar; no obstante, como hemos revisado a lo largo de este curso, con frecuencia pasan
por alto situaciones que pueden constituir indicadores de que una niña, niño o adolescente
atraviesa por un problema de esa naturaleza. Muchas personas creemos que si nuestra hija,
hijo o estudiante se encuentran ante un problema nos los dirán inmediatamente; sin embargo,
no siempre será así. Por ello, debemos estar atentos/as a cualquier cambio que se produzca en
su persona, que pueda ser indicativo de que vive alguna situación de violencia en la escuela o
bullying.

Llamamos indicadores a las señales físicas, emocionales o de comportamiento que


suelen presentar niñas, niños y adolescentes al verse involucrados/as en situaciones
de violencia en la escuela o de acoso escolar. Se trata de “señales” que deben ser
interpretadas como una alerta para las personas adultas, sobre una situación que
ocurrió o está ocurriendo en la vida de una persona menor de edad y que provoca en
ella una reacción adversa o distinta en su estado de salud físico y/o mental o en su
comportamiento habitual.

2
Algunos indicadores de que niñas, niños y adolescentes han sufrido o están sufriendo algún tipo
de violencia en su contra pueden ser los siguientes:

Alteraciones en la ingesta alimentaria (falta o exceso de apetito)

Mentir para evitar asistir a la escuela; por ejemplo, decir que se sienten
mal.

Trastornos del sueño (insomnio, sueño en exceso, pesadillas).

Baja de calificaciones o rendimiento escolar en general.

Pérdida de interés por las actividades que disfrutaba hacer


habitualmente; pérdida o ausencia de amistades.

Cambio de carácter: ansiedad, aislamiento, tristeza, irritabilidad,


introversión, agresividad, conductas autodestructivas o regresivas
(por ejemplo, enuresis).

3
Síntomas somáticos; por ejemplo, malestar general al levantarse,
mareos, dolores de cabeza, molestias o alteraciones gastrointestinales,
asfixia u opresión en el pecho, vómito, temblores, palpitaciones…

Cambio de hábitos en las redes sociales o uso de las tecnologías de la


información; por ejemplo, cerrar su perfil en redes sociales, apagar su
celular o revisarlo constantemente.

Evidencias físicas de violencia, tales como moretones, roturas de ropa,


pérdida no justificada de objetos.

"Pérdida" o destrucción de trabajos, cuadernos, materiales,


pertenencias rotas, solicitar préstamos de dinero.

Resistirse o negarse a hablar en su idioma o lengua (por ejemplo, en


el caso de pertenecer a una comunidad indígena o si tiene condición
de persona extranjera).

Tratar de cambiar drásticamente su apariencia o querer dejar de


utilizar objetos como anteojos, apoyos para caminar, aparatos de
ortodoncia, etc.

Autolesiones como cortaduras en los brazos u otras partes del cuerpo.

4
Dibujos o expresiones no verbales de enojo, frustración y tristeza,
como dañar sus juguetes o pertenencias o los de alguién más.

En adolescentes, uso de sustancias nocivas, vincularse con amistades


que pudieran ejercer una influencia negativa en su comportamiento.

Atentados contra su integridad, intentos de suicidio.

Indicadores de violencia contra niñas, niños y adolescentes.

Fuentes: (CNDH, 2016); (Sánchez, 2017, p. 38); (Gobierno de Guatemala, 2012); (Equipo Multidisciplinar
de Investigación sobre el Ciberbullying, 2010, pp. 18-20) (Grosser, 2015, p. 18).

Es importante señalar que los indicadores mencionados no constituyen una regla general, sino
una referencia; es decir, no todas las personas menores de edad que atraviesen por una situación
de violencia las presentarán, o bien su origen podría estar vinculado, por ejemplo, con trastornos
o afecciones de salud. Por esa razón, es deseable recabar más datos sobre las circunstancias de
vida de las niñas, niños y adolescentes involucrados/as en una situación de violencia en la escuela
o acoso escolar y solicitar la intervención de profesionales en psicología, medicina, pedagogía,
psiquiatría y trabajo social, para arribar a una conclusión más certera sobre lo que les está
ocurriendo.

