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El módulo final de nuestro curso tiene por objetivo poner a tu disposición elementos y
herramientas que pudieran serte útiles para la elaboración, mejora o implementación de
protocolos o directrices dirigidas a prevenir y atender las situaciones de violencia en la escuela y
el acoso escolar (bullying), o bien, en el caso de las familias y personas responsables del cuidado
de niñas, niños y adolescentes, recomendaciones prácticas para la detección de situaciones que
afecten a sus hijas e hijos.
De igual forma, hemos procurado sistematizar las atribuciones y obligaciones de las distintas
autoridades responsables de la atención de niñas, niños y adolescentes, quienes se ven
involucradas/os o afectados/as por esas formas de violencia, a efecto de que conozcas a quién
debes acudir cuando se presenten situaciones de acoso escolar, violencia escolar y en la escuela;
qué puedes hacer para proteger a las personas menores de edad, de modo que no sufran daños
en su integridad o se restituyan sus derechos.
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Canalización a
Medidas para
Pautas para Pautas para la las autoridades
proteger a documentación competentes,
la detección
niñas, niños y e informe de acompañamiento
de casos. los casos. a estudiantes y
adolescentes. seguimiento.
Elementos que deben abarcar las intervenciones de las escuelas en casos de acoso escolar, violencia en la escuela y violencia escolar.
Las personas adultas suelen creer que es fácil identificar un caso de violencia en la escuela o de
acoso escolar; no obstante, como hemos revisado a lo largo de este curso, con frecuencia pasan
por alto situaciones que pueden constituir indicadores de que una niña, niño o adolescente
atraviesa por un problema de esa naturaleza. Muchas personas creemos que si nuestra hija,
hijo o estudiante se encuentran ante un problema nos los dirán inmediatamente; sin embargo,
no siempre será así. Por ello, debemos estar atentos/as a cualquier cambio que se produzca en
su persona, que pueda ser indicativo de que vive alguna situación de violencia en la escuela o
bullying.
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Algunos indicadores de que niñas, niños y adolescentes han sufrido o están sufriendo algún tipo
de violencia en su contra pueden ser los siguientes:
Mentir para evitar asistir a la escuela; por ejemplo, decir que se sienten
mal.
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Síntomas somáticos; por ejemplo, malestar general al levantarse,
mareos, dolores de cabeza, molestias o alteraciones gastrointestinales,
asfixia u opresión en el pecho, vómito, temblores, palpitaciones…
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Dibujos o expresiones no verbales de enojo, frustración y tristeza,
como dañar sus juguetes o pertenencias o los de alguién más.
Fuentes: (CNDH, 2016); (Sánchez, 2017, p. 38); (Gobierno de Guatemala, 2012); (Equipo Multidisciplinar
de Investigación sobre el Ciberbullying, 2010, pp. 18-20) (Grosser, 2015, p. 18).
Es importante señalar que los indicadores mencionados no constituyen una regla general, sino
una referencia; es decir, no todas las personas menores de edad que atraviesen por una situación
de violencia las presentarán, o bien su origen podría estar vinculado, por ejemplo, con trastornos
o afecciones de salud. Por esa razón, es deseable recabar más datos sobre las circunstancias de
vida de las niñas, niños y adolescentes involucrados/as en una situación de violencia en la escuela
o acoso escolar y solicitar la intervención de profesionales en psicología, medicina, pedagogía,
psiquiatría y trabajo social, para arribar a una conclusión más certera sobre lo que les está
ocurriendo.
Conviene tener presente que entre más oportuna sea la intervención por parte de las
personas adultas, habrá mayor posibilidad de reducir o incluso evitar las consecuencias
negativas de la violencia en la vida de niñas, niños y adolescentes. Recuerda que un
número significativo de casos de bullying y agresiones por parte del personal educativo
ha desembocado en la pérdida de la vida de las afectadas o los afectados, debido a que
las personas adultas responsables de su atención y cuidado omitieron actuar para detener
la situación, o bien, aun teniendo conocimiento de lo que pasaba, no informaron a las
autoridades.
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Ejemplo. Omisión de las autoridades educativas en situaciones de violencia escolar.
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Ahora bien, si los niños, niñas y adolescentes son quienes directamente manifiestan al personal
educativo que están siendo víctimas de agresiones por parte de algún compañero/a o maestra/o,
o incluso, de algún familiar, la persona a quien se hace del conocimiento la situación debe
estar consciente de que su alumna/o la identifica como una persona de confianza; por ello,
lo que se haga o deje de hacer en el momento de la manifestación de la situación, así
como posteriormente, es determinante para garantizar la estabilidad psicoemocional
y la integridad de la o el estudiante. Igual importancia reviste el abordaje con niñas, niños y
adolescentes, quienes ejercen acoso escolar, pues como hemos revisado, la represión, el castigo
y la humillación son métodos inadecuados que no son útiles para resolver ese tipo de
comportamiento.
Las autoridades escolares y los profesores y profesoras deben estar preparados/as para
escuchar y responder a las inquietudes de sus estudiantes y con ello evitar su revictimización, es
decir, que se les causen mayores daños a los que han sufrido por la violencia o el acoso escolar. En
el Protocolo elaborado por la CNDH-SEP para prevenir la violencia sexual en las escuelas (2016), se
incluyen algunas recomendaciones sobre el proceso de escucha por parte del personal educativo
que también podrían ser de utilidad a las familias, las cuales se resumen a continuación:
¿Qué hacer al escuchar a niñas, niños y ¿Qué evitar al escuchar a niñas, niños y
adolescentes? adolescentes?
Procurar que una sola persona realice la plática Solicitarles detalles de los hechos narrados,
y que ésta se lleve a cabo en un lugar tranquilo, interrumpirlas/os constantemente, pedir
con privacidad, pero a la vista de todas/os; por que muestren marcas, cicatrices o revisar su
ejemplo, un salón con ventanas. cuerpo para “constatar” su dicho. Insistirles que
respondan cuestiones con las que se sientan
incómodos/as o de las que no quieran hablar
en ese momento.
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Explicarles con claridad y sinceridad Prometerles cosas que no se van a cumplir;
las medidas que se van a tomar para no emitir juicios de valor sobre las personas
proporcionarles apoyo; por ejemplo, “tenemos generadoras de violencia o sus familias.
que hablar con tu mamá/papá de esto que te Difundir información sobre su vida privada y la
ocurre para juntos/as poder ayudarte”. de su familia con la comunidad escolar.
En principio, para las autoridades educativas, la aplicación del interés superior podría
vislumbrarse como una labor complicada, pues en la práctica, las familias, el personal docente,
las organizaciones sindicales u otros grupos de la comunidad pueden llevar a cabo determinadas
acciones que no necesariamente responden o incluso son contrarias a la protección de niñas,
niños y adolescentes.
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Por ejemplo, ante un caso de presunta violencia sexual por parte de una profesora o
profesor, algunos padres/madres o el personal docente pueden solicitar que se le retire
del grupo, porque tiene muchos años trabajando y nunca han tenido una queja de su
actuación o que el alumno o alumna está mintiendo; no obstante, ante la denuncia por
parte de una niña, niño o adolescente o la simple sospecha de que ocurrió el hecho, debe
privilegiarse la seguridad de la persona menor de edad afectada y retirar a la profesora
o profesor de la atención del grupo durante la investigación que se realice.
Algo similar puede ocurrir en las situaciones de acoso escolar. Imagina que las madres y padres
solicitan a la dirección de un plantel expulsar a un niño o niña con trastorno de déficit de atención
que ha presentado conductas de agresión hacia sus compañeros y compañeras, o le exigen que
convoque a una junta donde la madre/padre de ese alumno o alumna informe públicamente qué
tipo de tratamiento o acciones está realizando para “disciplinarla o disciplinarlo”. Esas medidas
–como hemos enfatizado en este curso– no solucionan el problema y, además, vulneran los
derechos de las niñas, niños y adolescentes, en el ejemplo concreto, a la educación, la dignidad,
integridad psicoemocional, la intimidad y vida privada.
Las autoridades educativas y personal docente debemos estar conscientes de que las leyes y
reglamentos vigentes en materia de protección a la niñez y adolescencia son de observancia
obligatoria y que cualquier incumplimiento o transgresión puede dar lugar a responsabilidades
administrativas, civiles o penales. En tal virtud, es ineludible prepararnos en el conocimiento de
los derechos de ese grupo poblacional.
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Integrar los documentos y evidencias sobre los eventos
de violencia reportados por el alumnado.
Documentar (es decir, dejar constancia) de las acciones que se realizaron para atender
la situación.
Obligaciones del personal docente y las autoridades escolares ante situaciones de violencia vinculadas a las escuelas.