Conviene tener presente que entre más oportuna sea la intervención por parte de las
personas adultas, habrá mayor posibilidad de reducir o incluso evitar las consecuencias
negativas de la violencia en la vida de niñas, niños y adolescentes. Recuerda que un
número significativo de casos de bullying y agresiones por parte del personal educativo
ha desembocado en la pérdida de la vida de las afectadas o los afectados, debido a que
las personas adultas responsables de su atención y cuidado omitieron actuar para detener
la situación, o bien, aun teniendo conocimiento de lo que pasaba, no informaron a las
autoridades.

5
Ejemplo. Omisión de las autoridades educativas en situaciones de violencia escolar.

En la Recomendación 36/2016, la CNDH


(2016) acreditó violaciones a los derechos
de un niño inscrito en una escuela
primaria por parte del personal docente,
autoridades escolares y personal médico
de un hospital público. El niño sufría acoso
escolar de tipo verbal, físico y psicológico,
infligido por algunos estudiantes, razón
por la que presentó diversos síntomas
Tebar, A. (2007). Omisión de las autoridades gastrointestinales, insomnio, falta de apetito,
educativas en casos de violencia escolar [fotografía]. entre otros. A causa de ello, en varias
Tomada de https://flic.kr/p/2uq4xD
ocasiones, su madre y padre tuvieron que
trasladarlo al servicio de urgencias de un
hospital público, donde se le diagnosticó estrés postraumático y trastorno de ansiedad;
sin embargo, la revisión y el tratamiento fueron inadecuados. El niño perdió la vida
después de sufrir seis paros cardiorrespiratorios a causa de un infarto cerebral y otras
complicaciones.

Al realizar las investigaciones, la Comisión constató que la persona docente a cargo


del grupo y director/a de la escuela declararon ante el Ministerio Público que sí habían
tenido conocimiento de que determinados niños y niñas agredían no sólo al niño que
perdió la vida, sino a otras/os). Asimismo, aceptaron haber notado comportamientos
anómalos, como “verlo más callado”, “sin querer salir a jugar”, “dejar de ser juguetón
y alegre”. A pesar de ello, minimizaron la situación, adoptando como única medida
la suspensión por algunos días de los estudiantes que generaban la violencia, sin
canalizarlos a ningún tipo de atención psicológica o realizar más acciones para
evitar la continuación del daño. Su omisión y negligencia en el cumplimiento de sus
obligaciones como autoridades educativas contribuyeron de forma determinante en la
pérdida de la vida de su alumno.

6
Ahora bien, si los niños, niñas y adolescentes son quienes directamente manifiestan al personal
educativo que están siendo víctimas de agresiones por parte de algún compañero/a o maestra/o,
o incluso, de algún familiar, la persona a quien se hace del conocimiento la situación debe
estar consciente de que su alumna/o la identifica como una persona de confianza; por ello,
lo que se haga o deje de hacer en el momento de la manifestación de la situación, así
como posteriormente, es determinante para garantizar la estabilidad psicoemocional
y la integridad de la o el estudiante. Igual importancia reviste el abordaje con niñas, niños y
adolescentes, quienes ejercen acoso escolar, pues como hemos revisado, la represión, el castigo
y la humillación son métodos inadecuados que no son útiles para resolver ese tipo de
comportamiento.

Las autoridades escolares y los profesores y profesoras deben estar preparados/as para
escuchar y responder a las inquietudes de sus estudiantes y con ello evitar su revictimización, es
decir, que se les causen mayores daños a los que han sufrido por la violencia o el acoso escolar. En
el Protocolo elaborado por la CNDH-SEP para prevenir la violencia sexual en las escuelas (2016), se
incluyen algunas recomendaciones sobre el proceso de escucha por parte del personal educativo
que también podrían ser de utilidad a las familias, las cuales se resumen a continuación:

¿Qué hacer al escuchar a niñas, niños y ¿Qué evitar al escuchar a niñas, niños y
adolescentes? adolescentes?

Escucharlas/os con atención y respeto, Actuar de forma improvisada o precipitada;


generando un clima de confianza, tranquilidad mostrar expresiones de alarma, miedo,
y seguridad. Dejar que terminen su relato sin angustia, rechazo o incredulidad ante su
interrupciones. relato; manifestar enojo y culparlos/as por lo
que les sucede.

Procurar que una sola persona realice la plática Solicitarles detalles de los hechos narrados,
y que ésta se lleve a cabo en un lugar tranquilo, interrumpirlas/os constantemente, pedir
con privacidad, pero a la vista de todas/os; por que muestren marcas, cicatrices o revisar su
ejemplo, un salón con ventanas. cuerpo para “constatar” su dicho. Insistirles que
respondan cuestiones con las que se sientan
incómodos/as o de las que no quieran hablar
en ese momento.

Siempre creer en su relato; expresarles que Minimizar la situación, postergar la plática


hicieron lo correcto al manifestar lo que les para otro momento, negarse a escucharlos/as
está pasando y hacerles saber que no son y conducirlas/os a la dirección para que hablen
culpables de lo que ocurre. con alguien más o hacerles repetir su relato
varias veces ante distintas personas.

7
Explicarles con claridad y sinceridad Prometerles cosas que no se van a cumplir;
las medidas que se van a tomar para no emitir juicios de valor sobre las personas
proporcionarles apoyo; por ejemplo, “tenemos generadoras de violencia o sus familias.
que hablar con tu mamá/papá de esto que te Difundir información sobre su vida privada y la
ocurre para juntos/as poder ayudarte”. de su familia con la comunidad escolar.

Ofrecerles colaboración e informarles que Prejuzgar sobre la situación, estigmatizarlos/


existe disposición para apoyarlos/as. Dejar as, regañarlos/as o sancionarlos/as por su
abierta la posibilidad de platicar nuevamente conducta; amenazarlos/as con la expulsión o
cuando ellas/os lo necesiten. suspensión.

Recuerda que no todos los estudiantes y las estudiantes pueden


o desean expresarse verbalmente (por ejemplo, algunas niñas/os
con discapacidad), o bien prefieren otros medios para comunicar
sus emociones e inquietudes. Los dibujos, la confección de
manualidades u objetos de juego, los gritos y el llanto, la expresión
corporal, su estado de aseo y aliño, sus preferencias de juego o el
trato que dan a sus objetos personales o juguetes también pueden
ser indicios importantes de que algo está sucediendo.

Medidas para proteger a niñas, niños y adolescentes

Cualquier medida que las personas adultas


integrantes de la comunidad educativa
pretendan adoptar en los casos de violencia en
la escuela o acoso escolar, debe ser compatible
con sus derechos humanos y estar basada en
el principio del interés superior de la niñez y
adolescencia. Como recuerdas, en el módulo
1 explicamos que tomar decisiones con base
en el principio de interés superior significa
privilegiar lo que más le beneficie a niñas, niños
y adolescentes, incluso por sobre los derechos
(M). (2007). Medidas de protección [fotografía]. e intereses de las personas adultas.
Tomada de https://flic.kr/p/2SqBe3

En principio, para las autoridades educativas, la aplicación del interés superior podría
vislumbrarse como una labor complicada, pues en la práctica, las familias, el personal docente,
las organizaciones sindicales u otros grupos de la comunidad pueden llevar a cabo determinadas
acciones que no necesariamente responden o incluso son contrarias a la protección de niñas,
niños y adolescentes.

8
Por ejemplo, ante un caso de presunta violencia sexual por parte de una profesora o
profesor, algunos padres/madres o el personal docente pueden solicitar que se le retire
del grupo, porque tiene muchos años trabajando y nunca han tenido una queja de su
actuación o que el alumno o alumna está mintiendo; no obstante, ante la denuncia por
parte de una niña, niño o adolescente o la simple sospecha de que ocurrió el hecho, debe
privilegiarse la seguridad de la persona menor de edad afectada y retirar a la profesora
o profesor de la atención del grupo durante la investigación que se realice.

Algo similar puede ocurrir en las situaciones de acoso escolar. Imagina que las madres y padres
solicitan a la dirección de un plantel expulsar a un niño o niña con trastorno de déficit de atención
que ha presentado conductas de agresión hacia sus compañeros y compañeras, o le exigen que
convoque a una junta donde la madre/padre de ese alumno o alumna informe públicamente qué
tipo de tratamiento o acciones está realizando para “disciplinarla o disciplinarlo”. Esas medidas
–como hemos enfatizado en este curso– no solucionan el problema y, además, vulneran los
derechos de las niñas, niños y adolescentes, en el ejemplo concreto, a la educación, la dignidad,
integridad psicoemocional, la intimidad y vida privada.