Generalmente, las escuelas se organizan bajo una estructura jerárquica con distintos niveles de
responsabilidad de las trabajadoras y los trabajadores de la educación, lo cual puede dificultar
que el personal docente, administrativo o de servicios tenga dudas sobre a quién y cómo
debe informar sobre los casos de violencia. Más adelante detallaremos, con base en la
legislación vigente, las responsabilidades que en ese ámbito corresponden a cada persona. No
obstante, estimamos conveniente ofrecer algunas recomendaciones generales que podrían ser
útiles tanto al cuerpo docente y directivo como a las familias, para reunir elementos e información
sobre casos concretos.
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Revisa el recurso Recomendaciones para la documentación
e información de casos de violencia en la escuela y acoso
escolar en la secuencia de estudio, en donde se ofrecen algunas
sugerencias generales que podrían ser útiles tanto al cuerpo
docente y directivo como a las familias, para reunir elementos e
información sobre casos concretos.
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• Que su intervención sólo empeorará la situación.
• Que habrá represalias de tipo laboral, personal o incluso violencia contra la persona que
realizó la denuncia.
• Que la escuela verá afectado su prestigio, imagen y hasta ingresos, sobre todo en el caso de
las privadas.
• Que la denuncia ante las autoridades sólo corresponde a las familias de niñas, niños y
adolescentes.
• Que se va a afectar la vida de las maestras o los maestros, quienes hasta podrían perder su
trabajo.
Algunas de esas nociones están desapegadas de la realidad y suelen estar basadas en referencias
transmitidas de persona a persona, falta de adecuada orientación jurídica sobre las atribuciones
de las autoridades públicas, resistencias o incluso convicciones personales. No obstante, es muy
importante que tú sepas lo siguiente:
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La separación de un niño, niña o adolescente de su
familia sólo ocurrirá en casos graves en que sean
sus integrantes quienes generen la violencia en su
contra, pero antes de decidir ingresarlo/a a un centro,
las autoridades deben tratar de localizar a otros
familiares que temporalmente puedan hacerse cargo
de su cuidado. Sólo cuando esa posibilidad se haya
descartado podrá ordenarse su ingreso.
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No podemos descartar que una escuela en la que se presenten
uno o varios casos de violencia pueda ver afectada su operación
o que algunos profesores/as, autoridades educativas o familias
resulten afectadas; no obstante, todas ellas son, por lo general,
personas adultas que deben asumir las consecuencias de
sus actos u omisiones y que pueden, por sí mismas, exigir el
cumplimiento de sus derechos o defenderse ante las situaciones
adversas. Recuerda que en nuestra sociedad, las niñas, niños
y adolescentes no siempre tiene esa posibilidad, por lo que tú
podrías ser la única persona quien pueda ayudarlos. Además,
también cuentas con recursos para denunciar y exigir que
se proteja tu integridad, y existen instituciones que pueden
apoyarte protegiendo tu identidad personal
La importancia de la denuncia de violaciones a derechos de niñas, niños y adolescentes ante las autoridades.
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Respecto al acompañamiento y seguimiento de los casos, mencionaremos que las profesoras y
profesores deben ser sensibles ante la situación de sus estudiantes y de las familias, y trabajar en
aspectos como los siguientes:
Aspectos por trabajar en el acompañamiento y seguimiento de casos de violencia escolar, en la escuela y acoso escolar.
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Es necesario hacer énfasis en que la totalidad de integrantes de la comunidad escolar son
responsables de la prevención, atención y seguimiento de los casos de violencia relacionada con
el ámbito escolar, privilegiando el bienestar, así como la seguridad de niñas, niños y adolescentes,
a la vez que se tomen decisiones que sean acordes con su interés superior. Las pautas y
recomendaciones que hemos expuesto en este apartado serán abordadas con mayor precisión al
desglosar las atribuciones de cada una de las autoridades y las responsabilidades concretas que
pueden generarse en caso de incumplimiento de los deberes del personal de los planteles.
Fuentes de información
Documentos electrónicos
CNDH. (2016). Contra el bullying: Guía para docentes, alumnado, familias y comunidad escolar. DI
NO AL ACOSO ESCOLAR. Consultado de http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Programas/Ninez_
familia/Material/cuadri-contra-bullying.pdf
CNDH-SEP (2017). Protocolo para la atención y prevención de la violencia sexual en las escuelas de
educación inicial, básica y especial en la Ciudad de México. Consultado de http://www.cndh.org.
mx/sites/all/doc/Programas/Ninez_familia/Material/Cuadernillo_Protocolo_noviembre.pdf
Sánchez, C. (2017). Guía de actuación contra el acoso escolar en los centros educativos. Consultado
de Consejería de Educación, Juventud y Deporte, Comunidad de Madrid: http://www.madrid.
org/bvirtual/BVCM016330.pdf
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