Las autoridades educativas y personal docente debemos estar conscientes de que las leyes y
reglamentos vigentes en materia de protección a la niñez y adolescencia son de observancia
obligatoria y que cualquier incumplimiento o transgresión puede dar lugar a responsabilidades
administrativas, civiles o penales. En tal virtud, es ineludible prepararnos en el conocimiento de
los derechos de ese grupo poblacional.

Revisa la infografía Medidas de protección de niñas, niños


y adolescentes en la secuencia de estudio para identificar las
acciones (no limitativas) que puede adoptar el personal de las
escuelas ante situaciones de acoso escolar, violencia escolar o en la
escuela.

Documentación e informe de casos de violencia

En muchas ocasiones, las situaciones de violencia vinculadas a la escuela rebasan el ámbito de


competencia y atribuciones del personal educativo, en cuyo caso se debe solicitar la intervención
de las autoridades competentes para la atención del problema. El personal docente y las
autoridades escolares carecen de atribuciones para investigar y determinar, por ejemplo, si niñas,
niños y adolescentes padecen violencia familiar, presentan secuelas derivadas de violencia
psicológica o fueron víctimas de abuso sexual o violación; no obstante, sí tienen las siguientes
obligaciones:

9
Integrar los documentos y evidencias sobre los eventos
de violencia reportados por el alumnado.

Documentar (es decir, dejar constancia) de las acciones que se realizaron para atender
la situación.

Informar de los hechos a las autoridades escolares o a las autoridades especializadas


en niñas, niños y adolescentes.

Obligaciones del personal docente y las autoridades escolares ante situaciones de violencia vinculadas a las escuelas.

Llamamos documentación e informe de casos de violencia a


los procesos de elaboración, compilación y manejo de datos y/o
evidencias relacionadas con una situación de violencia en la escuela
o acoso escolar, que sean útiles para poner en conocimiento los
hechos ante las autoridades competentes y para contar con un
soporte que permita, en caso de una investigación, determinar
los antecedentes, forma y temporalidad en que se presentaron
los hechos, la posible responsabilidad por acción u omisión, y las
acciones que se realizaron para la atención del problema.

Generalmente, las escuelas se organizan bajo una estructura jerárquica con distintos niveles de
responsabilidad de las trabajadoras y los trabajadores de la educación, lo cual puede dificultar
que el personal docente, administrativo o de servicios tenga dudas sobre a quién y cómo
debe informar sobre los casos de violencia. Más adelante detallaremos, con base en la
legislación vigente, las responsabilidades que en ese ámbito corresponden a cada persona. No
obstante, estimamos conveniente ofrecer algunas recomendaciones generales que podrían ser
útiles tanto al cuerpo docente y directivo como a las familias, para reunir elementos e información
sobre casos concretos.

10
Revisa el recurso Recomendaciones para la documentación
e información de casos de violencia en la escuela y acoso
escolar en la secuencia de estudio, en donde se ofrecen algunas
sugerencias generales que podrían ser útiles tanto al cuerpo
docente y directivo como a las familias, para reunir elementos e
información sobre casos concretos.

Preferentemente los protocolos deberán establecer medidas de documentación e información


diferenciadas de acuerdo con el tipo de manifestación de violencia en la escuela o acoso escolar
de que se trate. Por ejemplo, en los casos de violencia sexual, lesiones, violencia psicológica,
omisión de cuidados, entre otros, puede acudirse directamente ante las Fiscalías Generales de
Justicia para formular una denuncia penal.

Canalización, acompañamiento y seguimiento

La investigación de los casos de violencia y


la determinación de responsabilidad están a
cargo de autoridades externas a los planteles
escolares, ya sea un organismo administrativo
previsto por las normas y reglamentos
vigentes en materia de educación, las Fiscalías
Generales de Justicia, los o las jueces en materia
penal y/o civil, las Comisiones, Procuradurías
o Defensorías de Derechos Humanos, por
mencionar algunas. El personal educativo
tiene la obligación de dar aviso inmediato Ministerio Interior Ecuador. (2014).
a las autoridades de todos los actos de Investigaciones de casos de violencia [fotografía].
Tomada de https://flic.kr/p/qpkhJ6
violencia o transgresión a los derechos de
sus alumnos y alumnas de los que tengan conocimiento. Esta obligación se encuentra prevista
en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y corresponde principal, pero
no limitativamente, al director o directora del plantel, quien deberá solicitar la intervención de las
autoridades. No obstante, en los casos de falta, ausencia o negativa de cumplirla, cualquier otra
persona integrante de la comunidad educativa puede realizar la denuncia.

Con cierta frecuencia, el personal educativo e incluso la sociedad en general, se muestran


reticentes a solicitar la intervención de las autoridades en un caso de violencia en la escuela o
acoso escolar, pues se suele pensar, por ejemplo:

11
• Que su intervención sólo empeorará la situación.

• Que alguna autoridad separará a niñas, niños y adolescentes de su familia y ordenará su


ingreso a un centro de asistencia social.

• Que no se va a demostrar la situación de violencia.

• Que habrá represalias de tipo laboral, personal o incluso violencia contra la persona que
realizó la denuncia.

• Que la escuela verá afectado su prestigio, imagen y hasta ingresos, sobre todo en el caso de
las privadas.

• Que la denuncia ante las autoridades sólo corresponde a las familias de niñas, niños y
adolescentes.

• Que se va a afectar la vida de las maestras o los maestros, quienes hasta podrían perder su
trabajo.

• Que el profesorado señalado como presunto responsable, invariablemente será encontrado


culpable, aunque no existan pruebas de la violencia.

Algunas de esas nociones están desapegadas de la realidad y suelen estar basadas en referencias
transmitidas de persona a persona, falta de adecuada orientación jurídica sobre las atribuciones
de las autoridades públicas, resistencias o incluso convicciones personales. No obstante, es muy
importante que tú sepas lo siguiente:

Aunque pueden existir algunos casos cuya


gravedad o complejidad no permita que la
intervención de las autoridades resulte ciento por
ciento exitosa, ésta contribuye a hacer visible la
situación, proteger la integridad de niñas, niños
y adolescentes, y puede ser determinante para
cambiar sus condiciones de vida.

12
La separación de un niño, niña o adolescente de su
familia sólo ocurrirá en casos graves en que sean
sus integrantes quienes generen la violencia en su
contra, pero antes de decidir ingresarlo/a a un centro,
las autoridades deben tratar de localizar a otros
familiares que temporalmente puedan hacerse cargo
de su cuidado. Sólo cuando esa posibilidad se haya
descartado podrá ordenarse su ingreso.

Cada tipo de violencia tiene elementos propios que deben ser


demostrados ante las autoridades para comprobar que los hechos
ocurrieron y asegurar que no se sancione a alguien injustamente. Aunque
algunas situaciones pueden presentar gran complejidad por factores
como las características personales de la niña, niño o adolescente
afectado o afectada, la relación entre quienes generan o reciben la
violencia, el contexto social y cultural, el tiempo entre su ocurrencia y
la denuncia, entre otros, existen criterios técnicos muy especializados
que las autoridades de investigación y las que imparten justicia toman
en cuenta para analizar y resolver los asuntos. También, en todos los
casos, existen mecanismos para que las personas involucradas puedan
inconformarse contra las decisiones de esas autoridades, así como otras
vías legales e institucionales para presentar quejas contra cualquier
actuación indebida de aquellas (dilación, corrupción, negligencia,
negación del servicio, por ejemplo).

Si no denuncias una situación de violencia, además de incurrir en


responsabilidad administrativa si eres servidor o servidora pública, podrías
ser sancionado/a penalmente por omisión, lo cual puede ocurrir también
en el caso de cualquier otra persona que, habiendo tenido conocimiento de
los hechos, no los denuncie. Pero más importante que eso, si no denuncias
aumentas el riesgo en que se encuentra una niña, niño o adolescente;
podrías estar, incluso, marcando el rumbo de su vida hacia una situación
precaria en que se vea expuesta/o a graves daños en su salud e integridad,
limitando sus oportunidades de desarrollarse plenamente y convertirse en
una persona adulta responsable, con sentido de solidaridad y ciudadanía.

13
No podemos descartar que una escuela en la que se presenten
uno o varios casos de violencia pueda ver afectada su operación
o que algunos profesores/as, autoridades educativas o familias
resulten afectadas; no obstante, todas ellas son, por lo general,
personas adultas que deben asumir las consecuencias de
sus actos u omisiones y que pueden, por sí mismas, exigir el
cumplimiento de sus derechos o defenderse ante las situaciones
adversas. Recuerda que en nuestra sociedad, las niñas, niños
y adolescentes no siempre tiene esa posibilidad, por lo que tú
podrías ser la única persona quien pueda ayudarlos. Además,
también cuentas con recursos para denunciar y exigir que
se proteja tu integridad, y existen instituciones que pueden
apoyarte protegiendo tu identidad personal

Recuerda que el personal educativo, al igual que las demás


personas, tenemos los mismos derechos y que existen leyes que
nos protegen. Es verdad que nadie quiere verse involucrado en
una situación de violencia contra niñas, niños y adolescentes
en donde sea señalada/o como responsable, pero si eso pasa,
las leyes prevén el derecho a una adecuada defensa que puede
hacerse valer por diversas vías. Por ello, es tan importante
invertir todos nuestros esfuerzos en la prevención de esos
fenómenos.

La importancia de la denuncia de violaciones a derechos de niñas, niños y adolescentes ante las autoridades.

14
Respecto al acompañamiento y seguimiento de los casos, mencionaremos que las profesoras y
profesores deben ser sensibles ante la situación de sus estudiantes y de las familias, y trabajar en
aspectos como los siguientes:

El regreso a la normalidad de Atender las inquietudes y solicitudes


las actividades de la niña, niño de la comunidad estudiantil y
o adolescente. Trabajar en su madres, padres u otros familiares.
autoestima y empoderamiento.

Cumplir las medidas que las Revisar fortalezas y debilidades


autoridades especializadas en de las acciones o medidas de
niñez y adolescencia emitan. prevención, atención y protocolos.

Retomar el problema como


una oportunidad para mejorar
la comunicación de toda la
comunidad escolar; hablar del tema,
trabajarlo e innovar estrategias.

Aspectos por trabajar en el acompañamiento y seguimiento de casos de violencia escolar, en la escuela y acoso escolar.
15
Es necesario hacer énfasis en que la totalidad de integrantes de la comunidad escolar son
responsables de la prevención, atención y seguimiento de los casos de violencia relacionada con
el ámbito escolar, privilegiando el bienestar, así como la seguridad de niñas, niños y adolescentes,
a la vez que se tomen decisiones que sean acordes con su interés superior. Las pautas y
recomendaciones que hemos expuesto en este apartado serán abordadas con mayor precisión al
desglosar las atribuciones de cada una de las autoridades y las responsabilidades concretas que
pueden generarse en caso de incumplimiento de los deberes del personal de los planteles.

Fuentes de información
Documentos electrónicos

CNDH. (2016). Contra el bullying: Guía para docentes, alumnado, familias y comunidad escolar. DI
NO AL ACOSO ESCOLAR. Consultado de http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Programas/Ninez_
familia/Material/cuadri-contra-bullying.pdf

CNDH. (2016). Recomendación 36/2016. Consultado de http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/


Recomendaciones/2016/Rec_2016_036.pdf

CNDH-SEP (2017). Protocolo para la atención y prevención de la violencia sexual en las escuelas de
educación inicial, básica y especial en la Ciudad de México. Consultado de http://www.cndh.org.
mx/sites/all/doc/Programas/Ninez_familia/Material/Cuadernillo_Protocolo_noviembre.pdf

Equipo multidisciplinar de Investigación sobre el ciberbullying. (2010). Protocolo de actuación


escolar ante el ciberbullying. Consultado de EMICI: http://www.juntadeandalucia.es/educacion/
webportal/ishare-servlet/content/05f44cc5-d0e9-4ab4-a259-7aa0dc03d524

Gobierno de Guatemala. (2012). Protocolo de identificación, atención y referencia de casos


de violencia dentro del sistema educativo nacional. Consultado del Fondo de la ONU para el
cumplimiento de los ODM, Guatemala: https://hivhealthclearinghouse.unesco.org/library/
documents/protocolo-de-identificacion-atencion-y-referencia-de-casos-de-violencia-dentro-del

Grosser, K. (2015). Protocolo de actuación en situaciones de bullying. Consultado de UNICEF,


Ministerio de Educación Pública: https://www.unicef.org/costarica/Documento-Protocolo-
Bullying.pdf

Sánchez, C. (2017). Guía de actuación contra el acoso escolar en los centros educativos. Consultado
de Consejería de Educación, Juventud y Deporte, Comunidad de Madrid: http://www.madrid.
org/bvirtual/BVCM016330.pdf

16

Das könnte Ihnen auch gefallen